"Perdóneme, Padre. He Pecado"...

By lovegaylove

334K 32.1K 29.4K

Dicen que el amor lo puede todo. Pero... ¿Podrá contra Dios? ---- Portada hecha por: @sugarflowercolors Obra... More

Sinopsis.
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Nota
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo Final
Epílogo
Agradecimientos.
Video.
Final alternativo
Capítulo inédito
IMPORTANTE: Nueva versión
Brothers of The Moon
NUEVO FANFIC: Querida Luna

Capítulo 5

15K 1.5K 2.5K
By lovegaylove

Siempre fui de caer rápido por las personas. Me refiero a que me apegaba enseguida, alguien me hablaba y yo ya creía que esa persona me quería a su lado. Siempre le eché la culpa a la falta de cariño de mi padre hacia mi. Siempre pensé que al uno de mis padres odiarme, buscaba ese amor en otras personas. Sea cual sea la razón, siempre estaba necesitado de algo o alguien, todo me parecía insuficiente. El vacío que sentía la mayor parte del tiempo y que trataba de llenar con sexo, nunca era suficiente.

Muchas veces creí que luego de tener sexo con ciertas personas estas se quedarían a pasar la noche, un rubio una vez lo hizo, pero al día siguiente se había ido sin dejar nada atrás.

Nunca nadie que no fuera mi madre me quiso por lo que era. Y cuando ella murió, ya no me quedaba nada. Si antes era la mitad de una persona, ahora sólo era un ente que vivía porque su corazón aún latía.

Y cuando después de unos meses que parecieron eternos, alguien mostró interés en mi, preocupación, mi pobre y tonto corazón reaccionó como cualquier persona necesitada de amor lo haría: latiendo más fuerte.

Louis era un sacerdote, sí. Louis sólo estaba haciendo su trabajo, sí.

Pero si él amaba a Dios, ¿era posible que amara a alguien más? ¿Sería posible que algún día...llegara a sentir algo más por mi que no fuera lástima?

(...)

Ese día pasó demasiado rápido y la noche volvió a llegar una vez más. No había visto a Louis en todo el día, pero él antes de irse me había dicho que me cuidara y que me sintiera como en casa. Así que, bueno, comí casi todo lo que tenían en el refrigerador las monjas. Esa noche, por alguna extraña razón, pude dormir apenas apoyé la cabeza en la almohada.

A la mañana siguiente, me desperté y corrí hacia el comedor, listo para desayunar lo que se me diera la gana, no esas cosas saludables que Louis... "Oh, Padre, hola..." Louis estaba sentado en la mesa desayunando. Se giró hacia mi mientras se limpiaba la comisura de sus labios con una servilleta.

Me sonrió. "Buenos días, Harry" Hizo una seña con su cabeza para que me acercara. "Ven, siéntate" Me senté a su lado y vi cómo me acercaba otra vez esa mermelada asquerosa y tostadas con saber a caca.

"No, gracias" Moví mis manos en seña de que no quería. "No tengo hambre" Moría de hambre pero no de esa mierda, así que apenas se fuera de allí iría a un supermercado a comprar Oreos.

Louis alzó las cejas en desaprobación y luego me habló con la boca llena: "El desayuno-" Lo interrumpí al saber lo que iba a decirme y recordar como mi mamá siempre lo repetía cada mañana.

"Es la comida más importante del día" Terminé su frase y él soltó una risita. "Lo sé, pero hoy no tengo hambre" El Padre me miró y me sonrió, dejándolo pasar y siguió desayunando. Me gustaba que me quisiera cuidar al igual que lo hacía mi madre. Pero él tenía casi mi misma edad, no lo podía ver como un padre o un tío, yo...simplemente no podía. "Oye, Louis... ¿Cuándo...cuándo empezamos con lo del misionero y eso?"

Louis frunció el entrecejo e hizo una mueca. "¿Misionero?" Me preguntó absolutamente perdido mientras masticaba. Y el hecho de que pasara la lengua por los labios para comer las migas de la tostada que no entraban a su boca no me ayudaba en nada a dejar de pensar en él en la forma en que lo hacía.

Qué estúpido me sentí en ese momento. Cuando Louis me dijo que podía acompañarlo a hacer misiones, lo primero que pesé fue en esa posición sexual y ahora había abierto la boca como el gran imbécil que era y...yo sólo esperaba que él no se hubiera dado cuenta. "Eh, lo...lo de las misiones, ya sabes. Eso que me habías dicho..." Y cuando yo comenzaba a mover las manos, haciendo señas para explicar lo que mis palabras no podían, era porque los nervios me habían vencido.

"Ah, sí" Louis comenzó a levantar las cosas de la mesa y a llevarlas al lavabo, mientras seguía conversando conmigo. "En una semana estoy saliendo para Paris" Si llegaba a decirme lo que yo creía que iba a decirme podría desmayarme ahí mismo. "Allí hay un orfanato de un gran amigo mío, el Obispo Horan" Guardó la mermelada en el refrigerador y se giró hacia mi, apoyado en la mesada. "¿Qué te parece, Harry? ¿Vienes conmigo a Paris?"

Dejé caer el plato que tenía en mis manos. No podía creer lo que acababa de escuchar. Mi cerebro se emocionó tanto junto conmigo que dejó que mis manos hicieran caer aquello. Miré hacia el suelo y comencé a juntar con mis propias manos todo el desastre de vidrios. "Ay, yo...lo siento tanto, Louis..." Tartamudeé desde el suelo.

"Por favor, Harry" Se agachó a mi lado, haciéndome soltar los pedazos de vidrio que tenía en mi mano. "¿Te lastimaste? ¿Te has cortado?" Yo negaba con la cabeza mientras él revisaba mis manos. Me miró "¿Tienes fiebre?" Y soltó una risita para hacerme sentir mejor y sin culpa por haber roto aquel plato que seguramente era muy costoso. La forma en que él temía que yo me hubiera lastimado, y luego cuando se cercioró de que yo estaba bien e intentó hacerme reír preguntándome si tenía fiebre sólo porque tal vez me había cortado...

Otra vez estaba haciéndome sentir humano una vez más. Otra ves ese hombre parecía hacerme recordar que yo seguía vivo.

Sin pensarlo, lo abracé. Lo rodeé con mis brazos y lo apreté como si fuera lo único en la Tierra de lo que podría aferrarme. Una corriente de electricidad recorrió mi cuerpo cuando nuestros cuerpos se tocaron, y fue más intensa cuando Louis me devolvió el abrazo.

Su abrazo me hizo sentir tan bien, que si pudiera pedir un deseo, un último deseo, tal vez sería el de morir en sus brazos...

Bueno, quizá ya estaba exagerando. Pero, en serio, si alguien supiera lo que se siente cuando Louis te abraza...tal vez pensarían lo mismo que yo.

"Gracias, Louis. En serio, gracias" Le susurré en el oído durante el abrazo. Él me soltó y se rió dulcemente.

"¿Gracias por qué?" Me miraba con una notable confusión. Y entonces yo ya me había arrepentido de ser tan débil y de abrazarlo como un niño tonto y de decirle gracias y ahora...¿por qué le había agradecido siquiera? No sabía, simplemente sentí que se lo merecía.

Agradecí ser algo bueno inventando cosas (bueno, olvídense lo de la cola del gato) "Por haberme ayudado, porque realmente lo hiciste" Sus labios se curvaron en una sonrisa y pasó su mano por mi mejilla. Él realmente lo hizo. Louis me miraba como si fuera un milagro y eso me dejó perplejo. Yo sólo lo miraba con mis ojos verdes bien abiertos, sorprendido ante semejante muestra de afecto. Y cuando él notó mi expresión de sorpresa y confusión, fue cuando se dio cuenta de lo que acababa de hacer. Él sólo me había tocado la mejilla, sí, pero para su religión seguramente significaba una abominación, algo prohibido para un cura, para un hombre de Dios.

Carraspeó y se alejó de mi dando varios pasos atrás. Ni siquiera disimuló su arrepentimiento. "No tienes que agradecerme" Me sonrió fugazmente y bajó la mirada al piso. Se dio la vuelta y comenzó a caminar hacia la salida, seguramente dirigiéndose a la iglesIa. Antes de salir por la puerta me regaló una última mirada, y eso fue todo lo que necesité para saber que algo le sucedía. Louis tenía su propia lucha interior, no era un señor perfecto, feliz y satisfecho con su vida. El hecho de saber que Louis podía llegar a estar atravesando por un mal momento me hizo recordar lo injusta que era la vida con todos (incluso con los bueno que no lo merecían).

Algo hizo recordarle su sufrimiento. ¿Algo que yo hice? ¿Algo que le dije?

No sabía cómo, pero quería ayudarlo.

(...)

"Mmh, qué bonitos ojos tienes..."

"¡Parece un ángel!"

"¡No exageres, Mary!"

"¿Han visto sus rizos?"

"¡Es como un perrito!"

"No, me parece más como un gatito..."

Me encontraba rodeado. Las monjas no paraban de acosarme. Estaba seguro de que si no fueran monjas ya me habrían violado. El Padre Louis estaba dando una misa, la de las seis de la tarde. Cuando él no estaba alrededor, yo debía cuidar de ellas, algo que Louis muy amablemente me había pedido (y yo, como un gran estúpido, acepté gustoso) Y no eran jóvenes y atrevidas novicias, eran viejas y pervertidas monjas. Según Louis, antes podían estar solas tranquilamente, pero últimamente dos se habían caído en el baño y él no quería que eso volviera a suceder. 'Apareciste en el momento indicado', me había dicho.

No paraban de manosearme. Me tenían de un lado para el otro, acariciando mis mejillas y tocando mi cabello, como si yo fuera no sé quién. En otra ocasión las habría mandado al demonio, pero ni siquiera se me había cruzado por la cabeza. Porque se notaba a kilómetros lo buenas personas y generosas que eran. Así me habría gustado que fuesen mis abuelas, si hubiera tenido una. Estaban siempre con una sonrisa en sus rostros, dispuestas a ayudarte.

Al igual que él.

"¿En qué piensa, Hermano Styles?" Esa bendita monja era la más pegajosa, no me dejaba ni respirar y no paraba de llamarme 'Hermano'. Las primeras veces me reía junto a ellas, pero ya me estaba cansando.

Me moví lentamente en el sofá, alejándome un poco de ella. "Le dije que me llame sólo Harry, Hermana"

Ella y otras dos se miraron con complicidad. "Oh, cierto" Me miró fijo. "¿En qué piensa, "Sólo Harry"?" Un coro de risitas tímidas llenó la sala. Todas se cubrían la boca y reían despacio, sus hombros moviéndose de arriba abajo.

Y ahí estaba otra vez yo pensando en lo lindo que hubiera sido tener una abuela. Una mujer anciana, de otra época con otras costumbres y muchas experiencias y anécdotas que compartir conmigo. "Oh...así que hoy está chistosa..." Me volví a acercar a la mujer. "Le voy a dar razones para reírse" Acto seguido, comencé a hacerle cosquillas a la Hermana Stefani. Claro que tenía cuidado de no hacerle daño, así que mis dedos bailaban despacio sobre su cuello.

Ella era la más anciana de todas, pero la del corazón más joven. "Ay, Harry ¡Detente! ¡Me va a dar un infarto!" Sonreí ante sus palabras, y todas las demás aplaudían viendo el espectáculo que estábamos dándoles.

"Usted se la buscó" Le dije entre risas. Las demás hermanas se estaban riendo a carcajadas, por eso cuando de repente todas hicieron silencio, lo supe. Me quedé quieto en el lugar al mismo tiempo que la Hermana Stefani se ponía de pie más rápido que nunca y se iba a sentar con las demás.

"¿Qué está pasando aquí?" Su voz. Maldita sea. Mierda, mierda, mierda y más mierda. Carajo. Por dentro maldije en mil idiomas y planeé millones de maneras para que Louis no me echara del lugar por hacerle cosquillas a unas monjas. Mi primer argumento sería decirle que sólo era amistosamente porque ni en sueños tocaba a una vieja arrugada y tan fea como esas, pero luego no dije nada porque me pareció algo cruel. Tampoco le diría que no violaría mujeres porque era gay, porque yo sabía que la iglesia no apoyaba a los homosexuales y no quería ver la cara de asco de Louis cuando me escuchara.

"Padre Louis... Yo-" Me interrumpió.

"¿En qué estabas pensando al hacerle cosquillas a la Hermana Stefani?" Su semblante era serio y sus orbes verdes no se movían de los verdes míos.

"Es que yo..." Traté de hablar pero volvió a interrumpirme.

Se acercaba hacia mi lentamente mientras me dijo: "¿Sabes qué voy a tener que hacer ahora, Harry?"

En ese momento comencé a pensar en que mi broma se había acabado, en que en unos minutos estaría devuelta en la calle porque me sacaría de ahí a patadas. No sabía si los curas también violaban adolescentes, pero si así era, también me imaginé que Louis me follaría tan duro y luego me dejaría tirado ahí, sangrando en el patio de la iglesia. Luego reaccioné y me di cuenta lo exagerado que estaba siendo y dejé de pensar en estupideces, concentrándome en qué decirle al Padre. "Eh, yo...yo..." Lo siguiente que supe fue que Louis se había acercado hasta quedar cara a cara conmigo y había comenzado a hacerme cosquillas en el cuello mientras reía como un pequeño niño.

Yo reaccioné al instante como acto reflejo y levanté mis hombros para proteger mi cuello, pero sus dedos ya estaban danzando sin cuidado sobre esa parte tan sensible. "Ah jajaja Louis jajaja Por favor jajaja..." Las palabras salían entre carcajadas, las mias mezcladas con las risitas de Louis y los grititos de las Hermanas quienes observaban todo eso con diversión.

"¡Eres un chico muy malo, Harry Styles!" Su sonrisa iluminaba todo, yo reía más por verlo sonreír que por las cosquillas.

"Por favor" Reía yo, casi sin aire. "¡Detente! Ya no respiro, Lou" Puse mis manos sobre sus caderas, tratando de alejarlo de mi porque de verdad estaba por desmayarme de la risa. No tenía mucho aire y mi rostro hervía.

Al instante se detuvo y me quedó mirando por un momento. Yo le sonreía, tratando de dejar de reír. Él bajó la mirada y así sin más salió disparado de aquel lugar con paso apresurado y dando un portazo.

Como me sentía cansado de tanto reír, me senté en el sofá y, recuperando el aliento, pregunté: "¿Qué sucedió?"

Todas las mujeres se encogieron de hombros. Se miraban confundidas y susurraban cosas que yo no podía comprender. La Hermana Stefani se aceró a mí, y mirándome con cariño, como una abuela que nunca tuve, me dijo: "A veces se comporta algo extraño" Hizo una mueca mostrando lo confundida que estaba. "Algunas de nosotras, con las que más confianza tiene, le preguntamos si algo andaba mal, pero él dice que no" La oía atentamente. "Tal vez a ti, que eres hombre como él y no una vieja como nosotros, te diga la verdad. ¿Por qué no vas a hablar con él y le preguntas si sucede algo?" Tragué saliva. Entonces ellas también notaban que Louis a veces tenía algo escondido en su mirada. "Él ayuda a todo el mundo, sería un buen gesto poder ayudarlo a él, ¿no lo crees?" Asentí y me puse de pie. Pensé en la voz temblorosa de Stefani al hablarle, en cómo me pedía que por favor las ayudara a ayudar a Louis.

"Pero , yo...yo... no entiendo por qué se fue así" Mi mirada estaba en la puerta por la que Louis se había ido. Mi voz llena de confusión y preocupación me asustaba hasta a mi mismo. "Tal vez él quiere estar solo..."

"Hijo, óyeme" La anciana puso su ya arrugada mano sobre la mía. "Anda, ve con él, hazme caso" No lo pensé mucho más. Asentí y rápidamente corrí hacia la puerta, pero cuando me di cuenta que no sabía adonde buscarlo me gire hacia las Hermanas. "En el campanario" Y parecía que había leído mi mente.

Nunca me gustaron las alturas.

En realidad, me aterraban. Las odiaba. Las detestaba.

Estar en la cima, en lo más alto. Ver a las personas tan pequeñas como hormigas. Saber que si caes, mueres. Ya no hay vuelta atrás. Adiós.

Pueden pensar que una persona enferma, como yo, no le tiene miedo a la muerte. Pero no es así. La muerte es a lo que más temía. La muerte es una perra. No quería morir. No quería irme, no aún. No ahora. Tal vez todo el tiempo me la pasaba jugando con la muerte, pensando en ella y hasta a veces deseando que me encontrara, pero eso era porque yo sabía que ella rondaba cerca mio todo el tiempo. Pero el Harry sano que quedó dentro mio en algún lugar, el Harry que alguna vez tuvo sueños, le temía.

Y por eso mismo, estar en el campanario de la Iglesia me estaba poniendo los pelos de punta.

Qué gran ironía sería que un gay ateo enfermo de SIDA muriera al caer del campanario de una Iglesia. ¿Verdad?

Hubiera seguido cagado en las patas y pensando estupideces, subiendo las escaleras y mirando hacia abajo imaginándome el dolor que sentiría al caer rodando por los escalones, pero un sonido me distrajo.

Sollozos.

No quise creer que Louis estuviera llorando, porque, ¿por qué lloraría? ¿No era que el 'Señor' siempre lo cuidaba y se encargaba de que todo estuviera bien? Pero dejé de lado mi ateísmo y me concentré en lo que había subido hasta allí arriba, que era encontrar al Padre y preguntarle cómo estaba. Cuando me encontré por completo arriba, lo vi. Lo vi y mi sangre se congeló. Sentí tanto miedo porque me puse en su lugar y viajé hasta sus ojos, y cuando viajé hasta ellos vi lo que ellos veían, y veían el suelo a muchos metros más abajo. Me sostuve de la pared. "¿Louis?" Hablé despacio, con miedo a que si mi voz lo exaltaba cayera desde allí arriba. Él se encontraba en la cornisa. En ese momento sentí miedo. Miedo de verdad.

¿Qué hacía él allí? Y llorando. ¿El no iría a...? ¿O sí?

Se dio la vuelta de inmediato y se alejó del gran ventanal (sin ventanas). "Oh, Harry" Dijo mientras se limpiaba las lágrimas que caían por su rostro. "¿Qué estás haciendo aquí?" Evitaba mi mirada, viendo hacia sus propios pies. Su voz sonaba más aguda que de costumbre.

Caminé hacia donde estaba él. "¿Que qué estoy YO haciendo aquí? ¿Qué está USTED haciendo aquí?" Mi voz temblaba. No sólo porque tenía miedo de la altura, sino porque no quería escuchar su respuesta.

"Yo...yo vine a limpiar" Lo miré incrédulo alzando las cejas. Esa excusa me recordó a mi tonta mentira cuando me "confesé".

Louis seguía viendo hacia el piso y ahora también movía sus manos con nerviosismo. "Ah, ¿sí? ¿Y con qué está limpiando? ¿Con la escoba invisible?" Bromeé un poco para cortar la tensión que había en el aire y para que Louis se tranquilizara. El Padre abrió la boca para protestar, pero se rindió soltando un suspiro.

"Yo sólo...subí a pensar" Me dio una mirada rápida. "¿Qué haces tú aquí arriba?

"¿Por qué lloraba?" Ignoré su pregunta y en cambio le hice una de la cual necesitaba una respuesta.

"¿Disculpa?" Me miró, sus ojos estaban hinchados y muy abiertos.

"Que por qué lloraba" Hablé fuerte y claro, esperando a que me respondiera. No me iba a dar por vencido. Las Hermanas estaban preocupadas por el Padre y yo quería saber qué escondían los ojos de Louis.

Él me quedó mirando.

Por un momento sólo fueron azul y verde, mezclados. Formando sólo uno. Pero toda esa chispa se acabó cuando Louis bajó la mirada. Parecía encontrar interesantes sus zapatos, puesto que los observó por un buen rato. Yo no dije nada. Le di su tiempo, su espacio.

"Yo...yo no lo sé, Harry"

"¿Qué es lo que no sabe, Padre?" No movía mi mirada de él. No podía reírme en un momento como ese, pero su sotana era tan larga y grande para un cuerpo como el suyo que me daba ternura.

"No me llames Padre, por favor" Aquello había sonado como un ruego y me había desconcertado por completo. ¿Que no lo llamara Padre? Pero si eso era lo que era y así debía ser llamado.

Me percaté de que su labio inferior temblaba, y no de frío. "Louis, mírame" Le exigí. No tenía el derecho a obligarlo a hacerlo, pero por favor, tenía que ver sus ojos.

Negó repetidas veces con la cabeza. "No"

"Louis" Esa vez fui suave, hablando con el mismo tono en el que él me había pedido que no lo llamara 'Padre'.

Y por fin me miró. Una triste y solitaria lágrima caía de su ojo derecho como si estuviese pintada o puesta allí a propósito.

¿Qué es lo que lo tenía así?

Volví a tomar la palabra, ya cansado de su silencio. "Habla, Louis. Por favor" Lo miré con ternura y compasión. Un hombre que parecía haber encontrado la felicidad en su vida escondía algo que sus ojos a veces reflejaban. Mis lágrimas querían escaparse pero no las dejé porque no podía ponerme a llorar yo también como un niño pequeño. "Joder, ¡Louis! ¡Escúpelo, Mierda! ¡Por el amor de Dios!" Su silencio me había enfurecido.

Mis maldiciones lo hicieron reaccionar. "¡No digas malas palabras, Harry! ¡Y menos el nombre de Dios en vano!" Su voz estaba rota, y parecía que él también.

