Coleccionista de Tormentos

Oleh katyaenriquez

585 213 370

[Libro 1 de la Bilogía "Impostores"] Después de la trágica partida de Kelvin, Anet no estaba dispuesta a comp... Lebih Banyak

PREFACIO: ERA DE SANGRE
Capítulo 1: Corte en el Pecho
Capítulo 2: Por Justicia
Capítulo 3: Obedezcan al Monstruo
Capítulo 4: Hablar con la Pared
Capítulo 5: Deseo Pasado
Capítulo 6: Inofensivo Encuentro
Capítulo 8: ¿Quisieras Pasar?
Capítulo 9: Néctar Tóxico
Capítulo 10: Fuerte Hedor
Capítulo 11: Estaba perdida
Capítulo 12: Vigilancia
Capítulo 13: Gran Momento
Capítulo 14: Salto Sangriento
Capítulo 15: Aixa o Axel

Capítulo 7: Moribundo

37 16 42
Oleh katyaenriquez

—No me gusta que me vean así —Anet escondió su rostro.

La pareja asintió.

—¿Mataste?

—A sangre fría, en ausencia del Monstruo.

La sala se había convertido en el sitio más gélido de la casa.

El sonido de la radio no ayudaba.

Afuera, el desorden estaba avivándose cada vez más.

Ulises se acercó a aquello que los mantenía comunicados con el mundo.

Los teléfonos no existían, todo era por cartas o a través de las estaciones radiofónicas.

El color miel de las paredes empezaba a atormentar a la joven castaña, quien todavía tenía el arma entre las manos y se aferraba a ella.

«¡Maldito, Lucían! ¡¿Cómo te atreviste a rechazarme solo para no proteger a las personas que se ganaron mi confianza?!».

—Ann, ¿eran...? —Ulises asumía que los asesinados eran criminales de alta peligrosidad porque a Anet, entre su dicotomía, le gustaba hacer justicia.

—¡Ladrones, mapaches! Eso eran, querido... Hablar de qué me llevó a matarlos implicaría que les comentara acerca de alguien que no se merece ser nombrado por mí.

—¡Abre la puerta, Ann! ¡Quiero hablar contigo! —una voz masculina desconocida por los roomies invocaba a su amiga.

A escasos metros se oían quejidos.

Quien estuviera detrás de la entrada-salida había sido atacado.

—¡Entrégala! —una segunda voz de hombre se asomó—. O, te mataré —se escuchó que el atacante cargó su pistola.

Los golpes a la madera se hicieron fuertes.

Bowie se levantó, acercándose a la puerta, y quitó el seguro.

Sus amigos quisieron detenerlo, pero el ser humano les dirigió una mirada agresiva.

—Hola —la Anet corrompida lanzó una bala, ésta cayó al cráneo del sujeto que quería herir a su conocido—, eres un idiota. Pasa.

Lucían entró, cerrando la casa nuevamente.

—Marie, Ulises —la Justiciera habló—. Les presento a Lucían Fernández, el líder de las Ballenas. Él es... un conocido mío que vino a ofrecerles protección, ¿no es así?

—Sí —aceptó el joven moreno con una cicatriz cerca del ojo derecho—. Bueno, en realidad soy pareja de Anet, pero tuvimos una discusión acerca de ustedes y me imagino que por eso me está negando.

«No seas mentiroso, muchas veces dejaste en claro que querías lanzarme del barranco».

—¿Ah, sí? Interesante. Me llamo Ulises Scott, Presa proveniente de Órtio —la pareja de Marie se presentó ante Lucían.

—Yo soy Marie Jessica Iñiguez, pareja de Ulises... Vengo de la madriguera de Juventus —Marie extendió la mano y el intruso se la besó, incomodando al novio de la señorita.

—Ya, ya, ya —Anet apartó a Lucían de Marie—. ¿Pensaste en lo que te dije?

—Así es, lo medité mientras reconocía los cuerpos del supermercado Ever. ¿Se te hace conocido el lugar?

Ann vio que las luces parpadearon por un momento cuando no fue así, era el golpe de su realidad que la hacía recordar el crimen que cometió.

—¿Qué has decidido?

Bowie fue a la cocina para servirse agua.

—Que tenías razón, no estaba aportando a nuestra relación. Para remendarlo, decidí que tus roomies merecían la protección de las Ballenas.

Ella regresó con un vaso con agua y arqueó las cejas.

—Entonces, ¿seguimos juntos? —Lucían se aproximó a Anet.

—Necesitas más que protegerlos para que te perdone.

—Bien, nunca les pediré que maten a nadie —él se alzó de hombros.

Anet sonrió, dejando el vaso sobre la mesa.

—¿Piensas quedarte aquí? —Marie reconoció una mochila colgada de la espalda del supuesto novio de su amiga.

—Si no tienen problema alguno, sí. Quiero quedarme aquí, con Anet.

«Patrañas, sé que no te intereso para nada. Solo te gusta que acaricie tu cabello antes de dormir que te prepare el desayuno y te deje colocarme sobre tu pecho», la dama de ojos grises no tomó en serio a Lucían.

Un pequeño temblor se dio.

