Mastema I: Alianza de Plata

By OrgenKath

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En las Místicas Tierras de Mastema, las crecientes luchas de poder entre líderes de oscuro corazón desencaden... More

Prólogo: Este Mundo
Capitulo 01: La Soñadora de las Montañas
Capítulo 02: El Mercenario
Capítulo 03 Parte 01: Corporación Onyx
Capitulo 03 Parte 02: El Ataque a Corporación Onyx
Capítulo 04 Parte 01: Pueblo Herido
Capítulo 04 Parte 02: Lobos Guerreros
Capítulo 05 Parte 01: Día Perfecto
Extra 01: Montaña del Origen
Capítulo 05 Parte 02: Heridas
Capítulo 05 Parte 03: Circunstancias
Especial: El Colapso.
Capítulo 07: Corazonada
Capítulo 08 Parte 01: Cumpleaños de Pesadilla
Capítulo 08 Parte 02: Fer Blanc contra Ciervo
Capítulo 08 Parte 03: Fracaso
Capítulo 09 Parte 01: El Destino de las Valquirias
Capítulo 09 Parte 02: Don de Valquiria
Capitulo 09 Parte 03: La Caída de Dysis
Capitulo 10 Parte 01: Destino Aciago
Capitulo 10 Parte 02: Cazadores
Capítulo 11 - Resurgimiento
Extra 02: Pensamientos y Plegarias
Capítulo 13 - Carmesí de Sangre y Púas
Capítulo 14 Parte 01: El Túnel de Rainscars
Capítulo 14 Parte 02: Última Charla
Capítulo 14 Parte 03: La Fuga
Capítulo 15: Máquina del Terror
Capitulo 16 Parte 01: Maquinación de Colmillo
Capítulo 16 Parte 02: Vermillion
Capítulo 16 Parte 03: Savior. -0-0-

Capítulo 12: Magnificencia

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By OrgenKath

Capítulo 12: Dux y Valquiria

Año 1098.

Día 22 del Primer Mes de Primavera.

Monasterio del Palacio del Océano Infinito – Región de Neptuno. Rize.

Narrado por: Luna Redwald

El cielo de aquella mañana, relucía despejado a través de las ventanas, y la luz del sol, se deformaba al cruzar a través de las ventanas dejando un efecto de reflejo similar al del agua.

Mis hermanas y yo nos encontramos ocultas a salvo, y cómodamente atendidas, en el rincón de un monasterio de adoración al señor de los Océanos, Neptuno, ubicado en el más hermoso Palacio que habría podido imaginar... El Palacio del Océano Infinito de Neptuno.

Estos dos últimos días han sido maravilla tras maravilla, conocimos el Río invertido del Susanoo, una corriente de agua que rompe las leyes de la naturaleza, y fluye velozmente desde el mar, hacia adentro del continente, río arriba, hasta llegar a puertas del Palacio del dios de los Océanos, Palacio del Océano Infinito. Se nos permitió entrar y refugiarnos aquí, y hemos permanecido a la espera de una respuesta a la carta de la princesa de estas tierras, para Kalm, el primo de Hilda.

El Palacio del Océano Infinito, es considerado por algunos, el lugar más hermoso que ha existido en toda Mastema, incluso más que la Santa Sede de la Iglesia de Gard. Es un lugar al que jamás imaginé que viajaría, y ahora que me encuentro aquí, cada día contemplo maravillada, las grandiosas proezas arquitectónicas que lograron los dioses durante los inicios de nuestra civilización, y pienso, que toda creación de ellos, es excelsa y divina.

Y hablando de creaciones excelsas y divinas, aquella mañana, tuve la dicha de contemplar una de ellas... Sylvie, Mária y yo, nos reuníamos y contemplábamos maravilladas, aquella extraordinaria vista.

Hilda, yacía dormida, envuelta en un cómodo futón, recostada boca arriba. Ella permanecía en un sueño profundo, inconsciente de que nosotras tres la contemplábamos, y mientras ella soñaba, en su rostro se dibujaba una inocente y adorable sonrisa.

—¿Oyes su risa? —susurró Mária.

Hilda no solo sonreía dormida, sino que también reía. Se veía tan inusualmente tranquila y feliz, que las tres apreciábamos tal fenómeno como si de una conjunción astronómica se tratase.

—Me pregunto qué estará soñando, parece que es algo muy bueno —añadió Sylvie susurrando—. Se ve muy feliz.

La felicidad de Hilda nos contagiaba de risas a nosotras tres. Sylvie, Mária y yo reíamos en voz baja al observarla, procurando no despertarla.

En medio de nuestra embelesada observación, un rayo de luz cruzó desde la ventana y alcanzó su rostro, marcando el fin del espectáculo, y ocasionando que la tierna sonrisa se apagara, trayendo de vuelta a la Hilda de siempre. Sus ojos rojos como rubíes se abrieron lentamente, y al hacerlo, nos observó atónita y confundida.

—B-buenos días... ¿Qué les pasa? —preguntó arqueando la ceja en su gruñón y acostumbrado tono.

—Ah, fue lindo mientras duró —afirmó Sylvie riendo.

—¿Qué mosquito les picó esta mañana? ¡¿Por qué están viéndome dormir?! —inquirió Hilda mientras se ponga de pie.

—Puessss, solo observábamos que sonreías dormida —respondió Mária, siendo honesta como de costumbre.

Hilda se sonrojó al escucharlo, e inclinó la cabeza hacia un lado —: ¡¿Qué?! ¡¿Yo?!

—Así es, tú —respondí—. ¿Estabas soñando algo bueno?

Hilda agachó un poco la mirada —: De hecho, sí estaba soñando algo, aunque... Es un poco confuso.

—Cuenta, cuenta —pedimos Mária y yo en simultáneo.

Hilda lucía confundida, pero a la vez sorprendida, como si recordar su sueño trajera lucidez a lo que acababa de suceder. Unos instantes de silencio precedieron a un suspiro acompañado de su afirmación.

—Estaba en un extraño salón de paredes grises, había dragones pintados en las paredes y un gran escritorio con muchas mesas —relató Hilda con mucha seriedad—. Ustedes dos no estaban —dijo refiriéndose a Mária y a mí—. Solo Sylvie... Y también estaba él.

—¿Kalm? —intuyó Sylvie—. ¿Soñaste con tu encuentro con él? ¿Eso es lo que te puso tan feliz?

—Algo así... Pero no solo estaban Kalm y tú, es lo extraño —explicó mientras fruncía el ceño intentando recordar—. Había una persona, aunque no estoy segura de sí era mujer u hombre. Su cabello era azul turquesa, y estaba trenzado, y usaba mucho maquillaje. Además, se encontraba un hombre de cabello largo y rojo como sangre, con una cicatriz en uno de sus ojos ámbar.

Era una descripción muy específica para tratarse de un sueño.

—Wow... ¿Quiénes eran ellos? —preguntó Mária.

—No tengo idea, pero, no puedo sacarme sus rostros de mi cabeza —dijo Hilda.

—El cabello trenzado y turquesa... Suena común aquí, podría ser una persona que viste en el Palacio —supuse.

—Pero las características que describió en el otro hombre, suenan a Ignis —añadió Sylvie—. Y es una descripción muy específica.

—También había una mujer —añadió Hilda—. Una mujer de Syver, con un traje blanco y anteojos.

—¿Cómo sabes que era de Syver?

—Era literalmente el estereotipo que se me viene a la mente al decir "mujer de Syver" —explicó Hilda—. Pálida, de ojos azules, senos enormes, cabello lacio y negro... Una mujer de Syver, en absoluto.

Sylvie parecía maravillada al escuchar la historia del sueño de Hilda —: ¿Y estábamos reunidas con ellos? ¿Por eso sonreías?

—Eso creo, digo, no sabía que estaba sonriendo hasta que me dijeron —asimiló Hilda—. Pero, en el sueño, al estar reunida con ellos, yo, me sentía feliz, y no sé exactamente porqué... era, una indescriptible sensación de orgullo y emoción, yo... No sé cómo explicarlo.

—Wow, suena increíble —dijo Mária.

—¿Tienes idea de lo que eso significa, Hilda? —preguntó Sylvie. Hilda negó con la cabeza.

—A tu raza, y la raza de Kalm, los Onyx, se les atribuyen propiedades de adivinación muy a menudo —explicó Sylvie—. Dicen que los Onyx pueden ver el horizonte de sucesos en futuros puntuales... Quizá, lo que viste era un sueño profético.

—¡¿En serio?! ¡¿Hilda puede ver el futuro?! —Yo no podía creerlo.

—Bueno... Papá me contó una vez, que mamá vio mi rostro en sus sueños cuando estaba embarazada de mí, así que decidió dibujarme... Y me dibujó luciendo como una mujer adulta, como luzco ahora —relató Hilda—. Nunca supe si solo fue un regalo de los dioses para con ella, o si era una propiedad especial de la energía de una valquiria, pero... Nunca pensé que sería algo de mí etnia, digo, no recuerdo que me hubiese sucedido antes.

—Tal vez porque no eras del todo consiente de tu condición como Onyx —dijo Sylvie.

—Sea como sea, suena increíble —exclamé—. ¡Seguramente será útil! ¡Tienes que asegurarte de recordar todos tus sueños!

Hilda asintió y sonrió —: Lo intentaré, supongo.

Se puso de pie con dificultad, ya que sus piernas han recuperado parte de su fuerza. Lo que flaquea un poco todavía es su equilibrio, por lo que ha estado usando muletas. Hilda es asombrosamente fuerte, se ha recuperado mucho más rápido de lo que esperaba del debilitamiento por el conjuro de Asalto, aunque, sigue sin estar en condiciones para pelear.

—Iré a preguntarle a la Sra. Izuka si hemos recibido alguna carta de la princesa... Me pregunto si habrá respuesta alguna de Kalm —dijo Hilda.

—No creo que debas salir vestida así —dijo Sylvie—. Recuerda que estamos en un monasterio.

Hilda usaba un pantalón ancho de color negro, el cual le entregaron en este lugar, y un brasier deportivo de color vino tinto, el mismo que traía el día que nos conocimos. Hilda tomó un abrigo negro tradicional de este lugar, y tras colocárselo, lo ajustó con una cinta en el abdomen.

—Yo quiero salir un rato también —dijo Mária.

—Mária, recuerda que...

—Sisisi, Sylvie —respondió Mária con desgana—. Debo bañarme antes de salir.

Hilda buscaba sus botas entre el desastre de nuestra recámara, por un lado, y Mária, por su parte, retiró su ropa justo delante de nosotras, con esa confianza tan propia de ella. Este dormitorio es nuestro lugar más personal, y en vista de que se nos ha ordenado que solo salgamos a ciertas horas del día, debemos hacer casi todo aquí dentro.

Llegamos al Palacio del Océano Infinito de Neptuno tras tres días de viaje, y de inmediato fuimos recibidas por un grupo de Caballeros enviados por la Princesa Asami. Se nos ofreció este lugar como refugio, mientras esperábamos la respuesta de Kalm a la solicitud de Hilda de reunirse con él. En este lugar, solo las monjas saben de nuestra presencia, y se ha procurado mantener un perfil bajo de nuestra estadía, pues, de correrse la voz, las consecuencias políticas podrían ser complicadas.

Nos hemos mantenido al margen de las órdenes de Asami, por el momento, mientras esperamos respuestas. Afortunadamente, nos han recibido cómodamente, nos han ofrecido ropa, comida, un baño propio y limpio, agua, y respetuoso trato. Se siente muy bien estar aquí mientras esperamos.

A Mária no le gusta estar encerrada, por lo que suele salir a diario a los jardines baldíos del exterior. Ahora, su cuerpo moreno se encuentra semidesnudo, envuelto solo con una toalla muy corta, y yo, debo intentar desviar la mirada y enfocarme en Hilda o en Sylvie.

—Espera, ¡Lo había olvidado! —exclamó Sylvie—. ¡Mária, espera!

Mária abrió la puerta del baño, solo para toparse con el cubículo de la ducha, cubierto por dentro de sangre, como si de una grotesca escena del crimen se tratase.

—Oh Sylvie, no de nuevo —dijo Mária frunciendo el ceño.

—¡Lo siento! —dijo Sylvie avergonzada corriendo hacia el baño—. ¡Olvidé limpiarlo anoche!

—¿Sigues con ese horrible entrenamiento? —inquirió Hilda.

En los últimos días, Sylvie ha practicado la autoflagelación como mecanismo de entrenamiento. A menudo, durante la noche, cuando todas estamos dormidas, y suele limpiar su sangre a la mañana del día siguiente para no despertarnos, y antes de que nosotras veamos... Sin embargo, esta es la segunda ocasión que olvida hacerlo.

—Lo siento —repitió mientras abría la llave de la ducha, para limpiar—. ¡Pero sí está sirviendo! La técnica de respiración de sangre que me enseñó la señora Izuka, sí funciona. Si logro mejorar mi dominio de ella, podré sacarle provecho en batalla, y serles de utilidad allí.

—Pero si ya eres lo suficientemente útil —respondí—. Eres la lista del grupo, eres la única que sabe nadar bien, eres la única que sabe cocinar, y la única civilizada. Eres muy importante para que el equipo funcione.

Sylvie se sonrojó por los halagos, para luego arquear una ceja y dejar salir su lado egocéntrico —: Tienes razón, ustedes estarían perdidas sin mí —rió—. Pero mi don es el menos útil en batalla. De nada me sirve ser inmortal, si me retorceré de dolor a una mínima puntada de flecha.

—Supongo que tienes razón —afirmó Mária—. Es un poco raro que tu don te haga inmortal, pero que aun así sientas dolor.

—La leyenda dice que los dioses le dieron esa condición a la Valquiria inmortal, para que jamás olvidase lo delicadas que son las vidas de los mortales a su alrededor —explicó Hilda—. Sin embargo, si yo tuviera tu don, probablemente entrenaría de la misma forma que tú.

—Desde luego, si logro controlar mis sensaciones de dolor, podré apoyarlas en batalla —repitió—. Además, mi don es el único que no posee equivalentes en el mundo actual, por lo que sería útil para demostrar que somos genuinas.

Creo que todas entendimos a qué se refería con eso.

—Lo dices por Kalm, ¿No? —inquirió Mária para verificar.

—Ah, cierto... Olvidaba ese detalle sobre él —respondió Hilda—. Detesto ese aspecto sobre él... negar la existencia de los Dioses es una blasfemia... ¿De verdad podríamos pedirle apoyo a alguien así?

