| Verdadera identidad |
El día en el que me enfrentaría con aquel sujeto que casi mata a mi hermano había llegado, me había preparado mentalmente toda la noche anterior para saber que hoy probablemente quedaría gravemente herida, pero me daba igual. Mi hermano no se enteró de mi enfrentamiento, se quedó en cama y faltaría unos días a la escuela, tampoco saldría de casa. Estuvo una noche en el hospital y al día siguiente mi madre fué a buscarlo mientras nos gritaba todo el camino por haberle quitado tiempo, Tony estaba gravemente herido, así que lo dejé dormir en mi cama de abajo y yo en la de arriba para que tuviera más facilidad al levantarse.
Yo por mi parte ya estaba con él uniforme, estaba nerviosa, no quería pelear pero no tenía otra opción, yo comencé esto.
Una vez me miré por última vez al espejo, salí de casa con mi mochila la cual llevaba las menos cosas posibles y sin llevar nada de valor en ella, hasta mi móvil lo dejé en casa.
Una vez llegué a la escuela, me senté en mi lugar como de costumbre, Keisuke estaba en su lugar a mi lado pero no me molesté en saludarlo.
A la hora de almuerzo, fui directamente hacia la azotea, nunca había ido pero por lo general era un lugar bastante tranquilo, al llegar allí me senté en una de las esquinas mientras miraba el cielo y pensaba en diferentes escenarios sobre lo que ocurriría hoy.
-oye tú, mocosa. -escuché una voz y varios pasos, al mirar indiferente a un lado, pude ver a unos cuantos chicos al parecer amigos de mi hermano.
-¿qué? -alcé una ceja.
-hoy pelearas contra Shibu, ¿estas loca? -rió refiriéndose al sujeto con el que pelearia hoy.
-no te importa, piérdete.
-hoy iré a ver tu muerte, tal vez sea divertido contarle a Tony con todo detalles como mataron a golpes a su patética hermanita.
"Patética, patética, patética"
Molesta por todas las veces que escuché eso, me levanté dándole una fuerte patada en la zona sensible de todo hombre, el chico cayó al suelo con un grito ahogado.
-tú eres el único patético aquí. -me di la vuelta saliendo de la azotea.
Justo a tiempo la campana sonó, fui a la última clase sentándome en mi lugar.
Ya estaba lista mentalmente, tal vez si sobrevivo las heridas en mi rostro queden abiertas o peor que antes, pero quería vengar lo que le hicieron a Tony. Aunque...
Al recordar la manera salvaje en la cual aplastó a mi hermano se me pusieron los pelos de punta.
No anoté nada, y una vez las clases acabaron tomé mi mochila con intenciones de salir del salón, pero una voz me interrumpió.
-¡oye Arleth! -miré al frente, eran los "amigos" de mi hermano- ¡realmente espero ver tu patética muerte hoy! -rió mientras los demás hacían gestos estúpidos y se retiraban.
Rápidamente salí del salón y de la escuela. A un paso rápido me dirigí a mi punto de encuentro con un rostro serio, empezaba a sentir nervios y algo de presión.
Al llegar al lugar para mi sorpresa ese sujeto ya estaba allí con unos cuatro chicos más los cuales estaban con sonrisas divertidas, tiré mi mochila y me acerqué quedando en frente.
-de verdad viniste. -rió ese chico sorprendido- me siento idiota golpeando a alguien tan débil, ni si quiera me molesté en traer más público.
-cierra la boca. -apreté mis puños.
-veo que quieres empezar ya... -doblo su cuello- bien.
Lanzó un puñetazo sin previo aviso el cual pude lograr esquivar a tiempo bastante sorprendida. En respuesta lancé una fuerte patada a su estómago sin pensar mucho mi movimiento, pero a él pareció ni si quiera dolerle.
Soltó una pequeña risa mientras tomaba mi pierna y me dejaba caer al suelo haciendo que mi cabeza golpeara fuertemente contra el cemento, a la vez mi falda se levantó, pero me importo la nada misma.
