Soberbio

2.1K 298 110
                                    

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


Tres de la mañana.

Edificio de ingresos y dirección.
Habitación del prefecto.

Sus manos calientes arrugaron las sábanas azules. Shinso sintió una presión de unos dedos fuertes en su cadera y por reflejo su cuerpo (que se había despojado de la ropa como si estuviera en llamas) se inclinó hacia la cama con descaro hasta formar una posición en cuatro completamente sumisa. Su trasero fue elevado por esas manos que hace poco logró seducir.

Los ojos oscuros del prefecto Aizawa admiraron el color azul violeta de su cabello que lo llevaba lacio sin su peinado común echado hacia atrás; la curva exquisita de su espalda y la redondez de su trasero que tan solo de mirarlo tuvo la desesperación de abrirse la bata negra, apretar sus glúteos e introducir su pene a su dulce carne.

-A-Ai.. -Shinso intentó decir Aizawa pero gimió al sentir como se iba abriendo su piel delicada y caliente y aceptó el miembro viril del adulto.

-Eres tan lindo -dijo ansioso Aizawa mientras acariciaba su espalda baja y entraba por completo.

El hombre quien acostumbraba a usar el cabello relamido y ser demasiado formal, en la intimidad era pasional y lucía el cabello largo, salvaje y húmedo por el sudor que se le pegaba como hilos sobre el rostro.

Shinso balanceó su trasero hacia atrás y hacia adelante provocando que su amante soltará quejidos placenteros. Su iniciativa duró unos minutos hasta que Aizawa tomó el control, hundió sus dedos en su cadera y besó su espalda mientras bajaba su mano a tocar su miembro para hacerlo sentir bien.

-Ire más rápido -El adulto susurró en la oreja del adolescente.

-Lo mataría si no lo hiciese -Shinso con las mejillas rojas y muy acalorado se estiró como un zorro coqueto.

Aizawa se encorvó y pasó la punta de su lengua por su espalda, el cabello negro y largo causó cosquillas en el recluso de diecisiete años que de nuevo arrugó las sábanas y volvió a sentir una penetración más profunda.

Aizawa embistió vigoroso y dio unas embestidas hasta moldarse en sus entrañas con comodidad. Después la cama comenzó a crujir con rapidez, los resortes rechinaron y se mezclaron con los jadeos del adulto.

Shinso se mantuvo serio escuchando como lo volvía loco, por un momento miró las arrugas de la cama y las sombras que las luces eléctricas formaban y pensó en las palabras de su madre que delirando por la sífilis le dijo cuando desfallecía en la cama:

"El sexo es la debilidad de los hombres, los ciega, los esclaviza incluso es capaz de provocar que se arrojen al fuego por sí mismos. Los hombres sólo fueron piezas para mí al igual que tu padre lo fue. Yo lo quise tener todo y tú no mereces menos que eso."

ᴜᴠᴀs ᴀɢʀɪᴀsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora