ESTRELLAS
• Jessica Allen •
Unos días después de la llegada de mi padre de su viaje de negocios, me dispuse a contarle lo que paso en su ausencia. Sobre mi fiesta, los regalos... También estuve en la obligación de contarle la pequeña decaída que tuve. Sí, se preocupó pero no dejo que eso le afectara más de lo debido para no preocuparme a mí.
Omití las veces que Marisol me dejo dormir en casa de Thom—sinceramente solo quería pasar de sus charlas embarazosas, y es más, Marisol ya se encargó de dármelas— Y por último le informe de que me iba de viaje con Thomas.
Al principio quedó en completa y absoluta perplejidad, tan perplejo que le repetí unas... ¿24 veces? Sí, 24 veces TODO. Cuando nos íbamos, donde nos quedaríamos...etc. Lo mejor de todo es que no se interpuso.
«—¿Te hará feliz ir?—me preguntó con complicidad.
—Ni que lo digas—admití con una risa.»
Y sin mucho más que decir me abrazo, me dio su permiso y me dio algo de dinero para el viaje, el cual tengo guardado para el día en que nos vayamos.
Unos días después ya lo sabían Marisol, Ali, Caleb y Marc... Todos a excepción del último me abrazaron y me obligaron a comprarles algún recuerdo del viaje... Marc solo me dedico una de sus sonrisas fantasmas y cambio de tema.
Bueno, al fin y al cabo es Marc.
Las siguientes semanas me las pase en clase. Ahora Alison y Marc—O Marquitos, para los amigos—Se la pasan conmigo en casa de alguno de nosotros.
Por otro lado, también estuvimos hablando y saliendo más a menudo por ahí a divertirnos con Caleb y Paul.
Thom, en cambio, prefiere pasar más tiempo a solas conmigo, cosa de la cual no me quejo.
Ahora el rincón de la biblioteca es para nosotros solos, ahí pasamos la mayor parte del tiempo. Entre clase y clase, horas en las que coincidimos y demás.
Lo que solemos hacer es descubrir nuevos temas, los escuchamos, los comentamos y luego los añadimos a una playlist. Y eso es lo que más me gusta hacer con él... Aparte de hablar y de enrollarnos de vez en cuando...—Cosa que ahora solemos hacer mucho—Quedamos en su casa, lugar que me encanta solo porque está mi cachorro preferido, Thor.
Y... a veces también quedamos en la mía para que él me "admire" tocar la guitarra.
«—No me mires tanto—le reproche hace unos días.
—Solo te admiro tocar la guitarra.
Me sonroje esbozando una sonrisa.
—Estoy planeando...—Pensé algo dudosa—Apuntarme al concurso estatal de música.
Y luego en mi cabeza imaginé el ¡BOMMM! a causa de la detonación de una bomba nuclear por la noticia tan disparatada...
Thom me miro detenidamente asombrado.
—¿Cuándo es?
—En verano—hablé fascinada por su completo interés—Son cinco pruebas. Eligen a un grupo reducido de las mil personas que se presentan aproximadamente cada año, hasta que al final, ganan los cinco mejores concursantes.
—¿Y por qué estás dudando? Tocas jodidamente bien.
Sonreí por su halago.
—No es por tocar mal o bien... supongo que me recuerda mucho a mi madre—dije finalmente.
Me atrajo hacia él y tomó mis mejillas con sus grandes manos.
—Piensa... que tú madre estará orgullosa de ti si ganas, y si no, cosa que dudo, lo estará igual»
Bueno, al final me acompaño a inscribirme y me sentí bien porque él estaba conmigo, acompañándome en todo el proceso. Hacíamos bromas y en ese momento lo confirmé más que nunca: «Él me hace feliz, me hace sonreír, y me hace vivir para no solo existir»
...Thomas Wilson es mi éxtasis de felicidad, y eso me asusta, pero al mismo tiempo me fascina.
«—¿Puedes prometerme una cosa?—hable de repente antes de subir a su moto.
En ese momento no lo pensé de este modo... pero la simple pregunta reflejaba miedo y nervios a la hora de saber la respuesta.
—Sí—respondió sin dudar.
—¿Prometes estar el día del concurso?
—Prometo estar contigo siempre que lo necesites.
Solté un suspiro de alivio involuntariamente, me relajé y le di un abrazo, me aferré más a él, le trasmití todo lo que sentía con esa demostración de afecto.»
Había prometido estar conmigo y eso era más que suficiente para sentirme completa junto a él.
••••
—Buenas noches, Teniente—sonríe risueño.
—Buenas noches, Capitán.
Nos despedimos después de terminar la película y con un abrazo me dispuse a subir a mi habitación, él hizo lo mismo detrás de mi y cuando cerró la puerta entré en la mía.
La luz era tenue, la poca que entraba por la ventana me era suficiente para buscar algo con lo que dormir. Me fui quitando las prendas y una vez con el pijama puesto me dirigí a mi cama, pero el proceso fue en vano porque una voz habló.
—Eres preciosa, ¿Te lo he dicho alguna...
—¡JODER!—Yo pego tal sobresalto que sin exagerar volé a la otra esquina de mi habitación.
—Ey, ni que hubieras visto a Jason Voorhees—suelta una risa.
—¡No, vi mi vida pasar delante de mis ojos!, ¿eres estúpido?—me acerco a él y le doy en el hombro, bajando el tono de mi voz.
—Creí que era tu novio—hizo una mueca de lastima fingida.
—Pues, eres mi estúpido novio.—dije de mala gana—Sigo sin acostumbrarme a verte aquí sin avisar.
—Pero si ni siquiera me has visto.
—Tú sabes lo que quiero decir, Thomas Wilson.
—Sé lo que quieres decir, Jessica Allen.
Eso de llamarnos por nuestros nombres completos es algo divertido y extraño.
Me gusta.
Me acerca más a él rodeando y atrayendo su boca a la mía, envuelve mi cintura con sus brazos para después fundirnos en un beso intenso pero corto.
—Vamos—me levanta para dejarme cerca de mi armario—vístete.
Sin pensar que Thom está a menos de cinco metros de mí, me quito otra vez las prendas y las dejo a un lado, para volver a ponerme la ropa de antes. Quiero decir, ya hay confianza.
Más que confianza después de ver tremendo cuerpo desnudo.
Sí, cuando lo vi me puse tan nerviosa que lo único que hice fue ponerme a balbucear cosas sin sentido. A ver, ¡Era el primer cuerpo desnudo del género opuesto que veía en mi vida! Si con su formado abdomen me tenia loca, con su musculoso cuerpo iba a perder definitivamente la cabeza... Y también con su... bueno, eso.
Una vez con la ropa puesta me giré en su dirección para verlo ahí mirándome sin vergüenza alguna.
—¿Ya te he dicho que tiene un culo jodidamente impresionante?
—No, pero gracias—suelto entre risas—¿Nos vamos?
Él asiente con la cabeza y se dirige a la ventana para salir por ella, para después yo hacer lo mismo. Una vez abajo nos dirigimos a su moto.
—Ya eres mayor de edad, ¿Por qué seguimos saliendo por la ventana?
—Porque tú sigues entrando por ella.—subo a la parte de atrás y me aferro a su espalda, para después envolverlo con mis brazos.
Nos ponemos en marcha y unos minutos después, Thom deja estacionada la moto justo al frente del Hotel.
Le dedico una sonrisa y me sujeta de la mano sin previo aviso para cruzar la calle, gesto que me parece satisfactorio. Subimos unos escalones y entramos en la lujosa recepción. Sin duda nunca voy a olvidar esos cuadros de pinturas abstractas... Y esa lámpara de cristal... Ah si, pero sin duda alguna a la chica que me dedica miradas despectivas desde la distancia siempre que venimos aquí.
Bufff...
Una vez en la última planta, Thom abre la puerta de metal con la llave que le dio la chica de antes y pasamos a la azotea.
Este lugar se ha vuelto otro de nuestros sitios. Uno más único y personal, sí, la biblioteca también, pero este es más retirado, tranquilo, personal y nuestro.
Ya es de noche y hace frío, así que voy a una esquina de la azotea donde guardamos una caja de cartón, de dentro saco unas mantas y almohadas—las cuales "robamos" de una de las habitación del hotel—Le doy un par de cada y las acomodamos juntos en el suelo.
