El verde de mi primavera ♡ Cy...

By reazurah

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A Cyno nunca le había llamado la atención el color verde. Le parecía insípido; no era bonito, y mucho menos... More

zero
capítulo uno
capítulo tres
capítulo cuatro
capítulo cinco
capítulo seis
capítulo siete
capítulo ocho
capítulo nueve
capítulo diez
capítulo once
capítulo doce
capítulo trece
capítulo catorce
capítulo quince
capítulo dieciséis ♡ xiaoven
capítulo diecisiete
capítulo dieciocho
capítulo diecinueve
capítulo veinte
capítulo veintiuno
capítulo veintidós
capítulo veintitrés
capítulo veinticuatro ♡ primera parte
capítulo veinticinco ♡ segunda parte
capítulo veintiséis
capítulo veintisiete
capítulo veintiocho
capítulo veintinueve
kavetham ♡ treinta
capítulo treinta y uno
capítulo treinta y dos
capítulo treinta y tres
capítulo treinta y cuatro
capítulo treinta y cinco
capítulo treinta y seis
capítulo treinta y siete
capítulo treinta y ocho
capítulo treinta y nueve
capítulo cuarenta
capítulo cuarenta y uno
capítulo cuarenta y dos
capítulo cuarenta y tres
capítulo cuarenta y cuatro
capítulo cuarenta y cinco
capítulo cuarenta y seis
kavetham ♡ cuarenta y siete
cuarenta y ocho
cuarenta y nueve
cincuenta
cincuenta y uno
AVISO

capítulo dos

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By reazurah

—¿Y qué tal te fue con el trabajo? Lo has entregado hoy, ¿no? —preguntó Collei tras haberle dado un sorbo al batido de chocolate que le había robado a Cyno. El joven lo aceptó de vuelta mientras emitía un sonido en afirmación.

—Me han puntuado con muy buena nota. Y fíjate que a mí no me ha hecho sentir satisfecho. No es tan bueno como podría ser —aún recordaba las palabras dichas por su profesora. Él lo consideraba tan malo; sentía que no había captado la esencia del desconocido lindo ni su atracción hacia él. Y, sin embargo, ¿tan legible era?

¿Tan fácil era saber su anhelo con tan solo ver ese cuadro?

—No lo he visto, así que no puedo opinar. Pero si te han puesto tan buena nota será por algo. No seas tan negativo, mi perrito de agua favorito —le dio una patada bajo la mesa. Cyno frunció el ceño y le devolvió el golpe, empezando así una batalla que no pasó desapercibida para las personas que había sentadas alrededor.

—Lo seguiré siendo hasta el día de mi muerte —concluyó el joven. Su mejor amiga frunció el ceño.

—Por cierto, ¿cómo te encuentras últimamente? Tienes unas ojeras horribles —Collei tomó sus manos por encima de la mesa. Sabía que a Cyno le relajaba que entrelazara sus dedos, así que ella solía hacerlo cada vez que se veían.

—Como el puto culo. Mucho estrés. Demasiado trabajo, poco tiempo libre. Y me siento muy solo —la mirada de su mejor amiga estaba fija en él. Había cierto rastro de compasión en ella.

—¿Tu padre sigue sin volver?

Cyno soltó una de sus manos: —Todavía falta tiempo para que termine su trabajo en el extranjero. Hablamos de vez en cuando, pero ya sabes, es duro que no esté aquí —jugueteó con su vaso, viendo el líquido en su interior meciéndose suavemente mientras lo meneaba.

—¿Candace?

—Entre que tiene un trabajo nuevo y que su novia vive lejos, apenas la veo.

—¿Y no tienes otros amigos además de mí? —Cyno asintió con su cabeza lentamente. 

—La cuestión es que hace tiempo que no hablamos. Y tampoco es que ahora puedan hacerlo —Collei suspiró.

—¿Ningún amorío? —Cyno no pudo evitar dudar antes de responder.

—A ver, creo que hay alguien... Pero no lo conozco. Es más bien alguien que me interesa. No estoy enamorado, simplemente me atrae —Collei probablemente no escuchó lo último dicho, pues su emoción fue tan grande que dejó de prestar atención al escuchar esa insegura afirmación.

