Mijaíl estaba sentado a la cabeza de la mesa, a su derecha estaba sentada Darya su esposa aquella mujer pelirroja de actitud fogosa y un asiento a su lado estaba vacío a la espera de su ocupante quien de seguro estaba haciendo un revuelo en la habitación. A su izquierda estaban sentados los gemelos Jasha y Faddei seguidos de Alek el menor de sus hijos.
El gran hombre golpea los dedos contra la mesa, una señal clara de impaciencia. Estaba ansioso y emocionado a partes iguales, de un tiempo para acá han sido muy pocas las ocasiones en las que puede ver a su hija quien fue coronada como reina del hielo, pero para él siempre ha sido la reina de su mundo y corazón, le molesta de sobremanera sentirse relegado de sus funciones como padre y confidente, en serio que en algunas ocasiones maldice el haber aceptado la locura de su mujer, porque aquella pequeña niña a la que aceptó en su hogar, a quien le dio la bienvenida, en pocos días se convirtió en el motivo de sus alegrías, en la princesa que mima y cuida. En la razón de sus desvelos, género en él unos sentimientos a los que no acostumbraba, es el motivo de la muerte de más de uno solo por verla con ojos indecentes y de una gran tortura a otros por tratar de sobrepasarse con ella.
- ¡Buenos días familia! -su voz suena antes de que aparezca y cuando lo hace ilumina el entorno y desencadena sonrisas en respuesta- ¿Cómo amanecieron? -pregunta mientras va dejando besos y abrazos que son muy bien recibidos, no importa que los gemelos sean 2 años mayor a ella, aun así, se comportan como críos en su presencia, como un par de niños en una juguetería.
-Bien princesa ¿Cómo dormiste? Siempre he dicho que no hay nada como el hogar, deberías quedarte mucho más ¿no crees?
-Tranquilo papá, encontraré la manera de pasar más tiempo aquí. Me faltan muy pocos contratos que terminar antes de poder tomarme unas vacaciones y cuando lo haga te aseguro que me tendrás aquí, desearás que me vuelva a ir en breve.
-Jamás desearía que mi princesa se vaya de mi casa, si por mi fuera te convertiría en una niña y te tendría aquí a toda hora.
-Aww papi, ¿sabes que te amo verdad? -sonríe y le da muchos besos en su cara, por fin se sienta en su puesto al lado de su madre; entre risas y locas ocurrencias se pasan el desayuno. Una vez acaban la pelinegra se levanta y se dirige al perchero donde toma su bolso.
-Alto ahí señorita, ¿a dónde se supone que vas? y sobre todo así vestida
-Tengo una cita con Camille, iremos al spa y de compras ¿Quieres que te traiga algo? puedo pasar por candy pop's y encargar tu pastel favorito
-Eso me encantaría princesa, pero no estoy dispuesto a aceptar que te vayas así vestida, estas prácticamente desnuda con eso puesto.
-Papi deja de ser tan celoso, esta es la moda y mi forma de vestir. Además, solo saldré con camile, no me veré con nadie más así que estate tranquilo.
-Estos días las cosas andan peligrosas Emma, no quiero que nada te pase y la forma más segura de tenerte a salvo es quedándote en casa.
-Papi no puedo quedarme aquí siempre, además tengo todo un bloque de voyevikis protegiéndome. Nada malo podría llegar a pasarme, confía en mí ¿sí? -le hace una carita de pucheros y de niña mimada, es imposible para él resistirse a esa carita.
-Está bien, pero te quiero aquí antes de las 10. Serás mayor de edad, pero sigues viviendo en mi casa y con mis reglas.
-Okay papi, te amo mucho no lo olvides- feliz la pelinegra se sube a la camioneta y parte rumbo a su zona de encuentro.
Sin saber que deja a un padre preocupado por su bienestar.
-Ella estará bien, sabe cómo defenderse.
-Si, lo se
- Entonces, ¿cuál es el problema?
-Su legado, su belleza y su parecido con las James. Es mi princesa, la luz de mis ojos y odiaría ver que alguien la ponga a sufrir por la maldición que carga.
