AUGUREY, james s. potter.

By -mxgicpoison

9.8K 1.2K 983

⠀⠀⠀⠀⠀ ⠀⠀⠀⠀⠀ ⠀⠀⠀⠀⠀ 🖇 𝐋𝐈𝐅𝐄 𝐅𝐔𝐋𝐋 𝐎𝐅 𝐋𝐈𝐄𝐒, 𝔞𝔲𝔤𝔲𝔯𝔢𝔶. ⠀⠀⠀⠀⠀ ❝ -¿Es posible haber vivido una v... More

ㅤ ㅤ ㅤ ㅤ𝐀𝐔𝐆𝐔𝐑𝐄𝐘
ㅤ ㅤ ㅤ ㅤ 𝐏𝐑𝐎𝐋𝐎𝐆𝐔𝐄
(𝐀𝐂𝐓 𝐎𝐍𝐄 )
i. hogwarts.
ii. inmune.
iii. amortencia.
iv. carrera.
v. dumont.
vii. fiesta.
viii. misterios.
ix. aprendizajes.
x. prohibido.
xi. encerrona.
xii. castigo.
xiii. pista.
xiv. girls's day.
xv. marcada.
(𝐀𝐂𝐓 𝐓𝐖𝐎 )
xvi. confusión.
xvii. observada.
xviii. quaffle.

vi. enemiga.

332 60 38
By -mxgicpoison




"Quizás si convierto a Altair en un hurón tendría una mascota fiel."


—Está es la primera y última vez que los invito, no soy millonaria ni nada parecido. —dijo de inmediato Dominique cuando ingresaron al bar de Las tres escobas. Pidieron siete cervezas y buscaron una mesa disponible para todos ellos—. Es una para cada uno, y nada más.

Se despojaron de sus abrigos poniéndolos en los respaldos de cada silla y se sentaron en una gran mesa redonda, donde podían verse las caras cada uno mientras reían y asentían para hacer feliz a una resentida Weasley. Conversaron de cosas triviales mientras esperaban a que Nique, Fred y Frank trajeran las bebidas.

—¿Tienes mascotas, Olive? —la suave voz de Lorcan pudo escucharse entre el bullicio del lugar.

—No, mis padres no me dejan tener ni siquiera una lechuza. —la mencionada se encogió de hombros restándole importancia. No era amante de los gatos, nunca tuvo la necesidad de mandarse cartas con amigos o con sus padres y no le gustaban mucho los sapos. Aquellas eran las tres mascotas que admitían Beauxbatons y Hogwarts, por lo que no veía la necesidad de tener algún otro animal.

—Parecen ser algo estrictos, tus padres digo. Que mala suerte.

A muchos parecía molestarles el hecho de que los hermanos Scamander fueran muy sinceros al momento de hablar, sin tener mucho filtro de lo que dicen, sin embargo Olive lo encontraba genial. Le gustaba la gente que lanzaba los comentarios así como así sin darse muchas vueltas.

James le dio un golpe en la parte trasera de la cabeza al rubio mientras que Madeleine lo reprochó con la mirada.

—Bueno, sí son muy estrictos y serios. —le dio una mirada de calma a los chicos antes de volver a enfocarse en Lorcan—. Pero son mis padres y me han dado un lugar donde vivir y comida toda mi vida, entonces estoy agradecida con ellos. No tenemos mucho en común, quizá no sea la hija favorita, pero esta es la vida que me tocó.

Era así como se sentía en cuanto a sus padres y hermano. Era muy consciente de que Altair era el hijo perfecto, el favorito de ellos, pero eran su familia y la habían cuidado siempre. No tenía muchos recuerdos felices de cuando era pequeña, ni cuando iba creciendo y madurando, mas nunca le faltó comida, ropa ni cosas indispensables para vivir.

El resto de los chicos llegó y dejaron las tazas con las bebidas espumeantes, disipando rápidamente el tenso ambiente con sus voces.

—Ya saben ya, si quieren una segunda ronda, la paga cada uno. —volvió a repetir la chica Weasley.

—Pareces disco rayado, mujer, ya te dijimos que entendimos que eres una pésima perdedora.

Como consecuencia, James se ganó un puñetazo en el hombro de parte de su prima y las risas del resto.