Bufé al mismo tiempo que rodaba los ojos indignado. "Es que, Louis..." Solté todo el aire que llevaba guardando. "¡Estábamos todos riendo allá abajo y de la nada sales corriendo como si te estuvieras cagando y cuando te encuentro estás llorando y ni siquiera me dices qué es lo que sucede!" Le escupí aquellas palabras. Me sentía muy enojado y confundido a la vez.

"No me grites" Me dijo él con un hilo de voz. Parecía un gatito abandonado en la puerta de una casa, maullando, rogándole a una nueva familia que le diera cariño.

Su repentino cambio de actitud me confundió aún más, dándome ganas de estamparme la cabeza contra la pared. "¿Acaso eres bipolar, tripolar o algo de eso?"

"Harry, no existe la tri-"

"¡Contesta mi pregunta!" Lo interrumpí. Podía sentir la vena de mi cuello a punto de estallar. Tenía mucha paciencia, pero odiaba que me cambiaran de tema o no me respondieran cuando les hacía una maldita pregunta.

"No es fácil, ¿sí?" Él jugaba con sus manos mientras hablaba, nervioso. Y fue allí que recordé quién era el Padre Louis además de un sacerdote; era Louis, un joven de 25 años, un ser humano, alguien con sentimientos, miedos y sueños. Alguien a quien se le permitía llorar de vez en cuando. No dije nada, incitándolo a que prosiguiera. Quería saber qué tenía para decir. Quería saber qué carajos era lo que sentía en ese momento. "Yo...yo no sé" Miró hacia la pared como si allí hubiera algo que ver.

Me pasé la lengua por mis secos labios. "Eso ya lo dijiste" Me estaba hartando de esa charla sin sentido.

"Tú no lo entiendes" Negó con la cabeza mientras sorbía su nariz, de a poco recuperando su postura de hombre silencioso, de cura.

"Si no me dices qué es lo que te pasa, pues claro que no te entenderé" Los dos estábamos parados en aquel campanario, quietos en el mismo lugar que hacía unos minutos. Louis porque estaba demasiado concentrado en lo que seguramente le sucedía y en las palabras que quería decir; y yo porque estaba cagado en las patas y sentía que si me movía un poco demás podía caer.

"Tú no sabes lo que es... lo que se siente..." Llevó sus manos hacia su espalda, juntándolas atrás. Yo también me paraba así a veces, a algunos les parecía incómodo pero a mi la forma más cómoda de hacerlo.

'Habla, Louis. ¡Dilo!' Gritaba yo en mi interior, rogando porque Louis confiara en mi y me dejara ayudarlo. Queriendo que si había algo que las Hermanas, yo o alguien pudiera hacer para ayudarlo, nos lo dijera.

Él abrió un centímetro la boca y supe que estaba a punto de decir algo, pero una campanada que casi nos deja sordos se lo impidió.

"¡Diablos!" Maldijimos ambos al unísono.

Louis se cubrió la boca y abrió los ojos con asombro, sorprendido de que semejante palabra había salido de su santa boquita.

Y yo solté una carcajada por ver la expresión en su rostro. Al segundo ambos nos reíamos con ganas. Y tal vez Louis no me había dicho lo que pasaba, pero sabía que pronto lo haría. Por el momento sólo me importaba que, de alguna manera, Louis estaba riendo y no llorando como minutos atrás cuando lo encontré.

Louis pasó por mi lado y comenzó a bajar las escaleras. "Vamos, salgamos de aquí antes de que nos exploten los tímpanos" Supe que ya no volveríamos a hablar sobre lo sucedido, al menos no por ahora. Y no podía obligarlo a nada, debía esperar. Y, por suerte, paciencia me sobraba.

Lo seguí escaleras abajo. Sosteniéndome muy fuerte de la baranda, demasiado.

A Louis lo había salvado la campana.


Continue Reading

You'll Also Like

2.4K 195 8
Una nueva familia ha llegado.
360K 29.7K 27
¿Por que te vas? ¿Por que me dejas solo? ¿Donde quedo todo el amor que me juraste? Sigo siendo yo, aquel chico que querías proteger. No me tengas mie...
46.8K 4.2K 23
- Te he enseñado algo que muy pocos han visto sobre mi, no quiero que me temas. - Controlas un elemento de la naturaleza Harry, eso es bastante asomb...
5.8K 366 5
Esta historia no es mía, la historia original es de esta chica (alaskafanfic.tumblr.com) y la historia esta continuada aquí pero en ingles (http://ar...