Nos sentamos uno al lado del otro para después acobijarnos, y ya cómodos, me volteo a verlo.
—¿Que hacemos aquí?—recuesto mi cabeza en su hombro.
—Te traje a ver las estrellas—dice mirándome fijamente.
¿Estrellas...?
Observo el cielo por primera vez y puedo jurar que mis ojos toman un brillo de satisfacción y admiración. Al cielo no le cabe ni una estrella más, la luna redonda hace contraste con ellas dándole al oscuro cielo una iluminación natural y hermosa.
Despegó mi vista de lo alto y miro a Thom, el cual me está mirando de la misma forma en la que yo miro las estrellas, de la misma forma en que lo miro yo a él.
—Eres hermosa, Jessica Allen.
Le muestro una sonrisa de oreja a oreja y me volteo un poco para mirarlo a los ojos de una forma única e infinita, me pierdo en su mirada mientras él mira mis labios, sus ojos oscurecen y no pienso en más que besarlo.
...Pero no hacemos nada, nos seguimos mirando pensando en cualquier cosa, en mi caso: Nosotros. En él y yo. En lo que yo hice para que un chico como él, guapo y experto esté aquí, conmigo.
+ Thomas Wilson +
Ella me mira con destellos en los ojos y de la nada pienso: Joder. Debí ser un buen samaritano en mi vida pasada para que en esta yo lograra tener una mujer como ella, porque no encuentro otra explicación.
• Jessica Allen •
Sin sopórtalo más me siento a horcajadas de Thomas. Nos besamos y profundizamos el beso de una manera rápida y deseosa. Tira de mi para acércame más a él eliminando todo rastro de separación entre nosotros, cosa imposible ya que estamos más juntos que nunca.
Una de sus manos se aferra a mi cuello y una de las mias enrolla y tira de su pelo, negro por la oscuridad.
Hace un recorrido de besos húmedos por mi cuello y silenciosos sonidos empiezan a salir de vez en cuando por mi boca gracias al roce de su cuerpo con el mío. Sus manos tocan de forma circular todo mi cuerpo mientras que yo no dejo de acariciar sus mejillas, su pelo y su torso.
Su tacto me hace sentir pequeños escalofríos, y de la nada la piel de gallina surge. Siento su gran ereccion en la parte baja de nosotros, e intento no reaccionar como la última vez, pero las sensaciones son más que fuertes como para no pensar en algo más que en esto.
En un momento dado pienso en lo que podría pasar después... Soy más que consiente de lo que puede pasar, de lo que podría llagar a pasar... Estoy "lista", por decirlo de alguna forma.
Me separo de él mientras tranquilizamos nuestras respiraciones aceleradas.
—Quiero...
¿Como se lo digo?
Mierda, no tengo ni idea.
Ey, Thomas, ¿lo hacemos? Ya sabes. Tú, yo, juntos...
Ya, y de paso le guiño en ojo.
PATÉTICA.
—¿Quieres...?—dice Thom dudoso interrumpiendo mis locos pensamientos.
¡A la mierda!
Me levanto de su regazo, y una vez de pie me quito la sudadera holgada color verde. La tiro al suelo y dejo que el frío viento me paralice dejando caer mis manos a ambos lados dejándome solo con sujetador.
Su mirada está fija en mi y sus ojos brillan de una forma inexplicable.
Sin poder evitarlo suspiro.
¿No le he dado a entender lo que no sé decir con palabras?
+ Thomas Wilson +
¿Quien dice que para expresar sentimientos se necesitan palabras? Porque el poder de su mirada, o el de su auténtica sonrisa me hace sentir plenamente indescriptible.
Me pongo en pie y hago lo mismo que hizo ella hace unos segundos dejando mi abdomen al descubierto.
Mis ojos no dejan de admirar lo hermosa y asombrosa que es, tanto física como personalmente.
—No vayas a pensar que soy un pervertido—sonrío ampliamente con ironía—Pero tú decides, ¿Aquí o en una de las muchas habitaciones desocupadas del Hotel?
Suelta una risa por mi comentario y se abalanza sobre mi para abrazarme con fuerzas, da un vistazo al cielo estrellado con admiración y sin dudarlo mucho, con una sonrisa torcida dice:
—Aquí
Solo diré: Falta muy poco para el final.
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