—¡Cuenta, cuenta! ¡Necesito saber más!

—Debemos volver a clase ya.

—Pues me lo cuentas por el camino —Cyno terminó de tomar su batido y se puso en pie.

—Claro. Pero acelera —tras pagar, ambos salieron juntos de la cafetería—. Pues, desde hace un año... Aproximadamente, hay un chico que me llama la atención.

—¿Cómo lo conociste?

—Sabes que toco por las mañanas en el centro, ¿no? —Collei asintió—. Pues, un día lo vi por allí y llamó mi atención. Desde entonces lo veo diariamente mientras se dirige a la universidad.

—¿Por qué no le hablas? —Cyno suspiró.

—Si va a la universidad, no creo que sea correcto detenerlo. Probablemente se moleste conmigo —razonó, inspeccionando con su mirada el mundo que lo rodeaba. El centro, como era normal, estaba abarrotado de gente. Todos parecían cansados y tristes. Sus auras infectaban el ambiente, como si de una plaga se tratase.

—Podrías preguntarle su nombre, al menos —la joven caminaba lentamente, con ambas manos escondidas dentro de los bolsillos de su sudadera.

—Me da vergüenza.

—Entonces, dilo desde el principio —Cyno sonrió. Poseía una sonrisa gatuna, bastante atractiva, a decir verdad. Aunque, tras una ronda de chistes que daban más asco que los pedos de un perro con diarrea, esa sonrisa perdía todo su atractivo.

—No puedo permitirme dar esa imagen de mí —sus brazos fueron cruzados con falsa confianza sobre su pecho.

—Ya, eres el amigo tonto sinvergüenza —suspiró—. Pues ya que estamos así, deja la vergüenza de lado y cuéntale algún chiste de mierda. Si le hace gracia, tal vez logres algo.

—Sí, que no vuelva a dirigirme la palabra en su vida. Lo sé —la mano derecha de Collei fue directa hacia su cabeza, brindándole una extraña caricia.

—Oye, ¿qué te parece si nos saltamos esta clase? —Cyno negó con su cabeza. Luego, asintió.

—Por favor. No sé qué tendrás tú, pero yo no quiero ir  —Collei sonrió.

—No pasa nada por una hora y media.

Mientras su mejor amiga colocaba el lienzo sobre su caballete, Cyno aprovechó para traer un colchón a su habitación, dejándolo justo al lado de su cama. Como a Collei le gustaba pasar tiempo con su mejor amigo, era normal que se quedase a dormir en su casa algunos viernes (siempre con el permiso de su hermano).

—Tu hermano siempre es muy bueno contigo. ¿Y de verdad le dices que te quedas en casa de un amigo? ¿No hace falta que le mientas? —ella negó con su cabeza.

—Mi hermano me protege mucho, pero también confía en mí —tomó asiento en una silla cercana—. Además, Tighnari sabe mucho sobre ti. Hasta sabe cómo eres físicamente.

—Eso es aterrador. Yo no sé nada sobre él —Collei soltó una carcajada.

—Algún día te lo presentaré.

Hubo algunos minutos de silencio mientras el joven colocaba las sábanas al colchón que había dejado en el suelo. Collei observaba atentamente a través de la ventana, divagando en silencio.

—El otro día estuve hablando con tu ex —Cyno, quien se encontraba de rodillas sobre el colchón, ni siquiera dejó de mirar la almohada que tenía en sus manos—. Parece que han organizado un baile para el festival de abril. Dice que le haría ilusión que fueras a verla.

—Mnn. Puede que vaya —colocó la almohada en su lugar—. También me gustaría hablar con ella. Quiero ver si después de estos años podemos volver a ser amigos, aunque sea.

—¿Por qué no le has escrito? —Collei pensó que tal vez fue por comodidad. Cuando se trata de un asunto medianamente serio, una persona normalmente preferiría hablar las cosas cara a cara. Sin embargo, la respuesta era mucho más simple.

—Se le olvidó desbloquearme.

Su mejor amiga de verdad intentó contener la risa, pero al final no pudo. Cyno fingió haberse molestado y le dio un golpe en la cabeza al acercarse a ella.

—¿En qué necesitas ayuda, simio? —apoyó ambas manos sobre sus rodillas, analizando en silencio el cuadro que Collei había traído. La modelo era Nilou. Estaba seguro al cien por cien.

