Cierro mis ojos cuando una fuerte luz impacta en ellos, trato de acostumbrarme a la luz artificial, sujeto mi cabeza y suelto un quejido cuando las yemas de mis dedos tocan el punto exacto, un color rojizo tiñe mis dedos.
Miro a mi alrededor, estoy atada a la silla, la televisión está prendida, solo la luz de la cocina está prendida y Aidan está al frente del refrigerador buscando algo.
—Despertaste amor—Lo miro desorientada.
—¿Aidan?—Cuestiono sin entender nada.
—La comida se va a enfriar—Deja dos vasos en la mesa y extiende un plato hacia mi.
Comienzo a moverme en la silla, me sacudo y pataleo sin embargo no logro desatarme.
—No te muevas, vas a tirar la comida—Dice comiendo.
Hago caso omiso a su orden y sigo luchando contra las sogas, golpeó mi rodilla con la mesa y los vasos caen.
—¡Deja de moverte!—Grita golpeando la mesa, me dejó de mover cuando siento como sujeta mi cabello con fuerza—¡No me hagas enojar cariño!—Pide desesperado—¡No quiero hacerte daño!—Amenaza y suelta mi cabeza.
Comienzo a sollozar en mi lugar, estaba asustada y quería salir de ahí.
—Lo siento—Chillo, sabía que lo mejor sería darle por su lado tal vez de esa manera podría salir de aquí—A-aidan... Tengo que irme—Susurro.
—¡No, no puedes dejarme!—Toma los cubiertos con fuerza.
—No... No t-te dejaré—Miento—Solo quiero ir a casa por mis cosas para que pueda estar contigo—El alza su mirada y me sonríe levemente.
—¿De verdad?—Suelto un sollozo indicando que era verdad—Supongo que podríamos ir para traer tus cosas—Sonrió con lágrimas bajando de mis mejillas—Y por las cosas de April—Con todas mis fuerzas evitó dejar de sonreír.
Ahora no podía salir de aquí, no cuando también tenía pensado traer a mi hijo.
—P-pero primero comamos—Digo desesperada al ver cómo trata de ponerse de pie.
El tiempo pasaba lentamente, mis manos temblaban y gotas de sudor bajaban por mi frente. No podía pensar con claridad y el hecho de sentirme traicionada por alguien a quien le tenía confianza me revolvía el estómago.
—¿Ya quieres ir?—Rompe el silencio.
—De hecho—No lo miro—Prefiero ir a dormir un poco—Aidan se pone de pie y sin delicadeza me pone de pie y me guía por los pasillos de su casa.
Evitó soltar algún sollozo o indicio de mi miedo; el abre la puerta y prende la luz.
El nudo en mi garganta se hace presente, la habitación estaba repleta de fotos mías, en algunas estaba con Felicity, John e incluso había fotos de Alex y Danielle, las otras donde salía Oliver eran las más perturbadoras ya que su rostro estaba rayado o sobre el rostro de Oliver había una del.
—Aqui podrás descansar amor—Dice tranquilamente.
—Aidan—Susurro.
Con dificultad me pongo de pie y me acerco a el.
—¿Puedes quedarte conmigo?—Pregunto fingiendo timidez.
El se pone nervioso y mira a los lados, deja un par de tijeras que llevaba en su pantalón en el mueble y asiente.
Me ayuda a recostarme en la cama, me mira fijamente y yo al el, a pesar de no poder mover mis manos como me gustaria me arrastró hacia el y junto mis labios con los suyos.
El acepta y me besa con intensidad, me alejo un poco.
—No puedo tocarte como me gustaría—Susurro con la voz entrecontada.
—No tienes que hacerlo, yo puedo encargarme de eso—Vuelve a besarme, muerde mi labio y me quejo.
Al ver qué no estaba dispuesto a soltar mis manos, subo un poco mi pierna y con mi rodilla golpeó su entrepierna, el se queja y con la adrenalina en mi cuerpo me pongo de pie y busco las tijeras en el mueble, trato de cortar las ataduras de mis muñecas pero era trabajo difícil. Cuando me doy por vendida las tomo con dificultad y comienzo a correr hacia la salida, siento la desesperación al escuchar las pisadas de Aidan detrás de mi.
—¡Camille, no me dejes!—Grita.
Comienzo a golpear la puerta con la punta de las tijeras.
Ambos nos vemos y comenzamos a correr en círculos por la sala, el trata de suejtarme.
—¡Aléjate!—Sostengo las tijeras con mis manos hacia el.
—No lo harías—Lloruquea.
—¡No me retes!—Grito molesta—¡Felicity sabe dónde estoy, ellos vendrán por mi!—Amenazo.
—¡Eres tan tonta!—Se burla—Mande un mensaje desde tu teléfono, Felicity cree que estás con Asher en estos momentos!
—¡No!—Niego frustrada.
El aprovecha mi pequeña crisis y se acerca a mi, quita las tijeras de mis manos y ahogo un grito cuando una fuerte punzada se instala en mi abdomen.
—Esto te enseñará a no querer alejarte de mi amor.
(...)
Dos días después.
—Sabes, somos más parecidos de los que piensas—Alzo mi vista con cansancio, después de mocho gritar, el ardor en mis mejillas, el sudor en mi cuerpo, la herida en mi abdomen, me encontraba cansada.
—N-no... S-somos iguales—Digo.
—Lo somos amor—Afirma—Ambos estamos igual de locos, tu creaste una realidad en esta ralidad para sanar tu perdida y yo hago esto por ti...
—Eso no tiene sentido.
—No me hagas enojar amor—Dice entre dientes—Es hora de tu baño—Comienzo a negar y moverme en la silla.
Aidan sale del cuarto y después entra con una cubeta de agua que deja caer sobre mi sin tacto, el agua fría se cuela en cada parte de mi cuerpo y tiemblo.
—¡Oliver te matará!—Grito con enojo.
—Oh, nunca le he temido a la muerte amor—Aclara.
Su teléfono suena y sale una vez más de la habitación, miro mis manos atadas, comenzaba a pensar que realmente nadie vendria.
—Era Laurel, pregunta por ti—Dice burlón—Ella dijo que no te ha visto y está preocupada, está cuidando a April—Mis ojos se abren con miedo—Ire por nuestro niño amor—Niego.
—¡No!—Grito—¡El no Aidan, el debe estar con su padre...
Dejó de hablar por su mano en mi mejilla, mi sangre hierve.
—¡No girtes, no me gusta que grites!—Chilla—¡No quiero golpearte amor!—Azota la puerta.
Mi pecho sube y baja, el miedo se instala en mi y busco la manera de salir de aquí.
Miro mis manos y suspiro, lo iba a hacer, Oliver lo hacía, John lo hacía e incluso Laurel había aprendido a hacerlo.
Ahogo un grito cuando hago la suficiente fuerza como romper mi dedo gordo para que pueda soltarme del agarre, chillo y me retuerso en mi lugar. Miro hacia arriba y con lagrimas bajando de mis mejillas vuelvo a acomodar el hueso en su lugar, otro grito se escapa de mi boca.
Trato de ponerme de pie pero no lo logro, mis piernas tiemblan aún así lo intento hatsa lograrlo, salgo con cuidado del la habitación y miro a Aidan buscando las llaves, las toma y cuando está por salir de la casa, tomo la lámpara que está en el mueble y la estrelló en su cabeza.
A diferencia de otros el solo solloza, se gira para verme y me jala del cabello, está vez no me dejaría hacer tan fácil.
Ambos acemos al piso, trato de quitarlo de encima de mi, pateó, muerdo y rasguño, el también trata de alejarse. Caundo lo logro alejar me arrastró por el piso para llegar a las puerta sin embargo me toma de las piernas y me arrastra hacia el.
—¡No me puedes dejar!—Grita.
Sostiene mis brazos, mi abdomen vuelve a doler, entre el forcejeo mi camisa se rompe un poco eso le da más fácil de dañar la herida.
Choco mis rostro con el suyo, el comienza a quejarse y tomo lo primero que veo en el piso que son las llaves, me subo sobre y comenzó a golpear sin dirección alguna.
Entre sollozos y gritos de mi parte, Aidan comienza a reír entre chillidos.
—Nunca... P-podras... S-ser feliz... Con A-apr...
—¡No digas su nombre!—Golpeo su rostro con la lámpara, el deja de moverse—¡No!—Niego asustada, me acerco para escuchar sus latidos y sollozo al no escuchar nada—¡No, no estás muerto!—Llorro, me negaba a creer aquello—¡Aidan!
(...)
Narra Oliver
—Tenemos que buscar por los Galdes—Sugiere Felicity.
—No creo que este ahí—Opina Laurel.
Por mi parte miraba todo con atención mientras suejtaba a April en mis manos, la desesperación y la preocupación de no saber dónde está Camille me consumía, no podía hacer nada y eso solo me hacía enojar más, quemaría todo si era necesario pero la encontraría.
—¡Maldición!—Exclama John con furia.
—Mi padre esta desperado, estaba buscando por todas partes—Explica Laurel.
—Ya buscamos en la dirección que rastre pero no encontramos nada y solo se marchó...
—¡Ella no haría eso!—Grito y April comienza a llorar, suspiro y trato de calmarme.
Desde hace dos días April sollozaba y lloraba al no tener a su madre cerca, no solo habían apartado a Camille de mi lado, habían alejado a la madre de mi hijo.
Dejó a April en los brazos de Laurel.
—¿Qué haces Oliver?—Pregunta con preocupación.
—Ire por ella—Tomo mi arco.
—No sabemos dónde está y April no puede perder a su padre también...
Me detengo y ellos igual, estoy a punto de hablar pero me veo interrpido por las puertas del elevador del búnker que se abren, siento mi corazón detenerse al verla.
Camina con dificultad hacia nosotros, se abraza a su misma, su cabello está sucio y enredado, está mojada y tiembla, su ropa está rota y desalineada, su rostro está lleno de hematomas y hay sangre por todo su cuerpo.
Todos nos quedamos en silencio, siento mis ojos arder y mi sangre hierve al verla en ese estado.
—Camille—Susurra John.
—¿Qué te... Paso?—Pregunta Felicity.
—Y-yo... C-creo q-qué..—Su voz suena apagada y rota—M-mate alguien.