Amor, Karma y otros problemas...

بواسطة Amarin_23

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A Gwen la han alejado de su familia y amigos durante dos años debido a un mal entendido. Durante este tiempo... المزيد

"Capitulo uno"
"Capitulo dos"
"Capitulo tres"
"Capitulo cuatro"
"Capitulo seis"
"Capitulo siete"
"Capitulo ocho"
"Capitulo nueve"
"Capitulo diez"
"Capitulo once"

"Capitulo cinco"

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بواسطة Amarin_23

—Bueno, ya hemos ido a los autos chocadores, tirado al blanco, en lo cual me di cuenta de que soy muy malo, y hasta patinado—dice Daniel, enumerando a las atracciones a las que hemos ido—Por cierto, ¿te sigue doliendo el  culo?—pregunta en tono de burla mientras se ríe.

Yo lo miro mal, si, me caí más de una vez en la pista de patinaje sobre ruedas, y si, aun me duele bastante.

—En mi defensa,  hace mucho no patino.

—Bueno, bueno—dice aun riendo. Yo lo golpeo en el brazo, cuando por fin se recompone, vuelve a hablar.—¿Que más quieres hacer?

—Mmm, ¡mira!—señaló a un puesto donde para ganar un premio se debe encestar tres veces—No eres malo en básquetbol, podrías ganar un premio para mi—digo sonriendo como una niña.

—Supongo que puedo hacerlo—dice tendiendo los hombros—Vamos.

Yo aplaudo emocionada y lo tomo del brazo mientras tomamos rumbo hacia el puesto.

—¡Joven! ¡Anímese a jugar y ganar algo para su bella novia!—anima el señor del puesto a Daniel.—Dele un presente a la bella dama.

—Oh, solo somos amigos—contesta Daniel.

—Así se empieza, joven. De seguro con un presente la conquista.—dice mientras guiña un ojo.

Daniel solo ríe mientras asiente, me mira y alza las cejas, burlon por lo que el señor del puesto dice. Estamos acostumbrados a que nos confundan con una pareja, desde niños, todos creían que lo mío con Daniel era más que amistoso. Tal vez a eso se deba que no ha conseguido novia. Tal vez piensan que sigue conmigo en una relación inexistente. 

Daniel paga lo debido y el hombre  le da el primer balon.

—Veremos que sale de esto.—dice antes de ponerse en posición para el primer tiro, mira al aro por unos segundos, analizandolo. Luego de un momento tira y logra encestar. Al instante comienzo a aplaudir, pero él pero no festeja—Faltan dos más todavía, no cantes victoria que es de mala suerte.

Yo sello mi boca con los dedos. Daniel asiente con aprobación y vuelve a centrarse en el juego. Tira dos veces más y logra encestar ambas.

—¿Ahora ya puedo aplaudir?—pregunto.

—Ahora ya puedes—contesta—Elige tu presente.

—Hum...—miro los premios disponibles y me decido por un peluche de cerdito mediano, muy tierno y rosa.—Quiero aquel—digo señalándolo.

El señor del puesto desprende el cerdito de peluche de su lugar y me lo da.

—Muchas gracias—digo sonriente.

Nos despedimos de él dándole las gracias una vez más y nos dirigimos sin rumbo a otro lugar. No sabemos que mas hacer, asi que vamos por unas palomitas. Nos paseamos un rato por el lugar, hablando de como será mi vuelta al colegio.

—Tal vez podríamos ir a cenar  ya.—propongo luego de haber recorrido casi toda la feria.

—No es mala idea, ya empiezo a tener hambre. ¿Vamos por unas hamburguesas? Hay puesto por aquí cerca.—dice mientras mira al rededor, buscando el lugar.—Allá—señala detrás de mi, yo volteo y veo que a unos tres puestos se encuentra un carro de hamburguesas y papas, el cual tiene varias mesas disponibles.

Veo llegar a un grupo de chicas familiares al puesto, dos castañas y una rubia, afino mi vista porque sé que las he visto antes. Sin emgarbo estan lo suficientemente lejos como para que no logre distinguirlas.

—Oye, ¿ellas no son nuestras compañeras?—digo señalándolas.

—Oye no señales—él baja mi mano y mira hacia donde están, su mandíbula se tensa por un momento, me mira y solo sonríe con la boca cerrada—Eeh, no lo creo.—niega con la cabeza.

—Apenas si las viste. ¿Cómo estás tan seguro?