Esto explicaba por qué últimamente había estado pasando tanto tiempo con ella.

Era un cuadro llamativo, construido a base de colores pasteles, con un paisaje primaveral lleno de vegetación y flores. En el centro del cuadro había una mujer delgada bailando. Su postura era suave, como si se tratase de una hoja arrastrada por la brisa primaveral.

—Siento que la he cagado un poco con esto de aquí —señaló una ardilla que había dibujado correteando en el fondo—. ¿No crees que se vería mejor si no estuviera? Además, mira los brazos, siento que tienen algo mal, pero no soy capaz de ver qué es —suspiró—. Siempre igual.

Tras un rato analizando en silencio, Cyno tomó un lápiz y comenzó a darle indicaciones con la parte trasera para evitar manchar el cuadro. Collei asentía de forma repetitiva, apuntando lo esencial en un pequeño cuaderno que había traído con ella.

—Bueno, ya está. Arréglalo cuando vuelvas a tu casa, que aquí vas a acabar frustrándote —estiró sus brazos en señal de cansancio—. ¿Tienes hambre? —su mejor amiga asintió.

—Hagamos algo juntos.

—Está bien. Pero nada de preparar kebab, la última vez me dio diarrea.

—¡Pero eso fue porque lo hice mal! Venga, te prometo que esta vez lo haré bien —a pesar de sus súplicas (que se prolongaron durante minutos), Cyno no cedió.

Al final acabaron tomando fideos instantáneos, sentados frente a la mesa y con las piernas cruzadas sobre sus respectivas sillas mientras hablaban acerca de cualquier tema que surgiera.

—Di filosofía por primera vez cuando tenía quince años. Recuerdo que aquel año era una optativa, así que no había mucha gente en clase —hizo una pausa para poder comer—. Sin embargo, el profesor era la hostia. Recuerdo que una vez hicimos una actividad de improvisación. La mejor de todas fue la de una persona que tuvo que explicar por qué las cucarachas eran las mejores mascotas del mundo. Sacó un montón de argumentos a favor.

—¿Qué argumentos puedes sacar a favor de eso? Realmente admiro a la persona que tuvo que defender esa idea —Cyno soltó una carcajada.

—Pues fue Heizou, probablemente lo conozcas. Su grupo se ha hecho bastante famoso en estos últimos meses —ese nombre pareció resultarle familiar a Collei, cuya expresión cambió repentinamente, sus labios abriéndose hasta formar una "o".

—¿Ese no es un miembro de 4nemo? —su mejor amigo asintió—. ¡Y tú lo conoces!

—Éramos buenos amigos. Aunque ya apenas podemos hablar —se encogió de hombros.

—¿Conoces al resto de miembros?

—Mnn —asintió—. También al exmiembro Aether, que ahora es solista. Pero, ya sabes, la vida de un músico es bastante ajetreada. No me gusta molestarlos.

—Eres un desgraciado. Ojalá tener yo esa suerte. ¡Dámela, por favor! ¡Necesito conocer a Venti en persona! —si estuviera más cerca de Cyno, probablemente ahora estaría sacudiendo sus hombros y zarandeándolo como si fuese un muñeco.

Cyno agradeció estar lejos de ella.

—Tal vez algún día puedas hacerlo, quién sabe —sorbió sus fideos con tal rapidez que le acabaron salpicando en la cara. Collei sonrió mientras le extendía una servilleta—. Yo tampoco creí que llegaría a conocer al resto, pero parece que le caigo bastante bien a Heizou. Me presentó a Kazuha, y de Kazuha pasamos a los otros tres —pareció recordar algo de repente. Dejó la servilleta sobre la mesa y bajó su tono de voz, como si temiera ser escuchado por alguien—. ¿Y sabes? Creo que el líder se trae algo con el guitarrista.

—¿Venti y Xiao? Por lo visto, son muy unidos. Parece que no tienen mucha restricción —como los seguía en sus redes sociales, Collei normalmente veía las publicaciones del grupo. La gran mayoría eran fotos que Venti se sacaba junto a su compañero más cercano, Xiao.

