"Perdóneme, Padre. He Pecado"...

By lovegaylove

334K 32.1K 29.4K

Dicen que el amor lo puede todo. Pero... ¿Podrá contra Dios? ---- Portada hecha por: @sugarflowercolors Obra... More

Sinopsis.
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Nota
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo Final
Epílogo
Agradecimientos.
Video.
Final alternativo
Capítulo inédito
IMPORTANTE: Nueva versión
Brothers of The Moon
NUEVO FANFIC: Querida Luna

Capítulo 6

13.6K 1.4K 515
By lovegaylove

Ya había pasado más de una semana desde lo del campanario. Los días pasaban rápido en aquel lugar, tan rápido que no tenía tiempo de ponerme a pensar en mis problemas. Desayunaba, almorzaba y cenaba con Louis (la merienda la tenía con las monjas, porque Louis a esa hora estaba ocupado con una clase que daba a niños en la iglesia). Por las tardes yo ayudaba a las Hermanas a limpiar el convento y aunque no se me daba muy bien el cocinar, las mujeres me ayudaron a aprender algunas comidas simples. Cuando desperté el segundo día allí, había recordado que en mi casa había dejado las pastillas y era indispensable tomarlas, así que una tarde me escabullé y las busqué. No sentía pena al ver la casa como la había dejado, sucia y vacía, con tan solo un sofá, una tele, un par de libros, y no mucho más. No me importó tampoco el irme de allí, es más, esperaba jamás tener que regresar.

Yo no volví a mencionarle nada a Louis sobre lo sucedido en el campanario. Es más, apenas bajamos de allí él comenzó a hablarme sobre el viaje a Paris de una forma muy animada y contenta, obviamente cambiando rotundamente de tema. Y yo respeté su decisión. Él me diría qué estaba mal con él cuando él estuviera listo. Así como yo también le tendría que decir lo de mi enfermedad en algún momento si llegábamos a ser más cercanos.

Esperaba ser yo el que se lo dijera y no el de la morgue...

Esa misma noche saldríamos hacia Paris y yo me encontraba igual o aún más emocionado que quinceañera a punto de entrar a su fiesta. Iba al baño cada diez minutos y no paraba de mover mis manos y piernas. Las Hermanas se reían de mi comportamiento y Louis me regalaba sonrisas de vez en cuando.

Louis me había explicado qué era lo que íbamos a hacer allí:

Nos reuniríamos con el famoso Obispo Horan (gracias por tu habitación) en su orfanato y pasaríamos unos bellos días en aquella ciudad de ensueño. No íbamos de vacaciones, claro está, sino a ayudar en la institución y a darles un poco de alegría y amor a los pequeños que allí residían. Yo sabía que sería más como un "trabajo", pero no podía evitar estar emocionado. Ir a Paris fue mi sueño desde que tuve uso de la razón, además, Louis estaría allí y yo no iba a negar para nada que irme a Paris con alguien como Louis estaba en mi lista de deseos.

Iba de camino hacia donde sentía cómo Louis hablaba con una Hermana, así que seguí las risas. Cuando Louis me vio entrar a la habitación, se puso de pie y se acercó a mi con una gran sonrisa. "¿Estás listo?" Me sacudió desde los hombros, como si ambos estuviéramos por irnos de viaje de fin de curso.

Y al ver su sonrisa y su emoción supe que no era por ir a Paris sino por la ayuda que brindaría en ese lugar. "¿Por qué eres tan bueno, Louis?" Él carraspeó, y pude notar cómo sus mejillas iban adoptando un tono escarlata. Dejó de sonreír por la sorpresa, pero al notar que yo hablaba muy en serio, volvió a su sonrisa habitual.

"Yo...no sé qué decir" Me regaló una gran y bonita sonrisa como agradecimiento. Bajó su mirada un poco vergonzoso y quise apretarlo como si fuera un cachorrito. Ese Louis era el que me causaba más ternura, era el que me daba ganas de alimentarlo y arroparlo como a un pequeño perrito. No sabía por qué comparaba a Louis con un animal, pero es que... no sé, las imágenes venían solas a mi, no era mi culpa. Cuando el Louis normal salía afuera, escondiendo lo religioso dentro, me sentía como que estaba pasando el rato con un amigo, me sentía cómodo y seguro.

"Con eso basta" Dije en voz baja viéndolo sonreír. Quería que me escuchara, quería que supiera que algo sentía por él, ya fuese cariño, aprecio, o lo que sea que en ese momento ese hombre me hacía sentir.

"¿Con qué?" Me miró pensativo, no despegaba su vista de la mía.

Yo lo pensé por un segundo, no quería responder de forma corta y tonta como la mayoría de las veces. "Con...¿existir?" Hice una mueca. "No lo sé, simplemente gracias por salvarme"

Permanecimos por un momento en un no tan cómodo silencio. Y, luego de unos segundos que parecieron siglos, él suspiró. Él largó todo el aire que estaba juntando en sus pulmones hace bastante.

Soltó una risita mientras me miraba con gracia. "¿Me estás agradeciendo por haber nacido, Harry?" Por alguna extraña razón, amaba oírlo decir mi nombre. Su mirada era un poco graciosa, él seguramente pensó que yo le estaba tomando el pelo. Aunque prefería esa mirada graciosa, rara, antes que cuando el azul parecía apagarse de la nada y dejar al mundo a oscuras. (No, no exagero)

"Sí, Louis" Comencé a acercarme a él, provocándolo un poco con la mirada, me gustaba jugar a ponerlo incómodo, no sólo a él, era algo que yo hacía. Yo sabía que Louis no lo entendería como algo sexual porque era un cura y ellos no pensaban en el amor y el sexo (¿verdad?). "Eso estoy haciendo" Susurré como si no quisiera que nadie más lo escuchara, y humedecía mis secos labios.

Pero él...su mirada....no decía nada.

O tal vez decía muchas cosas. Cosas que yo no podía entender.

"Yo también agradezco que existas, Harry" Y con eso me dejó mudo. Sólo esas palabras bastaron para acelerar mi corazón y para que mis labios se curvaran en una sonrisa con hoyuelos. Louis estaba dejando salir más al chico normal de 25 años, Louis me estaba dejando entrar a su mundo.

Porque sí, me costaba verlo y recordarlo, pero abajo de esa ridícula túnica que Louis vestía, tenía ropa normal, y bajo el rostro de sacerdote, había una persona.

Cuando los dos salimos de esa nube en la que habíamos entrado por un momento, cambiamos nuestras miradas hacia otro lugar que no fuera la del otro. Louis carraspeó y se dio la vuelta. "¿Ya hiciste tu maleta?" Prosiguió él mientras caminaba en dirección a los dormitorios.

(...)

"Harry, por favor, cálmate"

"Harry"

"Harry, ven aquí"

"Harry..."

Yo caminaba de una esquina a la otra como un demente encerrado en el loquero o como un preso con ansiedad.

Nos encontrábamos en el aeropuerto de Heathrow, en Londres. Y eran las 08:00 am del sábado.

Yo estaba dormido, emocionado, nervioso y asustado. Dormido porque esa noche recién había conciliado el sueño a las cinco de la mañana y Louis (mi despertador personal), me llamó a las seis; o sea, no había dormido una mierda. Estaba emocionado por obvias razones, viajaría con Louis hacia Paris, la ciudad del amor. Bueno, no tenía un amor, pero... Y nervioso y asustado porque mi culo nunca antes se había subido a un avión. Si la noche anterior cagaba cada diez minutos, en estos momentos me estaba por vomitar encima.

Louis me había dicho que el vuelo de Londres a Paris duraba sólo cuarenta minutos aproximadamente, pero eso no me hizo sentir mejor. La posibilidad de caernos y morir seguía presente.

"Harry, detente. Me estás mareando" Louis estaba sentado en un banco de metal del aeropuerto mientras esperaba que anunciaran el vuelo y que yo me calmara.

Yo sabía que Louis me estaba hablando, pero me encontraba tan asustado que sólo podía pensar en las imágenes catastróficas que se desarrollaban en mi mente: El avión de British Airlines prendiéndose fuego y cayendo = yo moría sin haber visitado Paris, y sin haber probado los labios de Louis (en los cuales venía pensando mucho últimamente).

Aunque probablemente sí moriría sin hacer eso último...

De repente me quedé quieto. Comencé a entrar en pánico al sentir cómo me quedaba sin aire. Sentía cómo el oxígeno no llegara a mis pulmones.

Louis se puso de pie e hizo una seña al cielo como agradeciendo porque me había callado. "Por fin, ¡Gracias Jesucristo!" Dijo Louis, sus brazos en jarra y apoyando todo su peso en una sola pierna.

Como pude, me senté en el piso. Trataba de dejar entrar aire por mis orificios nasales. Inhala, exhala. Inhala, exhala...Eso decía mamá. Cuando noté que eso no ayudaba, abrí mi boca y en cuestión de segundos comencé a hiperventilar.

Louis abrió los ojos, estos casi se le salían de órbita.

"¡Harry! ¿Qué sucede? ¡Dios Santo, joder! ¿Qué mierda hago? Carajo... " Lo oí maldecir más veces en esos segundos que en todo el tiempo que lo llevaba conociendo. Él movía sus brazos de un lado al otro, parecía el señor del tránsito pero una versión con ropa de cura y rostro asustado. Hasta en mis peores momentos tenía tiempo para pensar en idioteces y hacer tontas comparaciones (Y exagerar).

"Louis..." Dije yo como pude, juntando todas mis fuerzas para que algo saliera por mi garganta.

Louis se sentó a mi lado en el suelo y me tocaba el rostro. "¿Qué? ¡¿QUÉ?! ¡DIME QUÉ HACER!"Louis estaba realmente desesperado. Se fijaba si mi frente estaba caliente, se fijaba si mis ojos tenían un color raro, se fijaba en todo...

Aunque yo me sentía morir, eso me dio mucha ternura. Ver a Louis así...por mí. Me hizo imaginar cosas. Imaginar un futuro en el que ambos estábamos juntos. Una vida a su lado.

Una vida que no sería ésta.

Había comenzado a ver borroso y no sentía muchas ganas de luchar para no desmayarme. "Mi bolso" Le dije con esfuerzo. Lo había recordado, no había tomado la medicina ni el día anterior ni ese día, y eso era fatal. Yo debía cuidarme de absolutamente todo, no podía descuidarme en ningún momento. No sabía si el sentirme así era por mi enfermedad, pero estaba seguro de que haberme olvidado de la pastilla por dos días había afectado. Aunque en estos tiempos el SIDA, a pesar de que no tenía cura, era tratable, yo debía ser muy cuidadoso. No es como en los años 80' que al poco tiempo el enfermo moría en un estado desagradable, ahora puedes tener una vida sana, "buena" dentro de lo posible. Y el medicamento que yo tomaba dos veces al día, el sagrado "Kaletra", me estaba ayudando demasiado a ser una persona bastante normal. Pero debía visitar al médico regularmente, y no olvidarme de tomar mi medicina. Justo lo que hice estos últimos días. Culpo a Louis por distraerme con su belleza. (¿A quién más si no? Si cada noche antes de dormir su imagen era lo último que veía y lo último en que pensaba).

"¿Qué? ¿Qué hago con tu bolso?" Louis lo tomó y lo colocó sobre mis piernas. "Habla, por favor. Haz señas o algo..." Parecía que iba a llorar en cualquier momento. Él estaba más preocupado que yo. Sus palabras salían rápidas una atrás de la otra y poco se le entendía, el nudo en su garganta era obvio.

Con mis manos temblorosas busqué en mi bolso, desesperado, tomé el pequeño frasco que contenía la medicina, saqué dos pastillas amarillas y las tragué en seco. Jamás fui amante de pasar las pastillas sin agua, pero ni siquiera pensé, sólo trataba de hacer lo correcto porque no quería morir. Unos segundos después, Louis, con sus manos temblorosas, me ofreció una botella de agua que habíamos comprado unos minutos atrás.

Cerré los ojos y me recosté en mi espalda. Quedé observando el techo del aeropuerto.

No sabía si algún policía se acercaría a decirme que no podía estar tirado en el piso, pero tampoco me importaba. Al vivir lo que había vivido momentos atrás, recordé mi condición, recordé quién soy y lo que soy. Todos los malos recuerdos volvieron a mi como la marea alta. La alegría que Louis y las Hermanas habían estado sembrando en mi, se desvaneció como si nunca hubieran estado allí siquiera. Volvía a odiar al mundo, volvía a odiarme a mi.

Podía oír los altavoces avisando a la gente qué vuelos eran los próximos en despegar.

Podía oír los pasos apresurados de la gente caminar a mí alrededor, tratando de no perder su vuelo.

Podía también oír los motores de los aviones.

Y también pude oír algo que no quería oír en ese momento: A Louis.

La primera vez que no deseaba oír su dulce voz.

Sabía que ese día llegaría. Yo sabía que él se enteraría, o sospecharía...en algún momento se comenzaría a notar en mi físico. Pero no quería que fuera tan pronto. No así.

No sabía cómo responderle. No podía.

"¿Estás enfermo, Harry?"

Continue Reading

You'll Also Like

46.8K 4.2K 23
- Te he enseñado algo que muy pocos han visto sobre mi, no quiero que me temas. - Controlas un elemento de la naturaleza Harry, eso es bastante asomb...
558K 28.5K 35
Las vidas de Martín y Eduardo cambian cuando llega Dorian
30.1K 2.1K 12
Sigo con la esperanza de que mi historia termine con un: "y vivieron felices para siempre".
698K 102K 99
Toda su vida fue visto de menos y tratado mal por las personas que decían ser su familia, estaba cansado de que todas las noches llorara por aunque s...