ᴜᴠᴀs ᴀɢʀɪᴀs

Oleh TakitoSan

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A finales de la era victoriana, Izuku Midoriya es sentenciado por un acto de sodomía. Ingresado a un reformat... Lebih Banyak

Introducción
Antecedentes
Acidez
Agridulce
Instinto
Introspección
Cotidiano
Compañerismo
Complicado
Compulsivo
Solitario
Sonriente
Soñado
Soberbio
Devoto
Defectuoso
Debilitado
Doloroso
Difuso
Diáfano
Precipitado
Preocupado
Patológico
Pictórico
Pesadillas
Príncipe
Rey
Reflexivo
Refrescante
Ruidoso
Fanart
Reacciones
Rabioso
Reparable
Virtuoso
Volátil
Venenoso
Fanarts 2.0
Vinculos
Verdadero
Verbal
Vorágine
Naranja I
Naranja II
Naranja III
Naranja: Intermedio
Fanarts 3. 0
Efervescencia
Espontáneo
Exposición
Enfermizo
Ecuánime
Errático
Tajante
Transparente
Tolerante
Turbulento
Tumultuoso
Templado
Fortalecedor
Frecuente
Fiel
Febril
Futuro
Fantástico

Visceral

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Oleh TakitoSan



La luz de la tarde que ingresaba por la ventana cayó diagonal sobre la cama victoriana de cuatro poste. La habitación tenía un aire de un príncipe caprichoso con las sábanas azules y las cortinas de la cama translúcidas. Shinso se hallaba dormido con sus piernas dobladas y sus brazos formando una almohada en su cabeza;su cabello violeta caía sobre sus hombros parecía un joven que nunca podría dañar a una mosca a la vez su piel pálida era peligrosa.

La bata de seda azul que usaba se arrugaba hasta llegar a sus muslos y se abría excitante entre sus piernas largas. La botella de cabenert se hallaba medio vacía a lado del rey y hace horas el aroma a cigarrillo de opio se había consumido. El efecto hipnótico de la droga hizo dormir a Shinso por un rato, sin embargo, sus sueños eran aterradores. ¿Cómo se vive después de ser devorado por tantas clases del mal? ¿Cómo parar el resentimiento metido como una astilla en tu corazón? ¿Cómo se puede tener ganas de hacer el amor y la guerra al mismo tiempo?

Shinso tenía muchos sentimientos con que lidear, no obstante, eligió por voluntad propia el abatir esos sentimientos como la mayoría de los villanos de cuentos hace: desquitandose con los demás para sentirse mejor.

El chico se removió en su cama, la luz amarilla molestaba a sus párpados cerrados, el ruido de los gritos de los guardias-capataces ordenando a los internos trabajar en podar el campo de uvas era fastidioso y los internos quejándose del sol como siempre era una discusión de todos los días. El pequeño mundo que era el reformatorio estaba lleno de cretinos que no lo dejaban dormir y calmar su mente y lo peor era que el efecto del opio ya había pasado.

Una vez más intentó conciliar el sueño.

Un jodido toquido en la puerta lo impidió.

"Toc, Toc, Toc, Toc, Toc"

Shinso lo ignoró.

"Toc, Toc, Toc, Toc, Toc"

El ruido insistió.

Su mirada violeta se abrió como el de una serpiente. El sonido leve contra la madera fue ensordecedor a su punto de vista. El príncipe desheredado, como lo llamaban las malas lenguas en los círculos aristocratas, se levantó y fue a la puerta de mala gana.

—¡Maldita sea! —dijo con un tono caprichoso por tener que levantarse y abrir algo que Monoma hacía por él. —¡¿Quién diablos es?!

—¡Mi rey! —exclamó Sero Hanta frente a él que vestía el overol de trabajo, sus ojos negros parecían desesperados, de inmediato se arrodilló y tocó la orilla de su bata como suplica. —¡Por favor no me ignoré! ¡Necesito su ayuda! ¡¡Quiero llevar a un chico a mi cama!!

Shinso suspiró, cuantas veces había visto esa misma escena, chicos patéticos pidiendole favores como el cambiar de amo, mandar a golpear a alguien o pedir pasar una noche con algunos de sus criados que prostituía.

—Interrumpes mi sueño por esa tontería —Shinso se mostró irritado entonces le pareció raro que alguien viniera durante el trabajo en los campos, para hacerlo debía escabullirse de Aizawa, los guardias y Katsuki era el único que podía lograrlo.

—¡Por favor! ¡Por favor! —Sero con la cabeza baja insistió con lloriqueo —No te molestaría si pudiera obtenerlo por medio de un trueque o por intimidación pero mi novio está loco por este chico y yo no tengo acceso a él. ¡Es casi un imposible!

Shinso se mostró con una cara con ganas de matarlo.

—¿Qué dijo Monoma al asunto?

—¿Monoma? —Sero dudó y alzó el rostro —Él ni siquiera me escuchó.

—Entonces como a él no le pareció importante tu asunto pasaste su autoridad y viniste a mí —Shinso arrugó las cejas. —Crees que puedes pasar sobre él, crees que él es solo mi lacayo que limpia mis zapatos. Que te quede claro Monoma es mi mano derecha y si a él no le importa tus estúpidos problemas porque debo gastar mi tiempo escuchándote.

—¡Busco su benevolencia, rey! Este chico es difícil de conseguir y su amo es una pared. —se justificó —¡Es un imposible! ¡Y mi novio es muy demandante y no supe que hacer...!

Shinso lo miró tan patético que decidió darle un consejo.

—¿Hablas de un criado el cual es acaparado por su amo? —El rey se rió de la situación. La mayoría de amos en el dormitorio trataban a sus criados como objetos pero había algunos que se obsecionaban para mal con sus criados al punto de estar enculados y nunca prestarlos para "jugar" con los otros pero en su forma de pensar nada era imposible de obtener —Debes ser paciente y observar, ese amo no puede estar con su criado las veinticuatro horas seguidas. No puede ser tan difícil —mencionó y le tomó la mano para levantarlo —No necesitas más que unos minutos para arrastrar a un criado cualquiera, tirarlo a tu cama y hacer las puterias que quieras. —El rostro de Shinso seguía fastidiado y lo empujó para alejarlo de su puerta —Ya he sido lo suficientemente considerado, ahora, lárgate.

—P-pero mi rey, usted no entiende —insistió —el criado de quien estoy hablando es...

Shinso le dio un portazo a la cara. Sero apretó los puños y rechinó sus dientes cuadrados tan característicos.

—¡Ah! Ese criado es Izuku Midoriya y le pertenece a la bestia del reformatorio... —Sero quedó frustrado y caminó de regreso por el pasillo. Intentaría pedírselo de nuevo más adelante cuando el rey estuviera interesado.

Mientras tanto Shinso estando aburrido fue a tomar aire mirando afuera por la ventana, se apoyó en el alféizar y suspiró de nuevo con fastidió. Estaba harto del confinamiento que hasta trabajar cortando hierba y podar las hojas de las uvas parecía divertido.

El reformatorio se hallaban en la cima de una colina y sus edificios como la dirección, la iglesia, los dormitorios, la escuela, los establos y la bodega de vinos eran rodeados por los campo de uvas que descendían suavemente hasta los muros que los mantenían cautivos. El paisaje era paradisíaco, con franjas de color morado y miel mezclado con el verde del pasto y el color azul del cielo.

El rey del reformatorio se preguntó como los aristócratas viciosos convirtieron un sitio tan bonito en uno espantoso. Enseguida recargó su cabeza en una mano y el viento de finales de agosto enfrió sus pensamientos. Los internos trabajaban en el deshierbe, las uvas eran un fruto frágil propenso a las plagas y al clima que debía ser cuidado minuciosamente.

—¡Ah! ¡Me duelen los brazos! —oyó quejarse abajo.

Shinso miró una cabellera rubia estrujarse por el viento frente a la cara de un interno mientras esté movía la cabeza y soplaba sus cabellos de su rostro pues sus manos estaban ocupadas cargando una carretilla de hierba.

Shinso sonrió un poco, era gracioso ver al chico peleando con el cabello en la cara, sus mechones amarillos le atrajeron, sabía que los chicos rubios eran su tipo, lo sabía desde antes que su madre muriera, sus ojos violetas lo contemplaron hasta que detuvo su caminar, paró la carretilla y con una mano libre despejó su cabello enseguida reconoció el rostro del chico. Reconoció a Kaminari Denki.

Kaminari era un interno que no destacaba en nada y el día en que Katsuki quiso subastarlo a otros amos nadie lo quiso. Shinso lo definía como el criado tonto de su enemigo aunque ese día tal vez por el aburrimiento en sus ojos violetas se reflejó su figura delgada y pequeña. Por primera vez reconoció su belleza, notó sus ojos color ámbar, sus finas cejas y el perfil de su nariz.

—Interesante —comentó y su expresión lúgubre se suavizó.

Abajo, Kaminari en el campo sintió su mirada penetrante y por instinto alzó el rostro en dirección del edificio trasero de los dormitorios justo en la ventana del segundo piso. Dos mechones de su cabello flotaron por el viento en su cara y su boca se abrió ante la vista del rey con el cabello suelto y caído sobre sus hombros algo que no era muy común ver.

Arriba, Shinso actuó con las vísceras, se percató la suavidad de su cabello rubio y la presencia de un peculiar rayo negro en uno de los mechones, algo genético se explicó y vio como Kaminari comenzó a sonreír de manera tensa y algo tieso ondeó su mano para saludarlo y confirmar si lo estaba mirando a él cuando el rey respondió su saludo elevando su palma ligeramente destruyó los nervios de Kaminari.

