Despierto por un fuerte sonido que retumba en mi oido, todo es confuso para mí. Intento recostarme en la cama pero lo único que siento es una superficie lisa y dura, confundida me siento e intento ver lo que hay a mi alrededor pero todo es borroso y está obscuro.
—Danielle—Hablo con preocupación—Danielle—Repito al no escuchar respuesta—¿Dónde estamos Danielle?—Digo en un grito.
Aún sin respuesta me pongo de pie y alzo mis manos al frente para intentar buscar alguna pista del lugar, doy un pequeño brinco al escuchar cada vez más cerca los sonidos de cosas callendo al piso.
Apresuró mi caminata pero es inútil ya que no veo nada, ¿Dónde diablos estoy? Es lo único en lo que pienso, hago un recuento de lo que hice ayer con Danielle pero solo vimos la serie y dormimos, no fuimos a ningún fiesta ni recuerdo haber salido de su casa.
Salgo de mis pensamientos cuando chocó con algo o más bien alguien, el parece ser muy fuerte ya que no se inmutó ante el choque por mi parte pierdo el equilibrio, aquello me sostiene evitando que caiga, un fuerte sonido a unos pocos metros provoca que de un brinco hacia la cosa con la choque y sin evitarlo ambos caemos al piso.
—Creo que caiste por mí—Intento bromear, esa era mi reacción ante lo desconocido.
No recibió respuesta solo siento como me levanta y lanza algo contra la venta a tal fuerza que está se rompe. El me toma de la cintura y con la otra se sujeta de una cuerda, mi ceño se frunce y todo se vuelve más confuso.
—Primero invítame un café—Hablo mientras me intento separar de aquel hombre—Espera ¿Qué vas a hacer?—Pregunto aterrada al ver cómo toma impulso y nos deslizamos en la cuerda.
Suelto un grito tan fuerte que siento como mi garganta arde, mis ojos están cerrados y todo parece irreal.
Después de unos segundos interminables su agarre desaparecer y siento el firme piso bajo mis pies, aún aterrada abro un ojo con miedo de seguir ahí adentro. Al abrirlos por completo me encuentro con hombre alto, vestido de verde y con arco.
Diablos, esto no puede estar pasando me digo a mi misma, rápidamente me pellizco mi brazo pero nada sucede, sigo en frente de aquel hombre, repito aquello una y otra vez pero no funciona.
El levanta el arco y se eleva por una de las cuerdas. Siento como mis pies tiemblan y pequeñas gotas de sudor bajan de mi frente. Me quedo quita unos segundos tratando de asimilar todo pero no funciona.
Comienzo a reir fuertemente creyendo que me volví loca, la gente que pasa por el callejón me mira con rareza pero no me importa. Al pasar de unos segundos mi risa se va apagando y vuelve la preocupación para después soltar un par de lágrimas.
—Mierda—Susurro.