El verde de mi primavera ♡ Cy...

By reazurah

8.7K 1.3K 754

A Cyno nunca le había llamado la atención el color verde. Le parecía insípido; no era bonito, y mucho menos... More

zero
capítulo uno
capítulo dos
capítulo tres
capítulo cuatro
capítulo cinco
capítulo seis
capítulo siete
capítulo ocho
capítulo nueve
capítulo diez
capítulo once
capítulo doce
capítulo trece
capítulo catorce
capítulo quince
capítulo diecisiete
capítulo dieciocho
capítulo diecinueve
capítulo veinte
capítulo veintiuno
capítulo veintidós
capítulo veintitrés
capítulo veinticuatro ♡ primera parte
capítulo veinticinco ♡ segunda parte
capítulo veintiséis
capítulo veintisiete
capítulo veintiocho
capítulo veintinueve
kavetham ♡ treinta
capítulo treinta y uno
capítulo treinta y dos
capítulo treinta y tres
capítulo treinta y cuatro
capítulo treinta y cinco
capítulo treinta y seis
capítulo treinta y siete
capítulo treinta y ocho
capítulo treinta y nueve
capítulo cuarenta
capítulo cuarenta y uno
capítulo cuarenta y dos
capítulo cuarenta y tres
capítulo cuarenta y cuatro
capítulo cuarenta y cinco
capítulo cuarenta y seis
kavetham ♡ cuarenta y siete
cuarenta y ocho
cuarenta y nueve
cincuenta
cincuenta y uno
AVISO

capítulo dieciséis ♡ xiaoven

155 16 41
By reazurah

El lector puede omitir esta parte si así desea. No es necesaria para la trama de la historia.

Heihei
Amoressssssss
Alguno ha visto las noticias?
Las mierdas estas de cotilleo

Alfombra

No, por qué?

Ha pasado algo interesante?

Rubio de bote y cagón

Muy interesante, pero tan problemático q su empresa está planteándose muy seriamente prohibir las interacciones en público entre Xiao y Venti

Su relación ha sido descubierta

Alfombra

Cómo
Están juntos? En plan pareja?

Rubio de bote y cagón

Sí, lo están

Ah, qué coñazo

La verdad es que me jode, porque Xiao y Venti han sufrido mucho por estar juntos, y ahora tienen que aguantar esto

Heihei

Y sabes? Nadie se ha enterado todavía d q Kazuha y yo hacemos el cuchicucuchi todas las semanas 😈

A nosotros si nos tendrían que prohibir las interacciones en público

Rubio de bote y cagón
B

ro, literalmente lo manoseaste en pleno fansign

Cómo han descubierto a esos agapornis y a vosotros no

Heihei

Por maricones


La infancia de Venti fue como un sueño. Cada mañana se levantaba con la idea en mente de dar lo mejor de sí, de mostrarle al mundo de lo que era capaz. Y aunque apenas podía asistir al colegio, no se sentía infeliz.

Se sentía orgulloso de su talento. Era un acróbata prestigioso, a pesar de su corta edad. Su hermosa voz era alabada, casi a diario, por personas a las que admiraba. Y poco le importaba que entre la población existiese el debate sobre su puesto en el circo. Que hablasen sobre "maltrato infantil" todo lo que quisieran, eso no cambiaría el hecho de que este estilo de vida era lo único que mantenía al joven con la esperanza de seguir avanzando.

Este estilo de vida... Y su mejor amigo.

—Lo siento mucho. Sé que tienes muchas cosas que hacer, pero tenía muchas ganas de verte —el ramo de flores que sujetaba con sus manos desprendía un aroma refrescante. Venti se acercó a él y olió las flores con cariño—. Son para ti —aclaró. El acróbata acercó sus manos al ramo y lo sostuvo con cuidado, sintiendo una corriente eléctrica recorrer su piel cuando entró en contacto con las manos de su mejor amigo.

