—Esto es nuevo—Hablo con pesadez a medida que mis ojos se abren.
Comienzo a entrar en pánico cuando noto que mis manos están atadas, me encanta de pie, un poco inclinada y detrás de mí una especie de mesa de metal me detiene, empiezo a moverme como loca en busca de lograr liberarme de las cuerdas que me retiene. Me apresuró al ver al hombre de avanzada edad aproximarse a mi con una mandil blanco y otras tantas cosas.
—Eres linda—Dice tranquilamente—Tu piel está un poco descuidada pero lo puedo arreglar.
—¡Estas loco!—Escupo con odio.
—Hay cierta belleza en la locura—Toma un collar y lo pone sobre mi cuello.
—No tienes que matarme—Chillo—Puedo ser útil, tengo buenos chistes bueno no dan risa pero yo si, algunas veces y puedo... Puedo... No sería una linda muñeca sería un Maxstill de esos muñecos y... Y no no—Hablo rápidamente mientras lloro.
—Serás una linda muñeca Laurel Lance—Dejo de llorar.
—No soy Laurel Lance—Lo miro mal.
(...)
Cuento las cosas a mi alrededor, 636 azulejos en el piso, 1 ventana, 56 collares 57 contando el que traigo puesto. El anciano entra con Laurel y la situa a un lado de mi en la misma posición y después de un rato entra con Lance quien lo amarra en una parte del enorme lugar, Laurel llora, Quentin súplica y el anciano habla y habla, miro todo como si estuviese en un cine.
—Por favor deja a mi niña—Suplica Quentin llorando.
Laurel me mira llorando.
—Dejalas ir—Pide una vez más.
—Relajate Lance—Todos me miran mal—En cualquier momento llegará el vigilante y patarea el trasero de este anciano—Me burló.
—¿Estás loca?—Dice Lance exaltado—¿Acaso quieres morir?—Grita.
—No—Niego obvia—Pero viviremos—Me encogo de hombros.
El hombre conecta algo a la boca de Laurel y un líquido blanco comienza a subir.
—Cierra los ojos cariño—Ordena Lance.
Laurel hace caso y cierra los ojos mientras aún se mueve tratando de liberarse. El tubo por el cual sube el líquido es roto por una flecha que lo atraviesa.
El muñequero comienza a correr sabiendo que está perdido. Lance logra soltarse y se acerca a Laurel para soltarla y abrazarla.
—Yo puedo esperar—Alzo lo más que puedo mi mano al ver cómo el abrazo dura horas.
(...)
—¿Cómo llegaste ahí?—Pregunta Oliver dejando su chaqueta sobre mi.
El se había ofrecido a llevarme con Roy después de esa traumática tarde.
—Larga historia—Suelto en un suspiro.
—Tengo tiempo—Oliver mete sus manos a los bolsillos de su pantalón.
—Pero yo no tengo ánimos—Hago una mueca—Tal vez mañana te cuente—No podía verlo, necesitaba pensar y ver esos lindos ojos solo me confundía más.
—Si así lo quieres—Habla frustrado—Se que es difícil—Lo miro sin entender—Hacer lo que hacemos—Explica—Pero haz salvado muchas vidas Mila.
—No las suficientes—Aprieto mis mejillas al recordar el edificio caer—Llegamos.
—Llegaste—Ruedo los ojos al ver a Asher sentado en los escalones de la casa de Roy.
—Tu otra vez—Oliver no luce convencido.
—Asher Hayes—Se presenta burlón.
—Oliver Queen—Dice de la misma manera.
—Camille me ha hablado tanto de ti—Asher se acerca a mi y pasa su brazo por mi hombro.
—Curioso—Alza sus cejas—Ella no me ha dicho nada de ti—Intento no reír, solo sonrío a Oliver y el a mi.
—Camille y yo somos cercanos y nos gusta mantener las cosas de una manera íntima—Lo miro sin creer lo que dice.
—¿Qué haces aquí Asher?—Bufo enfadada.
—Viene para ver qué decidiste de mi propuesta—Deja de verme y mira a Oliver con cierta victoria.
—¿Propuesta?—Pregunta Oliver.
—Si es...
—Quiere que salga con él pero está loco—Me apresuró a decir—Oliver mañana nos vemos en la empresa ¿Te parece?—Lo tomo de los hombros y lo giro para que siga caminando—Hasta mañana—Me despido—Tu adentro de la casa—Le ordenó a Asher.
Oliver se marcha y Asher no hace caso a mi indicación.
—¿Lo harás?—Cuestiona acercándose a mi.
—Si—Digo bajando la mirada—El no tiene que enterarse y una vez que deje este... Lo que sea que sea este lugar no volverá a verme.
—Lo vez, era muy fácil querida—Me guiña un ojo con esos grandes y lindos ojos azules.
—Yo te diré cómo lo haremos—Avisa—Nos vemos pronto—Toca mi nariz con la punta de sus dedos y después mi mentón.
Entro a la casa y quito mis zapatos para dejarme caer en el sillón a un lado de Roy.
—Te extrañe—Dice sin abrir los ojos.
—Yo también, siento que ya no pasamos tiempo juntos—Admito.
—Eso puede cambiar—Levanta su cabeza del sillón y me mira—¿Qué te parece si salimos el viernes por la noche?—Sugiere.
—Estaría bien—Admito sonriendo—Podemos invitar a...
—Solo tu y yo—Se apresura a decir—Quiero que sea algo entre tu y yo, tengo algo que decirte—Baja la mirada lo cual me hace dudar.
—No me lo puedes decir ahora—Insisto ante la curiosidad.
—Nop—Se pone de pie y me acerca a el para dejar un beso en mi frente—Te quiero.
Resignada camino a mi habitación, quito mi suéter y busco mi pijama aunque meditando un poco me encontraba muy cansada para ponerme la pijama, no todos los días un loco te secuestra.
Miro para mí closet y doy un brinco en el momento en el que miro por la ventana, Oliver estaba de pie ahí esperando a que la abriera. Sacudo mi cabeza y me acerco.
—Apuesto a qué es mas fácil cuando la casa no es de dos pisos—Me burló mientras el sube.
—Adivinaste—Dice una vez adentro.
—¿Qué haces?—Pregunto dejándome caer en la, me muevo un poco para hacerle espacio a Oliver.
—Quería ver qué estuviese bien, todo el día estuviste rara—Se sienta en los pies de la cama.
—Te preocupas por mi—Sonrío.
—Eres mi mejor amiga me preocupo todo el tiempo—Dice con obviedad, quedamos en silencio—Estas bien entonces creó que debo irme...
—Quedate—Lo detengo—No te vayas todavía—Oliver se vuelve a sentar.
—¿Qué quieres hacer?—Cuestiona con extrañeza.
—Cuentame de ti—Pido pero el pone una cara de sufrimiento.
—No me gusta hablar de mi—Evade.
—Por favor—Suplico haciendo un puchero y el ríe.
—¿Qué quieres saber?—Me mira con una media sonrisa.
—Todo—Me siento para verlo mejor—Tu chocolate favorito, tu color favorito, tu primer corazón roto, que te gusta hacer en las tardes cuando ya sabes no persigues criminales....
—Chocolate blanco con galleta—Comienza y yo lo miro con toda la atención del mundo esperando a que siga—Negro y rojo, mi primer corazón roto fue en la secundaria una chica llamada Liza—Sonrie al recordar—Me gusta... No tengo algo que me guste hacer o que disfrute—Se encoge de hombros.
—Vamos—Animo—Debe de haber algo, bailar, leer, pintar o cocinar, no sé pero algo debe de gustarte—Reniego.
—Me gusta cuando hablo contigo—Siento como mis mejillas arden y el lo nota—¿Qué te gusta hacer a ti?—Cambia de tema.
—Me gusta leer mientras escucho música, ver series y sobre todo cuando Danielle y yo nos quedamos tarde en la escuela y mirábamos los atardeceres mientras ella cantaba a todo pulmón las canciones de Harry Styles—Rio ante los recuerdos de la rubia cantando a mi oido Golden mientras yo comía y miraba el cielo.
—¿La extrañas?—Pregunta.
—Demasiado—Suspiro—Es mi mejor amiga incluso a Alex—Acomodo mi cabello—Juro que si vuelvo le diré lo que siento, le diré que me ha gustado desde el primer cumpleaños de Danielle y el segundo y todos que me vuelvo una idiota cuando lo veo, que siento mariposas en el estómago incluso si me parece idiota ese sentimiento que yo lo conozco y me parece genial que lo quiero—Digo con una sonrisa.
—Parece buena idea—Oliver se pone de pie—Tengo que irme—Avisa acercándose a la ventana—Nos vemos luego.
—Adiós Ollie.