El imprudente rubio soltó la carretilla y la hierba se esparció por la terracería. Sobresaltado miró detrás de él para ver si había un tipo alto, sexy y fornido al que le estaba hablando, al no ver nadie volvió con Shinso e incrédulo se señaló a sí mismo.

—Qué idiota —Shinso dijo en su ventana y Kaminari que no lo oía solo leyó sus labios e interpretó: "Qué sexy". Fue inevitable que se sonrojarse y sonreír orgulloso.

—¡Qué haces, idiota! —Katsuki apareció en el camino de tierra y le pateó la espinilla al ver su estupidez de tirar la hierba —¡No puedes cargar ni una carretilla!

—L-lo siento, Bakugou es que yo...

Kaminari volvió en sí, dio un vistazo confundido a la ventana sin entender que había ocurrido en ese pequeño encuentro de miradas. Los gritos de Katsuki lo apuraron a bajar la cabeza y recoger la hierba con sus manos. Shinso cambió su sonrisa a un gesto amargo por la presencia de Katsuki quien al percibir su mirada de serpiente alzó sus ojos rojos hacia él y pareció desafiarlo. Shinso le ofreció la misma energía antagónica.

—Tú deberías estar castigado en el encierro no yo —dijo rencoroso pues Katsuki había detonado su crisis emocional al hablar mal de su madre que derivó su fuga y lo llevó al confinamiento. Entonces sus ojos violetas se llenaron de veneno —Quiero arrancar cada parte de ese cuerpo mentiroso.

Frustrado se imaginó las palabras que Katsuki habría dicho en la sala de interrogatorio antes de firmar su acusación falsa.

"¡A la mierda! ¡No me importa que le pase a ese tipo al que acusan!¡Qué tengo que hacer para largarme de aquí!"

Shinso cerró de golpe las cortinas, la rabia aumentó en su torrente sanguíneo y vio en el escritorio de a lado la navaja de su madre sobre una pila de libros, su brilló trajó a su memoria el como apuñaló miles de veces el corazón de su tío. Y el como si no se hubiera topado con Bakugou en la puerta de la casa hubiera salido impune de su crimen.

Shinso tomó la navaja de su madre, la apretó contra su pecho significativamente y soñó con esa vida de riqueza que su madre había conseguido para él y que le fue arrebatada por un borracho que estaba en el lugar equivocado a la hora equivocada. El odio envenenó su sangre...

Muy pronto las luces amarillas del sol cambiaron la habitación a tonos naranjas hasta que el astro rey se fue ocultando y la luna tomó su lugar con sus luces rancias que ofrecieron un ambiente lúgubre. El tic tac continuó y por fin la hora de la cena había llegado.

Shinso con la bata azul abierta deambulaba por su amplia habitación como un león enjaulado. Quería fumar opio de nuevo para distraerse pero no podía porque el aroma no se iría de inmediato y se aproximaba la hora de la inspección nocturna. De todas maneras sus fuerzas se habían recuperado gracias a que Monoma le había entregado una charola con la cena del comedor aunque su humor no mejoró. La rabia continuaba infectando sus vísceras. Caminó en una línea recta por el espacio entre su cama y la puerta, el brillo de la luz de dos lámparas de gas hacía brillar la seda azul de su bata. Shinso fue de allá para acá una y otra vez hasta que la puerta sonó. Ignoró el sonido pensando que era otro idiota como Sero que venía a suplicar un favor.

"Toc, Toc, Toc"

Shinso hizo una mala mueca y el sonido contra la madera volvió insistir.

"Toc, Toc,"

El toque no sonaba desesperado, era suave y elegante que dejaba un silencio entre cada serie de golpes pero Shinso era una serpiente caprichosa que se enroscaba ante un simple sonido.

"Toc"

Shinso gruñó y abrió la puerta con poca amabilidad. Estaba a punto de mandar a la mierda a quien fuera, no obstante, su sangre hirvió por el chico que lo había visitado.

—¿Ba... kugo? —Los ojos violetas estaban incrédulos por su presencia pero su rostro lúgubre no perdió compostura así que habló con un tono frío en la voz —Pensé que el día en que visitaras mi habitación vendrías pateando mi puerta con una pala en la mano.

Katsuki tragó saliva sabiendo que eso era lo que pensaba hacer si no fuera por que el padre Yagi lo interceptó.

—Creí que eras más predecible como un toro tras una jaula que al ser liberado en una arena persigue el rojo como un imbécil hasta que las estacas lo matan.

Shinso soltó el comentario malintencionado mientras que le daba un vistazo de arriba a abajo, sus ojos empequeñecieron cuando notó las manchas de color en las solapas y los laterales de su saco, estaban esparcidas como gotas de arcoíris y ese detalle le daba un aire distinto al chico con problemas de ira que lo dejó por un segundo sin palabras.

—¡Pará con tu maldita mierda! —Katsuki aprovechó el silencio para hablar.