—No puedes culparlo por pensar de esa forma, luego de todo lo que ha vivido —dijo Sylvie—. Nuestras creencias están definidas por las circunstancias en las que vivimos, y tratándose de alguien tan estudioso y preparado, debe tener motivos para dudar de ello. Sea como sea, Kalm es conocido por ser un hombre sensato, incluso tu abuela lo dijo en una carta, así que, quizá cuando nos conozca, y vea las evidencias, esté dispuesto a cambiar su postura.

Hilda asintió —: Supongo que tienes razón... Ya quiero demostrarle el poder que los Dioses nos han otorgado. Me encantaría ver su cara, y hacerlo tragarse sus palabras.

Sylvie y yo cruzamos miradas y reímos... A veces parece que Hilda no escucha lo que decimos.

—Sabes mucho de Kalm, Sylvie —dijo Mária asombrada.

—Eemm, tuve una especie de "fijación" hacia él, durante una época de mi vida —reconoció desviando la mirada—. ¡Pero no de la forma en que piensan!

Hilda y yo reímos en simultáneo —: ¿Segura? ¿Y de qué forma era esa fijación?

Sylvie enrojeció como un tomatito —: B-bueno, él es una persona admirable... Creció siendo torturado por una madre loca obsesionada con él, y a los quince años, se liberó de ella asesinándola para protegerse y proteger a su hermana; A los dieciocho años, su coeficiente intelectual superaba con creces al de un profesional de treinta años promedio de su reino, y a esa misma edad heredó una compañía tecnológica cuyas acciones de desplomaban, y la hizo renacer. Y a pesar de todo ello, es un filántropo reconocido por ser el principal promotor de miles de proyectos tecnológicos para apoyar al mundo... Es alguien fascinante.

—Yo también he escuchado muchas cosas —respondió Hilda con el ceño fruncido—. Buenas y malas por igual.

Es curioso que Sylvie parezca tener una mejor idea del primo de Hilda, que la propia Hilda.

—Como toda figura política, tiene detractores y aduladores —respondió Sylvie—. A mí y a mi hermana mayor nos han rodeado rumores horribles durante toda nuestra vida. No creo que sea apropiado hacer suposiciones negativas de él, mucho menos si aspiramos su apoyo.

Hilda hizo silencio al no tener una respuesta para refutar a Sylvie, pero de todos modos frunció el ceño —: Supongo que lo veremos pronto... Si logramos que nos apoye, cualquier otra cosa no importará. Lo que me recuerda, que debo ir a revisar si hemos recibido cartas.

Mária procedió a entrar a la ducha a bañarse, Hilda salió con sus muletas hacia el pasillo exterior, y Sylvie se recostó conmigo a esperar respuesta.

—¡Chicas! —exclamó Hilda desde fuera—: Sí vendrá.

—¡¿Qué?!

Hilda entró velozmente con una expresión de asombro y emoción —: ¡Preparen sus cosas! ¡La princesa Asami Raiden, nos invita a su Palacio hoy! Kalm viene en camino a vernos, ahora mismo.

Sylvie y yo contemplamos maravilladas la carta que Hilda traía en manos.

—¡Debo conseguir maquillaje! —exclamó Sylvie.

—¡Y yo debo conseguir ropa decente para ver a la princesa! —exclamé.

—¡Finalmente va a suceder! —dijo Hilda—. Vamos a conocerlo de una vez por todas.

...

Año 1098.

Día 22 del Primer Mes de Primavera.

Camino Real. Región de Neptuno – Rize.

Narrado por: Kalm Schultz.

«No puedo creer que esté haciendo esto»

Una parte de mí, aún piensa que quizá esta no haya sido una buena idea. Pero por mucho que pienso en ello, y por mucho que pienso en retroceder, ese "algo" dentro de mí, me pide que continúe hasta el final de esto.

Aunque me consuele pensando que Onyx está en buenas manos, que tanto Asano como Shawn están a la cabeza en mi ausencia, que tenemos nuevos guardianes como Murdock y los Hasu, no dejo de pensar que abandonar mi deber en una situación tan delicada como la actual es un acto irresponsable. Mis nervios no me permiten estar tranquilo con esta situación... Tal vez debería confiar más en ellos.

Supongo que es tal como Shawn dice, me he vuelto tan esclavo de mi deber, que he olvidado lo que se siente hacer algo por mi propia voluntad. Él fue quien insistió en que no habría problema con mi retiro temporal, aunque no es del todo consciente de la verdadera razón por la que he venido a este lugar.

Por voluntad propia, creo, por conocer a alguien de mi familia, una pariente lejana de la cual no tenía idea que existía... Esa fue mi excusa. Por obvias razones, ocultaré el hecho de que son valquirias, tanto como sea posible, al menos hasta que logre asimilar con detenimiento cómo debo manejar esta situación.

He estado pensando en ello todo este tiempo, durante todo el camino, y sigo sin saber con exactitud cómo debería tratar a las supuestas valquirias... Creo que hasta que no pueda estar seguro de su naturaleza, no sabré qué decisión tomar. Pero, si resultasen ser reales ¿Entonces dios es real? ¿He estado negando la existencia de un creador verdadero? ¿Qué sentido tiene todo eso?

Como sea, ahora mismo me encuentro en el asiento de cuero de un vehículo novedoso diseñado por un reconocido inventor llamado Kishiro. Funciona con un cargador de electro-rocas que dan movilidad automatizada a cuatro ruedas tejidas con fibra de bambú. Se le conoce como Carruaje eléctrico modelo 3.0, y es considerado el futuro del transporte en Mastema, al ser evidentemente más veloz y baratos que otros medios de transporte.

Joppie se encuentra en la parte delantera del carruaje, y quien sostiene el timón del carruaje, es Shiro Saiki, nuestro conductor asignado. Es hermano menor de Arata Saiki, el especialista en protección y entrenamiento de bestias de la Ciudadela de Onyx, y su padre, Hirao Saiki, amigo de mi padre, fue uno de los descubridores de Joppie hace ya diecisiete años.

En realidad, Shiro no tiene un cargo corporativo específico en Onyx, todavía, debido a que sigue siendo menor de edad, y porque es difícil ofrecerle un cargo cuando, no ha terminado ni siquiera estudios de preparatoria... Él es un hijo bastardo de la familia Saiki, por lo que no tuvo acceso a buena educación. Ha permanecido en Onyx en parte por ser hermano de Arata, en parte porque ha demostrado tener muchos talentos prácticos útiles, y por haber tenido la suerte de ganarse el aprecio de la segunda persona más importante de Onyx después de mí... Sí, hablo de Joppie.

—¡Mira allá! ¡Pangolines! —señaló Joppie mientras avanzábamos.

Un pequeño grupo de pangolines cruzaban agazapados por el borde del camino, avanzando a paso rápido con sus cortas patas, mientras arrastraban sus colas y relucían su reluciente blindaje de escamas marrones amarillentas bajo la luz del sol. Eran criaturas pequeñas y adorables, pero a la vez impresionantes.

—Vaya que son hermosos —dijo Shiro contemplándolos brevemente mientras avanzábamos—. ¿Sabías que en la antigüedad se creía que los pangolines eran pequeños dragones?

—¡¿Qué?! ¡Eso no puede ser cierto! —exclamó Joppie entre risas.

—¡Lo es! ¡Lo dicen los antiguos libros de biología! —relató el joven, sonriendo—. Los antiguos habitantes de Rize veían sus escamas, y los veían escupir fuego, y pensaban que eran dragones. No fue sino hasta mucho tiempo después, que un señor de barba larga llamado Tong Minzhe, se dedicó a estudiarlos a fondo, y descubrió que eran mamíferos emparentados con los osos hormigueros. Tienen lenguas muy largas, y las usan para comer hormigas y termitas.

—Vaya... Eso es muy interesante —dijo Joppie—. Yo quisiera tener una lengua larga también, suena muy útil.

—Seguramente si los pangolines te conocieran, envidiarían tu capacidad de pensar como un Tenshi, o tu cola articulada y segmentada —respondió Shiro sonriendo, para luego acariciar la cabeza de Joppie.

En respuesta a los mimos de Shiro, Joppie se aferró a él, mientras él sostenía el volante. Ella también acarició su cabeza, enrollando sus dedos en los mechones cortos de cabello color menta de Shiro.

Shiro es un joven guapo, mide 1.70mts a sus diecisiete años, con piel color porcelana y lindos ojos del mismo color que su cabello. La característica más llamativa de Shiro es precisamente su cabello de color menta, ligeramente rizado, como el de un caniche. Tiene un par de tatuajes marcando sus antebrazos simétricamente, y una perforación en su labio, pero aún con ello, su rostro solo evoca ternura, es un chico adorable.

—¿Sucede algo, Sr. Schultz? —preguntó Shiro—. Ha estado muy callado esta mañana.

—No es nada, solo tengo calor —dije, intentando disimular mi estrés, aunque... No era del todo mentira.

El día estaba siendo inusualmente caluroso, por ello no traía mi abrigo, y solo usaba una camiseta de manga corta con cuello en v. Mientras respondía a Shiro, agitaba un abanico frente a mi cabeza y retiraba mi cabello de mi rostro, el cual se pegaba a mi frente por el sudor. Mi cabellera lacia estaba también recogida en una coleta, pero uno que otro mechón se escapaba de ella inevitablemente.

—Es extraño que haya tanto calor —dijo Joppie, y luego se recostó sobre su asiento—. Quizá llueva esta tarde.

—Señor, no quise preguntar antes para no resultar grosero, pero... Sé que vamos a la Región de Neptuno para que pueda ver a alguien de su familia, pero, ¿No era más apropiado que esa persona fuese a Onyx? Digo, recibirla en su ciudad era más cómodo ¿No?

—Es porque nuestra prima no conoce Rize, así que no podría dirigirse a Onyx por su cuenta —respondí tratando de zanjar el tema.

—Vaya, creía que todo el mundo en este Reino conocía el camino a Onyx —respondió Shiro algo confundido.

—Es porque ella no es de este Reino —aclaró Joppie, siendo demasiado sincera—. Es de Yimmure.

Ese tipo de información es precisamente lo que no quiero pregonar con la delicada situación que existe ahora mismo, sin embargo, tratándose de Shiro, no creo que sea grave que lo sepa... Aun así, debo regañar a Joppie por ser demasiado indiscreta.

—¡¿De Yimmure?! —Shiro se sobresaltó—. No tenía idea de que tenía familia en Yimmure. Usted no parece de esas tierras.

—¿En serio? ¿Nunca lo adivinaste? —reí un poco por lo inverosímil que ello sonaba—. ¿Nunca te sonó que mi apellido no era de Rize? Schultz... Es apellido oriundo de las regiones costeras de Yimmure.

—Eh, no tenía idea —dijo Shiro—. Usted y su familia son los únicos Schultz que he conocido. Cuando oía el apellido Schultz, solo me sonaba a ustedes.

«Eso tiene sentido, de hecho» —¿Y Arata nunca te relató la historia de mi abuelo Alexandros? El genio que escapó de la Rebelión de las Serpientes para estudiar aquí en Rize, y ganó el Gran Premio de Ciencias de 15.000.000 de valis, que luego usó su nueva fortuna para reunir algunas de las grandes mentes científicas de su época y fundar la Ciudadela Tecnológica de Onyx.

—Me suena haberla escuchado, pero no le presté atención —respondió un sincero Shiro entre risas—. Yo me refería más bien, al hecho de que usted no muestra ningún rasgo de tener ascendencia de Yimmure.

—Es por la sangre de los Aoi —expliqué—. Mi abuelo se casó con una damisela Aoi, la misma raza a la que pertenece Cassie. Los Aoi son conocidos por ser una raza de genes muy dominantes, es un hecho que, si mezclas casi cualquier raza con los Aoi, los rasgos dominantes de esa descendencia, serán los Aoi. Por eso se dice que mi madre era una réplica casi exacta de mi abuela, y por eso yo soy idéntico a mi madre... Además, tratándose de una etnia de rasgos tan extraños como los Onyx, es aún más comprensible que no luzca como mi familia de Yimmure.

—Espere espere, ¿Onyx es el nombre de una etnia? ¡Nunca había escuchado nada de ella!

—Lo sé —respondí—. Es una etnia extraña, muy poco común, y de ambiguos rasgos. No hay muchos registros de ellos, y nunca se ha visto uno puro, así que no se sabe cuáles son los rasgos endémicos de uno. Aunque hay cierto patrón que suele encontrarse en todos los ejemplares, como la ausencia de vello corporal, lo cual es extraño en Yimmure, los ojos de colores que van del rojo, al rosa o al violeta, y que a menudo son descritos como "fascinantes e intimidantes en igual proporción" "Ojos que atraviesan tu alma y hielan tu sangre" que según se dice, pueden ver el futuro, aunque dudo que ello sea cierto.

—Wow, es muy interesante —respondió Shiro—. ¿De qué clan es la etnia de los Onyx?

—Clan de las Serpientes.

—¿Serpientes? Jajaja —Shiro rió bulliciosamente—. Es decir que eres descendiente del clan de las serpientes y te intimida mostrar la piel... Eso es muy extraño.

—Kalm es una serpiente desnaturalizada, Shiro —dijo Joppie riendo—. Va en contra de la naturaleza de su especie.

Reí silenciosamente y respondí en tono sarcástico —: Y tú eres un Cántropo con un coeficiente intelectual casi igual al de un Tenshi... Supongo que ir en contra de la naturaleza es parte de ser Schultz.

Joppie rió escandalosamente a mi respuesta, pero Shiro expresó una cierta curiosidad ante mi afirmación —: ¿A qué se refiere con "casi igual"? Pensaba que Joppie era tal como un Tenshi.

Aquella pregunta inocente se sintió como una dolorosa punzada, dada sin mala intención, pero cruel de todos modos. Solo bajé la mirada y contesté —: No. Está muy cerca de la condición mental de un Tenshi, pero no es igual.

—La doctora me dijo una vez que mi mente es más joven que mi cuerpo —explicó Joppie—. Tengo dieciocho años de edad física, pero mentalmente tengo aproximadamente quince años.

—Ah, no suena a una diferencia tan amplia —dijo Shiro—. ¿Es eso cierto, Sr. Schultz?

—En resumidas cuentas, es algo así... —mentí.

En realidad, es mucho más complejo que eso, y pensar en ello me aflige bastante: Cuando mi madre o mi padre, experimentaron con ella usando la Educadora Reactiva, mutilaron su naturaleza, y deformaron su mente, convirtiéndola en algo que no debía ser como es, algo que no debía existir... El cerebro de Joppie es mucho más avanzado que el de cualquier otro Cántropo del que se tenga registro, es indiscutiblemente, el pináculo de su especie en cuanto a cerebro, lo cual, implica que de encontrarse otro Cántropo (lo cual es improbable pero no imposible) Joppie no sería capaz de relacionarse normalmente con él, porque su mente, es más aproximada a la de un Tenshi, que a la de otro Cántropo.

Pero aproximada, no es igual, y por ello, si bien el cerebro de Joppie asemeja muchos de los rasgos de un Tenshi, no es igual al de uno. El Trastorno de Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) que le fue diagnosticado a Joppie hace años, es resultado de su naturaleza como Cántropo, y de la misma manera, su dificultad para madurar y desarrollar conductas de mujer adulta, son producto de lo antinatural que resultan esos comportamientos a su naturaleza... Incluso algo tan graciosamente inofensivo como su incapacidad de usar zapatos, demuestra que, en efecto, ella sigue siendo una criatura mentalmente inferior a nosotros.

El cerebro de Joppie está en un punto medio, un tira y afloja entre su lado Cántropo natural y el lado Tenshi implantado por mis padres, y cuando entiendes esa posición, entiendes que Joppie está estancada en un punto muerto del cual no tiene escapatoria, y en cual nunca podrá vivir plenamente... Es muy superior a un Cántropo, por lo que no puede vivir la alegre y simple vida que dichos animales vivían, pero tampoco es lo suficientemente avanzada como para igualar a un Tenshi, por lo que no podría adoptar por completo el estilo de vida de uno.

Pensar en ello me deprime un poco, pero, a fin de cuentas, existen muchos otros Tenshis, con distintos trastornos mentales, que logran sobrellevar su condición y vivir plácidamente, y claro, conmigo cuidando de ella, será aún más sencillo. Además, aunque su mente no es igual de avanzada que la de un Tenshi, es lo suficientemente avanzada como para entender y disfrutar cosas que como Cántropo no habría podido, como el manga, la música, las charlas con amigos, entre otras.

Al final, ella resume la historia de su especie y cuando su vida acabe, su especie acabará... Con ella, la especie de los Cántropos alcanzó su punto más alto y con ella desaparecerá, así que, sea como sea, debo asegurarme de que su vida sea larga y plena.

Mientras meditaba al respecto, Joppie y Shiro cantaban una canción romántica de moda juntos.

«Como te he querido yo, como te he querido yo, de millones de maneras, y a cada cual mejor» repetían al unísono.

La doctora de Joppie me advirtió la posibilidad, de que el lado más "Tenshi" de Joppie, probablemente la encaminaría a formar vínculos afectivos más complejos que los que formaría como Cántropo, y ello incluía la capacidad de formar vínculos románticos... Sospecho que es precisamente lo que ocurre entre esos dos.

Y claro, es preocupante, porque más allá del tabú social del interespecismo, y el detalle de que Joppie según la Ley no es igual a un Tenshi, el amor es un arma de la que no puedo protegerla... No tengo experiencia en ello, así que me sería difícil coartarla de sentir esos sentimientos. Siempre prevengo la posibilidad de que Joppie quiera tener una relación romántica, y para ello requiera el permiso legal de ser considerada Tenshi, junto con todos los conflictos legales y éticos que ello implicaría... Suena a un proceso por el que no quisiera que Joppie tuviera que verse involucrada.

Luka me dijo que, con un decreto Real, el Rey podría concederle el derecho a Joppie de ser llamada "Tenshi" y ello sería el fin del problema, pero... No quiero deberle favores al rey.

De momento, solo dejaré las cosas ser, tanto con ella, como con Shiro... Aun así, debo prepararme para el futuro, sea como sea, mi prioridad siempre será que ella sea feliz.

—¡Allá! —exclamó Joppie—. Veo los arcos blancos de la ciudad portuaria. ¡Ya llegaremos al barco!

—¡Andando entonces!

...

Cruzamos el primer puente exclusa de la Región de Neptuno, y al ser reconocidos, se nos concedió acceso. La carta Real de Asami, nos indicaba que visitáramos directamente el Palacio, por lo que el resto del camino hacia mi encuentro con Hilda, sería en lancha a motor.

Caminábamos por el malecón hasta encontrarnos con el vehículo Real que Asami había preparado para nosotros protocolarmente, mientras contemplábamos el "Gran Río de Estrellas" a nuestra izquierda.

La arquitectura general de la Región de Neptuno, tiene el blanco como color predominante, las rocas del suelo eran grises blanquecinos, el faro junto al puerto era enorme y blanco, e incluso el pequeño poblado pesquero aledaño estaba conformado por casas de yeso de color blanco.

Lo extraño, sin embargo, era lo solitario que resultaba este día, y esa estela fantasmal que rodeaba el vacío puerto. Y no solo me refiero a la ausencia casi total de personas en las calles, sino al sepulcral silencio que solo era mermado por el sonido del flujo del río a nuestro lado. Podía escuchar el sonido de mi tacón contra el suelo, y el sonido de las patas de Joppie.

—Qué extraño, nunca había visto este lugar tan vacío.

Pude ver a un hombre salir desde el faro, y de inmediato le reconocí como uno de los Guardias Reales de esta Región. Su armadura constaba de una pechera gris azulada con una textura algo rugosa, y un brillo superficial parecido a escarcha. Usaba botas con propulsores pequeños para la cómoda movilidad en el agua, y usaba brazaletes decorados con perlas y guantes con membranas entre los dedos, para nadar. Sostenía en sus manos una larga Naginata plateada decorada en su punta con un nautilo, y una hoja aguda que brillaba en tono verde azulado. Lo más llamativo sin embargo era su casco, el cual era similar al modelo común de un samurái, pero con un bozal con respiradero cómo el de un buzo, una visera dorada a través de la cual se asomaban sus azules ojos, y una aleta decorativa similar a la de un tiburón sobre su cabeza, y dos laterales por el área de las mejillas.

—Saludos, Sr. Schultz —dijo aquel caballero—. Es un placer tenerlo en la Región de Neptuno.

—Lo mismo digo, es la primera persona que veo en este lugar desde que llegué —dije—. ¿Hay un motivo por el que las calles estén solitarias?

El guardián asintió —: Las aguas están inusualmente calientes desde hace algunos días —explicó—. Ello ocasiona que la pesca sea pobre... como entenderá, en un poblado pesquero, una escasa pesca deja sin quehaceres a la mayoría de personas, lo cual deja los puertos vacíos.

Observábamos el ancho río de Estrellas, y apreciábamos lo solitario que lucía. Su caudal en este punto no es tan fuerte, por lo que generalmente es posible ver peces en estas áreas, pero efectivamente, ni siquiera ellos se dignaron a salir.

—De acuerdo... Supongo que nuestros caminos se separan ahora —dijo Shiro—. Les deseo suerte en su camino.

—Bye bye, Shiro —dijo Joppie y le abrazó—. Nos vemos pronto.

Shiro la abrazó y besó en la mejilla, y el abrazo se prolongó por algo de tiempo... como un par de novios que se separan.

—Venga ya, Joppie —dije entre risas—. Vamos al Palacio un par de días, no es una expedición oceánica o algo así.

Shiro y Joppie rieron captando la indirecta y se separaron. Joppie subió al barco junto conmigo, y Shiro cargó las maletas de Joppie. Finalmente, el guardia desconectó el cable de la lancha del muelle, y encendiendo el motor, partimos hacia el Palacio central del Océano Infinito de Neptuno.

—Esto está por suceder... Volveré a ver a Asami, y conoceré a Hilda...

—¿Estás emocionado? —inquirió Joppie.

—No voy a negarlo, estoy intrigado...

...

Año 1098.

Día 22 del Primer Mes de Primavera.

Palacio del Océano Infinito – Región de Neptuno. Rize.

Narrado por: Luna Redwald.

El hermoso monasterio donde nos ubicábamos, se encontraba en una colina al este del Palacio. Descendimos la colina, escoltadas por un grupo de Guardias Reales, ocultas dentro de un carruaje.

Esta región es como un archipiélago de pequeños cayos e islotes alrededor de un enorme lago artificial. Algunas de esas islas eran de terreno irregular, formando pequeñas montañas, amplios valles y floridas praderas. Las casas en general, lucen como pequeños templos o peceras, con cúpulas azules por techos y blancas paredes. A lo lejos se ve la imponente ciudad del Océano Infinito, radiante y poderosa, con grandes cúpulas y muchas personas circundado.

Desde que llegué, he notado que la pesca es la actividad principal de esta Región, pero jamás había visto un lugar donde las personas se movilizaran en barco como si de una montura se tratase.

Bajamos hasta un pequeño canal, para luego ascender a un pequeño barco que nos encaminaría al lugar donde ahora nos encontramos, el santo Palacio.

Desde que pusimos nuestros pies en el Santo Palacio del Océano Infinito, nuestras miradas se han perdido contemplando las maravillas que se encontraban allí adentro.

Los suelos están hechos de losas de piedra blanca y rugosa, supongo que, con el fin de ayudar a conservar el equilibrio en tan mojado sitio, en el cual corría, brotaba y sobresalía agua de casi todos lados. El pasillo por el que caminábamos era virtualmente un puente de roca sobre un pequeño río, a través del cual nadaban coloridos peces y anguilas, a su vez, que todo conectaba con varias fuentes exteriores con la forma de basilosaurio, expulsando agua desde sus bocas.

Los Guardias nos guiaban por el área exterior del Palacio, procurando que no cruzásemos con los ojos curiosos de los espectadores, y gracias a ello, teníamos vista directa a los anchos ríos y cascadas del exterior.

Caminábamos juntas las cuatro por los pasillos exteriores del majestuoso lugar, arrulladas por el húmedo ambiente y el sonido del oleaje golpeando el borde del santuario, escoltadas por cuatro guardias armados. Muy en el fondo, supongo que nos escoltaban a nosotras y también nos vigilaban, lo cual, supongo era una precaución apreciable.

Hilda también permanecía en guardia, pese a estar usando muletas.

Llegamos a ese paso, hasta un jardín rectangular, como un ancho y largo pasillo, cercado con grandes paredes de roca agrietadas desde cuyas grietas brota agua, pequeñas fuentes decorativas de bambú y pequeñas ruedas que sonaban sutilmente al flujo del agua, además de pasillos de pasto verde y pequeños ríos internos abarrotados de peces Koi, con pequeños puentes hechos de bambú para cruzar sobre el complejo acuático.

El sonido el agua era como un suave arrullo, al igual que la húmeda brisa que recorría el jardín, resultando especialmente refrescante en este caluroso día, embriagando y endulzando nuestros olfatos con el aroma de las flores. Al final del jardín, había una gran cascada, con un puente que cruzaba justo a su lado, cómo diseñado para que quien caminase por él, alcanzase la cascada con los dedos.

—Disculpe, ¿Podrían explicarnos hacia donde nos dirigimos? Hemos dado muchas vueltas ya —preguntó Hilda en tono ácido.

—La princesa Asami nos ha ordenado que las guiemos hacia su santuario personal —dijo uno de los Guardias—. Es hacia allá adonde nos dirigimos.

Sylvie tomó a Hilda por el brazo y la guio hasta el fondo del grupo, para hablar con ella.

—Estás demasiado nerviosa, querida —dijo Sylvie suavemente—. Debes relajarte un poco, o ellos también se pondrán tensos. Lo menos que queremos es una mala escena en este lugar.

—No me pidas que baje la guardia, Sylvie —respondió Hilda—. Algo de toda esta situación no me gusta.

—Han sido muy corteses con nosotros desde que llegamos, si hubiesen querido lastimarnos no nos habrían dado refugio en estos días —afirmó Sylvie sonriente—. Y aún si fuera así, sabes que ellos no son amenazas para nosotros.

Atacar el ego de Hilda es una técnica astuta que Sylvie realiza muy a menudo, y que sorprendentemente funciona la mayoría del tiempo.

Las cuatro ascendimos y caminamos a través del puente junto a la cascada, pero cuando llegamos a la mitad del puente, los cuatro guardias se detuvieron y nosotros hicimos lo mismo. En el suelo, eran visibles un conjunto de pequeñas muescas con forma de estrella en el puente, y los Guardias, encajaron los extremos inferiores de sus armas en ellas. De inmediato, el flujo de agua de aquella cascada artificial se ralentizó, permitiendo la visibilidad a través del agua.

—Santos cielos... Es increíble —dije sin poder creer lo que veía.

La cascada era una cortina que cubría una abertura tras el agua. La corriente ahora era lo suficientemente lenta para dejarnos pasar.

—Esta puerta lleva al Santuario Privado de la Princesa. Les ha concedido permiso de entrar a ustedes solamente —dijo uno de ellas—. Adelante.

Cruzamos miradas entre confusión y asombro, pero como de costumbre, Mária decidió dar el primer paso.

—Bien, aquí voy —dijo, para luego posicionarse y dar un salto, como de un metro, hasta el portal revelado en la cascada. Al cruzar, tanto su ropa como su cabellera se mojaron.

Supongo que no podíamos estar en el Palacio del Océano Infinito y aspirar a salir secas.

—¡El agua está deliciosa! —exclamó Mária mientras se acomodaba la mojada cabellera—. ¡Vengan!

Decidí ser la siguiente, salté hasta el umbral, mojando mi ropa y cabellera en el proceso. No sé exactamente por qué saltar al agua de una cascada era tan divertido. Contemplé el puente, y recordé que Hilda no podía saltar por cuenta propia.

—¡Hilda! ¡Prepárate! —avisé para que a Hilda no le tomase por sorpresa.

En estos días, pude comprobar que la única de mis hermanas con la que puedo usar la técnica de intercambio de posiciones, es con Hilda, así que hemos aprendido a aprovechar esa técnica juntas. Ya no es necesario que especifique que la usaré, porque ella ya lo previene.

En cuanto conduje Lumineon sobre ambas, nuestras posiciones fueron intercambiadas. Ella apareció en un abrir y cerrar de ojos, con muletas incluidas, justo tras la puerta, y yo, volví a aparecer en el puente.

—Asombroso —susurró uno de los Guardias al ver mi habilidad en acción.

Yo sonreí, y justo después, Sylvie dio el salto —: ¡Espérenme! —exclamé y volví a saltar.

Las cuatro reímos un poco al ver las lindas ropas que nos regalaron en el monasterio, mojarse por completo bajo la cascada.

Aquella puerta llevaba a una especie de largo y oscuro túnel, sin embargo, al final, era visible una luz azul esperando por nosotras. Avanzábamos cautelosamente, sin saber con exactitud qué nos esperaba al fondo.

Cuando cruzamos el umbral, una vez más nuestras pupilas se dilataron. Este día resultaba ser una maravilla tras otra.