—Creo que soy bastante capaz de reconocer a las personas con las que comparto clase hace mas de  siete años.—contesta—Sabes, no hemos ido a la rueda de la fortuna.—comenta, ya en una posición más relajada, frotándose la nariz—Creo que deberíamos ir antes de comer, digo, para no ir después y sentirnos mal.

—¿Estas seguro? No es un juego muy movido, creo que podríamos...—él me interrumpe.

—Es solo una precaución—posa su palma en mi espalda, empujándome hacia la rueda de la fortuna, que está en dirección contraria del puesto de las hamburguesas.

Me encojo de hombros y camino sin protestar.

—Todo se ve súper brilloso desde aquí.—comento mientras miramos la ciudad desde el punto mas alto de la rueda. Daniel suspira y asiente, admirando el paisaje.

—Oye, dime la verdad—digo en un tono serio, lo que hace que su atención se pose en mi, acompañada de una expresión interrogativa—Conocías a esas chicas.—afirmo.

Daniel bufa, y ahora su mirada vuelve a perderse en otro punto el cual no soy yo. No es una persona que mienta, pero algo en mi interior me hizo sentir que no estaba siendo sincero.

—¿Por que no querías que nos cruzáramos con ellas?

—Yo... No lo sé, solo no quería tener que socializar con otra persona que no fueses tú.—eso me conmueve un poco, pero no digo nada, así que continúa hablando—Y... Creo que esta es una noche solo para ti y para mi, para nosotros. Una noche de mejores amigos, tal vez al encontrarnos con esas chicas deberíamos sentarnos junto a ellas para no quedar mal y... Ya sabes, cosas por compromiso para las cuales hoy no tengo energía. Solo quiero que seamos tú y yo hoy—toma mi mano y la entrelaza con la suya. Un silencio inunda la atmósfera. Sé que está esperando a que diga algo, pero nada sale de mi boca—Ven más cerca.—ordena, casi en un susurro.

Yo asiento y me deslizo a través del asiento, él desenlaza nuestras manos y pasa su brazo sobre mi hombro. Yo descanso mi cabeza sobre el suyo, cierro los ojos por un momento e inhalo su perfume. Vainilla con canela. 

—Sabes que no es necesario para que estemos solos, siempre preferiría estar junto a ti antes con otras personas.—digo con toda sinceridad.

—Lo sé—dice. Siento las yemas de sus dedos posarse en mi hombro, para luego  pasearlas por lo largo de mi brazo descubierto, su gesto más la brisa fresca hacen que me estremezca.—Lo siento.—vuelve a decir mientras reposa su cabeza en la mía.

—Disculpa aceptada.—contesto con un susurro a penas audible, no sé si él llega a escucharlo.

Nos quedamos allí en silencio, admirando el paisaje hasta que llegamos a la última vuelta, Daniel ahora está jugueteando con mi cabello, lo enreda entre sus dejos, le da pequeñas vueltas y así sucesivamente.

—¿Crees que me adaptaré fácil a la escuela?—pregunto rompiendo el silencio.

—Mmm yo creo que si, jamás te ha sido difícil socializar. Todos ya te conocen alli, y eras querida.

—Lo sé, pero... tengo miedo de que me excluyan esta vez.—levanto mi cabeza para verlo de frente, él se remueve en su lugar—¿Y si realmente creen que fui yo?

—Nadie cree que hayas sido tú, créeme, hasta el día de hoy hay teorías sobre quien pudo ser.

—¿Y descubrieron algo?

—Son solo teorías, Gwen, nada es seguro.—hace un gesto con la mano, quitándole importancia.—¿Que más te preocupa?

—Bueno... No lo sé, el hecho de que todos sean expertos besadores y yo la unica persona a la que le toque los labios fue a un Daniel de doce años, y a penas un pico, ni siquiera un beso.

Daniel suelta una carcajada, el recuerdo de nuestro pico fugaz en el juego de la botella siempre nos ha sacado unas cuantas risas, sobretodo porque ambos nos limpiamos la boca con jabón después de eso.

—¿Eso te preocupa? ¿No haber besado?—cuestiona, aun entre risitas.

—No es el hecho de no haber besado en si, eso me da igual honestamente, es que siento que estaré completamente fura de lugar. En las fiestas, en las conversaciones... ¿Y si me toman por sorpresa en agun juego estupido y yo no sé hacerlo? Todos se reirán de mi.

—¿Desde cuando Gwen Maria Rodriguez Campbelll se preocupa por lo que los demas piensan?

—Tal vez desde ahora ¿tú lo haz hecho no?

—Pues...—se remueve en el asiento algo incómodo y apartando la mirada de mi.

—Jamás me lo contaste.—no lo digo en todo recriminador, sino mas bien de forma curiosa.

—No fue la gran cosa, fue robado, ni siquiera fue consentido.

—Pero, ¿quien lo hizo?

—Una chica de la escuela, en una de las primeras fiestas, si así se puede llamarles, ella solo dijo que tenía que decirme algo así que nos apartamos en una esquina y pues, cuando me di cuenta tenía su mano en mi cuello y su boca en la mía.—hace una cara de disgusto frente al recuerdo.

—Vaya... Lo lamento, entiendo que para algunos debería ser algo especial.

—No se si especial pero, creo que debería ser mínimamente con alguien que queremos besar, no con cualquiera.—dice riéndose.

—Mmm si, supongo.—suspiro, porque yo realmente no pensé jamás en darle mi primer beso a cualquiera.—Y... calculo que tal vez ya te hayas enamorado de alguien, aunque no me dijiste nada aún. Sí tienes alguna chica escondida por allí... Me gustaría conocerla.

La expresión de Daniel ahora es la de una persona que está pensando muy bien en lo que está a punto de decir. Observa el horizonte un instante y vuelve a posar su ojos sobre mi, pareciese que me está estudiando, como si estuviese frente a un examen y no supiese que escribir. Por unos segundos así se queda, callado. Muerde su labio inferior, el cual no puedo evitar mirar.

—Antes creía que si... Ahora no lo sé.

Entonces ¿jamás se ha enamorado?. Enamorarse realmente es un sentimiento fuerte. Un estado emocional que a veces es difícil reconocer.
Una vez mi madre me dijo que para identificar si una persona está enamorada de ti, tienes que prestar atención a la forma en la que te mira, en si se pone nervioso en ciertas ocasiones, o si incluso se comporta de forma distante.

Estar enamorado y no saber si el otro también lo está, hace que estemos en un estado de incertidumbre y ansiedad, e incluso un poco de inseguridad, es por eso que a veces preferimos alejarnos de la persona, por miedo al rechazo.

—Supongo que es un sentimiento fácil de experimentar, pero difícil de reconocer—dice—Tal vez muchos de nosotros lo hemos experimentado, pero nuestro interior no nos deja recibir ese sentimiento de forma buena.

—¿Por qué crees que es eso?

—Muchas razones, miedo es la más común...—se encoge de hombros—¿Tienes alguna otra pregunta filosófica?

Yo rio.

—No, ya he terminado.

La última vuelta termina y bajamos de la atracción. Nos dirigimos al carrito de hamburguesas y nos sentamos en una de las mesas, de las cuales la mayoría ya están casi ocupadas debido a que son las diez y media de la noche. Las chicas que hoy vimos no están más.
Una chica joven pero visualmente mayor que nosotros viene a tomarnos la orden, ambos pedidos una hamburguesa con papas y una Coca Cola.
Mientras esperamos, Daniel juguetea con su teléfono, yo no traje el mío así que solo miro a las personas pasar.

Vuelvo mi vista hacia él, quien parece estar teniendo una charla muy enriquecedora con alguna persona, porque sus dedos no dejan de tocar el teclado en ningún momento.

—¿Todo bien?—pregunto.—Te ves algo preocupado.

—Eeh, si—dice mientras alza la cabeza para mirarme. Sonríe y guarda el teléfono en su bolsillo—No es nada, son los chicos.

—Oh, claro, imagino que tienes muchos amigos ahora.

—Si, bastantes, pero la primera amistad en mi lista... Y la mejor.

—Me alegra escuchar eso—nos sonreímos, él está a punto de hablar nuevamente, pero la chica del carro nos interrumpe.

—Aquí están sus órdenes. ¡Que lo disfruten!

Ambos agradecemos al unísono y nos disponemos a comer. Durante estos minutos no cruzamos palabra, ambos disfrutamos mucho de la comida así que cuando comemos lo que sea lo hacemos de forma silenciosa, no es necesario que estemos hablando todo el tiempo para sentirnos cómodos el uno con el otro.

—Pago yo—dice Daniel cuando nos traen la cuenta.

Antes de que pueda decir algo él le da el dinero a la chica, quien le da una sonrisa y se despide de nosotros con un "Gracias, no olviden venir mañana"

—¿No teníamos un acuerdo?—cuestiono—Sabes que no me molesta pagar, yo me ofrecí.

—Soy un caballero, yo te invite a venir aquí, yo pago.—voy a protestar porque siento que él ya ha hecho mucho, pero toma la palabra nuevamente—Te lo debo por no haberte visto en todo el fin de semana.

