Rechazada

By KANEELI

3.4M 261K 31.6K

¿Qué se hace cuando aquella persona que debía amarte, apoyarte y defender de todos, decide que no quiere hace... More

Antes de leer
Prólogo
Capítulo 1: mutatio.
Capítulo 2: Compañero.
Capítulo 3: Hermano.
Capítulo 4: Cena.
Capítulo 5: Propuesta.
Capítulo 6: Algo va mal.
Capítulo 7: Yellow.
Capítulo 8: Zeus.
Capítulo 9: Fiesta.
Capítulo 10: Transformación.
Capítulo 11: Miedo.
Capítulo 12: Compláceme.
Capítulo 13: Olor.
Capítulo 14: Búscala.
Capítulo 15: Marcas.
Capítulo 16: Beso.
Capítulo 17: Látigo.
Capítulo 18: Castigo.
Capítulo 19: Agua fría.
Capítulo 20: Extraño.
Capítulo 22: Dudas.
Capítulo 23: Dolor.
Capítulo 24: Rechazo.
Capítulo 25: Recuerdos.
Capítulo 26: Magia.
Capítulo 27: Aliado.
Capítulo 28: Sueño.
Capítulo 29: Volvió.
Capítulo 30: Poder.
Capítulo 31: Acéptalo.
Capítulo 32: Vampiro.
Capítulo 33: Posesivo.
Capítulo 34: Sana.
Capítulo 35: Diosa Luna.
Capítulo 36: Correr riesgos.
Capítulo 37: Cambios.
Capítulo 38: Brett.
Capítulo 39: Mazmorras.
Capítulo 40: No te rindas.
Capítulo 41: Conversaciones ajenas.
Capítulo 42: Celebrar la magia.
Capitulo 43: Entender.
Capitulo 44: All of me.
Capítulo 45: Picoso.
Aviso
Capítulo 46: Salvarlo.
Capítulo 47: Marca.
Capítulo 48: Mío.
Capítulo 49: Comenzar de cero.
Aviso
Capítulo 50: Veritatem dicere.
Capítulo 51: Omega.
Capítulo 52: Grimorio.
Capítulo 53: Cabaña.
Capítulo 54: Celo.
Capítulo 55: Hambre.
Capítulo 56: Regalo.
Capítulo 57: Soy tuya.
Capítulo 58: Invasores.
Capítulo 59: Eliciunt Magicae.
Capítulo 60: Pérdida.
Capítulo 61: Confractus ossa.
Capítulo 62: Iungere Astra.
Epílogo
Extra I
Extra II
Extra III
Extra IV
Nueva Historia
Nota Autora

Capítulo 21: Primera vez.

48.9K 3.7K 593
By KANEELI




ISABELLA

Sus ojos me observan con tal intensidad que un revoloteo en mi estomago comienza a hacerse presente, su cuerpo dejo de estar sobre el mío y ahora se encuentra de rodillas entre mis piernas.

Sus manos están acariciando mis muslos con pequeñas caricias que ascienden hasta llegar al borde de mi pantalón. Los nervios no han abandonado mi cuerpo en ningún momento, pero sus caricias los han mantenido a raya logrando que no me arrepienta de la decisión que tome.

Quiero ser suya.

Su mirada conecta con la mía cuando sus dedos alcanzan el botón, pero se detiene mirándome como si estuviera esperando mi aprobación, con un leve asentimiento de cabeza comienza a desabrocharlo y retirarlo lentamente de mis piernas.

Una vez salen por mis pies, sus dedos entran rápidamente en contacto con mi piel, arrastrando sus dedos desde mis tobillos subiendo hacía mis muslos logrando erizar todo a su paso. Mis piernas están levemente alzadas y flexionadas y sus manos vuelven a agarran mis tobillos apoyándolos en su pecho.

No sé porque mi cuerpo reacciona así con él, he intentado averiguar, comprender que es lo que sucede conmigo cuando estoy cerca de su calor, pero nada logra responder mis preguntas.

Lo observo atentamente mientras el sigue acariciando mis piernas, se esta tomando su tiempo en consentirme, pero necesito más.

Sus labios están sutilmente entreabiertos, aun rojos y levemente hinchados por los besos que nos dimos momentos antes. Humedezco mis labios cuando las ganas de besarlo comienzan a brotar desde mis poros con tal intensidad, que cuando me mira de reojo sin dejar de acariciar mis piernas, no aguanto más.

Abro mis piernas dejándolas caer cada una al lado de su cuerpo, mi mano se mueve rápidamente en su dirección agarrándolo desde la camiseta y lo arrastro en mi dirección logrando que caiga sobre mí.

Una sonrisa sale de sus labios cuando apoya su peso en uno de sus ante brazos al lado de mi rostro y antes de que pueda hablar estampo mis labios contra los suyos.

Nuestro beso comienza desenfrenado, lleno del deseo que tenemos y que ya no podemos controlar. Nuestras lenguas juguetean entre ellas dentro de nuestras bocas, sintiéndose, explorándose, aumentando el calor de mi cuerpo.

Diosa, nunca pensé que un beso se sentiría tan bien.

Mis manos se enredaron tras su nuca, enroscando sus cabellos para mantenerlo en su posición sin separarse ni un milímetro de mi boca. Su mano libre se aferro a mi muslo de tal manera que siento sus dedos enterrados fuertemente en mi piel.

Un gruñido sale de sus labios cuando succiono su labio inferior para luego morderlo y volver a atacar su boca con necesidad. Sus caderas hacen un movimiento logrando que su miembro choque contra mi intimidad cubierta solamente con mis bragas, sacándome un suave jadeo por sentirlo.

Sus labios dejan los míos y comienza a arrastrarlos por mi mandíbula dejando mordidas hasta posicionarse en mi cuello, se queda por unos segundos quito y puedo sentir como la punta de su nariz se pasea por mi piel olfateándome, pero antes de poder pensar en ello comienza a dejar besos húmedos en la zona, sintiendo como su lengua toca la zona mandando una corriente eléctrica como nunca sentí.

Todos los vellos de mi piel se erizan, el cosquilleo en mi estomago se hace aún más grande y un pequeño gemido sale inconscientemente de mis labios cuando besa un punto en específico de mi cuello.

Sus manos se arrastran por mi cuerpo, llegando al borde de mi camiseta sin dejar de besar mi cuello y en un rápido movimiento la saca de mi cuerpo, provocando que arquee mi espalda para que pueda retirarla completamente.

Su cara sale de mi cuello, quedando a centímetros de mi rostro y su mirada recae en mi cuerpo, que ya se encuentra prácticamente desnudo para él, me observa con un brillo distinto en sus ojos y me siento tan expuesta, ya que nunca había estado así con nadie que las ganas de cubrirme se hacen presentes.

– No te cubras.

Dice como si leyera mi mente, sus ojos conectan con los míos y sus pupilas están tan dilatadas que casi no se ve ese hermoso azul cielo que posee.

– Lo siento. – respondo con la respiración agitada – nunca había estado así con nadie.

Una sonrisa ladeada aparece en su rostro, dándole un aspecto tan sensual, tan bad boy que mi braguita comienzan a sufrir con la humedad que se esta haciendo presente en ella. Vuelve a inclinarse y sus labios comienzan a besar mi clavícula, bajando hacia la piel expuesta de mis pechos.

Sus manos nuevamente entran en contacto con mi piel, yéndose tras mi espalda haciendo que me arquee un poco sintiendo como desabrocha el sostén. Con lentitud arrastra los tirantes sacándolos de mis hombros deslizándolo fuera de mi cuerpo dejando mis pechos a su merced.

Mis manos no saben que hacer, mi cuerpo no sabe como reaccionar, estoy a su merced, que haga lo que quiera con cada parte de cuerpo. Mi respiración de acelera cuando siento sus besos sobre mis senos, bajo mi vista hacia él observando como uno de mis pezones desaparece entre sus labios.

– Diosa....– exclamo antes las sensaciones que me provoca su boca.

Besa, muerde y lengüetea mis pechos a su antojo, cuando uno de ellos están dentro de su boca su mano atiende el otro apretándolo y tirando el pezón. Mis manos comienzan a picar por sentir su piel, pero cuando las muevo para tocarlo choco con su camiseta.

Mi ceño se frunce y él parece notarlo porque puedo sentir como una leve carcajada choca con mi piel.

– ¿Qué sucede?