Shinso se retiró de la puerta para incitar a que pasará por supuesto el rubio buscando una confrontación ingresó azotando la puerta que provocó que el seguro se atorara, cosa que el de violeta calculó que pasaría.

—¡Deja de mandar a esos ebrios a joder!

—¿De qué hablas? —preguntó inocente mientras le daba la espalda —He estado encerrado por dos semanas aquí, no me enteró de nada de lo que pasa con los internos en el dormitorio.

—¡No finjas! ¡Tú provocaste a esos idiotas!

—Pensé que tú los habías provocado al no satisfacer las necesidades de tus clientes —Shinso quien estaba descalzo apretó el nudo de su bata de seda que ciñó su cintura y fue abrir las cortinas translúcidas de su cama victoriana que estaba destendida.

Katsuki le echó un vistazo a los detalles de la habitación, era fácil notar cuanto Shinso había ordeñado a Aizawa con el culo para obtener la habitación más amplia del reformatorio, tener libros y novelas para entretenerse y una cama suave y grande como la de un rey mientras que él tenía una cama dura y sencilla y una habitación tan estrecha en la cual oía a Izuku masturbarse bajo las sábanas como si lo tuviera a centímetros. Recordar eso le puso de mal humor.

—¡Le daría a mis clientes lo que quieren si tú no me hubieras jodido en primer lugar! —Katsuki reclamó y fue con Shinso que estaba dándole la espalda e impaciente lo obligó a mirarlo de frente sujetandolo de los hombros —Yo nunca te he provocado, no me he metido en tus negocios, ni con tus matones y criados en tus fiestas sodomitas y menos con Monoma que ganas no me han faltado para callar su palabrería presuntuosa con un puño pero no he hecho nada incluso acepte ser tu esclavo con la condición que me ayudaras a salir para traer el contrabando. —Katsuki se fue desesperando al ver la indiferencia en la mirada de su amo y arrugó el cuello de su bata —¡Maldito bastardo, a que estas jugando! ¡Si me odias solo dímelo de frente!

—Yo no te odio —Shinso se soltó del agarre de Katsuki y limpió su bata como si sus manos estuvieran sucias. Su actitud soberbia al rubio le causó una frustración —No me culpes de tus expectativas del mundo, crees que por no entrometerte con alguien significa que el otro actúe igual que tú y no se entrometa en tus asuntos. ¿Acaso eres un niño que cree que por ser bueno el mundo debe ser bueno contigo?

Katsuki chasqueó la boca. Por primera vez estaba de acuerdo con Shinso en que el mundo no era justo, hasta los ocho años él se había esforzado en sus clases particulares, permitió ser abrumado por clases de modales, de piano, de pintura, de literatura, de ciencias y en todas buscaba una insana perfección con la creencia que impresionar a su padres con sus talentos haría que dejarán sus viajes y regresaran a casa con él. Entonces un día se hartó y su ira nació al matar a ese pájaro en el estudio de su abuela, un pájaro que no le había hecho nada.

Katsuki por un momento pensó como Shinso se dio cuenta que el mundo era más malo que bueno, que le había ocurrido y como terminó siendo un asesino, sin embargo, un comentario hiriente destruyó toda su empatía.

—Sabes, me gusta tratar a las personas como se merecen en tu caso como un perro que debe ser domesticado y aprender a no morder la mano de su amo. —Shinso de nuevo le dio la espalda y fue al fondo de la habitación hacia su armario.

—No me compares con un animal —El rubio gruñó con rabia.

—¿Acaso no viniste a chupar las bolas de tu amo como un perrito a un zoofílico?

—Deja de hablar tan retorcido, me enfermas hijo de... —Katsuki apretó los dientes y evitó acabar la oración, quería pegarle muy duro pero tampoco quería que se volviera psicótico y sacará su navaja como la vez en el granero.

—Te demostraré que si eres un animal. —dijo malvado.

Shinso se giró y del armario había sacado una botella de vino con la cual empezó a balancear como un juguete. Katsuki abrió los ojos y sintió una parálisis. La botella no era un vino rojo si no uno blanco, una botella color dorada llena de chardonnay que provocó pasar saliva y sentir la lengua seca.

—¿De dónde sacaste eso? —Katsuki cuestionó casi temblando como un adicto.

—Aizawa guarda algunas botellas en la vitrina de su oficina. —respondió casual —Me sorprende que como el alcohólico  que eres no las hayas notado la vez que te interrogó por el accidente del chico del granero.

Shinso se fue a sentar a orillas de su cama frente al rubio que estaba cercano a la puerta, vestido con esa bata que le llegaba a los muslos, provocativo cruzó las piernas mostrando un poco de su ropa interior que a Katsuki desagradó ver pero enseguida fue atraído cuando destapó el corcho del vino.

—Ven a besar mis pies —ordenó Shinso con un ademán al ver el reflejo del chardonnay en esos ojos rojos.

—No voy hacer eso.

