Mastema I: Alianza de Plata

Von OrgenKath

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En las Místicas Tierras de Mastema, las crecientes luchas de poder entre líderes de oscuro corazón desencaden... Mehr

Prólogo: Este Mundo
Capitulo 01: La Soñadora de las Montañas
Capítulo 02: El Mercenario
Capítulo 03 Parte 01: Corporación Onyx
Capitulo 03 Parte 02: El Ataque a Corporación Onyx
Capítulo 04 Parte 01: Pueblo Herido
Capítulo 04 Parte 02: Lobos Guerreros
Capítulo 05 Parte 01: Día Perfecto
Extra 01: Montaña del Origen
Capítulo 05 Parte 02: Heridas
Capítulo 05 Parte 03: Circunstancias
Especial: El Colapso.
Capítulo 07: Corazonada
Capítulo 08 Parte 01: Cumpleaños de Pesadilla
Capítulo 08 Parte 02: Fer Blanc contra Ciervo
Capítulo 08 Parte 03: Fracaso
Capítulo 09 Parte 01: El Destino de las Valquirias
Capitulo 09 Parte 03: La Caída de Dysis
Capitulo 10 Parte 01: Destino Aciago
Capitulo 10 Parte 02: Cazadores
Capítulo 11 - Resurgimiento
Capítulo 12: Magnificencia
Extra 02: Pensamientos y Plegarias
Capítulo 13 - Carmesí de Sangre y Púas
Capítulo 14 Parte 01: El Túnel de Rainscars
Capítulo 14 Parte 02: Última Charla
Capítulo 14 Parte 03: La Fuga
Capítulo 15: Máquina del Terror
Capitulo 16 Parte 01: Maquinación de Colmillo
Capítulo 16 Parte 02: Vermillion
Capítulo 16 Parte 03: Savior. -0-0-

Capítulo 09 Parte 02: Don de Valquiria

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Von OrgenKath

Año 1098.
Día 14 del Primer Mes de Primavera.
Ciudad de Dysis - Territorio del Clan de Ciervos. Yimmure.
Narrado por: Luna Redwald

Un breve silencio nos atrapó a las tres, mientras veíamos a Hilda alejarse.

-Demonios, tendremos que ir detrás de ella -se quejó Mária.

-Sigue creyendo que ir al frente ahora es el mejor plan -se quejó Sylvie-. ¡¿Por qué tiene que ser tan terca?!

-Bueno chicas, creo que... no nos queda de otra... Tenemos que seguirla -dije-. ¿O tienes algún otro plan, Sylvie?

-Pues... -Sylvie se detuvo un instante a pensar-. Mi mente está en blanco, no, no se me ocurre nada.

-Entonces haremos esto -expliqué-: Ustedes dos recorrerán la ciudad a pie, y yo iré por los techos a intentar alcanzar a Hilda. Nos veremos en la mansión.

-¿Y por qué nos separaremos? ¿No crees que sea peligroso? -preguntó Sylvie.

-Tal vez sea peligroso, pero será menos peligroso que ir las tres juntas por la calle -dije-. En primer lugar, dos chicas morenas no son tan llamativas en este lugar, pero una rubia de 1.80mts de ojos dorados como yo, sí que lo es... Además, ustedes dos son lentas, y quiero intentar alcanzar a Hilda.

-Bueno... Como prefieras -dijo Sylvie-. Andando, Mária, bajemos por las escaleras -Sylvie y Mária tomaron sus armas, se tomaron de las manos y bajaron juntas.

Ellas dos se conocen desde pequeñas, aunque aún no conozco del todo los detalles respecto a cómo era su relación en ese entonces... Sé que son amigas, muy amigas, tan amigas que incluso duermen abrazadas... Si, amigas...

Tomé el par de empuñaduras de los Chakrams, y busqué de entre mis cosas mi espada bastón, el arma que traje al llegar... Porque no me malentiendan, sé usar Chakrams, pero, me gustan más las armas de mi tierra.

-Adiós hermanas, muy buena suerte -dije-. Nos vemos.

Salté al tejano desde el balcón tal como Hilda lo hizo, y luego, tomando impulso, salté desde un tejado a otro y comencé a correr hacia la dirección adonde se fue Hilda.

No soy tan veloz como Hilda, ni sé saltar tan alto como ella, pero como tengo piernas largas y crecí en un bosque, mis habilidades para correr y saltar son muy buenas. Podía ver a Hilda a lo lejos dando saltos largos y altos, alejándose de nosotras

«Ah... Espero poder llegar a tiempo antes de que cometa una locura»

Contemplaba los alrededores con mi mejorada vista, el cielo nocturno para mí es azulado brillante y no negro y oscuro como otros dicen... Mi visión de Valquiria debería ser especialmente útil en misiones nocturnas, pero, de hecho, en esta misión no es realmente necesaria.

Porque Dysis es de las ciudades más iluminadas de toda Yimmure, pues entre sus torres altas de ladrillos de piedra y sus calles, sigue habiendo actividad comercial, y tanto el brillo de las lámparas de arena relampagueante, como las antorchas de la calle principal y las luces de los anuncios publicitarios, denotan la vida y actividad perenne de esta gran ciudad,

No tengo reloj, pero basándome en el color del cielo, calculaba que estábamos ya a finales del día 14 o madrugada del día 15 de primavera... Era medianoche, y la ciudad se mantenía viva y despierta.

Saltar por los tejados en otras oportunidades habría sido un método seguro para no ser atrapada, pero con tanta gente en la calle, cualquiera podría ver mi sombra. Sylvie y Mária están más seguras camuflándose entre la gente... Pero yo no puedo hacer eso, así que de momento me apresuraré a seguirle el paso a Hilda y llegar con ella.

Podría esconder mi presencia utilizando técnicas de luz, pero prefiero ahorrarme mi energía para cuando estemos en la misión, porque, el hecho de que tenga mucho Albion, no es razón para desperdiciarlo.

La Ciudadela de Dysis tiene una forma ligeramente parecida a una estrella de 5 puntas, o a la cabeza de una cabra, con dos de esas puntas más alargadas para simular cuernos. La mansión de Giuseppe está en donde estaría la "Frente" de la cabra, y nosotros nos encontrábamos muy cerca de la punta del hocico, cerca de la entrada.

Hilda se encontraba extremadamente cerca de la mansión en muy poco tiempo, aunque, me preocupaba que su avanzada aérea llamara la atención de alguien. Solo tenía que llegar allá pronto.

Me sorprendió ver que una vez Hilda estuvo realmente cerca de la mansión, decidió detenerse y sentarse sobre una torre. Cuando noté que Hilda se detuvo, comprobé que su intención solo era hacernos seguirla, y decidí calmar mi frenética carrera y ahorrar energía para cuando la necesitase.

Saltando de tejado en tejado y de torre en torre, finalmente pude alcanzar a Hilda, quien, solo volteó a verme con desgana con sus ojos rojos cuando llegué.

-Oh vaya... Demoraste más de lo que esperaba -dijo Hilda-. Ya comenzaban a asustarme...

-¡Hilda! ¡¿Qué demonios pasa contigo?! -regañé enojada-. ¡¿Te volviste loca?!

Hilda sonrió -: Mi estado mental es exactamente el mismo que cuando comenzamos este viaje.

«Eso no responde mi pregunta»

-¿Dónde están Sylvie y Mária? ¿Acaso viniste solo tú? -preguntó Hilda.

-Vienen en camino, pero están algo enojadas -advertí-. ¡¿Por qué te fuiste de esa forma?! ¡¿Qué pasó con lo de permanecer juntas?!

-En primer lugar, no alces la voz o alguien podría escucharnos -dijo Hilda suave y calmadamente, pero con el enojo muy marcado y el brillo dorado de sus mechones creciendo-. En segundo lugar, no las abandoné, solo di el primer paso con la intención de que me siguieran, para dejar de discutir y comenzar a actuar.

-Pero... No acordamos esto juntas, Hilda -dije, tratando de sonar enojada, pero en voz baja-. ¿Qué te hace pensar que tienes el derecho de decidir por nosotras, y esperar que todas debamos seguirte?

-Soy su líder -respondió serena y confiada-. Mi trabajo es guiarlas a la victoria.

-¿Y cuándo te nombramos nuestra líder? Que yo recuerde, tampoco acordamos eso -respondí.

-La meritocracia me nombró líder -respondió Hilda cruzándose de brazos-. Soy la mayor, la más poderosa, y la única del grupo que entrenó toda su vida para ser Valquiria... Sería tonto que yo no fuese la líder.

Me quedé sin argumentos, de hecho, lo que decía era muy cierto -: Bueno, sí, pero... ¡Eso no cambia el hecho de que como equipo debemos acordar las cosas juntas! ¡No puedes solo lanzarte por un acantilado y esperar que todas saltemos detrás de ti! Nosotras también tenemos criterio.

-Lo sé, lo sé -respondió Hilda-. Ustedes también son muy listas, y sus perspectivas son acertadas también... Y ese es el problema -añadió-. En estos casos, encontrar la solución perfecta es imposible, y menos cuando hay ideales de por medio... Sylvie tiene razón al decir que podríamos envolver Dysis en un caos donde morirían inocentes, pero, sigo pensando que es un pequeño precio a pagar por la libertad de Yimmure...

Hilda bajó la mirada meditando bien sus palabras, y yo solo la miraba fijamente mientras pensaba algo similar a ella.

-Lo cierto es... Que nuestras ideas distan demasiado como para hallar un intermedio, y razonar con personas de ideales sólidos es difícil -comentó serenamente, lo cual, era inusual en ella-. Podríamos haber pasado la noche entera discutiendo sobre qué hacer sin llegar a un acuerdo, y habríamos perdido la oportunidad de oro que tenemos ahora intentando ver quién tiene el ideal más sólido... Entonces...

-Creíste que debías dar el primer paso para avanzar -entendí, e Hilda asintió-. Supongo que... tienes razón, y, ya nos metiste en esto así que no queda de otra.

Hilda sonrió -: Sigamos adelante entonces, y hagamos lo posible por no fallar, para que lo que sea que sacrifiquemos, valga la pena.

Amo cuando Hilda habla de esa forma, y la llama de determinación de sus ojos brilla tanto... Es tan fantástico. Ella es tan fantástica.

-Por cierto, ¿Por qué te separaste de Sylvie y Mária? -preguntó Hilda.

-Porque creí que sería más fácil para ellas pasar desapercibidas viniendo a pie por la ciudad, y porque son más lentas que yo.

-Entiendo -Hilda volteó a ver la Mansión en el horizonte-. ¿Y cuál fue el punto de referencia que les diste para nuestra reunión?

Me sobresalté abriendo mis ojos ampliamente -: ¿Punto... de referencia? ¿Reunión? -«Maldición, no pensé en eso»

-Así es... Si nos separamos, debemos tener claro en donde vamos a reunirnos -explicó Hilda algo absolutamente lógico y obvio que todos sabíamos, pero que por alguna razón yo no pensé-. No me digas que no les diste un punto de referencia.

-Lo siento -respondí avergonzada, cerrando los ojos preparándome para el gran regaño de Hilda.

-¡¿Cómo...?! -Hilda inició, pero se detuvo de repente-. Ash, bueno... Supongo que entiendo... -me sorprendió su repentina suavidad-: Ser líder no es nada fácil, ¿verdad Luna? A menudo los demás esperan que pienses por ellos y tú solo des ordenes... Ustedes ya se han acostumbrado a verme como su líder, y sin mí de su lado, les resulta imposible organizarse, lo entiendo, pero, no pueden depender siempre de mí, se supone que soy su líder, pero deben aprender a actuar por su cuenta también.

Un momento... ¿Ella de veras piensa eso de sí misma y de nosotras? ¿Qué demonios tiene Hilda en la cabeza?

-Como sea... Supongo que tendremos que improvisar un poco -dijo Hilda-. Me alegra que hayas llegado, porque vi algo desde lo alto cuando saltaba hasta aquí, y pensé que tú podrías verlo mejor.

-¿Desde... lo alto?

-No quiero acercarme más, por ahora -dijo Hilda-. Y creo que puedes ver lo suficiente la mansión desde esta distancia, pero desde lo alto ¿No?

-Eso creo... Pero, ¿qué es lo que piensas hac...? -no pude terminar la frase cuando sentí como si mi presión bajara y un intenso calor recorriera mi cuerpo.

Hilda se posicionó de espaldas hacia mí y se inclinó y... OOHH CIELOS, SE INCLINÓ... No quería que Hilda notase mi rubor ni lo evidentemente "emocionada" que me sentía al ver su, su... Su cintura, espalda firme y... hermoso trasero.

-Sube a mi espalda, voy a elevarte para que uses tu gran vista -dijo Hilda. Yo no podía creerlo.

«Voy a subirme a ella... a su espalda... Esto es, ¡¿Cómo espera que me concentre en observar la mansión así?!»

Atendí sin rechistar a su petición, y me aferré a su espalda cruzando mis brazos por sobre su pecho.

El solo estar tan cerca de ella sintiendo su aroma, olor a bosque y madera, y sentir el contacto de su cuerpo con el mío, incluso si era por sobre la ropa, me producía eléctricos escalofríos en todo el cuerpo. Hilda no parecía sentir nada por mi cercanía, lucía tan seria como de costumbre.

-Aférrate a mí con fuerza, esto va a ser intenso -dijo ella.

Si Hilda sigue diciendo estas cosas, temo que mi sano juicio se vaya y mi verdadero yo salga a la luz.

-¡Aquí vamos! -Hilda se inclinó tomando impulso y con toda la fuerza de su cuerpo, dio un salto.

Un salto tan alto que efectivamente parecía volar, salimos disparadas cual fuego artificial hacia el cielo, y fue tan intenso que sentí que vomitaría, o me desmayaría, o ambas cosas.

«No te desmayes, no vomites, no estando sobre Hilda» repetía en mis adentros.

A una considerable altura agudicé mi vista para ver a los adentros de la mansión. Podía ver el enorme jardín verde que contrastaba con el gris y arena de toda la ciudad, y una mansión de paredes cobrizas con una cúpula color cobre oxidado en su centro. Con mi vista mejorada podía ver varios Markhors en fila con algunos guardias dentro de la mansión formando una columna defensiva, y en medio de ello, conjunto de varios carruajes de carga con contenedores rectangulares.

Sentí entonces que la gravedad volvía a halarnos hacia abajo -: Ay no, ay no, Aaaahh -grité por el inevitable miedo, mientras que Hilda solo permanecía impasible.

Finalmente, golpeamos el techo de la torre cayendo estrepitosamente y emitiendo mucho ruido. El impacto me dejó mareada, y al poner mis pies en el techo, tambaleé.

No sé cómo las personas dentro de la torre no sintieron nada, o tal vez la torre estaba vacía... Pero supongo que las personas en Dysis están tan ocupadas con sus cosas que no vieron hacia arriba ni notaron nuestra presencia.

-¿Lo viste también? -preguntó Hilda.

Yo me senté y me recosté hacia atrás intentando superar el mareo y las ganas de vomitar -: Si... lo vi -respondí breve y concisamente, mientras intentaba no expulsar mi cena.

-¿Piensas lo mismo que yo? -preguntó una preocupada Hilda.

-Eso creo, Hilda -dije-: Parece una especie de mudanza, o de retirada estratégica...

-¿Crees que se lleve las Armas consigo? -preguntó Hilda.

Aún intentaba retomar el aliento, pero respondí -: El sujeto es un obsesivo, ha dedicado su vida a coleccionar cosas... Creo que es obvio que, si se va, se llevará sus armas con él.

-Esto es malo... Significa que tendremos menos tiempo para actuar del que pensábamos, y la seguridad de la ubicación de las armas se esfuma -dijo Hilda-. ¿Por qué demonios se va ahora?

-¿Tendrá que ver con lo que planean hacer Geo y los suyos? -pregunté curiosa.

-No lo sé... Pero no me gusta nada -Hilda se detuvo a pensar-. Creo que lo mejor sería que no perdiésemos el tiempo y entremos ahora.

-¿Ahora? ¿Y qué hay de Sylvie y Mária? -pregunté confundida y nerviosa.

-Temo que no podemos esperarlas, y aunque pudiésemos, no sabemos cómo reencontrarnos todas -dijo Hilda cabizbaja intentando analizar la situación-. Además, es menos riesgoso que nos infiltremos solo nosotras dos, porque somos más rápidas, y tú eres especialmente escurridiza así que, creo que con eso basta.

Era un gran riesgo, pero una vez más, no podía evitar sentir que Hilda tenía razón -: Sin duda es el mejor camino... Pero igual me preocupan un poco ellas dos, si tan solo hubiese un método para hablarles.

-Yo no me preocuparía tanto -dijo Hilda-. Sylvie es una niña genio, ella entenderá la situación cuando llegue y sabrá qué hacer, y Mária, es la 2da más poderosa de nuestro equipo, así que sabrán defenderse.

-Supongo... -un mal presentimiento recorría mi cabeza, pero, debía olvidar mi miedo y comenzar a avanzar si queríamos triunfar-. Andando...

...

La propiedad de Giuseppe es pequeña, para los estándares de las Edificaciones colosales que suelen construirse en Yimmure, pero claro, esta es solo la casa que usa para el poco tiempo que suele pasar en Dysis. El lugar cuenta con un amplio patio de verde pasto, y una mansión enorme de paredes pintadas en tono cobrizo y enrejado blanco. Su techo es de mármol grisáceo y cuenta con un gran domo de color cobre oxidado en su cúspide. Fuera del palacio, en la puerta trasera, hay varios carruajes tirados por Markhors de 2mts de alto y varios guardias.

Debido a que el área más ocupada era el área trasera, decidimos infiltrarnos por el lado delantero de la mansión... Sí, suena extraño, pero es cierto.

Saltamos por la puerta principal y corrimos por un patio que, para nuestra suerte, estaba prácticamente solo. Grandes árboles de doradas hojas se encontraban en fila adornando el palacio, y lámparas colgaban de ellos. En el centro del jardín frontal se encontraba una enorme fuente dorada con una estatua de Sátiro en su centro, empuñando una lanza de doble punta, de esas que son tan comunes en este Reino e imitan la forma de las astas de un ciervo.

-¡Rápido, Luna! -exclamó Hilda, y yo corrí más veloz.

La Mansión se veía pequeña desde lejos, pero cuanto más nos acercamos, más notamos que de hecho era gigantesca. Unos 30 metros hacia arriba y casi 50 de un extremo a otro... No podía distinguir su anchura.

La puerta principal del palacio contaba con un enrejado de acero, y una puerta de madera con grandes cristales. Romperla no era difícil, pero si rompíamos los cristales, llamaríamos la atención, y ya que estábamos teniendo suerte, no podíamos arruinarnos la racha del factor sorpresa.

-Yo me ocupo -dije, y saqué mi espada bastón-. Esta es una técnica de luz y plasma que aprendí de mi Clan.

Desenvainé mi espada del bastón, y usando el filo de la espada, hice un círculo imaginario alrededor de la cerradura, luego, volví a envainarla y coloqué el bastón en el centro de ese círculo imaginario. En instantes, la cerradura irradió un anaranjado brillo, y estalló suave y silenciosamente, dejando un agujero redondo y perfecto donde solía estar.

-Wow -Hilda contempló con asombro lo que acababa de hacer-. Eso fue asombroso. Eres increíble,

Me sonrojé por el halago -: Gracias, ahora prosigamos.

No dejaba de sentirse extraño entrar con tanta tranquilidad por la Puerta Principal, ¿Por qué no se molestarían en cuidarse la espalda? Los criminales de Dysis tienen pactos con Giuseppe, y supongo que ninguno se atreve a meterse con él por eso, pero, igual se siente algo extraño.

Aquellas preguntas recorrieron mi cabeza por un instante mientras pasaba por la entrada y entraba a la mansión, la cual, era aún más excéntrica de lo que imaginé.

La sala de entrada era enorme y redonda, con un techo alto y abovedado, con la cúpula de cobre brillando ante la intensa luz de una lámpara de arena relampagueante. Las paredes eran de color arena, contrastada por las cortinas rojas como sangre y de color cobre que colgaban de ellas, grabadas con la estampa insignia del clan de ciervos. La sala estaba sostenida por seis enormes pilares dorados, y en sus intermedios se encontraban pequeños pilares, que parecían servir de exhibidores para las artesanías que Giuseppe coleccionaba, pero que ahora eran llevadas a los carruajes.

Lo más extraño, era que el suelo era de arena... Arena cernida, clara y suave. Nunca había estado en una casa con suelo de arena a propósito... Curioso cuanto menos.

Desde la sala central, surgían tres pasillos, uno parecía llevar al comedor, y los otros dos eran largos, era difícil determinar a dónde llevarían.

-Bueno, debemos cruzar ahora y dar el asalto a los Carruajes para evitar que escapen todos -dijo Hilda-. Luego comprobaremos si las Armas están en los carros.

Escuché las palabras de Hilda, pero las ignoré, porque sentí que algo no andaba bien.

Las lámparas de arena relampagueante, como las que estaban sobre nosotros, están hechas de una piedra mineral extremadamente quebradiza, que suele molerse y rellenar bombillas, y debido a su incandescencia, suele usarse como fuente de luz. La cuestión es, que la arena relámpago suele mantener un brillo tenue, como el de una antorcha, o brasas de fuego... Pero el brillo sobre nosotras era sumamente incandescente, casi como luz solar... Una persona común no habría notado lo que estaba mal, pero yo pude entender lo que sucedía.

Era Lumineon, y si venía un rayo de Lumineon desde el techo, era porque algo intentaba ocultarse allí arriba.

Y no solo eso: Como Valquiria, mi vista es mejor que la del resto, pero como Zorra de Caza, mi olfato también lo es, y puedo sentir un extraño aroma a bosque, humedad, y a sangre...

-Hilda... -susurré-. Alguien nos está observando.

Hilda volteó a verme sorprendida. Intentó mirar hacia arriba, pero la luz la aturdía -: Ya veo...

-¡Bueno Hilda, creo que tal vez debamos separarnos! -dije en voz alta para que nuestro observador lo escuchase-. Deberías ir afuera, yo buscaré aquí adentro.

Hilda entendió mi idea y decidió seguirme el juego -: De acuerdo, ¡Buena suerte!

Ambas nos separamos, pero mientras caminábamos hacia nuestros respectivos pasillos, lo que se encontraba en el techo, saltó.

-¡Hilda, cuidado! -exclamé cuando vi aquella figura de armadura negra caer del techo.

Con sus grandiosos reflejos, Hilda se resguardó del ataque con su Khopesh, un eléctrico impacto hizo eco en el lugar, cuando las dos electrificadas espadas chocaron, emitiendo un estridente sonido y dejando salir chispas.

Mi reflejo inmediato fue tomar con la mano derecha mi espada bastón y con la izquierda uno de los dardos de mi bolso. Pero al ver a quién nos enfrentábamos, supe que no valdría la pena.

Estaba ante nosotros el temible "Jungler" o, Ciervo del Engaño. Su aspecto es monstruoso, más que un Tenshi, luce como un demonio: De piel marrón, enorme altura (2.3mts) y contextura aterradoramente delgada, Jungler luce más como un larguirucho muñeco de madera. Viste un pantalón de piel de ciervo, de color gris, y utiliza un chaleco blanco de un pelaje largo y grotesco, dejando a la vista su cuerpo famélico con el costillar marcado. Pero lo más inquietante, sin duda, es su casco, con un gran y dentado hocico de hueso y enormes astas de venado, imita el aspecto de una legendaria bestia. Empuña una enorme espada, con la cualidad de poseer dos hojas curvadas en vez de una, como si fuese una tijera, o los cuernos de un venado.

-El Maestro Seth supuso que vendrían -dijo Jungler con siniestro y grave tono-. Y aquí están -extendió sus brazos-. ¡No necesito ser adivino para reconocerlas! ¡Pero si son las Valquirias!

-¡Apártate de nuestro camino, maldito esbirro! -exclamó Hilda, conduciendo Fyerion a su Khopesh, y arremetiendo contra el cuello de Jungler.

Jungler esquivó inclinándose hacia atrás, arqueando la espalda. Yo sentí el impulso de apoyar, pero sabía que mi espada bastón no bastaría, así que decidí tomar los Chakrams y desplegar plasma en ellos.

Hilda también preparaba su arma para dar un golpe desde el frente, por lo que supuse que teníamos garantizado el ataque, lo teníamos acorralado por mayoría.

Pero es en estos momentos en los que recuerdo porqué el Lumineon es tan temible.

Los ojos del casco de Jungler brillaron en un radiante rojo y una onda de energía roja nos aturdió por un instante... Las técnicas ilusorias de luz solo funcionan en un ilusionista de luz si éste es de nivel inferior, pero por suerte, con mi don de Valquiria, soy completamente inmune a ellas... Pero Hilda...

-¡Luna! ¡No puedo ver! -Hilda soltó su espada y se llevó las manos al rostro al notar que se había quedado ciega. Imagino lo desconcertante que fue para ella.

Jungler se aprovechó de la ceguera de Hilda y la tiró al suelo de una patada.

-Maldición, una técnica de ceguera -No me detuve, y continué mi avanzada hacia Jungler con la esperanza de poder herirlo para sacar a Hilda de la técnica de luz. Pero justo antes de que lograse alcanzarlo, Jungler tomó arena del suelo y la arrojó a mi cara.

-Uuaaahh -retrocedí ante el ardor en mis ojos y me llevé las manos al rostro, soltando los Chakram en el proceso. Mi Don de Valquiria no me protege de las basuritas en los ojos, ironicamente.

Ambas cegadas contra un ciervo tan temible, el panorama no era bueno.

Jungler condujo Thundrion a las dos hojas de su espada creando así un arco eléctrico, que a su vez proyectó en forma de descarga en mi contra. En el instante en que oí el sonido eléctrico, sentí que debía cubrirme y usé mi espada bastón para ello.

Pero antes de que Jungler pudiera disparar, Hilda le propició una fuerte patada desde atrás.

-Ohh, maldición -exclamó el ciervo.

Ni siquiera cegándola, es posible detener a Hilda, y aún sin ver, condujo Fyerion a sus botas y comenzó a repartir patadas a todas direcciones, dándome la oportunidad nuevamente.

Con mis ojos un poco recuperados, y mi espada bastón en mano, aceleré y utilizando la cuchilla como un gran cuchillo arrojadizo, lancé mi arma y atravesé su hombro.

Al instante, Hilda recuperó la visión y acometió dando una veloz patada, que Jungler esquivó arqueando la espalda y atrapando la pierna de Hilda.

Aún con el hombro perforado y la hoja clavada en él, Jungler no parecía sentir dolor, y con descomunal fuerza, tomó a Hilda y la arrojó contra uno de los pilares de la recámara, haciendo temblar la habitación entera.

-Uugghh -Hilda expulsaba algo de sangre por su nariz y labio, tras el impacto, Jungler la tomó por el cuello y la elevó. Hilda intentó patearlo, pero los brazos de Jungler eran tan largos que Hilda no podía alcanzarlo, y con la golpiza de antes, de seguro no tenía demasiada fuerza en su cuerpo.

Decidí no interferir, porque tuve una idea para acabar el combate ahora mismo... Solo noté que mi espada bastón cayó de su hombro, así que la recogí y volví a enfundarla, mientras me concentraba en mi plan.

Jungler presionaba el cuello de Hilda con una mano y desenfundando su arma, disponía a dar el remate.

-¡Cambio! -utilicé una de mis técnicas de luz preferidas.

La técnica de cambio, me permite crear nodos de energía entre dos objetos de tamaños similares para que estos cambien de posición en una milésima de segundo, por suerte, Hilda y yo somos de tamaños similares, por lo que cambié de posición con ella.

Con la mano de Jungler alrededor de mi cuello e Hilda ahora libre, decidí usar mi segunda técnica. Arrojé una descarga de energía paralizadora, pero... De alguna forma no funcionó.

-¡Gracias, Luna! -exclamó Hilda, sin entender mi verdadero plan.

Hilda es una Cobra Dorada del Clan de las Serpientes, y una de las habilidades de las Cobras es expulsar desde sus bocas, lo que ellas llaman "veneno ígneo" que es una especie de dorado ácido incandescente, que a menudo se confunde con fuego, y que, de entrar en contacto con agua, en vez de apagarse, encendería aún más,

Hilda condujo "veneno ígneo" a su boca, y éste sobresalió desde los lados de su boca como doradas llamas en forma de colmillos, y aprovechándose de la situación, disparó una poderosa llamarada contra Jungler.

El ciervo fue increíblemente audaz, y soltándome, en un instante dejó caer su chaleco y éste fue consumido por las llamas, quedándose solo con su pantalón y casco, y con su famélico cuerpo moreno a la vista.

«¿Cómo es que mi técnica no funcionó en él? ¡¿Acaso es mejor ilusionista que yo?! ¡Pero no puede ser! ¡Se supone que mi don de Valquiria me permitiría atrapar en ilusiones a cualquiera! Aunque... Un momento...» Analizaba lo que acababa de suceder, y entendí entonces... Consideré los ojos de su casco como sus ojos verdaderos, pero era probable que no lo fueran, y por ello no pude usar mi técnica.

O tal vez cerró los ojos, o tal vez le falta un ojo... Hay varias formas de que falle... Qué mala suerte. Si hubiera podido paralizarlo, Hilda habría podido matarlo al instante.

Con la decepción superada, Hilda retomaba su ofensiva contra un Jungler que ahora parecía actuar aún más rápido y errático que de costumbre, y que tan pronto como vio oportunidad, volvió a irradiar luz roja desde sus ojos dejando ciega a Hilda.

Pero Hilda, pese a no ser muy lista, no suele caer dos veces en la misma trampa. Se mordió fuertemente la mano, para que el dolor suprimiera el efecto de la hipnosis.

Las Ilusiones de luz son una conexión nerviosa entre el Ilusionista y la víctima, por lo que la perturbación física de cualquiera de los dos, puede romper el enlace. Por ello, habitualmente los Ilusionistas procuran eliminar a sus víctimas de un solo ataque.

-¡Luna, lárgate! -exclamó Hilda mientras conducía Fyerion a su Khopesh-. ¡Puedo con este sujeto! ¡Ve por las Armas!

-¡Pero...! ¡Yo soy la Ilusionista! -exclamé-. ¡Puedo hacerle frente mejor que tú!

Jungler escuchó aquellas palabras y conduciendo Thundrion al hocico de su casco, disparó un orbe eléctrico hacia mí, a tal velocidad que ni siquiera yo pude evadir.

Apenas pude cubrirme con el Chakram, pero parte de la energía llegó a mi cuerpo adormeciendo mi brazo.

Hilda se apresuró y tomando impulso con sus piernas de Valquiria, dio un salto y envolviendo en Fyerion sus botas, dio una poderosa patada al casco de Jungler.

Al instante, un adolorido y aturdido Jungler se esfumó y apareció en el otro extremo de la recámara, emitiendo desde sus manos un poderoso rayo en dirección a Hilda... Y a diferencia de mí, ella fue capaz de evadir, aunque por muy poco.

-Tus reflejos son superiores a los míos, pero mi velocidad es superior a la tuya -me dijo Hilda-. No puedes atraparlo en ilusiones por lo que eres una luchadora promedio contra él... No tienes tan buena oportunidad como yo.

-Ninguna de las dos la tiene -dijo Jungler, envolviendo en Thundrion su arma-. Y ni piensen que van a escapar...

Jungler se propulsó con sus puños envueltos en Thundrion contra mí, a tal velocidad que casi sentí que no podría esquivar, pero... Esta vez tuve un plan.

Dirigí mi vista a una de las esquinas de la habitación y antes de que Jungler me golpeara, utilicé una técnica de Salto Espacial, igual a la que Jungler ha estado usando para evadir los veloces ataques de Hilda, y en instantes, aparecí justo en ese lugar donde había puesto mi vista.

En cuanto Jungler se detuvo, Hilda había cargado otro proyectil de "veneno ígneo" y lo disparó contra Jungler.

Un estallido de luz me aturdió y confundió por unos instantes, y para mi sorpresa, sentí como si un deja vu acabase de suceder.

Volví a notar la situación, cuando de pronto Hilda estaba aún con el proyectil de "veneno ígneo" cargado en su boca, y Jungler, en vez de recibirlo, envolvió en Thundrion su cuerpo y cargó contra Hilda en una embestida feroz.

«¡¿Eso fue... una técnica de regresión temporal?!» Jungler me estaba demostrando con creces que era un usuario fascinante de Lumineon, capaz no solo de afectar la mente del usuario y desplazarse a través del espacio, sino también de hacer regresiones temporales breves... Maldición.

-¡¿Qué demonios esperas?! -cuando Jungler se arrojó hacia ella con arma en mano, Hilda condujo Fyerion a su pierna y le dio una fuerte patada al mentón, capaz de frenar su embestida y arrojarlo lejos.

Jungler dio un giro en el aire y poniendo los pies en el techo, saltó nuevamente envuelto en Thundrion y cayó sobre Hilda tan veloz como un rayo.

Una vez más, Hilda recibió el ataque con su Khopesh, pero esta vez con mucha mayor intensidad, y la habitación estalló en chispas eléctricas que recorrieron el lugar como en una bobina de tesla.

-¡Ve por las Armas! ¡Yo estaré bien! -repitió Hilda.

Viendo el panorama, me preocupaba tener que separarme de ella, y me preocupaba que Jungler terminase siendo demasiado para ella, pero no tenía opción, y era evidente que estábamos perdiendo valioso tiempo al luchar contra un guerrero tramposo como él.

Así que me di la vuelta y huí, dejando a Hilda sola, y con un objetivo claro en mi cabeza... Obtener las Armas Sagradas.

...

Retomé la carrera en dirección al patio trasero, procurando ser veloz, pero a la vez cuidadosa. No es muy habitual que los millonarios oculten trampas o cosas por el estilo en sus casas, pero el que sea raro no implica que no pueda suceder, por lo que debo proceder lentamente y con cautela.

El recelo de los Ciervos a tener guardias en sus casas, juega a nuestro favor en esta ocasión... Este lugar no es un Palacio Gubernamental, ni un museo, sino el hogar de verano de un hombre adinerado y perverso. Aquí vienen sus amigos de clase, sus esposas e hijos, y claro, no les gusta tener personas armadas dentro de casa por paranoia, y porque, siendo Giuseppe un hombre tan poderoso y peligroso, nadie en su sano juicio se atrevería a meterse con él. Por otro lado, es probable que Giuseppe e incluso sus esposas, sepan defenderse, por lo que debo tener cuidado.

Corría por los pasillos, curiosamente amplios y de suelo de terracota, iluminados con antorchas de fuego en las paredes en vez de lámparas de arena relampagueante. Los pilares simétricos puestos en las esquinas de los pasillos estaban decorados con pinturas alusivas al fuego y cuernos.

El lugar era enorme y laberíntico, veía varias puertas, pero no podía ir revisándolas todas... Solo esperaba que la suerte estuviera de nuestro lado y las Armas aún estuviesen en el carro de Giuseppe, o en su defecto, dentro de la mansión.

Escuchaba el sonido de las espadas de Hilda y Jungler chocando detrás de mí, y sabía que debía darme prisa. Hilda es la más poderosa de las Valquirias, pero no es muy lista, y los Ilusionistas suelen valerse de trampas ingeniosas para atapar al enemigo y vencerlo... Esperaba que el juicio de Hilda fuese suficiente para no ser vencida.

Cruzaba por el pasillo, y desde una de las puertas salió una muchacha, de unos 15 o 16 años, vistiendo un vestido blanco y zapatillas de bailarina. Cuando la vi surgir, tuve el inevitable y temeroso reflejo de defenderme.

Conduje Lumineon a mis ojos y produje una descarga de energía paralizadora, como aquella que intenté arrojar sobre Jungler. La chica, al cruzar miradas conmigo, de inmediato cayó al suelo inmóvil, como si fuese una muñeca.

Mi técnica ocular de parálisis es considerada mi habilidad más poderosa, y mi carta del triunfo. Con ella, conduzco una onda de energía lumínica al cerebro a través de los ojos, con la cual puedo ocasionar un completo bloqueo motriz y sensorial... Es como si asesinase temporalmente a la víctima.

A menudo se dice que Freyja, la Valquiria Original, tenía el don de petrificar a sus enemigos al observarlos fijamente... Yo creo que en realidad la leyenda se refería a algo así.

Luego de paralizar a aquella chica, le presté un poco de atención a su semblante: Como dije, lucía de unos 15 o 16 años, de piel morena y cabello rizado y desalineado, era algo rellena, pero su rostro era muy lindo. Una parte de mí quiere pensar que era una criada, o hija de Giuseppe, aunque no se parezca demasiado a él... Pero la ropa que usaba me pone en duda esa idea.

Dudé en un principio sobre qué hacer con ella, pero, aunque me incomodase la idea, no tenía tiempo que perder, por lo que seguí avanzando sin mirar atrás.

La técnica de parálisis suele durar periodos variados de acuerdo a la fuerza mental del usuario, y si bien quiero pensar que tomé la decisión correcta al dejar a esa extraña chica allí, sinceramente no estoy segura.

Pero solo seguí corriendo, sin saber exactamente adónde... Desearía que hubiésemos tenido un mapa.

No quería pasar demasiado tiempo dando vueltas en el lugar por lo que pensé alguna otra alternativa.

Observé el techo, y debido a que estaba hecho con tejas, supuse que no era muy grueso. También observé el material del pilar ante mí y pensé que podría intentar salir por arriba.

Tomé impulso y corrí, para luego dar un salto y treparme al pilar. Desenfundando mi espada bastón, imbuí su hoja con plasma, y esta atravesó la piedra del pilar como si fuese mantequilla, con esto, me aseguré de que quedase bien clavada para hacer una abertura. Usando mi dedo, hice un círculo en las losas del techo, y poniendo mis dedos índice y medio en el centro del círculo, el área se desintegró dejando un agujero perfecto.

Lo hice fácilmente porque aparte de alta, tengo extremidades largas. Otra de mis virtudes es que, al ser muy delgada, pude meter mis brazos, hombros y cabeza en aquel agujero circular, y luego de que mis hombros pasan, sé que todo mi cuerpo pasará.

Subí al techo de la mansión y corrí sobre él, no me preocupaba que las tejas se rompiesen porque soy ligera, y bajo el cielo nocturno y con una visión completa del lugar, sí que puedo ubicarme.

Finalmente llegué a un lugar desde donde podía ver el patio trasero, y los grandes contenedores/carruajes cuadrados, cargados y tirados por enormes Markhors, donde se encontraba la mercancía de Giuseppe.

Algunos guardias eran visibles vigilando rutinariamente, conté rápidamente y para mi sorpresa eran solo seis guardias, aparte de ellos, un grupo de empleados subían jarrones y plantas a los cargamentos... Todo parecía estar haciéndose con el máximo de discreción posible. Nadie debía saber de esta mudanza, por lo que, en teoría, nadie debía intervenir.

Los Guardias Ciervos a menudo usan botas de cuero en lugar de botas de acero, usan pantalones de cota de malla y pecheras que suelen ser de acero o de cuero. Los cascos suelen ser alargados y con cuernos que buscan imitar los de gacelas, ciervos, antílopes, cabras, o animales parecidos.

Giuseppe también se encontraba allí, con sus 2mts de estatura y arrugado semblante de anciano, con barba de chivo y ojos profundos, vistiendo un traje de color caqui con una bufanda roja con franjas naranja, y la corona en forma de cuernos de cabra, que lo representaba como el Señor de estas tierras.

Yo preparé mi técnica de espionaje por excelencia, y me dispuse a usarla para empezar a inspeccionar las cajas... La llamo "Burbuja de Invisibilidad"

Consiste en crear un campo de Lumineon a mi alrededor, cuya propiedad permite distorsionar la luz a mi alrededor y... Ah, en resumidas cuentas, me permite volverme invisible. Técnicas como ésta son las que me dieron renombre en mi clan, porque la "Burbuja de Invisibilidad" es según algunos, una habilidad insanamente poderosa, a menudo limitada por el enorme gasto de energía que supone.

Salvo que... Todas las Valquirias poseemos reservas enormes de energía, por lo que, yo puedo mantener mi invisibilidad por periodos considerables de tiempo.

Conduje Lumineon alrededor de mi cuerpo, y lo que en un inicio lucía como una burbuja dorada y tenue, rodeó mi cuerpo creando el campo que me permitiría pasar invisible a la vista de todos.

El que tenga mucha energía no es motivo para desperdiciarla, por lo que sentí que igual debía apresurarme.

Que Hilda sea la Valquiria de los saltos, no quita que yo también sepa saltar muy alto y muy lejos, por lo que, en una veloz maniobra, salté desde el tejado hacia uno de los contenedores.

Pude notar que algunos de los Guardias Ciervos voltearon y alzaron sus vistas al oír el ruido de mi caída, incluso uno de ellos dio un salto alto (porque los Ciervos se especializan en saltar) y observó los alrededores. Supongo que pensaron que no fue nada, aún, cuando yo estaba justo frente a ellos.

Mientras me encontraba sobre el contenedor, dibujé un círculo muy pequeño con mi dedo y luego desintegré el espacio dentro de éste con mi técnica. Esta vez sentí que sería mejor no abrir un agujero demasiado grande, por lo que, abriendo el espacio suficiente, puse mi vista en el contenedor y de inmediato, utilicé mi técnica de salto espacial para aparecer dentro.

El contenedor estaba por completo oscuro, pero eso no era impedimento para mí al hacer mi labor. Con cuidado, usé mi espada bastón para abrir las cajas, una a una, y lamentablemente ninguna de ellas contenía las armas. Solo había jarrones, copas de oro enchapadas en diamante, y pinturas, pinturas antiguas de ancianos desnudos...

En estos momentos maldigo mi don de poder ver cosas en la oscuridad, maldigo tener una vista tan buena, y memoria visual casi fotográfica.

Con la decepción de no haber hallado las armas, y un profundo deseo de apuñalarme los ojos, salí del primer contenedor tal y como entré. Entonces, di un pequeño salto y subí al segundo contenedor oculta tras mi Burbuja de Invisibilidad, para repetir el proceso.

Supuse que esto me tomaría algo de tiempo, pero me puse manos a la obra nuevamente. Me preguntaba cómo estaría Hilda, porque estaba tomando mucho en vencer a Jungler, y también pensaba en Sylvie y Mária, que seguían sin aparecer...

...

Mientras yo me encargaba de inspeccionar los Contenedores, Sylvie y Mária se encontraban en las inmediaciones de la mansión desarrollando un plan por su propia cuenta... O, mejor dicho, Sylvie organizaba un plan y Mária solo escuchaba.

Si no me equivoco, ellas estaban en la zona oeste de la mansión, donde se encontraba una 3era puerta, la puerta de visitas.

-Nope -dijo Mária-. No hay túneles en esta mansión... Ni siquiera hay sótanos.

Mária tiene la capacidad de percibir objetos, túneles, corrientes de agua, y demás cosas por debajo de la tierra, utilizando una técnica de análisis sísmico.

-Perfecto -respondió Sylvie-. Podemos descartar la posibilidad de que escapen por un túnel... Y tal vez... Podamos encerrar a Giuseppe en su mansión si bloqueamos las puertas principales. Con él de prisionero podríamos usarlo de rehén para huir, o incluso resistir hasta que amanezca para que uses al Sacudetierras y nos creemos un puente o un túnel para salir... Si mantenemos el combate dentro de la Mansión, tal vez no sea necesario que mueran civiles.

Mária se limpió la tierra de las manos y observó los alrededores -: Entonces, ¿Qué hacemos?

-Bloqueemos esta puerta, luego iremos por la puerta trasera y por último la principal, porque debe estar más vigilada -dijo Sylvie-. Si hacemos esto bien, podría...-Sylvie fue interrumpida repentinamente por Mária, quien se abalanzó casi sobre ella.

-¡Sylvie! ¡Cuidado! -tomándola por el brazo, la lanzó a varios metros y recibió el ataque ella misma.

Un guerrero ciervo, de armadura plateada y cuernos enormes, saltó desde una de las torres e intentó decapitar a Sylvie con un alfanje, pero Mária recibió el ataque. El alfanje fue dirigido a su hombro y se clavó casi hasta su clavícula izquierda, pero, aun así, Mária respondió con el brazo izquierdo dando un incomparablemente fuerte gancho, que arrojó al ciervo hacia arriba y lo hizo volar por los aires.

-¡Maldita sea! ¡Nos encontraron! -dijo Mária-. Guuhh

Un brote de sangre salió expulsado de su boca mientras la herida en su hombro aún estaba abierta. Mária llevó su mano a la abertura en su hombro y condujo su verde Etherion sobre ésta para cerrarla.

-¡Bloqueemos la entrada de la Puerta y escondámonos ahora! -dijo Sylvie-. Chispas, creo que es muy tarde, ya deben saber que estamos aquí.

Sylvie y Mária corrieron, y Sylvie utilizó un remolino manual de Eolion para romper de un golpe la cerradura principal de la puerta, para entrar. Acto seguido, Mária puso sus manos en el suelo y levantó un muro de piedra de 8mts, igual de alto que las murallas que rodeaban la mansión.

La herida del hombro de Mária aún sangraba un poco, y Sylvie lo notó.

-¡Mária! ¡¿Por qué te pusiste en medio del ataque de ese sujeto?! -preguntó Sylvie-. ¡Sabes que un ataque como ese no podría matarme!

Mária continuó cerrando su herida con Etherion -: Es cierto que tu don de Valquiria te vuelve prácticamente inmortal, pero aun así puedes sentir dolor... Por otro lado, mi dura piel me protege, y de hecho soy muy resistente a las heridas... Por lo que prefiero que me hieran a mí que a ti.

-Maaaria, entiendo que te preocupes, y te lo agradezco -respondió Sylvie-. Pero no deberías arriesgar tu vida para evitarme algo de dolor, a fin de cuentas, aunque puedas endurecer tu piel como roca, sigues siendo más frágil que yo... Y sí que eres capaz de sentir dolor, te quejabas ahorita por la herida que te hizo ese tipo.

Mária bajó la mirada y se sonrojó un poco -: Mis heridas me duelen menos que las tuyas... -respondió suavemente.

Nota de Luna: Estoy contando esto tal como sé que ocurrió, no me estoy inventando nada. Si sienten una especie de extraña vibra romántica entre ellas pues... Solo puedo decirles que yo también la siento a menudo, y créanme, que sé bastante de estas cosas.

Como para romper con este lindo momento, aquella pared de roca creada por Mária, fue deshecha en un instante por la embestida de un guerrero ciervo.

Sylvie y Mária saltaron hacia atrás justo a tiempo, antes de ser atravesadas por la cornamenta de aquel guerrero.

Un guerrero de 2mts de puro músculo, con botas de acero plateado y un pantalón de mezclilla negro, aparte de una pechera de acero plateado con un gran rubí en el centro del pecho, y franjas saliendo de sus lados como venas, que se extendían hacia los lados. Utilizaba corazas para cubrir sus hombros y muñequeras para protegerse los antebrazos. Su casco no dejaba ver su rostro, pero exhibía un hocico corto y cuatro ojos rojos y radiantes, aparte de una marca similar a una estrella roja en su frente, y largos cuernos curvos como los de un carnero.

-¡Valquirias asquerosas! ¡Lamentarán haber venido al Santo Palacio del Sr. Kripalani! -exclamó aquel guerrero, reconocido en Yimmure como Varak, el Carnero Rojo.

-¡Oh por todos los Cielos! -exclamó Sylvie-. ¡Lo que nos faltaba!

-Lord Seth estará feliz de saber que su teoría era cierta -dijo Varak colgando su Alfanje de un extremo de su cinturón plateado con rubíes-. Están las Valquirias aquí, a nuestra disposición... -tronó sus dedos-. Listas para que las llevemos ante el Soberano Emperador Okta... O podríamos llevar sus cuerpos, no haría demasiada diferencia.

Aquellas palabras hicieron temblar a Sylvie y Mária, de inmediato ambas se pusieron en guardia.

-N...No te tenemos miedo -respondió Sylvie, con una voz que desde luego transmitía el miedo que sentía-. Nuestro destino es vencer al Imperio... Y es lo que haremos.

Su casco no permitía ver su rostro, pero una sutil risa denotó que le hacía gracia ese comentario -: Mucha confianza, debo decir... Es una pena que no tengan el poder para hacer uso de esa confianza -comentó Varak retomando su Alfanje-. Soy un Ciervo de alto nivel, el segundo más fuerte después de Lord Seth, y ustedes son solo niñas... Es una pena... Quisiera haber podido reunirlas a las cuatro para pisotearlas por mi cuenta, pero, creo que Lord Seth y Jungler podrán hacerse cargo de sus compañeras.

-¡¿Qué?! -Sylvie comenzaba a entender la situación y atemorizarse-. ¡¿Seth está aquí?!

Varak asintió con la cabeza -: Pero ¿qué más da? Ustedes van a caer aquí mismo así que, no tendrán que enfrentarlo.

-¡Sylvie, quédate atrás! -ordenó Mária-. Yo te protegeré.

Sylvie hizo un puchero, pues Mária siempre se pone al frente para cuidarla.

Mária se puso los Vajra Mushti y chocó los nudillos del arma, luego dio un par de saltos y tomó una postura de boxeadora, para iniciar su ofensiva.

Varak colgó su Alfanje y chocó sus puños igual que Mária, e irradió desde éstos una misteriosa energía roja. No estamos seguras de qué elemento era ese: No era Fyerion, no era Eon, no era Scyllion ni Thundrion... Parecía solo una estela de pura energía roja.

-Mária, cuidado -advirtió Sylvie-. No estoy segura de qué elemento es ese... Tal vez es un compuesto.

Varak dio un par de saltos, y sin previo aviso, aceleró cual tren de Carga y trató de embestir a Mária, pero ella juntó los puños y dando un salto, los dos Titanes chocaron con descomunal fuerza.

Varak recibió el impacto, pero de inmediato dio una cornada e intentó clavar a Mária y llevársela en los cuernos, pero la dura piel de Mária la protegió.

Varak notó que falló ese impacto, por lo que dando un gran pisotón hizo temblar la tierra debajo de ellas, y en instantes, dio un pisotón más para elevar un agudo pilar justo debajo de Mária.

Pero con la resistencia y reflejos de la Osa, Mária se cubrió el pecho con los brazos y a su vez recubrió sus brazos con Stonion, y recibió el pilar con los antebrazos.

Sylvie intervino conduciendo Hydrion a su boca, y produciendo torpedos de agua, que disparaba a gran velocidad. El Hydrion deshace el Stonion con facilidad, por lo que las técnicas de Sylvie destruían fácilmente las rocas de Varak.

Mária saltó desde lo alto del agudo pilar, y creó alrededor de sus manos un par de enormes guantes con garra, similares a enormes patas de oso, y con las afiladas garras rocosas, dio un fuerte zarpazo que desgarró parte del grueso casco de Varak y cortó uno de sus cuernos.

El Stonion no es un elemento tan simple como el Scyllion... un usuario del Stonion no puede crear lo que imagine simplemente y hacerlo realidad, por lo que a menudo los usuarios del Stonion se especializan en aprender a moldear con rocas, solo algunas formas. Mária conoce solo cuatro formas, y esa, es la primera que aprendió, y la que más ha practicado, debido a que es característica de su clan... Y por lo mismo, las patas de Oso son su técnica más fuerte y consistente.

Las patas de Oso de Mária son tan perfectas que no parecen hechas de Stonion: De elegante marrón, superficie dura y lisa, y con afiladas garras de 15cm. Casi parecían haber sido creadas por un escultor tras horas de trabajo, pero, eran un molde que Mária conocía perfectamente.

Varak tambaleó tras el fuerte golpe de Mária, y aún aturdido condujo de esa extraña energía roja a su puño, para luego alzarlo velozmente en un intento de golpe lateral. Mária bloqueó, pero uno de sus guantes se resquebrajó, y aprovechando su ahora descubierta mano, Mária atrapó la muñeca de Varak y con la manopla/pata de oso de su otra mano, dio una bofetada al carnero y lo arrojó lejos.

Mária es torpe en la mayoría de cosas, y, de hecho, podría contar con mis dos manos, la cantidad de cosas en las que es realmente buena. Pero sin duda, a la hora de luchar, pocas se comparan a ella en destreza.

-Maldita sea... -dijo Varak poniéndose de pie tras la bofetada-. Me hiciste escupir sangre, y por culpa de este maldito casco, he debido tragarla nuevamente... Eso no te lo perdonaré -podía ver el rojo del rubí de su pecho brillar más y más-. ¡Juro que acabaré contigo!

Los rubíes de su cinturón comenzaron a brillar, y pronto se volvieron humo para luego tomar la forma de Rams, que volaron alto y zigzaguearon en el cielo: Los Rams, o dragones carnero, son una raza de dragón endémica de las Colinas que interconectan Yimmure, Syver, Rize e Ignis, y son conocidos por su peculiar cornamenta, que asemeja a los cuernos de una cabra. Los Rams, suelen medir 1mt a lo mucho, y curiosamente, no escupen fuego ni poseen garras como otros dragones, pero, poseen pieles duras y gruesas patas delanteras que usan como puños para golpear.

Los Rams que Varak extrajo de su cinturón, eran rojos, por lo que intuimos que los importó desde Ignis... Aunque esto no hiciera demasiada diferencia, salvo la estética siniestra de los animales, que curiosamente, encajaba con su entrenador.

-No quería recurrir a estos trucos baratos para una mocosa como tú -dijo Varak-. Pero tampoco quiero que Lord Seth piense que soy un fracasado... Así que, las derrotaré a toda costa.

Mária dejó caer el guantelete en forma de pata de oso, y comenzó a formar una lanza con Stonion, en su mano -: Pues lamento decepcionarte, pero estoy por demostrar que sí lo eres.

Al instante los Rams se arrojaron en simultáneo hacia ella, embistiéndola con sus cuernos y golpeándola con sus gruesos puños, pero Mária, sólida cual roca, no pareció inmutarse.

-¡Yo te cubriré! -Sylvie intervino nuevamente, disparando torpedos y torrentes de agua desde su boca. Uno de los Rams se desvió e intentó golpearla, y al instante ella creó un remolino de aire en sus palmas y lo impactó con éste, destruyendo su cabeza en un segundo.

Mária tomó su lanza y la hizo girar para quitarse a los Rams de encima, y Sylvie, de un salto, produjo montones de látigos de Hydrion y golpeó a los Rams en el aire para derribarlos.

Con el campo abierto, Mária tomó la lanza y con gran fuerza, la arrojó hacia Varak. El ciervo Carnero respondió dando un puñetazo al suelo y creando una cresta de agudas rocas que frenaron la lanza y se extendieron hacia la dirección de Mária y Sylvie.

Mária se arrojó hacia las rocas y las destruyó al instante con sus fuertes puños descubiertos, sin dificultad alguna.

El don de Valquiria de Mária está en sus manos, don que a menudo es llamado "Puños de Acero". Decir que Mária posee una fuerza asombrosa es poco, decir que es excepcional se siente insuficiente, decir que es descomunal sigue sonando a poco para decir lo fuerte que es Mária... Se dice, según la leyenda, que Mária posee la mayor fuerza física de toda Mastema, se dice que su fuerza es la inalcanzable cúspide de lo que un Tenshi puede ser, y que nadie, insisto, nadie, puede excederla.

-Maldición... De todas las Valquirias que podían aparecer ante mí, justo debió ser la de los Puños de Acero -musitó Varak.

-¿Asustado? ¿Soy demasiado fuerte para ti? -preguntó Mária con una sonrisa-. Que sepas que me estoy cansando de ti, así que, mejor acabemos con esto.

Varak se sentía superado y a la vez humillado, o eso creo, porque su siguiente maniobra denotaba una evidente falta de honor y de agallas... Propia de un cobarde como él.

Al no poder contra Mária, optó por ir contra Sylvie.

Antes de que ellas pudieran reaccionar, su cuerpo se envolvió en energía roja, y cual tren de carga, se impulsó en dirección a Sylvie.

-¡Varak, no! -Mária intentó detenerlo, pero en velocidad, Varak la excedía con creces-. ¡Sylvie, cuidado!

Sylvie aún luchaba por mantener a raya a los Rams cuando el coloso se dirigió hacia ella. Su desesperada maniobra fue conducir tanto Hydrion como pudo a su boca y expulsarlo en un torrente, para alejarlo, pero la resistencia de Varak fue tal que ni siquiera la corriente de agua lo detuvo.

Varak tomó su alfanje, que estuvo colgado de su cinturón todo este tiempo, y dio un par de veloces ataques a Sylvie. El primero cortó horizontalmente la zona de su cuello ocasionando una hemorragia intensa, y el otro tajo arrancó su brazo izquierdo por completo.

-¡Sylvie! -Mária creó una lanza de roca y la arrojó contra Varak, pero éste retrocedió y evadió con facilidad.

Sylvie sangraba por la profunda herida de su cuello, que por poco la decapita, pero no murió. Y conduciendo Hydrion al resto de su amputado brazo, extendió un tentáculo de Hydrion y atrapó su brazo, para así reconectarlo... Unos instantes después de sufrir esas heridas extremadamente graves, Sylvie estaba casi ilesa.

-Maldición, ella es la inmortal -afirmó Varak-. Bueno... De todas formas, sirve.

Mária intentó correr a defender a Sylvie, pero entonces Varak condujo energía roja a sus manos, creó un orbe rojo y lo disparó hacia ella, causándole daño y haciéndola caer.

Aprovechando que Sylvie estaba indefensa, la golpeó fuertemente en el rostro y luego atrapó su cuello.

La expresión de Mária cambió al notar que Sylvie estaba siendo estrangulada por Varak.

-Creo que he descubierto tu debilidad, Valquiria de los puños de acero -dijo Varak-. Es cierto que tu compañera puede regenerarse de casi todo daño, pero, sino me equivoco, una de sus antecesoras "inmortales" murió asfixiada... Así que, ahora podría acabar esto muy fácilmente.

Mária intentó ponerse de pie.

-Yo no haría eso si fuera tú -dijo Varak-. Si te atreves a dar un paso más, me aseguraré de que sus últimos instantes de su vida sean un infierno... Y no quieres eso ¿Verdad? -cuestionó Varak, y Mária bajó la mirada-. Aprecias tanto a esta chica, que aun cuando sabes que sus heridas sanan mejor que las tuyas, no quieres que la lastime.

Sylvie poco a poco sentía sus sentidos nublarse, pero aún en ese estado, ideaba un plan para librarse de ello.

Con cuidado, atrapó Hydrion desde sus manos -: ¡Mária, el mazo!

-¡¿Qué?! -Varak no entendió lo que Sylvie dijo, por lo ahogada que sonó su voz.

Mária recogió el mazo de Sylvie, el que Geo nos dio, y lo arrojó al aire para que Sylvie hiciera lo que había planeado.

Condujo un látigo de Hydrion desde su boca, y balanceó el mazo desde arriba a tal velocidad que haciéndolo girar en el aire, lo dejó caer en el ya dañado casco de Varak. El impacto emitió un ruido metálico, y el golpe atravesó el casco y golpeó la cabeza de Varak, haciéndole expulsar sangre desde el cráneo.

Varak soltó a Sylvie de su agarre, y al instante, Mária avanzó furiosa y remató con un golpe tras otro al poderoso Ciervo Carnero.

Varak rodó por el suelo y su casco cayó, dejando ver su rostro: Pálido, adulto, de nariz ancha, piel blanca como leche y cabello naranja... Lo inquietante fue, que aún luego de un golpe en el cráneo, que debía haberlo matado o mínimo noqueado, Varak se puso de pie.

Sus ojos estaban blancos y vacíos, pero él estaba de pie.

-Está inconsciente -dijo Sylvie-. He oído de esto... Maldición es uno de esos Bárbaros que dominaron el arte de luchar inconscientemente.

-¡¿De qué hablas?! -preguntó Mária, poniéndose en guardia.

-Es un estado en el que el Bárbaro solo se mueve por su instinto de pelea, y su necesidad de acabar con el enemigo... Su sentido común, su dolor, su raciocinio, todo se ha ido... Ahora solo va a luchar con todo -dijo Sylvie-. Esto es malo, es... Muy malo.

-¡No permitiré que Lord Seth me vea fracasar! -exclamó Varak inconsciente-. ¡Acabaré con ustedes, aunque sea lo último que haga!

-Maldita sea... Había olvidado que Seth debe andar por aquí -dijo Sylvie-. Necesitamos ayuda, si Seth viene entonces estamos acabadas.

-Eso es -dijo Mária-. Ve por ayuda... Si estás aquí y tengo que cuidarte, no podré concentrarme al 100% de mis capacidades.

-Pero... -Sylvie intentó poner tachas, pero pronto entendió que no había otro camino-. ¿Crees que puedas resistir?

-¿Resistir? -Mária volvió a chocar los nudillos-. Acabaré con él. Tú ve por las demás, debemos reunirnos antes de que Seth aparezca.

Sylvie asintió -: Buena suerte, Mária.

-Cuídate, Sylvie -dijo Mária.

Sylvie corrió para alejarse de la contienda, aunque en realidad no era necesario.

Cuando Varak embistió nuevamente, esta vez se enfocó de lleno en Mária, expulsando energía roja desde sus puños como si de llamas de fuego se tratasen, y Mária, con su inmaculada destreza, respondió frenando y contraatacando a sus golpes con inquebrantables defensas y disciplinada técnica.

«Esto es malo... No solo están Jungler y Varak... Sino también Seth... Y claro, según lo que dijo Varak, usaron las Armas como señuelo y nosotras vinimos como pequeños borregos a su trampa. Estamos atrapadas con ellos -pensaba una atemorizada Sylvie mientras huía-. Solo espero que al menos sea cierto que las armas están aquí, porque ahora ni siquiera de eso puedo estar segura... y en dado caso... Espero que esa presumida de Hilda de verdad sea tan fuerte como para lidiar con Seth»

Horribles pensamientos se agolpaban en su cabeza «¿Podríamos morir en la primera misión? ¿Acaso... veré a mis compañeras ser asesinadas al igual que mis antecesoras?» Sacudió la cabeza para desviar esos malos pensamientos «No debo dejar que el miedo me agobie, debo ser fuerte, debo ser valiente, debo salvarlas a todas»

...

Salí del 2do contenedor, y me puse de pie cubierta por el campo de luz, dispuesta a entrar al tercer contenedor. Había cuatro contenedores, en teoría, la probabilidad era 50/50 de que el siguiente fuera el correcto.

No podía dejar de pensar en mis hermanas, y me preocupaba que la ansiedad de no saber lo que sucedía con ellas, perjudicara mi capacidad de búsqueda.

Salté al tercer contenedor, pero cuando disponía a abrir el agujero para entrar, algo sucedió.

El estridente sonido de un cuerno, resonó en toda la ciudad. Involuntariamente bloqueé mis oídos y el susto me hizo desactivar la Burbuja de Invisibilidad. Casi por reflejo me recosté para evitar que me vieran. Irónicamente, activar la Burbuja de Invisibilidad genera brillo que podría delatar mi presencia.

-Está sucediendo -dijo uno de los Guardias Ciervos-. Entonces la Carta era cierta. ¡Esto es muy malo!

-Eso significa que... debemos partir ahora -respondió el otro Ciervo-. Nuestro deber es reunirnos en la Fortaleza León cuando el Cuerno suene.

-¡¿Qué?! ¡Ni piensen que van a irse y dejarme escapar solo! ¡Son mis guardias, deben cuidarme a mí! -exclamó un furioso Giuseppe.

-¡Pero el Emperador...! -intentó cuestionar uno de mis Guardias.

-¡Pero nada! ¡El Emperador se llevará una cantidad enorme de Ciervos hacia Rainscars para ir a dar apoyo en La Toma de Syver y en la Recuperación de Campione... ¡Ustedes no harán diferencia en ello! ¡Así que muévanse y terminen de cargar todos mis tesoros! -exclamó una mujer alta y morena, similar a la chica que dormí hace un rato, solo que mucho más alta y esbelta. Supuse que era la esposa de Giuseppe.

«¿Rainscars? ¿Carta? ¡¿Qué es... esto?! ¡¿Acaso era esto lo que Geo y los Colmillos pensaban hacer?! ¡¿Pero cómo lo sabían estos?!»

-¡Tenemos que irnos cuanto antes, recojan todo y marchémonos! -ordenó Giuseppe, e inevitablemente sentí temor de que nuestra oportunidad de obtener las armas se nos escurriera como Hilda nos advirtió.

Sentía que no tendría tiempo de examinar los dos últimos contenedores, y temía que a Hilda le hubiera sucedido algo, por lo mucho que había estado tardando. No tenía tiempo de seguir, tenía que encontrar la manera de detenerlos.

Deshice mi burbuja, y di un salto alto hacia varios metros lejos de ellos.

-¡¿Esa es...?! ¡¿Quién es ella?! -exclamó uno de los Guardias al verme.

En el instante en que se detuvo a observarme y notó el dorado de mis ojos, su mirada cambió.

Todos ellos se abalanzaron hacia mí entre veloces movimientos y saltos, con sus largas lanzas en ristre para embestirme.

En el instante en que los Seis Ciervos se acercaron, yo desenfundé mi espada bastón, y en la otra mano sostuve un Chakram de plasma. Cuando el primero se abalanzó, desvié su lanza con el Chakram y conduciendo plasma a mi espada bastón, atravesé su pecho de una veloz y certera estocada al corazón. El segundo apenas pudo reaccionar a la caída de su colega, e intentó darme un golpe horizontal, que esquivé de una pirueta hacia atrás, que acompañé de un salto.

En el aire, utilicé mi técnica de teletransportación para aparecer justo en medio de todos ellos. En el repentino cambio de acontecimientos, y el habitual desenfreno de los Ciervos, ellos atacaron al centro inconscientes de que estaban atacando a la misma dirección que sus aliados, yo me escurría y desenfundando mis dardos, los clavaba como agujas en uno y otro.

Algunas de sus armas se cruzaron, otras se rompieron entre sí, y uno de ellos atravesó al otro en el vientre, todo mientras yo había utilizado mi técnica de teletransportación para salir de su línea de ataque en un instante.

El Lumineon es tan versátil y tan excesivamente útil a la vez... Amo mi elemento primario.

Todos ellos cayeron tendidos al instante dejando a Giuseppe y su esposa desprotegidos.

-De acuerdo, Anciano decrépito -dije retirando un par de dardos de mi bolso, muy rápidamente-. Me dirás dónde se encuentran las Armas de las Valquirias, o me aseguraré de sacártelo a la fuerza.

Para asegurarme de que no escapasen, tomé uno de los Chakrams y lo arrojé envuelto en plasma hacia la rueda de uno de los carruajes. Aún quedaba otro, pero de ello me encargaría luego.

Cuando uno de los Guardias intentó atacarme, miré de reojo y arrojé un dardo a un agujero en su armadura.

Con mi gran vista, tenía el ojo puesto en todos a la vez, y con mi puntería excelsa, no fallaría un dardo.

-Entonces... ¡¿Van a colaborar o tengo que ponerme salvaje contra sus cuerpos?! -amenacé intentando sonar intimidante, aunque mi voz no me ayudase demasiado a ello.

-Inténtalo, mocosa -la mujer, de 1.95mts aproximadamente, piel morena y anchos pantalones de guerrera dio un paso al frente-. Si crees que nos atemorizas, es porque no haz conocido el poder de una guerrera del monte Krabset... ¡Ah!

Fue interrumpida de forma repentina cuando el impacto de un duro mazo con púas golpeó su rostro con la fuerza de un cañonazo. Las púas perforaron profundo en su frente y cráneo, lo que me hizo pensar que estaba muerta.

-¡No! ¡Marcy! ¡Noooo! -Giuseppe se arrodilló a recogerla al instante, para luego dirigir su furiosa mirada hacia mí.

Yo no tuve nada qué ver, y por alguna razón, no le presté demasiada atención y decidí enfocarme en el presente.

Con mi espada bastón en mano, me acerqué velozmente a Giuseppe -: ¡Más te vale que nos entregues las armas ahora!

Giuseppe alzó la mirada, furioso, y un inusual brillo púrpura en sus ojos café, me atemorizó e hizo retroceder varios pasos casi instantáneamente.

-¡Luna! ¡¿Dónde está Hilda?! -preguntó Sylvie-. La necesitamos urgentemente.

-¡Estoy algo ocupada ahora, Sylvie! -respondí, algo indiferente, aunque aliviada al ver que Sylvie estaba bien-. E Hilda está igual de ocupada adentro, luchando contra Jungler.

Al escuchar mis palabras, el rostro de Giuseppe cambió a una peculiar expresión de temor -: Jung... Jungler, ¡¿Jungler está aquí?!

-¡Necesitamos la ayuda de Hilda, pronto! -respondió Sylvie mientras corría tan rápido como podía hacia mí,

-¡Ya te dije que Hilda está ocupada adentro! ¡¿Qué no escuchas?! -respondí a ella, enojándome un poco.

-¡Nuestra situación es más importante, Luna! ¡Tendrás que encontrar la manera de desocuparla cuanto antes! -dijo Sylvie.

En el momento en que lo dijo, algo embistió a aterradora velocidad la puerta de salida de la mansión.

Fue entonces que lo vimos a él... Un hombre, de 1.98mts de altura, e increíblemente esbelto y fornido, vistiendo una armadura de ciervo: Botas de acero plateadas, rodilleras y coderas doradas con puntas, hombreras de cuero decoradas con dorados cuernos curvos similares a los de una cabra, y una pechera de cuero con la insignia de la estrella de cinco puntas invertida, símbolo de los Ciervos. Pero su casco... Su casco... Contaba con cuernos semi-curvos y afilados, con textura de taladro o de cuerno de gacela, un protector en su boca, que además servía de modulador de voz, y cubría el resto de su cabeza con un casco cerrado sin abertura para los ojos, pero con una gema azul en el centro y acanaladuras negras trazadas alrededor.

Mi expresión, la de Sylvie, e incluso la de Giuseppe cambiaron en el instante en que este enorme hombre entró, empuñando un guantelete, conectado a su vez a un escudo triangular negro con marcas doradas y una gema azul en su centro, y desde el cual sobresalían dos largos cuernos, rectos, largos, gruesos y afilados, como los de un Órice.

Él es... Seth, el Ciervo Cíclope, Ciervo del Caos... Inspirado en el sistema de clasificación de guerreros en otros Reinos, y en el hecho de que ha sido capaz de vencer a algunos de los "Cavallier" más poderosos del extranjero, se autoproclamó "Cavallier de Rango Diamante" hace tiempo atrás.

-Ya veo, ya veo -dijo con su voz grave y grotesca, amplificada por ese extraño modulador que le daba un toque mecánico-. Sabía que bastaría con un arma, y algunos rumores, para atraerlas directo hasta aquí... No hay escapatoria, Valquirias.

Observaba pasmada y aterrada a ese hombre acercarse... Lo antinatural de un casco sin visera para los ojos me aterraba, y el reluciente azul del zafiro de su frente me asustaba aún más.

En mi cabeza hubo una lista enorme de cosas que podían salir mal en esta misión, pero, honestamente ni siquiera consideré que Seth pudiera estar aquí... Porque no veía razones para ello... O eso pensaba.

-¡¿Seth?! ¡Santos cielos, qué bueno que viniste! -exclamó Giuseppe-. Me hubiera gustado que avisaras que actuarías en lugar de infiltrar a tu gente en mi ciudad, pero agradezco que estés aquí.

-Tsk... No importa -dijo Seth bajando su arma, un largo silencio nos atrapó...

Sylvie estaba estática al igual que yo, e incluso Giuseppe permanecía quieto.

-Te dije que necesitábamos a Hilda -dijo Sylvie en voz baja y atemorizada.

No creo que ni siquiera Hilda sea suficiente para esto... Hablamos del hombre que puso de rodillas al temido Cuervo Negro de Syver, aquel hombre que se ganó el respeto del mismo Emperador Okta por ser Leal y poderoso como un León, y fue nombrado "Guerrero de la Corte Real"

-Guuhh, Aah -aquella mujer, la esposa de Giuseppe, hizo algunos ruidos guturales que indicaban que estaba con vida. Poco a poco abrió sus ojos, pero parecía aún estar mareada por el poderoso ataque del mazo de Sylvie... Me sorprendía que sobreviviera a eso.

-¿Qué estas esperando, Kripalani? -preguntó Seth mientras caminaba lentamente hacia nosotros-. Toma el carro y huye.

-¡¿Marcy?! -Giuseppe volteó al notar que su esposa seguía con vida, mientras que a la vez escuchaba las ordenes de Seth.

Siendo Seth un "Guerrero de la Corte Real", estaba jerárquicamente por encima de Giuseppe, pero, al verlo con su esposa, casi pude ver un pequeño rastro de gentileza dentro de él... Y decidí apuñalar ese vestigio de bondad a nuestro beneficio.

Con mi técnica de salto espacial, me teletransporté justo al lado de su herida esposa y puse la afilada punta de mi espada bastón en su cuello -: ¡Escucha, cabra vieja! ¡Si te atreves a escapar, la mataré!

-¡Luna! -Sylvie pareció sorprenderse por mi desesperada maniobra, pero yo seguí firme.

-¿Qué esperas, Kripalani? Te he dado una orden... Sube al carro sino quieres meterte en problemas con el Imperio -reafirmó Seth alzando su escudo con doble lanza de cuernos, y los cuernos comenzaron a girar cual taladro,

-¡¿Vas a dejarla morir?! -pregunté desafiante-. ¡No creas que no lo haré!

-Giu... -su esposa alzó su mano intentando alcanzar desesperadamente a su esposo.

Giuseppe halaba los mechones de su larga barba estresado, sabiendo que estaba entre la espada y la pared.

-¡Luna! ¡Detener el carruaje no sirve de nada si tenemos a Seth en nuestra contra! -repitió Sylvie-. ¡Necesitamos a Hilda! ¡No tienes que asesinarla!

-Tic tac, tic tac -decía Seth, preparándose para dar su primera acometida-. Se te acaba el tiempo, Coleccionista, más te vale que acciones.

No quería dejarlo escapar, no quería que todo este riesgo fuese en vano... No quería que nuestra primera gran misión juntas fuese un fracaso.

El viejo Giuseppe estaba rojo de temor y con lágrimas en sus ojos, pero finalmente tomó la decisión. Sin previo aviso, le dio la espalda a su esposa y subió a uno de los carruajes, y arreando a los Markhors, se fue con uno de los contenedores... Contenedor donde se encontraba lo que buscábamos.

-¡Maldición, no! -me puse de pie, y usando mi técnica de salto espacial, intenté subir al carruaje a obtener el arma... Aún si era solo una, podía ser suficiente para cambiar la dirección de esta batalla.

Pero en el instante en que intenté acercarme, una estela de fuego se dirigió hacia mí haciéndome saltar del carruaje y retroceder... Giuseppe se defendió.

Su esposa tendida en el suelo contempló con lágrimas de desesperación bajando por sus mejillas, como su esposo huía como cobarde dejándola atrás.

Seth, al instante, condujo Eones de Plasma a lo que parecía ser un propulsor en su codo, y se impulsó a toda velocidad como un cohete, con el guantelete y sus dos lanzas a toda velocidad hacia mí.

-¡Nooo! -Sylvie se deslizó utilizando un chorro de Hydrion a presión, y se propulsó como un cohete contra Seth para frenar su ataque. La ofensiva de ambos acabó en una colisión increíblemente poderosa... Y entonces vi el rojo de un chorro de sangre brotar del cuerpo de mi amiga.

-¡Sylvie! ¡Nooooo! -exclamé aterrada.

Las dos lanzas de Seth atravesaron a Sylvie, en abdomen y pecho. La expresión de dolor del rostro de Sylvie es algo que nunca olvidaré -: Aaaagghhhh -gritaba de dolor, es una herida que habría asesinado al instante a quien la recibiera.

Pero no puedes matar a Sylvie con algo como eso, porque ella posee el más poderoso de los dones de Valquiria... El don de Sylvie es a menudo llamado "Sanación divina", y consiste en otorgar a su usuaria una relativa inmortalidad... Digo relativa porque puede morir bajo ciertas condiciones, pero... es muy difícil asesinarla. Se sabe que sus antecesoras han sobrevivido a ser cortadas en pedazos, ser decapitadas o incluso habiendo sido aplastados sus corazones.

Su don no la desinhibe del dolor, pero la protege de casi todo.

Con dos lanzas perforándola y un gesto de dolor en su expresión, volteó a verme -: Ve por Hilda... Yo me hago... Cargo.

Tras decir estas palabras, creó una burbuja de Hydrion a su alrededor y se encerró con Seth en ella.

Al ser usuaria del Hydrion, Sylvie puede extraer oxígeno del agua para así permanecer sumergida por más tiempo, pero Seth, estaba propenso a ahogarse.

El Hydrion es de los elementos que más me aterra enfrentar, y Sylvie hace que me dé aún más miedo... Estoy segura de que no morirá, por lo que al menos no temo su muerte, pero con ello claro, espero ocasionarle el sufrimiento mínimo.

Porque no, el hecho de que Sylvie sea inmortal no es justificativo para que la usemos de carne de cañón para que sea golpeada y agredida por individuos contra los que evidentemente no tiene oportunidad, después de todo, ella aún es capaz de sentir dolor, y el que no muera ante heridas letales, es más una tortura que una virtud... Si le sacaremos provecho a su don, que sea lo mínimo y necesario.

Retrocedí y entré a la mansión nuevamente.

-¡Hildaaaa! -exclamé con todas mis fuerzas.

Aquel mal presentimiento que tenía cuando dejé a Hilda sola con Jungler se acrecentaba más ahora... Los Ilusionistas astutos son capaces de vencer con facilidad a peleadores poderosos con poca astucia como Hilda.

Al cruzar los pasillos. inmediato el humo nubló mi vista y me produjo ardor en mis ojos de Valquiria. El Fyerion de Hilda estaba incendiando la mansión.

Estas mansiones, debido al material con el que están construidas (Roca, granito, terracota) no suelen quemarse tan fácilmente como las casas de madera. Supongo que, por eso, este lugar no está hecho trizas, pero claro que el calor y el humo eran otra historia.

-¡Hilda! -exclamé, buscándola, para ayudar luego a Sylvie, y luego... Fue entonces que me percaté de la ausencia de Mária.

No puedo pensar en eso ahora, debo seguir buscando y hallar a Hilda -: ¡Hildaaa!

Cruzaba por zonas en las que nunca había estado «¡Maldición! ¡¿Por qué crearon esta mansión como un jodido laberinto?!» Comenzaba a frustrarme, hasta que finalmente escuché su voz.

-¡¿Por qué puñetas no mueres?! -escuché esa gruñona voz y de inmediato supe que era ella.

Me sorprendió y alivió al mismo tiempo, saber que Hilda aún estaba viva y luchando. En aquel momento me preguntaba por qué le tomaría tanto tiempo a Jungler vencerla o viceversa... Aunque creo que en realidad no pasó demasiado tiempo desde que la dejé con él, solo que yo siento que ha sido largo el trayecto.

Seguí su voz, y finalmente me topé con ella.

Se encontraba en aquel pasillo, uno de los que transité mientras hallaba la salida. Las mallas de su hermoso traje ya estaban rasgadas en su mayoría, y su sensual piel bronceada brillaba un poco por el sudor. Poseía heridas menores, algún que otro rasguño, alguna que otra quemadura eléctrica, pero vamos, es Hilda, ella es la más fuerte del grupo.

Aunque me sorprendió ver que sus manos tenían muchas mordidas, que supongo se dio ella misma cuando luchaba contra Jungler y lidiaba con sus ilusiones... Me sentí un poco mal por no tomar su lugar en esta lucha.

El lugar donde estábamos favorecía muchísimo a Jungler, literalmente la tenía en un espacio cerrado y estrecho donde tenía todas las de ganar.

-¡¿Volviste tan pronto?! ¡¿Qué sucede?! -pregunta una sorprendida Hilda-. ¡¿Conseguiste las Armas Sagradas?!

-¡No Hilda! ¡Giuseppe ha escapado! -exclamé al verla-. ¡Y estaba preocupada de que Jungler te hubiera hecho daño! ¡Necesitamos tu ayuda afuera!

-¡Ja! ¡Me ofende que pienses que un debilucho como éste podría vencerme! -dijo Hilda-. ¿Cómo es eso de que Giuseppe escapó?

-¡Luego te lo explico, te necesitamos afuera! -exclamé nuevamente.

-Temo que eso será un problema... No he acabado aquí -dijo Hilda-. Ese maldito me ha estado atrapando en sus artimañas y burlándose de mí, ¡¿Puedes creerlo?!

-Hilda... Eso no importa ahora.

-¡¿Cómo que no importa?! ¡Soy una Valquiria! ¡Por mi orgullo y honor, debo ponerlo en su sitio!

-¿Ah si? ¡¿Por qué no lo intentas?! -exclamó Jungler desde un lugar desconocido, y en instantes se abalanzó hacia nosotros como un rayo.

Hilda repelió el ataque de Jungler con su Khopesh y respondió con un veloz disparo de veneno ígneo, pero falló. Y tan rápido como apareció, Jungler solo volvió a desaparecer.

-Ese maldito... ¡Ha estado haciendo eso todo el rato! -dijo Hilda furiosa-. ¡Sal a luchar, maldita rata asquerosa! -Condujo Fyerion a sus fauces y escupió una llamarada de fuego que inundó el pasillo entero.

-¡Maldición, Hilda! ¡Seth debe estar lastimando a Sylvie ahora mismo allá afuera!

La expresión de Hilda cambió al escuchar la situación -: ¡¿Qu...?! ¡¿Seth está aquí y Sylvie está luchando contra él?!

-¡¿Ahora entiendes por qué te necesitamos?! ¡Tenemos que salir de aquí!

Hilda frunció el ceño, entendiendo el panorama más a fondo -: Ya veo... Estuve perdiendo el tiempo con este idiota cuando debí estar afuera ayudándolas.... Lo siento... Debemos irnos.

Esos golpes de reticencia de Hilda me encantan.

-¡No tan rápido! -exclamó un furioso Jungler, para luego arrojar un conjunto de bolas eléctricas por el pasillo, una tras otra a gran velocidad.

Tomé los Chakram y comencé a bloquear el Thundrion de los ataques de Jungler. El plasma absorbe electricidad por lo que, es beneficioso en esta situación.

Este escenario es desfavorable para Hilda, pero favorable para Jungler y para mí.

-Excelente... Vámonos -dijo Hilda-. Tengo curiosidad de conocer a Seth...

Jungler dejó de lado su fachada, y se apareció ante nosotros como enorme y encorvado espectro al final del pasillo -: Son unas idiotas si creen que las dejaré escapar.

Hilda sonrió y dio un paso al frente -: En ese caso... -me tomó de la mano-, Atrápanos si puedes...

Condujo Fyerion a sus piernas y tirando de mi brazo, se impulsó a toda velocidad hacia el frente a modo de feroz embestida ígnea.

El calor de las llamas, lejos de lastimarme, me hizo sentir a gusto, me hizo sentir viva... Esa linda y confiada sonrisa de sus labios, ese ceño fruncido denotando confianza y determinación, Hilda es grandiosa.

Jungler retrocedió de un salto, lo suficientemente rápido como para que Hilda no le terminase alcanzando, pero de inmediato Hilda condujo veneno ígneo a su boca, dejando salir esos radiantes colmillos, y expulsó varias balas de fuego dorado.

Jungler se esfumó desde el frente, y apareció detrás de nosotros, pero ahora estaba yo, y cuando intentó contraatacar con un relámpago, utilicé mis Chakram para frenar su ataque.

Hilda y yo nos miramos de reojo y sonreímos.

En ese momento comprendí que, de haber permanecido juntas desde el principio, Jungler no habría sido un problema... Somos un gran equipo cuando estamos juntas.

No podía ver el rostro de Jungler, pero podía estar segura de que para él era frustrante.

Ambas procedimos a correr nuevamente, esta vez creía tener la ruta de salida algo más clara. Mientras lo hacía, traté de poner a Hilda al tanto de los detalles de nuestra situación, claro, mientras luchaba por mantener el ritmo de la situación y vigilaba que Jungler no volviera a aparecer.

-Ese maldito Jungler me ocasionó más problemas de los que esperaba -dijo Hilda-. Tuve que morderme la lengua como cinco veces para librarme de sus malditas ilusiones.

-Desde luego, los guerreros como él son increíblemente difíciles de vencer sino estás preparada -expliqué en respuesta.

-¡Como los odio! ¡Malditos guerreros tramposos que se ocultan tras ilusiones y artimañas en lugar de pelear con honor y dando la cara! -exclamó Hilda furiosa.

Auch... Creo que olvidó que yo también soy de esa clase.

-¡¿Crees que vuelva a aparecer?! -preguntó Hilda-. Tú eres lista, seguro ya debes tener ideas para matarlo.

Negué con la cabeza -: Peleadores como él se valen de la ventaja que les da la ilusión y su cobertura ofensiva para ser dañinos, y son reticentes a luchar en situaciones en las que estén en desventaja. Seguramente no atacará a menos que vea una situación donde sea favorable hacerlo, y no creo que eso suceda.

Hilda bajó la mirada -: Entonces... ¿El plan es huir?

-No es necesario, Hilda -dije-. Sé que no te gusta huir, pero, tenemos una oportunidad de oro para escapar e ir a rescatar a Sylvie. Nuestra prioridad número uno debería ser salir las cuatro con vida de esta ciudad... Si tenemos suerte y nos apuramos, tal vez aún podamos emboscar a Giuseppe y recuperar las armas. Si logramos asesinar a algún guerrero ciervo, solo sería daño colateral...

Hilda asintió -: Tienes razón, Luna -reconoció-. Me dejé llevar por el fragor de la batalla y olvidé priorizar nuestros objetivos.

Es tan encantadora cuando se disculpa... Es tan encantadora siempre.

Finalmente llegamos al patio, campo de batalla de Sylvie y Seth.

Sabía que Sylvie no estaría muerta, pero igual me preocupaba el daño que pudiera recibir.

Suspiré de sorpresa y alivio al notar que, de hecho, Sylvie no estaba tan dañada físicamente como yo pensaba que estaría. Salvo raspones en las rodillas, y un moretón en su ojo, no parecía haber sido herida de gravedad.

Seth y ella aún no acababan su contienda, y fue sorprendente para mí ver a Sylvie manteniendo a la bestia a raya: Seth embestía a toda velocidad con su peculiar escudo-lanza mientras se impulsaba cual cohete con el propulsor de su codo, atacando y volviendo, pero Sylvie, con ingenio esquivaba y repelía cada ataque con empujones de Hydrion a modo de olas, de modo que el patio de Giuseppe ahora era un barrial.

Seth intentó embestirla desde cerca, pero ella condujo Eolion a sus brazos para dispararse hacia arriba cual resorte y evitar el ataque.

Estando Sylvie en el aire, Seth aprovechó para canalizar Stonion a su palma izquierda (la palma donde no había guantelete) y creó lo que parecían bolas de Stonion con picos, e inició una ofensiva con estas, arrojándolas una tras otra. Sylvie se cubrió de la primera con los brazos, siendo sus antebrazos perforados por la bola.

Aún en el aire, Sylvie condujo Hydrion a su boca y expulsó un torrente de agua, tanto para desviar las bolas con picos como para evitar que Seth intentara dar un remate.

Sylvie aún no tocaba el suelo mientras arrojaba Hydrion desde su boca cual elefante desde su trompa, y Seth decidió embestir como solo los Ciervos lo hacen, e intentar propiciar un rodillazo contra la pequeña, pero como ella es astuta, creó en instantes una burbuja de Hydrion que amortiguó el impacto y atrapó a Seth.

El Hydrion es la pesadilla de todo Ilusionista de luz, y de todo luchador físico, y la inmortalidad de Sylvie es una pesadilla para cualquiera que se atreva a enfrentarla... Sylvie es una peleadora de pesadilla, que, por suerte, está de nuestro lado.

-¡Sylvie! ¡¿Estás bien?! -pregunté alzando mi voz.

-¡Estoy...! -cuando Sylvie decía aquellas palabras, Seth salió de la burbuja y levantando varios pilares filosos del suelo, amputó el brazo de Sylvie y perforó su rostro.

-¡¡Sylvie!! -exclamó Hilda expulsando Fyerion alrededor de su cuerpo-. Tú... ¡Vas a pagar por esto, Seth!

En ese instante, Hilda saltó con su Don de Valquiria e intentó dar una patada alta a Seth, pero él bloqueó con su escudo, y conduciendo Eones de Plasma a su mano, disparó un proyectil de energía, que Hilda recibió en el abdomen, y por alguna razón no le afectó... Así de resistente es su abdomen.

Hilda se detuvo y al caer al suelo dio una patada giratoria con la otra pierna, pero Seth retrocedió, y entonces Hilda condujo Fyerion a su pierna y arrojó una llameante onda de fuego al rostro de Seth, que lo impactó e hizo retroceder.

-¡Luna! ¡Toma a Sylvie y lárguense! -exclamó Hilda.

Sylvie se puso de pie por su cuenta. Sus heridas aún no cerraban por completo, pero estaban en proceso de hacerlo. Al menos en su rostro solo había sangre y una pequeña herida en su frente, y estaba reconectando su brazo como suele hacer.

Yo corrí tan rápido como pude a reunirme con ella mientras aprovechaba la brecha que Hilda me dio -: Vámonos...

-Vayan tras Giuseppe y busquen las armas -dijo Hilda con una sonrisa, mientras desenfundaba su Khopesh y conducía Fyerion sobre ésta-. Yo me encargaré de protegerlas.

Ambas asentimos y comenzamos la carrera para alejarnos de allí tan pronto como fuera posible, pero lamentablemente el ritmo de carrera de Sylvie no me ayudaba.

Seth estaba encorvado, luego de recibir el impacto, pero alzó la mirada y el zafiro del centro de su casco brilló. Instantes después, montones de rocas cayeron sobre Hilda como un ataúd rocoso.

-¡Hilda!

Pero sin inmutarse de ello, luego de que el ataúd rocoso cayó sobre ella, Hilda simplemente saltó de entre los escombros resurgiendo y disparando una poderosa llamarada desde su boca, contra Seth. El ciervo condujo Stonion sobre su escudo creando una defensa extra de roca para protegerse de la llamarada, e inmediatamente se abalanzó hacia Hilda intentando golpearla con su puño.

Hilda recibió el impacto con su Khopesh y dio una patada lateral para hacerlo tropezar, luego acompañó con una acometida de su Khopesh, la cual, Seth bloqueó atrapando su muñeca.

Seth hizo presión intentando romperle la muñeca, y al no poder hacerlo, respondió con un fuerte cabezazo, y remató con dos rodillazos consecutivos complementados por la diferencia de altura entre ambas.

-¡Hilda, no! -verla ser herida rompía mi corazón, sentía que debía ayudarla.

-¡Luna, no mires atrás ahora, debemos irnos! -exclamó Sylvie.

Hilda intentó defenderse con varias acometidas desesperadas aún mareada, pero Seth esquivó con excesiva simpleza y dando un puñetazo al mentón de Hilda, tomó su cabeza y la estrelló con fuerza contra el suelo.

-¡Hilda, no! -estaba decidida a ir a ayudarla, con la ira creciendo dentro de mí y mi alma ardiendo de frustración, pero Sylvie me detuvo.

-¡Ni lo pienses! -exclamó con el ceño fruncido-. Si te acercas, Seth te matará.

Sosteniendo a Hilda contra el suelo, Seth se detuvo un instante -: Así que esta es la Valquiria en la que pusieron su fe... La guerrera a la que desesperadamente buscaron esperando que fuese rival para mí... Deben sentirse decepcionadas.

Sylvie y yo estábamos ya a unos 30mts de Seth, y su voz, pese a no sonar como si gritara, sonaba muy fuerte... Tal vez el modulador de voz de su boca funcionaba como megáfono. No nos detuvimos, seguía corriendo, pero tratando de no dejar tan atrás a Sylvie.

-Esperaba mucho más de las legendarias Valquirias... esperaba que como mínimo fuesen un desafío interesante, pero ahora veo que son solo niñas inexpertas -dijo en burlesco tono, con su siniestra y algo anciana voz-. Por cierto... Valquiria inmortal... Tengo un obsequio para ti.

Volteé a ver, y cuando lo noté, fue tarde para reaccionar.

Seth condujo Eones de Plasma a las dos puntas afiladas de su lanza, y apuntando hacia Sylvie, disparó dos rayos de energía que se entrelazaron como un taladro, y atravesaron a Sylvie, dividiendo su cuerpo a la mitad.

La onda cruzó muy cerca de mí, pero Sylvie estaba detrás de mí y diagonal a mi posición, por lo que nunca estuve en el radio del ataque. Pero al instante, corrí hacia ella para intentar ayudarla.

-No tienes ninguna defensa contra el plasma, ¿verdad, Valquiria inmortal? O ¿Puedo llamarte Sylvie? -preguntó Seth-. No quise usar plasma contra ti, porque a diferencia de ustedes, no poseo energía ilimitada, y sentía que era un despropósito desgastarme contra una oponente a la que no podría matar de ninguna manera... Pero, no quiero que te lleves la mala impresión de que, si quiera tenías oportunidad de vencerme.

Sylvie condujo Hydrion a través de su sangrante torso, para así reconectar su abdomen con su cintura y piernas.

-Entonces, si reside en ustedes el poder de la diosa Freyja, y soy capaz de matarlas a todas... Entonces tengo el poder de un Dios... -teorizó Seth-. y ahora, yo, Seth el Ciervo Cíclope, Cavallier de Diamante y dios de la Destrucción, seré el Verdugo que castigue a quienes se opongan al noble poder del Emperador Okta, y quien enterrará la Leyenda de las Valquirias nuevamente en el olvido.

En ese instante, la refulgente llama del orgullo de una Valquiria, estalló justo a sus pies.

-¡¿Qué?! ¡GaaahhH! -Seth se vio envuelto en un colosal y radiante estallido de llamas, que lo voló varios metros hacia atrás y rasgó parte de su armadura, arrancando una de las dos puntas de su lanza.

Hilda se puso de pie, con ¾ de su cabellera, en intenso color dorado, y sus ojos encendidos en ira.

-¡Cierra la maldita boca, asqueroso ciervo de mierda! -dijo la dulce princesa, digo, dijo Hilda-. Y recuerda bien mis palabras... ¡Yo, Hilda Hayward, seré la Valquiria que acabe contigo, y con este maldito y retorcido Imperio de sádicos y crueles tiranos!

-Oh cielos, Oh cielos -no podía creer lo que escuchaba, no podía creer lo que veían mis ojos.

-¡Luna, vámonos! -exclamó Sylvie nuevamente-. Tenemos que ir a buscar el arma sagrada.

No podía despegar mi vista de ellos dos... El Ciervo Cíclope, enfrentando a la Valquiria Serpiente voladora -: ¿Segura de que Hilda estará bien?

-Confía en mí, Luna... Si existe alguien que puede vencer a ese monstruo, sin lugar a dudas, es Hilda.

Con esas palabras, dimos la espalda y corrimos.

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