Olive observó su bebida, deseando probarla. Esperaba fuera de su agrado, en Francia la mayoría de las bebidas que daban en la escuela eran jugos de frutas, sin mucha azúcar ni colorantes, lo más natural posible. De hecho, por lo mismo no era muy buen visto comer dulces y chocolates, debido a que podían distorsionar la figura delgada del cuerpo humano. A la chica no podía importarle menos, seguiría sintiéndose y siendo hermosa aunque ganara unos diez kilos solo por disfrutar la delicia de los chocolates que los elfos domésticos de su hogar preparan. Es por eso que cuando llegó a Hogwarts y vio las mesas repletas de comidas llenas de azúcar, supo que aquel sería un increíble lugar.

—Mira, te lo dejo claro. Si no te gusta la cerveza de mantequilla, hoy duermes en los sillones de la sala común. —le dio presión Madeleine mientras el resto movía la cabeza estando de acuerdo con ella.

La peliazul elevó una ceja sin poder creérselo mucho, pero aceptó el reto. Levantó la bebida y le dio un largo trago. Lo sopeso en su boca y tragó con una inmensa sonrisa en sus labios. Tenía un sabor tan refrescante que fácilmente podía sobrevivir un verano caluroso con solo cerveza de mantequilla. Le gustó aquel sabor suave, no muy empalagoso y algo dulce. Levantó un pulgar para sus amigos recibiendo de inmediato gritos de júbilo y un par de aplausos de parte de Lennie.

—Las bebidas de Francia no pueden compararse con esta exquisitez, es lo único que diré.

Terminó de alabar la cerveza y continuó bebiendo el contenido del vaso con felicidad.

Una hora más tarde, se encontraban detrás de la tienda de dulces luego de recorrer todo el pueblo haciéndole una guía turística a Olive. Estaban algo cansados, pero los chicos habían tenido la idea de jugar a una competencia de crear el mejor muñeco de nieve sin magia, por lo que estaban emocionados y ansiosos por ganar. Eran chicas contra chicos, Frank prefirió ser el juzgado para que fuera más justo en la cantidad de miembros de cada equipo.

Adivinen quien ganó. Las chicas, por supuesto. Por lo tanto, los perdedores debían hacerles los deberes por dos días completos. Nada podía quitarle la felicidad a la peliazul, una semana completa había pasado desde su inicio allí y estaba muy feliz.






Habían pasado ya casi dos meses desde el inicio de la vida escolar de Olive en Hogwarts. Podría decirse que no había sucedido nada fuera de lo normal, si se ignoraba el hecho de que fue pasado un mes de clases que sus padres se acordaron de ella y le hablaron vía carta. Luego de la primera salida a Hogsmeade que hizo con sus amigos y el encuentro que tuvieron con Poppy Dumont, la muchacha se dio el valor para escribirle a sus progenitores sobre su semana escolar y aprovechó para preguntarles de manera casi inconsciente sobre los Dumont.

Recibió respuesta un mes después, cuando ya casi había olvidado que esperaba una respuesta. La mascota de sus padres, una gran águila parda con una filosa mirada y gran pico listo para matar (por lo menos las ratas pueden asegurarlo.), depositó la carta sobre su desayuno con una fina elegancia digna de un águila de una familia sangre pura.

Artemis,

lamentamos profundamente que no hayas quedado en la misma casa que tu hermano. Habrías logrado increíbles cosas allí. Los Dumont son buenos amigos de nosotros, te pedimos que te comportes con educación si te cruzas con su hija, sería de nuestro agrado que te hicieras su amiga, al igual que con los jóvenes de Slytherin. Esperamos un buen comportamiento de tu parte el resto del año. Saldremos para Navidad, por lo que debes quedarte allá.

Atentamente, Mary y Reginald Devaulx.

Sabía claramente que no debía pedir más, era una costumbre que había aprendido a retener desde su primer año de escolaridad mágica. Hizo una pelota de papel con el pergamino antes de meterlo en el bolsillo de su túnica para luego botarlo en el primer basurero que encontrara, o simplemente lo quemaría con un hechizo.

Por otro lado, hablando de un tema un poco menos serio, a inicios de Octubre se celebró la primera reunión del club de eminencias del profesor Slughorn. Días antes, Olive supo que James también pertenecía a aquel club, por lo que le preguntó si podían ir juntos, como amigos, y para no parecer solitaria. Sin embargo, el chico se negó disculpándose diciendo que había invitado a una chica de Hufflepuff, por lo que la peliazul lo aceptó y terminó yendo sola. Frank se había ofrecido para acompañarla, pero recordó que había prometido ayudar a estudiar a Lucy, su hermana pequeña, y apenado la dejó ir desde el cuadro de la Señora Gorda.

Era consciente que habían muchas probabilidades de que su hermano estuviera en el lugar, pero en el fondo de su alma aún tenía la esperanza de que Altair encontrara aquellas reuniones poco importantes en su vida.

Fue unos minutos después, frente a la entrada del despacho del profesor mientras se arreglaba un poco el peinado y rezaba porque su vestido se viera bien, que supo que el mundo estaba en su contra.

—¿No crees que tu hermanita se ve preciosa, Altair?

Olive rodó sus ojos de inmediato en el segundo que escuchó la chillante voz de Stephanie Parkinson hablándole a su hermano sobre ella.

No habían tenido un buen inicio. Al parecer era la novia de Altair y ella ni enterada estaba, aunque sus compañeros creían que debía de conocerla con obviedad. La primera vez que la conoció, aunque fue unilateralmente porque se enteró que, al parecer, la chica conocía su vida entera, tuvo una pésima impresión de ella. Era un año mayor, por lo que era compañera de curso de su hermano, y eso la hacía sentir poderosa. Creía que tenía la facultad para burlarse de los menores, pasarlos a llevar y hechizarlos a sus espaldas, muy valiente de su parte.

Fue en una situación así que tuvo el placer de charlar con ella. Iba camino a los invernaderos para su clase de Herbología después de haber desayunado. Lorcan había desaparecido, aunque no era mucha sorpresa para la muchacha; el aire encantador y soñador del mellizo Scamander no lo soltaba nunca. Estaba a unos pasos de salir por la puerta principal del castillo cuando escuchó un leve lloriqueo de un chico que provenía de los pasillos de la izquierda.

—¿Hay alguien ahí?

Soltó un suspiro de exasperación al hacer una pregunta tan tonta.

Pudo percibir que el llanto provenía de una de las aulas abandonadas del primer piso, tocó la puerta levemente e ingresó llenando sus fosas nasales con polvo casi de inmediato. Parpadeó un par de veces acostumbrándose a la oscuridad del lugar, solo entraba un poco de luz por una ventana tapada con madera. En el fondo del aula, había un menor que parecía ser de primer año de Gryffindor, sentado en el suelo con sus rodillas abrazadas pegadas a su pecho.

—Hey, ¿qué sucede? —con lentitud, se acercó al menor quien levantó la cabeza con algo de temor al escuchar su voz—. ¿Eres de primer año?

El contrario asintió temeroso y pasó una de sus manos por sus ojos tratando de quitar cualquier rastro de lagrimas, aunque su rostro rojizo denotaban lo contrario. Olive buscó con la mirada en el aula algún contenedor para poder crear un poco de agua y que pudiera limpiarse correctamente. Encontró uno y, conjurando un Aguamenti, se lo tendió con una sonrisa.

—Todo mejorará, ¿si? —no era muy buena dando consejos, sinceramente, pero no podía dejar solo al chico en aquella condición como si nada—. Apóyate en tus amigos y, si es algo de mayor magnitud, puedes hablar con tu jefe de casa o la directora McGonagall, o tus compañeros de cursos mayores.

En ese momento, cuando la menor de los Devaulx lograba ver un atisbo de relajación en el cuerpo del Gryffindor, la puerta se abrió con un golpe seco y dejó ver a una morena chica con la túnica de Slytherin. Al ver a la peliazul junto al menor, se le frunció el ceño de inmediato y sacó su varita.

—Devaulx, aléjate de lo que es mío.

En posición de defensa, la mencionada se posicionó frente al chico poniéndolo tras su espalda añejándolo de la vista de la Slytherin. Ignoró el hecho de que la chica la conocía y se enfocó en defender al muchacho, podía ver claramente las malas intenciones de la morena hacia él.