Katsuki se resistió a caer en su juego perverso, apretó los puños mientras su respiración se alteraba por la angustia de estar tan cerca de su vino favorito que perseguía como si fuera la solución divina a todos sus malestares. Su primer impulso fue golpear a su amo hasta la inconsciencia y quitarle la botella pero sabía que si dejaba que el mounstrou lo manejara se arrepentiría, sin embargo, todo este debate moral no tuvo sentido cuando Shinso dio un trago y el vino relució en sus labios húmedos.

—Vas a besar mis pies —predijo el de violeta  y diabólico inclinó la boquilla del chardonnay en su rodilla y el vino se deslizó a lo largo de su pierna cruzada hasta escurrir en la punta de su dedo gordo.

Las gotas caían con un ritmo precipitado y Katsuki se aflojó la corbata, le faltaba aire, tenía la garganta apretada y la lengua seca como una lija. El vino de aspecto dorado goteó de aquel dedo hasta ensuciarse en las baldosas de madera del piso.

—N-no lo desperdicies —dijo perdido en el chardonnay derramándose sobre esa pálida piel.

Katsuki había visto a chicos pobres en el barrio rojo que aspiraban el hachis en polvo de la calle donde vendían drogas, era tan patético y repugnante verlos incluso chupar las baldosas del pavimento que juró no terminar así con su afición a beber, no obstante, habían pasado un considerable tiempo de que su lengua no probaba ese dulce elixir y la abstinencia quemaba su cuerpo. Katsuki no soportó más y siendo visceral se lanzó al suelo, se arrodilló frente a ese pie en el aire, lo tomó con ambas manos y desesperado se metió el dedo gordo a la boca.

El vino cayó directo a su garganta y el amante del chardonnay casi gime de placer. Shinso se detuvo por la acción repentina. Y Katsuki al sentir que el alcohol dejó de caer a su boca chupó el dedo hasta sorber la última gota, al acabar siguió el camino dejado por el alcohol, agarró esa pierna cruzada y deslizó su lengua desde los tobillos hasta lamer la rodilla de su amo.

Shinso observó los ojos rojos de su enemigo, lucían patéticos como un ebrio asqueroso de la calle y eso no lo excitaba. ¿Dónde estaba el placer de la dominación, de maltratar, de abusar y de herir? ¿Dónde estaba ese alivio que buscaba a su propio dolor? No había satisfacción en humillar a alguien que se humilla a sí mismo.

A su punto de vista si Katsuki era tan patético y lo había elegido como su nemesis sólo reflejaba lo patético que él también era. Cuando el rubio regresó a lamer su pie buscando rastros de ese chardonnay que era su refugio para vivir "feliz", Shinso furioso lo pateó en la nariz y el impulso lo hizo caer de espaldas al piso.

—¡PUEDES DEJAR DE MIRARTE TAN PATÉTICO! ¡ME MOLESTA!

La nuca de Katsuki rebotó contra el piso y la sangre descendió de sus fosas nasales. El rubio ocultó su expresión de dolor bajo el flequillo, dolor que no se trataba del físico si no el sentimiento de reconer que era un perdedor que se aferra a restos de alcohol como un bebé a una teta seguía haciendo lo mismo que cuando se aferraba al poco amor que le daba su abuela la cual era más una anciana estricta que cariñosa.

Mientras Katsuki salía de la contusión en la nuca, Shinso se sentó encima de su pecho con las piernas abiertas cerca de su cuello casi como si fuera a violar su boca con su pene como alguna vez Katsuki se lo hizo a Izuku pero en lugar de ahogarlo con una camisa vomitada, el chico ojeroso de pronto le metió con saña la botella de chardonnay por la garganta. Katsuki no pudo reaccionar.

El vino descendió rápido en su boca como si fuera un embudo. El tragarlo fue imposible en su posición de acostado, lo devolvió y escapó las comisuras de sus labios igual a una fuente brotando. El rubio se ahogaba como si estuviera en altamar.

—¡¡Defiéndete!! —exigió Shinso al ver su expresión llorosa de asfixia —¡Ah! ¿Porqué esto no me satisface? —se quejó rechinando los dientes.

El rey le quitó la botella de la boca y dejó respirar a su criado. Katsuki tosió el chardonnay y respiró desesperado, su cara era un desastre, sus mejillas se empaparon del vino amarillo, sus ojos estaban húmedos y el líquido formó un charco alrededor de su cabeza que mojó su cabello. La imagen era igual a si Katsuki hubiera recibido un castigo sexual de urofagia. Y a pesar de la imagen denigrante el de mirada venenosa se preguntaba porqué seguía sin sentir nada.

—¡Porqué no te resistes! ¡Hazlo interesante! —agarró al rubio de la corbata y lo estiró para que lo viera mientras le reclamaba —¡Maldita sea, eres tan patético que me aburres! ¡Se supone que eres la bestia del reformatorio, capaz de hacer sangrar la cabeza a un tipo y sin consideración aplastarla contra la mierda!

Katsuki recuperaba aire así que solo escuchó sus largas quejas.

