Idea general: Aniversario de boda Ilemma. Con muchas escenas que yo considero HOT
Aniversario
La pelinegra está plácidamente dormida sobre la espalda de su marido, los acontecimientos de los últimos días la tienen cansada. El trabajo en el centro deportivo, sus funciones como koroleva, planear un evento para Amelie y las campañas publicitarias que ha venido haciendo y su estado actual, la tienen agotada.
La superficie en la que se encuentra es tan cálida y cómoda, el leve compás de su respiración la arrullan, definitivamente nunca se cansara de usar a su esposo como almohada personal. Se despierta levemente para reacomodar su posición, aprovecha para ver la hora, el reloj de la mesita marca 5:50 am y sabe que aún tiene tiempo para seguir durmiendo, por lo que hala la sabana que en algún momento se deslizó por su desnuda espalda, se acobija más y se recuesta sobre su nueva almohada, sentir el calor del ruso es tan delicioso que emite un sonido muy similar a un ronroneo por la satisfacción.
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Besos caen sobre su cara y debajo suyo siente un leve temblor, la voz que susurra algo se escucha ronca a sus oídos y el murmullo de una más aniñada la hace sonreír. Suspira antes de abrir los ojos y encontrarse de frente con un azul idéntico al suyo, le sonríe a su pequeño sol, la cual lleva el cabello suelto a su espalda y un hermoso vestido blanco de punto acompañado de unos mocasines negros y un sweater de lana encima. El movimiento debajo suyo le hace saber que aún sigue sobre el ruso y el roce entre la piel de ambos le recuerda que están desnudos, frente a su hija de 4 añitos. Con pánico hala la sabana y corre a cubrirse, haciendo de paso lo mismo con los deliciosos glúteos de su marido, las marcas rojizas que ve en esa zona y en la bronceada piel de la espalda demuestran lo agresiva que fue anoche y no tarda en sonrojarse, tratando de cubrir tal reacción con el largo de su cabello.
-Buenos días princesa ¿Cómo dormiste?
-Bien Queen ¿y tú?
-Ella durmió estupendo su majestad-contesta el único varón de la habitación con ese remarcado acento y la voz ronca por el sueño, los pezones se le erizan de emoción y la humedad no tarda en filtrarse por su entrepierna.
-Me alegro mi lord-contesta feliz, antes de sobre esforzarse un poco, para subirse al enorme colchón y depositar un besito en la mejilla de su madre y otro en la de su padre -ya es hora de desayunar.
-Esta bien mi vida, muchas gracias por despertarnos. No tardamos en bajar-dice la ninfa menor, distrayendo a su rubia princesa mientras el ruso se apresura a ponerse el pantalón de chándal que tiene por ahí tirado. Una vez "presentable" no demora en tomarla entre sus brazos y dirigirse a la puerta, donde le pide a la krisha que la baje para desayunar y le promete a la princesa que antes de darse cuenta estarán ahí, compartiendo la mesa con ella.
-Eso fue muy vergonzoso-responde una vez la puerta está cerrada y el ruso se recuesta sobre esta, el amago de sonrisa la hace molestar-no te rías que es serio, es muy en serio ¿te imaginas que nos vea así? ¿Cómo le explicaríamos?
-En mi mundo el sexo es el pan de cada día ved'ma. L'vitsa tarde o temprano va a saber lo que significa y se va a acostumbrar a verlo diario en los clubs que va a manejar-responde con total seriedad.
-Ya-comenta como si nada-espero que tengas la misma tranquilidad cuando te presente a su novio o cuando aceptes que, así como será "normal" para ella verlo, será normal el que lo sienta o experimente, digo ella va a crecer, se convertirá en una mujer y no dudes en que tendrá a más de un hombre queriendo conquistarla y solo uno conseguirá hacerla su bebe-comenta como si nada, parándose frente al espejo revisando las marcas que le dejaron y de soslayo viendo como poco a poco el ruso va apretando los puños, mientras se acerca con ese andar tan característico. Hablar sobre alguien tocando a su pequeña leona es una verdadera tortura para él.