Un natural, algo humilde, pero hermoso santuario escondido era el refugio de la princesa en sus ratos privados y solitarios. El lugar era una especie de lago dentro de una cueva, con una abertura en la parte superior del techo (Sylvie dice que se llama cenote), con una gran cascada en su punto alto, cayendo directamente sobre la oscura laguna. Nos encontrábamos en una especie de segundo piso, un nivel intermedio en forma de aro rodeando la cueva, con un pasillo delantero que llevaba a la parte alta de la cascada y un pasillo en espiral que llevaba directamente a la orilla del lago.

—¡Este lugar es una maravilla! —exclamó Mária, y el sonido hizo eco entre las paredes de la cueva—. ¡Mira Sylvie! ¡¿No te recuerda a tu hogar?!

Sylvie sonreía adorablemente mientras sus ojos brillaban de emoción —: Es como, como un cenote artificial... Me recuerda al lugar donde nos conocimos, Mária.

Caminábamos curiosas por el santuario, contemplando el lugar, bajamos por las escaleras de caracol de piedra pulida que se encontraban cerca, y descendimos hasta la laguna. detrás de la cascada, en una especie de recámara iluminada por tenues antorchas, se encontraba recostada en una silla una mujer.

Vislumbraba su imagen entre el agua de la cascada que se encontraba a su lado, como si de una onírica visión se tratase. Una chica joven, de blanca piel y ojos muy rasgados, del mismo color que la oscura laguna, y cabello hasta la cintura de color azul zafiro, mojado por completo y adornado por un par e horquillas que sostienen sus laterales para dejar al descubierto sus orejas adornadas con pendientes. Su nariz es tan perfecta que casi es difícil de creer, sus labios son finos y de un apetitoso color rosa, resaltados por un pequeño lunar en su parte inferior, y su tez es tan fina como la porcelana... Simplemente una princesa.

Su cuerpo es delgado y simétrico, no del todo e mi gusto, pero muy adecuado al estereotipo de belleza de Rize. Usa un traje de baño de una pieza, de un precioso tono azulado, con cuentas y brillos llamativos, que te incitan a mirar con detenimiento su delgada pero atractiva figura.

—Oh, saludos y bienvenidas —dijo aquella mujer, poniéndose de pie—. Mi nombre es Asami Raiden, princesa y Dux de la Región de Neptuno, soberana de estas tierras.

Hicimos el gesto de reverencia real al cruzarnos con ella, tal como nos enseñaron en el monasterio, antes de venir.

—No es necesario que reciten el juramento —dijo Asami—. Ustedes son guerreras de un nivel muy elevado, como para rendirme respeto a mí. Saludarnos como semejantes me resulta más apropiado en esta situación.

—Oh, ¿De veras? —asimiló Hilda con sorpresa—. Muy amable de su parte, Princesa. Mi nombre es Hilda Hayward, y ellas son mis hermanas: Luna Redwald, Sylvie Schiffa y Mária Marivaldi. Somos la nueva generación de Valquirias guardianes del Reino de Yimmure.

—Aaaahh, es asombroso poder conocerlas en persona —Asami se comportaba extrañamente infantil, pero al mismo tiempo muy cortésmente—. Hilda... —posó sus ojos en ellas mientras sonreía, pude notar como miraba a mi Hilda de cabeza a pies—. Creí haber mencionado lo importante que era el que usaran la vestimenta apropiada en el Palacio.

Le dijimos a Hilda muchas veces que debía respetar a los Dioses y las normas de este lugar, pero Hilda insistía en que ningún Dios verdadero obligaría a sus devotos a usar camisa, y se negó rotundamente.

—Te lo dije —repitió Sylvie.

—Soy del Clan de las Serpientes, no tolero tener la piel muy cubierta —respondió Hilda al comentario de Asami.

—Oh, lo entiendo —asintió dulcemente aquella joven chica—. Descuida, en este lugar no tendrás ningún problema por tu vestimenta, eres libre de usar tanta o tan poca ropa como te sientas cómoda —sonreía cerrando los ojos en una especie de falsa sonrisa—. Pero espero por tu bien, que para la próxima uses la vestimenta adecuada allá afuera.

Aquello fue un regaño directo con cierto tono de amenaza, pero por alguna razón, Hilda solo asintió y lo tomó de buena manera —: Está bien, lo prometo.

—¡Excelente! —respondió Asami efusivamente—. Y cómo les decía, este santuario es mi refugio privado, y les concedo mi permiso de permanecer en él, y entretenerse como les plazca mientras esperan a Kalm. Pueden hacer clavados desde la cascada superior, deslizarse o solo disfrutar de la corriente de agua de este relajante paraíso privado mientras-

—¿Cuánto cree que demore Kalm en llegar? —preguntó Hilda directa y seriamente.

—Uuumm, bueno, hace poco más de una hora, fue reportada su presencia en el Río de Estrellas, así que en una o dos horas más, estará aquí —respondió ella.

—¿Y es tan necesario que esperemos aquí dentro? —cuestionó Hilda una vez más—. ¿Por qué es tan importante mantener nuestra presencia en secreto?

Asami intentaba lucir tranquila pese a lo directos e incómodos que eran los cuestionamientos de Hilda. Sylvie y yo hicimos gestos a Hilda para que detuviera su interrogatorio.

—Uuumm, pues —Asami meditaba bien sus respuestas—. Digamos que, su presencia aquí podría ser comprometedora para la integridad de Rize.

—¡¿Qué?! ¿De veras? —fue a mí a quien se me escapó aquella duda—. Pero, ¿Por qué? Yimmure y Rize no tienen conexiones diplomáticas, no hay razón por la que nuestra cruzada pueda ser negativa para ustedes.

—Oh no, por supuesto que no —aclaró ella—. Personalmente, respeto y admiro su causa, pero, darles refugio a las enemigas prometidas del Rey con el ejército más grande de Mastema, podría escalar y tornarse en un conflicto militar más severo... Con todas las tensiones que nos traemos ahora en toda Mastema, evitar problemas con Yimmure es lo mejor.

—Supongo que también tiene que ver con lo ocurrido en Campione con el ataque de los Lobos —mencionó Sylvie en voz baja.

—Exacto, jovencita —afirmó Asami, quien la escuchó de todos modos—. Y ya que les ha mencionado, ¿Podríamos hablar un poco sobre ello?

Aquel inicio de interrogatorio era repentino y algo intimidante, pero, de negarnos a formar parte de él, comprometíamos aún más nuestra ya cuestionable imagen. Sylvie dio un paso al frente para alzar la voz por el grupo —: Por supuesto que podemos, de hecho, me encantaría aclarar la relación que existe entre dicha organización y nuestra causa, para así ahorrar malentendidos.

Asami reconoció la determinación de los ojos de Sylvie y le permitió explicarse, al mismo tiempo, noté como sus ojos azules adquirían un extraño brillo natural.

—Siendo completamente honesta, en retrospectiva, colaboramos brevemente con ellos —explicó Sylvie—. Sin embargo, aquello fue solo una colaboración por intereses mutuos. No teníamos idea de que eran una Organización tan grande, ni tampoco conocíamos sus planes a gran escala. Actualmente, no tenemos ningún tipo de conexión con ellos.

Asami asintió frunciendo un poco el ceño —: Entiendo... ¿El Asalto a Dysis fue idea de ellos? ¿O suya?

—Un poco de ambos —respondió Hilda—. Planeábamos infiltrarnos a la Mansión del Gobernante de Dysis, ya que escuchamos que él había reunido las seis armas sagradas de las Valquirias. Cuando hacíamos preparativos para adentrarnos a la ciudad, un hombre llamado Geo Greyrock se contactó con nosotras, para ayudarnos. Nos ayudó a entrar a salvo a Dysis, nos ofreció refugio, comida, ropa y herramientas para nuestra misión.

» Nuestro plan era permanecer en Dysis investigando, y planificar con detenimiento una infiltración. La idea era ser cautelosos e investigar bien el terreno, mientras menos personas se vieran involucradas, mejor... Pero un día ese hombre, mencionó que su grupo haría "algo" que podría comprometer nuestra misión, y nos incitó a actuar con prisa, esa noche.

—Y ocurrió el ataque... —entendió Asami.

—No teníamos intenciones de que escalara a ese nivel, pero sucedieron muchos desafortunados sucesos que nos orillaron a luchar —añadió Sylvie—. En realidad, al final, las acciones de los Lobos por poco nos cuestan la vida a nosotras también, y lo único que obtuvimos fue la espada que Hilda trae en su espalda.

Asami dirigió sus ojos azules a la espada Khanda de Hilda —: Ya veo... Dices que, ¿Nunca escucharon antes de los Lobos como Organización? ¿Cómo sabían que podían confiar en ellos?

—Yimmure es enorme, y hay muchos conflictos... En todos lados hay fuerzas peleando entre sí, por cualquier cosa, por lo que no conocer a una organización criminal de entre las miles que existen, no es imposible —expliqué a la princesa—. Y no sabíamos con certeza si podíamos confiar en él y su grupo, por lo que aceptamos su apoyo, cautelosamente.

—Entenderá que, en nuestra condición, como guerreras buscadas por el Imperio, conseguir ayuda no es sencillo. No estábamos en condiciones de rechazar ofertas de apoyo —añadió Hilda.

Asami asintió —: Lo comprendo perfectamente. Y no he percibido señal alguna que parezca sugerir que mienten... Así que decidiré creerles. No han tenido un camino fácil hasta ahora, incluso tuvieron que enfrentar a Seth en su primera contienda.

—No lo ha sido en absoluto —afirmó Hilda estoica, pero más serena—. Pero nuestro deber es más grande que cualquier adversidad que debamos enfrentar.

—Eso es admirable —respondió Asami—. He de suponer, a juzgar por sus palabras, que han venido a reunirse con Kalm, para solicitar su ayuda.

Fue entonces cuando notamos que quizá dijimos demás en un intento de despejar las dudas respecto a nuestros ideales.

—Supongo que no tendría sentido negarlo —respondí.

—¿Y qué hay de Kalm? ¿Ha colaborado con ustedes de alguna forma? —preguntó Asami.

Pude notar su deseo de extraernos información. Contemplando sus ojos, supuse que ella era uno de esos "polígrafos vivientes" de Rize.

—No —respondió Hilda—. Nunca nos hemos comunicado con él antes, de ninguna manera.

—¡¿P-perdón?! —cuestionó Asami—. Ustedes... vinieron desde tan lejos, ¿Y jamás han hablado con él?

—Situaciones desesperadas requieren medidas drásticas, princesa —respondió Hilda.

Asami asintió —: Tienes razón... No ha habido mentira alguna en sus palabras... Puedo estar convencida de que son genuinas guerreras, con el deseo de cambiar su Reino y eso es hermoso. Estoy segura de que Kalm también notará eso —sonrió tiernamente—. Les deseo la mejor de las suertes, espero que Kalm les ofrezca la ayuda que tanto necesitan. Yo por mi parte, evaluaré con mis consejeros, ofrecerles apoyo en su noble causa, de una u otra manera.

—¡¿D-de verdad?! —La expresión de enojo regular de Hilda, se tornó en una asombrosa emoción, y por segunda vez en el día, pude ver una ligera sonrisa en sus labios—. Pero, eso podría traerle problemas, ¿No es así?

—Fue algo que aprendí de Kalm, o ambos aprendimos el uno del otro... Sé cómo salirme con la mía cuando de problemas con mi familia se trata —expresó riendo mordazmente—. Por otro lado, me alegra verte sonreír finalmente, Hilda.

Hilda bajó la mirada y se sonrojó un poco —Gracias... Al menos ahora sé que este viaje no fue en vano.

—Tú eres la prima de Kalm, ¿No es así? —preguntó Asami mientras cortaba distancia con Hilda.

Hilda asintió y retrocedió un poco, al notar el extraño acercamiento de Asami hacia ella.

—No lo parecen, pero sí que lo son —dijo Mária.

—Por supuesto que lo creo... El mismo ceño fruncido, los mismos gestos, y... —Asami se inclinó un poco, acercándose bastante al rostro de Hilda—. Tienen ese mismo "no sé qué" en sus miradas, tan cautivador.

—Gracias, supongo —dijo Hilda sonrojada, un poco intimidada.

Yo me apresuré disimuladamente a abrazar a Hilda por la cintura y reír suavemente, justo frente a Asami, solo como una señal de que ella no estaba disponible. Afortunadamente, tras varios días de Hilda inmóvil dependiendo de mí para sostenerla, cargarla y demás, y durmiendo junto a ella en el barco, ella se ha acostumbrado al contacto físico entre nosotras.

—Usted parece conocer muy bien a Kalm —dijo Sylvie—. ¿Son muy cercanos?

—Mucho más que la mayoría —dijo Asami sonriendo orgullosa—. He sido la única mujer con la que ha tenido una cita.

—¡Oh por- Wow! —dijo Sylvie—. ¡¿De verdad?!

—Creía que a él no le interesaban las mujeres... ni nadie en particular —comentó Hilda.

—Puessss, creo que es cierto... Él es... peculiar —dijo Asami—. Es alguien afable pero distante, es difícil que él disponga a conocer con detenimiento a alguien, no suele dejar espacio para mucha gente en su corazón, pero, de todos modos, tratará con amabilidad a la mayoría de personas que conoce.

—Suena bien, ¿Por qué no funcionó lo de ustedes? —cuestionó Mária, con su excesiva honestidad, que ahora es costumbre.

Asami rió ante aquella pregunta —: Kalm es adorable y amable, pero también es quisquilloso y severo. Tiene convicciones muy fuertes que a menudo resultan inflexibles, ello aunado a su complejo de anteponer sus deberes a sus intereses personales, ocasionaron que simplemente prefiriera a Onyx, que a mí.

—Oh, vaya —escuchar a Asami hablar de esa forma de Kalm, me resultaba curioso, comencé a sentir más ganas de conocerlo. Sonaba más parecido a Hilda de lo que pensé.

—En ese caso, la descripción de Kalm sí se adecúa a lo que he leído acerca de él —dijo Sylvie—. Lo cual es buena noticia, significa que podremos razonar con él sin problemas.

Asami asintió —: Por curiosidad, jovencita, tú... Eres la princesa del Clan de las Tortugas, ¿No es así?

Sylvie asintió con sus ojos muy abiertos por el asombro —: Así es, ¿Cómo lo supo?

—Escuché la historia sobre la princesa del Clan de las Tortugas que murió ejecutada por su padre, por negarse a casarse con un sobrino de Okta —explicó Asami—. Tal como escuché los rumores, sobre tu posible supervivencia... He conocido a otras personas de tu tierra, y, además, sé distinguir a una persona de Realeza cuando la veo.

—Aaww, gracias, princesa Asami —respondió Sylvie—. De parte de mis hermanas y mía, le estamos agradecidas por su hospitalidad.

—El gusto ha sido mío, de conocer a las enviadas de la Diosa tierra en nuestro mundo. Les extiendo mis respetos por su labor y por el respeto que siento hacia Kalm —respondió ella.

Princesas, son tan buenas aduladoras.

—En fin, creo que he permanecido más tiempo del adecuado aquí —dijo Asami—. Debo volver, mi deber me llama. Kalm estará aquí en un par de horas... Pueden disfrutar de mi santuario mientras tanto.

Nos despedimos de la princesa Asami y ella se retiró por el mismo pasillo por el que nosotras llegamos.

...

Año 1098.

Día 22 del Primer Mes de Primavera.

Gran Lago de Neptuno. Región de Neptuno – Rize.

Narrado por: Kalm Schultz.

Dicen que, en ocasiones, cuando nos enfocamos demasiado en llegar a la meta, no disfrutamos adecuadamente del camino... Afortunadamente, aquel no es mi caso.

No creo que sea necesario decir que me encanta la velocidad, por lo tanto, entenderán que tripular una lancha que navega velozmente por sobre el agua del Gran Lago, es una experiencia gratificante, indiferentemente de cuantas veces la repita.

Joppie estaba sentada en la proa, erguida y sonriente, mientras el viento acariciaba su rostro y empujaba su pelaje hacia atrás. Sus ojos estaban entrecerrados, ella disfrutaba la brisa mucho más que cualquiera.

Yo me encontraba en un extremo del bote, me inclinaba fuera de él para contemplar el agua en busca de peces. Con la suficiente atención, era posible ver uno que otro pez plateado o blanquecino, pero, para lo habitualmente lleno de vida que está este lago, ahora mismo se encuentra muy solitario. En este lugar es común encontrar incluso narvales saltando en las áreas más profundas.

Este Gran Lago es la gran encrucijada naval de la Ciudadela de Neptuno, una imponente ciudad conformada por cilíndricas casas altas como torres, con cúpulas redondas y azules en sus cimas. La forma general de la ciudad es redonda, como muchos anillos acomodados uno dentro del otro, y el gran Palacio, está cruzando el distrito norte de la ciudad.

Me incliné cuidadosamente fuera de la lancha, e introduje mi mano en el agua. Por estar en un vehículo en movimiento, mi mano elevó mucha agua, y pude verificar por cuenta propia, que el agua estaba más caliente de lo habitual.

—La escasez de peces en este lugar, también se debe a la temperatura del agua ¿No? —pregunté al Guardia, que mantenía encendida la lancha conduciendo Thundrion a su motor, y la conducía desde la popa.

—Correcto, Sr. Schultz —respondió él—. Neptuno ha estado enojado desde el día del Asalto a Campione, tal parece que siente que algo anda mal en la superficie.

Reí silenciosamente a aquella afirmación... Dudo mucho que un lagarto acuático sea capaz de entender geopolítica.

Neptuno, es considerado un "dios menor" o "dios guardián terrenal" en nuestro mundo. Hay muchas estatuas y pinturas que reflejan su imagen, pero verlo en persona es un evento muy extraño, de esos que solo los afortunados pueden avistar en sus vidas... Y yo fui uno de ellos.

Ninguna de las historias que había escuchado sobre él, hacía justicia a la incomparable magnificencia que emanaba de aquel poderoso animal, que al elevarse sobre el agua, sacudió las embarcaciones del lago como en un maremoto; su piel era gris, con pecho blanco, y manchas irregulares de color azul oscuro, en todo su cuerpo, resaltando las que rodeaban sus ojos y hocico, el cual, era similar al de un delfín, muy dentado, y el tamaño suficiente para engullir incluso al Rey León Okta de un solo bocado. La forma general de su cuerpo era similar al de un tiburón, aunque era algo más alargado, de hecho, su envergadura total era de 36mts, nueve veces el tamaño de la lancha en la que navegamos ahora mismo. Justo antes del tramo de su cola, sobre su rugoso lomo, se encontraba una aguda aleta con una mancha radiante y azul, conocida por haber destruido una vez un Navío Acorazado de Guerra. Su cola, idéntica a la de una ballena, tan flexible como una palmera, es considerada la más fuerte de entre todos los seres vivos, pues posee la fuerza suficiente para impulsar al gigante de aproximadamente 180t con la inercia suficiente como para elevarlo varios metros por sobre el agua al dar saltos.

Neptuno es carnívoro, todo el mundo lo sabe, y quizá podría sonar aterrador decir que en este momento flotamos en un pequeño barco, sobre una bestia carnívora de 36mts de longitud, con la envergadura suficiente para devorarnos de un bocado, pero, lo verdaderamente maravilloso de esta criatura es su pacífico temperamento para con nosotros.

No es común que Neptuno salga a la superficie, por lo general suele nadar en aguas profundas, y comer calamares de los que tanto abundan en este pequeño océano. Aun así, de vez en cuando se le ve asomarse en la zona central del lago, y tal evento, es de esos magníficos sucesos que marcan a cualquiera que tenga la dicha de apreciarlos.

Cuando vine a este lugar por primera vez, tuve la incomparable dicha de verlo erguir su colosal silueta sobre las aguas, como si de un saludo real se tratase... Fue entonces que pude reconocer la genuina magnificencia del ser que habita este lugar, y pude porqué las personas lo veneran como si de un dios se tratase.

Neptuno tiene la fuerza para destruir el Palacio, para exterminar a toda forma de vida de esta región. Podría devorarnos a todos, pero ha decidido permanecer impasible ante los millones de seres vivos que flotan y habitan en su territorio. Y no solo eso, sino que, además, su manejo del Hydrion, es el que atrae el agua desde el océano exterior, dando así funcionamiento al mágico río invertido del Susanoo y a los ríos y cascadas circundantes, alimentando las centrales hidroeléctricas que abastecen de energía esta Región... Y como pueden ver, es tal su influencia en este entorno, que, si se encuentra de malas, puede calentar las aguas, y con ello, comprometer la pesca y el sustento primordial de las personas.

Siempre me he preguntado, si las ofrendas vivas y las adoraciones que recibe, tienen sentido para él... Quizá lo subestimo porque no lo entiendo, pero después de todo, Neptuno tiene más de 1000 años... ¿Qué tanto habrá visto? ¿Qué tanto recordará? ¿Qué tanto tiempo de vida le quedará? ¿Será inteligente?

Observé el movimiento de las aguas por un tiempo más, recordando aquel mágico avistamiento de hace años.

«Sea como sea... Supongo que él sí es un dios digno de mis respetos... Gracias por tu existencia, señor de los mares»

Mientras avanzábamos por el lago, la lejana imagen del majestuoso Palacio del Océano Infinito, era cada vez más visible. A lo lejos lucía casi como un espejismo, como una mágica ilusión levitando sobre las aguas, pero no lo era. El Palacio del Océano Infinito es imponente y blanco, con sus características cúpulas relucientes y de adiamantado color azul, con astas erguidas como finas agujas donde ondean las banderas del Reino y la Región, mientras los géisers de agua a su alrededor se elevan a kilómetros por los cielos. Las estructuras aledañas al Palacio Central son enormes torres cilíndricas, con miles de pequeñas ventanas de cristal.

Las historias más antiguas de Mastema, a diferencia de la religión monoteísta del Dios Serafín de Gard, planteaban la existencia de nueve grandes dioses. Uno de ellos, llamado Susanoo en las leyendas de Rize, y Neptuno en el antiguo panteón de dioses, construyó este Palacio en el año 765A.G. y también, dejó al dios menor Neptuno como su suplente terrenal cuando abandonó esta tierra.

Es curioso... He venido a este lugar en varias ocasiones, y jamás cuestioné verdaderamente si los Tenshis serían capaces de construir algo como esto. A menudo se dice que la arquitectura de este lugar es demasiado perfecta como para ser lograda por Tenshis. Se dice que era por completo "arquitectura sagrada", y así como éste lugar, existen muchos otros lugares construidos a tal grado de peculiar perfección, que a menudo se atribuye a edificación divina... La pirámide del Sol en Yimmure, el Palacio de los Ocho Brazos en el Desierto, el Templo de la llama Eterna, la Isla de Espejismo, el Obelisco helado...

Tal vez es debido a mi próximo encuentro con Hilda, pero ahora no puedo evitar repasar en mi cabeza todas esas leyendas, y por primera vez en mucho tiempo, cuestiono la posibilidad con una perspectiva más amplia. «¿Esto podría significar... que todo fue creado por ellos?»

Como decía el Ave de la Muerte, Ashfall, cuanto más comprendemos las cosas, más desconcierto nos ocasionan las interrogantes.

No puedo evitar pensar en aquellos libros expuestos por la Santa Iglesia de Gard en los años 600... Libros de Demonología, que tratan de explicar qué era aquel cráneo hallado en la Montaña del Origen de Syver, era de hecho lo que los antiguos llamaban "bestias carmesí" o Antitenshis, criaturas antiguas creadas antes que nosotros, y que se dice, tenían la fuerza suficiente para rivalizar con los antiguos dioses, por lo cual, fueron destruidos en su totalidad, y sobre sus bases, se creó el nuevo mundo, nuestro mundo.

La historia tiene aristas, como la definición de nuestro mundo como un "disco" plano, cuando hoy entendemos nuestro mundo como una esfera... Pero esencialmente, lo intrigante al respecto es comprender que incluso aquellos supuestos creadores, tenían limitaciones, cometían errores, sentían miedo, y probablemente eran mortales... Crearon con su poder a seres que no pudieron controlar, y los destruyeron sin rechistar cuando se sintieron amenazados... Es aterrador, principalmente porque suena totalmente como la clase de errores que los Tenshis cometemos.

La primera gran guerra de Mastema, fue una guerra de ambiciones e ideales de dioses, que estuvieron dispuestos a matar a sus propios semejantes, y extinguir a su creación, para imponer sus ideas. Tal como hemos hecho los Tenshis muchos años después.

«¿Qué debo pensar de ello? ¿Se comportan los dioses, de la misma forma que los escritores que los inventaron? ¿Reflejan en realidad nuestras ideas?» preguntaba en mis adentros mientras me acercaba al Palacio «¿O... los reflejamos nosotros a ellos? ¿Seremos nosotros un reflejo de nuestros creadores?»

Ashfall, apodado Ave de la Muerte, fue el hombre que más tiempo dedicó a estudiar a los dioses, dedicó sus casi 500 años de vida, a entender la plena complejidad de nuestro origen, y uno de sus hallazgos fue un escrito antiguo, que narra cómo Mortem, también conocida como Mastema, apodada "Ángel Castigadora, o ángel de la muerte" contaminó el aire que respiramos para arrebatarnos el regalo de la vida eterna, que el Dios Serafín supuestamente nos había otorgado. Es por ello que el Dios Serafín llamó a este mundo "Tierra de Mastema", lo cual, podría traducirse tanto como "Tierra de los Mortales" como también "Tierra de los Muertos"

Tanto hablar de dioses... Y estoy a punto de conocer a un grupo de "enviadas de Dios" y aún no sé qué pueda esperar de ellas... ¿Cómo será el don de Hilda? ¿Cómo será Hilda?

No recuerdo otra ocasión en la que me hubiese sentido tan emocionado y ansioso de conocer a alguien, es algo extraño... Las únicas personas que conocí de mi núcleo familiar, fueron mi madre, mi padre, y posteriormente abuela Veka. No conocí a mi abuelo ni a mi abuela (aunque he oído tanto sobre ellos que es casi como si los conociera) y de mi familia paterna, solo sé que mi padre actualmente está casado con el hermano mayor de Sally, lo que la convierte en mi tía.

Me pregunto si Hilda tendrá una actitud estoica y centrada, como a menudo describen a mi abuelo, a quien supuestamente me parezco mucho, o será una mujer más, enérgica, perspicaz y atrevida como abuela Veka... O quizá sea totalmente diferente, quizá sea una patriota vengativa y caótica como los rebeldes del Clan de las Serpientes...

El Gran Lago de Neptuno, se bifurca en cierto punto en otro río, a menudo llamado "El Río Real" pues, transita el centro y corazón de la Gran Ciudad y guía directamente a las puertas del Palacio. Mientras avanzamos por las aguas, podemos apreciar la ciudad pesquera, los vendedores ambulantes, la música, las lámparas y arcos blancos decorativos tradicionales, y los adornos espirales de viento, simbólicos y característicos de este lugar.

Fue así como finalmente llegamos al muelle que limitaba con las puertas de seguridad del Palacio, decoradas con cabezas de Shisa hechas de oro en la puerta, y un par de enormes estatuas de Neptuno a los extremos. Los Guardias del lugar, me reconocieron de inmediato e hicieron una reverencia. Supongo que Asami les habrá dado la orden de no usar el saludo real, a sabiendas de que me incomoda.

—Saludos Sr. Schultz, le estábamos esperando —respondió uno de ellos—. Se nos ha encomendado guiarlo hacia el lugar donde se encuentran sus invitadas.

—Saludos, caballeros —respondí—. Adelante, seguiré sus pasos.

Accedimos con su permiso al Palacio, y cruzamos por el jardín exterior, con una enorme piscina rectangular en su centro, y varias fuentes que expulsaban agua perennemente como géisers.

El Palacio Central es una gigantesca y majestuosa estructura de 75mts de altura, de simétrica forma cúbica, coronado en su centro con una gran cúpula acebollada de color azul diamante, y cuatro más pequeñas en sus extremos. Las puertas centrales, lucen como enormes e imponentes arcos, con detalladas decoraciones en sus partes superiores, y las ventanas, con formas de arco, con relucientes cristales azulados. El palacio está recargado de tantos detalles en cada punto que observe, que podría escribir un libro entero definiendo cada aspecto suyo, basta con entender que quien diseñó este lugar, fue según la leyenda, el dios de las aguas, deseando que su belleza jamás fuese superada por nada más.

Los Guardias Reales me guiaron por los Pasillos centrales, a través de las fuentes interiores y la hermosa plaza central intermedia, hasta llegar al jardín lateral, donde sabía, que se encontraba el Santuario oculto de Asami... Y supuse que ahí habría ocultado a las valquirias.

Mis deseos de conocer a Hilda eran tales, que el largo tramo hacia el punto de encuentro se me hacía eterno. Estoy en una de las grandes maravillas arquitectónicas de Mastema y yo estoy ignorando todo y avanzando con prisas. Joppie parecía estar teniendo problemas para seguirme el paso.