—No tienes que disculparte, Xiao. Me gusta que vengas a verme. Es muy raro que tengamos la oportunidad de encontrarnos —aunque el amor en su mirada era suficiente para hacer obvios sus sentimientos, una persona que miraba con nerviosismo el suelo era incapaz de comprenderlo. Él era un niño común y corriente, que iba cada día al colegio, que hacía amigos nuevos y pasaba malos y buenos ratos con ellos. Para él, Venti era como una estrella distante, perteneciente a otra galaxia.

Y por más que dijese que era su mejor amigo, Xiao sabía que no era tan importante. Él jamás estaría a la altura de alguien como Venti, acróbata y cantante, que lucía sus cualidades en cada actuación, que enamoraba a niñas y niños en su rango de edad.

Cuando creciera, Venti se convertiría en la estrella más brillante de su galaxia. Y Xiao, que era incapaz de brillar por sí mismo, lo vería crecer como la estrella que era. Siempre anhelando, siempre amando..., mas nunca teniendo. Aunque se sentía orgulloso de él, en el fondo le dolía pensar que al final, él no sería más que parte de su pasado, un mejor amigo al que mencionaría con una sonrisa en su rostro y diría, "le tenía mucho cariño. Fue un gran apoyo para mí, pero tuvimos que tomar dos caminos distintos. Nuestra amistad no fue más que la unión temporal de nuestras vidas. Una reunión efímera con un destino sellado: nuestra separación. Él y yo nos reunimos en la pequeña brecha que se formó entre nuestros mundos. Pero esa brecha acabó cerrándose con el tiempo".

O al menos, esas solían ser las duras desilusiones de un niño de nueve años enamorado de su mejor amigo, una pequeña estrella en el mundo del circo y de la música.

Sin embargo, el mundo siempre tiene planeados destinos trágicos para aquellos destinados a triunfar, y Venti tuvo la desgracia (o fortuna) de formar parte de ese grupo.

Tenía trece años. Era un día como otro cualquiera, él se había levantado con la ilusión de dar un espectáculo encantador, tal y como llevaba haciendo desde que tenía seis años de edad. Quería asegurarle al mundo que él estaba dispuesto a resplandecer, y de paso, recordarse a sí mismo que sus esfuerzos no habían sido en vano. Que había nacido para esto.

Lo que jamás estuvo en sus planes fue ese fallo. Esa caída que provocó la fractura que arruinó su carrera como acróbata.

—Venti... —esa misma noche, Xiao se presentó en el hospital con una expresión horrible en su rostro. Tan pálido. Tan descuidado. Venti observó en silencio su rostro lleno de piercings, sus labios entreabiertos que rogaban por aire, su cabello recogido en una coleta completamente despeinada, y esa guitarra guardada en su funda, destacando detrás de su figura—. Lo siento, lo siento por no haber podido venir antes. Estaba tocando en un bar y no me enteré hasta que terminó la actuación. Tuve que venir corriendo hasta aquí.

—No hacía falta que te tomases tantas molestias por mí. Además, no es más que una fractura —Xiao se acercó a él y tomó asiento en la cama. Dejó su guitarra en el suelo y centró toda su atención en Venti.

—Venti, mírame —el joven obedeció tímidamente, apenas alzando la mirada para poder ocultarse cuando lo considerase oportuno—. Es algo grave, ¿verdad?

Silencio.

Xiao lo dudó un par de segundos antes de abrazar a su mejor amigo. Fue un contacto cálido, reconfortante para ambos jóvenes. Para Xiao, porque amaba sostener a Venti entre sus brazos; para Venti, porque necesitaba el apoyo de Xiao en esos momentos.

—Me he jodido la pierna derecha, por decirlo de forma fea. Me puedo olvidar de ser acróbata, ya no hay vuelta atrás. Esta lesión me ha jodido la vida —sus manos se aferraron a la espalda de su mejor amigo, quien aumentó la intensidad de su abrazo. Era incapaz de poner en palabras lo que pensaba, y Venti lo sabía mejor que nadie.

