—¿Eh?
—Que Lusu va a ser mi vieja.
—¿Cómo por?
—Porque si, me cae bien.
—¿Y ya nada más por eso? —Me reí mientras continuábamos minando.
—Obvio, es amor verdadero.
Quackity me siguió hablando de lo increíble que era Luzu cuando ambos estaban juntos.
No tenía nada en contra de las relaciones entre dos hombres, pero... de cierta manera no me sentía a gusto con ello.
—¿Roxy?
—¿Mhm?
—¿Y ese milagro que no me estás gritando?
—Estoy cansada, ¿Vamos a....? —Y me resbalé, cayendo hacia una cueva.
—¿Roxy?
Por suerte, caí en agua.
—¡Hija de la chingada! ¡¿Cómo se te ocurre caerte?! ¿¡Ahora como voy hasta allá!?
Sólo podía escucharlo, pero yo estaba distraída.
¿Realmente Quackity haría buena pareja con Luzu? ¿Quackity estaría bien con él? Debería investigar a Luzu, no me da buena espina. Bueno si, pero no para una relación.
Pronto escuché un chapuzón, y luego sentí como me sujetaban y me hablaban hacia la superficie.
—¡Roxy! ¿Te hiciste daño? —Cuestionó Quackity mirándome con preocupación. —Oye tonta, háblame.
Quackity aún me sostenía, así que con otra mano quitó mechones de cabello de mi cara.
Momento.
¿En donde está su máscara?
Sus ojos eran de diferente color, en el lado izquierdo tenía una gran cicatriz que atravesaba por su ojo y llegaba hasta la comisura de su labio.
Levanté una mano e intenté tocar su cicatriz. Al parecer no se había dado cuenta de que no tenía la máscara, así que sólo sujetó con fuerza mi muñeca.
No dijo nada más y luego me llevó fuera del agua, regresando después para buscar su máscara y colocarsela.
—Quackity...-
—No digas nada, ésto nunca sucedió, ¿De acuerdo?
Ambos tomamos nuestras cosas y caminamos hasta encontrar la salida de aquella cueva, nadie dijo nada después.
—¿Luzu en verdad sería una buena pareja? —Pregunté finalmente.
—Lo sería. —Asintió. —¿Por qué preguntas?
—No siento que sea una buena pareja. —Dije con una pequeña risa, tratando de aligerar el ambiente. —Pero bueno, terceras personas no saben lo que ustedes viven, así que... si te sientes bien con él, creo que está bien.
—Espero que los demás se lo tomen así como tú. —Dijo afligido. —A Luzu le da miedo como reaccionen los demás.
—Bueno, no creo que reaccionen mal. —Le dije divertida. —Si no reaccionaron mal cuando Lolito me adoptó y además dijo que era mi madre, no creo que digan algo de ustedes.
Aparentemente Quackity ya estaba más tranquilo, incluso me hacía bromas de camino a casa, lo normal.
°°°
Rubius me miraba tratando de saber con la mente quien sabe qué cosa de mi.
—¿Por fin te diste cuenta que me hice el flequillo o todavía no? —Pregunté con diversión.
—¿Te hiciste flequillo? —Jadeó con sorpresa. —¡No, no es eso! ¿Qué es lo que te sucede?
—¿A mí?
—No, a Staxx. —Viró los ojos sarcástico.
—Pues Staxx está embarazado. —Dije haciendo boca de pato. —¿Por donde le saldrá le bendición? Es hombre.
—No quisieras saberlo. —Murmuró asqueado. —Pero ya, ¿Qué te sucede? Estás rara desde ayer que saliste con Quackity. Espera, ¿Te hizo algo?
—¿Qué me podría hacer ese mugre enano de gorro más apestoso que tus pies?
—¡Oye, no me ofendas! —Exclamó dándome un sape que me reinicio todo. —Pero, no sé, estás rara, como muy pensativa.
