Capítulo 7: Moribundo

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—No me gusta que me vean así —Anet escondió su rostro.

La pareja asintió.

—¿Mataste?

—A sangre fría, en ausencia del Monstruo.

La sala se había convertido en el sitio más gélido de la casa.

El sonido de la radio no ayudaba.

Afuera, el desorden estaba avivándose cada vez más.

Ulises se acercó a aquello que los mantenía comunicados con el mundo.

Los teléfonos no existían, todo era por cartas o a través de las estaciones radiofónicas.

El color miel de las paredes empezaba a atormentar a la joven castaña, quien todavía tenía el arma entre las manos y se aferraba a ella.

«¡Maldito, Lucían! ¡¿Cómo te atreviste a rechazarme solo para no proteger a las personas que se ganaron mi confianza?!».

—Ann, ¿eran...? —Ulises asumía que los asesinados eran criminales de alta peligrosidad porque a Anet, entre su dicotomía, le gustaba hacer justicia.

—¡Ladrones, mapaches! Eso eran, querido... Hablar de qué me llevó a matarlos implicaría que les comentara acerca de alguien que no se merece ser nombrado por mí.

—¡Abre la puerta, Ann! ¡Quiero hablar contigo! —una voz masculina desconocida por los roomies invocaba a su amiga.

A escasos metros se oían quejidos.

Quien estuviera detrás de la entrada-salida había sido atacado.

—¡Entrégala! —una segunda voz de hombre se asomó—. O, te mataré —se escuchó que el atacante cargó su pistola.

Los golpes a la madera se hicieron fuertes.

Bowie se levantó, acercándose a la puerta, y quitó el seguro.

Sus amigos quisieron detenerlo, pero el ser humano les dirigió una mirada agresiva.

—Hola —la Anet corrompida lanzó una bala, ésta cayó al cráneo del sujeto que quería herir a su conocido—, eres un idiota. Pasa.

Lucían entró, cerrando la casa nuevamente.

—Marie, Ulises —la Justiciera habló—. Les presento a Lucían Fernández, el líder de las Ballenas. Él es... un conocido mío que vino a ofrecerles protección, ¿no es así?

—Sí —aceptó el joven moreno con una cicatriz cerca del ojo derecho—. Bueno, en realidad soy pareja de Anet, pero tuvimos una discusión acerca de ustedes y me imagino que por eso me está negando.

«No seas mentiroso, muchas veces dejaste en claro que querías lanzarme del barranco».

—¿Ah, sí? Interesante. Me llamo Ulises Scott, Presa proveniente de Órtio —la pareja de Marie se presentó ante Lucían.

—Yo soy Marie Jessica Iñiguez, pareja de Ulises... Vengo de la madriguera de Juventus —Marie extendió la mano y el intruso se la besó, incomodando al novio de la señorita.

—Ya, ya, ya —Anet apartó a Lucían de Marie—. ¿Pensaste en lo que te dije?

—Así es, lo medité mientras reconocía los cuerpos del supermercado Ever. ¿Se te hace conocido el lugar?

Ann vio que las luces parpadearon por un momento cuando no fue así, era el golpe de su realidad que la hacía recordar el crimen que cometió.

—¿Qué has decidido?

Coleccionista de TormentosWhere stories live. Discover now