Para él, era suficiente con tener a Xiao a su lado.

—Pero tampoco voy a deprimirme por eso ahora. Tengo toda una vida por delante, ¿sabes? Voy a disfrutarla como se debe —separó a Xiao de él con un movimiento brusco y se aferró a sus hombros. La mirada de confusión de su mejor amigo logró hacerlo reír—. Xiao, voy a ser un adolescente normal. Iré al instituto con más frecuencia, y yo... Ahora que no puedo seguir con mi vida tal y como solía ser, quiero ser parte de tu día a día. Comprender cómo es tu vida, conocerte más... Y tal vez, si no es molestia, poder cantar junto al sonido de tu guitarra algún día... —su último deseo no fue más que un susurro apenas audible, pero Xiao lo escuchó con claridad. 

—¡No, no, no! Nuestra música no pega nada con tu voz. Sonaría mucho mejor junto a un piano, una flauta, tal vez una guitarra..., pero no eléctrica. No deberías hacer eso —su rostro había enrojecido tanto que toda palidez se había desvanecido. Venti frunció el ceño e insistió.

—¡Entonces, déjame ir a veros algún día!

—¡Ni de broma! ¡No lo disfrutarás! ¡El ambiente de los bares no está hecho para ti! —lo que Venti no comprendía es que Xiao se sentía tan inferior a él que le avergonzaba que su música fuese escuchada por él.

—¡Venga ya! Xiao, por favooooooooor —rogó—. Déjame ocupar el puesto vacante que vuestro cantante dejó. Ahora que no puedo seguir con mi vida como acróbata, quiero disfrutar mi adolescencia. Y quiero disfrutarla junto a ti. ¡Por favor!

—Yo... —Xiao dejó escapar un suspiro. No podía negarle esto a Venti: no viéndolo en tal estado—. Está bien... Pero debo hablarlo con mi grupo antes. Entonces te avisaré.

La sonrisa de Venti no tuvo precio. Su mejor amigo lo contempló maravillado durante unos segundos antes de desviar la mirada.

—¿Necesitas algo más? —preguntó. Su rostro estaba ardiendo, era muy probable que se hubiese sonrojado de nuevo.

—Nada en especial. Solo que te quedes conmigo un rato más —su cálida mano entró en contacto con la fría piel de Xiao. Al notar esto, Venti sujetó la mano de su mejor amigo con las suyas y la apretó contra su pecho—. Estás helado.

—Vengo de la calle, donde hace frío. Es normal que esté frío —Venti negó con su cabeza.

—No, pero es un frío distinto. Además, ¿no tienes guantes?

—No me hacen falta.

—Pero tus manos están llenas de heridas... Deberías cuidarlas bien para evitar heridas nuevas —acarició su piel rojiza y plantó un beso en ella. Los latidos de Xiao aceleraron de repente.

—¿V-Venti? ¿Q-qué haces?

—Sana, sana, culito de rana...

—Ni siquiera es así —Xiao entornó sus ojos, a lo que Venti sonrió.

—Es la típica versión que los niños inventan para hacer la canción más graciosa, ¿no? Tiene su punto. Me gusta —las manos de Xiao no eran suaves. Eran ásperas, poco agradables al tacto. Sin embargo, Venti no parecía querer soltarlo.

Y por primera vez en años, Xiao tuvo la esperanza de poder sentirse a la altura de su mejor amigo.

—¡Será un placer tenerte con nosotros, Venti! —Kazuha abrazó con cuidado al nuevo miembro de la banda, cuya voz tenían todos bien conocida.

El joven sujetaba el brazo de Xiao algo aterrorizado. No le incomodaban los compañeros de su mejor amigo, ¡en absoluto! Es solo que... No estaba acostumbrado a las muletas. Y tampoco sabía cómo debía comportarse un adolescente, la verdad.