Hizo lo mismo que el chico de la vez pasada...
-ugh... -gemí del dolor dándole otra fuerte patada esta vez a su mano que sostenía mi otra pierna, y con algo de fuerza conseguí que me soltara para ponerme de pie otra vez y bajar mi falda.
-nada mal para ser una chica. -alzó la ceja- pero aún te falta.
Justo después, un fuerte golpe llegó a mi estómago a causa de un puñetazo por su parte, el golpe fue tan fuerte y dolió tanto, que caí directamente al suelo, me costaba respirar y escupí algo de sangre, me asustó pero no era tiempo de eso.
-¡vamos jefe! -animaban los chicos.
-estoy perdiendo mi tiempo, acabemos rápido con esto. -habló ahora pateando el lado herido de mi rostro.
A causa de las heridas que volvieron a abrirse, mi parche se despego gracias a la sangre que corrió por mi rostro haciendo que el pegamento que sostenía la gasa se despegara.
El sujeto se agachó a mi altura levantando mi cabeza agarrando mi cabello fuertemente, lancé un pequeño grito. Allí se rió en mi cara y le dió un fuerte puñetazo, logrando sacar aún más sangre de mi boca.
-voy a dejarte ciega.
El sujeto se levantó soltandome bruscamente, vi venir su pie directamente a mi rostro por lo cual apreté mis ojos fuertemente mientras intentaba abrazarme a mi misma, pero para mi sorpresa el impacto nunca llegó.
Abrí mis ojos lentamente para ver justo en frente mío otra figura masculina, al elevar mi vista pude ver mejor de quién se trataba.
-Keisuke... -solté a penas relajando mi rostro.
-¿quién demonios eres t-
Abrí un poco mis ojos al ver como noqueo al sujeto de un solo golpe.
Keisuke soltó su cabello y dejó caer sus lentes mientras se desabotonaba unos cuantos botones luciendo más informal, era como ver a un chico totalmente diferente. ¿En serio ese era el nerd?
-¡soy el capitán de la primera división de la Toman bastardos!
¿Qué demonios era "Toman"?
Keisuke en un segundo al ver como el resto de personas iban hacia él para golpearlo, se defendió dejándolos inconscientes al igual que a su jefe, estaba realmente muy sorprendida. Una vez todos estaban en el suelo incluyéndome, tomé las fuerzas para levantarme de manera lenta, pero mi estómago dolía demasiado, como si me hubiesen dado mil puñaladas. Una vez me puse de pie temblorosamente, Keisuke me miró de reojo mientras me daba la espalda y se volteaba para verme.
Él estaba serio y con su ceño fruncido, pero cuando iba a hablar, vi el mundo de cabezas y mi cuerpo se fue hacia adelante. Por suerte escuché como Keisuke corria a mi lado mientras me afirmaba en sus brazos.
-¿por qué haces esto? -preguntó en un susurro, pero yo no le respondí.
Puse mis manos en sus brazos para sujetarme, mis pies se apoyaron en el suelo, pero mi cuerpo temblaba. Cansada y sin saber que hacer me fui hacia adelante dejando caer mi cabeza en el pecho de Keisuke, quien soltó un suspiro.
Sin esperarme lo siguiente, se agachó mientras apoyó mis dos brazos al rededor de su cuello y bajo sus manos hasta mis muslos en donde hizo presión para poder cargarme en brazos, dolía.
Oculté un gemido de dolor mientras lo rodeaba con mis brazos y apretaba mis ojos.
-ugh... -hice un pequeño puchero sintiendo mis lágrimas caer por lo ocurrido, me sentía vulnerable.
Dejé que Keisuke me llevara a donde sea que fuera, yo solo lloraba en silencio dejando caer mis brazos por su espalda.
-¿dónde vives? -preguntó de pronto.
-n-no... a casa no. -susurré con la voz rota, no quería ver a mi madre ni a mi hermano, solo quería desaparecer- déjame aquí. -hablé a duras penas.
