¿Alfa?, ¿Omega?

By KoryWoltz

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Samuel entra a la Universidad Reis, la más exclusiva de Santa Fe. Tiene la actitud arrogante de aquellos que... More

Novocaine.
¿En qué estoy metido?
Lo disfruté.
Nadando a casa.
Humo.
Bombas Jagger.
Cielo Rojo.
Porristo.
Águilas.
Erotismo.
Nubes cercanas.
Rugidos metálicos.
Plegarias al aire.
Aviones de papel.
Golondrinas.
Once con cincuenta y nueve.
Lagunas mentales.
Enmascarado de Plata.
Música en la oscuridad.
il trillo del diavolo.
Palpitaciones por minuto.
Espejos.
Persiguiendo coches.
Estoy en el rincón de una cantina.
Balas de punta hueca.
Preludio al final.
Final.
Epílogo.

La vida no vale nada.

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By KoryWoltz

Golpes en mi puerta me despiertan en lo que parece ser la mañana. Me levanto de mi cama, la cual ha sido la fortaleza donde me he refugiado de los dientes del mundo. Camino hacia la puerta y, sin preguntar, entra el profesor de Derecho al que consulté para anular el contrato que firmé al entrar a Omega sin siquiera leerlo.

-Buenos días-dice con esa extrañísima energía de la cual gozan las profesores en la mañana.  Es como si entre más crecerías más se invirtiera tu horario. Los jóvenes no podemos levantarnos en las mañanas mientras los adultos no pueden mantenerse despiertos en las noches. Todo inversamente proporcional.

-¿Qué tal?-pregunto tallándome los ojos y poniéndome una sweater negro que descansa en una silla para verme un poco menos informal.

-Bonita mañana, ¿no?

-¿Es sarcasmo, profe?-pregunto señalando las persianas cerradas.

-Que tangas las persianas abajo no significa que deja de ser una bella mañana.

-¿Quiere que le ofrezca algo?-le extiendo mi cajetilla de cigarrillos. Desde que me hice los estudios de sangre no he probado ni uno-, creo que tengo algo de ron y jugo de piña.

Niega los cigarrillos y sacude enérgicamente la cabeza al escuchar la palabra ron como si fuera veneno.

-No, estoy bien. Quizás el juego de piña solamente.

Se lo sirvo en un vaso de cristal que descansa sobre la mesa de noche y me siento en la cama. El profesor se queda de pie sosteniendo un portafolio negro.

-¿Qué sucede?-le cuestiono.

-Nada grave, cosas rutinarias. ¿Cómo vas en la escuela?

-No he asistido a clases en un buen rato… supongo que mal. Pero no importa.

-¡Claro que importa! ¿Qué título podrás tener si no…?

-Ya resolveré las cosas-digo y miro mi cuarto desordenado y sucio-, siempre lo hago.

-Bueno, espero que esta… situación no se deba a lo sucedido con Gaal. Que terrible situación.

-¿Qué es lo que quiere? Apreciaría mucho que fuera al punto.

-Antes que nada, quiero expresar mis condolencias por…

-¡Nadie ha muerto!

-Aun…-le lanzo una mirada fulminante que no parece hacer efecto-. No me malinterpretes, hijo, no quiero ser grosero pero no por mucho madrugar amanece más temprano.

-¿A qué se refiere?

Deja el portafolio en el suelo y se sienta frente a mí en la orilla de la silla.

-Gaal necesita un riñón. Tú intentaste dárselo y no funcionó. Parece que solo salió del coma para estar consciente del dolor.

-¿Cómo sabe todo eso?-mis estómago se endurece. No quiero que nadie hable de Gaal, no quiero que nadie me haga pensar en la culpa, en el dolor que siente.

-Soy el apodera y representante legal de todas las cuestiones jurídicas de la asociación Alfa.

-¿Asociación?

-Oh, claro. No es simplemente una fraternidad. Tiene un fin social, un acta constitutiva, socios, todo. Gracias a ella Reis tiene el status que tiene. Los socios son, casi siempre los padres de los alumnos, de los alfa. Sus donaciones son retribuidas con las amistades que hacen sus hijos ahí. Es como una inversión personal, literalmente.

-¿Cuál es el fin social?-pregunto interesándome por saber más de lo que está atrás de Alfa.

-Eso no es importante. Es sólo por taparle el ojo al macho. Lo importante son las relaciones ahí dentro.

-¿Todos los padres de los alumnos son socios?

-No, no, sólo algunos. Troy tiene lazos… interesantes. Su familia, o La Familia son alguien con los que quieres llevarte bien.

-Bueno, no entiendo para que es todo eso-digo para no pensar en lo que La Familia representa. Troy es mi amigo, su vida personal, si no me la comparte, no es de mi incumbencia. No es correcto juzgar a alguien por su pasado y mucho por el pasado de su familia. Aunque ahora entiendo su despilfarro y su despreocupada vida-. Si voy tan mal en la escuela, ¿Por qué me proporciona toda esta información?

-Precisamente porque vas tan mal te lo digo, de otro modo sería poco ético revelar mis funciones y la vida de mis clientes.

-¿Puede ir al grano, por favor?-repito masajeándome las sienes-. No quiero ser grosero, pero tengo cosas que hacer.

-Sí, se ve-responde el abogado mirando mi cuarto con desgana. Toma su portafolio del suelo y lo abre-. Pues como sea, necesito que firmes este convenio.

No cometo el mismo error dos veces. Leo las tres hojas que lo componen. Habla del contrato que firmé cuando entré a Omega donde me declaraba "esclavo", por así decirlo, de Gaal. El recuerdo de aquellos días tan lejanos donde todo era seguro me embarga de melancolía y un poco de tristeza. Resume aquella noche en la primera cuartilla, pero después, palabra a palabra, mis manos comienzan a temblar.

Cuando termino de leerlo estoy colérico.

-¡Que no ha muerto, carajo!-le grito al abogado agitando las hojas.

-En la cláusula Bis narra que no necesita morir para finalizar el contrato, basta con un accidente que lo deje en estado de interdicción o una enfermedad incurable letal.

-Un riñón perforado no es una enfermedad letal ni tampoco incurable.

-En sus condiciones, sí. El médico de Gaal me tiene al tanto de todo.

Maldito Gus hijo de la gran puta.

Me quieren quitar el único lazo que aun me une a Gaal. Antes me unía el amor, pero, al regresarme el anillo ese lazo se rompió. Después creí que una parte de mí podría unirnos para toda la vida, pero tampoco pudo lograrse. Ese simple papel que nos mantenía unidos ahora amenaza con quemarse ante mis ojos, sólo basta una firma.

-Al ser apoderado, tengo facultades para firmar por Gaal-dice mientras la Mont Blanc se desliza por el papel, sobre el nombre de Gaal-. Sólo firma y podrás ser libre.

-No.

-¿Perdón? No es de que quieras o no.

-Pues no puede obligar.

-No necesito hacerlo. El tiempo lo hará. Cuando Gaal muera no necesitaré tu firma. Iré con un Juez Civil el cual te tachará de rebeldía y firmará por ti terminando el contrato. Es lo mágico de la Ley: revivimos muertos, matamos vivos, quitamos el alma y se la damos a quien nos contrate.

-¡Váyase de aquí!

El abogado deja el convenio sobre mi escritorio de manera teatral y se detiene antes de salir.

-No lo tome a mal, chico. Así es la Ley, no solo la jurídica, sino también la de la vida. Dos hombres no se hicieron para vivir como una pareja normal. ¿Quiere mi consejo? Despídete de Gaal en buenos términos, que su muerte se lleve consigo tus pecados y todos esos impulsos homosexua…

El vaso se estrella a un lado de su cabeza, estrellándose en la puerta. Maldigo con todas mis fuerzas mi puntería.

-Adiós-dice el abogado y la puerta se cierra con un ligero clic.

Me tiro boca abajo, sobre la almohada. La seda de las sábanas sirve de pañuelo para mis lágrimas. Estoy cansado de ser fuerte, de tener que fingir que puedo, de tener que estar aquí. La sola imagen de Gaal en el ataúd me estremece. No podría cargarlo porque pesaría demasiado, dicen que cuando no se quieren pesan mucho. Dicen que pesan porque no se quieren ir. Gaal no debería irse. Yo debería irme.

Entonces es como si un fósforo se encendiera en la noche.

Puedo irme de aquí. La vida sin Gaal no valdría la pena ser vívida. Entonces ¿para qué quedarme? El dolor de su muerte me dolería, pero solo durante poco tiempo. Al final nos reuniríamos y, si no es así, por lo menos terminaría con el dolor y la culpa que ahora cargo.

Cuando alguien supera tus expectativas, síguelo, pues nunca te volverás a sentirte satisfecho con nadie.

Me seco las lágrimas mientras me inunda la paz. Miro hacia el techo y respiro. Quizás aun estoy lejos de esa paz que tanto persigo, pero me he acercado. Esta decisión será la que me lleva a ella.

**

Entro a Médica Sur por última vez. Si vuelvo a entrar a un hospital, será para salir con los pies por delante. Camino por los pasillos que me he memorizado mirando las caras conocidas de ordenanzas y enfermeras. Llego a la habitación de Gaal y me topo con Troy.

-¿Qué haces aquí?-le pregunto saludándolo con un abrazo. Por suerte no siento ningún cambio después de lo que el abogado me dijo de su Familia. Al parecer Alfa tiene los brazos abiertos para todos. Eso es bueno.

-Vine a verlo-susurra sosteniendo un sobre tamaño oficio cerrado-. No deja de preguntar por ti.

-¿Por mí?-pregunto sonriendo un poco.

-Sí, al parecer se quiere… despedir. Entra, le hará bien verte.

-¿Pero no se siente mal?

-No, le dieron novocaína.

-Está bien.

-Te veo cuando salgas. Estaré por aquí.

**

-Hola-digo sentándome en su cama.

-¿Cómo estás?

-Mal, la vida no es como pensé que sería.

-Las cosas nunca son como queremos que sean.

-Tú sí lo eres.

-Y por eso me estoy muriendo. No hay lugar para la felicidad en este mundo.

-Junto a ti sí la hubo.

Sonríe. Su piel pálida se tensa en las comisuras de los labios.

-Perdóname… por todo.

-Perdóname tú a mí.

-Me gustaría estar contigo.

-Me gustaría que me acompañaras.

-Quizás lo haga sólo para molestarte.

-Nunca me molestaste.

-Con más razón debería hacerlo.

El suero caía gota a gota llevando con él sabe Dios qué tantos químicos que solo prolongaban su agonía.

-Al final es lo mismo. Ambos morimos, tanto quien vive, como quien muere.

-Muere una parte dentro de nosotros.

-Una muy importante que nos cambia para siempre.

Su mano es fría, pero aun no es tiesa como la de los muertos. Dicen que el ataúd pesa cuando no se quieren ir.

-¿Te quieres ir?

-No.

-Yo tampoco.

-Siento que el tiempo que estuvimos juntos fue muy corto.

-De lo bueno poco.

Sus ojos se cierran para dormir. Aun no es su hora.

-Descansa.

Me quedo unos minutos para ver como su cuerpo entra en la paz del sueño y me doy cuenta de que este no es Gaal. Gaal estaría fumando, bebiendo, riendo o haciéndome reír. Gaal quizás murió hace mucho tiempo y yo aquí haciéndome pendejo.

-Estaremos juntos si así Dios lo quiere-murmuro y tomo su mano.

Esta vez no aprieta mis dedos.

**

Salgo esperando ver a Troy pero no está en el pasillo. Camino hacia la salida. Paso por la zona infantil donde los dibujos animados solo hacen más escalofriante el ambiente como diciéndonos que la muerte es bienvenida a cualquier edad. 

La vida no vale nada.

Llego a la recepción y justo cuando las puertas de cristal se abren una mano me detiene.

Troy.

-Sam, Sam, te agarré justo a tiempo-dice jadeando.

-¿Qué sucede?-mi mente asegura que ya murió pero mi corazón aun se resiste a la idea-¿ya… sucedió?

-¿Qué? No, no. Mira-me entrega el sobre y examino los papeles. Son análisis de sangre.

-¿Qué es esto?

-Son unos análisis que me realizó el doctor León.

-¿Y Gus?

-Después de su ineptitud dudo que vuelva a tener algún paciente-me estremezco de pensar que ahora Gus quizás es uno de los fieles difuntos a los cuales vela la institución de La Familia-, pero eso no importa.

-Gus, tengo prisa, ¿qué sucede?

-Gaal va a vivir.

Me quedo pasmado.

Escucho sus palabras pero no les encuentro sentido.

-¿Qué?

-Quizás tú no seas compatible con Gaal, pero yo sí. Me hice estos análisis hace cuatro días y desde entonces estoy limpio… ha sido muy difícil-me enseña una caja de chicles de nicotina-, horrible. Pero lo que sea por salvar a Gaal.

-Troy…

-No, no, no llores. Ya pasó lo peor. Mañana en la mañana estaremos juntos en el quirófano. Esta noche me internan y, si las cosas salen bien, en una semana y media aproximadamente nos dan el alta.

-Troy, te lo agradezco tanto-digo y mis palabras se ahogan en mi garganta con un gemido.

-No lo estés-responde y se rasca la nuca-, pensaba en decirle que tú le habías dado el riñón para que ustedes dos volvieran a estar juntos, pero creo que con la cicatriz y que necesitamos estar viendo al médico constantemente, no será posible.

-Te agradezco por pensar en nosotros-que hermosa palabra-, pero de ahora en adelante no más mentiras. No más engaños.

-Entiendo-dice y mira hacia el techo que se eleva sobre nosotros-. Te invitaría a comer, pero debo estar en ayunas.

-No necesitas hacerlo. Te traeré unas revistas y unos libros para después de la operación.

-Voy a parecer embarazada con esas horribles batas.

Reímos y mi risa es auténtica como la de hace meses atrás. No puedo esperar a ver a Gaal de nuevo en Alfa, no puedo esperar a verlo caminar a verlo reír, a verlo peinarse. Sus tatuajes necesitan un retoque y quizás, cuando se lo haga, yo me dibuje algo también.

No puedo creerlo…

Gaal va a vivir, Gaal de nuevo me regala la vida sin siquiera darse cuenta. Pero debería agradecer a Troy. Obviamente extraña sus vicios, las costumbres viejas no mueren fácil. Sus ojos se ven tristes y cansados.

Le traeré sus libros. Cuando termine todo esto volverá a ser el mismo. La melancolía no pertenece a sus ojos, aun no.

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