—Creí que vendrías a golpearme con una pala, estaba preparado para luchar con eso, estaba preparado para dominar tu ira, estaba preparado para doblegar tu voluntad! ¡AH! ¡PORQUE HACES QUE EL JODERTE SEA TAN FÁCIL!

—¡PUEDES CALLARTE! —Katsuki respondió a gritos y sacudió su cuerpo para sacárselo de encima —¡HIJO DE PUTA, QUE NO VES QUE ESTOY TRATANDO DE DAR LA JODIDA OTRA MEJILLA! —gritó dándose cuenta que seguir la biblia era una pérdida de tiempo.

Katsuki se movió y se sacudió de encima a su amo.

—¡¿Qué?! —Shinso cayó a un lado y lo miró como diciendo: "Acaso te volviste un idiota".

—¡Jodeme lo que quieras, de todos modos no vine aquí para salvar mi culo! —Katsuki explicó amargado y con el dorso de la mano se limpió la sangre de la nariz luego con la lengua probó el vino dejado en sus labios —Pero Kirishima, Kaminari y Deku no tienen nada que ver con que te caigo de la verga.

Shinso frunció la boca parecía que Katsuki estaba dandole una lección de lo que es un verdadero caballero. De pronto a la luz de la lámpara de gas su sombra reflejada en la pared era la de un honorable conde.

—¿¡Ah!? No vengas con tu decencia cuando eres un animal —Shinso discutió con Katsuki. El rubio siempre lo hacía perder el control —¡Porque mejor dejas de actuar como un perdedor y me desafías un poco al menos dame un obstáculo que disfrute derribar...!

En ese momento una serie de golpes viscerales interrumpieron la conversación.

"Toc, Toc, Toc" "Toc, Toc, Toc" "Toc, Toc, Toc".

Shinso dirigió su mirada asesina a la puerta y notó como el pestillo del seguro retumbaba.

—¡Kacchan! —habló una inconfundible voz dulce que se oía ansiosa y los golpes de la madera se duplicaron —¡Kacchan, Kacchan, Kacchan...!

Katsuki abrió grande los ojos al oír a su criado y Shinso hizo un ademán de que guardara silencio. Esperaba a que se fuera pero a mayor el silencio el toque ansioso en la puerta se intensificó junto a la inseguridad de su dueño.

"Toc, Toc, Toc, Toc, Toc, Toc, Toc, Toc, Toc, Toc"

—¡Midoriya! —De pronto otra voz apareció en el pasillo, una voz masculina y dominante que hizo la situación peor —¡Qué hace dando tumbos a esa puerta!

—Monseiur Aizawa es que Kacchan está ahí adentro y yo quería...

Desde el interior se vio la perilla girar y trabarse por el pestillo entonces el prefecto se disgustó.

—¡Shinso abra la puerta! Está en confinamiento y sabe bien que tiene prohibido las visitas, jovencito.

Aizawa siguió forzando la puerta. Shinso chasqueó la boca.

—¡Maldición! —susurró y apurado se levantó y fue al armario a esconder el vino y buscar una toalla —¡Mira lo que causó tu novio celoso! Ahora tenemos a Aizawa en la yugular —reclamó a lo bajo y molesto le lanzó la toalla a la cabeza de Katsuki que ocultó su rostro.

—¿Mi novio celoso? —Esas palabras rebotaron en su mente como si la cabeza se le hubiera partido en dos. Era verdad que lo besaba pero que clase de palabra rara era "novios". El rubio reflexionó el significado literal de la enciclopedia.

—¡No te distraigas! —Shinso lo vio murmurar debajo de la toalla y le lanzó un libro que golpeó su pecho —¡Rápido! Seca tu cara y cabello y no dejes ningún rastro del vino en el piso. —ordenó el chico lúgubre y apurado se colocó zapatos y alisó las arrugas de su provocativa bata para que se viera decente y Aizawa no sospechara de que estuvo en la cama con Katsuki aunque sabía que lo pensaría.

—¡Bakugou, Shinso salgan!

—Disculpe Monsieur Aizawa, el seguro se trabó, no es mi intención hacerlo esperar —Shinso se acercó a la puerta para aparentar que movía el pestillo mientras fingía amabilidad en su voz y le dirigía una mirada de cuchillos al rubio que ya limpiaba el piso con la toalla.

—Si tú criado arruina mi relación con Aizawa —siguió susurrando —dile que voy a matarlo y si dices algo de lo que paso aquí...

—¡Sabes que no soy un soplón! —Katsuki respondió a lo bajo —ya olvidaste cuando me cortaste los brazos y rompiste mi acuarela...

—Sigues llorando por ese apestoso dibujo.

—Era mío.

—Superalo.

—¡Shinso! —Aizawa gritó desde afuera por su tardanza.

