¿Alfa?, ¿Omega?

By KoryWoltz

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Samuel entra a la Universidad Reis, la más exclusiva de Santa Fe. Tiene la actitud arrogante de aquellos que... More

Novocaine.
¿En qué estoy metido?
Lo disfruté.
Nadando a casa.
Humo.
Bombas Jagger.
Cielo Rojo.
Porristo.
Águilas.
Erotismo.
Nubes cercanas.
Rugidos metálicos.
Plegarias al aire.
Aviones de papel.
Golondrinas.
Once con cincuenta y nueve.
Lagunas mentales.
Enmascarado de Plata.
Música en la oscuridad.
Palpitaciones por minuto.
Espejos.
Persiguiendo coches.
Estoy en el rincón de una cantina.
Balas de punta hueca.
La vida no vale nada.
Preludio al final.
Final.
Epílogo.

il trillo del diavolo.

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By KoryWoltz

-¿Crees que soy idiota? ¡Una bala sería más rápido! Lo único que haces es alargar tu suicidio.

-No sé de qué estás hablando.

-Llevas dos semanas bebiendo como cosaco, no entras a clases, solo duermes cuando te desmayas, no sé si comes, tu American Express está sobregirada…

-Pues para eso es, para usarse.

-Sí, pero…

-Ay, ya, no eres mi mamá.

-Mira, sólo modérate un poco, ¿sí?

-¿El famoso Troy pidiéndome a mí moderación? Dios, ¿tan mal estoy?-pregunto con sarcasmo.

-Creo que no soy el mejor ejemplo a seguir, pero por favor, hazlo por Gaal.

Siento como se me electrizan los vellos del cuerpo al escuchar su nombre.

-¿Cómo sigue?-pregunto mirándome al espejo, alistándome para salir. Me acomodo el reloj Mont Blanc en la muñeca y me acomodo el cuello de la Armani.

-Igual que hace dos semanas, aun no responde a nada, aunque ya se curaron sus cicatrices superficiales.

Ahora que lo pienso, siempre que lo veo, siempre que nos juntamos en un sueño químico, no veo que esté enfermo o herido.

Porque no es él.

¡Cállate! Sí lo es.

-Pues entonces no me puedes pedir que sea moderado. Me moderaré cuando vuelva a estar a mi lado.

-¿Me lo juras? ¿De verdad dejarás de tomar cuando despierte?

-Si despierta, sí-contesto cortante-, mientras tanto, ¿por qué no vienes hoy conmigo?

-¿A dónde iras?

-Un antro, 'il trillo del diavolo'.

-No sé oye muy agradable-responde Troy con cierto desencanto.

-Es en Polanco, acaba de abrir. Hay dos por uno en botellas y no cobran la entrada.

-Oh, entonces creo que te acompañaré, pero llévatela tranquilo.

-Sí, hombre-miento.

Me importa un pepino el lugar, yo solo quiero ver a Gaal y emborrachándome es la única manera en que puedo verlo, en que puedo sentirlo de verdad, en que estamos juntos como antes.

Troy no tarda en alistarse y salimos en busca de 'Il trillo del diavolo'.

**

Llegamos al antro. No es nada como lo imagine, no tiene llamas saliendo del suelo ni diablitas bailado semi-desnudas, ni jaulas colgando del techo, no. Es un más un restaurante-bar con una terraza que deja ver gran parte de la iluminada ciudad. Dentro es más una pista de baile repleta de gente de todo tipo.

-Pedimos primero, ¿no?-pregunto a Troy mientras le enseño mi identificación al guardia de la entrada.

-Veamos primero como es el lugar-responde él. Hago caso omiso y cuando nos asignan una mesa lo primero que pido es una botella de Mezcal. Me he dado cuenta que con él, me emborracho más fácil y por consiguiente, Gaal está conmigo más rápido.