-Nosotros estaremos ahí para protegerla
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La camioneta la deja en el centro comercial donde se reúne con su amiga y juntas emprenden camino a muchas tiendas de ropa. La belleza de la pelinegra es difícil de ignorar, ilumina el espacio y se roba la atención de quien sea. Camina con seguridad por todo el pasillo, a sus espaldas se encuentran los voyevikis disfrazados de guardaespaldas y cargados de bolsas de compra.
Entran juntas a una joyería, donde la pelinegra queda deslumbrada por un conjunto de dos piedras preciosas. Son verdaderas joyas, dignas de grandeza.
- ¿Quiere probarse alguna señorita?
-Si por favor, muéstrame ambas-Ni corta ni perezosa, la pelinegra toma entre sus manos la gargantilla negra con un rubí en el centro y se lo pone mirándose en el espejo en distintas posiciones y posibles peinados. Las muecas que hace atraen la atención de los hombres a su alrededor y ninguno duda en tratar de cortejar a una mujer joven tan hermosa, en su interior late ese deseo innato de gobernar, de dominar a una jovencita tan inocente y pulcra.
-Le quedan fantásticas señoritas ¿desea llevarse alguno?
-Si, ¿Cuál es su costo? -todos los hombres están pendientes a la espera de comprarle a la joven uno y así ganarse una forma de agradecimiento.
-La gargantilla con el zafiro tiene un valor aproximado de 10.000.000 millones de euros fue descubierta en una cueva cercana a el mar negro y se supone es prueba del amor entre dos jóvenes desafortunados. Por otro lado, la gargantilla con el rubí tiene un valor aproximado de 25.000.000 millones de euros fue descubierta hace unos años en una subasta al norte de Francia, se cree que es una pieza de la dote dejada por María "La sangrienta" y que por eso mismo está maldita.
-Quiero ambas, por favor empácalas-La asistente acepta encantada y sorprendida, no esperaba que la joven pagará por alguna de las piezas, sin duda alguna su comisión será fenomenal. Siente las miradas de envidia provenientes de sus compañeras.
-Claro que sí señorita
Una vez realizado el pago y después de que Camille eligiera por fin lo que tanto quería, ambas salen del local y se detienen a comer en una cafetería, la pelinegra se siente incómoda. Lleva minutos sintiendo que alguien la observa y por más que busque al dueño de dicha mirada, no lo encuentra. Con todo listo, se despiden en la salida del centro comercial y cada una coge su rumbo, al llegar a casa no puede evitar decirle a su padre sobre su sensación, sabe que este es un paranoico y que no le gustara nada descubrirlo por su cuenta. Además, le tiene mucha confianza a su padre, sabe que con él está segura de cualquier ser que intente dañarla.
Su preocupación se esfuma cuando anuncian la llegada de Domi, la Emperatriz de la Bratva. Su maestra, mentora, madrina y tía. Es la hermana mayor de su madre y la tomó en su seno cuando descubrió su interés por el patinaje. Los entrenamientos son titánicos, pero todo vale la pena. Porque para la bratva solo lo mejor de lo mejor.
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-Mi boss, le traigo noticias-entra agitado un hombre mientras observa a otro que le da la espalda, su presencia da miedo y su aura impone respeto.
-Que sea rápido-contesta el hombre sin darle mayor importancia, mientras fuma un puro.
-Vi una James hoy, en uno de los centros comerciales de Moscú- El ruso se voltea y le alza la ceja
-No veo la importancia en eso.
-No mi Boss, no entiende. Es otra James, una que nunca habíamos visto, no esta en los reportes, no aparece por ningún lado en ningún registro. Pero si carga con las características que la diferencia, es una James de la que no tenemos conocimiento alguno y tengo una foto para probarlo.
-Muéstramela-su tono ahora denota enojo, le jode que las personas a su poder no cumplan su trabajo como se debe, ojala buscar a la chiquilla no represente una perdida de tiempo para el.
CUALQUIERA DE LOS DOS