En multinedia está una foto de Enzo Osorio Bondoni.
- Osorio, no empieces algo que tendrá que acabar tu gente
Esa maldita frase la había odiado desde que era un crío, la gente seguía creyéndole débil, incapaz de defenderse, pero no era así.
Desde bien pequeño conocía el peligro, soportando todo el peso de éste en su espalda. Adoraba su vida, pero a veces deseaba no haber crecido en ese mundo suburbio de carreras ilegales, drogas y muerte. Había heredado el puesto de salvaje y aquello tenía consecuencias. Unas muy buenas, pero otras muy malas.
Su padre siempre se lo había advertido, llevar el apellido Osorio traía con él el peligro que merodeaba por las calles. No se resistió, nunca quiso evadir que aquel mundo pertenecía a él irremediablemente. Se sentía atraído por el mundo del motor, toda su familia trabajaba de ello y a él le enorgullecía seguir la estirpe de corredores ilegales.
- No me jodas Damien, sabes que puedo tumbarte con el dedo meñique
- ¿Tú y cuántos más? - se encaró aquel tal Damien
Su juventud le delataba, era torpe. Sus movimientos eran en falso y de eso se aprovechaba mucha gente apesar de que él no quisiese asumirlo. El ego lo cegaba, su posición le hacía parecer superior, pero al fin y al cabo era un adolescente con las hormonas alborotadas con ganas de pegar unos cuántos puñetazos.
- Creí que no te metías en problemas
Aquella voz a sus espaldas interrumpió la acalorada conversación que mantenía con el otro joven.
- No te metas tío - espetó con mal humor
- ¿Damien, verdad? - éste asintió - Lárgate y déjanos sólos - mandó y obedeció tropezándose con sus propios pies
- Menudo imbécil - escupió cuándo lo vió alejarse
- No creí que te parecerías tanto a él - dijo el mayor observándolo detenidamente - Eres la viva imagen de Emilio Osorio
Apretó la mandíbula, muchas veces, demasiadas, incluso, lo comparaban con su padre. Aquello le hacía sentir orgullo por su familia, pero también le daba cierto temor. No quería vivir bajo la sombra de su padre, quería ganarse el respeto por él mismo. No quería tener perritos falderos detrás. Quería, necesitaba, gente leal y honesta que velasen por su seguridad. Sabía que lo que su padre había conseguido le fué muy difícil y obviamente no lo hizo de la noche a la mañana.
Emilio Osorio consiguió que sus amigos pasasen a llamarse familia. Había conseguido llenar Clock Street cada noche, incluso después de su desaparición, incluso después de los accidentes. Todo el mundo regresaba cómo si tuviese un potente imán del que nadie podía apartar la vista. Cómo él decía, se llama respeto.
Pero él sabía que nunca iba a conseguir aquello, sabía que no iba a tener gente tan leal tras él. Muchos llegaron husmeando a Clock Street después de las numerosas noticias de la retirada de Emilio Osorio del ruedo. Y muchas más llegaron cuándo el matrimonio regresó a Londres por causas familiares.
Así era, la familia Osorio-Bondoni estaba de vuelta en Londres, pero Emilio ya se sentía demasiado mayor para aparecer por Clock Street cada noche, incluso cada semana, algo que Joaquín agradecía en potencia. Por ello le cedió el título a su hijo, él quería una retirada digna y tampoco iba a darle el título a alguien que no fuese de su familia. Los días que la gente sabía que el rizado iba a acudir no eran comparables a los días que no iba. Éste día era uno de ellos.
- ¿Mañana no tienes clase? - preguntó el mayor sacándolo de sus pensamientos
- Sí, pero debía venir. Ayer vino mi padre y mira hoy. Ni un alma - dijo cansado
- Tienes 18 años Enzo, no quieras correr tanto
- ¿Cómo era cuándo mi padre trabajaba aquí? ¿De veras había tanta gente? Sólo quiero ser cómo él, que se sienta orgulloso - dijo agachando la cabeza
- Hijo - llamó de nuevo - Tu padre está orgulloso de tí, no tienes que convertirte en él para que te respeten
- Eso es fácil para tí decirlo. Tú eres Emir O'Brien, hermano de Emilio Osorio. A tí te respetan cómo a él
Emir sonrió, "si él supiera" - pensó para sus adentros.
