Corazón de Piedra

By LadySakuraLee

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Una chica que todos odian por ser diferente, encuentra la comprensión y el amor en quien menos lo imaginó (In... More

Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22: Final.

Capítulo 3

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By LadySakuraLee

DISCLAIMER: Los personajes no me pertenecen pero la historia sí, por lo que NO AUTORIZO para que esta se modifique o publique en otro lugar. Sólo publico en Fanfiction y Wattpad, si encuentran mis historias en otros lugares y con otros personajes que no sean de Inuyasha entonces es PLAGIO.

Capítulo 3:

Dos horas de clases no resultan para nada provechosas si en la cabeza sólo se tiene un pensamiento: "Es él". Trataba de calmar su asustado corazón pero su mirada se iba directamente hacia la cabeza del muchacho, que como se encontraba sentado en los primeros asientos, sólo le daba la espalda. Una larga cabellera oscura era todo lo que ahora podía ver. Cerró los ojos tratando de recordar al hombre que la secuestró y luego vinieron a su memoria detalles que antes habían pasado desapercibidos. Su contextura atlética encajaba, la estatura, el cabello, que sobresalía de la negra capucha y sobre todo... los ojos. Sí, era él. Además... se delataba cuando la miró sorprendidamente. Oh, ¡Dios! ¿Y ahora?? ¿Qué estaba haciendo en el salón? ¿Por qué estaba aquí?... las palabras de Tsubaki resonaron en su cabeza: "se supone que va un año más adelante de nosotros, pero como tuvo algunos problemas el año pasado congeló la carrera. Por eso ninguno de nosotros lo conoce. Bueno, excepto yo porque un chico superior amigo mío lo saludó. Ya verán... dicen que es muy rico... y bastante atractivo..."

- Señorita Higurashi... señorita Higurashi...

Un coro de sutiles risas y un codazo en el brazo de Kouga fue lo que la sacó de sus pensamientos, levantando la cabeza del cuaderno y mirando a la profesora que fruncía el ceño.

- ¿Distraída, Señorita Higurashi?

Kagome vio que todos habían volteado a mirarla, excepto él, excepto Inuyasha que seguía aún mirando el pizarrón, de espaldas a ella.

- Perdónela usted, pero ella ha estado enferma algunos días y sólo hoy volvió a clases.- Dijo Kouga.

- Bueno... si se siente mal, puede salir a tomar aire.- Dijo ella mirando a la chica más comprensivamente. Kagome sonrió apenas y se levantó a duras penas del asiento, saliendo con pasos torpes fuera del aula.

- Dios... ¡qué significa esto!!- Se dijo llena de miedo, sintiendo que pronto colapsaría de los nervios. Respiró forzosamente mientras se iba directo a los baños y mirándose en el espejo su blanco reflejo abrió la llave del lavabo y se mojó la cara rápidamente. Sintió el reloj de la Universidad dar las 5 de la tarde. Vaya, al fin las clases terminaban el día de hoy. Salió apenas viendo a sus compañeros retirarse del aula hablando el chico nuevo. Claro, toda una novedad. Esperó a que se desocupara para ella ir a recoger sus cosas, sin embargo no fue necesario, Kouga traía sus libros y mochila.

- Kagome.- Dijo él sonriente, llegando con las cosas hacia ella y entregándoselas.- ¿Te sientes mejor?

En ese momento Inuyasha salía también del aula y su mirada fría se posó justo en los ojos temerosos de ella, que al instante bajó la vista sonriendo.

- Si... si... ya estoy bien.- Podía sentir el miedo apoderarse de su cuerpo. ¡Dios! ¡Esto no esta pasando!- Puedes... ¿puedes acompañarme hasta casa?

El chico de ojos azules sonrió feliz ante la propuesta.

- ¡Claro! Será un placer.

Kagome levantó la vista y lo miró agradecida.

*********

- ¿Que??!!!!!!- Miroku lo miró con los ojos casi desorbitados y la boca abierta.- ¡¡No puede ser!!! ¿Y qué hiciste????

El joven de larga cabellera oscura sonrió apenas mientras se acomodaba en el sillón y tomaba un libro en sus manos.

- ¡Qué crees!! ¡¡Nada!!- Dijo enojado, tratando de enfocar la vista en el contenido del libro.- lo peor es que lo sabe... estoy casi seguro... no sé como... - Se dijo más para sí. Miroku se sentó a su lado exhalando un profundo suspiro.