—Algo me dice que ahí hay algo. Hace tiempo se rumoreaba que Xiao tenía un amorío con Aether, el otro miembro. Pero desde que abandonó el grupo, los rumores fueron desapareciendo.

—Eres la puta vieja del visillo. Te pega más ser periodista que vagabundo.

—Oye, oye. Si me va mal por haberme metido en artes, me queda la opción de ser un nini. Tú eres la que no tiene opción —Collei se cruzó de brazos.

—Mi hermano está estudiando Bioquímica. Si me va mal, él me mantendrá.

—Yo te echaría de casa.

—¿Y tú eres mi mejor amigo? —Cyno desvió su mirada.

—Yo nunca dije eso —frunció su ceño—. ¡Además! Sé que me engañas con otra. Tu mejor amiga del alma es Amber. Yo voy después de ella, sé que no me quieres tanto como dices —llevó una mano a su pecho, fingiendo indignación.

—Drama Queen. Es obvio que la prefiero a ella.

—Oye, que yo iba de broma. Tampoco hace falta despreciarme.

—Sí, es totalmente necesario —el tono de llamada de su móvil los interrumpió repentinamente. Al observar la pantalla que se había encendido, Collei se disculpó con Cyno—. Es mi hermano. Debo responder —y antes de aceptar la llamada, añadió—. Nada de gemidos. La última vez fue muy vergonzoso.

—Ya, ya. Prometo que esta vez me quedaré calladito —no obstante, en cuanto la joven aceptó la llamada, la expresión de Cyno obtuvo cierta maldad. De esta forma, ambos comenzaron una guerra de miradas mientras ella hablaba.

—Sí, sí, estoy bien, Tighnari. No te preocupes. De hecho, la que debería estar preocupada soy yo. ¿Has cenado?

—No, todavía no. No tengo hambre, pero ahora intentaré comer algo —al notar que se trataba de algo serio, Cyno dejó sus bromas de lado, permitiendo a Collei hablar tranquilamente.

—Siempre dices eso y al final nunca comes nada.

Silencio.

—Lo siento, Collei. Estoy cansado. Sigamos hablando mañana.

—Y siempre me evitas —la llamada fue cortada. Ella frunció el ceño y dio un golpe con su móvil al dejarlo sobre la mesa.

—¿Tiene problemas para comer? —Collei asintió.

—Hace poco más de un año que salió de una relación tóxica. Sigue sufriendo las consecuencias y no me deja ayudar —suspiró—. Además, ahora que nuestra madre vuelve a estar ingresada tiene el doble de trabajo y sus rutinas son cada vez más dañinas. Apenas come y descansa muy poco.

—¿No me contaste que de niño también era muy responsable?  —Collei asintió con su cabeza.

—Como yo tenía problemas de salud, él siempre estaba atento a mí. Por eso, yo también quiero ser de ayuda. Pero él se niega. Dice que me concentre en mis estudios y en nada más. Asegura que puede con todo, cuando yo sé que no. Me siento una inútil —Cyno se levantó y se acercó a ella.

—No le des muchas vueltas. Si siempre ha sido así, es porque es su forma de ser. Si él se niega, entonces no hay nada que puedas hacer —tomó su mano y la guio hacia el salón—. Candace es igual de cabezona. Una vez estuvimos en una situación similar y al final acabamos enfadados.

—Pero no puedo simplemente cruzarme de brazos y ver cómo su situación va empeorando.

—En ningún momento he dicho eso —ambos tomaron asiento en el sofá del salón, uno frente al otro, con las piernas cruzadas—. Ayúdalo con pequeños detalles. Prepárale cada comida, por ejemplo. Así le quitas una responsabilidad, aunque no sea la gran cosa.

—Igualmente no comerá.

—Algo comerá. No puedes esperar a que empiece a comer bien mágicamente —tras un corto silencio, se atrevió a preguntar—. ¿Cuándo empezó a comer mal? Si es que puedo preguntar.

—Es por culpa de su ex pareja. Hace ya tiempo —Cyno pareció comprender—. Por eso te digo que no es tan fácil. Y de verdad, no sé qué hacer.

Su mejor amigo solo pudo acariciar su cabeza. Ni siquiera supo qué decir.

