Una Corte De Sombras Y Sangre...

By TheGirlUnderTheLines

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El destino a veces es caprichoso, y con ellos no iba a hacer de menos. Viejas leyendas cobraran vida, peligro... More

P R Ó L O G O
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° C A S S I A N °

El poder de Rhys retumbaba con cada paso que él daba alrededor del salón de la Casa del Viento, tal y como años antes había ocurrido, un descontrol nervioso, temeroso y alerta.

Tal y como había ocurrido antes de la guerra con Hybern.

Cerré mis manos en puños mientras me dejaba caer contra uno de los laterales del sofá, Nesta alzó la mirada encontrando la mía y me esforcé por dejarle ver una mueca de tranquilidad, ella agachó la mirada tensa y di un vistazo a su derecha donde se encontraba Elain aun con el rostro serio y endurecido.

Las palabras que había dicho minutos antes aún resonaban en nuestras mentes, una y otra vez. Ella no había vuelto a tener una visión desde el conflicto con la reina humana, y si lo había hecho no lo había compartido con nadie.

Mi mirada fue más allá, pasando de largo a la pelirroja Gwyn que estaba sentada junto a Elain y estaba completamente atenta a Vyneea.

Ella también permanecía con el rostro pálido e incluso si mirabas de cerca podías notar como aún temblaba.

Aun ninguno podía entender muy bien qué es lo que había pasado, de un momento a otro simplemente se había desmoronado, sus ojos se había tornado completamente blancos en un gesto aterrador y había comenzado a gritar con desespero, con puro terror recorriendole las venas.

Mi corazón latió con fuerza, joder, todos habíamos entrado en pánico. Incluso Emerie que solía mantenerse serena en casos semejantes había comenzado a gritar cuando el corazón de la mujer entre mis brazos había comenzado a acelerarse de una manera peligrosa.

Todos desviamos nuestra atención a la gran terraza cuando la presencia de Mor y Feyre, acompañadas de una Amren con el rostro tensó se hizo presente.

Las tres caminaron hasta el centro de la sala, Feyre inspeccionó tanto a su hermana mediana como a Vyneea con un vistazo fugaz, luego sus ojos fueron dirigidos a Rhysand.

Este di un paso al frente y con un toque suave, casi precavido, la tomó por la cintura.

—¿Nyx? —Preguntó mi hermano mientras Feyre volvía a desviar sus ojos hacia las dos mujeres afectadas.

—Esta con Nuala y Cerridwen en las mazmorras de Azriel —Rhys se serenó notablemente —Estoy conectadas con ellas, el puente está abierto.

Aquello no logró relajarlo por completo pero Feyre lo obligó a desviar el tema, seguramente diciéndole algo mente a mente. La castaña se deshizo del contacto de su compañero y caminó hasta los sofás donde el resto ya estábamos reunidos.

El silencio era pesado, tragué saliva, no había sido así desde la noche del nacimiento de Nyx.

—¿Qué es lo que has visto niña? —Amren se plantó frente a Elain quien alzó la mirada. Su gesto aún estaba bañado con miedo.

La mediana de las hermanas Archeron agachó la mirada y jugueteó con sus dedos sobre su regazo. Por alguna razón el silencio me hizo fijarme en su aspecto, en lo diferente que se veía, —a pesar de su expresión idéntica—, a la noche en la que había sido convertida. Incluso pálida por la sorpresa su piel seguía manteniendo aquel brillo inmortal y delicadeza que alguna vez había sido devorada por la oscuridad de la guerra y el desconsuelo.

Entendía perfectamente porque Azriel se había fijado en una hembra como ella, a pesar de que la situación fuera jodida, Elain tenía una belleza delicada y única, muy distinta a la Morrigan, algo nuevo para él.

—Estaba en la terraza, hoy me tocaba recoger las rosas y de repente apareció, una visión fugaz de algo oscuro, como una espesa niebla negra que brotaba desde las grietas de la roca rojiza, que se extendía como la peste por pasillos destrozados, entre columnas grabadas — Su voz tembló —Podía olerla, un aroma metálico, uno que reconozco de la guerra. La sangre. Olía a sangre. La bruma ha despertado, bajo la tierra y sangre, la oscuridad se expande como una enfermedad

Todos permanecimos en silencio, todos con los rostros contrariados.