-¿qué?
-¡que me dejes aquí! -intenté hacerme la fuerte, pero solo salió un sollozo, me dolía todo.
Él no dijo nada, solo siguió caminando, podía notar lo tenso que estaba en estos momentos. Dejé caer mi cabeza en su cuello mientras cerraba los ojos, sintiendo calma por cada paso que dábamos a un lugar que desconocía.
-estoy... manchando tu uniforme. -vi su hombro con algo de sangre.
-no importa.
-pero...
-no importa. -repitió haciendo que guardara silencio.
No sé cuanto tiempo pasó, sentía calma junto con los pasos de Keisuke los cuales sonaban al caminar debido al silencio que había. De pronto, al escuchar como abría una puerta me sobresalté mirando inmediatamente de qué se trataba.
-¿dónde estamos? -susurré al ver que estábamos en una especie de departamento, él no respondió mi pregunta solo entró junto conmigo cerrando la puerta detrás suyo, mi corazón comenzó a acelerarse con algo de miedo- ¿Keisuke...? -hablé con miedo.
-no te preocupes, aquí es donde vivo. -me sentó en una especie de sillón.
Vi el lugar, estaba ordenado y era un pequeño departamento. Al estar en ese sillón me sentí mal, yo no debería estar aquí cubierta de sangre, yo no pertenecía aquí a estos lugares tan... acogedores.
Keisuke desapareció por unos segundos hasta que lo pude escuchar.
-Arleth, ¿Puedes venir? -habló desde lo que parecía ser el baño.
-s-si.
Fui lentamente hacia allí con un insoportable dolor en mi estómago, al llegar pude ver como estaba con un botiquín, tomé asiento en la tapa del baño mientras lo miraba arrepentida, quería disculparme pero no sabía cómo, jamás había hecho algo así, además... ¿por qué quería disculparme?
-¿estás molesto? -susurré.
-no debería estarlo, después de todo no te conozco.
Miré hacia abajo cuando sentí una gota caer, al ver que era lo que había manchado mi falda, vi que era una gota de sangre. Intenté levantarme para verme al espejo, pero a penas lo intenté Keisuke tomó mis hombros y volvió a sentarme en aquella tapa de baño, lo miré fijamente algo asustada y confundida, pero él solo miró mi herida mientras la limpiaba.
-necesito que no te muevas... esto es grave.
Al ver el papel cubierto de sangre que sacó luego de limpiar mi herida me alarme un poco.
-¿cómo me encontraste?
-pude oír a los chicos que vinieron a molestarte al salón... y con los golpes anteriores que tenías no me daba un buen presentimiento.
Me quedé en silencio, podía ver con mis dos ojos, pero el más dañado estaba segura de que debía tener un aspecto horrible.
Keisuke limpió mi rostro y cada papel salía con mucha sangre, hasta que finalmente tocó la hora de desinfectar, apreté mi falda mientras el ardor poco a poco iba pasando, luego echó algo de crema en la zona y finalmente puso aquella gasa otra vez con unas cuantas vendas, al menos había dejado de sangrar.
-ya está. -guardó las cosas en el botiquín- espérame. -salió del baño botando todo lo ocupado.
Cuando volvió a poco rato yo no me había movido de mi lugar.
-gracias por haber llegado... -miré hacia abajo.
-¿por qué haces este tipo de cosas? -yo me volví a quedar en silencio- puedes decirme, sé que no eres lo que aparentas. -lo miré.
-¿que dices? -susurré.
-finges ser una persona horrible e insoportable, cuando la verdad es que eres alguien agradable, pero... no entiendo porqué te metes en tantos problemas... ahora fué algo grave.
Apreté mis labios mirando hacia abajo.
-eres la primera persona que me habla como si yo fuera un ser humano... -admití sin saber el porqué.
-¿sabes? Conozco a alguien que antes era como tú. -yo lo miré confundida- así que no tienes porque enfrentar todo tu sola.