—¿Qué sucedió? —Ulises estaba desconcertado—. No debería temblar en esta zona.

Anet observó, de reojo, lo que sucedía en la calle.

—No sobreviviremos mucho tiempo si permanecemos en el edificio.

—¿De qué mierda hablas? —su compañero estaba histérico.

—Hay tiroteos cerca. La Anarquía está tomando fuerza. 

»Si queremos sobrevivir, debemos movernos a El Progreso y salir de la isla.

—Tú siempre dando esa opción —lo halagó Lucían—, no me sorprende. 

»Quieres escapar de tu realidad para que cumplamos nuestro sueño de formar una familia.

—Me das asco —torció su nariz Anet—. No procrearía contigo, no eres un macho alfa capaz de proteger a sus crías.

—Eso no lo sabes. Además, recuerda que yo soy el tutor de los hijos de mi hermana.

—Ser padre no es lo mismo que ser tutor.

Ellos se acercaban con cada frase.

—¡Enséñame, entonces! Al parecer no puedo ser buen padre para tus hijos.

—No necesito enseñarte nada, debes aprender por tu cuenta. Si te instruyo te estaría quitando la capacidad para reflexionar y preocuparte por los demás.

Los roomies de Anet retrocedieron y miraron el coraje de su amiga.

Lucían, con un dedo, alzó el mentón del humano que tenía de frente.

—Debes confiar en mí... —murmuró previo a ensartarle un beso a la castaña.

Ella se apartó, limpiándose la boca.

—Te lo dije, me das asco —sacó su lengua.

—Sigues actuando como la dulce niña de dieciséis años que nadie pensó que mató a diez hombres cerca del desagüe del sector.

«Debo matarte antes de que mis sentimientos por ti crezcan hasta el punto de imaginarme una vida de ensueño contigo», pensó Anet.

—Si no es conmigo, ¿con quién? En mi mente solo estás tú... No sé quién más podría ocupar tu imaginación.

—Solo está el Monstruo, siempre es él. ¿Creí que eso había quedado claro, Lucían? Cuando me conociste, sabías en lo que te metías —Anet cambió.

—Salte de ella —gruñó el moreno—. ¿No ves que con cada posesión haces que perdamos una extraordinaria persona?

—¿Crees que me importa? Anet debió haberte matado desde el día en que te atreviste a confesarle tus sentimientos... O, mejor dicho. Cuando aceptaste que te enamoraste de mí —el Monstruo rio y apuntó el arma hacia Lucían.

—Mátame, no tengo miedo. 

»Sé que valdrá la pena si es que, gracias a eso, ella regresa. 

»Anet no debería pasar por esta cambio de personalidad tan abrupto... 

»¡La muerte de tu familia verdadera ya pasó! ¡Tú no los mataste, Ann!

—¡Basta! —el Monstruo cargó la pistola—. Una palabra más y mueres.

—Eras una niña de seis años que estaba con la gente equivocada.

La Criatura iba a disparar cuando Ulises se abalanzó, redirigiendo la bala al techo.

Él se quedó sobre Anet hasta que ella sola apareció.

—Scott —susurró el chico de cabello castaño, quitando al pelinegro de encima.

Ellos se abrazaron.

—¿Cómo que no fui yo quien los mató? —Anet no entendía las declaraciones que dio Fernández con respecto a la niñez de la chica—. Mi ADN estaba en el arma homicida, mi cuerpo estaba empapado de su sangre y mis palabras dijeron que lo hice.

—Sigamos con normalidad y antes de dormir te lo contaré todo, investigué tu vida antes de involucrarme contigo.

Bowie accedió al plan que dispuso su ¿pareja?

El día corrió como lo quisieron los cuatro y el dueño del hogar no sacaba de su cabeza la frase de Lucían: «¡Tú no los mataste, Ann!».

Posteriormente, la noche cayó.

El momento de la confesión llegó.

Anet estaba segura de que ella los mató.

De acuerdo con la información de Lucían, unos vecinos entraron a la casa el día de Acción de Gracias, convencieron a la menor de la familia para dejarlos entrar con armas y en un descuido asesinaron a casi todos. 

Pero antes, coordinaron acciones para hacer que el culpable fuera la niña que se dejó influenciar por otros.

—¿Siguen vivos?

—No, fueron las primeras víctimas de mi clan.

—Gracias, ellos merecían morir.

«Les di mi confianza, mataron y ya fueron aniquilados. ¡Qué agradable sorpresa!», dijo Anet con ironía y un toque de felicidad.

Lanjutkan Membaca

Kamu Akan Menyukai Ini

CORDIBUS Oleh Liebe Crow

Misteri / Thriller

122 69 4
Se nos relata la historia de un escritor, que al recibir la herencia de su abuelo descubre cual fue la posible causa de la locura y muerte de este. E...
21.6K 1.1K 45
Athanasia muere por ser culpada de envenenar a su "hermana" Jennet, pero la vida le da otra oportunidad. ESTA HISTORIA YA FUE SUBIDA PERO POR PROBLEM...
416 68 10
Serie de los Cambiaformas Perdidos 26 - La Expiación de Kihyun RESUMEN A veces tienes que amarte a ti mismo antes de poder aprender a dejar que algui...