—Es que... —Suspiré. —Ayer Quackity me dijo que iba a hacer a Luzu su vieja y... —No pude seguir hablando porque el oso soltó una carcajada. —¿De qué te ríes, idiota?
—¿Luzu y Quackity? Bueno, no me sorprende, esos dos son tal para cual.
—Ajá, es cierto.
—¿Y qué es lo que te tiene así? ¿No será que estás enamorada de ese enano?
—¿¡Qué!? ¡No, Rubius, no es eso! —Chillé poniéndome colorada. —Es solo que si Luzu y Quackity comienzan a salir... ¿Ahora yo a quien molestaré? Y no te voy a molestar a ti, porque si Quackity es una mierda tu lo eres el doble.
—Tienes razón, pues ya ni modo, tendrás que empezar a salir conmigo, no te preocupes, yo soy buena compañía. —Sonrió pasando su brazo por mis hombros.
—¡Echen paja! —Exclamó Quackity desde el cielo, para después caer sobre Rubius.
—¡Hijo de puta! —Exclamó Rubius desde el suelo.
Quackity se levantó y se colocó en donde estaba Rubius.
—Ya vine, yo sé que me necesitaban. —Dijo feliz.
—Nadie te necesita, animal de granja. —Gruñó Rubius levantándose como podía, tronandole la espalda en el momento. —¡Ah, joder!
—¿Estás bien? —Preguntó Quackity con fingida preocupación.
—No.
—Pues ya que, ¿A dónde iban? —Me preguntó.
—Íbamos a casarnos a escondidas. —Dijo Rubius burlón.
—¿Eh?
—Somos amantes, íbamos en camino a casarnos, le dijimos a Merlon y estaba de acuerdo con nuestro casam... ¡Hijo de puta! —Quackity le había lanzado su tridente en la entre pierna.
—¡Quackity! —Exclamé yendo a auxiliar al oso.
—Ay, lo siento, había una araña en tu... pues ahí. —Murmuró Quackity.
—Tengo que irme. —Dijo Rubius y entonces se fue.
Miré mal a Quackity, pero este estaba distraído con una mariposa, para cuando se dio cuenta de mi solo escondió su tridente detrás de él.
—Ay, era una araña, ¿A poco te gustan las arañas?
—Y luego te quejas de que te pone minas.
—¡Pero eso es peor!
—Como sea. —Bufé tomando mis cosas.
—¿Aún iremos a explorar?
—No lo creo, Rubius era quien sabía en donde estaba esa cueva. —Dije guardando mi espada.
—Pues yo sé de una mina que te va a gustar.
Lo miré levantando una ceja. —¿En donde?
Quackity miró a los lados, buscando algo, pero luego me sorprendió, se quitó la máscara, mostrando una sonrisa traviesa.
—Ven. —Tomó mi brazo y caminamos juntos hacia dicha mina.
En el camino se le ocurrió poner música, primero puso la de No hay novedad, y luego la del chófer.
—Oye, ¿Era verdad que se iban a casar? —Me preguntó Quackity mientras minaba para sacar hierro.
—Nah, era broma. —Murmuré guardando el hierro que él estaba sacando, ya que ya no tenía espacio. —Además, ¿Por qué le creíste? Se supone que él nos había citado para ir a minar, no podíamos ir a otro lado.
—Ah pues si, verdad, pendejo yo. —Dijo con una risita.
Quackity y yo continuamos hablando, pronto él comenzó a decir que se sentía raro de que no estuviera Luzu en Karmaland, ya que se había ido a una misión como Lolito. Me quedé callada escuchándolo.
—¿Qué opinas? —Me preguntó Quackity.
—Ah pues... no lo sé, supongo que es normal que te sientas raro porque no esté, pero tranquilo, el tiempo será cortito y entonces Luzu volverá. —Le dije.
Quackity me miró y ladeó la cabeza, después suspiró y continuamos minando.