-tal vez esa persona es diferente, yo he hecho cosas horribles.
-todos hemos hecho cosas horribles... -miró hacia abajo- ven, levántate un poco. -cambió de tema.
Me levanté tal y como dijo, pero mordí fuertemente mi labio, mi abdomen dolía.
-me golpearon en el estómago así que duele... -susurré.
-levántate la playera.
-¿q-qué? -me puse alerta por si intentaba hacerme algo.
-que te levantes la playera, podrías tener una herida ahí. -lo miré desconfiada- ¿hm? No voy a hacerte nada. ¿Por quién demonios me tomas? -frunció el ceño.
Levanté mi playera de la escuela, pero solo en la parte de mi estómago, agaché la mirada para poder ver si tenia alguna herida, y al hacerlo ahogue un grito.
A un costado de mi estómago por la parte de la costilla, estaba hinchado e incluso algo morado. Por eso me dolía tanto caminar, y escupí sangre...
-tienes que ir al hospital... -susurró viendo mi herida.
-¿e-esta...?
-si... -suspiró- esta rota. -volvió a mirarme a los ojos- tienes que ir al hospital, yo no puedo curar un hueso roto.
Apreté mis ojos fuertemente volviendo a bajar la playera, mi madre iba a gritarme...
-lo haré...
-puedo llevarte si quieres, pero tu no irás caminando.
-esta bien... -miré al rededor- ¿mi... mochila?
-esta en la sala. -suspiró- deberías pedir ayuda a la próxima si tienes problemas en este tipo de cosas.
-esos tipos golpearon a mi hermano. -fruncí el ceño mientras apretaba mis puños y difícilmente avanzaba hacia la sala.
-¿huh?
-no podía dejarlo pasar. -tomé mi mochila- mi hermano mayor es un tonto, pero... lo dejaron gravemente herido. -miré hacia abajo.
Nos quedamos unos segundos en silencio, hasta que él habló nuevamente luego de soltar una pequeña risa que me hizo mirarlo, ¿qué era tan gracioso?
-sabía que no eras mala persona. -abrí un poco mis ojos con sorpresa- defiendes a los que quieres aunque eso te ponga en riesgo... -sonrió nostálgico- es un gran acto.
¿No soy... una mala persona?
Lo miré atentamente, incluso algo en shock por sus palabras, jamás me habían dicho algo como esto.
-vamos, tenemos que ir al hospital, sube a mi espalda. -se dió vuelta mientras se agachaba un poco.
-cla-claro. -avancé subiendo hacia su espalda- lamento si te peso.
-no pesas demasiado. -comenzó a caminar hacia la puerta.
Mientras caminaba las dudas comenzaron a aparecer en mi cabeza, Keisuke lucía mucho más intimidante así... ahora tenía muchas dudas al respecto de como lo hizo para golpear a todos esos chicos de esa manera tan... fuerte, en la escuela era todo un nerd pero ahora... era alguien totalmente diferente.
-¿dónde aprendiste a pelear así? -le pregunté de pronto.
-desde pequeño entreno, soy increíble, ¿no es así? -sonrió de lado, yo reí ante su arrogancia.
-que no se te suba a la cabeza.
Ambos nos quedamos en silencio, poco a poco sentía que mis fuerzas iban cayendo por alguna razón, y nuevamente decidí hablar.
-¿sabes? Deberías ser médico. -reí sin muchas fuerzas.
-¿médico? -soltó una pequeña risa- no... quiero tener mi propia tienda de mascotas, amo a los animales.
-eso suena a un buen plan en el futuro... -dejé caer mi cabeza en sus hombros mientras mis brazos se soltaban.
-¿tú que tienes planeado? -habló después de unos segundos.
-no tengo idea de qué hacer conmigo, pero... tal vez pueda pensar en algo. -cerré mis ojos.
-¿Arleth? -escuché su voz algo distorsionada- ¡Arleth!
Poco a poco, todo se fue a la nada misma dejando mi mente en color negro.