Capítulo cinco.

271 40 73
                                    

Los veía ahí, entrando en grupos por las dos puertas principales y no podía evitar temblar de nervios. Todos amigos o conocidos, y él un simple y raro extraño.

Era su primer día allí. Uno diría que con diecisiete años, alguien es lo suficientemente maduro como para socializar por más que no te guste y actuar tranquilo, ¡pero es mentira!. Harry sólo quería correr y esconderse, tanta gente le enfermaba.
Caminó en busca de su casillero, sintiendo la mirada de todos sobre él aunque la realidad era muy diferente. Nadie lo notaba, ni mucho menos notaría que es el nuevo.

Guardó sus cosas con algo de torpeza y entró a su primera clase. Lamentablemente se trataba de matemáticas. Sacó sus cosas en silencio, mientras veía a los demás hablar, algunos lanzándole miradas fugaces de curiosidad.

No tenía idea de cómo había llegado temprano, siendo que se había despertado increíblemente tarde. Pero ahí estaba, ansioso y aterrorizado. Con sueño y de buen humor.
Lo único que levantaba su ánimo ahora era que, por la tarde vería a Louis. Le leería y pasaría un buen rato sin tener tantos pensamientos dando vuelta por su cabeza. 

Ese era su problema. Una persona normal ya se hubiera acercado para hablarle a alguien, para preguntar algo estúpido o hacer amigos. Pero Harry no podía moverse de su asiento. Sentía que todas las personas lo miraban, se reían de él, y algunas veces simplemente no podía controlarlo. Odiaba la escuela. Pensaba tanto en lo mucho que quería salir corriendo que no notó a la persona sentándose a su lado.

—Mamá, ya te he dicho que estaré... ¡estaré bien, por el amor de Dios! Es una escuela más y ya —Harry lo miró de reojo, se lo notaba irritado—. Sé que esto no es Irlanda pero... Mamá, no dejaré que nadie... ¡Si me dejaras hablar un segundo! Okay, estás cansando.... Sí... Sí te amo. Adiós —suspiró con fuerza y volteó a ver a Harry—. Hola.

—Hola.

—Me llamo Niall. Lamento que oigas eso. Mi familia y yo vinimos desde Irlanda y mi mamá aún no confía en la gente de  por aquí —empezó a sacar sus cosas, y entre suspiros seguía hablando—. Mamá cree que todo esto es una mala idea... ya sabes, esto de venir aquí. Pero creo que la gente es... agradable, por así decirlo.

Niall era un chico gótico. Eso fue en lo primero que se fijó Harry. Tenía unos jeans ajustados y rotos, botas desgastadas, varios anillos en sus manos, las uñas pintadas de negro y un buzo grande que le llegaba hasta por encima de las rodillas. En su pelo rubio tenía varios mechones rosas escondidos, y el contorno de sus ojos maquillados solo resaltaba más sus ojos azul marino. Tenía varios colgantes en el borde de su oreja izquierda y un tatuajes, apenas visible, en la clavícula.

—Soy Harry. También soy nuevo, antes vivía en Redditch.

—Lo noté —masticó su chicle varias veces e hizo un globo—. Se nota que eres nuevo. Tienes la misma expresión que yo en los ojos: queremos irnos al carajo.

Harry soltó una leve risita.

—Estás en lo correcto.

—¿Tienes amigos?

—Tengo uno pero no sé si viene a esta escuela y...

—Pues ahora seremos amigos, Harry. No acepto un "no"como respuesta.

[. . .]

Minutos antes del receso, Harry convenció a Niall para salir a los pasillos, supuestamente para explorar el lugar. La verdad es que quería verificar si Louis estaba en esa escuela. Y ahí estaban ambos, entre la multitud y el griterío, con rostros inexpresivos y cejas alzadas. Harry se dió cuenta de que Niall estaba criticando a un grupito de chicas ricas que presumían sus peinados. Mientras que Harry adoptó esa expresión para identificar a lo lejos.

Mi adorable lector - [Larry]Onde histórias criam vida. Descubra agora