—¡Espérame, caminas muy rápido! —a la pequeña Joppie le cuesta enfocarse, su déficit de atención la incita a distraerse observando las fuentes del Palacio o las estatuas y vitrales.

En aquel momento me dejé llevar por la corriente, al punto de que ignoré por completo que en este Palacio debía encontrarse Asami, y que probablemente ella querría verme. Por supuesto, fue cuestión de tiempo para que ella se apareciera en mi camino.

Lucía tan hermosa como el día que la conocí, pero ahora con esa elegante e imponente grandeza de Princesa y Dux de su Región. Vestía un hakama de color azul oscuro, con un decorado blanco en forma de olas ascendiendo por su borde, con una cinta color verde en la cintura y una camisa blanca, debajo de un chaleco azul oscuro. El collar y la corona, ambos representativos de su posición como Princesa y Dux, relucían en su cuello y cabeza respectivamente.

—¡Oh Kalm! —escuché a Asami llamar mi nombre—. ¡por aquí!

Si bien mi emoción por ir a conocer a Hilda, era prioridad en este momento, resultaría descortés no saludar a mi querida amiga y Dux de estas tierras... Más aún con el enorme favor que me hacía al mantener ocultas a las Valquirias.

—Saludos, oh princesa de la Región de Neptuno —dije haciendo una exagerada reverencia, como una parodia a los formales saludos reales—: De parte de la casa Real de la Ciudadela de Onyx y la ciudadanía de la Región de...

—¡Baaasta! —dijo ella entendiendo la broma y corrió hacia mí extendiendo sus brazos para abrazarme.

No soy amante de los abrazos, salvo que vengan de Joppie, pero, tratándose de ella, puedo hacer una excepción. La princesa Asami es delgada, por lo que abrazarla produce una extraña sensación de cercanía, lo cual, aunado a aroma a moras de su cabellera, la vuelve inusualmente agradable a mi gusto.

Luego de aquel breve abrazo, intenté separarme de ella, pero ella me sostuvo entre sus brazos por un poco más de tiempo. Nuestras miradas se cruzaron por un momento, y pude notar el rubor de sus mejillas al contemplarme, mientras inclinaba un poco su frente para juntarla con la mía. Podía entender aquel mensaje e intuir lo que Asami quería que hiciera... Pero no es algo que esté dispuesto a hacer.

Retrocedí un par de pasos separándome de ella, e intenté disimular lo ocurrido con una sonrisa —: Es un gusto volver a verte luego de tanto tiempo, Asami.

Ella se sonrojó y desvió un poco la mirada —: C-claro, es un placer... No pudimos conversar adecuadamente en la Reunión extraordinaria por las prisas, y a juzgar por tu mirada, creo que ahora también tienes prisa.

—¡Asami! —Joppie corrió a abrazarla, y Asami correspondió afectuosamente a ese abrazo.

—¡Amiga! ¡Cuánto tiempo, pequeña Joppie! —exclamó sonriendo y contemplándola de cabeza a pies—. ¡Tú vestido está hermoso!

Joppie portaba un vestido violeta con falda hasta las rodillas y medias largas cubriendo sus piernas, dejando sobresalir solo sus patitas descubiertas. Usaba una camiseta con mangas abultadas y un escote con cuello en forma de corazón, acompañado de una gruesa gargantilla de perlas y un lazo violeta.

—Jeje, cuando tengo corto el pelaje, toda la ropa que me pongo me queda bien —presumió Joppie dando una vuelta—. La verdad tengo ropa más bonita, esto me lo puse porque fue lo primero que encontré en las prisas... Kalm estaba muy emocionado por venir así que tuve que improvisar.

—¿Kalm emocionado por conocer a alguien? —inquirió Asami—. Eso es nuevo.

—No exageres... Tampoco soy una máquina, Asami —respondí—. Tú más que nadie, lo sabe.

Asami asintió —: Como sea, ya que veo que estás ansioso por ir a verlas, supongo que cualquier otra invitación de mi parte será negativa. Así que me retiro, para que finalmente las conozcas.

—Adiós Asami —se despidió Joppie.

—Adiós —me despedí y ella cruzó justo a mi lado para luego avanzar por el pasillo detrás de mí—. Espera, una cosa más.

Asami volteó a verme —: ¿Si, cariño?

—Hablaste con ellas antes de que yo llegara, ¿verdad? —pregunté.

—Por supuesto que lo hice —respondió ella sonriente.

—Usaste tus ojos en ella ¿No?

Una mordaz sonrisa se dibujó en sus labios —: Obviamente.

No me sorprendía viniendo de ella, como una interrogadora profesional y compulsiva, que intentase extraerles información —: ¿y qué opinas sobre ellas?

Asami inclinó un poco su cabeza —: Pues... No vislumbré ninguna mentira: O son lo que dicen ser, o están muy convencidas de ser lo que dicen ser... No parecen una amenaza, no colaboran con los Lobos, y me confirmaron que nunca habías conversado antes con ellas.

—¿Y sabes qué es lo que quieren de mí?

Ella asintió —: Pero creo que es mejor que ellas te lo expliquen por sí mismas.

—Necesito saber qué es lo que quieren... Me preguntaba si era más apropiado saludarla primero de forma amigable como familiar y luego tornarme serio al tratarla como valquiria, o saludarla primero como valquiria y luego ver qué tan familiarmente debía comportarme —expliqué—. Sigo sin llegar a una respuesta convincente.

—¡¿De qué hablas?! ¡Ella es nuestra prima! ¡Debemos ser amigables! —exclamó Joppie.

Asami sonrió confundida —: Es extraño verte tan dubitativo, más aún tratándose de un asunto tan simple. Tú eres quien debe determinar qué es lo que quieres primero... ¿Viniste aquí a conocer a las Valquirias, o viniste a conocer a tu prima?

—Odio esas respuestas metafísicas emocionales —respondí severo—. Estoy seguro de que ella no vino desde Dysis a mitad de una guerra, solo para conocerme, por lo que no quisiera perder mi tiempo innecesariamente en conversaciones vagas.

—Si estás tan convencido de ello, ¿Por qué viniste en primer lugar? —inquirió la princesa nuevamente—. Parece que te resulta tan difícil escuchar a tu corazón.

Asami siempre utiliza el mismo argumento que Luka para tomar decisiones, y yo la verdad no entiendo como un Dux puede gobernar con el corazón y no con la razón —: No es tan sencillo Asami, no quisiera divagar en nuestros vínculos familiares para que al final todo sea una pérdida de tiempo y ella no sea la clase de persona con la que vale la pena conversar.

—Espera, ¿Me estás diciendo que te preocupa encariñarte con alguien que no vale la pena? —Asami sonaba sorprendida por una afirmación obvia—. ¿Temes acaso que tus emociones nublen tu criterio? Vaya, eso es nuevo.

—Por supuesto que no —respondí—. Soy lo suficientemente sensato como para no dejarme llevar por nuestro vínculo familiar... Si vine a conocerla es precisamente porque quiero comprender quién es y...

—No necesitas excusarte conmigo querido. La persona a la que quieres conocer está en el jardín —dijo Asami—. Y comprendiendo lo sensato que eres siempre, ¿Qué más da disfrutar la experiencia de encontrar a una pariente lejana de tu familia, y saludarla cortésmente como sueles hacer con el resto de personas? Solo tú puedes descubrir cómo es adecuado proceder después... Pero podrías escuchar a tu corazón por al menos una vez en la vida.

Asami solo continuó caminando y se retiró después de aquellas palabras, y yo, medité aquellas palabras en mi cabeza, solo para volver a la misma intriga que sentí en un principio.

—Ay Kalm, ¡Vamos a verla! —dijo Joppie—. Ya oíste a Asami, andando.

Continuamos avanzando y nos adentramos al jardín, recorriendo su amplia extensión, para así llegar a su Santuario.

He visitado el santuario privado de Asami en varias ocasiones, por lo que no fue necesario recibir instrucciones de su ubicación ni de su método de acceso. Lo sorprendente fue notar, que Asami dejó la compuerta abierta para que solo fuese cuestión de un salto llegar a la entrada.

—Supongo que es cierto lo que dicen —dijo Joppie—. No puedes entrar a este Palacio sin mojarte ni un poco.

Sonreí —: ¿Vas a ir primero? —pregunté.

—De acuerdo —ella asintió.

Comenzó a serpentear la cola como un método para mantener el equilibrio, y arqueando un poco su cuerpo, se impulsó en carrera y saltó a través de la cascada.

—Yujuu —exclamó al llegar a la puerta del santuario—. ¡No importa cuántas veces lo haga! ¡Siempre me encanta ese salto! —añadió, y luego sacudió su cuerpo para secarse el pelaje.

Yo la seguí dando un veloz salto y atravesé el agua de la cascada. Mi cabellera y ropa se mojó, pero la cascada del santuario está siempre fresca... Un toque de agua fresca en este caluroso día, no viene nada mal, debo decir.

Joppie y yo recorrimos rutinariamente estos túneles, como un lugar conocido, pero al mismo tiempo extraño. Casi podía escuchar la angelical voz de Asami, al cantarnos a Luka y a mí cuando yo tenía diecisiete años, y un curioso sentimiento de añoranza se estancaba en mi interior. A juzgar por la expresión de Joppie, ella se sentía igual.

—Ya quiero conocer a Hilda —dijo Joppie—. No puedo esperar a verla.

—Lo mismo digo, Joppie, lo mismo digo.

Finalmente, ampliamos nuestro campo de visión y llegamos al santuario, aquella hermosa vista agudizó mis sentidos y pronto divisé el panorama completo, a fondo.

—Mira Kalm, allá están —señaló Joppie.

En el lago inferior, cerca de la orilla, se encontraban dos chicas: Una de ellas, era una chica de piel color caramelo, cabello corto hasta los hombros y de color negro, usando shorts hasta los muslos y una camisa de manga larga de color negro; y a su lado, una chica muy alta, de cabello castaño muy claro, pero sin ser del todo rubio, usando un pantalón deportivo negro y una camiseta de color blanco. Ambas jugaban cerca del borde del lago, salpicándose entre sí con agua.

Alcé la vista y sobre la cascada se encontraba una chica hermosa, de tez morena y cabello castaño oscuro, usando shorts y una camisa verde oscura, y muy mojada. Ella se encontraba a casi cuatro metros de altura, y estando allí, dio un salto de bala de cañón hasta el fondo del profundo cenote. Pude notar que estando en el aire, volteó por unos instantes a verme.

Me preguntaba en mis adentros cuál de ellas sería Hilda. Siendo Yimmure un Reino tan diverso, cualquiera de ellas podría serlo.

Pero entonces, ellas alzaron sus vistas y notaron mi presencia.

—¡Miren allá! ¡Es él! —escuché decir a una de ellas.

—¡Hilda, él llegó!

Entendí que debíamos darnos prisa, y tomé a Joppie de la mano para bajar por las escaleras en espiral hasta el borde de la laguna. Aquel momento que esperaba tan ansiosamente, finalmente estaba por llegar, por lo que bajamos las escaleras muy velozmente.

En el momento en que llegué al final las escaleras, detuve mi carrera como quien frena al toparse con un acantilado... Quería guardar una cierta distancia antes de acercarme, pues la primera impresión fue muy fuerte.

Ese fue el día en que la vi por primera vez, Hilda Hayward: Hilda es una mujer alta (1.80mts o un poco menos, según mis cálculos), su piel era bronceada, del color de la arena del desierto, y su contextura física era esbelta y atlética, destacando de sobremanera sus gruesas y fuertes piernas, y su tonificado abdomen plano, al igual que sus brazos, algo más gruesos que los de una mujer promedio. Su cabellera no es del todo lacia, pero tampoco es precisamente rizada, y es de color negro, con puntas de color dorado, que según tengo entendido, son un medidor natural de ira. Su expresión reflejaba el asombro de la misma forma que el mío, tenía el ceño algo fruncido y los labios apretados, con sus ojos intensos y rojos contemplandome fijamente.

Hilda es probablemente la mujer más imponente que he visto, desde su gran altura, hasta el contoneo de sus caderas al caminar, digno de una modelo de pasarela. Sus rasgos eran muy parecidos a los de abuela Veka, aunque también había diferencias que supongo eran herencia de su padre.

El cruce de nuestras miradas se sintió como una feroz energía a través de mi cuerpo, y a juzgar por su expresión, supongo que mi efecto sobre ella fue igual, ambos nos contemplamos por unos instantes, paralizados, y sin mediar palabra. Supongo que este es el efecto que la mirada de un Onyx tiene sobre la gente, ese efecto que a menudo me dicen que produzco en otros... Nunca me sentí así al ver a mamá y a Abuela Veka, pero en ella es muy poderoso.

Sus pasos eran lentos pero constantes, con una expresión que parecía denotar nervios y a la vez asombro... No puedo estar seguro al 100% pero creo que mi expresión habría sido muy parecida a la suya.

No recuerdo nada del alrededor, supongo que tanto Joppie como las hermanas de Hilda decidieron hacer silencio, pero una vez más, no estoy seguro, ya que yo solo estaba concentrado en esos ojos rojos y profundos mientras analizaba cada rasgo de su cara. No recuerdo cuánto tiempo estuvimos contemplándonos con curiosidad el uno al otro, en completo silencio.

Estuve todo el camino ensayando mis palabras, haciéndome preguntas sobre este encuentro y planeando un discurso adecuado. La verdad eso ahora no importa, todo esfuerzo que hice para pronunciar palabra se perdía antes de llegar a mi garganta, ahora que estoy frente a ella, no tengo ni voz ni aire.

—Aaahh... —ella fue quien pudo romper el silencio, aunque sus palabras quedaron a medio salir—. No sé qué es apropiado a decir en esta situación... ¿Hola?

Sonreí cuando finalmente pude oír su voz —: No hay forma de saber cuáles son las primeras palabras idóneas para esta situación... Así que, supongo que es indiferente... Saludos, El gusto es mío, Hilda...

Por reflejo, ambos estrechamos nuestras manos en un cortés saludo.

Finalmente rompimos el hielo, nos estrechamos la mano y sonreímos juntos por primera vez.

—Vaya, eres tal como abuela Veka te describió para mí —dijo ella retrocediendo un poco—. Es difícil adivinar que somos familia.

—Nuestras familias tomaron rutas muy diferentes...pero al final, nuestra sangre sigue siendo Schultz —dije observándola fijamente—. Y dos generaciones más tarde, esos caminos vuelven a encontrarse... Basta con ver tu rostro para distinguirte como nieta de Veka, y con mirar tus ojos, para saber que eres una Onyx igual que yo.

Hilda asintió, y sus ojos se iluminaron un poco, pero parecía negarse a llorar o dejar salir sus sentimientos... Así que es ese tipo de persona retraída y estoica...

—Quisiera conocer mejor la historia de nuestra familia... Al crecer entrenando con mi padre, nunca conocí a ningún otro integrante de mi familia —explicó Hilda—. Tú eres el primer familiar que conozco en persona, en toda mi vida.

Aquellas palabras me conmovieron y dolieron un poco —: De hecho, mi núcleo familiar también es pequeño. No tengo mucha familia qué presentarte además de Joppie —dije señalando a Joppie.

Como una invitación a incorporarse a la conversación, Joppie se dignó a acercarse cuando la mencionó —: ¡Hola, prima! ¡Mucho gusto! —corrió y abrazó a Hilda por la cintura.

—Ah- hola... —Hilda la contempló confundida, y luego la acarició por las mejillas, supongo que intentando comprobar que Joppie era de verdad—. Oh, vaya, así que eres... la criaturita de la que mis hermanas me hablaron.

—¡Soy un Cántropo! ¡la última, más hermosa y especial que ha existido! —respondió Joppie con orgullo.

Hilda rió —: ¡Pero claro! Mis hermanas estaban muy ansiosas por verte.

Hilda hizo un gesto a las otras tres chicas, y poco a poco ellas se acercaron —: Chicas, les presento a Kalm Schultz, y a Joppie... Kalm, Joppie, ellas son mis hermanas, Luna, Mária y Sylvie.

Pude contemplar con más detenimiento a cada una de ellas, y bastó con una mirada para distinguirlas como guerreras formidables. Mi instinto me indicaba que debía tomarme más en serio la historia de estas chicas arrasando a Dysis y ejecutando a tres ciervos poderosos.

—Holaaa —saludaron casi al unísono, tímidamente.

—Saludos, nobles guerreras —correspondí al saludo con una leve reverencia—. Es un honor conocerlas.

—¡Hola, Valquirias! —dijo Joppie emocionada, agitando su cola.

Mária se puso de rodillas y extendió los brazos en cuanto Joppie se acercó —: ¿Puedo? —inquirió la morena apenas cruzó miradas con Joppie.

Joppie jamás rechaza un abrazo, por lo que a la primera solicitud de Mária, Joppie se abalanzó a sus brazos y la estrechó con fuerza entre los suyos. Ambas se entrelazaron en un tierno abrazo, mucho más afectuoso de lo que imaginé.

Quizá... Joppie encontró otra abrazadora empedernida como ella.

Luna y Sylvie cuchicheaban en el fondo, creyendo que yo no las escuchaba —: Joppie es la criatura más linda que he visto en toda mi vida...

—No creí que diría algo así, pero él es... tan majestuoso como dijiste que sería —susurró Luna, y luego volteó hacia mí, percatándose de que escuché sus palabras—. Y desde luego —añadió hablando en voz alta—, tiene los mismos ojos que Hilda.

Aquellas palabras tenían un extraño significado para mí: Es asombroso y cruel a la vez, como por un lado, mi abuelo Alexandros Schultz emigró desde Yimmure en el año 1018, y tras escribir una tesis acerca del funcionamiento del Lumineon en el vacío, adquirió un premio de 15.000.000 de valis, con lo cual, fundaría Onyx, volviéndose uno de los hombres más ricos de la historia de Mastema; mientras que por el otro lado, abuela Veka, creció entre campos de concentración y trincheras, como médica, arriesgando su vida a diario mientras luchaba por salvar tantas otras vidas como le fuese posible, preguntándose si algún día el sol saldría para ella...

Ambos tuvieron hijas: Una era una niña mimada, soberbia, vulgar, privilegiada y arrogante, nunca se interesó en prepararse para suceder a Alexandros, nunca pensó en el futuro, nunca aprendió a valorar las cosas, y creyó en su ignorancia que el mundo entero debía mirarla hacia arriba, solo para darse cuenta, cuando obtuvo responsabilidades por primera vez, que solo era una inútil, y tuvo que refugiarse en las drogas y el sexo para ignorar que estaba tirando a la basura el trabajo de la vida de su padre; mientras que por el otro lado, la otra fue una guerrera recta y astuta, respetada, admirada y temida, forjada entre adversidades y tragedias, dispuso y dedicó su vida entera a un noble propósito, hasta el fin de sus días.

Y ahora estamos aquí, los hijos de ambas... Un Dux, un CEO, un Onyx encadenado a un deber que le fue encomendado desde el día en que nació, torturado por su madre para ser una réplica de su abuelo, que saboreó la libertad solo para darse cuenta de que no podría tenerla, pero que ahora lucha por cumplir con su deber ayudando a los suyos, y disfrutando el proceso tanto como puede... Y ahora estoy de pie frente a una valquiria, supuestamente nacida con un sagrado propósito, enfrentar al enemigo más poderoso de toda Mastema equipada solo con sus hermanas, su fe, y sus dones.

—Valquirias... Seguramente su camino no ha sido sencillo —dije—. Y a pesar de ello, aceptan el deber que se les ha encomendado, e incluso se enorgullecen de su posición.

—Se nos ha encomendado este sagrado propósito porque somos las más indicadas para hacerlo realidad —dijo Hilda con la frente en alto—. ¡Por supuesto que es motivo por el cual sentirnos orgullosas!

Asentí notando con curiosidad, lo fuerte de su convicción... No sabía si sentir admiración o lástima por ella. Me preguntaba si sus hermanas estaban igual de convencidas.

—Y bien, he de suponer no han venido desde tan lejos, en plena avanzada conquistadora, solo con la intención de conocerme —dije directamente—. Quisiera saber cuál es la verdadera razón de su visita.

Las valquirias hicieron un breve silencio ante mi directa afirmación, pero una vez más, Hilda frunció el ceño y asintió —: Por supuesto, por mí está bien comenzar a hablar al respecto... Habiendo tenido la oportunidad de conocerte, mi viaje ya ha valido la pena, pero claro, no es la única razón por la que estamos aquí.

—Esperen esperen esperen —interrumpió Sylvie—. ¿No creen que sea mejor, charlar un poco más casualmente? Podemos hablar de ello después.

—No lo creo —intervine—. Si de verdad son las valquirias, y tienen entre manos un sagrado propósito, definitivamente no tienen tiempo qué perder en trivialidades... Así que vamos al grano.

Joppie me contempló un tanto nerviosa, supongo que esperando que esta conversación no se tornara tensa, pero manteniéndose al margen. Yo tampoco quiero que esta charla termine en discusión, pero también quiero entender la profundidad de los planes de Hilda.

—Supongo que ya estás enterado de lo que ocurrió en Dysis hace unos días, y también supongo que habrás formado conjeturas respecto a nosotras en este tiempo —dijo Hilda—. Hemos hablado antes con la Princesa Asami al respecto; nuestra misión ha sido en pro de nuestra causa, y realizamos aquel ataque en Dysis con el fin de obtener las legendarias armas sagradas, que se suponía, se encontraban bajo el cuidado del Gobernante de la Ciudad.

—No ha tenido relación con el Asalto a Campione entonces, ¿cierto? —No soy un detector de mentiras innato como Asami, pero creo poder distinguir una mentira cuando la oigo.

—No. Colaboramos con un integrante de la Sociedad de Lobos Guerreros de forma aislada, con el fin de ingresar a Dysis y obtener algunas herramientas —intervino Sylvie—. No teníamos idea de que la Sociedad de Lobos Guerreros era una compleja organización, ni sus planes fuera de Yimmure.

—Recibimos su ayuda, porque no teníamos mejores alternativas —explicó Hilda—. Nuestro ataque a Dysis fue una misión arriesgada con consecuencias que no vimos venir... pero obtuvimos al menos algo de lo que necesitábamos. Teníamos esperanzas de salir de Dysis con las cuatro armas sagradas, para luego asaltar las Bibliotecas del Clan de las Tortugas y así obtener la información estratégica necesaria para enfrentar al Imperio de Okta... Pero, apenas obtuvimos una de ellas.

Asentí, entendiendo su exposición de motivos —: ya veo, entonces, su planeación se ve obstaculizada al no haber obtenido las armas sagradas —podía intuír qué rumbo tomaría esta conversación.

—Así es —respondió Hilda—. Tenemos por objetivo, la Biblioteca del Clan de las Tortugas, pero, no nos encontramos en la situación adecuada para atacar sus Bóvedas... La razón por la que hemos venido a este lugar, es porque necesitamos tu ayuda... Con tu apoyo y colaboración, será cuestión de tiempo para que mis hermanas y yo logremos cumplir nuestra misión.

—Sé que estamos solicitando algo difícil de responder —intervino Sylvie una vez más—. Pero estamos dispuestas a pagar el precio. Que las Valquirias le deban un favor, en definitiva, es favorecedor para ud. Y en caso de desear algo en concreto de nuestra parte, estamos dispuestas a pagarle eventualmente el precio necesario por su colaboración.

Crucé los brazos y asentí —: El precio lo acordaremos una vez especifiquemos mejor el tipo de colaboración que desean... ¿Qué es exactamente lo que buscan? —pregunté.

—Solo necesitamos un impulso, cualquier ayuda nos será magnífica —afirmó Sylvie.

Arqueé una ceja —: ¿Si les ofrezco 1.000.000 de valis, sería suficiente para liberar Yimmure? ¿Si les construyo armaduras de Cavallier de Rango Diamante, sería suficiente para enfrentar a todo el Imperio de Okta? —cuestioné—. ¿Existe ayuda suficiente para un objetivo como derrocar al Imperio más poderoso de Mastema?

—Por supuesto que será suficiente. Nuestro destino es traer la libertad a Yimmure, y lo haremos sin importar nada —dijo Hilda solemne y estóica, algo ilusa a mi parecer.

—Siguiendo tal lógica, yo podría negarme rotundamente a colaborar con ustedes y de todas formas, el destino las encaminaría a la victoria, ¿No? —cuestioné—. ¿Para qué necesitan las legendarias valquirias la ayuda de alguien externo como yo?

—Jamás dudaré de nuestra capacidad de cumplir con nuestra misión, porque es mi fe lo que me da el poder y me vuelve digna de ser quien soy —afirmó Hilda, mientras los mechones dorados de su cabello se alargaban—. Solicito su ayuda, ya que no quiero que lo que sucedió en Dysis ocurra de nuevo, ni tampoco quiero correr riesgos excesivos. Estoy tratando de asegurar el camino tanto como sea posible, pero nuestra leyenda nos precede y la victoria nos depara, a pesar de las adversidades, lo lograremos. Estoy convencida de que una vez tengamos acceso a la Biblioteca de las Tortugas, tendremos en nuestras manos las instrucciones para enfrentar al Imperio, y cuando nuestras hazañas comiencen a dar frutos, más gente se unirá a nuestra causa, y luchará con nosotras. Seremos la fuerza restauradora que Yimmure necesita.

Ella sonaba tan convencida en su leyenda, que resultaba incluso enfermizo. Era evidente que ser criada por un rebelde del Clan de las Serpientes tuvo consecuencias en ella... Es una patriota, con el cerebro lavado para confiar ciegamente en una leyenda que no tiene sentido.

Eso me molesta —: He escuchado mucha confianza desbordando de ti, querida prima, pero deberás entender que tu camino en absoluto, no será tan sencillo... Te recuerdo que al igual que tú, muchos rebeldes han intentado enfrentar a Okta y han fallado, por lo mismo, tu gente ha perdido la fe en las causas rebeldes. No será sencillo que logres que confíen en ti.

—Pero ellos no eran valquirias —afirmó Hilda—. Quienes tenemos la encomienda divina de derrocar al tirano, somos nosotras. Si somos nosotras, la gente nos apoyará eventualmente.

—¿Luego de tres generaciones de fracasos? —cuestioné, y de inmediato su cabello se tornó dorado casi hasta la mitad. Hilda estaba muy enojada, pero dudó en responder—. Repito mi pregunta... ¿Cómo le pides a tu gente que confíe en ustedes y su leyenda cuando "las enviadas de los dioses" han fracasado, y han sido brutalmente ejecutadas en tres ocasiones? ¿Cómo me pides a mí, que confíe en sus capacidades?

—¿Y qué hay de lo que logramos en Dysis? —cuestionó ella—. Solo cuatro chicas, sin armamento militar de alto nivel, contra tres de los ciervos más poderosos, incluyendo el temido Ciervo Cíclope, Seth... ¿No es suficiente demostración para ti de que no somos como el resto de las rebeliones que han existido, o para tomarnos en serio?

—Tanto ustedes como sus antecesoras han sido guerreras formidables, pero solo puedo reconocerlas como eso: Guerreras formidables, no seres celestiales invencibles —respondí—. Seth no es ni por asomo la amenaza más grande que enfrentarán, estoy seguro de que yo habría podido vencerlo sin necesidad de una sofisticada armadura o una Khanda legendaria. De todas formas, podrían ustedes cuatro ser las guerreras más poderosas del mundo, y quizá seguirían siendo insuficiente para destruir un Imperio, precisamente por tratarse de un Imperio. Ahora mismo tienen el mundo entero en su contra, y créanme que el mundo está hirviendo para estallar en una nueva gran catástrofe, muy pronto.

El medidor natural de ira de Hilda me indicaba que mis reproches no le gustaban. Su cabello se veía incandescente, y pronto, sus compañeras se acercaron a intentar calmarla.

—Kalm, ¿No crees que esto es excesivo? —susurró Joppie—. Tal vez estás siendo muy duro con ella.

—Estoy enseñándole una valiosa lección, querida —dije suavemente—. Lo tengo bajo control, confía en mí.

—Hilda, cálmate un poco —dijo Luna—. Sabíamos que esto sucedería... No todo el mundo creerá en nosotras, pero nosotras debemos seguir.

Hilda asintió —: Tienes razón —suspiró y dirigió su mirada hacia mí—. Supongo que la marca que dejaron nuestras antecesoras en la historia es muy severa como para ser olvidada fácilmente, tienes razón... —concedió—. Pero yo no desistiré a la razón por la que estoy aquí, ni tampoco abandonaré a mi gente.

Puedo diferir de sus creencias y su visión del mundo, pero su firmeza es admirable.

