Vinculos

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Katsuki caminaba veloz por los amplios pasillos del dormitorio que alguna vez fue un monasterio

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Katsuki caminaba veloz por los amplios pasillos del dormitorio que alguna vez fue un monasterio. Las lámparas de gas puestas en los muros envolvían su torneado cuerpo que avanzaba entre sombras y luces naranja; la estructura del edificio estaba construida para que los pasillos tuvieran un ligero arco en los techos que aumentaba el eco, a cada paso, sus zapatos negros sonaban agresivos que parecían querer hundir la piedra del piso. Su cabeza se dirigió al piso ocultando sus hermosos ojos rojos. La humillación lo picaba como agujas dentro del estómago. Acababa de darse cuenta que bebió chardonnay de los pies del tipo al que acababa de llamar vómito.

La impotencia que sentía era por su falta de autonomía y dignidad. Le daba rabia admitir ser igual a esos borrachos nauseabundos que suplicaban tirados en las calles de París por un poco de vino y la gente los miraba con asco. Nunca se imaginó llegar a ser tan miserable y patético. En ese momento no quería que nadie lo viera, a pesar de considerarse una aberración también tenía orgullo. Enseguida sus dientes se apretaron y gruñó porque en el fondo sabía que era un perdedor y que hubiera bebido como un perro hasta la última gota del pie de Shinso si éste no se hubiera detenido.

-Maldita sea -rechinó los dientes mientras su espalda se iba encorvando.

El sabor del chardonnay en su lengua secaba su boca. Necesitaba una copa de vino. Esos deseos por beber sólo lo torturaron. Hace tiempo que no bebía su vino favorito y eso era doloroso porque sabía que solo tenía acceso al vodka deshabrido de kirishima. El mounstrou en su interior rascaba sus entrañas exigiendo el mejor vino para su digerir y como no tenía ninguna botella en la mano quiso explotar y desquitarse golpeando algo.

Katsuki huía de esa sensación iracunda que ahora sabía que pintando disminuía pero era evidente que no podía pintar todo el tiempo. El rubio estaba concentrado en no amedrentar, no golpear y patear que apenas oía gritar a Deku unos metros atrás de él.

-¡Kacchan, espera! ¡Kacchan! -Deku lo persiguió gritando su nombre por el pasillo.

Kacchan, Kacchan, Kacchan.

Kacchan, Kacchan, Kacchan.

Kacchan, Kacchan, Kacchan.

Kacchan, Kacchan, Kacchan.

Kacchan, Kacchan, Kacchan.

Katsuki maldijo la hora en que le permitió llamarlo con ese nombre cariñoso e intentó una vez más ignorarlo pero su tono dulce y sus pasos desesperados por alcanzarlo fueron irritantes y difícil de olvidar.

¡Deja de joder, Deku! ¡Me acabo de humillar a mi mismo chupando pies ajenos, quiero beber chardonnay y no tengo, estoy enfadado y no puedo coger! ¡Lo que menos quiero ahora es hablar con alguien!

Antes de poder llegar a las escaleras que daban al comedor una vena en la frente del rubio estuvo a punto de reventar, pensó que lograría escaparse de su compañero como lo hizo en la mañana, pero suponía que si todo el día le habían impedido resolver sus asuntos a su manera, ya sea negándole usar una pala o manteniendo su dignidad, porque Izuku sería la excepción.

ᴜᴠᴀs ᴀɢʀɪᴀsWhere stories live. Discover now