Pregunta alzando su rostro, lo observo por unos segundos sin dejar de fruncir mis cejas.

– T-tienes mucha ropa.

Digo presa por la vergüenza, mis mejillas comienzan a arder y su cuerpo se despega del mío quedando nuevamente como al inicio arrodillado entre mis piernas, con cada una sobre sus muslos.

– ¿Sí? ¿Y qué harás al respecto?

Su voz esta levemente mas ronca de lo normal y con un impulso de valentía al escuchar sus palabras me siento en la cama con el aun entre mis piernas y me acomodo para quedar sobre mis rodillas frente a él. Nuestros cuerpos están tan cerca que nuestros pechos casi rozan, alzo mi vista para conectar con la suya y mis dedos se mueven hasta el borde de su camiseta, mis yemas tocan sutilmente parte de su piel cuando arrugo parte de la prenda entre mis dedos y comienzo a subirla por su abdomen para poder retirarla de su cuerpo.

Con su ayuda la prenda sale por su cabeza dejando su tonificado torso y abdomen frente a mis ojos, mi boca se seca ante tal vista y humedezco mis labios antes de inclinarme hacia él para comenzar a dejar besos por su torso.

Mordisqueo suavemente su piel, con mis manos aferradas a sus caderas, pasando mi lengua por sus músculos sintiendo como se tensan con cada caricia, cada lamida, cada mordida y su respiración esta tan descontrolada como la mía.

Una de sus manos agarra mi mentón alejándolo de su cuerpo, acerca mi rostro al suyo dejándonos a escasos centímetros, pero no me besa, su respiración choca con mi boca y su mano libre puedo sentir como se desliza por mi abdomen hacia mis bragas.

Mis nervios comienzan a aumentan cuando llegan al borde de ellas y detiene sus movimientos.

– No haremos nada que no quieras ¿Estas segura que esto?

Vuelvo a humedecer mis labios y asiento, enterrando mis dedos en la piel de sus caderas cuando sus dedos se adentran en mi ropa entrando en contacto con mi intimidad. Un pequeño jadeo sale de mi boca que muere cuando sus labios impactan contra los míos besándome desenfrenadamente.

Uno de sus dedos comienza con movimientos circulas sobre mi parte sensible, mi cuerpo entero comienza a calentarse y mis labios ya no pueden seguir la intensidad con la que me besa ya que jadeos comienzan a salir de ellos. De un momento a otro adentra un dedo en mi interior arrancándome un gran gemido al sentirlo dentro.

– ¿Estas bien?

Como puedo asiento ya que las sensaciones que mi cuerpo esta experimentando no me permiten reflexionar, su dedo entra y sale lentamente logrando que mis caderas se muevan al compás de su mano en busca de más contacto. Nunca me había sentido así, nunca había experimentado tales grados de excitación capaces de nublarme el juicio y el hecho de que este sucediendo con él me encanta.

Muerdo mi labio inferior intentando contener un gemido y no sé como, ni en que momento, mi mano se suelta de sus caderas y me encuentro tocando su duro miembro sobre la tela de sus pantalones robándole pequeños jadeos cuando aprieto.

– No aguanto más.

Dice sacando la mano de mis bragas, me empuja con delicadeza haciéndome caer en el colchón, mi pecho sube y baja por mi respiración acelerada debido a sus toques, se inclina un poco alcanzando el borde de mis bragas y las saca de mi cuerpo lanzándolas en algún lugar de la habitación.

Sin apartar la vista de mí, lleva sus manos al botón de su pantalón, desabrochándolo y arrastrándolo fuera de su cuerpo junto con su ropa interior quedando desnudo frente a mis ojos. Trago saliva cuando recorro su cuerpo con mi vista, me detengo unos segundos en su miembro y mis nervios aumentan aun más al ver lo grande que es y lo dura que se encuentra, dejandola tiesa tocando su abdomen, sus venas están marcadas, la punta la tiene rosada y pequeñas gotas salen por ella.

Se deja caer sobre mi cuerpo apoyando su peso en un brazo y deja un casto beso en mis labios.

– ¿Estas segura?

Consulta cuando su mano guía su miembro hacia mi intimidad pasando la punta desde mi húmeda entrada hasta mi clítoris y viceversa.

– S-sí.

