dieciocho.

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Unos cuantos días pasaron después de esa charla que tuvo con el pelinegro en aquel pasillo. Aunque deseaba poder convivir más tiempo con Koko, también deseaba verlo crecer por su propia cuenta. Comprendía cómo este se sentía y lo único que podía hacer para ayudarlo era darle su espacio y alejarse hasta que las ideas de su mente fueran más claras y no exista esa fase de negación con respecto a un tema importante.

Además, también se estaba dando la oportunidad para aclarar sus propias emociones. ¿Qué era lo que sentía por Chifuyu? ¿Qué es lo que siente por Koko?

─¡Inupi!

Observó a lo lejos la figura pequeña de Chifuyu y la figura más grande de Baji.
A pesar de que ya sabía lo que ocurría entre ellos dos, el ojiazul no le había mencionado nada, por lo que decidió fingir que no había sido testigo de ese momento.

─Hola. ─Saludó a ambos chicos con una ligera sonrisa, recibiendo lo mismo de sus partes.

─¿Hoy tampoco vas a venir a comer con nosotros? ─Preguntó el menor.

─Mmmh... no lo c... ─Antes de que pudiera acabar la oración, sintió los brazos del pelinegro empujándolo por lo hombros desde atrás. El más bajo también empezó a ayudarlo para movilizar el cuerpo del mayor, tirando de sus manos mientras le rogaba para que vuelva con ellos.

Cuando menos se dio cuenta, ya habían llegado a la mesa en la que se encontraban Koko y Kaia comiendo a gusto. La castaña fue la primera en notar su presencia mientras que el de orbes oscuros sólo lo miraba intentando ocultar la sorpresa que se estaba llevando al verlo ahí de nuevo.

─¿Qué les dijimos? Lo íbamos a traer aunque sea arrastrándolo. ─Habló Baji emocionado, mostrándole las manos a Chifuyu y chocándolas en el aire, entrelazando sus dedos por unos cuantos segundos antes de centrar su atención en los demás.

─Me alegra de que hayas accedido a volver con nosotros. Te extrañamos mucho. ─La ojiazul añadió, extendiendo su mano hacia la mejilla de Inui y apretándola con suavidad.

─Ellos me obligaron. ─Corrigió con un susurro.

─No te vuelvas a ir, por favor.

El siguiente en hablar fue Koko, el cual giró su rostro para poder mirarlo, notando cómo el contrario imitaba su acción. Inevitablemente se dibujó una pequeña sonrisa en sus rostros, señal de que justo ahora todo estaba bien.

───

"Gracias por volver. ¿Podemos pasar un momento a solas? Necesito ayuda para mis tareas de mate".

Leyó el mensaje tres horas después de que Koko se lo haya enviado porque se había quedado dormido. No había sido un día tan pesado pero por alguna razón no se encontraba del todo bien.

Sentía su estómago arder y su cabeza daba vueltas. Sus manos se encontraban sudadas pero sentía sus pies fríos.

Suspiró.

"Lo siento, no había visto tu mensaje. Podríamos hacerlo mañana".

Envió, obteniendo casi al instante una contestación por parte del azabache.

"¿Cómo estás?"

Le tomó unos cuantos segundos pensar en si contestarle con la verdad o evitar que se preocupara. Le pediría a Chifuyu que le comprara alguna pastilla pero sabía que este no estaba en su habitación porque había escuchado la voz de Baji anteriormente. La probabilidad de que ambos chicos se hayan ido a pasar tiempo juntos era del cien porciento.

"Estoy mal. Creo que me llegó la hora".

Fue el último mensaje que envió antes de que el mayor lo dejara en visto.

Después de quince minutos esperando a que este contestara, se resignó y pensó en que sería una buena idea ir a bañarse porque empezaba a tener calentura.

El timbre de la casa sonando lo desconcentró de la siesta que estuvo apunto de tomar en la tina. Ahora se encontraba mareado y sabía que en cualquier momento se iba a desplomar.

─Voy.

Aunque quiso hablar en voz alta, aquello fue más un susurro para sí mismo. La toalla que agarró y que colocó alrededor de su cintura, fue lo único que alcanzó a ponerse. Rogaba por que sea Chifuyu el que estuviera esperándolo detrás de la puerta.

─Hola.

La voz de Kokonoi lo recibió.

Su cuerpo se debilitó con facilidad pero fue sujetado exitosamente por el mayor.

─¿Koko?




























Pasaron exactamente dos horas hasta que observó cómo la figura del rubio se asomaba por la entrada de la cocina.

─¿Qué crees que haces? Ve a la cama ahora. ─Ordenó el de orbes oscuros mientras colocaba en una bandeja la sopa que había preparado.

─¿Me dormí o me desmayé? ─No le hizo caso y se acercó hasta su lado. Su voz sonaba cansada y apenas y podía mantenerse de pie.

─Te noquié. ─Aunque bromeaba, sonaba demasiado serio que el contrario creyó que eso había ocurrido─. ¿Inupi? ¿Por qué sigues aquí? Vamos, te preparé una sopa especial pero tienes que estar reposando en tu cama.

Ambos empezaron a dirigirse a la habitación del ojiazul en silencio y con tranquilidad. Era la primera vez en varios días que el ambiente no se llenaba de incomodidad cuando estaban solos.

─Tú... no sabía que eras bueno en la cocina. ─Murmuró mientras se colocaba sobre la cama y apoyaba su espalda en la pared.

─No sé cocinar pero vi un vídeo en youtube para preparar una sopa para el malestar y aquí está. ─Alentó para que el menor diera el primer bocado a su comida. La emoción de haber preparado algo por primera vez se reflejaba en su mirada.

"Está un poco salada".

Fue lo que el de cabello rubio pensó, mas no lo expresó para no arrebatar el pequeño entusiasmo visible en sus ojos negros.

─Creo que estoy lleno. ─Dijo finalmente después de unos cuantos minutos. El pelinegro sonrió, tomando la bandeja y yendo a ubicarla en el lavadero. Cuando regresó, observó cómo la silueta de su amigo estaba siendo ocultada por las colchas que cargaba encima.

Guió su mano hacia su cabeza y empezó a acariciar con suavidad sus hebras, mirándolo con atención.

─No has estado comiendo bien, ¿no? ─Musitó, fallando en obtener una contestación de vuelta─. Inup...

─Shhh... ─Fue interrumpido, sintiendo cómo la mano ajena agarraba la propia para detener las caricias que le estaba brindando a su cuero cabello─. No digas nada, sólo cuídame.

.

lo admito, me gusta un poco más la relación de inui y koko. *suspiro*

|| 𝐇𝐄'𝐒 𝐉𝐔𝐒𝐓 (𝐧𝐨𝐭) 𝐈𝐍𝐓𝐎 𝐘𝐎𝐔. ||Where stories live. Discover now