-Emma-contesta, posándose a sus espaldas, corriendo el cabello hacia a un lado y apretando la piel de sus caderas.
- ¿Sí? -pregunta con la voz entrecortada, las suaves caricias que va repartiendo por su piel, en compañía de esas pequeñas mordidas en la zona de su cuello la hacen desfallecer y perder la conciencia.
-Cállate-susurra antes de darle la vuelta y cargarla, haciendo que enrede sus largas piernas en tan fuerte cadera y que los sensibles labios de su coño se vayan frotando contra la piel mientras se dirigen al baño. Su humedad es tanta que cuando por fin está aprisionada contra los azulejos de la ducha, no demora en sentir aquel delicioso miembro enterrarse con fuerza y arrebato. Los voyevikis que custodiaban la puerta no tardaron en escuchar los dulces gemidos de su koroleva de la habitación, el ruso gruñía en el oído de su mujer mientras se frotaban la mejilla, en ese gesto tan íntimo y propio de ambos.
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-Buenos días familia-fue entrando la única pelinegra de los presentes, con el cabello recogido en una trenza y su outfit más común. Una enorme sonrisa adornaba su rostro y a su alrededor había un aura diferente, que la hacía sobresalir más de lo normal. No había nada más molesto que ver a una James feliz, pero cuando convivías con una a diario y siendo esta la máxima expresión de la emoción, pues te acostumbrabas, tampoco es que existiera alternativa alguna.
-Vicky buenos días, te ves algo acalorada ¿Jimmy Oniani estuvo otra vez por aquí y yo no me di cuenta? -pregunta con una leve burla al verla tan tensa y el leve sonrojo que coloreó sus mejillas, le dio la respuesta que necesitaba.
-Cállate, a hoy son 727 días y 365 días después de lo planeado, pero aún estamos a tiempo de solicitar su divorcio-contesta con gran seriedad.
-No eres nada graciosa Vicky, pero para que veas que no soy mala gente te lo dejaré pasar y por cierto sé que me amas.
-Si, como no-contesta con sarcasmo
Se sientan a desayunar, escuchando ocasionalmente lo que la princesa tiene para decir referente a sus clases y a su entrenamiento. Aún le hace gracia que el coronel no le haya comprado esa vaca a Milenka.
El desayuno pasa de manera normal y después de unas horas alejados, el ruso entra a su oficina encontrándose con la imagen de su mujer detrás del escritorio con un plato de canapés al lado, un bote de Nutella y un vaso de leche mientras revisa unas carpetas y consulta ocasionalmente en la laptop. No ha dicho nada, pero ha notado leves cambios en el cuerpo de su hechicera, está más sensible que antes e incluso ha aumentado ligeramente de peso, pero ella sigue asegurando que es por las pastas anticonceptivas que no ha querido dejar de tomar y que la han puesto mucho más receptiva de lo normal. Supone que eso es lo único que puede agradecerle a las dichosas pastillas.
-Alista tus maletas, vamos a realizar un viaje
- ¿eh? ¿okay? -lo mira algo extrañada- ¿llevaremos a Amelie o será algo de la organización como tal?
-Tengo cosas que hacer allá y tú irás conmigo
-Entonces Amelie se queda-contesta girando los ojos, no entiende qué tan difícil puede resultar decir va o no va, pero, en fin, hombres.
- ¿Qué tipo de ropa debo de llevar? -ante la cara de extrañeza vuelve a virar los ojos- ropa para el frío, para el calor o ambas. No sé a donde me llevas y es una buena manera de hacerme una idea.
-Es irrelevante, así que empaca tu ropa de siempre.
-Señor, sí señor- le hace un saludo militar ante la clara orden emitida, el ruso solo se limita a suspirar hastiado. Y ella, ella sonríe de lado por esa reacción.
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Están abordando el jet privado, al final el mafioso nunca le dijo para dónde iban así que llenó su maleta de todo tipo de prendas, mejor prevenirse. Nada más instalarse se recuesta en uno de los sillones y se queda profundamente dormida, últimamente mantiene fatigada y con muy poca energía. Todo lo que ahorre lo gasta en su hija y en la cama de la insaciable bestia que tiene por marido, el hombre parece un maldito demonio sexual con toda esa energía y aguante que se carga.
Cuando se despierta está sobre el regazo de ilenko, entre sus brazos y con la cara apoyada en su pecho. Más consciente se levanta para tratar de discernir por la ventana en donde carajos están, pega un grito apenas reconoce los edificios de estilo victoriano y las carreteras empedradas.
- ¡Me trajiste a parís! -grita de la emoción volteando a ver al ruso, alguna que otra lágrima se le escapa y sabe que parece una loca con la cara roja y el cabello despeinado por su recién levantada.
-Estamos aquí por trabajo, ved'ma. Que no se te olvide-murmura contra su cuello una vez la toma de la trenza y la hace arquearse encima suyo, la pelinegra murmura algo inentendible mezclado con gemidos cuando siente las mordidas que le causan tan deliciosos espasmos.
-mmh-atina a contestar y se queja cuando el ruso la suelta de la nada, sentándola bien y con el contacto mínimo necesario-oye
-Ya casi llegamos bebe-le azota los muslos causando que esta apriete como puede las piernas.
Se bajan del helicóptero y llegan a un hotel de lujo con vista directa a la torre Eiffel. Como era de esperarse son llevados a la mejor suite del lugar, la cama es enorme y el espacio innecesario entre un lugar y el otro se mantiene presente. Para entrar a la habitación se debe pasar por una ante sala, el comedor de la habitación y finalmente el área de descanso.
Lo primero que hace la menor de las James al llegar, es tirarse sobre la cómoda cama y dar vueltas sobre el colchón. Cerrando los ojos poco después y encontrando una posición cómoda para volver a dormir, pero su objetivo se ve detenido cuando siente al ruso acostarse a su lado y contrario a lo que cree va a pasar, él la acomoda de medio lado, abrazándola.
-Duérmete-susurra al sentir la mirada incrédula sobre su rostro, Emma solo sonríe y rebusca como apoyarse sobre ese amplio pecho y rápidamente se queda dormida.
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Un sonido la despierta y al abrir los ojos se encuentra con mujeres entrando cajas a la habitación, ya no siente la presencia del ruso a su lado y poco a poco se va levantando, dejando pasar el mareo que la asalta.
- ¿Qué hora es? -pregunta y al verlo "elegante" lleva un traje sin dejar de verse rudo y diferente, pone una cara de extrañeza.
-Son las 6. Arréglate que iremos a una reunión, en esas cajas encuentras lo que necesites-le dice dejando el iPad de lado, más dormida que despierta la menor asiente y entra al cuarto de baño para iniciar con su rutina.
Se da una deliciosa ducha sin demorarse demasiado, aunque no lo parezca Ilenko suele ser impaciente en pequeñas cositas cotidianas. Aplica sus productos para el cuidado de la piel y de su neceser saca un paquete finamente envuelto, en su interior aguarda una delicada lencería que compró días antes de venir aquí, su aniversario de matrimonio es mañana y si bien vinieron por motivos de trabajo, no quita que puedan darse un momento como pareja y celebrar sus 2 años de matrimonio.
El conjunto de lencería está hecho en encaje, es ajustada y sobresale en su pálida piel, la cinta que se cruza sobre su vientre y se amarra a sus piernas a modo de ligueros le da una apariencia sexy y hace que las prendas no se vean tan sencillas. Se pone el albornoz de seda encima y comienza su rutina para el cabello, lo primero que hace es soltarlo de la toalla que absorbía la humedad, le echa productos termoprotectores e inicia el secado que lo deja en su apariencia original, con finas ondas cayendo a lo largo de su espalda, hoy no quiere plancharlo por lo que lo deja así, en cascada a lo largo de su espalda.
Se maquilla lo más natural posible, confiriendo brillo en las zonas necesarias y envuelta en su bata sale al cuarto ignorando al ruso que sigue en la misma mesa, observando todos sus movimientos. De la caja saca un hermoso vestido rojo elaborado en satín, de falda larga y por lo que se ve, será ajustado a sus curvas. Un par de tacones con brillitos descansan cerca de ahí, esperando ser usados.