A esto me orillaste. A esto caí por tu culpa, a ser un alcohólico, un borracho cualquiera que daría su vida simplemente para poder verte, para poder exhalar un suspiro en tus labios. Me orillaste a amarte más que a mí mismo y por eso te detesto.

Troy y yo platicamos durante un rato, pero por cada vaso que él bebe yo bebo tres. Hablamos de todo y ninguno de los dos sacamos a colación el tema de Gaal. La música comienza a ser más bailable así que nos levantamos y mientras él se dirige a la pista yo salgo a la terraza con mi vaso lleno. Camino y veo las luces iluminar mi bipolar ciudad. Enciendo un Marlboro y el humo empaña por un instante el brillo de la ciudad.

-Es bella, ¿no crees?

Oh, Gaal. Ya estás aquí.

-Vaya que sí-contesto inhalando el rubio tabaco y mirando las luces.

-Aunque no tanto como tú.

-Bueno, si yo fuera un espejo tendrías razón-doy un sorbo a mi bebida para hacer más vívido el momento, entonces siento una mano sobre mi brazo-. Cielos, estás muy frío. Te daría mi chamarra si… si de verdad estuvieras aquí.

-De verdad estoy aquí.

Miro hacia mi izquierda y me encuentro no con Gaal, sino con un chico normal y corriente. Su cabello rubio está peinado de lado y sus ojos verdes destacan de la gente común. Trae una muy fea playera sin mangas.

-Oh, siento, pensé-¿qué pensé?-. Nada. Me llamo Sam.

-Yo me llamo Francisco, pero dime Frank-el nombre tan masculino contrasta con lo amanerado que es-. Así que… ¿soy tan bello como la ciudad de noche?

-Ehmm… sí, eres muy… muy lindo-contesto y sorbo mi mezcal.

-Aw, gracias, tú también lo eres.

-Gracias.

-Y sigo teniendo frío, ¿eh?-me dice como indirecta de que le dé mi chamarra. Yo me hago el loco.

-Sí, el clima está muy válgame.

-Era para que me dieras tu chamarra, bobo-me dice como si fueran lindos sus malos modos. A regañadientes se la doy no sin antes sacar mi cartera y mi celular.

-¿Y qué haces por aquí?-me pregunta Frank.

-Pues lo que todos, embriagarme hasta perder de vista el cielo.

-Ay, bueno yo no vine a ponerme como una cuba, ¿eh? Pero en fin, ¿Qué tomas?

-Mezcal.

-Iug, sabe horrible esa cosa. Deberías aprender de mí y tomar appletini's.

-¿Qué esa cosa?-pregunto sorprendido por lo homosexual que puede llegar a ser una sola persona.

-Es un Martini pero de manzana.

-Ah, ok.

Platicamos durante un largo rato. Sus palabras son aderezadas con grandes ademanes de manos y expresiones en inglés. El noventa y ocho por ciento de la plática se basa en como todos los hombres se desviven por él y como le han roto el corazón más de una vez.

-Sí, Sam, todos los hombres son iguales-dice sacando un paquete de cigarrillos.

-A lo mejor eres tú quien no cambia, ¿me regalas uno? Se terminaron los míos.

-Ay, claro que no. Me han dicho que valgo mil y que nunca debo de cambiar mi forma de ser por alguien más-Me extiende su cajetilla y cuando veo la marca no me queda de otra más que menear la cabeza.

-¿Marlboro Gold?

-Sí, ¿Qué tiene?

-No, nada… no es común que un hombre fume cigarrillos light.

-Ay, a mí me gustan-contesta y comienza a fumar de una manera nada elegante y casi vulgar, sin disfrutar el humo, sacándolo con prisa.

-Una cajetilla dice mucho de un hombre.

-¿Tu que fumas?-me pregunta.

-Marlboto Red.

-Uy, entonces eres mi tipo de hombre-se acerca mucho a mi y posa su mano sobre mi cremallera. Comienza a susurrar:-, macho, fuerte, dominante.

Yo me aparto más excitado de lo que me hubiera gustado.

-Creo que estás más borracha… borracho de lo que piensas.

-Sí, estoy completamente ebrio.

Obviamente no lo está, sólo es un pretexto para poder coger y tener la exquisita excusa de estar ebrio y así deslindarse de sus acciones.

-¿Me esperas? Voy por mi segunda botella-digo tratando de escapar.

-Aquí hay un mesero. ¡Mesero, mesero! Este chico quiere su segunda botella. Por favor tráigale un Jack Daniel's honey.

Un flashazo de Gaal atraviesa mi cabeza como una bala.

Jack Daniel's.

Eso era lo que iba tomando cuando salió completamente furioso.

-¡¿Quién te dijo que podías ordenar por mí?! ¿Eh?-lo tomo del cuello y comienzo a apretar-¡¿Crees que eres lindo?! Porque no lo eres. Eres una mosca asquerosa que revolotea en busca de atención.

-¡Me estás lastimando!-grita con una voz demasiado chillona. Entro un poco en razón y me doy cuenta de que la mayoría de las personas de la terraza tienen sus ojos clavados en mí. Suelto mi mano y Frank se soba la manzana da Adán. No quiero que suceda lo mismo que en el hospital. Me concentro en mis palpitaciones e intento bajar mi ritmo cardiaco.

-Lo siento-digo como disculpa.

-Eres una bestia-dice Frank mientras se aleja.

**

Nada interesante sucede después. Regreso a la cava la botella de whiskey y pido otro mezcal, pero no veo a Gaal por ninguna parte. Lo peor del asunto es que aun sigo excitado por el roce de la mano de Frank en mis pantalones.

Busco con la mirada a Troy en el antro y lo veo bailando muy cerca de una chica en la pista de baile. Camino hacia él y tengo que gritarle para hacerme entender:

-¡Me voy a casa!

-¿Quieres que te lleve?

-No, me voy en taxi.

Nos despedimos de un abrazo y salgo del antro. Una señora de escasos recursos de me acerca vendiéndome papas, chicles, chocolates, muéganos. Le compro dos cigarrillos sueltos y cuando le pago aborda al siguiente cliente de manera grosera.

Camino por la calle sopesando la idea de irme caminando para poder encontrarme a Gaal en la calle cuando encuentro de nuevo a Frank. Fuma junto a un hidrante y es cuando me percato que aun trae puesta mi chamarra. Me acerco poco a poco y le digo:

-Siento lo que sucedió allá arriba-exhala el humo como respuesta-, de verdad perdón.

-Siempre regresan rogando.

-No te estoy rogando, solo te estoy pidiendo disculpas… además… tienes puesta mi chamarra.

-¿Me la vas a quitar en una noche tan fría?

-No, pero entonces, ¿Qué hacemos?-es una pregunta con doble fondo.

-Podemos ir a mi departamento.

Bingo.

Caminamos rumbo a su departamento. No hablamos mucho durante el camino. Llegamos a un complejo de departamentos y subimos al piso veintidós. Cuando cruzo el umbral de la entrada quedo impactado. Es una pieza muy bien decorada. Los muebles combinan con la pintura de las paredes y la luz sale de pequeños focos instalados en el suelo.

-Vaya, tienes muy buen gusto-comienzo a decir y luego veo su horrorosa playera de nuevo-… en decoración.

-Vaya, gracias-responde Frank quitándose mi chamarra y tirándola al suelo en un mal intento de un ademán sexy.

-¿Eres decorador?

-Sí, también tengo licenciatura en arquitectura.

Mi cuerpo sigue al de Frank por el pasillo hasta la recamara. Parezco un gatito siguiendo una bola de estambre que no deja agarrar. Cuando entro a su cuarto veo que él ha entrado al baño.

-Salgo en un minuto.

-No te tardes-contesto con una tremenda erección en mis pantalones.

Me acuesto en la cama y veo de reojo una fotografía que cuelga de la pared.

¡Gaal!

Enfoco de nuevo la fotografía pero solo es Frank sobre un burro de plástico.

 El "minuto" pasa a convertirse en media hora y justo cuando estoy a punto de arrepentirme e irme, el pestillo suena. Del baño sale Frank sin un solo vello de las cejas hacia abajo, sólo tiene un pequeño y muy femenino triangulo de vellos en su pubis. Una pequeña tanga de color blanco cubre su erección.

-¿Te gusta lo que ves?-me pregunta mordiéndose el labio inferior.

-Sí, mucho.

Mi pantalón comienza a vibrar pero no por mi excitación, sino por mi celular. Cuando lo saco veo el nombre de Troy en la pantalla.

Pulso ignorar.

-Ven acá, gatita-le digo y eso basta para que se abalance sobre mí

Frank comienza a desabrocharme la camisa, botón a botón, yo cierro los ojos y cruzo los brazos detrás de mi cabeza. Sus finos dedos hacen círculos alrededor de mis pezones, excitándome más y más. Con una de mis manos acaricio su suave cuerpo recién depilado. Tiene una suavidad deliciosa que me hace querer hacerlo mío.

En los ventanales que dan a la calle veo reflejado el cuerpo de Gaal que está bajo la puerta.

-¡Espera!-grito y me cubro. Volteo a la puerta pero no hay nadie.

-¿Qué sucede?-pregunta Frank.

-No… nada. Sigue.

Él continúa y baja con lentitud mi bragueta. Comienza a mamar mi erección por encima de los bóxers y a lamer la tela.

Mi celular vuelve a vibrar. Es Troy de nuevo. Pongo mi celular sobre la mesa de noche y me dejo llevar por el culposo placer que Frank me hace sentir.

-Creí que me amabas-Dice la voz de Gaal en mi cabeza.

-Te amo-digo con los ojos cerrados.

-Creo que es un poco rápido para eso-responde Frank.

-¿Eh? No, no, tu… ¡Nada!

Mi celular vibra de nuevo. Es como si el mundo no quisiera que recibiera una mamada. Miro la pantalla y es Troy de nuevo.

-Yo confiaba en ti y tú me pagas engañándome con… eso-de nuevo la voz de Gaal.

-Perdón, de verdad, perdón, no puedo evitarlo.

-No importa, solo apágalo así no vibrará cada dos segundos-contesta nuevamente Frank.

-Cambiemos de posición, ¿te parece?-le digo y él me guiña el ojo y, en menos de un parpadeo, ya está en cuatro sobre el colchón esperando ser cogido-. Dame un segundo.

Me bajo hasta las rodillas los Calvin Klein y tomo mi celular para apagarlo, espero que al hacerlo la voz de Gaal se vaya también.

Vive y deja vivir.

Pulso el botón de apagado y en el último segundo la pantalla se ilumina con la llegada de un mensaje de texto.

Lo abro antes de apagarlo.

-Vamos, papi, no me dejes esperando, hazlo ya-gime Frank, pero yo ya me subi los pantalones de nuevo.

Corro por hacia la puerta de entrada y la abro entonces recuerdo mi chamarra y regreso por ella. Frank me mira desde el pasillo.

-¿Qué haces? No puedes dejarme así como así, ¡Yo soy quien se hace del rogar, no tu!

-Jódete, pendejo-le grito con una sonrisa en el rostro.

-¡Poco hombre!-me grita pero yo ya estoy bajando los escalones de dos en dos. Los veintidós pisos se me pasan en un susurro y el aire de la calle ya no parece tan frío.

Bajo un poste veo la dos figuras de nuevo, pero ahora paso sin siquiera voltear a verlas, lo único que puedo ver ante mí, lo único que vale la pena ser visto una y otra vez es el mensaje de Troy:

Gaal despertó.

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