A decir verdad, él llegó a Clock con unos pocos años más que su sobrino y se sentía igual de frustrado al principio cuándo todo el mundo supo que Emilio Osorio tenía un hermano bastardo. Nadie lo respetaba, de hecho nunca quiso aquel falso respeto. No quería que nadie fuese tras él sólo por compartir la misma sangre que el líder del lugar. Con los años aprendió y la gente comenzó a respetarlo por quién era realmente. La gente comprendió que no tenían que respetarlo por ser pariente de quién era, sino porque quería a Clock Street tanto cómo cualquiera de los que acudían cada día.
Entendía la frustración del menor, pero no quería que eso llegase a atormentarlo.
- Vamos, te llevaré a casa - dijo sonriente el mayor pasando un brazo por sus hombros
Enzo se dejó llevar, era bastante tarde en la madrugada, estaba derrotado. Sólo el pensar que tenía que acudir a la universidad al día siguiente le daban ganas de vomitar.
Aunque lo peor no era eso, sabía que al llegar a casa debería enfrentar a sus padres ó mejor dicho a Joaquín Bondoni. El castaño era excesivamente protector con su hijo desde que era pequeño, le daba pánico dejarlo sólo, pero sabía que su hijo era un adolescente y que debía hacer cosas de adolescentes.
Se cayó cómo un peso muerto en el asiento del copiloto, observando a la poca gente que quedaba a esas horas en Clock Street.
- ¡Enzo! - escuchó una voz femenina y dirigió su mirada hacía allí - ¿Ya te vas?
- Sí - contestó bajando la ventanilla
- Tú deberías irte también - habló Emir - Te llevo si quieres
- No te preocupes, Damien ha dicho que él me lleva
- Dile de mi parte que coma mierda - dijo de mala gana el rizado
- Tienes muy mal carácter primito - dijo revolviendo los rizos
- No quiero que te toque un sólo pelo de la cabeza. Cómo me entere le cortaré las manos - amenazó Emir - Y eso sí que se lo vas a decir Yoselín
La morena rodó los ojos, cómo no su familia siempre tan protectora con ella. Es lo malo de ser la única mujer entre tanto hombre.
- Si tío, yo se lo digo. Adiós - dijo despidiéndose mientras corría de vuelta junto a Damien
- ¿Cómo puede gustarle ese imbécil? - pregunto Enzo
Emir rió, aquellas escenas le traían demasiados recuerdos. Se colocó el cinturón y condujo hacía la casa del matrimonio. Enzo observó desde dentro del auto la enorme fachada de su casa que crecía frente a él. Suspiró y bajó de mala gana. Aquella noche había sido de las peores. Emir no dijo nada más, aquel chico se encontraba desolado. Tenía el mismo carácter irritante que su padre. "Cambiará" ó no, pero el mayor sólo esperaba que fuese así.
El menor intentó hacer el menor ruido posible mientras entraba en su propia casa. Cerró la puerta y dejó las llaves en la pequeña mesita que había en el recibidor. Suspiró, por suerte, no había hecho demasiado ruido, pero de pronto una luz se encendió frente a él. "Mierda" - pensó inmediatamente. Frente a él se encontraba su padre, ó su papi, cómo él lo llamaba de pequeño, cruzado de brazos con una expresión seria en su rostro. No sabía si esperar a que hablase él ó adelantarse. No le dió tiempo.
- ¿Se puede saber de dónde vienes a éstas horas, jovencito?
- De Clock - musitó en voz baja
- No te escucho
- ¡De Clock! - gritó asustando a su padre - ¡Vengo de una mierda de callejón vacío, al que ni las ratas van ya! - terminó respirando agitadamente con sus hombros moviéndose de arriba hacía abajo
Su padre lo observó desde la lejanía. Está agotado. Está agotado y decepcionado. Su mirada furiosa de padre responsable desapareció en cuánto vió a su hijo en ese estado. Nunca conseguía enfadarse del todo con su hijo, al fin y al cabo, desde pequeño siempre lo había protegido en exceso. Sólo había rezado porque su marido no lo hubiese escuchado gritar.
- Será mejor que te des una ducha caliente - dijo en tono conciliador acercándose a él - Deja de esforzarte tanto y descansa - susurró acariciándole los rizos suaves - Mañana tienes que ir a la universidad - terminó dándole un beso en la mejilla
Buenas mis criaturas aquí damos comienzo a la secuela de "CLOCK STREET" llamada "DESPITE EVERYTHING".
Espero les guste.......
Nos vemos AlbertXioW.