Fortalecedor

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Esa mañana, el cielo se teñía de tonos naranjas con los primeros destellos del sol

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Esa mañana, el cielo se teñía de tonos naranjas con los primeros destellos del sol. En el alféizar de la ventana, los gorriones agitaban sus alas ansiosos, emitían sus ruidos de frustración y se preparaban para rondar por enésima vez el viñedo en busca de una uva que devorar.

Dentro de la habitación, la suavidad de la luz matutina pintaba todo con tonos amarillos y naranjas. La cama de Izuku había permanecido fría y arreglada desde hace cinco días, en contraste, la cama de Katsuki, que había sido la elegida para reunir cada noche a la pareja, siempre se mantenía tibia y hecha un desastre. 

Izuku suspiró todavía acostado en la cama y contempló a su amado dormir estando a centímetros frente a él, alguna vez se había sentido tan desesperado como esos gorriones buscando a un fruto prohibido que nunca creyó que alcanzaría. Ahora, las cosas parecían distintas, la intimidad de dormír juntos era tierna y esa mañana disfrutaba de nuevo de una escena típica de cama: sus pies fríos tocaban los pies tibios del rubio, sus rodillas chocaban entre sí y poniendo atención, se notaba como el edredón enredado sobre su pecho desnudo subía y bajaba de manera pacífica. 

¿Por qué es tan lindo este hombre? Supongo que los enamorados siempre miran al otro de manera hermosa, incluso si no lo son para los demás. 

Izuku suspiró y apartó delicado el flequillo de Katsuki para admirar su rostro al dormir. Sus enormes ojos de esmeralda absorbieron cada detalle de la cara, con esas  largas pestañas rubias, esos pómulos de líneas rectas y el perfil filoso de su nariz, sobretodo, Izuku sintió alivio al notar como la herida de la mejilla cosida con hilos negros, que previamente Tetsu le había cortado con una botella para que días después Shishikura le apuñalara con un lápiz, se estaba cerrando sin dejarle marcas a su belleza. 

¡Definitivamente es tan lindo! Quiero mirarlo por la eternidad. 

Con una sonrisa tonta, Izuku recordó sus días como criado, cuando lo observaba desde lejos, al borde de su cama teniendo solo fantasías absurdas. Nunca antes se había sentido tan próximo a él; no solo físicamente, pues sus cuerpos estaban entrelazados y sus bocas compartían el mismo aliento, sino que también se sentía tan maravillosamente conectado a su corazón. 

Después de que su mundo exterior se derrumbara a tal punto de que quería morir, la prisión y Katsuki aparecieron frente a sus ojos como una desafortunada injusticia, sin embargo, su tiránico amo se convirtió en una ancla en medio de la tempestad. Katsuki era fuerte y asombroso, era capaz de soportar sus celos monstruosos y les ponía un alto, no le importaba que fuera un llorón y tuviera muchas inseguridades  y le seguía el ritmo de sus conversaciones tontas acerca de "La señorita D".

Ese hombre dormido plácidamente frente a sus ojos parecía haber sido hecho para él. Izuku se sintió en las nubes, parecía vivir en un sueño, uno tan hermoso que temía que se desvaneciera en cualquier instante. 

ᴜᴠᴀs ᴀɢʀɪᴀsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora