Ayuda! Reencarné en la Rata!

By NithranielSylvan

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Mariana cumple su sueño de escaparse de Latinoamérica al casarse con el japonés que conquistó su corazón. Per... More

Buenos días, estrellitas! La tierra les dice hola!
ESTO no era lo que yo quería! (1)
Aparece el Emperador (3)
No tan astuta (4)
Cuántos problemas más voy a tener!? (5)
Sospecha (6)
No soy su Reina (7)
De mal en peor (8)
Pensamientos (9)
Haciendo de una pulga un oso (10)
SE BUSCA A NAVIERLED
Revelación (11)
Inauguración (12)
Caos (13)
Solo quiero almorzar en paz! (14)
Visita nocturna (15)
Infierno (16)
Mentiras y justicia (17)
Vidas entrelazadas (18)
Mejor me quedaba muerta (19)
Resolución (20)
Las piezas caen en su lugar (21)
Cambiando el destino (22)
Ya no quiero más eventos canon... (23)
Súplica de un mensajero (24)
En mantenimiento
Sufrir por gusto (25)
Descubrimientos (26)
¡Anuncio importantísimo!
Más relleno que Naruto (27)
Cambiar las tornas (28)
Una puerta se cierra, una ventana se abre (29)
En movimiento (30)
Una de cal y una de arena (31)
Las situaciones desesperadas requieren medidas desesperadas (32)
Referencias
Merecido descanso (33)

Es mi historia ahora (2)

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By NithranielSylvan

Tierra. Tierra mojada y fértil. El aroma llenó mis pulmones. Respiré hondo sin abrir los ojos. Qué mierda había pasado? Inari me dijo que reencarnaría en un personaje que conocía, pero luego dijo algo sobre el embarazo. Cuál embarazo? Navier no se embarazaba hasta llegar a Occidente, así qu-

No.

Oh, no. Oh, no. Oh, no, no, no, no, no.

Rashta.

Cómo? CÓMO ERA POSIBLE!?

Mi cerebro comenzó a entrar en pánico. Había reencarnado en... en... LA RATA?

No, no, nonononononononoNO!

Abrí los ojos solo para encontrar más oscuridad. Cuando me adapté a ella, distinguí árboles. Dónde estaba? Fue entonces que escuche un sonido rítmico que me había pasado desapercibido.

Alguien cavaba? Levanté la cabeza solo lo suficiente para ver la espalda de alguien haciendo un hoyo a unos metros de mí. No estaba vestido como un noble, así que no podía ser Rotteshu o Alan. Además, qué haría un hombre noble cavando un hoyo? Eso era trabajo de esclavos.

Fruncí el ceño. Qué estaba pasando? Esto no pasaba en la historia.

A ver. Recapitulemos.

Claramente había visto un niño muerto en mis brazos. Ese debía ser el momento en que a Rashta la engañaban haciéndole creer que Ían estaba muerto. Esa parte de la novela se salteaba porque era parte del transfondo de Rashta, pero estoy segura que ella escapaba –luego– de embarazarse de Glorym, con la ayuda del vecino quiensabecómosellama. Ping? Era Ping? Pine? Pi-QUÉ IMPORTA CÓMO SE LLAMABA!?

Ah, ahora entendía.

Inari había hecho que den por muerta a Rashta en ese momento, evitando que se volviera a embarazar. Así que ese hombre estaba cavando la tumba de la rata.

Sonreí, orgullosa de mi lógica.

Un momento.

–Yo– soy la rata. Ese hombre estaba cavando –mi– tumba.

Puta madre.

El esclavo, ajeno a mi despertar, seguía cavando mientras refunfuñaba insultos por lo bajo. Con suerte, su perorata amortiguaría cualquier sonido que hiciera al arrastrarme lejos.

Con el cuerpo pegado a la tierra como una serpiente, repté lentamente hacia la línea de árboles que había visto antes. Las briznas de pasto se aplastaban bajo mi peso, por no emitían sonido alguno.

Agradecida con el de arriba.

O la de arriba?

Como sea.

Continué mi camino sin volver a mirar atrás. Mientras escuchara el sonido de la tierra siendo removida, estaba a salvo.

Palada, tierra cayendo a un lado.

Un poco más.

Palada, tierra cayendo a un lado.

A pesar de la oscuridad, pude ver el espacio entre unos arbustos. Me dirigí hacia allí. De vez en cuando, soplaba una brisa que movía las copas de los árboles. El sonido que hacían parecía un murmullo.

Palada, tierra cayendo a un lado.

Ya casi llegaba.

Palada, tierra cayendo a un lado.

Me detuve un centímetro antes de tocar los arbustos y miré hacia arriba, rogando por un poco de viento.

Palada, tierra cayendo a un lado.

'Por favor. Por favor, Inari, no me abandones ahora.'

Como si me hubiese escuchado, un pequeño ventarrón sacudió el bosque. El sonido fue más que suficiente para cubrir mi huida. No me puse de pie inmediatamente, sino que rodé varias veces para salir del camino obvio por el que alguien podría buscarme. Una vez que el ruido de las paladas se amortiguó, me puse de pie y corrí como alma que lleva el diablo.

No tenía idea de hacia dónde me dirigía. Las ramas de los árboles bajos y los arbustos me arañaban las piernas y tiraban de los harapos que traía puestos.

'Con mi suerte, o vuelvo a la mansión Rotteshu o me come un oso... Había osos en la novela?'

Estaba –casi– segura que no había osos en la novela.

Me detuve en seco al llegar a un enorme claro. Hacia dónde? Rashta terminaba en las tierras de caza imperiales, pero quería vivir esa vida? Tenía muchas más ganas de irme a Wirwol y descubrir qué magia me había dado la Diosa. Tras ponderarlo un poco, decidí que no, no viviría la vida de la rata. Inari dijo que "tus acciones determinaran el curso de tu vida", así que a Wirwol será!

Confiada en que estaba lo suficientemente lejos, me di el lujo de merodear un poco. No había nada que indicara en dónde estaba. Miré al cielo, preguntándome si serían las mismas estrellas de mi mundo.

Aunque lo fueran, no tendría ni la más remota idea de cómo usarlas para orientarme. No soy astrónoma, maldita sea!

—Al menos aquí puedo ver un poco más. —Murmuré.

Un segundo después, un dolor espantoso subió desde mi tobillo. Caí al suelo, palpando desesperadamente la trampa para soltarla.

Diez puntos para Ravenclaw, Mariana. "aL mEnOs AqUi PuEdO vEr MiMiMi" Y entonces por qué no viste la TRAMPA QUE ESTABA FRENTE A TU HOCICO, PENDEJA!?

Ya estaba harta. Me había muerto al menos dos veces, había perdido mi cena y ahora se me atoraba esta pendejada al tobillo. Y CÓMO SE QUITABA, PUTAMADRE?

Tiré con fuerza, gruñendo.

—Quieres romperte el tobillo o que te encuentre el hombre de antes?

Me paralicé.

CON QUÉ ME VAS A TIRAR AHORA, EH, MUNDO?

Una bolita de algodón blanca saltó de entre los árboles y se sentó frente a mí. Sus dos colas se movían rítmicamente.

—Eres TÚ. —Escupí. El pequeño zorro blanco no se inmutó. Es más, pareció suspirar, harto de mi bazofia.

—La Señora Inari te lo dijo claramente: APENAS cambió la historia. Ya deberías saber esto, o es que eres tonta? —Inclinó la cabeza.

—Ya te moRISTE, BICHO DEL DEMONIO! —Me abalancé sobre él, pero saltó ágilmente lejos de mi alcance. Mi tobillo me insultó en todos los idiomas conocidos.

—El juego comienza cuando llegas al palacio, no antes. Tienes que pasar por esto. De qué otra forma-

—Nadie me dijo que reencarnaría en RASHTA! Asumí que sería en Navier y-

—ASUMISTE. Ese fue tu problema. La Señora Inari te dio una segunda oportunidad, no seas malagradecida.

Maldito zorro miado pendejo.

—Y entonces qué? Debo quedarme aquí hasta que me encuentren?

—Básicamente. —Acababa de encogerse de hombros? Los zorros pueden hacer eso?

Gruñí con fuerza.

—Bien. Entonces recién puedo tomar mis propias decisiones en cuanto llegue al palacio, verdad?

—Ajá. Pero no podrás cambiar el divorcio. En este mundo, eso tiene que pasar. Es imperativo que pase.

—Pero CÓMO voy a hacer que se divorcien si no pienso entrometerme en el camino de NADIE? —Las lágrimas que había contenido hasta ese momento comenzaron a fluir. El tobillo me dolía, mi muerte me dolía, quería volver a mi departamento pasado de moda a comer cenas de konbini y mirar dramas.

—Deberás hacerlo de algún modo. O puedes seguir los pasos del personaje original y morir en esa torre. Tú decides. —Otra vez se encogió de hombros, cómo lo hace!?— En fin. Ya dije lo que debía. Ahora estás bajo la tutela del dios de este mundo, e Inari no puede interferir más. Buena suerte, humana. —Al ver mis lágrimas, el animalito añadió: —Y sí siento haber hecho que mueras.

Un círculo mágico se abrió bajo las patas del zorro, que saltó dentro, desapareciendo de mi vista.

Sola, me hice un bollo en el suelo. Las lágrimas siguieron saliendo, pero a pesar de que quería berrear como morra engañada, mordí mis labios. Si hacía mucho ruido, podría encontrarme la gente equivocada y ahí sí que estaría en problemas.

Luego de quién sabe cuánto, me arrastré hasta el árbol más cercano, junté las hojas caídas para formar una especie de colchón, me acosté en posición fetal y caí en un sueño ligero en el que hasta el más mínimo sonido me alertaba.

No dormí casi nada, y el hambre estaba atenazándome el cuerpo.

El cielo comenzó a clarear. Comencé a preguntarme cuánto tiempo había estado Rashta en aquella trampa. Debería haberle preguntado al zorro en lugar de tratar de matarlo.
Sentía el pie completamente entumecido por la falta de circulación, tenía los ojos hinchados por llorar, cada centímetro del cuerpo me dolía y mi propio olor corporal me daba nauseas.

Pero debía resistir.

Soy luchona.

Repetí ese mantra para no perder la consciencia a medida que el sol comenzaba su ascenso por el cielo. La mañana pintaba despejada y agradable para cualquiera que no estuviera en mi situación, y me permití irme a mejores lugares en mi mente.

Recordé el salón de clase, a mis alumnos, a mis compañeros. La boda con Daichi. Nuestros planes de vida. Salteé deliberadamente a Riko y me fui aún más atrás, a mi familia, mi país. Sus comidas típicas y festividades. Todos los tiempos felices en los que aún era Mariana.

Un cuerno de caza sonó a lo lejos. Las lágrimas que empapaban mi rostro rodaron por mis mejillas hasta mis harapos. Las sequé con las manos ahora callosas a las que debería acostumbrarme.

Tenía que sobrevivir. No tenía otra opción. Me habían arrebatado la felicidad muchas veces como para no pelear por ella ahora.

—Soy Rashta. —Mi nueva voz salió rasposa, así que me aclaré la garganta. —Mi nombre es Rashta, su majestad El Emperador.

El sonido cantarino de su voz no se parecía en nada a mi antigua voz, pero combinado con mi forma de hablar sonaba bien. Sonaba culto. Como alguna de mis estudiantes.

Mi nombre es Rashta. Esta es mi historia. 

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