25 Days With Mr. Arrogant en...

Da Aleshiita87

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Cuando su novio la deja, Anna llena de una furia inusitada lanza su regalo de aniversario que por un cruel gi... Altro

Problemas con el auto
Café Mañanero
Cena de Negociación
Desayuno y Sábanas
Limpieza en el pasillo Trés
Los verdaderos hombres usan Chanel
Encuentros Cercanos
Platos Sucios
Revelaciones en el Baño
Borracha sin inhibiciones
Hermosa
Bollos de manzana y Resaca
Servicio de lavandería
Cosas que amargan la noche.
Cambios
Esa delgada linea
Domingo Sangriento
Aniversarios y Encabezados
Mentiras Piadosas
El Colapso
Primera Nevada

Bill

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Da Aleshiita87

Estrellas diminutas de birllantes tonalidades color rosa, azul y amarillo salpicaban mi visión. Parpadeé con cansancio hacia el rostro que estaba suspendido tan cerca del mio. Esos ojos eran tan familiares, tan reconocibles; era una mirada que había visto durante toda la semana pasada, esa mirada tenia una gran suavidad la cual no había visto antes. Esa mirada tenía maquillaje oscuro recubriendo sus bordes que intensificaba ese color marrón cálido dentro de ellos.

Parpadeé rápidamente, haciendo una mueca de dolor contra la sensación punzante en la parte posterior de mi cabeza, lentamente levanté la parte superior del torso en una posición intentando sentarme.

—Espera, espera, espera, —Su voz sonó por encima de mí en un tono un poco alto al que estaba acostumbrada a escuchar. Él se inclinó hacia mí, con una mueca tirando de sus labios—. No tan rápido, Te has golpeado demasiado fuerte la cabeza.

Asentí con la cabeza ligeramente comprendiendo lo que me dijo, reduje mis movimientos me inconrporé lentamente y con cuidado gracias a su mano sueve posada en mi espalda. Gemí al sentir un dolor intensificado en la cabeza y en la parte baja del cuello, me froté las sienes con los dedos débiles.

—¿Quieres que hablemos a una ambulancia? —La voz preocupada del hombre con maquillaje resonó de nuevo—. Puedo hacerme cargo de la cuenta del hospital si es necesario ya sabes, teniendo en cuenta las circunstancias…

Hizo una pausa para echar una mirada aguda por encima del hombro. Miré hacia donde había enfocado la mirada y  entonces vi la figura alta de Tom cerca del sofá. La figura que estaba arrodillada ante mí dejó escapar un suspiro agravado y pesado—. Oh, ¿Quieres dejar de estar mirando desde esa esquina y traerme un poco agua como te pedí?

—Estás más cerca del fregadero, puedes conseguirla por ti mismo. —Tom hablo con el ceño fruncido hacia su derección—. Y no me hables como si fuera un bebé, Bill.

—Entonces no actúes como un puto bebé y así no voy a tratarte como a uno.—su respuesta fue cortante.

Se volvió sonriendo suavemente y miró ligeramente hacia a mi. Su rostro era tan fácil de identificar, pero de alguna manera sus características eran más suaves, Su cabello era negro como la tinta más oscura, su cuerpo era delgado, al que se me hacía extraño tener frente a mi. Mis pensamientos se rompieron cuando la sonrisa desapareció de sus labios y la preocupación brilló en sus ojos.

—¡Oh Dios!

—Aquí esta el maldito vaso de agua. —La voz dura y enojada de Tom rompió el aire.

Esos ojos idénticos a los de Tom se arrastraron a su mano extendida, las emociones que destilaban se conviertian peligrosamente en algo malo.

—Mientras vas ahí arriba, ¿puedes buscar algún antiséptico y un paño húmedo? está sangrando. —Mis ojos se abrieron y mi mano se posó inmediatamente hacia la sien.

—¿Yo, qué?

—¿Qué? —Tom se sorprendió inclinándose ligeramente.

—Está sangrando, imbécil.

—No, ella no lo está.

—Ella lo está idiota, aquí mismo, en la cabeza. Mira.