—Yo...—Vyneea murmuró —Yo también vi algo oscuro. Pero yo no lo vi...—Su voz era nerviosa, asustada —Quiero decir, no es como si lo viera, yo estaba allí, en medio de lo que fuera aquello. Era como una niebla, sí, como ella a descrito, oscura y espesa —Sus manos gesticularon como si tuviera algo entre sus dedos, algo tangible —Estaba en algo semejante a una cueva, pero algo más, como una especie de sala, había columnas grabadas y también, suelo polvoriento de color rojo, había paredes pálidas y...—El gesto de Rhysand palideció, Feyre dio un paso atrás —Había un trono, entre la profundidad de esa niebla había un trono oscuro, encima de una tarima. Era como estar debajo de una montaña.

Mis huesos temblaron con horror. Sentí a Nesta tensarse a mi lado también y no pude evitar dejar que una de mis manos cayera sobre su hombro.

—¿Estás segura? ¿viste algo más? —El tono de Morrigan era casi ahogado.

La hembra de pelo plateado tembló y asintió, tragó saliva y prosiguió; —No conozco el lugar pero...algo en esa oscuridad, algo antiguo casi primal en mi parecía reaccionar a ella, estaba aterrada pero por alguna razón seguía caminando en ella, adentrándome más y más.

El poder de Rhys volvió a reverberar en la habitación, como un enorme presagio de lo que se avecinaba. Un extenso manto de oscuridad.

—Bajo la Montaña fue sellado después de la caída de Amarantha, ¿no puede ser ahí verdad? —Preguntó Feyre mientras retrocedía quedando de nuevo junto a Rhysand quien no dudó un segundo en tomar su mano.

Todos aquí éramos muy conscientes de lo que nuestra Alta Lady había tenido que sufrir en aquel lugar, lo que había perdido al enfrentarse a Amarantha y en todo el infierno que había acarreado después. Incluso a día de hoy ella seguía siendo perseguida por las pesadillas que ese lugar le había causado.

Mi piel se erizó al pensar en Rhysand, en cómo mi mente repitió aquellos segundos que tuvo para despedirse, aquellos pocos segundos en los que nos ordenó proteger Velaris y luego con su poder nos selló en la ciudad, en cómo después de aquella noche no había vuelto a escuchar su voz hasta cincuenta años después. Mi estómago se revolvió al pensar en lo que él había tenido que sufrir bajo aquella montaña, en las confesiones que yo y Azriel habíamos escuchado por primera vez hace ya dos años en aquella reunión de Altos Lores.

"La puta de Amarantha".

—Cualquier entrada o salida fue sellada con magia, Helion mismo se encargó de hechizar el perímetro para no permitir que nadie pudiera volver a entrar —Rhys mantenía un tono duro, tan tensó que incluso mis sifones se iluminaron ante la rabia que recorría mis venas —Nadie ni nada debería de ser capaz de atravesar esas guardias, no sin que él lo supiera.

—¿Y si no ha entrado? —Repuso Nesta quien se mantenía alerta ante la conversación —Ellas lo han dicho, es como una niebla, en el interior de ese lugar. La bruma se ha despertado, bajo la tierra y sangre, quizás no haya entrado, ¿puede que siempre haya estado allí?

Mi atención volvió a recorrer a todos, Amren permanecía de pie junto a Azriel en un punto junto a la ventana, sus brazos estaban cruzados y su mirada perdida en algún punto en el suelo, pensativa, el cantador de sombras mantenía la misma expresión pero sus ojos estaban fijos en Rhysand, sus sifones también despiertos. Morrigan estaba ahora sentada en el otro brazo del sofá, sus manos sobre los hombros temblorosos de Vyneea quien mordía nerviosamente la punta de sus dedos.

Todos estaban asustados, todos estábamos asustados.

Lo que había ocurrido con Amarantha era una herida que no habíamos tenido el tiempo suficiente para cerrar, no cuando Hybern había ocurrido tan seguido de su caída.

Y reabrirla era algo doloroso, para todos.

—Iré a ver a Helion hoy mismo — Dijo Mor —Si él ha notado algo al menos debemos saberlo.