Al fin y al cabo, ¿qué podía hacer alguien como él? ¿Alguien que no tenía nada que ver con Tighnari y solo sentía lástima por él porque su hermana le había contado su situación?

Pues, absolutamente nada.

En cuanto Collei se fuese de su casa, él seguiría con su vida y probablemente olvidaría todo lo hablado con ella. Le preocupaba, sí. Pero al fin y al cabo, no era asunto suyo. No solucionaría nada pensando en ello.

No podía hacer nada.

Cyno se lanzó sobre el colchón que había colocado en el suelo con notable cansancio. Collei se subió tímidamente a la cama de su mejor amigo, a la cual había accedido tras una corta disputa.

—¿Estás seguro de que puedo dormir aquí? —él gruñó.

—Sería de mala educación dejarte en el suelo. Además, me gusta dormir aquí. Si me entra calor, me puedo tumbar en el suelo —Collei hizo una mueca.

—¿Cómo te va a entrar calor ahora?

—De vez en cuando. Mi casa no es fresquita, precisamente. No sé la tuya —la observó con desdén desde su lugar—. Por cierto, ¿quieres agua?

—No, no te preocupes.

—Pues yo sí quiero —se puso en pie—, ahora vuelvo.

—Ah, entonces sí quiero.

Cyno se marchó sin decir ni una sola palabra, aunque dio a entender, con un gesto, que había escuchado lo último dicho. Al llegar a la cocina tomó un par de botellas pequeñas y las colocó sobre la encimera, aprovechando ese pequeño momento de soledad para revisar las notificaciones de su móvil.

Mensajes de Candace. Su padre preguntando qué tal estaba. Un mensaje que Collei le había mandado mientras estaba en el baño de la cafetería, diciéndole que era un guarro. Un par de mensajes de Heizou diciendo que tenía ganas de verlo un día de esos.

Vaya, estaba batiendo récord. Hacía tiempo que no le escribía tanta gente solo porque querían saber sobre él (a excepción de Collei). Incluso se sintió algo feliz al verlo.

Apoyándose sobre la encimera, el joven comenzó a revisar sus mensajes. Uno por uno, mientras el agua descendía a lo largo de su garganta seca.

Antes de darse cuenta, una conversación con Candace había comenzado. Ella respondía rápidamente a todos sus mensajes, así que él se adaptó a su velocidad. Fue entonces cuando recordó que tenía visita.

—¡Collei, lo siento! Me entretuve hablando con mi hermana —se disculpó mientras abría la puerta con su brazo.

—No te preocupes, yo estaba hablando con Tighnari —Cyno la observó en silencio al entregarle su botella, pensando en lo que habían hablado anteriormente.

—Hablando de tu hermano, ¿de cuántas cosas debe encargarse él solo? —quiso saber. Todo por simple curiosidad.

—Bueno, cada mañana se levanta a las seis menos veinte para darle un paseo pequeño a nuestro perro, y cuando vuelve debe prepararse e ir a la universidad, no sin antes poner la lavadora. Por las tardes debe hacer mil cosas distintas, dependiendo del día —Collei suspiró—. Y también tiene que buscar, como sea posible, un hueco para estudiar.

—¿Debe hacerlo todo solo? —Collei asintió.

—No me deja ayudar.

Cyno pensó que este tema, tal vez, no sería tan fácil de olvidar. Aunque no conociese de nada a esta persona, estaban hablando de alguien importante para su mejor amiga. Muy importante. Y ambos lo estaban pasando mal.

—Como sea, hemos quedado para tener juntos una crisis existencial, ¿no? No hablemos de mi vida personal —abrió la botella y bebió sin dudar. Si hubiera sido otra ocasión, probablemente ya hubiese escupido el agua y preguntado si eso era realmente agua. Sin embargo, sabía que no era el momento adecuado para hacer bromas.

—Es que me sienta mal. Estaría bien echar una mano. Es que eres mi mejor amiga, ¿sabes? Me da lástima que las cosas estén así —se echó sobre la cama, sus manos encontrándose bajo su cabeza.

—No hace falta. Tú también tienes tus problemas, no te preocupes por nosotros. Te prometo que intentaré mejorar su situación —su mejor amigo dejó escapar un suspiro. "Está bien", quiso decir. Aunque decidió que tal vez no lo diría. No por el momento.

