TAN SOLO TRES MESES | COMPLETA

Oleh theleslieramirez

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Liana era la única hija del señor y la señora Basurto, con dinero suficiente como para alimentar a todo el pu... Lebih Banyak

Prólogo
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Epílogo
¿Cómo lucen Liana y Derek?
¡Phillip y Derrick ya tienen sus libros!

Capítulo 7

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Oleh theleslieramirez

Toqué la puerta varias veces antes de ser invitada a pasar. Era la oficina del señor Leblanc y, en efecto, ahí estaba él, sentando en su escritorio leyendo algunos papeles con unos lentes casi diminutos que tenía a la mitad de la nariz.

—¿Usted me llamó, señor? –pregunté. Él levantó la mirada y me sonrió, mientras hacía señas con una de sus manos para que me acercara.

—Así es, señorita Basurto. – asintió mientras organizaba rápidamente su escritorio. Hice como pidió y caminé hacia allí. – Gracias por venir, seguro le pareció extraño que la convocara tan de repente.

—Tiene razón, señor. – asentí, dejando escapar una pequeña risa nerviosa. – ¿Me he metido en problemas?

—En lo absoluto, Liana. Quería conversar un rato con usted, si no le molesta. – ¿Conversar conmigo? ¿Sobre qué? ¿Tendrá algo que ver con Derek? ¿Se habrá enterado de lo del beso...? Qué suerte la mía.

—Para nada, señor. Sería un placer. – dije rápidamente, ahora ansiosa por la posible razón detrás de este encuentro.

—Bien, tome asiento. –Extendió su brazo mostrándome una de las dos sillas que estaban frente al escritorio. Asentí y procedí a sentarme. – Si no me equivoco, en poco tiempo cumplirá su mayoría de edad, ¿no?

—Así es, señor. – asentí, genuinamente sorprendida de que recordara tal fecha. Nunca había celebrado con él ninguno de mis cumpleaños, solo con Amelia y los demás sirvientes.

—Eso significa que usted está ya en edad, por no decir que un poco tarde, para salir a la sociedad. – Alcé mis cejas, impactada ante tal información. Salir a la sociedad significaba estar en el "mercado del casamiento", en donde cualquier hombre que fuera aceptado por mi tutor podría tomarme como esposa. –Usted ya es una señorita totalmente educada, tiene la capacidad de atender un hogar y cuenta con una natural belleza.

—Se lo agradezco, señor. No sé qué decir... – Abrí la boca intentando agregar algo más, pero realmente no sabía qué decir. Sí, había soñado con conocer a alguien, casarme, tener una familia y un hogar, es lo que se nos enseña a las mujeres desde pequeñas, es lo que vi mientras crecía. Pero el amor, el amor debería ser un factor clave en todo esto, no podría casarme con un perfecto extraño.

—Sé que esta noticia la ha tomado por sorpresa, pero es su deber como mujer, no creo que quiera quedarse aquí toda la vida. – dijo, a lo que negué.

—En eso no se equivoca, señor, aunque no tiene nada de malo trabajar para usted. – agregué rápidamente, intentando que lo primero no sonara tan mal.

—Entiendo completamente. – dijo para mi alivio. – Todo lo que he hecho por usted en estos años fue justo para este momento, para convertirla en una mujer completa y capaz de elegir con sabiduría para su bienestar y futuro. – ¿Será verdad? – Sé que tendrá muchos pretendientes y que elegirá con conciencia.

—Y con el corazón, señor. – también dije y él dejó escapar una suave carcajada.

—Se parece mucho a su madre. – reí levemente mientras bajaba la mirada y luego asentí. Me llenó de mucha nostalgia y alegría aquel halago, si es que fue uno. Ahora mismo desearía que ella estuviera conmigo para ayudarme y orientarme en esta situación.

—Eso intento cada día, señor. – volví a mirarle.

—Lo está logrando. – dijo y luego sacudió la cabeza como si tratara de concentrarse. – Volviendo al asunto, en dos noches la familia Birdwhistle dará un baile en honor al cumpleaños de su segundo hijo, al cual estamos invitados. Como seguro sabe, los Birdwhistle son una de las familias más ricas y poderosas en el pueblo. Eso significa que muchas personas importantes asistirán a dicha celebración, ese será el evento indicado para que debute como parte de la sociedad. – asentí lentamente, tragando con pesadez.

—¿En dos noches? – pregunté, sintiendo como los nervios me invadían, era demasiado rápido.

—Sí, señorita Basurto, ¿Hay algún inconveniente con eso? – preguntó él, alzando una ceja y observándome con seriedad. Negué nuevamente.

—No, señor. Me parece perfecto. – Se dibujó en su rostro una sonrisa triunfante mientras yo intenté forzar una. Sentía que era muy poco tiempo para prepararme, no me parezco en nada a una mujer de la alta sociedad, aun tengo mucho que aprender. Ambos nos pusimos de pie y el señor Leblanc estrechó mi mano.

—Sé que en este momento desearía tener a sus padres con usted, pero tranquila, me encargaré de que todo salga bien. – apreté su mano, asintiendo ante su promisión, sintiendo algo de paz dentro de mí por aquellas palabras.

—Se lo agradezco mucho, señor. – Segundos más tarde dejó que me retirara de la oficina. Cerré la puerta tras mis espaldas y solté un pesado suspiro, todo esto era tan nuevo para mí. Aunque sabía que era capaz de lograrlo y presentarme de la mejor manera posible, me sentí abrumada.

...

Pruebas de vestuario, prácticas con el piano, clases de etiqueta y protocolo, maquillaje y peinados, todo aquello en menos de 48 horas. Las demás chicas me ayudaban y animaban como podían. Yo no me sentía tan entusiasmada, me sentía obligada e impotente, así no me imaginaba el conocer a mi prometido.

Además, estaba tan confundida, ¿Derek tenía conocimiento sobre esto? Es imposible que no lo supiera. Le vía pasar cuando estaba en mis lecciones, pero no me decía una palabra. Seguro se habrá arrepentido de lo que sucedió en la biblioteca. ¡Qué vergüenza!

—Liana, concéntrate, cariño. – la suave voz de la señora Amelia resonó detrás de mí, mientras tocaba el piano, seguro había desafinado. Me detuve por un momento y respiré hondo.

—Lo siento, Amelia. – me disculpé, dándole vueltas a mis muñecas y estirando mis dedos.

—¿Estás bien, mi niña? – sentí sus pasos acercándose a mí y tomando asiento a mi lado en el banco del piano. Asentí rápidamente y le sonreí, pero ella alzó las cejas, no creyéndose nada.

—Se lo juro, me encuentro perfectamente. –le aseguré y empecé a tocar el piano nuevamente, a lo que ella me detuvo, poniendo sus manos sobre las mías. No podía engañarla. Ella me rodeó con sus brazos y me apretó en un cálido abrazo, el cual correspondí con fuerza. – No quiero echar esto a perder. – murmuré, cerrando los ojos con fuerza, evitando que corrieran las lágrimas que amenazaban con escaparse.

—No lo harás, Liana. Créeme, eres una mujer excepcional, talentosa e inteligente. ¿Ves todo esto? – preguntó, refiriéndose a la preparación por la que estaba pasando. – Es solo para cuidar tu apariencia y la impresión que des, pero aquí...— se separó un poco de mí y me tocó la frente y luego el pecho. – aquí está todo lo que necesitas, y es más que suficiente. –Asentí, dejando caer algunas lagrimas de mis ojos, la cuales ella removió rápidamente con sus manos. – Estoy orgullosa de ti, Liana. Esta es una oportunidad para salir de aquí, para cumplir tus sueños junto a alguien que vea el tesoro que hay en ti.

—Tiene toda la razón. – me sorbí la nariz y le sonreí, sintiéndome muy agradecida por el ánimo que me había dado. – Muchas gracias, señora Amelia, gracias por ser esa figura materna que necesito en estos momentos.

—Eres como una hija para mí, Liana, basta de tonterías. – Ella me volvió a abrazar y ambas reímos.

—En ese caso... necesito que me haga un favor. – Ella me miró confundida y sonreí con algo de malicia.

Esa misma tarde la señora Amelia me ayudó a escaparme de mis siguientes clases para tener un tiempo para mí, lo necesitaba. Me puse mi capa marrón y salí de la mansión por la puerta trasera que se encontraba en la cocina, cargaba una canasta en mis manos y me dirigía a un lugar especial que había encontrado por aquí hace años.

—¿Va a alguna parte? – me detuve en seco al escuchar aquella voz que había guardado silencio por tanto tiempo, hice una mueca de preocupación antes de darme la vuelta y sonreír con naturalidad, al menos eso intenté hacer.

—¡Derek! Qué sorpresa verle aquí. – dije, ocultando la canasta tras mí. – pues sí... iba por allí.

—¿Por allí? – preguntó, alzando una ceja y acercándose a mí. – ¿No se supone que debería estar preparándose para el baile de mañana? – Ahora le importaba, ¡Qué conveniente!

—De hecho, ahora mismo estoy tomando un corto receso. – respondí rápidamente, alejándome un poco de él, ya que se había aproximado demasiado, como inspeccionándome.

—Ya veo...–susurró y asintió. – ¿Le molestaría si la acompaño "por allí"? – preguntó con cierto sarcasmo mientras esbozaba una sonrisa burlesca.

—No es necesario, Derek, puedo estar perfectamente sola. – me negué. Todo este tiempo estuvo ignorándome y ahora muestra repentino interés, muy propio de él.

—Entonces creo que tendré que avisarle a mi padre de su salida, ya sabe... para que esté al tanto. – dijo con una sonrisa mientras se daba la vuelta para retirarse.

—¡No, espere! – le detuve, agarrándolo por la muñeca. Él me miró por encima de su hombro. – bien, puede venir conmigo. – accedí, dejando ir su brazo y formando una mueca de disgusto. Qué vil era.

—Me alegra que haya cambiado de opinión, Liana. –dijo, dejando escapar una suave carcajada y volviendo a darme la cara. – La sigo. – rodé los ojos, fastidiada, y me di la vuelta para volver a emprender mi camino, escuché sus pasos venir tras mí y alcanzándome en poco tiempo, colocándose a mi lado.

—Entonces usted sabe lo de mañana. – dije, mirando hacia el frente mientras caminábamos.

—En efecto. – dijo.

—¿Qué piensa usted sobre eso? – pregunté, esperando ver si tenía algo de importancia para él. Después de todo, él me había besado hace unos días y ahora iba a buscar un esposo.

—¿Debería tener una opinión al respecto? – preguntó devuelta. Pasé mi vista a él con el ceño fruncido por algunos segundos, pero él se mantuvo mirando al frente.

—Lo imaginé. – susurré y volví a mirar el camino. Entonces queda más que claro, solo se estaba divirtiendo conmigo.

— ¿Usted que piensa acerca de eso? – preguntó él después de varios segundos.

—Nada. – dije simplemente.

— ¿Nada? – Repitió. – me sorprende que una mujer no esté entusiasmada por casarse.

—¿Con un perfecto extraño? ¿Solo porque es capaz de mantenerme económicamente? – pregunté con indignación.

—¿No es eso lo que desean todas? – preguntó con ironía.

—Me ofende que piense que soy como todas, Derek. –dije calmadamente, pero muy molesta dentro de mí. Ambos nos quedamos en silencio todo el rato hasta aproximarnos a nuestro destino. Me desvié del camino para meterme entre los árboles, Derek me siguió sin cuestionar nada. Se podía escuchar el sonido del río aumentar mientras nos acercábamos, y por fin llegamos.

El lugar estaba rodeado de árboles, césped, y el cristalino rio estaba frente a nosotros. La naturaleza en aquel lugar era tan viva y deslumbrante, se escuchaban los pajarillos cantar y los rayos del sol pasaban casi luchando por entre las hojas de los pinos.

—Aquí estamos. – dije, mientras dejaba la canasta en el suelo. Saqué de allí una manta y la tendí sobre el césped, luego me quité las zapatillas y me senté sobre ella. Miré a Derek y di varias palmadas en el lugar junto a mí. – Hay espacio, si quiere venir. – volví la mirada al frente, donde estaba el rio y abracé mis piernas, apoyando mi mentón sobre las rodillas. Derek se acercó y se sentó a mi lado, extendiendo las piernas y apoyando las palmas de sus manos en la manta.

—Discúlpeme por mi insensibilidad. – dijo después de varios minutos en silencio. – Debe sentirse asustada.

—He pasado por cosas peores, esto no me matará. – dije, volviendo mi vista a él. – Solo pienso que el amor debería ser un factor para casarme, el principal. – él me sonrió levemente.

—El amor no es suficiente, Liana.

—Pero es necesario. – aseguré. – ¿Cómo sería capaz de soportar, de comprender, de ayudar, de esperar sin amor? –negué levemente. – Levantarme cada día por el resto de mi vida junto a una persona que no amo, no. Me parece absurdo. —Él se quedó mirándome por algunos segundos, sin decir nada. – Parece tonto, como sacado de un cuento de hadas, pero siento que no podré aceptar menos.

—No suena para nada tonto, a mí me hace sentido. – aseguró, pasando su vista al agua nuevamente. – Solo que no había escuchado a otra mujer hablar sobre el matrimonio de tal manera.

—¿Otra mujer mujer?– pregunté con curiosidad, temiendo que hubiera alguien que ya hubiera captado sus atenciones.

—Susan. –su madre. Sonreí, acostándome boca arriba sobre la manta, sin dejar de mirarle.

—Entonces debió ser una mujer muy sabia. – comenté y él me miró, dejando escapar una suave carcajada y asintiendo paulatinamente.

—Lo era. –nos miramos por varios segundos, segundos que se sintieron eternos. Era un momento agradable, estábamos siendo honestos. – Supongo que después de mañana tendré competencia. –dijo luego, volviendo a mirar al frente. El corazón se me detuvo por un instante. ¿Qué acababa de decir?

—Pensé que no tenía una opinión al respecto, es más, pensé que estaba burlándose de mí. –dije, volviendo a sentarme e inclinándome ligeramente hacia él.

—No la tengo, solo no pienso perderla. – aquellas palabras causaron una reacción en mí que no puedo explicar. Mariposas en el estómago, ardor en las mejillas, el corazón acelerado, no me lo esperaba. – aunque al final, usted elije.

—Ya veremos. – solo dije, tratando de parecer inalterable ante sus palabras.

—Ya veremos. – repitió él, mirándome y acercándose a mí, plantando luego un corto pero suave beso sobre mi frente.

_________________________________________

No sé ustedes pero yo amo y odio a Derek. 😩💓

¿Qué creen que pasará en el baile? ¿Será Liana una mujer codiciada por muchos? ¿Cómo la pasarán allí? YA VEREMOS.
—Leslie✨

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