– Iré despacio. – besa mis labios enterrándose unos milímetros en mí – si te duele mucho debes decirme ¿sí?

– Confió en ti.

Menciono aferrándome a sus bíceps cuando sus caderas se mueven comenzando a adentrarse, mi boca se entreabre al sentirlo llenarme, en cierto punto puedo notar como choca con mi barrera deteniendo su movimiento. Muerde su labio inferior, rozando su nariz con la mía y de un solo movimiento se adentra quedando enterrado profundamente en mí robándome un grito por la intromisión.

El dolor se puede sentir, pero no es tanto como esperaba, su respiración esta hecha un desastre igual que la mía y sus pupilas dilatadas con brillos rojos conectan con las mías.

– ¿Estas bien?

Pregunta entre jadeos.

– Sí.

– ¿Puedo...Puedo moverme?

Asiento con la cabeza y sus caderas comienzan a entrar y salir de mi con un lento vaivén robándome pequeños gemidos. Mi cuerpo entero esta ardiendo, flexiono mis piernas subiéndolas en su caderas apresándolo contra mi cuerpo y un gemido fuerte sale de mis labios al sentir que entra aún más profundo.

– Mierda....– Dice enterrando su cara en mi cuello.

Sus movimientos no paran y mis manos las arrastro hacia su espalda sintiendo la capa de sudor que esta en ella. Su cuello está a centímetros de mi cara y no dudo en acercar mi boca hacia él besando y mordiendo su piel.

Una sensación exquisita comienza a formarse lentamente en mi vientre bajo y mi cuerpo exige más.

– M-ás...Más rápido.

Puedo sentir como sonríe contra mi piel y sus caderas comienzan a moverse expertamente aumentando su velocidad entrando y saliendo de mi interior con fuerza, su pelvis impacta con la mía generando un sonido de piel con piel que solo logra aumentar mis deseos, la presión en mi vientre se hace más grande y gemidos salen sin control de mi boca.

– Joder...– escucho que habla saliendo de mi cuello y mirándome – eres perfecta.

Se acerca a besar mi boca castamente, entrando y saliendo aún más rápido y con mas fuerza, mi espalda de arquea cuando la presión de mi vientre llega a su máximo punto y siento como exploto en miles de fuegos artificiales. Una de sus manos se aferra a mi muslo sin detener sus movimientos y escucho como una maldición sale de sus deliciosos labios cuando algo caliente impacta contra el fondo de mi vagina.

Su peso cae sobre mi cuerpo, cuando su vaivén se detiene y acaricio su espalda intentando controlar mi respiración.

– ¿Estas bien? – pregunta luego de unos segundos, apoyándose en sus codos y comenzando a besar mis labios repetidas veces.

– Nunca estuve mejor.

Respondo con una sonrisa, porque es cierto, nunca me había sentido así y todo es gracias él. Mueve su cadera sacando su pene de mi interior y un jadeo sale de mis labios al sentir como deja un vacío.

– Me encantas. – dice dejando un ultimo beso en mis labios, tirándose hacia mi lado en la cama agarrando las frazadas y cubriendo nuestros cuerpos – Ahora descansemos, mañana hay instituto.

Agarra mi cuerpo pegándolo al suyo, mi rostro queda escondido en su cuello una de mis piernas sobre las suyas y su mano acaricia mi espalda sutilmente logrando que el sueño comience a quedarme dormida.

– Eres hermosa. – susurra débilmente – no te merezco.

Y con esas ultimas palabras caigo en los brazos de Morfeo debido a sus caricias, rodeada de su olor y calor.

Continue Reading

You'll Also Like

141K 17.5K 26
Libro #2 de Los hijos de la luna Shayne había despreciado toda su vida a los omegas, considerándolos inútiles, inservibles, por su posición como alfa...
1K 175 15
Eva, una talentosa chef en busca de un nuevo comienzo, se encuentra con Elian, el encantador sobrino de un magnate gastronómico, durante un campament...
3.4K 531 34
Clara se ha mentalizado que todo en su vida está bien, que la magia en su niñez no eran más que imaginaciones de su infantil mente. Pero los Robinson...
85.3K 6K 90
Anneliese es una chica curiosa, risueña, amable y humilde, pero también muy caprichosa y mimada, como lo era su madre. Amada por todos y deseada por...