—Mis disculpas, Monsieur Aizawa es que la cadena del pestillo no quiere ceder, intentaré con otra cosa, le pido paciencia —Shinso dio un vistazo a la habitación para percatarse si no le faltaba algo que esconder entonces le dirigió una mirada al rubio y continuó con su discusión —¡Si vas a tener un noviecito de esos que te siguen a todas partes al menos aprende a controlarlo!

—Ni siquiera le dije a donde venía —Katsuki respondió con naturalidad y no corrigió la palabra "novio" de la boca de Shinso.

Voy a joder a Midoriya —El rey pensó al abrir la puerta y mostrar una cara diplomática.

Una tensión se formó cuando ambas parejas se vieron las caras. Bajo el marco de la puerta estaban Shinso y Katsuki que fingían una actitud casual a la situación y en el pasillo Aizawa e Izuku notaban la casi imperceptible respiración alterada de sus respectivos compañeros y el ligero alboroto de sus cabellos.

—Supongo que no necesito preguntar para recibir una respuesta de lo que estaban haciendo —Aizawa dijo autoritario y sus ojos negros inspeccionaron el interior de la habitación sobre los hombros de sus internos.

—Bakugou y yo solo somos amigos y solo estábamos hablando de cosas sin importancia, Monsieur —Shinso mantuvo la compostura y bajó la cabeza para mostrar uan falsa sumisión. —La puerta simplemente se atoró.

Aizawa cruzó los brazos. Tenía celos pero se mantuvo pulcro, sobrio y en control, sabía que su trabajo era ser el prefecto que ejecutaba la disciplina al contrario Izuku tenía una mirada intensa de un verde radiactivo.

—¿Y desde cuando ustedes son tan buenos amigos para reunirse con tanta intimidad? —El pecoso intervino con un semblante de reproche. Ya sabía que ellos eran amo y esclavo y hasta vio un beso entre ellos, lo que no sabía era su dinámica. ¿Katsuki obedecía en todo a Shinso, lo obligaba a satisfacerlo y que tipo de satisfacciones debía darle? Los celos quemando sus entrañas se notaban hasta en sus pecas.

Katsuki y Shinso se miraron con la misma expresión de confusión en lugar de que Aizawa los interrogara hasta arrinconarlos era Izuku el que que los puso contra la pared. Ambos necesitaban a un Aizawa enamorado para mantener el modus vivendi de alcohol y drogas que llevaban en el reformatorio. Katsuki pasó una mano entre su cabello, ese tic que hacía cuando todo se iba a la mierda.

—No somos tan íntimos, Midoriya. —Shinso dijo cortante y fingió sonreír.

—Eso no lo parece si usas una bata tan corta para conversar —Izuku afiló su semblante y cruzó los brazos. —¿Qué hacías con Kacchan? ¿Porqué tiene el cabello húmedo? ¿Se ducharon juntos?

—¡Midoriya por favor! —Aizawa lo calló con un ademán pues sus preguntas echaban leña a sus propios celos y debía mantener su rol de imponer disciplina. —Shinso, ¿dime que significa "estar en confinamiento"? —preguntó riguroso.

Shinso respondió:

—A un interno se le quita el privilegio del tránsito libre, no se le permite salir de su dormitorio excepto para sus necesidades básicas y tampoco se le permite convivir con sus compañeros hasta que reflexione sobre sus faltas.

—Y fugarse es una falta muy grave —El adulto recalcó y revelar lo sucedido sorprendió a Katsuki e Izuku.

—¿Intentaste escapar? —Katsuki dijo incrédulo por qué Shinso no parecía ser de los que huían más bien era de quienes confrontan —¿Cuándo? ¿Porqué?

—No te interesa. —dijo Shinso sin mirarlo.

—He sido muy considerado con su castigo para que usted confunda su confinamiento de dos semanas como estar de vacaciones en un hotel donde recibe visitas de "amigos" —Aizawa habló con disciplina pero se le escapó un ligero tono de celos.

Mientras tanto Katsuki miró curioso a Shinso de perfil. El tipo era un vil manipulador que siempre le salía todo bien, por esa razón fue tan extraño verlo castigado. Pensó en lo sucedido hace dos semanas y se preguntó si le afectó cuando le dijo que terminaría como una puta como su madre luego cayó en conclusión que "el príncipe desheredado" ya no tenía una madre que llorará por él.

—Creo que necesitará otra semana para reflexionar. —Aizawa sentenció y se miró infranqueable.

—¿¡Qué!? Pero... —Shinso mordió sus labios antes de gritar le a su amante que alargaba su castigo sólo porque creía que lo estaba engañando con Katsuki —Solo fueron unos estúpidos minutos de la visita —protestó y algunos mechones morados cayeron dramáticos sobre su cara.

—Unos minutos no es una justificación para romper las reglas.

Aizawa reconocía que su amante estaba furioso pero tampoco era ciego sabía que Shinso era el mayor agente del caos en el reformatorio, debía mantener un equilibrio entre sus sentimientos y deber entonces el hombre cambió su atención y en automático se agarró el puente de la nariz al dirigir su mirada oscura a Katsuki que estaba junto a Shinso.

