Baji era un tipo que la mayor parte del tiempo no podía estar en silencio. Expresarse le ayudaba a estimular su mente y era su forma de divertirse. Se podría decir que aquel chico era el claro y perfecto ejemplo del extrovertido que adopta introvertidos.
Había logrado que tan sólo en unos cuantos días, el rubio callado y tímido, compartiera sus opiniones e ideas abiertamente con él.
Eso lo hacía inmensamente feliz, porque comprendía que no todos tenían la misma capacidad para socializar que los que sí, y que no lo hacían sólo para llamar la atención de la gente.
Cada que su contrario emitía algún comentario sobre alguna cosa, este se mostraba bastante interesado y atento. Estaba de más decir que le encantaban las vibras que el menor le transmitía con tan sólo respirar.
─¡Baji-san! ─Escuchó una voz llamándolo a lo lejos. Estaba en la hora de descanso, comiendo junto con su amigo. No imaginó que Chifuyu se le acercaría porque anteriormente no lo había hecho.
─Hola, Chifuyu. ─Saludó, elevando su mano para moverla de un lado a otro.
─Oh, Koko. Hola...
Nuevamente la timidez lo inundaba cuando se trataba de otra persona que no fueran Inui o Baji.
El azabache sólo le devolvió el saludo y le regaló una sonrisa. Su amigo le había contado sobre que Chifuyu era muy tímido y que no debía de hacer bromas extrañas cuando él se encontrara con ellos. De igual forma, Baji le había hablado al rubio sobre Kokonoi y la extraordinaria persona que era, intentando transmitirle confianza.
─¿Han visto a Inupi? Se supone que debíamos encontrarnos en el comedor pero no estaba. ─Ambos chicos negaron, diciéndole que probablemente este se encuentre en el baño. El menor se despidió y caminó hacia aquel lugar. La mirada de Baji estaba puesta en su figura hasta que ya no era visible para sus ojos por la lejanía.
─Idiota. ─El de orbes negros le dio un golpe en su frente, haciéndole que vuelva a ponerle atención─. ¿En serio? Es decir, está lindo pero caíste tan rápido.
─Jódete, basura. ─Gruñó─. ¡Y no le digas lindo!
─¿Entonces sí? ─Su tono estaba mezclado con cierta burla. Definitivamente el pasatiempo favorito de ese chico era molestar a su mejor amigo.
─¿De qué mierda hablas? Chifuyu es una gran persona y me agradó fácilmente. No saques de contexto las cosas. Además, estoy orgulloso porque es alguien bastante tímido y ha podido soltarse.
─Claro. ─Dijo fingiendo desinterés y volviendo su mirada a su comida.
─Eh... ─Una voz hizo que elevara su mirada nuevamente. Era Inui─. Hola, chicos. ¿Han visto a Chifuyu? Me dijo que estaría en el comedor pero no lo encuentro...
───
Los días avanzaban de manera normal. No había algo de lo cual quejarse o alegrarse en exceso. Aún así, sentía que algo había cambiado dentro suyo pero no sabía qué.
─Koko, tu ex te llama. ─Le avisó con un grito mientras jugaba en la play del mayor. Este se encontraba bañándose, así que la llamada se perdió.
Habían quedado en ir a jugar fútbol con sus demás amigos pero cuando Baji llegó, el contrario se encontraba durmiendo. Después de unos duros y rudos golpes en la puerta, Koko se despertó.
─No entiendo qué quiere. Ella me puso los cuernos y ahora me busca... ─Mencionó al salir del baño mientras secaba su cabello con la toalla─. Y lo hizo contigo, maldito infeliz. ¿Por qué estás aquí? Lárgate. ─Le lanzó el objeto húmedo a la cara, haciendo que el menor se desconcentrara y perdiera su partida.
Hace meses, en la fiesta de cumpleaños número dieciocho de Baji, había encontrado a su novia y a este besándose en el baño.
Su sorpresa fue inmensa, más al darse cuenta de que el de ojos cafeses estaba casi inconsciente por su estado de ebriedad y que, prácticamente su novia, se estaba aprovechando del momento.
No quiso armar un escándalo pero tuvo que apartar a la castaña del pelinegro y esta le pidió perdón muchas veces mientras le decía que estaba malinterpretando todo. Si era sincero, había notado cómo la chica miraba a Baji y la manera en la que lo incomodaba con ciertas preguntas. Aún así, quiso darle un voto de confianza pero todo fue en vano.
Al día siguiente, su amigo estaba sorprendido y le pedía disculpas tantas veces que tuvo que golpearlo para que se callara. Su amistad continuó con normalidad, a pesar de que al inicio al menor se le complicaba ver a los ojos del contrario. Finalmente todo se superó y ahora bromeaban con lo ocurrido sin que existiera algún tipo de rencor de por medio.
─Cállate. Ya te dije que no es mi culpa estar tan lindo. ─Ego y buen autoestima lo acompañaban siempre. Después de un par de minutos, ambos se dirigían al lugar del destino con sus amigos.
Mientras caminaban, pudieron darse cuenta de dos siluetas conocidas. Eran Chifuyu e Inui. El más bajo agarraba el brazo del más alto, manteniéndose apegado a su cuerpo, como si se aferrara a este.
─Uh. ─Escuchó cómo el de orbes oscuros hablaba─. ¿Serán novios? Perderás tu oportunidad. ─Una palmada en su espalda lo hizo gruñir. No se sentía extraño observarlos de esa forma, creía que por el contrario, lo entendía a la perfección.
─Cállate, ridículo.
No fue capaz de llamar la atención del chico por más de que quisiera hacerlo. Simplemente continuaron su camino sin mirar atrás.
Era consciente de que su amigo decía todo eso para molestarlo, por lo que no le daría el gusto de verlo de esa forma aunque por dentro se esté muriendo de confusión y ganas de saber cuál era el tipo de relación que los rubios tenían.
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la amistad de koko y baji era mi fantasía sexual y la hice realidad.