"Perdóneme, Padre. He Pecado"...

Galing kay lovegaylove

334K 32.1K 29.4K

Dicen que el amor lo puede todo. Pero... ¿Podrá contra Dios? ---- Portada hecha por: @sugarflowercolors Obra... Higit pa

Sinopsis.
Capítulo 1
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Nota
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo Final
Epílogo
Agradecimientos.
Video.
Final alternativo
Capítulo inédito
IMPORTANTE: Nueva versión
Brothers of The Moon
NUEVO FANFIC: Querida Luna

Capítulo 2

19.2K 1.9K 2.3K
Galing kay lovegaylove

Lamentablemente, no era una persona que dudara mucho. Me gustaba hacer las cosas sin pensar antes y sin importarme lo que pudiera traer consigo como consecuencia. Y eso es, creo yo, bastante obvio.

Emprendí mi camino hacia las puertas de la Iglesia. Las abrí y me metí adentro.

El lugar era enorme. Muy...londinense. Hasta me pareció bonito. El techo estaba completamente lleno de dibujos de ángeles. Era algo extraño pero, aunque yo no creyera en esas cosas, me gustaban los seres sobrenaturales. Me parecía tonto que las personas creyeran que tuvieran algún poder, pero no me parecían estúpidas las películas ni los libros de ciencia ficción sobre ellos.

Y como supuse, estaba vacío. Ni un alma allí dentro. A esas horas de la noche sólo un loco iría a la Iglesia.

Sólo un loco, y yo. Bueno, tal vez sólo un loco. O sea, yo.

"¿Puedo ayudarlo en algo, joven?" Una voz aguda me sacó de mis pensamientos. No acostumbraba a ponerme nervioso, pero realmente entré en pánico cuando noté que me estaban hablando a mi. Mierda. Me había metido en una iglesia para, Dios (já) sabe qué (tal vez sólo escupiría o haría pis sobre el altar), y ahora ya me habían atrapado incluso antes de cometer un acto de vandalismo.

Era él. El cura. Por supuesto.

Mi presa de esa noche. El boleto a la diversión. Justo allí, en ese momento, decidí que tal vez mi acto de vandalismo sería uno distinto al que tenía pensado en primer lugar. Tal vez sería mucho mejor incluso.

"Oh, Padre" Dije yo, bajando la mirada. Estaba entrando en personaje y a la vez tratando de pensar en alguna de todas las estupideces que se me ocurrían para decir algo y que no se diera cuenta que sólo había entrado allí para hacer una maldad. O para cubrirme del frío -cosa que, para agregar, había hecho otras veces antes. "Buenas noches."

"Buenas noches, señor" Estrechó mi mano. "¿Cómo es su nombre?" El hombre no era tan viejo como yo creía. Es más, era demasiado joven. Hasta estaba bueno. Sus cabellos eran castaños y parecían suaves, sus ojos eran de color azul y bueno, no podía observar mucho más que su rostro ya que el resto de su cuerpo se escondía bajo su...vestido gracioso, raro y extraño de cura.

"Harry, dígame Harry" Logré decirle luego de que dediqué el tiempo necesario para observarlo bien. Nunca lo había visto antes por mi barrio. Aún rondaba por mi cabeza el qué estaba haciendo por allí. Entonces uní los hilos y llegué a la conclusión de que seguramente estaba haciendo caridad. Maldita sea, debería haber pasado por mi casa y dejar un frasco de Nutella.

"Bueno, Harry" Se cruzó de brazos mientras, con el ceño algo fruncido como si estuviese leyéndome la mente, dio un paso hacia mi. "¿Qué hace por aquí tan tarde, una noche como esta?" Y su ceño ya no estaba fruncido. Tal vez fue el hecho de que yo también había dejado de estar tan tenso y con un cartel en la frente que gritaba 'bandido'. No, no vendido (bueno, también). Él me sonreía. Una sonrisa de una persona buena, feliz, amada... sin SIDA. Y allí estaba otra vez. No podía evitar el hecho de odiar a cada una de las personas de este mundo que no tenían problema alguno. Bueno, quizá este pobre diablo (ups, hombre, lo siento) tenía hasta incluso más problemas que yo. Pero no creía que fuese así. Sabía que era injusto: el estar enfermo era mi culpa y no podía ir por la vida odiando a las personas sanas. Lo sé, suena tan mal y egoísta de mi parte. La verdad es que eso era yo. Malo y egoísta. O eso debía ser para que el mundo no me pisoteara.

Él tenía futuro, una vida por delante.

En cambio yo, yo dependía de una enfermedad. Ella decidía cuántos días más mi corazón seguiría latiendo.

"Eh, yo...yo..." Rascaba mi nuca mientras pensaba en alguna tontería que decirle. Vamos, Harry, ves muchas películas, cita a algún idiota. "Quería confesarme" Solté lo primero que se me ocurrió. Definitivamente, eso no había salido de ninguna película que haya visto en el último tiempo.