Bueno, en eso tiene razón,  levanto los brazos y los vuelvo a dejar caer, en señal de rendición.

—¡Tú ganas!

—Gracias, ahora—se incorpora y rodea la mesa para ofrecerme su mano—vayamos a casa.

Es gracioso como nos referimos a nuestras casas como una sola, la verdad detras de esto es que sea en la casa que sea, suya o mia, nuestro hogar es donde estames juntos.

El camino dura poco, a penas unos siete minutos, la feria queda tal vez a tres  kilómetros y medio, caminando sería casi una hora. 

Al llegar toco timbre ya que me he olvidado de tomar mis llaves antes de salir, mientras esperamos a que nos abran, el teléfono de Daniel comienza a sonar. Él atiende y se aleja un poco de mi. Solo llego a escuchar un "Voy" proveninete de él.

"¿Voy?" ¿A donde? Más temprano me había dicho que se quedaría conmigo a ver una película e incluso a dormir aquí, como cotidianamente solíamos hacer casi todas las noches de verano.
Bella, abre la puerta, le doy las gracias y le explico que no traigo llaves, ella me dice que no tarde en entrar a lo que solo asiento y sonrío. Me volteo a ver a Daniel, quien cuelga su llamada y se vuelve a dirigir a mi.

—Lo siento, creo que debo irme.—hace una mueca de disgusto.

—¿Y eso?

—Es un asunto... Complicado.—responde a la vez que se lleva una mano a la nuca, frotandosela como si de solo pensarlo le produjera estres.

—Oh, claro, entiendo...—no puedo evitar mostrarme cabizbaja.

Cambiar un plan que ya tenía organizado conmigo por una repentina llamada es algo que el Daniel que conozco jamás haría. Sin embargo es la segunda vez que lo hace. De repente me siento pequeña ante sus planes y una taquicardia se apodera de mi pecho. Me siento algo mareada.

—Ey...—susurra. Se acerca hasta quedar frente a mi, apoya sus manos en mis hombros y los frota.—Puedo llevarte a desayunar mañana, si no te molesta levantarte temprano claro.

Yo, que tenía la mirada plantada en piso ahora  la levanto para enfrentarlo. Estoy un poco dolida, la verdad, siempre que hablábamos por teléfono mientras estaba en el Katherine, él me juraba que cuando volviera no se separaría ni un minuto de mi, que estaríamos día y noche juntos para recuperar el tiempo perdido.

—Lo siento—digo en tono frío y dando un paso hacia atrás—Mañana invite a Elena a pasar el día.

No invité a Elena a venir a casa, solo lo dije porque no quiero que piense que puede compensar el tiempo juntos solo cuando él quiera. Tal vez sea una actitud bastante infantil de mi parte, pero por otro lado sé que no puedo estar disponible para cuando él pueda y quiera, vuelvo a recalcarme a mi misma que fue él quien prometió que no se separaría de mi.

Ahora resulta que no se queda conmigo la noche de mi llegada, desaparece por cuatro días y luego por una llamada de teléfono, de la cual no me dice nada, se va.

—Creo que tienes que irte—le digo, un poco menos distante pero decidida.—Muchas gracias por hoy, por las flores, los boletos. Me la pase realmente bien, necesitaba algo así.—sonrio con la boca cerrada, a pesar de estar algo molesta, no quiero que piense que no valoro lo que hace por mi.

—Lo siento, sé que es repentino.

—Si, lo es.—me doy cuenta de que no tengo por qué ser comprensiva, ya lo he sido bastante ¿Acaso sabe lo que sufri en el Katherine? ¿Sabe lo triste que estuve durante los primeros meses? ¿La depresion tan aplastante por la que tuve que pasar? Porque parece que se ha olvidado.—Daniel no le molesta que tengas amigos o una vida, me parece perfecto, es lo que yo quisiera tener. Pero no puedes decir una cosa y al rato hacer otra, más si me dices que es algo tonto como la otra noche—él no dice nada, a si que decido continuar—Que te recuerdo, era mi bienvenida la cual semanas antes prometiste que te quedarías conmigo toda la noche, e incluso el fin de semana ¿Y qué pasó? Desapareciste por un mensaje que según tú "es algo tonto" ¿que deja eso para mi? ¿que soy yo?

Daniel sabe que soy una persona directa, si algo me molesta lo digo, si no me parece lo que hace también. Sino ¿Por que somos amigos?

Él arruga los labios, sabe que tengo razón y no puede discutir conmigo, porque no es algo que yo haya prometido, sino él. No dice nada, solo vuelve a su teléfono y teclea un número, llamando a alguien que seguramente no conozco.

—Hola, si, lo siento... No podré ir, lo lamento es que ya había hecho planes y esto es de improvisto. Lo lamento, de verdad, nos veremos luego, adiós.—cuelga el teléfono y vuelve a mirarme.—Tú eres más importante.

No le respondo nada y entro a la casa, sé que me sigue porque escucho sus pasos. Subimos las escalera hasta mi habitación. Él cierra la puerta y yo me dirijo hasta mi armario, elijo mi pijama y me cambio en el probador. Cuando salgo veo a Daniel igual que aquella navidad, tendido en la cama con los brazos extendidos, en un estado de relajación completo.

—Bueno, sabes que tienes ropa para cambiarte en mi armario—digo mientras busco el control de la tele.

En lo que Daniel se cambia yo ya fui por algunas frituras y agua, porque a esta hora no se me antoja tomar algo más pesado. Ahora lo espero tapada mientras busco una buena película. Él sale de mi probador con un jogger gris y una remera holgada del mismo color. Se sienta junto a mi en la cama, aunque manteniendo el espacio.

Por fin elijo una película, un thriller, el suspenso y terror son mis géneros favoritos, los de Daniel no tanto pero la verdad sé que él aceptará ver cualquier cosa que yo quiera.
Miramos la película en silencio, de vez en cuando comentamos una que otra cosa, pero luego el único ruido que se escucha proveniente de ambos son las frituras siendo masticadas. 

Siento qué tal vez estoy siendo un poco...Consentida, pero, fue él quien hizo promesas falsas durante todos estos días. Estuve esperando a que me llame, me diga que vendría como prometió. Yo no prometo cosas que no voy a cumplir, él sabe que respeto cualquier plan suyo en el que yo no este incluida, porque obviamente también tiene sus amigos. Lo que no soporto es que me diga una cosa y haga la otra. Más que nada porque él no es así, y es algo que me descoloca bastante.

Una vez que la película acaba me acurruco en mi lugar para dormir, Daniel hace lo mismo, la única iluminación que hay son las luces de afuera entrando por mi ventana. Me dejan ver las sombras de su rostro, como sus facciones parecen afinarse en la oscuridad, incluso así, sombrío, se ve increíblemente bien.
Su mano recorre por debajo de las sábanas hasta encontrar la mía. Me observa de la misma forma en la que yo a él mientras me acaricia, gesto que se está volviendo bastante frecuente.

—Sabes que lo siento, ¿verdad? Eres mi mejor amiga en el mundo.

Suspiro.

—No vuelvas a hacerme eso. 

 Hoy volvi a tener una sensación rara en el estómago, la misma sensación que tuve cuando el día de mi bienvenida se fue de la nada porque le llegó un mensaje de texto. La misma sensación que tuve todo el sábado cuando no me contestó durante todo el día. La misma que he tenido con Nicol antes de que me abandone, como si fuese un presagio de que algo irá mal.
Tal vez sea algo exagerado, pero tengo dieciséis años y solo dos amigos de verdad, sin ellos me siento un poco sola. Y eso es algo que me aterra. La soledad.

—Lo lamento, sabes que si no tuvieses razón te lo diría, pero esta vez sé lo que sientes, no volverá a pasar.

—Eso espero, Daniel.

Él suspira pesadamente, me mira como si estuviese avergonzado, e incluso con miedo, parece un niño que acaba de hacer una travesura y sabe que lo pueden retar feo.

—¿Me dejas darte un abrazo de reconciliación?—dice en apenas un susurro.

—Claro que si, tonto.

Su rostro se ilumina y sonríe, se acerca y me rodea con sus brazos para darme un fuerte apretón, yo se lo devuelvo. 

—Sabes que aprecio todo lo que haces por mi, la noche de hoy fue algo que quería desde hace mucho. Gracias por dármelo.—digo, recalcando lo que dije en la entrada de casa.

—Lo sé, y se que sabes que entiendo como te sientes. Ser tú no fue fácil, y yo me comporté algo egoísta la noche de tu bienvenida, al igual que hoy... Pero Gwen, yo no voy a abandonarte.

Esas palabras para mi son importantes. Y él lo sabe.

Nos separamos y volvemos a nuestras posiciones, uno enfrente del otro. Y asi, con las pases mas o menos hechas, nos dormimos.

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Estoy escribiendo mas caps, pienso publicar uno por semana🥰
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