—Hasta donde sé, las personas no son objetos ni pertenecen a alguien. —respondió Olive enarcando una ceja, antes de añadir:—. O quizás te educaron mal.

—Thomas prometió hacerme un favor con mucho gusto, fui a buscar unas cosas que necesitaba antes de poder terminar de hablar con él, entonces si no te importa, vete y déjanos solos.

La chica de apellido Parkinson dejó caer con fuerza su mochila, que llevaba colgada de un hombro, provocando que tras Olive el menor dejara escapar un quejido de temor.

—Sé que te estás aprovechando del menor, ¿por qué no vas a juguetear con alguien de tu edad? cobarde. —no pretendía dejar salir la última palabra, pero con confianza se deslizó por sus labios y supo que era muy tarde para retractarse.

Chispas verdes salieron de la varita de Stephanie, lo suficientemente enojada para atacar a la contraria sin pensar en cualquier castigo que podía llevarse si alguien los descubriera. El hechizo atacó a Olive en el centro del pecho y la lanzó unos metros lejos, cayendo sobre una mesa. Se recuperó rápido y, antes de atacar de vuelta, se dirigió a Thomas.

—Vete a clases, chico, no quiero que esta loca te haga daño.

Y lanzó su ataque. Stephanie fue un poco más rápida y se protegió con un Protego, pero Olive no se quedó atrás y volvió a alzar su varita.

¡Desmaius!

—¡Expelliarmus!

Logró darle en el pecho a tiempo para hacer volar su varita. La peliazul soltó una risa de satisfacción y saltó en su puesto para atrapar la varita de la Slytherin que voló por los aires del salón.

—Creo que ya no tienes aces en la manga, querida. Por tu bien será mejor que dejes de hostigar a los menores, no me sorprendería saber que saben más de hechizos que tu.

Se cruzó de brazos guardando su varita en el bolsillo de su túnica, sin dejar de sostener la varita contraria en sus manos; no pensaba dársela pronto.

—Tu... ¡eres una maldita! Devuélveme mi varita, Devaulx.

—Sí, bueno, no quiero. —le sonrió mostrando su dentadura, aquella con la que podrían tildarla como una persona angelical.

Parkinson abrió la boca dispuesta a seguir a riña, pero un golpe en la puerta las hizo mirar. Thomas se encontraba allí con la mirada baja y a su lado lo acompañaba el profesor Longbottom.

—¡Señorita Devaulx! Se le está haciendo una costumbre llegar tarde a mi clase, por lo que veo. —el profesor negó con la cabeza levantando una ceja antes de mirar a la perteneciente a la casa de las serpientes—. Y usted, señorita Parkinson, ¿acaso busca combate a varita todos los días? Vaya de inmediato con el jefe de su casa, Devaulx, sígueme.

Stephanie bufó rodando los ojos y recogió su mochila, Olive le lanzó su varita y aprovechó de mostrarle la lengua; la chica la había dejado con muchas ganas de lanzar más hechizos, como recordó que le había pasado a James su primer día de clases con Altair.

Ambas quedaron con un castigo esa tarde, aunque para la suerte de Parkinson fue en distintos lugares.

Es por aquella mala impresión que, al escuchar su voz fuera de la oficina de Slughorn, unas inmensas ganas de vomitar aparecieron en su cuerpo. Se apresuró a entrar a la fiesta donde podría dispersarse entre la gente y perderse de su vista. Con una última mirada hacia la pareja, notando que su hermano no quitaba la vista de ella, ingresó encontrándose con algo increíble.



Continue Reading

You'll Also Like

81.5K 11.1K 18
Viajar al Amazonas a pesar de su disgusto le abrió los ojos para darse cuenta que al final... Todavía no era verdaderamente libre. . . . No. 1 en #t...
645K 93.9K 93
Toda su vida fue visto de menos y tratado mal por las personas que decían ser su familia, estaba cansado de que todas las noches llorara por aunque s...
128K 3.3K 29
la tipica historia de universos viendo otros universos atraves de pantallas flotantes que aparecerán en sus mundos aunque también agregare otras cosa...
159K 9.2K 16
El maldito NTR pocas veces hace justicia por los protagonistas que tienen ver a sus seres queridos siendo poseidos por otras personas, pero ¿Qué suce...