No habían pescado nada, sin embargo habían pasado un buen rato y Harry pudo despejarse de todo lo que le pasaba últimamente. El novio de Lottie, llamado Ryan, resultó ser bastante agradable y gracioso. Creyó que la mayor parte del tiempo estaría incómodo, pero no fue así.
Por otro lado, había recibido más de cinco llamadas de su madre que decidió ignorar. No los entendía, y por más de que existía la posibilidad de que sus padres tuvieran razón, no los entendería. ¿Por qué debía dejar a su madre y a sus amigos? ¿Por qué no simplemente salían adelante juntos? Ya que si su padre no tiene tiempo para ayudar a su madre, Harry no quería saber nada de él.
Estuvieron arriba del bote un par de horas largas. Ryan había llevado un libro de chistes malos y Louis llevó un parlante y un USB con su playlist favorita, sin embargo el momento favorito de Harry fue cuando todos, por alguna razón, decidieron callarse. Dándole paso a los sonidos dela naturaleza, todo fue más relajante.
Los rodeaban árboles, y Harry a lo lejos logró ver montañas que fotografió luego. Los pájaros volaban sobre sus cabezas y algún que otro animal se acercaba a la orilla para beber agua. Harry estaba impresionado, nunca había visto tantos animales en un solo lugar, y si lo hacía, su padre los mataba. Era un gran cazador y era una de las mayores cosas que Harry odiaba de él. No le gustaba matar animales. Y sí, le gustaba pescar, pero los devolvía al agua una vez que tuviera la foto... No es lo mismo.
Recordó por un momento la cabeza de reno que había en su antigua casa de Redditch y un escalofrío le recorrió todo el cuerpo. En su momento sentía que esa cosa lo vigilaba, o quizá (probablemente) siempre exagera un poco las cosas.
Louis, por otro lado, nunca había estado más felíz que ahora. Nunca lo había sentido antes, ni siquiera con Sarah, pero es que Harry le daba ganas de sonreír todo el tiempo y seguir adelante pese a cualquier problema que se le presentara. Harry le hacía sentir el mundo de una manera diferente, le daba vida y color a la borrosa nube que vió todos los días desde su nacimiento. Le dió... ese brillo inefable a las cosas. Harry era sumamente especial, simplemente no podía explicarlo con palabras mundanas, solo podía sentirse. Estaba seguro que no podría sentirse así con otra persona.
E incluso ahí, ahora mismo apoyado contra el árbol viejo fuera de la cabaña de sus abuelos, con el mayor recostado en su pecho mientras disfrutaba la suavidad de sus rizos, no pudo pensar en otra cosa más que en la perfección auténtica del momento. Aún así, a pesar de escuchar las tristes palabras de Harry, su voz llegaba a sus oídos como una brisa cálida, como un precioso canto y un reconfortante abrazo. Su voz opacaba a la del más bello ángel, y su cabello era más suave que las flores de primavera.
Mierda... ¿es que era posible estar tan... enamorado de alguien? ¿O estaba volviéndose, de alguna forma siniestra, un obsesionado?.
Escuchó con atención todo el lío entre la familia de Harry, como querían separarlo de su hogar y lo en desacuerdo que estaba con ello. Lo injusto que era para él, y cuando finalmente terminó... Louis no supo qué decir.
—Supongo que en algún momento van a ganarme por cansancio. Pero realmente no quiero volver allí... Soy tan felíz aquí —se acurrucó más hacia Louis, como si quisiera pegarse a él para jamás poder escaparse de su lado. Tenerlo allí era tan tranquilizador...
—Oye, no. No voy a dejar que te saquen de aquí tan fácil. Ellos... entrarán en razón, o les ganarás tú por cansancio a ellos —Louis simplemente no podía pensar, justo ahora, en la posibilidad de ser alejado de Harry. Definitivamente no lo permitiría, porque si vida estaba yendo tan bien gracias al rizado, que no sabría qué hacer si él se mudaba. Volvería a su tonta rutina aburrida y deprimente, la misma de siempre. Volvería a ser un chico apagado y sensible que no cree en la buena suerte. No. No quería volver allí nunca más—. Promete que no vas a irte.
—Lo prometo, Lou —dijo, tomando una de las manos que Louis tenía alrededor de su cintura, la llevó hasta su cara y dejó un tierno beso en ella.
—¿Lo prometes absolutamente? —Harry soltó una leve risita.
—Sí, bonito —se incorporó hasta apoyar su espalda contra el árbol y agarró suavemente la cintura de Louis, guíandolo hasta dejarlo sentado en su regazo. El ojiazul rodeó tímidamente su cuello y Harry simplemente no pudo soportarlo. Repartió besos por todo el rostro del contrario, escuchando su tierna y ligera risa mientras acariciaba los rizos de su nuca. Finalmente lo besó. Sus labios se movieron lentamente, deleitándose con el dulce sabor del otro mientras poco a poco pegaban más sus cuerpos. Harry apretó la cintura de Louis e introdujo su lengua, acariciándola con la de Louis dulcemente mientras se aferraban más al otro, como si temiesen que el beso se rompiera. Era el sabor más dulce y exquisito, la caricia más perfecta, era el beso de Louis y Harry. Y nada más importaba cuándo juntaban sus labios.
Era indescriptible la forma en que Harry se sentía tan seguro. Pero Louis es su hogar.
Le encantaría pasar cada minuto con él si tan solo pudiese, le encantaría poder abrazarlo cada vez que quisiera y le encantaría no tener que irse a Redditch. Pero sus padres no dejarían de insistir y él simplemente no quería más peleas. Ni siquiera le importaban sus padres, sólo quería abrazar a Louis y que toda la humanidad aparte desapareciera para ser sólo ellos dos por siempre.
Al instante de separarse, hundió la cabeza en el pecho de Louis, con unas insoportables ganas de llorar. Y lo más gracioso del tema es que no sabía por qué. ¿Lloraba porque quizá podría mudarse y no ver a Louis en un buen tiempo? ¿Lloraba porque jamás había sentido tal amor como el que sentía ahora? ¿O era un simple llanto de emoción por al fin encontrar la luz que le dió color a su vida?.
Y sin pensarlo, solo...
—Te amo... —susurró.
Tardó un milisegundo en reaccionar y rogaba para que Louis no lo hubiera escuchado, pero éste había frenado las caricias en su cabello y estaba prácticamente congelado.
Harry mordió su labio con nerviosismo, porque sí, era lo que sentía pero... no pensó que lo diría tan temprano. O al menos no hoy.
—¡Chicos, está oscureciendo! —gritó Lottie, desde la cabaña—. ¡Debemos irnos o nos comerán los osos!.
Louis se levantó casi a la velocidad de la luz y Harry en el camino a casa no hizo ningún comentario al respecto.
[. . .]
Lo dejaron en la puerta de su casa. Les agradeció por todo quizá unas tres veces y se quedó unos minutos parado frente a la puerta. De repente se sentía vacío. ¿Cómo es que podía sentirse tan a gusto con una familia ajena y no con la suya, si hasta hace un año atrás eran la familia perfecta?. Suspiró con cansancio, rogando internamente por no tener que soportar otra discusión y silenciosamente abrió la puerta.
Se dispuso a caminar hasta las escaleras cuándo escuchó sus voces en la cocina y... la curiosidad le ganó. No le sorprendería que estuviesen discutiendo por él, con todo lo que estaba pasando.
Definitivamente no esperaba lo que escuchó.
—...por el amor de Dios, Anne! —reclamó Des, en voz baja sin embargo con un tono notablemente molesto.
—Tienes que llevártelo...
Genial, de nuevo yo.
—¡No! Lo siento, no lo haré. Ya no. Él no será feliz allá, pero tú... ¡eres una perra mentirosa!.
—¿De que estás...?
—¡Prometí que te ayudaría con todo esto! ¿Por qué le dijiste a Harry que yo decidí hacerte a un lado? ¿Por qué lo pones en mi contra, si lo que quieres es dármelo a mí?.
—Des, tú no entiendes que...
—¡¿Qué no entiendo?! —gritó. Cristales rotos de una copa se extendieron por el suelo—. ¡Tú no... Tú...!
—No quieres ayudarme. Tú no quieres darme...
—¿Qué no quiero darte dinero? ¡Sí, sí quiero! Sí si así puedes salir adelante, pero no te vas a aprovechar de mí. ¿Crees que soy estúpido? ¿Crees que no sé que sólo quieres sacarme todo el dinero que puedas para ahorrarte el trabajo? No Anne, así no funciona mi ayuda.
—¡Des!
—¡Ni siquiera quieres hacerte cargo de Harry, maldita sea! —volvió a levantar la voz.
En este punto Harry entendía poco y nada. Solo que su madre era una mentirosa y su padre volvía a tener problemas para controlar la ira.
—¡¡Yo nunca quise un maldito hijo!! —gritó—. ¡No quería tenerlo, pero lo hice por tí!
—Anne...
—No quiero a Harry. No lo quise, no lo quiero y nunca lo querré porque tú lo sabías... Nunca quise ser madre. ¡Así que hazte cargo de tu hijo!.
—Dios... No puedes decir eso...
—Sí. Puedo y lo estoy haciendo. Harry no me interesa, ¿bien? Me quedé con ustedes dos solo porque necesitaba el dinero y porque no tenía hogar. ¿Crees que me gusta estar con un adolescente rebelde que aspira más a niño que a adulto? ¿Crees que me gusta tenerlo cerca mío?.
—Conviviste con él durante casi ocho años, ¿ni siquiera... llegaste a quererlo?.
—No, Des. Esta nunca fue mi vida planeada y ¡lo sabías! Pero decidiste ignorarlo. Así que llevátelo, yo no tengo nada que ver con él.
Harry últimamente no estaba sintiendo mucho afecto hacia su madre, pero sin duda eso terminó rompiéndole totalmente el corazón. Unas lágrimas ya recorrían sus mejillas, el pecho se le cerraba y se le formó un nudo en la garganta. Dios mío. Toda la historia de la madre perfecta era una mierda. Toda su vida fue una absoluta y total mentira.
Subió lo más silenciosamente que pudo y sin siquiera pensarlo, empezó a armar sus maletas.
[. . .]
Capítulo triste ysi.
¿Cómo están? Yo feliz porque tengo un nuevo gato :D