—Sí, estábamos desesperados por el repentino abandono de Scaramouche. Hacer la música sin alguien que cante no es lo mismo —comentó Aether desde su lugar.

Si eran honestos, ninguno sabía por qué Scaramouche había decidido abandonarlos de repente. Aunque todos se hacían la idea: su abandono estaba relacionado con Ajax, también conocido como Tartaglia. Entre ellos dos se cocía algo y todos lo sabían, pero ese "algo" era desconocido, pues nadie se había atrevido a preguntar.

—El problema es que vamos a tener que adaptarnos un poco, tanto nosotros como él —Heizou acarició la cintura de su novio, quien se sintió avergonzado al ser tocado frente a sus amigos y compañeros de la banda.

—Como sea, espero que disfrutes el tiempo que estés con nosotros —habló esta vez Xiao—. Y no te preocupes por modales ni por esas mierdas. Compórtate con ellos tal y como te portas conmigo. Ninguno te juzgará.

—Ya, aquí cada uno es raro de cojones. Mira a ese rubio de bote de ahí, ese habla de su mierda cada vez que puede. Pero aquí sigue, siendo nuestro amigo —Aether frunció el ceño, todavía encogido en su lugar.

—¡Oye!

—Para nadie es secreto tu fetiche, Aether —Heizou intentó arreglar su propio error.

—¡No es un fetiche, cabrón!

—¡No me ataques, no me ataques, que mi Kazuha puede sufrir daños también! —el rubio se puso en pie y caminó directamente hacia ambos.

—No te preocupes por ellos. Esto es normal entre nosotros —de forma inconsciente colocó una mano sobre la espalda baja de Venti, quien enderezó su cuerpo de inmediato. Esta cercanía iba a acabar matándolo.

Acostumbrarse a la banda fue fácil. Relativamente fácil. Tan solo le costó unos meses. Cada integrante era un mundo completamente distinto, tanto, que a veces Venti no podía evitar preguntarse cómo eran capaces de funcionar juntos.

Kazuha era una persona tranquila y relajante. Estar con él era similar a pasar una noche sentado en el sofá, tomando un té verde y disfrutando de la música que sonaba en un tocadiscos antiguo que le había dado por encender tras años en desuso.

Aether era una montaña rusa. Una persona muy animada y alegre, siempre dispuesta a contar chistes y a hacerte reír, pero que de repente sufría bajones enormes y era incapaz de controlarlos. En un principio, Venti pensó que sería una persona bastante estúpida. Pero al final, resultó ser mucho más profundo y curioso de lo que había imaginado.

Heizou era... un constante reír. Podía ser una persona seria, pero siempre tenía algún comentario que hacer, algo que decir. Era gracioso hasta extremos dolorosos, y a pesar de que su humor podía llegar a ser realmente negro, siempre lograba hacer reír a los demás.

Y Xiao... Bueno, su Xiao seguía siendo su Xiao. Él nunca había aparentando ser de otra forma: siempre había sido sincero con él. No había secretos, Xiao no cambiaba mágicamente al cambiar su entorno. Y eso era un alivio para Venti.

—¿Sabes, Xiao? —la habitación de Xiao siempre había sido cálida. Al menos, eso decía él, pues Venti nunca había tenido la oportunidad de estar en ella. Hasta ahora—. Cuando mi madre se enteró de mi accidente, vino a visitarme. Al verme en tal estado, ella admitió sentirse realmente decepcionada —su mejor amigo lo observó en silencio. Tomó asiento junto a él y apretó su mano con suavidad—. Me dijo: "esperaba mucho más de ti, Venti", y me miró con desprecio.

Los dedos de Venti juguetearon con los de su mejor amigo. Xiao no se opuso. Comprendía el nerviosismo del joven y le permitiría terminar.