—¿Porqué siempre que hay problemas de alguna manera siempre está involucrado?

—En mi defensa antes de venir yo no sabía que el psicópata intentó fugarse y estaba castigado. —Katsuki se apuró a decir.

—¡Dios! Ya no sé cómo castigarlo —suspiró el adulto que como siempre vestía como un funeral —, ya hasta parece que disfruta de vaciar las heces de las letrinas y recoger el excremento de los animales. Está vez voy a darle el beneficio de la duda y voy a dejar que me convenza de su inocencia.

Katsuki pensó en que decir entretanto Shinso quedó resentido con Aizawa y ya no le importaba nada quería hallar a alguien para torturar y aliviar su furia; Izuku hacía lindos pucheros y seguía con los brazos cruzados calmando las olas de celos que crecían como mareas por imaginar a Shinso y a su Kacchan como un rey y Dios griego teniendo un affaire; Aizawa estaba agotado por el trabajo extra aun así notó el detalle de la pintura de colores en el uniforme del rubio el cuál le daba un aire distinto a su imagen.

Bajo el marco de la puerta Katsuki tuvo la oportunidad de asegurar que no le dieran un castigo pero en lugar de contar uno de esas frases religiosas incomprensibles que el padre Yagi le repetía como esa de enfocarse en el amor y echarse un novio o dar la otra mejilla solo fue directo como siempre y dijo algo que lo estaba molestando.

—Recuerdas esa fiesta en el campo hace tres años...  —Katsuki se dirigió a Shinso —Era una de esas fiestas donde los aristócratas se daban elogios de mentiras, arrojaban comentarios presuntosos, mostraban sonrisas falsas y todo esa típica embarradera de hipocresía que siempre me dan ganas de vomitar.

Shinso lo observó con asombro había creído que Katsuki no recordaba nada de su primer encuentro. Izuku y Aizawa lucían perdidos en la conversación.

—Te acuerdas del conejo muerto, la sangre y las tripas esparcidas en los vestidos de las madame. ¡Ah! ¡Ese día morimos de la risa!

A Izuku le desagrado que Katsuki hablará con tanta familiaridad de Shinso entonces el rubio suspiró y se notó más serio.

—Eras el único que valía la pena, ¡cómo te volviste en vómito! —Katsuki recriminó.

—¡Cretino! —Shinso arrugó el rostro y ofendido le agarró del cuello de la camisa.

—¡Shinso, basta! —Aizawa lo detuvo y bajó la mano de Shinso que se aferraba al vestido de Katsuki.

El chico ojeroso protestó y su mirada se volvió sombría hacia su amante. Katsuki metió las manos en los bolsillos fingiendo inocencia.

—¿Lo va dejar ir? —Sus ojos violetas se llenaron de envidia.

Aizawa estaba cansado y había hecho un hueco en su agenda para hablar con su joven amante. La producción debía estar lista para la vendimia de "Las tres gloriosas" y no tenía tiempo para sermonear y buscar un castigo a Katsuki pues debía volver a trabajar en algunos documentos así que dejo pasar el incidente.

Las parejas se dividieron en dos direcciones contrarias.

Katsuki se adelantó en el pasillo y caminó veloz con las manos en los bolsillos, con la mirada roja oculta tras el flequillo rubio e ignorando a Izuku gritar "Kacchan, espera".  por supuesto Izuku con los celos en la piel le quedaban muchas energías para ir tras su amo que persiguió como un conejo posesivo.

Aizawa entró a la habitación con un semblante serio y Shinso sabiendo que su relación estaba en el ártico se enfocó a derretir el hielo con su cuerpo caliente.

╔═══━━━─── • ───━━━═══╗
Nota de Autor

(Nota de autor es el lugar donde puedo arrojar mi basura mental. Gracias por entender).


Si alguien lee todas las notas de autor anteriores verán como mi falta de estabilidad emocional sube y baja como una gráfica 🤣 A veces me siento feliz y animada con el fic y otras me siento encadenada porque no me deja escribir otras cosas que quiero.

Saben si el fic fuera una persona en estos momentos lo estuviera pateando mientras disfruto como se retuerce en el piso jajaja! Si alguien también es un escritor díganme si es normal odiar y amar tus creaciones o solo son una loca rara y obsecionada que duerme pocas horas en cuyo caso quizás debería echarme a un hamaca a mimir. 🤔

Es que siempre que quiero resumir las cosas para acabar rápido termino siendo un mounstro de palabras. Lo peor es que a veces me paró días por un diálogo que no me gusta.

Definitivamente algo va mal en mí.
Bueno ya me siento mejor al dejar mi drama y no se preocupen siempre he sido así de extraña, yo tampoco me entiendo.

Nos vemos en el siguiente capítulo que se llamará vínculos. Creo que ya entraremos en una etapa romántica que no me va costar tanto.
💛

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