Corriendo vuelve a entrar al baño (obviamente lo cierra con pestillo) y una vez lista sale en su máximo esplendor. En definitiva, el color rojo nació para ser portado por las Mitchels.
-Creo que ya va siendo hora de cortarme el cabello, esta muy largo-comenta mientras alista una pequeña cartera. No se sabe cuándo Rita llame por algo que Amelie necesite o quiera.
Ilenko no dice nada, pero la mirada que le dirige le informa que está en claro desacuerdo con ella. Aquello la hace sonreír. Bajan al living llamando la atención de todo el que pase, se montan al auto y no tardan en llegar a un enorme casino. La fachada es igual de impresionante que todos los edificios de la bratva y no es sorpresa que al adentrarse se puede encontrar mucha extravagancia y opulencia. Todas las mujeres del lugar incluidas las acompañantes o dependientas son atractivas.
Más de una está modificada levemente para atraer la atención de los hombres y su avaricia por los lujos queda visible al verlas de pie cerca a las mesas de apuestas cambiando de hombre a cada nada. Siempre en busca del mejor postor.
-Señor Romanov-saluda un hombre con un fuerte acento alemán, Emma lo recuerda vagamente como el tipo de la cena-mm, señorita James, mucho tiempo sin verla-habla coquetamente mientras estira una de sus manos a la espera de que la pelinegra le responda el saludo. Pero el color se le pierde del rostro cuando contrario a lo esperado, Emma deposita su mano en el brazo del ruso, mostrando en todo su esplendor la hermosa joya que la confiere como su esposa.
-Debe estar en un error señor, ya no soy James-responde con burla y tono cantarín- ahora mi apellido es Romanov. Específicamente señora Romanov.
-Por supuesto, discúlpeme es mi error
Son llevados a una zona más apartada, pero aun así las mujeres no se cansan de llegar, lanzando dagas a la pelinegra que se mantiene ajena a sus desagradables miradas. Están sentados uno al lado del otro y la pelinegra observa el entorno, hablando ocasionalmente con una de las líderes, quien está más pendiente de las acciones de su marido que de lo que ella pregunta. Sofocada se levanta y va al baño donde se refresca un poco y aprovecha para liberar la vejiga. Los olores del cuarto la estaban mareando un poco y lo menos que quiere ahora es terminar vomitando lo que no ha comido.
Al volver se encontró con una maldita ocupando SU asiento. La mirada que la ilusa le devolvió fue de superación y claro regodeo. No dejándose caer en eso, avanza a paso seguro y acomodando su falda se sienta en las piernas de su marido, no permitiendo que se vea más allá de la abertura en la pierna, lo que menos necesita hoy son los celos del ruso. Pasa una hora más y cansada la pelinegra empieza a removerse cada vez más, sobándose en cada oportunidad con la creciente erección del ruso.
-Emma-murmura a modo de advertencia, con un tono peligroso en la voz.
-Quiero irme-le dice en el oído mordiendo con coquetería el lóbulo de la oreja. Tiene ese tono que sabe al ruso le encanta, aunque lo niegue-por favor-le hace un puchero y con la mirada que le dedica sabe que lo tiene.
-bien-murmura pasándole la nariz a lo largo del cuello, antes de dejar una pequeña mordida que la hace gemir.
Se levantan y sin despedirse de nadie salen del recinto, afuera los sigue esperando la misma camioneta y contrario a la idea de ir al hotel. El ruso la lleva a un lujoso restaurante ubicado muy cerca de la torre Eiffel, la mesa donde van a comer está llena de cristalería fina y en el centro lo adorna un ramo de rosas y un candelabro. El ambiente a su alrededor es íntimo, con una iluminación baja dando un tono tan romántico. Se sientan y no demoran en pedir, a veces se queda mirando fijamente al ruso y en otras se la pasan hablando de cosas sencillas e interesantes para ambos.