—Sin embargo, después de un rato llegaste tú. Todo despeinado, como si estuvieras recién levantado. Y lo primero que hiciste fue disculparte conmigo —su cuerpo comenzó a temblar. Las lágrimas descendieron a lo largo de sus mejillas—. ¿Acaso no estabas decepcionado tú también? Yo... Temía tu visita. No quería que me vieras en ese estado tan lamentable. Pensé que me dirías algo como mi madre. Al fin y al cabo, es normal, ¿no? Fue decepcionante —agachó su mirada—. A veces desearía regresar atrás en el tiempo y evitar esa fractura. Pero... No me arrepiento de estar hoy aquí. Creo que esta era la vida que realmente anhelaba.

—En ese caso, deja de preocuparte por tu madre. Estás viviendo por ti, no por ella.

Venti miró a Xiao. La oscuridad de la habitación no les permitía apreciar cada detalle, pero no fue difícil discernir la expresión que la otra persona tenía.

El guitarrista inclinó su cuerpo y juntó su frente a la del cantante. La brecha entre ambos mundos se había expandido, y ahora era solo uno.

Ahora eran solo ellos.

—Xiao, ¿podrías besarme? —la petición de Venti fue simple. Aunque sus sentimientos nunca lo fueron.

—Ni siquiera tenías que pedírmelo, Venti —Xiao cerró sus ojos y cumplió el mayor deseo de ambos. Su "mejor amigo" apretó sus ojos, sin saber qué hacer.

Xiao lo empujó hasta quedar tumbado sobre él. Venti abrió sus piernas para otorgarle el espacio necesario, sintiéndose algo expuesto debido a la intimidad de esta posición.

—¿Cuántos años llevas anhelándome, Xiao? —quiso saber el cantante cuando sus labios se separaron. De repente se sintió frío, abandonado.

—Casi toda mi vida —con su mano acarició la cintura de Venti—. Y alguna vez llegué a pensar que jamás te tendría —el joven sonrió y rodeó su cuello con ambos brazos

—Yo también llevo años anhelando esto, Xiao. Jamás tuviste un amor no correspondido —los ojos de Xiao brillaron por un instante. "Que alguien me abofetee, pellizque mil veces y me diga que esto no es un sueño", era lo que su mirada decía.

—Venti, yo...

—¡Xiao, joder! ¿Eres tú el que ha gastado las toallitas y no ha comprado más? ¡Ya sabéis que el papel me irrita el culo! —Hu Tao abrió la puerta de sopetón, dándole un susto de muerte a ambos chicos.

—Tao, ¿cuántas veces te he dicho que debes llamar antes de entrar? —Venti se encogió en su lugar. ¡Habían venido en el peor momento!—. Y no, no he sido yo. Díselo al imbécil de Ajax, que por algo compartís una misma neurona. 

—Oye, eso me ofend... Ay, hola Venti —la sonrisa que apareció en su rostro se fue borrando lentamente al comprender qué estaba pasando. Estaba tan concentrada en lo suyo que no había notado el bulto que se escondía debajo de su compañero de piso—. Hostia, perdón. No me había dado cuenta.

—¿Por qué te crees que me he enfadado? —Xiao frunció el ceño.

—¡Yo qué coño sé, siempre te enfadas! —alzó sus brazos de una forma exagerada—. Bueno, os dejo tranquilos —antes de cerrar la puerta, volvió a asomarse—. Por cierto, no olvidéis usar condón.

Ninguno dijo absolutamente nada. Al cerrarse la puerta, ambos quedaron de nuevo a penumbras. Venti abrió sus piernas un poquito más, ahora un poco intranquilo. La interrupción de Hu Tao le había robado toda su confianza, convirtiéndolo en una masita indefensa.

—Lo siento. Ya sabes cómo es ella... —al ver sus brazos temblar, Venti comprendió que no era el único que había tenido un repentino bajón. Así que, con algo de miedo, volvió a unir sus labios con los de Xiao, esta vez buscando un poco más. A pesar de la vergüenza. A pesar de su cuerpo trémulo. A pesar de la timidez de Xiao.