Rhys asintió sin discutir, no había palabras para una situación como esa. Nadie sabía bien cómo reaccionar. De los aquí presentes solo nuestros Altos Lores habían pisado ese lugar y estaba seguro de que la idea de volver a pisar aquello les helaba los huesos.

Mor se despidió casi en un susurro antes de correr hacía la terraza junto a Az, segundos después este volvió a entrar pero esta vez sin la compañía de la rubia quien seguramente ya estuviera transportándose hasta la corte del señor del Amanecer.

—Ese lugar...¿qué hay allí? —Todos observamos a la hembra de pelo plateado quien había preguntado.

—No hay nada, eso es lo que nos perturba. Son ruinas de lo que una vez fue una corte de...—Feyre tembló y Rhysand la llevó más contra él —Fue la corte donde yo fui asesinada y transformada en alta fae, Amarantha sometió esta tierra por más de cincuenta años. Muchos de los altos lores... —Sus ojos viajaron con profunda pena y dolor a su compañero —fueron encerrados allí junto a ella, les arrebató sus poderes y los sometió casi como esclavos.

Mis ojos permanecieron en Vyneea quien no pudo evitar temblar ante la narración de Feyre;—Recibí el título de Feyre Rompemaldiciones después de liberarlos de la maldición que ella había impuesto en estas tierras, después de que ella me rompiera el cuello y me matara. Fui rehecha con los poderes de los siete lores, y ahí acabó todo —La mano de Rhsyand se entrelazo de manera sutil con la de Feyre quien le miró con suavidad —Como ha dicho Rhys, Bajo la Montaña se sepultó para que todo el mal que había habido en su interior se quedara allí...

Las palabras de la castaña hicieron click en todos, Rhysand conectó su mirada con la mía como si ambos hubiéramos pensado lo mismo.

—¿Crees que eso puede ser...? —Cuestioné mientras me ponía en pie.

Él alzó los hombros y negó.

—No lo sé, después de todo lo que ocurrió allí...no lo sé. El rey de Hybern lo advirtió, Amarantha usó hechizos del libro...puede que con alguno de ellos dejara esto atrás, esta niebla.

Dejé escapar un suspiro cansado. 

Otra vez, de nuevo la paz que nos habíamos ganado parecía desmoronarse.



. . . 



V Y N E E A

Volví a dejar salir todo el contenido de mi estómago en el inodoro, mis manos se apoyaron en la taza fría como el hielo mientras sentía las punzadas del ácido subir por mi garganta y vaciarse por mi boca.

No dejaba de verlo, el terror tejido en cada uno de sus rostros mientras describía el lugar que había visitado en esa visión. La tensión y profunda tristeza que se hacía con cada facción de Feyre mientras yo continuaba.

Un sollozo estrangulado me abandonó cuando finalmente me dejé reposar contra las frías baldosas del baño. Era como si incluso la casa hubiera entrado en un estado de letargo como si por unas horas todo se hubiera sumido en un horror del que nadie parecía poder salir.

Feyre había muerto en aquel lugar, Rhysand había estado atrapado allí por más de cincuenta años. Puede que Morrigan y los demás también hubieran estado allí, en aquel infierno que ahora parecía despertar y yo, yo parecía reconocer aquel horror.

No había podido abandonar la idea de que esa cosa, que supuestamente había despertado, me había llamado a mi. Elain no había acudido a ella, simplemente su poder le había dado un aviso pero yo, yo había corrido hacia esa oscuridad y me había adentrado en ella como si la conociera.

Me puse en pie sosteniéndome contra el lavabo y abriendo la llave de agua.

Como si mi despertar hubiera tenido que ver con el suyo, como si esa cosa reaccionara a mi conciencia. Sí, eso era lo que había sentido.

Tomé agua entre mis manos y la lancé contra mi rostro, obligándome a dejar ese letargo amargo atrás.

No quería pensar en ello, en esa oscuridad y tampoco en el recuerdo que Rhysand había levantado aquella noche.

Envolví mi cuerpo en la bata de color blanco y con la torpeza de mis pasos lentos y vacilantes regresé a la habitación. La oscuridad que la invadía me hizo estremecer, la noche, el cielo estrellado de Velaris estaba cubierto por densas nubes que anunciaban una tormenta.