Cyno nunca había sido una persona conformista. Una vez que una idea comenzaba a aparecer en su mente, deshacerse de ella era bastante difícil (siempre que fuese de buena índole, claro está). Por eso mismo, no quiso aceptar la petición de su mejor amiga.

—Además, Amber nos echa una mano de vez en cuando.

—Pero ella tiene su propia vida. No puede dedicaros mucho tiempo —Collei suspiró.

—Soy consciente. Tiene que trabajar y es algo difícil. Se pasa un par de veces a la semana, y si eso, se queda un sábado libre que tenga en nuestra casa.

—¿No tenía novia?

—Claro. Se queda cuando no puede estar con Eula.

—Comprendo —y aquí venía de nuevo el silencio—. ¿De verdad no necesitáis absolutamente nada?

—No, te lo prometo. No hace falta nada —hizo una corta pausa—. Por cierto, ¿te acuerdas de la chica de la que quería intentar hacerme amiga? —dijo, con obvias intenciones de cambiar el tema de conversación. Cyno hizo un sonido afirmativo—. Me acerqué el otro día a hablarle. Por lo visto, es estudiante de derecho.

—¿Cómo se llama?

—Ayaka.

—¿Y pasa algo en especial con ella?

—Parece que es muy unida a Nilou. No es que haya algo en especial que contar, es que sabes que soy una cotilla —y tanto que lo sabía. En cuanto descubrió que Nilou y él fueron pareja en el instituto, Cyno fue bombardeado a preguntas—. Ha sido una casualidad.

—Ya ves. Pero son cosas que a veces pasan. Es como si de repente me echo novio y resulta que es tu padre. Casualidades de la vida.

—No empecemos con los chistes malos, por favor.

—No era un chiste, es la realidad. Estoy saliendo con tu padre, Collei —la seriedad con la que dijo esa afirmación tan surrealista y la forma en la que se asomó desde debajo de la cama logró hacer reír a carcajadas a su mejor amiga—. Primera vez que hago reír a alguien a carcajadas, nuevo logro.

—Sabes que no es verdad. De vez en cuando eres gracioso. Como esa vez que te caíste por las escaleras en la universidad —los recuerdos de aquel día no eran especialmente agradables. Obviamente eran graciosos, pero tan vergonzosos que el rostro de Cyno siempre acababa tan rojo como las escaleras de su universidad.

—Fue tan gracioso que un vídeo acabó haciéndose viral casualmente —Cyno hizo una mueca—. Todavía hay gente que me reconoce cada vez que me ve en la calle. "¿Eres ese de artes que se cayó por las escaleras?", soy una jodida estrella. Me da que voy a ser más famoso por eso que por mis cuadros.

—Deberías hacer un cuadro de ti cayéndote por las escaleras —su mejor amigo se volvió a lanzar sobre el colchón, el sonido de su cuerpo entrando en contacto repentinamente con su superficie resonando en el interior de la habitación.

—Pues capaz que lo hago. Si así triunfo —volvió a acomodar ambas manos bajo su cabeza—. No quiero ser un nini por el resto de mi vida.

—Todavía no lo eres.

—Todavía. Ya sabes, futuro promedio de un estudiante de artes —los comentarios acerca de su futuro debido a la carrera escogida ya eran algo normal. Ambos se habían acostumbrado a repetirlos cada vez que alguien sacaba el tema, era simplemente inevitable—. Bueno, ¿quieres que hagamos algo? Para no pasar toda la noche hablando.

—Jugar al Twister.

—¿Para manosearme? Me niego, esto es un lugar sagrado —tomó asiento sobre el colchón. Collei ni siquiera hizo preguntas acerca de sus constantes cambios de postura—. Aquí solo le permitiré manoseos a mi futura pareja.

—Entonces, hablemos acerca de por qué Dan Heng-

—Mucho gay esta semana. Lo dejamos para nuestra próxima conversación —Collei frunció el ceño, tomando asiento sobre su colchón también.

—¡Oye! Nunca es suficiente y lo sabes —lo señaló con su dedo índice. Cyno no pudo detener sus impulsos animales y lo mordió—. ¡Malparido!

—¿Qué te parece si te dejo jugar a "Cult of the lamb"? Te dejaré hacer lo que te dé la gana —los ojos de Collei brillaron.

