Capítulo quince.

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—Me gustas, Louis —dijo Harry—. Me gustaste desde el primer momento en que te ví y...

—No, de nuevo.

—¡¿Qué carajos estoy haciendo mal, Niall?! —preguntó, totalmente frustrado. Hace media hora practicaban la declaración de Harry, Niall se hacía pasar por Louis pero cada vez que Harry encontraba algo nuevo por lo cuál empezar, Niall decía lo mismo. "No, de nuevo". Ya parecía un disco rayado.

—¡Todo!

—¡¿Cómo que todo?!

—Sólo dí lo que sientes. No digas lo mismo que dicen todos —dijo Sidney, sentada al costado de ellos en la cama, comiendo una manzana—. Habla con tu corazón.

—¡No puedo!

—¡Piensa en Louis!

—¡No puedo pensar en Louis si tengo tu asquerosa cara frente a mí, Niall! —gritó, cruzándose de brazos. Estaba enfadado. Más que enfadado. Quería llorar de la frustración. Nunca llegó a imaginar lo difícil que era decirle a una persona lo que sentía.

—¿Qué quieres que haga? ¿Que imprima una foto de él y me la imprima en la cara?

—¡Por Dios! Dejen de gritar —Sidney puso las palmas de sus manos en la boca de ambos, y los miró con la mandíbula tensa. Oh no, la habían hecho enfadar—. ¿Por qué se esfuerzan tanto si al final del día Harry se va a arrepentir de todo?

—Buen punto —dijeron ambos al unísono, lanzándose una mirada fulminante.

—Harry, no debes preocuparte tanto por eso, ¿sí? —Sidney quitó sus dos manos y se cruzó de brazos—. Dirás lo que salga de tu corazón, y no importa si es ridículo o tierno, o ambos, porque al fin y al cabo es lo que sientes. Mira a Niall, casi pierde la poca dignidad que le quedaba.

—¡Oye!

—El punto es que deja de pensar tanto en eso. Seguro te sale bien. Y evita hacerlo en público, incluso aunque lo de Niall haya sido precioso, evita hacerlo. Pensemos en la posibilidad de que no te corresponde... Sólo haría todo más incómodo que otras personas precencien eso.

—Está bien...

—Puedes comprarle su golosina favorita o algo que sepas que le encantará. Puedes... cantarle una canción, o algo parecido. ¡No sé! Usa tu imaginación.

—Ya.

Sidney comprendió y casi al instante, de forma forzada, cambiaron de conversación. Harry estaba horriblemente nervioso, pero ya no podía soportarlo más, era una molestia constante en todo su cuerpo cada que estaba con Louis y quería librarse de ello de una vez.
¿Podría perder su amistad? Sí. ¿Podría ser correspondido? También. ¿Lo haría? Probablemente no.

[. . .]

Días después, aún seguía con la misma idea en su cabeza. Declarársele.
Pero era curioso como en su mente era una persona valiente y lo decía simple, sin temor a lo que pasase. Y en la vida real no pueda ni siquiera abrir la boca para articular la primera palabra.
La realidad es que era un cobarde, y que quizá jamás tendría el valor para declararse. Pero quería hacerlo.

Se congelaba cuando Louis estaba frente a él y se le olvidaban las palabras ya memorizadas. Era como una especie de tortura. Y llegó hasta un punto dónde no podía actuar normalmente o disimular sus sentimientos frente a Louis. Se veía como un idiota.

Pero ahí estaba, caminando directo a su casa con una bolsa llena de chocolates para pasar la noche. Normalmente no solía sentirse tan nervioso, pero ahora si lo estaba. Mordía su labio inferior inconscientemente y sobrepensaba demasiado en lo que diría, en cómo lo diría y su reacción a todas las posibles reacciones que Louis tendría.

Mi adorable lector - [Larry]Where stories live. Discover now