De su garganta escapó un gemido (ahogado por la lengua intrusa que había dentro de su boca) cuando sintió una fría mano sobre su abdomen desnudo. Pero cada movimiento era tan torpe que ni siquiera sintió vergüenza. Porque esto era normal. 

—Xiao, espera. No creo que esto esté bien —su "mejor amigo" lo miró con obvia confusión—. Ni siquiera hemos hablado de lo que vamos a ser a partir de ahora...

—¿Acaso no quieres ser mi novio? —Xiao ladeó su cabeza. Venti no pudo evitar pensar que era igual que un cachorrito decepcionado.

—¡No, imbécil! Por eso mismo. Quiero que las cosas queden claras —sujetó su rostro con ambas manos—. Quiero ser tu novio.

—Y yo quiero ser el tuyo —Venti sonrió.

—Ya podemos seguir con nuestra sesión de mimos. Y si hace falta condón... No pasa nada, se consigue rápido —el rostro rojo de Xiao fue suficiente para saber que no haría falta. No de momento.

Venti soltó una carcajada y volvió a besarlo. Se sentía tan bien...

—¿No crees que es gracioso? Ahora resulta que quieren separarnos. Con la cantidad de contenido que conseguían gracias a nosotros —Xiao descansaba sobre él, abrazándolo con fuerza. Si los obligaban a no interactuar en público, probablemente moriría de la frustración.

—Me niego a aceptarlo. Moriré si me separan de mi Venti.

—Ah, baobei... Tampoco seas así —el joven besó su cabeza—. Tampoco es para tanto.

—No puedo imaginarme lejos de ti siempre que haya cámaras delante. Incluso cuando hagamos giras, no podré ayudarte... —con el tiempo, Venti había desarrollado problemas con las multitudes. Bajar del avión siempre era agobiante para él, porque sabía que las personas se acumularían a su alrededor. Y sí, podrían tener a sus guardias, pero... Nadie era como su Xiao.

—No te preocupes por eso. Sabes que soy fuerte —su novio lo besó con cariño. Venti cerró sus ojos y se dejó llevar.

Era injusto. Los rumores habían alimentado a sus fans durante años, y ahora que la verdad había salido a la luz querían separarlos. ¿Por qué no mejor aprovecharse de ellos? Xiao haría cualquier cosa con tal de no ser separado de su Venti. Quería demostrarle al mundo quiénes eran.

Y dejar bien claro que entre Aether y él jamás hubo un romance.

—Intentaré hablar con la empresa sobre esto. A ver si consigo que nos permitan seguir juntos —la voz de Xiao tan cerca de su oído le provocaba escalofríos. Venti asintió, sintiéndose demasiado débil como para oponerse.

—Sigo pensando que es una estupidez... Ocultarlo no hará que la noticia desaparezca. Cuando nos vean separados, empezarán de nuevo con los rumores —Xiao se deshizo de la camiseta de su novio mientras este hablaba, agachándose para besar su pecho una vez estuvo al descubierto.

Venti cerró sus ojos y le permitió continuar. No estaba de humor para hablar sobre la posible nueva medida que lo separaría de su novio.

Xiao no hizo ningún comentario más. Lo único que quería en ese instante era disfrutar de Venti. 

Y eso mismo hizo.

Continue Reading

You'll Also Like

7.8M 467K 96
Esta es la historia de Katsuki Bakugou y _____. Dos adolecentes con una misma meta, ser héroes profesionales, pero también un mismo sentimiento. ¿Qué...
88.2K 8.4K 11
En el vibrante mundo del rock y los días soleados de verano, Emma Rose y Rodrick Heffley viven una historia llena de música, desafíos y pasión. Emma...
237K 24K 61
Rose Weasley era muy distinta a sus hermanos, no era valiente, osada o revoltosa, en cambio, era tranquila, con una alegría contagiosa, siempre dispu...
100K 11.1K 32
En el pueblo donde usualmente llovía y había mucho aburrimiento, llega Isabela y Addaly a ponerle más acción a todo lo aburrido ;)