25 Days With Mr. Arrogant en...

By Aleshiita87

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Cuando su novio la deja, Anna llena de una furia inusitada lanza su regalo de aniversario que por un cruel gi... More

Problemas con el auto
Café Mañanero
Cena de Negociación
Desayuno y Sábanas
Limpieza en el pasillo Trés
Los verdaderos hombres usan Chanel
Platos Sucios
Bill
Revelaciones en el Baño
Borracha sin inhibiciones
Hermosa
Bollos de manzana y Resaca
Servicio de lavandería
Cosas que amargan la noche.
Cambios
Esa delgada linea
Domingo Sangriento
Aniversarios y Encabezados
Mentiras Piadosas
El Colapso
Primera Nevada

Encuentros Cercanos

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By Aleshiita87

—Espera, espera. Déjame ver si entendí bien,  estas bajo un contrato de esclavitud con un extranjero que nunca has visto.

Era la tradicional noche de cine con Victor. Generalmente, consistía  con pizza de queso grasienta y si teníamos suerte una botella barata de vino tinto. La película, por supuesto, de algúna tienda de aquiler de mierda ya sea una película independiente mediocre o para su gusto una de romanticismo cursi donde los hombres más rectos eran detestables. Es por eso que yo estaba tan feliz de tener a Víctor en mi vida. Las películas de chicas alegres y las discusiones más profundas siempre han sido más fáciles en la compañía de un hombre gay. Pero esta noche era diferente, porque tomé la difícil decisión de decirle acerca de mi situación con el asquerosamente rico Señor arrogante.

—No soy una esclava —suspiré, tomé un trago de mi copa de vino— técnicamente, una sirvienta.

—Oh, por favor,  —puso los ojos en blanco—. Estás haciendo sus compras del supermercado, ¡Limpias sus sábanas! —Se volvió hacia mí, con los ojos entrecerrados—.  ¡Sus manos tocaron su semen seco, Anna! ¡Eres su esclava, mujer! ¡Su semen!

Tosí un poco, recordé mientras tomaba de mi vaso en el pensamiento.  —Por favor, —me atraganté, dejando el vaso con cuidado—. Por favor Vic, no me lo recuerdes, Dios.

—Está bien, está bien, —Se rió un poco, levantando su vaso y tomando un pequeño sorbo—. Ese tipo debe de estar más guapo que el infierno, corazón, por todo lo que te estas haciendo pasar.

—No es guapo, —le dije bruscamente—. definitivamente no es bien parecido.

—¿No?

— No. —Fruncí el ceño levemente y negué con la cabeza tras un momento.

—No estas tan segura de eso, cariño. —Vic sonrió con ojos brillantes en mi dirección.

Sentí mis mejillas sonrojarse, tomé otro largo trago de mi vaso haciendo una mueca ante el sabor amargo del vino tibio inundando mi boca. Me senté, pensando. Tom no era atractivo, parecía una especie de artista de rap extraño, atrapado en la piel de un niño alemán y es ¡Horrible! Sus ojos eran de un simple y aburrido color marrón y de forma tan común. Él tenía esa desagradable y horrible perforación, ¡Dios!, pegado a través de su labio inferior y la línea de su mandíbula ni siquiera era tan masculino...

Me quejé por dentro.

Yo no era muy convincente, incluso para mí misma.

Victor me sonrió , hundiendo sus dientes en el otro pedazo de la pizza ahora ya estaba fría. Él asintió con la cabeza hacia atrás y hacia delante afirmando y masticando lentamente.

Anna está enamorada. —cantó a la ligera.

Me senté de nuevo en los cojines , mortificada. No había había camino más directo al infierno.

Los dias siguientes, no recibí ni una palabra de Tom. Ya habían pasado tres días sin llamadas, ni textos, ni mensajes de voz llenos de ira. Mi día fue independientemente, paré a tomar un café y un sándwich entre clases, fui a dejar un libro de la biblioteca, Fui al departamento de Vic, tomamos un poco de sidra y donas por la tarde. Alrededor de las cinco, estaba en la biblioteca a punto de terminar un proyecto para mi curso de la política, asi que decidí que era hora de irse, estaba oscureciendo  y el sol no tardaría en irse, el aire frío de octubre haría agonizante mi paseo de quince minutos de regreso a casa .

Estaba en lo cierto. Mis ojos se humedecieron rapidamente mientras veía como caminaban enérgicamente otras personas en las aceras, estaba desesperada en buscar el calor de mi apartamento. No quería nada más que para envolverme a mí misma en mi manta sentada en el sofá con una taza de café caliente y ver una película. Estaba absolutamente agotada y las ráfagas rápidas de viento contra mi piel causaban una sensación de entumecimiento que se desplazaba a través de mi cuerpo.

Me alegré mucho cuando llegué al pequeño complejo de apartamentos, casi corriendo por el pasillo hacia las escaleras . Subí lentamente, frotándome las manos para darme un poco de calor adicional, me dirigí lentamente por el pasillo hacia la puerta. Sabía que Paige estaba en casa, así que no me molesté en buscar mis llaves, simplemente abrí la puerta y entré. Casi me quejé en voz alta  aun de pie cerré los ojos ante  la sensación de calor en mi cuerpo. Se sentía tan bien y olía muy bien, también. Con el ceño fruncido, abrí lo ojos y tomé unas cuantas bocanadas de aire. Olía a que Paige estaba horneando algo, el aroma del azúcar y la mantequilla era evidente lo que me rodeaba.

Caminé a través hacia el salón dejando caer mi bolsa en una mesa cercana, tiré mi chaqueta. Me estiré ligeramente y pateé mis zapatos dando un paso hacia adelante en la sala de estar , el aroma que inundaba el departamento llenó mi cavidad nasal causando que se me hiciera agua la boca. Estuve a punto de llamar a Paige, pero me detuve en seco cuando vi a alguien sentado en el sofá.

Sus ojos marrones se clavaron en los míos. Oscuro, sus pantalones vaqueros holgados le caian sobre las piernas, estaba sentado perezosamente. Un pañuelo oscuro estaba visible bajo un gorro de lana negro. Su perforación brillaba. ¡Oh, Jesús! Tom Kaulitz estaba sentado en la sala de mi casa, en mi sofá, después de no ponerse en contacto conmigo en tres días. Y yo sabía que él no estaba allí para verme. No. Él estaba allí para ver a mi hermosa y perfecta compañera de cuarto  con " buen culo " y " tetas grandes ". Me sentí enferma. Una pesadez se instaló en mi pecho. mi respiración de repente se puso cuesta arriba. Tom estaba aquí por Paige.

—¿Quieres…  —Ella apareció, deteniéndose cuando me vio mirando a la figura situada en nuestro sofá—.  ¡Oh, Anna! Ya estas en casa... —hizo una pausa, sonriendo—. ¿Te acuerdas de Tom?

Lo miré fijamente durante un largo momento y el también. Su mirada era oscura y abrasadora, la podía sentir através de mí pero por primera vez no detecté ningún tipo de odio o repulsión. Asentí con la cabeza tras una pausa que finalmente rompió la mirada 

—Sí, creo que sí.

Paige sonrió. Tenía los labios brillantes de color rosa, yo sabía que se había estado fanfarroneando con sus artes culinarios, estaba segura.

—Estoy horneando galletas con chispas de chocolate, Tom dijo que son sus favoritas.

Me reí, una risa áspera seca salió, lo miré de reojo. El bajó la mirada y sus mejillas se tiñeron de un color rosa sutil. Mirando de nuevo a Paige, sonreí.

—Asegúrate de ponerle el doble de chocolate a las galletas —le dije. Vi como apretaba su mandíbula con el rabillo del ojo.

—Por supuesto. —Dijo efusiva mientras le guiñába un ojo al joven de cabello trenzado—. Nunca es suficiente chocolate. —Ella rió con esa típica risita cuando trata de ser coqueta y bonita, Tom logró esbozar una sonrisa muy pero muy forzada a su dirección. Ella suspiró profundamente, y me miró con el ceño fruncido—. Estás en casa un poco tarde.

—Estaba trabajando en mi proyecto de política.

—Pensé que habías termineado eso, —ella respondió con el ceño fruncido—. La semana pasada o algo así. —asentí.

—Lo hice pero quería hacer algunos ajustes. No lo sentía bien. —dirigí mi mirada hacia Tom—. Algo patético para la presentación del trabajo.

Sus ojos se abrieron ligeramente, yo estaba segura de que era la única que captó el ligero movimiento. Paige se limitó a seguir riendose como un pequeña idiota y coqueta, después dijo algo acerca de terminar las galletas. Sin embargo, yo no iba a estar ahí de pie en la sala a solas con el hombre más vil que jamás había conocido, por lo que sin decir una palabra, me di la vuelta y me dirigí a mi habitación.

Cuando abrí la puerta y entré, me detuve en seco.

Miré hacia abajo para encontrar una mano, mucho más grande que la mía, sus dedos estaban con firmeza alrededor de mi antebrazo. Miré hacia arriba para verlo a el de pie en el pasillo oscuro, sus ojos marrones eran más suaves de lo que esperaba. Sentí una sensación de aleteo a través de mis costillas por la firmeza del contacto de su mano ligeramente callosa sobre mi piel, me sacudí.

—¿Puedo ayudarle?  —Le pregunté secamente.

—Yo no... Yo no estoy aquí por ella, —dijo en voz baja y casi susurrando—. Yo... yo vine a verte y me olvidé…

—¿Olvidaste que Paige vivía aquí? —Interrumpí bruscamente—.  Oh, está bien, de seguro ella ni te dió hace una semana su número o algo así. Ok está bien.

—¿Te quieres callar? —susurró, frunciendo las cejas—. Sólo... cállate y escúchame.

—¿Podrías soltar mi brazo? —espeté señalando con la cabeza a sus dedos que todavía estaban envueltos alrededor de mi piel. Sonreí con frialdad—. No querrás contaminarte.

De nuevo su mandíbula se tensó con fuerza, después de un momento sus dedos se soltaron de mi brazo. Sentí una extraña sensación por la pérdida de su contacto, mi piel se estremeció un poco, pero de nuevo lo ignoré.

—Pensé que habías muerto —murmuré con aire ausente, apoyandome en el marco de la puerta—. Creo que almenos puedo soñar.

 —Salí de la ciudad por unos días. —Su tono de desprecio habitual regresó de nuevo.

—Así que, puedo suponer que nuestra negociación no ha terminado.—le contesté firme y rápida.

—Vine a hablar contigo.

—¿Qué es lo que hay que hablar?

—Yo, solo…

—No me importa, —le interrumpí, volviéndome para entrar a mi habitación—. Disfruta tus galletas de chocolate.

Sentí su mano envolverse alrededor de mi brazo de nuevo, esta vez cerca de mi muñeca, me dio la vuelta para verlo fijamente con ojos que destilaban ira y su mirada abrasadora estaba sobre mí. Respiraba pesadamente, en ese momento fui consciente de que era muchísimo más alto era que yo.

—Basta, —Habló firme, su mirada estaba enfocada en la mía—.  Basta, por un carajo.

—¿Basta de qué Tom ? —dije mirándolo fríamente—. ¿Quieres que deje de ser una perra ? ¿Es eso lo que ibas a decir? —Dirigí mi mirada hacia a sus dedos, que rozaban muy cerca los mios, tiré de mi mano—.  No me toques.

—¿Perdón? —parpadeó rápidamente.

—Yo te odio, —respondí—.  Ojalá nunca te hubiera conocido, haces que mi vida sea un infierno y sin embargo estás aquí, ¿Esperando a que sea buena contigo?  —Dejé escapar una breve carcajada—, estás loco.

—He venido aquí para pedirte disculpas, —gruñó,  llevando su otro brazo contra el marco de la puerta. Su pecho estaba cerca del mío, podía oler su perfume hundido en su ropa holgada—. he venido aquí para pedirte disculpas por  toda la mierda que dije el otro día , pero no, tu tienes que actuar como una perra de mierda con todo. —Su mandíbula se apretó de nuevo, exhaló por la nariz suavemente—. No vine a verla a ella —dijo en voz baja, pero en un tono mas suave—. pero ella abrió la puerta, y…

—Seguro querías asegurarte de que me vaya para cogertela —le interrumpí con frialdad. Giré para dejarlo en el pasillo y cerrar la puerta —cuando termines limpia por ti mismo.

Puso su mano en mi hombro agarrándome con fuerza y tiró de mi cuerpo sacándome del dormitorio, me dio la vuelta, golpeándome ligeramente contra la pared de a lado de mi puerta, su cuerpo estaba casi pegado al mío.

—Deja de actuar como si me conocieras, —jadeaba pesadamente y con voz ronca cerca de mi cara—. Tu no me conoces.

—Tienes razón, —dije en voz baja—.  no te conozco.  —Hice una pausa para lamer mis labios—. Ni siquiera quiero conocerte.

Los dos nos quedamos en silencio, nuestras miradas se encontraron  una a la otra. Mi corazón latía con fuerza dentro de mi pecho, el aleteo en el estómago podrían haber sido náuseas, pero no estaba segura. El pasillo estaba en silencio excepto por el sonido de nuestra respiración pesada, estaba muy consciente de lo grande que su cuerpo era a comparación del mio. Podía sentir su mano todavía agarrando mi hombro con fuerza, podía oler el perfume de su cuello, podía detectar el ligero aroma de canela en su aliento...

—¿Tom?

Su cuerpo se despegó del mio en un segundo por el sonido de la voz de Paige. Su mirada; que era mucho más suave que antes, se quedó en la mía por un momento mas antes de volverse y desaparecer hacía la sala de nuevo.

Me apoyé contra la pared con las piernas temblando ligeramente, mi quijada comenzó a temblar.

¿Qué demonios había pasado?

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