Aunque su emoción se desvaneció después de una media hora jugando. Su atención se desvió por completo al juego de "The Legend of Zelda: Breath of the Wild" que su mejor amigo tenía en su Nintendo Switch.

—Los centaleones son un coñazo. ¿Quieres que te ayude con ellos? —Collei, completamente centrada en su misión de hacer enfadar a una gallina frente a un centaleón, negó con su cabeza—. Bueno. Hey, ¿qué te parece si ahora jugamos s la bomba?

—¿La bomba?

—Sí, sí. El juego ese de mesa, que no me acuerdo del nombre. El que tiene una bombita roja que debes ir pasando mientras dices objetos que puedes encontrar en los sitios que las cartas indiquen —al ver que había sido vencida nuevamente (y mucho más rápido de lo esperado), la joven dejó escapar un suspiro.

—Creo que sé cuál es. Acepto —le extendió a Cyno su consola al terminar de usarla. Tras dejarla en su sitio, el joven fue a buscar el juego que acababa de mencionar.

—Me encantaba jugar con mi abuelo cuando era niño. Como solía perder casi siempre, se ponía a gritar, a maldecir e insultar a todo el mundo y a decir cosas que no deben ser dichas por respeto —colocó la caja en el centro de la cama, acomodándose él mismo justo frente a su mejor amiga.

—¿Por respeto a quién, exactamente?

—Es una lista muy larga. No te gustaría escucharla.

—Tu abuelo era un mal hablado, ¿no? —Cyno sonrió y le lanzó la bomba de juguete.

—A alguien tenía que salir —al observar la caja que había sobre la cama, los recuerdos atacaron a Collei.

—¡Ah, pero si es este! Vale, vale, ahora recuerdo —observó el objeto entre sus manos antes de volver a mirar a Cyno—. Aunque es el Junior. Nunca lo he probado.

—Pues esta es tu oportunidad perfecta —colocó una carta sobre la cama, boca abajo. La cuenta atrás comenzó.

Tres, dos, uno... La carta fue girada, la bomba encendida. El desagradable sonido mal grabado de una bomba cuyo tiempo comienza a acabarse destrozó el silencio de la habitación. Ambos empezaron a decir objetos que podrían encontrarse en el cuarto de baño, la bomba rodando, escapándose de sus manos, de vez en cuando cayendo al suelo.

Las risas inundaron la habitación. Los jóvenes decidieron castigar al perdedor, obligándolo a hacer cosas ridículas, a mandar mensajes moralmente cuestionables a otras personas...

Pasar las noches juntos era, desde luego, muy agradable. Siempre tenían algo que hacer, algo de lo que hablar. Sus gustos eran similares y ambos amaban pasar tiempo juntos.

Eran como un hermano mayor y una hermana pequeña con una muy buena relación, a pesar de que a veces realmente llegaban a detestarse.

—¿¡Cómo vas a decir que puede haber un cuchillo en el cuarto de baño!? —se quejó Collei al escuchar la respuesta de Cyno, a quien le devolvió la bomba al momento.

—¡Mi aluebo tenía uno! ¡Entonces es normal!

—¡No es normal, nada relacionado con tu abuelo es normal! —su mejor amigo le lanzó la bomba, el sonido de la explosión sonando al instante.

—¡Oye, repseto! ¡Mi abuelo era el meroj! —Collei le proporcionó un golpe.

—¡Aprende a hablar, joder!

—¡Ya sabes que ce muesta hablar bien cunado estoy alretado! —Collei no pudo contener más la risa. Escuchar a Cyno hablando así de mal siempre era divertido (por más que significase que su amigo no estaba precisamente feliz)—. ¡No te rías!

Sin embargo, Collei no fue capaz de detenerse.

Un par de horas después, ambos se encontraba acostados en sus respectivos colchones. Algunos comentarios surgían de vez en cuando, las preguntas flotaban en el aire, con la dulce melodía nocturna siendo su única compañía.

—Cyno.

—¿Mnn?

—Gracias por ser mi mejor amigo —Cyno sonrió.

—Gracias a ti por seguir a mi lado.

Y, finalmente, ambos jóvenes pudieron descansar tranquilamente.

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