Tom se inclinó hacia mí y cogí una bocanada de su colonia cara por un momento, eso desató una sensación de aleteo no deseado a través de mi pecho. Sus ojos recorrieron mi cabeza lentamente, sus labios se curvaron con desprecio.

—No veo nada. —murmuró después de un momento.

Su mirada se topó con la mía por un breve segundo. Sentí un escalofrío involuntario a través de mí, pero tan pronto como sus ojos se cruzaron con los míos, que se centraron rápidamente en otro lugar.

—Entonces debes estar ciego porque tiene sangre en el cabello, Tom.

—¿Qué? —Un sentimiento de horror se extendió en una onda impresionante en mi interior, con un movimiento rápido llevé mis dedos torpes hacia mi cabeza delicadamente toqué mis cabellos que estaban cerca del terrible golpe de mi cabeza y efectivamente, era la sensación de sangre seca. Mis ojos se abrieron aún más—. Oh, Dios mío...

—Mierda.

—Exactamente Tom. —La calidez de sus ojos se endureció de nuevo mirando a Tom que estaba cambiando torpemente de un pie al otro—. Ve a buscar el paño para limpiar esta mierda.

Los pesados ​​pasos de Tom se desvanecieron hacia el cuarto de baño en el otro lado de la habitación, su ritmo era irregular contra las suaves tablas del piso de madera. Bill se volvió hacia mí y un profundo suspiro se escapó de sus labios entreabiertos. Se inclinó un poco, su collar el cual era una cadena pesada hizo chasquidos suaves contra el material de su camiseta negra.

—Lo siento por eso, —Me ofreció una sonrisa suave—. Podemos discutir muy fuerte a veces.

Dejé escapar una risa incómoda, dejando que mi mirada se fuera a la baja. Me encogí de hombros ligeramente.

—No te preocupes, sé cómo pueden ser los hermanos.

—Mmm, —murmuró, otra exhalación salió ligeramente de su garganta—. Tener un gemelo viene con algunas dificultades, lamentablemente.

Sentí como mi mandibula cayó. ¿Gemelos? Bill y Tom eran ¿Gemelos?

 

—¿Ustedes... son gemelos? —El pensamiento se escapó de mi boca con un desconcierto barriendo a través de mí.

—Sí, —Bill se rió un poco con la mirada brillando hacia mí—. ¿No lo sabías?

—Yo... yo sabía que tenía un hermano ... pero él nunca dijo que fuera gemelo.

Bill cogió el vaso de agua  que Tom había puesto sobre el mostrador y me lo tendió ofreciéndola con un gesto amable. La tomé con un movimiento vacilante, la sensación fría del vaso era reconfortante contra la cálida piel de la palma de mi mano. El agua se deslizó por mi garganta haciéndome sentir mejor, dejé escapar un suspiro de alivio.

—¿Mejor? —Bill sonrió tomando el vaso, yo asentí en afirmación. Dejó el vaso sobre el mostrador, la parte inferior chocó suavemente contra la superficie cerámica. Se volvió hacia mí con los ojos brillando divertidos—. Me sorprende que no te hayas dado cuenta de que somos gemelos. Me confundiste con ese tonto cuando volviste en sí.

Sentí que mis mejillas sonrojarse acaloradamente, sintiendo un calor incómodo por mi rostro

—Los ojos... —Me detuve para morder mi labio inferior evitando su mirada—. Yo ... quiero decir tus ojos... son tan similares. —Bill dejó escapar una pequeña risa.

—Los míos son mejores. —Otra pequeña risa salió, una burlona—. Pero eso no viene al caso. Te golpeaste la cabeza muy fuerte. —Hizo una pausa, una mueca cruzó su rostro mientras sus ojos se posaron en aquella área de mi frente sensible al tacto—. ¿Está segura de que no es necesario ir al hospital?

—Estoy bien, —murmuré, jugué torpemente con mis manos en mi regazo. Sentí mi rostro calentarse de nuevo, opté por evitar el contacto visual con el joven delgado sentado a pocos centímetros cerca de mí—. Soy… muy torpe.

Oí como se le escapó a Bill una risa burlona. Observé como sus cejas oscuras se fruncieron juntas y sus pálidos y delgados brazos se cruzaron contra su pecho y sacudió la cabeza.

—Ya sé lo que ya pasó, Anna. No tienes porque mentir por él. —Parpadeé rápidamente.

—Tú... ¿sabes mi nombre?

—Por supuesto que sí, —respondió con firmeza—. Tom no puede guardarme secretos por mucho tiempo. He sabido de ti desde hace días. —Hizo una pausa, sonriendo levemente. —Por cierto, Soy Bill.

Sentí una gran confusión través de mí mientras estudiaba su rostro.

—Así que ya sabes... ¿lo sabes todo? —El asintió.

—Sí, y para ser honesto, cuando me dijo que tenía un amigo que era una mujer,  no le creí, —me sonrió, su mirada me estudió rápidamente—.  Pero ahora que te veo, puedo darme cuenta que estaba diciendo la verdad.

 

¿Qué?

Lamí mis labios repentinamente secos. Tenia que tener cuidado con lo que decía. No pudía reaccionar de forma exagerada, no podía hacer una escena, no podía hacer conclusiones. La inhalé en silencio a través de mi nariz, me reuní con vacilación con la mirada de Bill.

—Él ... ¿él te dijo que somos amigos?

—¿No es así? —Bill frunció el seño levemente.

—Yo ... —¿Qué diablos tenia que decir a eso? Me decidí a medir la situación—. ¿Es eso todo lo que dijo?

—Sólamente que te había conocido mientras estacionaba su auto—, continuó, una leve sonrisa cubrió sus labios—. Que había conocido a una chica con la que le gustaba salir. Yo no le creí al principio, —hizo una pausa, riendo entre dientes. Sus ojos se cruzaron con los míos por un momento, observandome fijamente por un momento—. Pero ahora que te he visto que puedo decir que no eres uno de esos típicos números telefonícoa de esos que trae a casa.

Sentí algo dentro de mí, algo caliente y ardiente escaldar mi fuero interno. Yo estaba furiosa. Yo quería... partirlo en pedazos apenas tuviera la oportunidad. ¿Cómo se atrevía a mentirle a su propio hermano? ¿Cómo se atrevía a no decirle a su gemelo que me había obligado a trabajar bajo un contrato de esclavitud?

—Amigos. —La palabra escapó de mis labios con un entumecimiento que era increíblemente aterrador.

Tom apareció entonces un paño azul ligeramente húmedo entre sus largos dedos. Su rostro mostraba emociones comparables con la misma irritación, volví la cabeza lentamente para mirarlo y una breve mirada de confusión se apoderó de su expresión.

—Le estaba diciendo a Anna aquí acerca de su amistad secreta la cual no querías supiera, —La voz de Bill habló. La cara de Tom se desvaneció  poco a poco en una confusión. Talvez algo parecido a la culpa.

—Oh.

—Sí, —hablé lentamente con los ojos fijos al hombre de trenzas—. Casi olvidé nuestro encuentro en el estacionamiento.  —Él no dijo nada. Incliné la cabeza levemente, sonriendo con una dulzura falsa la cual  sabía que iba a detectar—. Tu hermano se esta sorprendido de que hayas logrado a ser tan buen amigo de una chica.

—Dame ese paño. — Bill exigió bruscamente y prácticamente arrancó el material blando de los dedos tiesos de su hermano. Se inclinó hacia adelante y luego suspiró profundamente presionando suavemente paño en la zona donde estaba el golpe. Haciendo una pausa, miró hacia la silenciosa figura que asomaba por encima de nosotros—. ¿Has traído algún antiséptico?

Tom cambió torpemente  un pie al otro y tosió en voz baja,  se encogió de hombros.

—No hay.

—¿Qué? —Bill frunció sus oscuras con molestia—. ¿Qué quieres decir no hay? —Tom le frunció ceño a su hermano.

—Quiero decir que no hay ninguno, Bill ¡Dios!

—Pues bien, —Bill hervía en coraje, se sentó a observar la herida en mi cabeza con una preocupación brillando de sus enormes ojos marrones—. Si su herida obtiene una puta infección, será tu culpa.

—¡No es mi culpa que este lugar no tenga nada de esa mierda!

—No, pero en primer lugar; es tu culpa que ella esté sangrando, —Bill prácticamente gruñó—. Y deberías de estar feliz de saber que ella trató de mentir por ti.

Los ojos de Tom se abrieron un poco y se posaron en mí, la sorpresa evidente en su rostro.

—Ella... ¿qué?

—Así es,—Bill continuó con rabia, ignorando a la intensa mirada que Tom me estaba dando—. Es igual que una ama de casa maltratada. ¿No es lindo, Tom?  ¿Qué esta pobre chica trató de mentir por tu temperamento?

La boca de Tom se abrió lentamente. La culpa, decepción e incredulidad inundaron sus ojos.

—Yo...

—Cállate, Tom —Bill suspiró mientras su mano limpiaba suavemente un lado de mi cabeza. Hizo una pausa, sonriéndome levemente. —Creo que ya limpié toda la sangre. ¿Te sigue doliendo la cabeza?

Extendí la mano para presionar con los dedos temblorosos mi piel sensible, me estremecí ligeramente y le ofrecí una débil sonrisa.

—Solo un poco de dolor, es todo.

—Bueno, —se aclaró la garganta—. Te prometo que vamos a compensarte por esto. Voy a encargar una gran cena para esta noche y…

—¿Qué? —​​Me reí con torpeza, interrumpiendo a Bill y negando rápido con la cabeza—. No... no, no, no tienes porque hacerlo. Estoy bien, lo prometo.

—Queremos compensarte de alguna manera, —Bill insistió, sus ojos le suplicaron a los míos. Le disparó una rápida mirada maliciosa a su hermano en silencio, su labio superior se curvó en una mueca de desprecio—. Mi hermano se portó como un maldito bárbaro.

—Es lindo de tu parte, —le sonreí en respuesta—. pero no puedo quedarme a cenar, tengo que estudiar para un exámen.

Bill frunció el ceño, mordiensose de su labio inferior suavemente mientras me contemplaba. Después de un momento, sus ojos se iluminaron.

—¡Ya lo tengo! —anunció con una sonrisa lenta—. Tom y yo vamos a ir a Karma mañana por la noche. Tienes que venir con nosotros.

—¿Qué?  —La voz incrédula de Tom se rompió a través del aire, la sorpresa era evidente en su rostro. La mirada de Bill se ensombreció al levantar la vista.

—Cierra la boca. —Le gritó—. Después de lo que has hecho tienes suerte de que ella no quiera demandarnos.

—Bill, eres muy dulce... —comencé lentamente—. pero no puedo.

Y era verdad. No podía. Karma era una de las discotecas más prestigiosas de la ciudad con cuatro niveles y tres bares diferentes. Era casi imposible de conseguir una mesa, pero la cuestión era que no sabía como demonios estos gemelos podían ser capaces de acceder a un sitio así. Eso carcomía mi mente.

—Tonterías, Anna. —Bill sonrió—. Va a ser divertido. Además… —hizo una pausa, para dejar el paño manchado de rojo en el mostrador—. Quiero conocerte más.

Tras un momento de vacilación, me encogí de hombros.

—Bueno... supongo que está bien. Si estás seguro…

—Entonces está decidido. Iremos mañana por la noche alrededor de las nueve. —Tom gimió.

—Tienes que estar bromeando.

—Tom, —Bill le advirtió agudamente—. Cierra la bocota.

Poco a poco me puse de pie, sintiendo mis piernes un poco inestables por el movimiento brusco.

—Debería irme.

Bill me ayudó a ponerme en pié, me ofreció su brazo para apoyarme y alcanzar equilibrio.

—¿Dónde vives?

—En la calle sauce, cerca del nuevo gimnasio. —Los ojos de Bill se abrieron un poco.

—¿Condujiste hasta aquí?

—No, —admití, bajando la mirada. Podía sentir la mirada de Tom quemadome el interior—. Me gusta caminar. —Bill dejo caer la mandibula.

—¿Caminaste hasta aquí?

—Está bien, de verdad.

—No, —me interrumpió con firmeza—. No, no está bien, Anna. ¿Estás loca? ¡Hace frío y está oscuro! Voy a conseguirte un taxi. —Hizo una pausa para echarle una mirada a Tom—. Y a ti. ¿Qué demonios te pasa? ¿Crees que es aceptable hacer que una mujer camine tan lejos? Qué mierda eres,Tom

—Cállate, —Tom murmuró frotándose la cabeza con los dedos—. Sólo ... cállate, Yo…

—¿Qué? —Bill gruñó—. Estoy disgustado contigo, Tom. Ni siquiera puedo creer que…

—¡Muy bien! —Interrumpió Tom, con rabia—. Bien, ¡Soy un idiota!  Lo entiendo ¡Dios!, Bill, sólo... ¡sólo cállate! —Exhaló lentamente a gran medida y se volvió hacia mí—. Voy a conseguirte un taxi.

—Bien, —Bill se volvió hacia mí colocando una mano sobre mi hombro. Fue reconfortante en ese momento, disfruté esa sensación—. ¿Segura que estás bien? Si tienes que ir al hospital, por favor no dudes en llamarnos.

—Te prometo que estoy bien. —le aseguré.

—Está bien, —sonrió suavemente—. ¿Te veré mañana por la noche?

Tom pasó junto a nosotros, caminando con firmeza hacia la puerta, Me miró por encima del hombro. Sus ojos eran casi ilegibles.

—¿Vienes?

Lo seguí después de un momento, caminé detrás de él a una distancia segura. No podía creer el miedo que le tenía en este momento,  él prácticamente me  había causaso una conmoción cerebral. Escuché como Bill me decía adiós, vi parado el cuerpo de Tom en la puerta, con la espalda aún frente a mí. Después de un momento, en el silencio, di un paso adelante para salir por la puerta.

—Yo... —Su voz era gruesa, atontada y áspera—. Tuve que mentirle.

—Está bien, —le dije mientras mi mano estaba congelada en la manija de la puerta—. Como sea.

—Toma, —dijo después de un momento, miré hacia abajo para ver un fajo de dinero en su mano. Sus ojos marrones encontraron con los míos, había una extraña suavidad en ellos—. Para el taxi.

Mis ojos se quedaron clavados en el dinero por un momento antes de mirarlo con frialdad hacia su rostro que estaba cerca de la mío.

—No necesito tu dinero.

—Por favor, —bufó, poniendo los ojos en blanco—. Apenas puedes comprarte comida y mucho menos tienes para pagar los taxis de Nueva York. Mierda, Tómalo.

Me mordí el labio inferior y luego despacio tomé el dinero. A medida que mis dedos se aferraron alrededor de la superficie lisa del papel moneda, nuestros dedos rozaron y ambos se congelaron. Podría haber jurado escuchar un grito silencioso salir de su garganta, pero preferí ignorarlo. Me aclaré la garganta, incómoda y metí el dinero en mi bolsillo, dándome la vuelta para irme. Pero la sensación de su piel cálida envuelta alrededor de mi muñeca me detuvo.
Me quedé helada mirando como la mano de Tom se aferró alrededor de mi antebrazo. Me volví a mirarlo con una inmensa confusión en mis ojos. Sus ojos me miraban tranquilos. Vi algo en su mirada que había visto en los ojos de su hermano gemelo, Preocupación.
Tragó saliva, el nudo en su garganta se movió suavemente. Su mirada marrón se dirigió lentamente sobre el área de mi cabeza donde había estado sangrando. Con la otra mano, levantó lentamente lentamente mi rostro,  sentí un escalofrío rodar a través  de cada centímetro de mi cuerpo. Sus dedos rozaron suavemente contra la piel de mi rostro. En el borde de sus labios se formó un ceño sutil. Tan rápidamente como había sucedido, bajó su mano y giró bruscamente sobre sus talones desapareciendo hacia la sala de estar.

Me quedé congelada, sentí mi mandíbula caer. Los vellos de mi brazo se guiaron por el escalofrío.

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