Se siente tan bien estar así. Una fuerte iluminación en su flanco derecho la sorprende y volviendo la cara hacia ese lugar se sorprende cuando la mismísima torre Eiffel se ilumina en todo su esplendor con luces azules similares al color de sus ojos, con destellos de lo que se supone son copos de nieve y en cursiva surge momentáneamente la palabra Queen. Con los ojos abnegados en lágrimas gira la vista para fijarla en el ruso y al hacerlo nota como este pone frente a ella un inmenso y carísimo collar de diamantes.
Todos son enormes y tienen una forma de hoja que los hace delicados. La piedra en el centro es la más grande y brillante de todas. Es hermoso y no hay manera de negarlo. Alza la mirada buscando una explicación, sabe que es para ella y diablos es su aniversario, pero el ruso no es de los que celebran este tipo de cosas.
-Feliz aniversario ved'ma-murmura bajo y le sonríe. Dios que sonrisa, la pone loca y ella no demora en sonreírle igual y rodear la mesa para sentársele encima, lanzándose a comerle la boca, gritando como niña pequeña. Feliz con todo lo que logró, todo lo que consiguió y el amor que logró encontrar.
Los besos suben de nivel y la calentura la toman, solo se recuerda brevemente en el auto, sobre las piernas de su esposo y con este enterrando la cara entre su pequeño escote, recuerda sus manos masajeando sus nalgas a través de su vestido, mientras ella se refriega sobre la erección de su esposo.
Llegando al hotel, más específicamente su cama. El ruso no demora en quitarle el vestido, sonriendo con maldad ante la sorpresa que encuentra debajo y con ánimos de jugar. La pelinegra se abre de piernas paseando sus manos en suaves caricias alrededor de todo su cuerpo, se detiene en sus pechos y retuerce sus pezones, el placer es tanto que lleva la cabeza hacia atrás con un fuerte gemido. La pequeña tela que conforma su tanga ya está húmeda y sin quitársela, la hace a un lado para mostrarle a su marido su brillante coño.
Abre los labios vaginales y encuentra el clítoris que acaricia en movimientos circulares y no es la acción, es tenerlo a él, de frente, observando todo lo que hace, mientras baja su pantalón y acaricia su erección, todo sin dejar de mirarla con tanta hambre, con tanta intensidad que la hace correrse con fuerza.
No demora en subirse a la cama y voltearla, obligándola a ponerse en cuatro. Sin quitarle los ligueros, le rompe la pequeña tanga y se prende como un poseso de ese pequeño coño que no para de derramar fluidos. Mientras tanto la pelinegra ve como se apoya en la cama, con el cuerpo temblándole del placer que la recorre.
Un par de dedos se sumerge en su estrecho canal e inicia con pequeñas embestidas que alterna con lengüetazos. En una de esas sostiene aquel pequeño botón del placer entre sus dientes, sacándole un grito de sorpresa. Un último lengüetazo y la curvatura de aquel par de dedos acariciando su punto G, la hacen llegar con fuerza.
Siente al ruso retirarse y cuando cree poder cambiar de posición siente como este la enrolla con algo apresandole los brazos al torso y antes de siquiera quejarse, su cuerpo se pone en tensión al percibir como él le abre aquel par de globos que tiene por nalgas dejando a la vista su segundo agujero. El cual escupe y procede a lubricar con los fluidos que tiempo atrás estuvo botando.
-Ilenko...por ahí no-murmura tensa, es excitante, pero aun así tiene sus reservas respecto a esa práctica.
-tranquila ved'ma-susurra antes de agacharse y darle una fuerte mordida en su glúteo izquierdo, está segura que aquello le dejará una muy morada marca. Pero los ojos se le explayan cuando siente esa fantástica lengua ahí...
No puede evitar gemir y blanquear los ojos del placer que aquello le produce.
-Ilenko-gime con fuerza, los dedos no abandonan su estrecho canal y una vez más se siente tan cerca-ya casi, por favor.
Ante su ruego el ruso se detiene y se aleja
- ¿Qué estás haciendo? -chilla indignada, como se le ocurre dejarla en la cumbre de alcanzar su clímax, ya casi podía sentirlo en la punta de sus dedos.
-Solo te correrás con mi verga dentro ved'ma
-No puedes...-su reclamo queda en la nada cuando siente una penetración fuerte, puede que pasen años y que tenga una vida sexual demasiado activa, pero nunca será suficiente, ni estará lo suficiente preparada para recibirlo, Porque siempre que su marido la penetra, le toca forzarse a entrar.
Las embestidas no paran de llegar y la presión de aquellos dedos en su segundo agujero no le pasan desapercibido. La necesidad de tener algo ahí nuevamente la tiene loca y no sabe que mas pedir o rogar, las nalgadas que su marido le propinan no hacen nada por aplacar ese deseo.
El orgasmo la toma y se corre con tanta fuerza que queda flotando. Con todas las sensaciones a flor de piel. El ruso para un momento y reanuda sus embates, con una fuerza que la deja loca y cuando siente que no puede más, el ruso se corre en lo profundo de su coño, llenándola con su esencia.
Pero lejos de ser suficiente retira su verga y la pone en la entrada de su ano. Y pese a que adore a la bruja que duerme a diario en su cama, no puede evitar dejar de lado que en cada encuentro con él hay una mezcla de placer y dolor. Así que ignorando la resistencia natural de dicha zona la penetra de un embiste, y aquello hace a la pelinegra tensarse como una flecha, mientras dicha zona genera un ardor e incomodidad que la pone a llorar.
-Shh...tranquila ved'ma-la levanta y la recuesta contra su torso, sin soltarle de las ataduras que le rodean el torso entero y hacen sobresalir sus pechos-relájate.
-Eres un bruto-gimotea con voz caprichosa y haciendo un puchero, mientras las lágrimas siguen deslizándose por su rostro-eres muy grande y yo muy pequeña, deberías tener más cuidado.
-Eres una golosa bebe, no lo niegues-murmura contra su cuello y dándole una mordida en dicha zona inicia los movimientos de cintura que en poco tiempo ponen a chillar a aquella bruja, quien sigue diciendo en cada ocasión posible lo mucho que le duele aquel trato.
Siendo una mentirosa, porque aquello le encanta y la humedad que no para de bajarle por las piernas seguido de un intenso orgasmo que la deja casi desfallecida la desmienten. El ruso le inunda dicho canal y se sale, mientras afloja todas las ataduras y la deja recostada sobre la espalda en tan cálida cama. De piernas abiertas y dejando entrever la crema que se escurre por sus dos orificios.
-No más...no puedo más-le dice ante la idea de que quiera seguir.
-Tranquila ved'ma. Te dejare descansar- pero eso no quita que mueva su mano de arriba abajo sobre su aun tenso falo y termine corriéndose nuevamente, pero esta vez sobre el torso de la pelinegra, bañándole los pechos y el vientre en su esencia. Y en un arranque de locura, Emma lleva sus pequeñas manos a dicho fluido para después esparcirlo a lo largo de su cuerpo, untando lo más posible su cuerpo.
-Eres una sucia bebe-le dice abofeteando su coño, antes de tomarla en brazos y llevarla a la ducha, donde toman un largo y placentero baño, que adormecen a su preciada carga aún más.
Al volver al cuarto las sábanas ya han sido cambiadas y secos se acomodan bajo ellas durmiendo cómodamente abrazados y en estado de completa desnudes.
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No hay nada más excitante que despertarse con tu mujer entre las piernas, llevando tu verga lo más profundo que puede en su garganta. La pelinegra en un estado de completa desnudes se prende como una caprichosa del falo de su marido, recorriéndolo de arriba abajo con la lengua y depositando suaves besos cuando su pecadora sube al brillante glande. Traviesa busca la manera de "meter" su lengua por la uretra del ruso, quien se tensiona por breves momentos del placer que aquella acción le causa.
No demora en inundarla con su esencia y la menor de las James gustosa lo pasa todo por su garganta. Sentada de forma sumisa le sonríe antes de subírsele encima con ambas piernas a los lados. Llevo una mano atrás acariciando la aún dura verga, mientras frotaba su mojado coño sobre el duro abdomen del ruso que la contemplaba satisfacerse con su cuerpo y le abofeteaba los glúteos de vez en cuando buscando apresurarla. Incapaz de contenerse más, Emma tomó la base de aquel grueso falo y lo alineó lo mejor que pudo a su pequeño canal y lentamente se fue ensartando hasta llegar a la mitad, de ahí en más dio un sentón particularmente fuerte que la hizo jadear y apretar sus paredes mientras se corría por lo sensible que estaba, generando un gruñido bajo en su marido, que tampoco esperaba aquel brusco movimiento.
-sigo insistiendo en que eres la fantasía de un precoz-susurro con burla dejando entrever aquella hermosa sonrisa.
-Cállate-le dijo mientras le rasguñaba el pecho y se apoyaba en sus piernas para impulsarse de arriba abajo-además ya sabes que...oh dios...que
-Si, sí, sí. Que son culpa de las pastas que tomas, excusas y más excusas ved'ma-murmuró ya no quedándose quieto y sentándose de un momento a otro y enterrando la cabeza en aquel valle de pechos que bamboleaban con el movimiento de su portadora.
Sin querer que aquella bruja se cansara de más, el ruso la tomó de las caderas y empezó a bajarla con mayor fuerza mientras él respondía aquellos movimientos con sus propios embates, asegurando la profundidad de las penetraciones y aumentando el placer.
-Dámelo ved'ma-susurro contra sus labios cuando sintió la cantidad exuberante de fluidos que bajaban por aquella conexión y al oír como los gemidos de gata en celo que soltaba su esposa aumentaban, sería un mentiroso si decía que ver la manera tan desesperada con que aquella pelinegra se movía no le generaba un mayor placer.
-No puedo-susurro como pudo, mientras abría aún más la boca sintiendo que algo quería salir de su cuerpo, una bola demoledora que se formaba en su bajo vientre y amenazaba con hacerla estallar.
-Si puedes bebe, dámelo-le dijo con un gruñido bajo-báñame la verga
Y con eso dicho le soltó una última nalgada que generó la explosión de ambos y no faltó mucho para que la pelinegra respirara agitada sobre el amplio pecho de su marido. Sonríe ante el beso que el ruso deposita sobre su coronilla y a cambio lo compensa con otro beso en uno de sus pectorales. El ruso sube la mano y la toma con fuerza de la base del cabello haciendo que incline la cabeza atrás y mirándola fijamente por un rato antes de atacarle la boca con fuerza, en un beso voraz que le roba el aliento.
-Buenos días ved'ma
-Buenos días mafioso de mierda-le sonríe antes de inclinarse y robarle otro beso, sonríen cuando ninguno quiere dejar la boca del otro, pero se separan para poder recuperar un poco el aliento.
- ¿Qué? -pregunta al notar los ojos brillantes de aquella maldita bruja que tiene por mujer.
-Yo también te tengo un regalo-susurra antes de buscar pararse, cosa que es toda una hazaña por dos motivos: 1. No quiere separarse de su marido, el calor de estar piel con piel la embriaga y 2. Las piernas las tiene débiles después de semejante asalto.
- ¿Qué es? -pregunta mientras la ve levantarse con una gloriosa desnudes, dejando ver sus magnificas curvas y aquellas marcas que tanto ama dejar en tan suave piel.
-Ábrelo-le dice una vez vuelve a la cama con una bonita caja en mano, guardada previamente en su maleta. Con tanta insistencia por fin accede y al hacerlo se encuentra con un pequeño conjunto de bebe de niño y de niña.
-Ved'ma...
-Estoy embarazada Ilenko-asiente con emoción y una enorme sonrisa en el rostro y lo que menos espera es volver a tenerlo encima comiéndole la boca con besos y depositando esos "fastidiosos" piquitos a lo largo de su cuerpo, para detenerse en su incipiente barriguita.
-Otro león o leoncilla-murmura con voz ronca-vas a parirle otro vástago a este mafioso de mierda, ved'ma. Cada vez haces más grande y pesada tu cadena-susurra ahora contra su boca antes de acomodarse y penetrarla, reanudando los embates, solo que un poco más suaves que antes.
FIN
Cena
La habitación
El collar
Vestido 1
Vestido 2
Cabello de Emma
Lencería
Sorpresa Emma: