BACKSTAGE (BORRADOR)

By angiopolis

3.1M 520K 871K

Chelsea Cox es una cantante, compositora y modelo británica mundialmente reconocida. Con tan solo 19 años es... More

ADVERTENCIA
PREFACIO
CAPÍTULO 01
CAPÍTULO 02
CAPÍTULO 03
CAPÍTULO 04
CAPÍTULO 05
CAPÍTULO 06
CAPÍTULO 07
CAPÍTULO 08
CAPÍTULO 09
CAPÍTULO 10
CAPÍTULO 11
CAPÍTULO 12
CAPÍTULO 13
CAPÍTULO 14
CAPÍTULO 15
CAPÍTULO 16
CAPÍTULO 17
CAPÍTULO 18
CAPITULO 19
CAPÍTULO 20
CAPÍTULO 21
CAPÍTULO 22
CAPÍTULO 23
CAPÍTULO 24
CAPÍTULO 25
CAPÍTULO 26
CAPÍTULO 27
CAPÍTULO 28
CAPÍTULO 30
CAPITULO 31
CAPÍTULO 32
CAPÍTULO 33
CAPÍTULO FINAL
EPÍLOGO
LA NOCHE ANTES DE LA OSCURIDAD
BACKSTAGE EN FÍSICO (PREVENTA)
EXTRA: 🦋AZUL🦋(Versión en físico)

CAPÍTULO 29

62.5K 11.5K 14.2K
By angiopolis

FANTASMAS


Isaac

—¿Vamos al menos por un trago? —pregunta atravesándose en mi camino.

Está en medio de la recepción. Luce un elegante traje gris y su cabello de color negro está recogido en una alta coleta. He vuelto al hotel después de dejar a Chelsea en el suyo. Estaba a punto de enviarle un mensaje, pero he decidido hacerlo después. Justo ahora que veo a la mujer con rasgos asiáticos parada frente a mí es que puedo acordarme de que la he dejado plantada.

—Nada de tragos para mí. Recuérdalo —digo.

—Es cierto, lo siento. Es más como un decir para ir a un lugar a sentarnos a hablar.

—Prefiero ir a donde no haya ninguno. Es mejor así para mí —le digo con suavidad y la invito a caminar hacia la sala de estar.

—¿Qué pasa con tu habitación? —inquiere.

—No está disponible —le devuelvo la mirada desafiante que me ha arrojado. El cuarto está completamente hecho un desastre, pues Chelsea y yo no salimos ni un solo segundo después de regresar de la práctica —. ¿Qué te pasa?

—¿De qué?

—Estás... extraña —frunzo el ceño.

—Me plantaste ayer y hoy —se gira para caminar hasta la sala de espera. Camino detrás —. ¿Cómo quieres que esté?

Técnicamente ayer no la planté porque no habíamos hecho ningún plan. Recuerdo que ella simplemente me escribió que estaría en la ciudad estos dos días y que se pasaría por el juego y que hoy podríamos vernos para tomar un café, pero en lugar de recalcarle eso le digo:

—Me ocupé. Lo siento.

—¿Con quién?

—¿Qué? —la miro incrédulo.

—Ayer en el partido estabas con alguien y le pregunté a Dylan... —niego con la cabeza —. Sí —asiente ella —. Me lo dijo todo. ¿Si sabes que no es capaz de guardar algún secreto por qué se los sigues contando?

—Al contarle no hice hincapié en que fuese un secreto, como de la misma manera no lo haré ahora porque se supone que ambos son mis amigos y tienen que callarse las mierdas.

—Ey... No te enojes.

—Detesto los malditos reclamos, como el del partido, por ejemplo.

—Fue una estupidez eso, todo, lo siento. Solo que entre pasillos dijeron que seguro estabas acostándote ya con alguien nuevo y cuando la vi a ella... ¿Era Chelsea Cox?

—No sé por qué siento que esta conversación no debería estar siendo llevada a cabo —reviso mi reloj —. Mañana parto temprano a Seattle y tengo que dormir bien.

—¿Si sabes lo que podría significar si te enlazan con ella? Tiene novio, Isaac. Mantiene en escándalos. Solo tiene 20 años y ha sufrido tres infartos gracias a unas sobredosis.

—Sabes bastante sobre ella a pesar de que siempre me has dicho que no te gusta su música, ni que Chloe la escuche.

Había leído sobre los infartos que ella ha tenido, pero quería esperar el día que ella quisiera abrirse ante mí en lugar de preguntarle.

—Ese es el problema, Isaac. Todas las personas en este maldito mundo saben quien es y lo que hace Chelsea Cox. Su imagen no es la mejor y podría arriesgar el proceso de custodia de Chloe... Y ahora que lo pienso, siento que lo mejor para tu hija sería quedarse con sus abuelos. Ella está feliz con ellos y le dan la estabilidad que tu no tienes...

—Esto está cansándome. Mantente detrás de la raya en cuanto a mi vida personal y la de mi hija. Me agradas bastante y a Chloe también, no hagas que te saque de nuestras vidas por decir ese tipo de cosas —paso por su lado para ir hacia el ascensor, pero me llama y me detengo.

—¿Tan rápido te olvidaste de Leane? —pregunta casi en susurro.

—Solo estoy viviendo, Daisuke. No disminuyas mi luto solo porque no está siendo como el tuyo.

Sigo mi camino y antes de ingresar al ascensor, escucho la voz de Dylan saludando a la pelinegra.

—¡Statham! —me llama y sin ganas giro levemente mi rostro. Alzo las cejas y sigo esperando el ascensor.

Dylan niega con la cabeza y trota hacia mí. Su estúpida sonrisa aumenta mis ganas de huir de esta maldita escena que no tiene sentido.

—¿Por qué te vas? Vamos a cenar.

—Ya cené —respondo a secas.

—Es cierto, ¿cómo te fue con la rubia?

—Bien —sigo concentrado en los números que descienden de la pequeña pantalla.

—¿Qué te pasa? —me empuja del hombro.

—Estoy cansado y Daisuke acaba de darme una maldita cátedra como si fuera...

—¿Qué? —pregunta al ver que no termino la oración. Ella nos analiza desde la lejanía.

—Me reclamó porque me vio con... —decido no mencionar su nombre.

—¿La rubia? —agrega.

—Sí y tú se lo contaste —suelto serio.

Abre los ojos exageradamente y se lleva una mano a su pecho.

—Juro que no abrí la maldita boca, Isaac.

Arrugo mi ceño.

—¿Entonces cómo...? —volteo a mirar hacia ella y me topó la gran sorpresa de que ya no está.

Tomo mi teléfono y comienzo a marcar su número mientras me muevo por toda la recepción en su búsqueda. Dylan se me une.

—¿Qué mierda pasa?

—Daisuke... —sigo llamándola a su celular —. Me vio con Chelsea y sugirió que le dejara a Chloe a sus abuelos.

—Hoy me caí y no conecto nada. ¿Eso significa que...?

—Que los abuelos de Chloe la enviaron a joderme la maldita vida, Dylan.

Vuelvo mi vista a la pantalla de mi teléfono y marco otro número.

💛

Chelsea

El teléfono suena en la mano de Matthew. Lo miro y luego paso a él.

Es Sam.

—Déjame contestar, es mi tía —pido.

Me tira el teléfono a los pies. Se pasa las manos por el cabello y me da la espalda. Tomo el aparato en mis manos para contestar.

—¿Sam?

Hola, amore mio. ¿Cómo estás?

Bien —trato de respirar normal, pero la verdad es que estoy hasta temblando —. Descansando.

¿Sigues aquí en Chicago?

Sí, todavía estoy aquí... —me gano la mirada de Matthew —. Cancelaron mi vuelo —miento.

Oh, me hubieras dicho antes...

—¿Cómo estás tú? ¿Cómo terminó de irte? —me muevo por la habitación para evitar ver a Matthew.

Oh, maravilloso. Tu queridísimo amante, pagó todo y me dejaron ir sin ningún problema.

—Qué genial, me alegro bastante.

Sí, dale las gracias de mi parte.

—Lo haré, pero yo debo agradecerte a ti.

No hay de qué. Tengo que colgar, pero hablaremos pronto.

No alcanzo a responder porque corta de inmediato. Aprovecho para borrar todos los mensajes que he intercambio con Isaac, aunque no quiera. Me gusta volver a leer las cosas que me ha escrito, o ver nuevamente una de sus fotos, pero ahora tendrán que irse porque quien está al frente podría joderme.

—¿Quién es él? —pregunta Matthew de repente. No sé que responder y tampoco quiero hacerlo —. ¡Responde!

Dos toques se escuchan en la puerta y la voz de Daniel pregunta por mí.

—Ve y dile que estás bien o voy a abrir mi puta boca frente a Alicia y tu madre.

Sus amenazas me marean y todo lo bueno que antes sentía se escapa para ser reemplazado por una ansiedad por muchísimo peor a cualquier momento en que la haya sentido antes.

Me muevo sin desearlo y voy hasta la puerta. Solo abro un poco.

—Hola —sonrío.

—¿Todo bien? —pregunta.

—Sí.

—Escuché otra voz bastante enojada...

—Oh, debió ser una nota de voz —alzo mi celular.

—Perfecto. Siento haberla molestado.

—No, para anda. Gracias —digo y cierro la puerta.

Lleno mis pulmones de aire antes de dar media vuelta. No sé porque el pánico se está apoderando de mí. Todavía no me ha dicho que es lo que vio en mi celular, pero puedo jurar que fue la conversación de Isaac pues es la única que dejé.

—¿Cómo desbloqueaste mi celular?

—Te vi ingresar la clave ayer y la memoricé —responde y se deja caer sobre el sofá que hay en medio —. ¿Quién es ese imbécil, Chelsea? ¿Por qué putas le dices Vaquero?

—Creo que no tienes ningún derecho a reclamar nada. Lárgate, Matthew —señalo la puerta y él se levanta.

—¿Quién es él para ti, Chelsea? —su voz se entrecorta y gracias a esto le presto atención a su rostro. Lágrimas caen de sus ojos. Debido a la oscuridad en la que nos hallamos no puedo detallarlo bien, pero desde aquí percibo su estado.

Está drogado.

—Vete, Matthew. Hablaremos después —doy un paso hacia atrás cuando él sigue aproximándose.

—¿No estás viendo lo que me haces? —se toca el pecho y solloza.

Todo ha empezado a moverse más lento de lo normal en la habitación y de la nada siento sus manos alrededor de mi cara. Mis alarmas se encienden, pero mi cuerpo no reacciona. Estoy presa del pánico. Algo está mal con él.

—Deberías irte —mi voz sale en un débil susurro —. Hablaremos mañana. Prometo contártelo todo.

Pongo mis manos sobre las suyas para quitarlas de mi cara, pero ejerce más presión lastimando mi quijada y pómulos.

—Tú no sabes cuanto yo te amo, Chelsea —solloza —. Eres lo único bueno en mi vida —agacha su cabeza y apoya su frente sobre mi hombro. Está llorando desconsoladamente y no quiero ni imaginar qué habrá pasado para que esté de esta manera.

Tal vez debí escucharlo el día que vino buscándome para hablar. Su padre siempre ha sido violento con él y desde que su madre falleció todo ha empeorado.

—Déjame encender la luz —le pido y logro al fin soltarme de él.

Temblando voy hasta el interruptor y hago que toda la habitación se ilumine. Regreso a él para fijarme en su rostro.

—Matt... —susurro. El aire se me escapa aún más al ver su estado —. ¿Qué pasó?

—Vino a pedirme dinero...

—... y no se lo diste —concluyo.

—No —su voz vuelve a quebrarse.

Dejo mi pánico a un lado para abrazar el suyo y al parecer, esto se convierte para él un empuje a un llanto que llevaba apresando, tal vez, por mucho tiempo. Acaricio su espalda de arriba abajo.

Viví enamorada mucho tiempo del hombre que yace entre mis brazos y justo ahora me daba cuenta de que ya no lo estaba más, pero aún lo apreciaba y no por quien es él, si no por quien soy yo... Alguien que jamás pagaría de la misma manera porque era muy consciente del enorme daño que ya había en el mundo como para evitar sentir un poco de empatía por él.

Mientras le brindo mi hombro recuerdos llegan a mi cabeza del primer año en que nos conocimos. Firmamos casi al mismo tiempo el contrato que nos ofrecía la discografía. El primer día que lo vi, no pude despegar mis ojos de él. Sonreía y saludaba a todos en las oficinas de grabación como si su vida fuese la más perfecta de todas, pero cuando vino a presentarse ante mí con esa característica coquetería que destila, pude ver en sus ojos que estaba aún más roto que yo.

Su madre había muerto hace algunos años y su padre vivía recriminándole que todo había sido culpa de él. Matthew mantenía a su progenitor a pesar de todos los abusos que ese hombre cometía contra él. Siempre estaba ebrio, exigiendo dinero y rodeado de prostitutas que lo robaban cada nada.

Manteníamos juntos todo el tiempo. Íbamos de vacaciones y vivíamos lo que cualquier joven de nuestras vidas siempre soñó. Pero un día todo cambió. A veces era intermitente y podía ignorar ciertas cosas. «Somos jóvenes», me repetía siempre para justificar todo lo que me hacía y yo a él, por que sí, a veces le respondía de la misma manera.

No voy a regodear que siempre he hecho las cosas correctas, porque si de hay está llena mi vida, es de malas decisiones. Le mentí, manipulé y herí a muchas personas, pero eso es lo que sucede cuando te rodeas de un ambiente tóxico, terminas llevándote un poco de ese veneno.

Matthew seguía llorando y juntos nos habíamos deslizado hasta terminar en el piso. Él con su cabeza en mi regazo y yo acariciando su cabello.

—Dime quien es... Por favor —susurra.

—Es... —lleno mis pulmones de aire —. Alguien que conocí hace un par de meses.

—¿Te gusta?

—Sí.

—¿Estás enamorada de él?

Silencio. Durante algunos segundos miro hacia la ventana. No es momento para revelarle esto, tampoco es como si fuera algo de su incumbencia, pero sé que no va a dejar de preguntarlo. No sé que siente Matthew por mí, pero descubrí hace poco que definitivamente no me ama.

—Llamaré a Daniel para que te acompañe a tu habitación —intento levantarme.

—No —me retiene —. Responde, por favor. ¿Estás enamorada de él?

—Matt...

—Chelsea, responde —otro quiebre más en su voz. Tomo aire por la boca y lo dejo salir.

—Sí.

Se siente de inmediato y me mira.

—Es un desconocido, Chelsea. No puedes cambiarme por un desconocido. Hemos vivido y pasado por mucho para que...

—Por eso mismo —intento no hablar alto y no entiendo por qué —. Ya lo que vivimos se tiene que acabar. Es lo mejor para ambos. Estoy jodida, Matt y tú lo estás aún más. Busca ayuda. No solucionarás todo, pero mejorarás en algunas cosas. Aprenderás a lidiar con los fantasmas.

—No me dejes, Chelsea —se arrodilla frente a mí —. No sé que haría sin ti...

—Vivir —me pongo de pie contra su fuerza —. Eso es lo que harías sin mí y lo que yo haré sin ti.

—No —sorbe su nariz y retira sin delicadeza las lágrimas sobre sus mejillas —. Voy a arreglarlo todo, bonita. Yo te necesito.

Sus manos intentan tocarme y doy un paso hacia atrás.

—Vete, Matthew —lo empujo, pero sigue insistiendo —. ¿Qué mierda te metiste? Lárgate.

Sus manos se apropian de mis muñecas y poco a poco me obliga a que deba caminar hacia atrás. El pánico ha vuelto en el momento en que veo sus ojos y encuentro algo diferente en ellos. Su pupila está completamente dilatada y sus cejas se hunden. Jamás me había mirado de esta manera y aunque me tema aceptarlo, y sea redundante, estoy temiéndole.

—Envié toda la conversación a mi teléfono, Chelsea —confiesa —. No voy a dejar que cometas la locura de dejarme por otro. Yo jamás te he dejado por nadie, solo son aventuras y él es una aventura.

—Isaac no es una aventura, yo...

—¿Tú qué? —me mira amenazante mientras entramos al baño.

—Vete, Matthew o voy a gritar —intento zafarme.

Niega divertido con la cabeza.

—Ayer probé la insonorización de estos baños mientras me follaba a una fan. Créeme, nadie te va a escuchar.

—Matthew vete, por favor —esta vez le suplico. Mi corazón ha empezado a latir más rápido de lo normal.

Debí decirle a Daniel, debí decirle a Sam, debí enviarle un mensaje a Isaac, debí... Debí tomar una mejor decisión que sentarme a consolar a un monstruo que no quiere sanar.

—Te necesito, Chels...

—¡Que no me digas así!

—¡¿Y por qué a ese puto imbécil si se lo aceptas?! —se lanza encima de mi para atraparme del cuello. Mi espalda choca con las pequeñas cerámicas del baño.

—Suél...tame —intento hablar, pero su agarre bloquea mis vías.

—Solo quiero olvidar lo que está pasando y yo sé que tú también —sus besos llegan a mis mejillas y la piel se me eriza.

Mi cuerpo responde a su toque porque ya está acostumbrado, pero mi mente lo repele, con todas las fuerzas del mundo. No lo quiero encima, no lo quiero aquí, no quiero que me toque, ni intente besarme como lo está haciendo.

No quiero que borre las huellas de amor que dejó Isaac y las reemplace con unas llenas de egoísmo. Solo está pensando en él.

Todo sucede tan rápido que no soy capaz de prestar atención a lo que hace. Me voy del lujoso baño y vuelvo a la cancha a ver a Isaac mientras corría y completaba su home run. Me voy hacia el cuarto viejo del castillo con un piano en medio donde le toqué su canción favorita a Azul. Me voy a los momentos en que reí de las teorías existenciales que tenía Randall.

Me voy al instante en el que escucho gritar mi nombre y suelto mi voz frente a miles de personas.

Y mientras me iba grité, lloré y clamé porque se detuviera, porque parara, pero nunca lo hizo.

Y llegué a la conclusión de que si esto lo estaba haciendo alguien que siempre gritaba que me amaba, no quería ni imaginarme lo que pasaría si también me odiara.


Notita:

Hola mis amores, este capítulo a pesar de que fue corto, me costó una vida escribirlo. No es que yo quiera hacer sufrir a Chelsea, es que simplemente estoy contando su historia, estoy contando por lo que pasó, por lo que algunas chicas en la vida real y más en ese medio han pasado.

Eso sucede y es aberrante que sea tan constante. Hay víctimas de abuso todos los días y en algunos casos el abusador es alguien en quien confiábamos muchísimo, porque ellos viven con la premisa enferma en su cabeza de que si ya sucedió una vez o más, un NO no los va a detener.

"Ella ya me ha deseado antes y sé que ahora también lo hace, simplemente está enojada, pero apenas me sienta cambiará de parecer". Pensó Matthew el personaje ficticio al igual que lo pensó la persona real en la que me basé.

Un beso. Cuídense mucho.

Continue Reading

You'll Also Like

291 64 46
Mia es una chica argentina que después de tomarse un año sabático del estudio decide irse a España en busca de sus sueños, pero en el camino se topa...
3.4K 75 2
En una distopía llena de falsa diversión, negrura amarga y falta de rebeldía abarca trece distritos independientes cuyos líderes son seres sobrenatur...
12.2K 1.2K 46
𝑺𝑬𝑮𝑼𝑵𝑫𝑶 𝑳𝑰𝑩𝑹𝑶 No tener pareja en San Valentín es un poco deprimente, aunque no tanto si disfrutas de la soltería. Pero no puedes besar un...
1.1K 109 4
En lo profundo del bosque prohibido se situaba una extraña y oscura cueva, Nadie se atrevía a entrar ahí ya que contaban que ahí habitaban seres extr...