Era como si todo se hubiera puesto de acuerdo para dejarnos saber que realmente algo malo iba a llegar.

Y estaba allí parada, en medio de la inmensa habitación cuando dos toques en la puerta me sacaron de mis pensamientos.

—¿Sí? —Pregunté.

—Soy Nesta, ¿puedo pasar?

Fui yo misma quien caminó el par de pasos para llegar a la puerta, los justos para hacer comenzar a sentir a mis piernas calambres pero los ignoré. Deslicé la madera dejándome ver la imagen de Nesta, ella también parecía haber estado dispuesta para irse a la cama pues vestía un camisón oscuro y una bata semejante a la mía pero en tonos grises que resaltaban su piel.

En sus manos cargaba dos tazas humeantes.

—Adelante —Alenté mientras me hacia a un lado, ella asintió y cerré la puerta una vez esta ya se encontraba junto a los pequeños sillones junto a las ventanas y el hogar.

Dejó las tazas sobre la mesa de centró y giró para encararme, yo sonreí incómoda ante la obvia situación. No podía moverme mucho más y la mesa estaba...demasiado lejos para mi.

—Déjame ayudarte —Nesta caminó de regreso hacia a mí y extendió su brazo en una oferta que yo no rechacé.

Tranquilamente ambas llegamos a los sillones y tomamos asiento en silencio. Nesta tendió una de las tazas en mi dirección, me sirvió con oler ligeramente para saber qué se trataba de un té de hierbas, luego simplemente bebí en silencio.

No me atrevía a preguntar el porqué de su visita así que ahí permanecí, en silencio observando la ciudad más allá de las ventanas.

Y juraba que esta noche Velaris brillaba menos de lo habitual.

—Yo dejé que Feyre fuera a esa montaña —Mi atención viajó a Nesta quien miraba la imagen frente a nosotras sin expresión. —Cuando aún era humana, yo dejé que mi hermana pequeña fuera a ese lugar conociendo que seguramente no iba a volver. Fui a buscarla, igual a cuando aquel hombre se la llevó de nuestra choza, de nuevo traté de llegar al muro para decirle que se detuviera pero...—Nesta cerró los ojos y suspiró con pesadez. —Feyre jamás nos ha contado a Elain y a mí lo que sufrió allí, esto muy segura de que el único que lo sabe a ciencia cierta en este lugar es Rhysand. Antes de todo esto nosotras...yo, estaba segura de que en cierta manera Feyre me odiaba, quiero pensar que aún me guarda rencor por todo lo que no hice, por lo que no luché por nosotras. Siento que nunca podré disculparme lo suficiente por todo el daño que le hice.

Su voz tembló.

—El año pasado yo era un desastre, y si miro atrás me avergüenzo hasta del aire que respiraba. Y hoy, cuando nombraste lo que viste, cuando Elain dijo lo que ella vio, vi el mismo terror en los ojos de Feyre que cuando ella me miraba el año pasado, el horror de lo que este mundo inmortal nos podía traer consigo.

Mi corazón se contrajo dentro de mi pecho y apreté la taza entre mis manos, agaché la cabeza y sentí las lágrimas quemar detrás de mis ojos.

—Lo siento...

Nesta me miró y dijo; —No tienes porque disculparte. Tú no has hecho nada malo es solo que...pensar que ella puede perder todo lo que se ha ganado, que yo puedo perder todo lo que he encontrado...me aterra como nada antes lo ha hecho. —Una lágrima se deslizó por su mejilla — Y por alguna razón no quiero que ellos me vean así —Su voz se rompió y el llanto rodó por sus mejillas.

—No quiero que mi familia vea que estoy jodidamente asustada.

¡Hola!
De nuevo vengo con el descontrol de publicación porque hoy no debería pero, mañana no puedo y no quiero dejaros otra semana sin capítulo 😭
¡Así que hoy es un adelanto!

Decirme,¿qué vais pensando de la historia?, ¿os gusta que vayan narrando varios personajes?, decirme cositas que creéis que pueden ir pasando o teorías que ya tengáis tengo ganas de leeros 🥰

¡Sin mucho más os dejo libres y nos vemos otra vez la semana que viene!

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