Epílogo.

207 22 175
                                    

[ Todo lo que quiero no es nada más que oírte tocando mi puerta, porque si pudiera ver tu rostro una vez más, moriría como un hombre felíz. Cuando dijiste tu último adiós morí un poco por dentro. Yazco con lágrimas en la cama toda la noche, solo y sin tí a mi lado. Pero si me amabas, ¿por qué me dejaste? ]

— Kodaline.


Veinte años después...

Caminé por las viejas calles que me llenan de recuerdos melancólicos, esos que alguna vez viví con demasiada emoción. Respiré el aire, observé los viejos locales, las casas con nuevas familias. Todo estaba distinto, pero de alguna forma, también estaba igual. Quise llorar en el momento que pisé lo que alguna vez fue mi adolescencia.

Visitar Doncaster, luego de unos largos veinte años, era una sensación nueva que hacía mucho tiempo no sentía. Era una agradable caricia. Mis sentimientos se mezclaban entre felicidad y tristeza, porque no tengo recuerdos felices aquí. No los tengo porque viví tan lejos de ellos, que los recuerdo con melancolía, como si mi yo de esa época se hubiera perdido para siempre.

A lo largo de mi muy corta vida aún, he recordado este lugar cada mañana, tarde, noche. Creía que lo olvidaría, que tendría recuerdos mejores en algún futuro, pero mi auténtica felicidad le pertenece a este precioso lugar. Aún así sonrío, trabajo, amo y vivo. El dolor persiste pero aprendí a vivir con él a la fuerza.

Pasé por la vieja casa de Anne, quién falleció dos años atrás si no me equivoco. Pero no asistí al funeral, porque tenía una nueva persona a la cuál llamar "mamá" y se trataba de Palmer, quién estuvo a mi lado durante los momentos más difíciles. Incluso se negó a dejarme solo luego del fallecimiento de mi padre, hace cinco años. Es una mujer maravillosa sin duda. 

Estar en mi barrio era emocionante. Seguí caminando y una casa en particular me llamó la atención. Esa casa...
Decidí tocar la puerta por si alguien seguía viviendo allí, y me sorprendí al notar que sí. Charlotte sigue ahí.

—¿Se te ofrece algo? —preguntó. Seguía igual de bonita, solo que con algunas arrugas.

—Lottie, creí que me recordarías —bromeo y tras unos segundos intentando reconocerme, sus ojos se iluminaron.

—Ay. Por. Dios.

Me abrazó con fuerza y le correspondí al abrazo. La extrañé, verla de nuevo es una maravilla.

—¡Harry, por Dios! —me tomó de los brazos y se echó hacia atrás para observarme. ¿Tanto había cambiado? Es extraño.

—¿Cómo has estado?

—He estado bien. ¿Tú? ¿Gustas pasar?

—De hecho tengo que irme a otro lugar, pero me pareció un lindo momento para pasar a saludarte. He llegado ayer, y me quedaré por dos días más. Todo se ve tan... distinto.

—Viví aquí los últimos veinte años, te aseguro que nada cambió. ¿Y qué es de tu vida?

—Soy escritor y tengo un doctorado en psicología.

—¡Vaya!

¿Tú?

—Conseguí empleo en una tonta empresa y ahí sigo estando. Realmente nada cambió de mi aburrida vida. Me casé con Ryan tres años después de que te fuiste. Hace un año murió mi madre y hace cuatro Tom, pero tengo unos hijos increíbles —ella sonrió. Era una mujer increíblemente fuerte si era capaz de sonreír después de todas las personas que perdió. La admiro mucho.

Mi adorable lector - [Larry]Where stories live. Discover now