—Sé que eres un hombre de buen corazón, mi abuela Veka lo ha dicho en otras ocasiones... Sé que es difícil para alguien sensato y lógico como tú, concebir la posibilidad de que un milagro se haga realidad, o la posibilidad de que los dioses existan, o la posibilidad de que tengamos el destino de nuestro lado, pero... hace años, dos generaciones de valquirias lo lograron, y las posteriores, lograron a su manera despertar a Yimmure y mantener viva la esperanza de lograr la libertad... Yo, nosotras, somos la mayor oportunidad que tiene Yimmure, nadie tiene más oportunidad que nosotras de lograrlo. Tenemos la certeza de que funcionará, solo... Solo necesitamos una oportunidad de demostrarlo, no pido nada más...

La valentía y esperanza de Hilda era conmovedora y comprensible viniendo de alguien que crecía en un entorno tan caótico y desesperante. Mi prima estaba solicitando ayuda, una ayuda que podía ofrecerle, pero que podría traerme graves consecuencias de ser descubierta, y que a su vez, la conducían a un abismo del que no podría escapar una vez cayera... Luchar por la libertad, traerle esperanza a la gente, salvar al mundo de la mano de los indiferentes dioses que podrían dejarlas morir... ¿Qué demonios debía responder a esta situación?

—¡¿Por... por qué te quedas callado?! —exclamó una enojada Hilda—. ¡¿Qué es lo que pasa por tu mente?!

Sylvie y Luna intentaron calmarla de inmediato —: ¡Hilda, paciencia!

No dejaba de preguntarme cuál era la decisión correcta... O cuál era la decisión de la que no pudiera arrepentirme a futuro —: Lo que me pides no es sencillo, Hilda... Las decisiones que tomemos, tendrán consecuencias rotundas en el mundo...

—Sé que eres un hombre de convicciones fuertes, y que no profesas ningún credo, pero también sé, por palabras de Abuela Veka, que eres un hombre sensato cuando se te enfrenta a la razón —afirmó Hilda—. ¿No es suficiente tener a la irrefutable prueba de la promesa de los dioses en la tierra, para saber que somos la clase de apuesta que vale la pena realizar?

—¿Irrefutable prueba? —musité muy suavemente, más como una pregunta para mí mismo, pero Hilda escuchó.

—Así es —respondió confiada—. Nuestras armas, mi Conjuro de Asalto, y nuestros dones, son evidencia de ello... ¿Necesitas ver para creer? ¿Quieres una demostración de nuestros dones?

Fue una propuesta inesperada, que solo añadía curiosidad a mis muchas preguntas internas. Sin embargo, la certeza de la veracidad de la leyenda podía aclarar un poco mis dilemas internos... No voy a negar, que en general, me sentía muy curioso al respecto.

—¿Estarían dispuestas a probar la veracidad de su leyenda?

—¡Por supuesto que lo estamos! —exclamó Hilda—. Si es lo que necesitas para creernos, ¡Podemos mostrarte nuest-!

—¿Quién de ustedes es la valquiria inmortal? —pregunté directamente.

La joven Sylvie, levantó su mano tímidamente —: Uumm, esa soy yo.

La contemplé fijamente: Era más alta que yo, pero aun así lucía pequeña, su actitud y apariencia no aparentaban la condición de una guerrera, por lo que era fácil intuir que si era una valquiria, necesitaría un don que la ayudara a mantenerse con vida.

A juzgar por sus encalladas manos y fuertes nudillos, he de suponer que la hermosa morena Mária, es la valquiria de los puños de hierro, y basta con mirar a los ojos a Luna, para distinguir cuál es su don. Entonces, siendo Mária la de puños de hierro, Luna la de visión perfecta y Sylvie la inmortal... Hilda es la Valquiria de pies voladores...

Una cobra dorada, entrenada por un líder rebelde, escupefuego, y con un don que le permite saltar a kilómetros de altura... debió ser absurdamente fácil para ella, vencer a alguien como Seth.

—Les dije que esto sucedería ¿No? —afirmó Sylvie sonriendo.

—Es verdad... Por eso estuviste haciendo eso en la ducha, todos estos días —afirmó Mária, aunque no tengo idea de a qué se refería.

—Entre su gusto por la sangre y el hecho de que mi don es el único que no tiene equivalentes en el mundo contemporáneo, era obvio que querría verme en acción.

—Vaya, Srita. Sylvie, pareces saber mucho de mí —dije intrigado.

—He de reconocer que dediqué gran parte de mi adolescencia a estudiar sobre ti —dijo Sylvie sonrojándose un poco—. Tu historia... me cautivó en una época de mi vida en la que necesitaba valor, por lo que te he admirado desde hace mucho. Conocerte en persona, es un gran honor.

Joppie sonrió —: ¿Haz oído eso? Fuiste la inspiración de alguien al otro lado de Yimmure.

Asentí —: Tú debes ser la princesa del Clan de las Tortugas, ¿No es así?

—Lo soy —dijo ella—. ¿También lo intuiste por mi forma de hablar?

—Más bien porque eres la única clase de persona de Yimmure, con acceso a información sobre mí, y con probabilidades de sentir admiración por mi historia —expliqué—. Eso, y que los rumores de tu fallida ejecución se asociaban a la Valquiria inmortal.

—Es un placer saber que ha escuchado sobre mí —afirmó sonriendo—. Pero supongo que ahora desea probar el funcionamiento de mi don.

—No tienes inconveniente con ello ¿cierto?

—T... tal vez sea algo excesivo, Sylvie, ¿no lo crees? —intervino Luna.

—Por supuesto que no. Mi don me ha impedido morir en muchas ocasiones, no habrá problema con mostrarle mi habilidad a Kalm. He entrenado en estos días, justo para esto —afirmó y volteó a verme—. Le permitiré cortar mi cabeza. Ello sin duda será prueba irrefutable de mi poder.

—¡¿Qué?! —Joppie sonaba asustada—. ¡Kalm! ¡¿Vas a...?!

—Por supuesto —afirmé intrigado, especialmente al notar la confianza que prevalecía en ella—. ¿Alguna de ustedes trajo una espada?

La nerviosa Luna, sujetó su espada en su cintura, una hermosa Wakizashi de unos 40cm, que supongo le fue entregada al llegar aquí, pues ese tipo de espada no se encuentra en Yimmure. Sylvie le hizo un gesto a Luna para que se la entregase.

—¿De verdad estás bien con esto? —cuestionó Joppie una vez más—. ¡Kalm! ¡¿Esto de verdad es necesario?!

—Tranquila Joppie, estaré bien —reafirmó muy confiada—. Y ustedes —volteó a ver a sus hermanas—, cálmense, me han visto regenerarme de cosas horribles, estaré bien.

—Eres muy valiente al aceptar una mutilación como esa voluntariamente, Sylvie —afirmó Hilda—. Gracias.

No podía estar más de acuerdo con ella. Aún con el don de la inmortalidad, debes estar un poco mal de la cabeza para aceptar que te hagan algo como esto.

Sylvie me entregó la wakizashi desenfundada de Luna, directamente en las manos. Y luego se puso de rodillas justo frente a mí, sujetándose el cabello y encorvándose para dejar su nuca totalmente a mi alcance.

—Esto va a doler mucho, Sylvie —dijo Mária.

—No quiero ver —volteó Joppie.

Tanto Mária como Joppie desviaban la mirada, mientras que Hilda y Luna contemplaban atemorizadas el espectáculo. Todas guardaron distancia.

Una parte de mí, temía asesinarla realmente, pero, su serenidad y confianza parecían sugerir que en realidad estaría a salvo... Pero, ¿Cómo confiar en una afirmación tan inverosímil, como creer que alguien estará sano y salvo luego de perder la cabeza?

Decidí dejarme llevar por mi curiosidad, y por mi primitivo gusto por los sangrientos espectáculos, y traté de convencerme a mí mismo de que esto no tendría consecuencia alguna —: Solo para aclarar... Tu don te protege de cualquier tipo de herida física, ¿No?

—Así es. Todo mi cuerpo está protegido, y no importa el arma o elemento que se use para dañarlo, podré recuperarme —aseguró ella.

—Perfecto —afirmé.

Y antes de que ella pudiese asimilarlo, conduje plasma a la Wakizashi y en un veloz movimiento diagonal, apunté un veloz ataque a su nuca. El destello de azulado plasma se reflejó en el agua de alrededor y en las paredes de la cueva, y se proyectó como una intensa corriente hasta finalmente desaparecer.

—Ah...

Detuve la hoja justo antes de que cortase el cuello de Sylvie. El filo del arma, ni siquiera tocó su nuca.

Sylvie volteó a verme, algo confundida —: ¿Sucede algo?

—¿Ya terminó? —inquirió Joppie dándose la vuelta. Mária hizo lo mismo.

Sinceramente, esperaba una reacción defensiva a la decapitación, en caso de que la leyenda fuese mentira y ella solo alardeara... Una persona al borde de la muerte no se comporta con tanta calma —Ponte de pie —dije.

Ella hizo lo que le indiqué que hiciera. Creo que supuso que su exhibición de agallas había sido suficiente para convencerme.

Pero por supuesto, estaba equivocada.

En el momento en el que se puso de pie, quedó de espaldas a mí. Aproveché aquella oportunidad, y conduciendo enormes cantidades de plasma a la Wakizashi, propiné una veloz y precisa puñalada a su corazón.

—Gaaahhh —su grito hizo eco en la cueva, al igual que los ahogados gemidos de sorpresa y pánico de sus hermanas.

—¡Sylvie! —exclamó Mária extremadamente fuerte.

Propiné dos feroces puñaladas más, esta vez apuntando a su hígado y riñones. Ella se quejó fuertemente de dolor y de inmediato cayó de rodillas nuevamente.

—Ah ah —ella se abrazaba a sí misma cruzando sus brazos sobre su pecho y acomodándose en una especie de posición fetal en el suelo. La sangre brotaba de su cuerpo a marejadas tiñendo de rojo las aguas, y su acelerada respiración, acompañada de sus quejidos de dolor y algunas lágrimas, colmaban el ambiente de desesperación.

El remordimiento atravesó mi pecho justo después de haber dado el ataque. Mi intención fue atacarla en un momento en que ella no lo viera venir, para que no pudiera prepararse de ninguna manera, en caso de tratarse de una artimaña que yo no pudiera entender... Si ella hubiese sido una impostora, habría muerto al instante tras la primera puñalada, pero el verla tosiendo sangre, gritando y retorciéndose de dolor, sin morir, era una señal de que los rumores eran ciertos.

—Joppie, ¿hueles éter? —pregunté.

La pequeña Joppie estaba paralizada de miedo, y con una expresión de pánico en el rostro. No es la primera vez que me ve asesinar a alguien, pero supongo que en esta ocasión el shock fue algo más severo —: N...no, no huelo éter.

La regeneración de la Valquiria inmortal es única, precisamente por no funcionar con Etherion, como prácticamente toda forma conocida de regeneración en Mastema... Podría decirse que es regeneración "mágica"

Tras casi un minuto gimiendo de dolor, sus quejidos se apaciguaron y ella, finalmente recuperó la compostura. Lo primero que hizo, fue verterse Hydrion en el pecho para limpiarse la sangre de la piel. Afortunadamente, su ropa era negra y la sangre no se notaba.

Volteó dirigiendo su mirada hacia mí y sonrió orgullosa —: ¡Voila!

Ella cumplió su parte. Acababa de demostrarme su don en acción, y yo, simplemente contemplé sin palabras, lo que acababa de atestiguar.

Le extendí mi mano para ayudarla a levantarse, con la esperanza de que no me tomase rencor por apuñalarle el corazón, el hígado y los riñones.

—¡Sylvieee! —Mária corrió a revisarla, abriendo un par de botones de su camisa para revisar la herida de su pecho, y levantándola luego para revisar su abdomen—. ¡¿Estás bien?!

—¡Claro que lo estoy, Mária! —dijo Sylvie arqueando una ceja—. No es la primera vez que me ves regenerarme, descuida.

—Eso fue, una locura —exclamó Luna—. Nunca vi a alguien apuñalar tan rápido.

—Hablamos de un guerrero nivel diamante de Rize —afirmó Sylvie sonriendo—. Es simplemente alguien increíble.

Contemplé maravillado, la naturalidad con la que se repuso de un ataque absolutamente letal... Ni siquiera un gran usuario del Etherion podría sobrevivir a algo como eso, no tiene sentido.

«¿Esto es... una valquiria?»

—¿estás bien? —pregunté para cerciorarme, aunque era bastante evidente que lo estaba—. Lamento haber recurrido a tales medidas.

—¡¿Por qué carajos la apuñalaste por la espalda?! —cuestionó Hilda.

—Sylvie ofreció específicamente su cabeza, no podía confiar con certeza en que no fuese un truco de alguna extraña naturaleza —afirmé—. Verifiqué además que su don funciona aún con ataques sorpresa, por lo que no es una respuesta natural de su cuerpo, sino una especie de fuerza que no logro comprender.

—Si ella no hubiese cumplido con alguna de esas condiciones, estaría... —inquirió Luna.

—Muerta, absolutamente —respondió Sylvie abotonándose nuevamente la camisa—. Pero esas cualidades son descritas en la leyenda, por lo que, siendo una valquiria genuina, debía cumplirlas. Si no hubiese resultado, Kalm solo habría asesinado a una impostora.

Es curioso como parecía tomarse con tanta naturalidad las heridas mortales que le ocasioné antes, y que no pareciera sentir rencor alguno.

—Lo que no puedo creer, es que tu don no te impida sentir dolor... Y aún así me ofreciste tu cabeza —cuestioné.

—Si me hubieses decapitado como te dije, habría sentido un terrible pero instantáneo dolor, y luego habría perdido la conciencia —explicó—. De todos modos, habría vuelto a mí, cuando mi cabeza se reconectara, y me habría ahorrado el dolor que me ocasionaste.

—Yo... Lamento eso —dije.

—No te preocupes. El punto era demostrarte mi don en acción, y fue exactamente eso lo que hice —afirmó ella sonriendo—. ¿Es suficiente?

Tenía que asimilar con más detenimiento el alucinante hecho que acababa de atestiguar. Una mujer acababa de sobrevivir a un ataque que definitivamente debía matarla, sin usar éter, y delante de mis ojos.

¿Cómo podía cuestionar esto? ¿Qué argumentos podían refutarlo? ¿Era esto evidencia empírica de lo genuinas que eran ellas?

Aún no podía responder a ello, pero, tras aquella exhibición, comprendí que debía tomarlas en serio.

—Y bien, primo... ¿Qué puedes decir al respecto? —dijo Hilda.

—Estoy anonadado e intrigado en igual medida... Creo que tendremos que continuar nuestras negociaciones, mucho más en serio...

Hilda sonrió —: ¿Vas a ayudarnos?

—Tengo ideas, que podrían llevarnos a un mutuo beneficio... Pero para ello, creo que primero debemos volver a Onyx.

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