En realidad yo no tenía un plan. Yo sólo...no quería estar solo esa noche. Sólo planeaba entrar a la Iglesia, burlarme del cura, abusar de su bondad, y luego largarme a la mierda de allí. Dejando todo eso atrás. No iba a mentir, yo era un pobre estúpido. Pero esos pensamientos los dejaba para mis adentros. Cualquiera que me viera sólo pensaría que yo mandaba, que tenía al mundo a mis pies; sólo para luego llegar a casa y llorar hasta que ya no haya lágrimas que derrochar.

Pero, todo eso se fue de mi mente, toda esa estupidez se desvaneció en el momento en que mis ojos esmeralda conocieron los color zafiro del Padre. Había algo en ellos. No quería hablar como un sentimental de mierda, pero hasta parecía que en ellos se reflejaba la bondad que poseía en su interior. Además su ser emanaba algo. Me sentí super extraño en ese momento, porque por primera vez no quise lastimar a alguien ni física ni mentalmente. Yo sólo quería...irme.

Pero...ese hombre. JODER. Estaba tan bueno. No podía esconder esos pensamientos, tan sólo venían a mi. Por cierto, además de chusma era calentón; creo que más calentón que chusma.

Algo tenía que hacer, algo debía de decirle. Y eso de confesarme fue lo primero que pensé.

Si habría un premio al idiota más grande del mundo, ese seguro lo ganaba yo. O hasta me dejaban fuera de concurso por ser profesional en eso.

Además, ¿confesarme? Nunca había hecho eso antes, no tenía la menor idea de cómo hacerlo. Hasta tenía la mala suerte de ni siquiera haber visto un video porno sobre curas. Lo primero que haría al volver a casa sería...bueno...pensándolo bien...Si quería ver un video porno primero debía pagar el internet, y si quería pagar el internet primero debía conseguir trabajo. El seguro de mis padres y poco me alcanzaba para pagar por alimentos, vestimenta y los medicamentos. No quería hacer algunos de los trabajos en los que me metía de vez en cuando, pero cuando estás en mi posición, a veces, no hay otra opción. Entonces...

"Confesarte...bien. Estaba a punto de cerrar todo e ir a dormir" Su voz era tan calma que me ponía nervioso. ¿Por qué no hablaba más rápido? De todos modos se lo dejaría pasar, lo que importaba eran los bonitos labios que tenía, no la manera molesta en que hablaba. "Pero, siempre hay tiempo para Dios. ¿Verdad, Harry?"

Su sonrisa era tan... no sabría cómo explicarlo.

Ese hombre en verdad estaba hecho de bondad. No pensé que en este mundo enfermo aún habían personas como él.

Me daba asco que hablara así, tan seguro de que había alguien allí arriba protegiéndolo. Casi pierdo la postura y le digo que por qué carajo su amo no me salvó de esta enfermedad, pero preferí seguir con el juego. "Eh, sí. Claro, por supuesto." Creo que fue la mentira más grande que dije. O, bueno, casi. Quizá la mentira más grande fue decirle a Susy que no quería ir con ella al baile porque ese día daban Titanic en la tele. Cuando la verdadera razón era que era tan homosexual que no podía ni siquiera estar cerca de una chica sin estar imaginándomelas con barba y pene. Y no, una vez más, no estoy exagerando.

Mi mente maquinaba ideas. Trataba de pensar en algo.

¿Por qué tuve que sentir pena o lo que fuera por él? ¿Por qué tenía que ser tan bueno? Si fuera un poquito odioso yo ya me habría burlado de él o hasta habría hecho pis en la puerta del confesionario mientras lo obligaba a chuparme la...bueno, y no estaría perdiendo el tiempo e inventándome alguna mentira. Y esa era una debilidad.

Mi debilidad: los sentimientos.

Así como podía odiar y sentir asco hacia muchas cosas y tipo de personas, también podía sentir pena o cariño de una manera horriblemente rápida.

Y no, no estoy diciendo que le tuviera cariño a un tonto cura que acababa de conocer, sino que al mirarlo a los ojos ya no quería hacerle daño, tan sólo... irme de allí. Rápido, si era posible.

"Yo...yo...hice cosas muy malas" Joder, ¿qué estaba diciendo? "Y esta noche no podré dormir si Dios no me perdona por ello" Bueno, por supuesto que mentía. Quizá sí, bueno, definitivamente había hecho cosas malas de las que me arrepentía -de algunas. Pero ni siquiera pensé alguna vez en pedir perdón por ello. Lo hecho hecho estaba y no había forma de remediarlo.

Me aplaudí mentalmente por mi gran actuación. Exijo un Oscar.

"Oh, bueno...Harry..." Su mirada mostraba miedo. De un segundo al otro había cambiado completamente la forma de verme. Él me temía. Vaya a saber qué cosas imaginó que yo había hecho. Era obvio que al verme vestido completamente de negro y con esa...cara de 'voy a asesinarte si me respiras cerca' le di una mala impresión. Pero yo no era capaz de asesinar a nadie. En lo absoluto. Mi maldad no era ese tipo de maldad, era una completamente diferente. Mi maldad era esa maldad que posee un joven con una enfermedad terminal que no tiene familia.

Utilicé su miedo a mi favor. Iba a jugar un poco con el curita.

Él prosiguió hablando: "Dios nos perdona a todos, sin importar qué" Sí, claro. Como digas, idiota -pensé yo.

"Entonces, ¿cómo es su nombre?" Le pregunté mirándolo de arriba abajo.

"Soy el Padre Louis. Pero puedes llamarme Padre, o Louis...o como tú gustes, Harry" Me sonrió.

Allí estaba otra vez. No poseía maldad. Ni un solo gramo. Y eso me sacaba de las casillas. ¿Qué lo había hecho ser así? Seguro su perfecta educación, sus perfectos padres, o sus perfectos amigos, o incluso su perfecta novia de la secundaria la cual dejó cuando se le ocurrió la estúpida idea sin sentido de convertirse en CURA. ¿Acaso estaba demente? ¿Qué persona quería ser cura cuando se podía ser medico o abogado?

Y entonces recordé que ni siquiera se me concedió la oportunidad de pensar qué quería estudiar cuando fuera grande. Porque llegó esa enfermedad que me arrebató cualquier rastro de ganas de vivir o de hacer algo con mi vida.

"Bueno, Louis. ¿Cómo es eso de confesarse?" Sacudí la cabeza mentalmente, tratando de alejar los recuerdos que no servían para nada. "Es que, bueno...nunca antes lo hice"

Eso sí que era cierto. Nunca antes me había confesado. Y tampoco lo haría realmente, ya que lo que iba a "confesar" eran puras mierdas mías inventadas. Iba a inventarme algo para luego llegar a casa -si es que esa pocilga donde yo pasaba las noches se podía llamar casa- y reírme hasta el cansancio del pobre Padre Louis. O quizá me sentiría tan culpable que lloraría por burlarme de un pobre cura como ese. Era tan patético que seguro sería la segunda opción.

"Ven por aquí, siéntate" Me ordenó él, sentándose en un banco alejado. Palmeó a su lado, para que yo ocupara ese lugar.

Hice lo que me ordenó, me senté a su lado. El viejo banco de madera rechinó y ese pequeño aunque molesto sonido retumbó por toda la iglesia haciéndome sentir infinitamente pequeño.

Estábamos bastante cerca, yo podía oler el perfume de su colonia tan masculina. Era un aroma embriagador. Junto con eso también podía oler el olor a "Iglesia", es que sí, ese lugar tenía un olor característico.

Pero sobre todo, pude oler algo. Algo que veía en sus ojos. Algo que notaba en cómo movía sus manos. En cómo ajustaba su cuello romano repetidas veces. Ese aroma especial salía por sus poros. Algo que yo conocía muy bien; no sólo porque era propio que yo lo sintiera, sino las personas que yo, sin otra opción, debí lastimar como trabajo.

Miedo.

Yo pude percibir miedo en él. Me temía.

Tenía miedo de esas palabras que saldrían de mi boca. Tenía miedo de que no existiera perdón de Dios para mis pecados.

Joder que iba a disfrutar de esto.

"Adelante, Harry. Dime qué es lo que te atormenta" Se cruzó de brazos e inclinó su cuerpo un poco hacia delante, observándome fijamente. "Confía en mí. Todo lo que digas quedará entre tú y yo. Y por supuesto, el Señor."

Ni siquiera pensé lo que dije a continuación.

Yo sólo pretendía asustarlo. Aterrarlo. Quería que dejara de ver el mundo con ojos de amor. Quería que supiera que hay personas que son una mierda. Y que si Dios existía, veía todo de allá arriba y no hacía nada.

Fui con la idea de llevarme el mundo por delante, de reírme tanto en su cara hasta que mi estómago doliera. Pero, como si fuera a propósito, parecía que el que se reiría de mi de allí en adelante sería Dios.

Entonces...no pude. No quería que pensara mal de mí.

Y no tengo la menor idea del por qué.

"Yo...le pisé la cola a un gato"

QUÉ.

Ipagpatuloy ang Pagbabasa

Magugustuhan mo rin

46.8K 4.2K 23
- Te he enseñado algo que muy pocos han visto sobre mi, no quiero que me temas. - Controlas un elemento de la naturaleza Harry, eso es bastante asomb...
233K 16.7K 35
Con la reciente muerte de su padre el duque de Hastings y presentada en su primera temporada social, Annette empieza a acercarse al hermano mayor de...
485K 49.8K 125
La verdad esta idea es pervertida al comienzo, pero si le ves más a fondo en vastante tierno más que perverso. nop, no hay Lemon, ecchi obviamente, p...
5.8K 366 5
Esta historia no es mía, la historia original es de esta chica (alaskafanfic.tumblr.com) y la historia esta continuada aquí pero en ingles (http://ar...