AUGUREY, james s. potter.

By -mxgicpoison

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⠀⠀⠀⠀⠀ ⠀⠀⠀⠀⠀ ⠀⠀⠀⠀⠀ 🖇 𝐋𝐈𝐅𝐄 𝐅𝐔𝐋𝐋 𝐎𝐅 𝐋𝐈𝐄𝐒, 𝔞𝔲𝔤𝔲𝔯𝔢𝔶. ⠀⠀⠀⠀⠀ ❝ -¿Es posible haber vivido una v... More

ㅤ ㅤ ㅤ ㅤ𝐀𝐔𝐆𝐔𝐑𝐄𝐘
ㅤ ㅤ ㅤ ㅤ 𝐏𝐑𝐎𝐋𝐎𝐆𝐔𝐄
(𝐀𝐂𝐓 𝐎𝐍𝐄 )
i. hogwarts.
ii. inmune.
iii. amortencia.
iv. carrera.
v. dumont.
vi. enemiga.
vii. fiesta.
viii. misterios.
ix. aprendizajes.
xi. encerrona.
xii. castigo.
xiii. pista.
xiv. girls's day.
xv. marcada.
(𝐀𝐂𝐓 𝐓𝐖𝐎 )
xvi. confusión.
xvii. observada.
xviii. quaffle.

x. prohibido.

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"La pestilencia de la difunta Tía Valery me persigue siempre."


Habiendo terminado la clase de salud de aquella semana, Olive se despidió de el resto de los alumnos, de Madame Pomfrey y, prometiendo prestarle sus apuntes a una chica de Hufflepuff en la semana, salió de la enfermería caminando de prisa para poder llegar a la sala común antes del toque de queda. Aunque pensándolo bien, no importaba mucho si sobrepasaba aquella hora ya que en unos cuantos minutos estaría haciéndolo y más aún, rompería un par de reglas más al ingresar con un manto de invisibilidad a la zona prohibida de la biblioteca. 

Ingresó a la Sala Común, después de haberle dicho la respectiva contraseña de la semana a la Señora Gorda, encontrándose con un par de estudiantes haciendo deberes frente a la chimenea y a James Sirius conversando con Dominique.

—¿Estuvieron bien las clases, bonita?

La misma semana que habían comenzado las clases en septiembre, Olive adoptó aquel apodo de parte de James. Al principio negaba algo incomoda, pero luego al comprender que no lo decía en serio (en base a la cantidad de citas que tenía el chico con un sinfín de muchachas en Hogwarts), comenzó a simplemente rodar los ojos e ignorarlo, como hizo en aquel momento.

—Dejo mis cosas arriba y bajo. —dijo con algo de rapidez, estaba ansiosa.

—No te apresures tanto, deben esperar a que no quede nadie en la sala. —le susurró la pelirroja antes de tenderle un pedazo de rana de chocolate algo mordisqueado—. Lo siento, era todo para ti, pero no resistí darle una mordida.

Olive la observó enarcando una ceja, pero simplemente se encogió de hombros antes de echarse la rana a la boca. Le lanzó un beso con la mano antes de subir a la habitación en donde Madeleine hacia sus deberes sobre su cama. La saludó con la mano que tenía libre mientras dejaba su bolso en el suelo junto a su cama y se despojaba de la capa.

—Tomé prestada tu redacción de defensa, ¿no hay problema?

—No, claro que no. Solo recuerda dejarla en mi cómoda cuando termines. —respondió la castaña a la rubia antes de ingresar al baño para ponerse algo más cómodo.

Decidió no darse una ducha y, en vez de eso, se cambió de ropa quitándose el uniforme y poniéndose los pantalones de chal de su pijama junto a una camisa con un suéter de color negro. Cepilló sus dientes eliminando el olor a la cena antes de salir del baño y bajar a la sala común. Ésta estaba un poco más vacía, pero aún quedaban un par de estudiantes que ya comenzaban a guardar sus cosas.

—Iré a dormir, mañana empezaré a darle tutorías a unos chicos de segundo año y no quiero aparecer con un rostro de sueño y asustarlos. —murmuró Nique en cuanto Olive se sentó en una de las butacas individuales. Se desearon una buena noche y la vieron desaparecer por las escaleras.

—¿Tienes una idea de lo que vas a buscar una vez estemos allí? Quizá no tengamos mucho tiempo, Filch se pasea a cierta hora por ese pasillo, pero nunca es una hora fija, entonces debemos estar pendientes. —fue lo primero que dijo Sirius cuando estuvieron ambos en la sala esperando a que los chicos de menor año subieran a sus habitaciones.

Olive asintió con su cabeza.

—Hice una pequeña lista de títulos que podrían servir. Los mencionan en los textos que nos deja la profesora Babbling, pero no están en la biblioteca, entonces podrían sí estarlo en la sección prohibida. —hizo una mueca antes de preguntar lo siguiente—. ¿No te molesta acompañarme? Quizás solo es una tontería esto del diario, quizás son solo cosas mías y ustedes están ayudándome, por eso pregunto. Hay algo en el símbolo del Augurey que se me hace familiar y, que decir, de la nota con mi nombre, algo me dice que debo investigarlo.

—¿Bromeas? Romper reglas es lo mío, un poco de riesgo no le hace mal a nadie en esta vida. —rió levemente el muchacho quitándole importancia al asunto—. Podría prestarte la capa y dejarte ir sola, confío en que la cuidarás, pero me temo que es la primera vez que saldrás tan tarde de la sala común y podrías perderte, entonces es mejor que un experto te acompañe. Además ya eres de nuestro grupo, somos todos o ninguno.

Lo último dicho por el chico provocó que un sentimiento de calor y comodidad se situara en su estómago, estaba muy agradecida con los buenos amigos que le habían tocado en aquella nueva etapa de su vida, próxima a salir al mundo laboral, un mundo desconocido para los jóvenes.

—Gracias, James, en serio aprecio todo lo que han hecho por mi estos meses.

El mayor de los Potter tomó la mano de la muchacha entre la suya y la presionó enviándole cariño de aquella forma. Se sonrieron como buenos amigos, sin darse cuenta que los demás estudiantes habían abandonado la habitación dejándolos solos. El sonido de la chimenea se escuchó con mayor claridad al no estar expuestos al murmullo de quienes estudiaban y hacían sus deberes, notificándole a los de sexto año que era hora de salir. 

—Deberíamos partir.

Antes de salir por el agujero, se apegaron para cubrir ambos cuerpos bajo la capa de invisibilidad. La Señora Gorda se vio confundida, pero con un bostezo olvidó el tema y volvió a cerrar sus ojos. Caminaron en silencio hacia las escaleras para llegar al pasillo de la biblioteca, estaba algo alejado de la sala común de Gryffindor, pero al estar los pasillos vacíos, era más rápido llegar. Por suerte, no se toparon con ningún profesor ni estudiante en el camino, aligerando el ambiente de nervios que tenia el cuerpo de Olive.

No era una mojigata, ni nada parecido. En Beauxbatons había tenido un par de escapadas en la noche con sus compañeras de habitación, nada fuera de lo común, salían al patio, a buscar comida o simplemente se quedaban en los pasillos a sentir el silencio del lugar en la oscuridad de la noche. Sin embargo, estaba en una nueva escuela, no conocía bien a los profesores ni sus castigos, ni mucho menos era de su conocimientos como eran los pasillos del oscuro castillo en la noche, entonces no podían culparla al estar algo nerviosa.

Al llegar a la puerta que daba acceso a la sección prohibida de la biblioteca, Sirius sacó su varita y susurró Alohomora, abriendo la cerradura en un instante. Un olor a polvo llegó a sus fosas nasales provocando una picazón en ellas, casi próximo a hacerlos estornudar.

—Huele como la habitación de mi difunta tía Valery. —murmuró Olive recordando las veces que su madre los llevaba a ella y Altair de pequeños a ver a su tía abuela Valery, había muerto hace unos tres años y la casa no había sido limpiada desde aquel año en que falleció... pueden sacar teorías sobre la cantidad de bichos y suciedad que hay en la estancia.

—Creo que puedo entender el sentimiento.

Ingresaron con cuidado de no hacer ruido, la habitación de Madame Pince estaba muy cerca del lugar, y de seguro tenía un oído supersónico para detectar intrusos en su lugar sagrado.

—Bien, los estantes que tienen los libros de clases optativas y menos elegidas entre los estudiantes, es decir, las clases aburridas como Runas Antiguas, están a nuestra derecha, casi al fondo del salón. —la consecuencia de las palabras dichas por el muchacho fue un gran golpe en su hombro que estuvo a punto de desequilibrarlos y hacerlos caer—. No me dirás que es tu clase favorita, ¡por favor!

—Para tu mala suerte, sí. Es algo sumamente interesante, además sin ella ahora mismo estaría perdida con este diario tan extraño. —lo último lo murmuró para sí misma—.

James enarcó una ceja, pero prefirió quedarse callado y encogerse de hombros. Se dirigieron con cuidado y silencio a las últimas estanterías, cuando llegaron a estas y comprobaron que eran las de Runas Antiguas, se quitaron la manta de invisibilidad y cada uno se dirigió a un extremo del estante para buscar algo que les sirviera. Con todo el polvo que había, debían estar soplando con fuerza en cada libro que tomaban para quitarle la suciedad y las pelusas color gris que se pegaban en su tapa y contraparte.

—¿Sirve un libro de pájaros?

—Uhm, podrías ver si dice algo relacionado a los Augurey, algo más que lo que sale en el libro de Lorcan.

Intercambiaron un par de palabras más, en donde Olive le decía que tipos de libros podrían servir. Había una gran cantidad de libros referidos al tema, desde mitología de Mesopotamia y su relación con los ritos religiosos y el uso de runas en ellos, hasta runas del siglo XX descubiertas hace pocos años. Olive recordaba haber visto en el diario unos dibujos de animales y objetos, que podría relacionar claramente con los jeroglíficos egipcios, por lo que el primer libro que sacó de estantería y dejó a un costado fue uno sobre el alfabeto egipcio y los ritos sagrados de aquella cultura.

Una hora después, exhaustos de tanto limpiar libros (aquella actividad podría fácilmente considerarse como un castigo impuesto por Madame Pince), se reunieron cerca de la entrada para volver a ponerse la capa y salir.

—Espera... Capacious extremis. —murmuró la castaña apuntando con su varita al pequeño bolso que había llevado.

—¡Ja! Tía Herms nunca quiso enseñarme el hechizo de extensión indetectable, según ella, lo usaría para travesuras... no sabía ella que una buena amiga me lo enseñaría de manera inconsciente.

El chico murmuró un par de veces para sí mismo el hechizo para que no se le olvidara, mientras Olive metía los libros que había escogido en el bolso. Aquel encantamiento era uno de los favoritos de la muchacha, podría meter hasta un ropero entero en el bolso y nadie se enteraría.

—Supongo que no se darán cuenta que faltan algunos libros, se notaba a lenguas que nadie pasaba por el pasillo hace años.

Se escondieron bajo el manto de invisibilidad para salir, los pasillos estaban bastante oscuros y no se veía mucho, por lo que mantuvieron sus varitas encendidas para no tropezar. Con lentitud, llegaron a la puerta que se abrió de sorpresa haciéndolos casi gritar del susto.

—Estoy segura que escuche algo, señor Filch.

La puerta al no tener vidrios que pudieran hacer visualizar el pasillo fue una barrera entre el señor Filch y Madame Pince, ambos en sus batas de dormir. Ambos se veían molestos de no poder seguir durmiendo. Olive posó su mano sobre su boca para poder tapar un poco su respiración mientras caminaban hacia atrás con suma lentitud, casi arrastrando los pies.

—¿Quién está ahí? ¡Salga de inmediato o el castigo será mucho peor! —gritó el viejo celador antes de comenzar a murmurar distintas cosas—. Siempre le digo a McGonagall... volver a los castigos medievales sería lo mejor para educar a los traviesos.

La espalda de Devaulx chocó con uno de los estantes provocando un pequeño ruido que, de inmediato, llamó la atención de los adultos. James tomó la mano libre de la chica y tiró de ella para alejarla del lugar con rapidez, sin embargo estaban algo atrapados. Se toparon con otro estante, pero antes de que pudieran chocar, el muchacho apoyó el cuerpo de la castaña contra el estante con delicadeza y a los costados de su cabeza apoyó sus manos. Ambos comenzaron a regular su respiración, no quería ser atrapados por el hecho de que su respiración fuera muy fuerte.

—Debe haberse escondido al fondo. —murmuró Madame Pince apuntando con su varita iluminada en alto todo el lugar, en una ocasión estuvo a punto de rozar la espalda del mayor de los Potter, pero este se apegó a su compañera escondiendo su rostro entre su mano y el rostro de la chica.

Para alivio de ambos, los adultos se dirigieron a la zona de los estantes donde ellos habían estado unos minutos atrás, no pensando en el hecho de que a quien buscaban estaba justo bajo sus narices en una capa de invisibilidad. Los escucharon cuchichear sobre la visible manipulación de los libros de aquella zona y pisadas que se veían entre el polvo del suelo.

Sin soltar la mano de la chica, salieron de la sección prohibida con la mayor rapidez que sus piernas puedan darles y en el mayor silencio que pudieran estar. Continuaron así caminando deprisa hasta estar seguros en la sala común, dieron la contraseña a la señora gorda, quien los insultó suavemente por hacerla despertar, e ingresaron hasta sentarse en los sillones frente a la chimenea.

Fue cuando ya estuvieron sentados que ambos notaron cómo sus dedos seguían entrelazados. Se miraron algo incomodos, pero rieron levemente separándose.

—¿Lograste traer los libros?

La castaña asintió dando un golpecito en su bolso.

—Saqué dos, uno sobre jeroglíficos y otro sobre runas relacionadas a la magia oscura. —respondió estirando sus piernas con comodidad—. El diario no me da ninguna impresión de estar relacionado con la paz del mundo.

—Muy cierto, creo que lo más "bueno" que podría tener, sería el material ecológico de la tapa. —dijo Sirius provocando la risa en ambos.

Olive dejó escapar un gran bostezo que contagió al chico, lo que determinó que era el mejor momento para retirarse a sus habitaciones y dormir.

—Gracias por acompañarme, James, ten una buena noche.

—Buena noche, bonita.

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