- ¡Ay!! ¡¡Esto si que esta feo!

Inuyasha no dijo nada y un pequeño silencio se hizo en la habitación. Miroku miró a su alrededor tratando de pensar en qué sería de ellos si la situación se complicaba más de lo esperado.

- Pero si la chica ya no dijo nada tal vez no tenemos de qué preocuparnos...

- Es cierto... no creo que ahora se le ocurra abrir la boca. Ya es demasiado tarde.

- Qué cosas... mira las sorpresas que nos trae el destino. -Dijo el otro sonriendo burlonamente, mientras Inuyasha le daba una mirada casi asesina. Ese era su amigo, todo lo tomaba como un juego.-... oye pero... ¿y la otra chica? ¿La has encontrado?

Inuyasha volvió a mirar su libro y respondió apenas.

- He recibido una llamada de Sesshomaru... me informó que ella ha viajado... esta en el extranjero...

Miroku miró de reojo a su amigo.

- Supongo que él irá tras ella ¿no?

- Supongo- Dijo el otro más enojado encogiéndose de hombros.

- Qué extraño par de hermanos son ustedes.

********

Despertó sin ánimos en la mañana. Ya sabía lo que vendría, había pasado la noche en vela pensando en ello. Pero ahora que él resultaba ser su compañero de curso sólo debía ignorarlo y volver a su vida "normal". No era necesario tomarlo en cuenta. Todo había sido un error lo del secuestro y trataría de que él no afectara su rutina universitaria. Tal vez era un tipo peligroso, un delincuente, y no era seguro estar cerca de él. Ignorarlo, pasar desapercibida, hacerle saber que no lo traicionaría, para que después no buscara una venganza. Ay, Dios, ahora debía ser fuerte y tratar de no aparentar miedo.

- Kagome... creí que no irías a clases hoy... - Dijo su madre cuando la vio bajar las escaleras.

- Ehhh, no... es que no dormí bien... - Dijo apenas bebiendo un tazón de leche tibia que estaba en la mesa.

- Pues entonces tienes que apurarte... vas a llegar tarde.

Kagome miró el reloj de su muñeca y abrió los ojos sorpresivamente.

- Ay, ¡no!!- Dijo exasperada, y le dio un beso en la mejilla mientras salía a toda prisa.

Otra humillación pública, pero estaba decidido, si llegaba tarde no entraría al salón, preferiría esperar en la biblioteca hasta la siguiente clase pero no estaría dispuesta a pasar una humillación ahora delante de ese chico. "Ese chico". Sintió como el corazón comenzaba a latir rápidamente. No, esto no iba a ser vida. ¿Cómo podría concentrarse en los estudios estando con aquel delincuente? Escuchó las campanas del reloj dando las 8 y aquello fue como un extra estímulo para echarse a correr como loca sin fijarse en que el semáforo peatonal ya había cambiado a rojo. Cuando puso un pie en el asfalto de la calle vio como los buses se acercaban a toda velocidad. Se quedó paralizada pero de pronto sintió que alguien la jalaba de un brazo fuertemente arrastrándola casi hasta la vereda, salvándola así de un seguro atropello.

- Cuidado.

Con el corazón en la boca respiró fuertemente y a medida que se fue calmando se fue incorporando para ver con sorpresa que quien la había salvado era él. El "delincuente". Lo miró tan sorprendida que ni una palabra de su boca salió. El joven volteó despreocupadamente y caminó como si nada cuando el semáforo cambió a verde nuevamente. Ella se quedó de pie, paralizada. Pasaron varios minutos hasta que se disidió a cruzar nuevamente la calle. Caminando despacio aún no entendía la actitud del joven. ¡La había salvado! ¡Él! ¡El mismo que noches antes la había secuestrado!

Cuando llegó a la facultad las puertas de las aulas se encontraban cerradas así que caminó directamente hasta la biblioteca con el propósito de esperar allí tratando de leer un libro hasta la siguiente clase. Pero no podía concentrase en el libro. No, no, esto iba de mal en peor. Las horas pasaron lentamente y poco a poco el lugar se fue llenado de personas. Con sueño y demasiado agitada, poco a poco el silencio del lugar fue el escenario perfecto para quedarse dormida sobre el libro que no pasaba de la primera página aún. Momentos después escuchó las risas de jóvenes allá afuera. Restregó sus ojos y se levantó lentamente, mirando por la ventana como un grupo de sus compañeras iban alrededor del chico nuevo. Sus chillonas voces podían ser escuchadas desde el interior de la biblioteca en donde ella se encontraba.

- Todos te trataremos bien, no tienes de qué preocuparte- Dijo Tsubaki a su lado sonriendo alegremente.

- Muchas gracias- Dijo él con voz ronca casi imperceptible a los oídos de Kagome, que los miraba con el ceño fruncido desde la ventana.

- De nada, de nada... si tienes algún problema puedes acudir a nosotras, te ayudaremos. Y si tienes problemas con las asignaturas...

- Que le pregunte a Kagome Higurashi.- Dijo otra chica de cabellos rojos despertando la risa del grupo. Inuyasha las miró interrogativo.

- No digas tonterías Ayame, ¡Kagome jamás lo ayudaría!

- ¿No?- Dijo el chico intrigado. Kagome se mordió el labio inferior fuertemente.

Todos se detuvieron cuando Inuyasha así lo hizo. Las chicas lo rodearon.

- Esa chica... mejor que no le pidas ayuda... – Dijo Tsubaki, mientras levantaba el rostro y veía a Kagome en la ventana mirándolas indiferentemente. Los demás vieron en la misma dirección de Tsubaki y se percataron de la chica. Inuyasha la miró justo en el instante en que ella orgullosamente volteaba y se alejaba del lugar.

- Era ella... - Dijo Tsubaki mirando al chico. – No te preocupes, ella sabe que no nos agrada.

********

- ¿Quieres acompañarme a tomar un café?

Kouga la miraba con ansiedad mientras ella se levantaba de su asiento cansadamente.

- Dijiste que un día de estos me acompañarías. Lo prometiste.- Suplicó sonriente. Kagome sonrió a medias y asintió. Si, la verdad es que su compañía le hacía mucho bien. Y ahora lo necesitaba.

- Hoy estas más callada de lo usual. – Dijo el chico bebiendo un sorbo de café. Ella no lo miró, sólo revolvía por milésima vez el café que ya parecía frío.- ¿Puedo ayudarte?

- No, no es nada- Dijo débilmente. De pronto sintió las cálidas manos de él posadas sobre la fría de ella que yacía sobre la mesa.

- Quiero que seas sincera conmigo, Kagome... nos conocemos desde la preparatoria...

- Kouga...

- Déjame terminar- Dijo el chico casi ansioso.- Tú no eras así... eras alegre, jovial, tenías muchas amigas y luego... todo cambió... estas tan lejana... es tan difícil saber lo que estas pensando, Kagome... eres tan...

- ¿Fría?- Dijo ella haciendo una mueca y sonriendo. – Sé lo que todos piensan de mí. Y me duele que tú también pienses eso si dices conocerme.

- No Kagome, yo no...

- Bastó sólo una cosa, una cosa para ser juzgaba de por vida por mi muy amistoso curso, ¿verdad?. ¿No te has dado cuenta que ellos tampoco me brindan su amistad?- Dijo rencorosa. Kouga la miró atónito.

- Yo jamas he pensado que eres así... para mí tu... sigues siendo Kagome.

El tono tierno y conciliador de sus palabras la conmovieron enormemente.

********

- Gracias por invitarme un café.- Dijo Miroku sentándose.

- Aún no me has dicho que haces por aquí.- Dijo Inuyasha mientras dejaba los libros sobre la mesa.

- Ahhh, sólo vine a saludarte- Dijo el otro sonriendo.

- Si crees que esta vez te creeré... - Replicó Inuyasha mientras miraba el lugar buscando una mesera. Sus ojos vieron con sorpresa una pareja sentada en un rincón de la pequeña cafetería. Frunció el ceño cuando vio que el chico tenía sus manos en una de ella y parecían hablar confidentemente. Miroku se preguntó que era lo que su amigo miraba con tanto interés y al ver también a la pareja abrió los ojos con sorpresa.

- ¡¡Ah!! ¡pero si es ella!!

Inuyasha hizo un desprecio y miró a su amigo enojado.

- Podrías ser más discreto, ¡Miroku!

- Lo siento, lo siento- Dijo el otro sonriendo mientras se rascaba la cabeza.- vaya vaya... ahora que la veo a la luz del día.. es bastante bonita...- Dijo sonriendo. Inuyasha hizo una mueca de desprecio.

- Siento la tardanza- Dijo una chica de cabellos castaños y ojos demasiados expresivos. Miroku la miró extasiado.

- ¡Oh!! Un café... no, dos... si... - Dijo embobado mientras ella escribía despreocupadamente sobre una pequeña libretita. Inuyasha volvió a mirar a la pareja que estaba en el rincón.

- "Síndrome de Estocolmo"- Dijo Miroku unos minutos más tarde, trayéndolo de nuevo a la realidad y mirando a su amigo un poco enojado porque no se había percatado que ya llevaba más del tiempo apropiado mirando a la pareja.

- ¿Qué dices?- Dijo Inuyasha arrugando el ceño y viendo que el café ya estaba frente a él.

- Síndrome de Estocolmo... pero al revés.

- No sé qué diablos estas diciendo- Dijo el otro exasperado dando un sorbo a la cálida bebida.

- Cuando una víctima se termina enamorando de su captor... a eso se le llama el "Síndrome de Estocolmo"... y veo que esto esta pasando pero al revés.- Dijo sonriendo. Inuyasha levantó la vista y lo miró enojado.

- ¿Qué estas diciendo??!!

- Tranquilo, tranquilo... pero... entonces deja ya de mirarlos... - Dijo Miroku aún sonriendo.

- ¡Ja! Dices sólo estupideces.

- ¿Por qué no te haces su amigo?

- Cállate... ella no tiene amigos.

- ¿Ah, si?- Miroku miró a la pareja que se levantaba de su asiento y salían del lugar sin percatarse de su presencia.- ¿por qué dices eso? Yo la veo bien acompañada...

- Nadie en el curso parece apreciarla...

- ¿Y tú como lo sabes? Ya te fueron con el chisme...

- Dicen que es media indiferente... no me extraña. La otra noche ¿recuerdas? Ni siquiera demostraba temor.

- Pero eso no demuestra nada.- Dijo Miroku más seriamente.- Con que creen que es un témpano de hielo... jejeje...

- ¿De qué te ríes?

- Nada, nada... ¿te gustaría comprobar si lo es?

********

Dos días más tarde comenzaron las actividades de Aniversario de la Universidad. Las clases de la tarde fueron postergadas y todos fueron invitados a participar en las diferentes actividades extra-programáticas que se realizarían. La carrera de Kagome participaría en un mini campeonato de básquetbol así que fue primordial que todos fueran a apoyarlos. Al llegar al gran gimnasio, Kagome vio como Kouga se acercaba a ella con la tenida deportiva.

- Vamos a ganar.- Dijo sonriente. Ella sonrió igualmente.

- Te deseo suerte-

El chico se alejó de ella cuando sintió que era llamado por el entrenador. El partido comenzó y Kagome comenzó a mirar a los participantes. Sin dudas Kouga era muy rápido y fuerte pero también, para su desagrado, se encontraba también el otro chico, Inuyasha, que demostraba ser tan fuerte y ágil como Kouga. Dentro de unos minutos ambos chicos se miraron desafiantes. Sabían que eran del mismo equipo pero los dos parecían querer demostrar su habilidad en el juego. Finalmente el último y espectacular acestazo fue de Inuyasha permitiendo que el equipo ganara, para la felicidad de la mayoría que gritaba a todo pulmón. Kagome se acercó a la cancha sonriendo para felicitar luego a Kouga.

- Aquí esta el equipo ganador. Ven por favor.

Un chico que hacía de animador llamaba a Inuyasha a su lado.

- Dinos tu nombre.

- Inuyasha.

En ese instante un ensordecedor griterío femenino de hizo en el lugar.

- Vaya, vaya... tienes muchas admiradoras. Y eres su héroe ahora que anotaste el punto definitivo.

Kagome lo miró casi con desprecio. El chico parecía disfrutar de los halagos y su rostro feliz le desagradaba. ¿Cómo podía ser querido y admirado si era un delincuente?

- Aquí esta el trofeo.- Dijo el animador entregándoselo.- ¿quieres dedicárselo a alguien?

Inuyasha sonrió más ampliamente.

- Sí... quisiera besar a alguien.

Kagome hizo una mueca. Ah, ya lo sabía, veía como Tsubaki se acercaba más a la cancha. Seguro que estaban siendo algo más que buenos compañeros. Inuyasha entregó el trofeo a uno de sus camaradas y caminó decididamente pasando por el lado de Tsubaki que se quedó perpleja, para ver Kagome con estupor que el chico se paraba delante de ella y tomaba su cara plasmando un inesperado y profundo beso en sus labios.

Continuará...   

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