te invito un coyac

De frawasky

29.1K 3K 2K

"No entiendo por qué se apaga tanto si brillando se ve mejor que una estrella" 🦋✨ Fui terrible aweoná al pen... Mais

oliver-🦋 a.s
sarai- I
sarai- II
sarai-III
sarai-IV
sarai-V
sarai-VI
oliver-VII
sarai-VIII
sarai-X
oliver-XI (p.1)
oliver-XI (p.2)
sarai-XII
oliver-XIII
oliver-XIV
sarai-XV
oliver-XVI
sarai-XVII
sarai- XVII (p.2)
oliver-XVIII
sarai -XIX
sarai -XX
oliver -XXI
sarai -XXII
sarai -XXIII
oliver -XXIV
oliver -XXV

sarai-IX

885 111 64
De frawasky

Sarai

Ayer iba a salir con el Vicho, y para mi no sorpresa, me dejó plantada.

Después me anduvo enviando mensajes de que los cabros le habían ofrecido y a jugar a la cancha, y se le terminó pasando la hora. Ya no había nada mas que hacer, solo llegué a mi casa a tomarme un té porque me había estado congelando mientras lo esperaba.

Hoy, decidí aceptar el desafío de el Cirus, de juntarme con elles en el recreo.

Y mierda, ya siento que la cagué.

¿Cómo se lo explico al Vicho? Poco sería decir que me hará la escena de celos de su vida, le pondrá todo el corazón en eso, así que tendré que hacerla piola. Igual no estoy haciendo nada malo, pero da lata tener que actuar raro como si estuviera haciendo un acto mortal. Es como si le tuviera miedo.

Además que la última vez que intenté contarle, me dijo amorosamente que no le interesaba.

A penas terminó la clase de matemática, salí rápido de la sala abriendo mi coyac. El Vicho siempre se queda conversando con sus amigos, así que dudo que haya notado mi ausencia. Supuse que estarían en el mismo lugar donde me hizo el mapa el Oliver, así que me fui directo para allá.

Al llegar no había nadie, puta la wea. Ni siquiera sé dónde más pueden estar y voy a parecer weona buscándolos por todo el liceo.

—Sarai—escucho una voz a mis espaldas. Me giro rápidamente y veo al Cirus.—Cumpliste.

Por su voz es como si hubiera pensado que no iba a llegar y todo esto le pareciera irreal.

—Dije que lo haría—sonrío.

Él asiente pensativo y me queda mirando fijamente.

—Hace frío, hoy iremos a otra parte que tenemos donde llega más calor—avisa.—El Oliver me pidió que te venga a guiar, él estaba terminando una prueba y yo salí antes.

—Parece que estay a sus mandados—la tiro en broma pero parece que no sonó tan bien como en mi mente.—No va en mala, discúlpame.

—Ni me pidai disculpas—le resta importancia.—Sígueme.

Empieza a caminar y yo voy a su lado.

—Oye, he estado pensando en lo que hiciste por mi, y de verdad te lo agradezco un montón. Sería pulento pagar mi deuda pendiente. No sé si te cuesta inglés o tenís algún trabajo que hacer, yo te puedo ayudar si quieres—sugiero.

No podía quedarme de brazos cruzados cuando él ahora tiene dos semanas más de castigo en los baños y yo con mis manos limpiecitas.

Él me da una mirada confundida y niega con la cabeza.

—No me cuesta inglés y tampoco tenís que gastar tu tiempo en mi—asegura.—Erís brillante, Sarai. No merecías un castigo por algo tan estúpido.

—Tú tampoco lo merecías—insisto.

—¿Quién dijo que lo cumpliré?—ríe.—Está todo controlado, tranqui.

—Bueno—murmuro no muy convencida.

Voy jugando con mis manos, media nerviosa. Recuerdo lo que me dijo ayer el Oliver, lo de su secreto, y ahora me crecen las ganas de preguntarle al Cirus, pero juré que no lo haría.

—Cirus—murmuro, ojalá haya podido escucharme bien.

—Sarai—responde, mirándome.

—El Oliver ayer me contó de cómo se conocieron—le cuento con una sonrisa tímida.—De su lista.

Él asiente con una gran sonrisa, una que antes no se la había visto. Se nota que le causan bonitos recuerdos sus momentos con el Oliver.

—¿Y querís saber lo que decía en la lista?—adivina.

—No, no, solo te decía para sacarte tema.

Cobarde, muy cobarde. Si él no me iba a morder por preguntarle.

Él asiente no muy conforme y para frente a una sala antigua, es de las que ya no se ocupan en el liceo, las tienen como para guardar materiales y eso. Según entiendo ni les profes entran a estas salas, sobretodo porque quedan apartadas de las otras.

—Puedes arrepentirte aún, estay a tiempo—dice el Cirus antes de entrar.

Él nota que lo dudo un poco y miro a los pasillos buscando a algún inspector que nos podría pillar.

—Sarai, me he encargado de aprenderme los recorridos de cada inspector. Sé sus horarios, por dónde pasan vigilando y cuántas veces lo hacen. Todo está aquí—apunta su frente.

Es raro, pero siento que no me está mintiendo. Cuando dijo que le gustaba decir la verdad, creo que en este momento lo está haciendo. Y también me doy cuenta que no se exagera al decir que el Cirus le gusta tener todo extrañamente controlado.

Me animo y abro la puerta yo misma.

En seguida la mirada de el Wilson y la Tami se dirigen a mi, creo que estaban en un momento un poco privado por lo cerca que están.

—¿Me tapo los ojos?—pregunto como weona porque ya me los estaba tapando con mi mano. Parezco una niña chiquita.

La fuerte risa de el Wilson me hace confundirme y quitarme la mano de los ojos lentamente para poder observarlo.

—No es una escena para mayores de dieciocho, así que tranquila reina—me sonríe la Tami.

—Sarai, me ofendes—el Wilson para de reírse y se pone una mano en el pecho.—¿De verdad creíste que yo sería capaz de hacer porno en mi amado liceo?—pregunta ofendido.

—Siempre hay que esperar lo inesperado—digo algo dudosa.

—Erís descarado, lamentablemente yo te he visto y escuchado—lo encara el Cirus.

—Erís afortunado, dulcesito—el Wilson le guiña un ojo.

—¿Tiraste aquí? ¿De verdad?—no puedo evitar preguntar.

—¡No! Este lugar es sagrado—dice rápidamente.

Yo asiento creyéndole y relajándome de la sorpresa.

—Pero los baños son otra historia—suelta una risita.—Esas weas deberían tener mi nombre, es mi territorio. Meo, fumo, lo limpio y tiro. Es todo un ciclo—se encoge de hombros.

El culiao sin límites, este weón vive su vida al máximo.

—No me sorprende escucharlo—ríe la Tami.

—¿Y eso? Ni que fuera un suelto—se hace el indignado el Wilson.

—Vo' le hacís a lo que se mueva y sobre todo si no hay cámaras vigilándote—lo caga la Tami.—Tu reputación la conozco como la palma de mi mano.

El Wilson ríe y la mira divertido, ella hace lo mismo, pareciera que son parecidos en personalidad y compatibilizan demasiado bien.

Me acuerdo de lo que me contó el Oliver, cómo se conocieron, pero sigo quedándome con la duda de cómo la Tami se hizo amiga de ellos.

—Estamos aquí—murmura el Cirus.

—Celoso—le tira un beso el Wilson.—Sarai, ¿cómo anda el pololito?

—¿El Vicho?—pregunto confundida.

—¿Tienes otro?—me mira picarón.

—¡No!—corrijo rápidamente.—Pregunta weona que hice. El Vicho está bien—sonrío nerviosa.

—Wilson, no hace falta—el Cirus le dice mientras lo mira serio.

Siento que se están comunicando telepáticamente y yo no entiendo nada.

—Tengo un regalo para ti—me dirijo al Wilson y este me mira emocionado.—Ayer estuve esperand...

No es el momento de quedar como la mina que la dejan plantada por un partido.

—¿Estuviste...?—me anima a continuar.

—Ayer estuve en una plaza cerca de mi casa y me pillé algo, creo que te podría interesar—sonrío, nerviosa.

—¿Condones?—me da una sonrisa traviesa.—No me vienen mal, siempre y cuando no sean usados.

—No, no, no—niego rápidamente.—No es eso.

—¿Entonces....?

Lo saco de mi bolsillo y se lo muestro con una sonrisa nerviosa.

—Tiene brillitos—murmura sin creérselo.

—Yo se los puse mientras me aburría—me encojo de hombros.

—Nunca había tenido un encendedor con brillitos—se emociona con sus ojos brillantes.—Me conquistaste, Sarai. ¿Cuándo la boda? Tami, tu podís ser mi dama de honor, y el Cirus que nos case.

—Si querís ya me encargo de preparar el divorcio—me codea la Tami.—No creo que lo aguantís mucho rato.

—Me alegro que te haya gust...

Me callo rápidamente porque alguien entra. Casi me da un paro cardíaco al ver al Oliver, juré que podía ser algún inspector.

—Esa no era la reacción que esperaba al vernos—murmura divertido por mi cara.—A mi si me alegraste la mañana, Sarai.

—Pensé que eras otra persona, como un inspector—murmuro.

—Confía un poquito más en mi. No soy de los que decepcionan—me guiña el ojo el Cirus, con una sonrisa divertida.

—¿En qué estaban?—pregunta el Oliver mientras se sienta a mi lado.

—Planeando nuestra boda con la Sarai—cuenta el Wilson.

—Supongo que estoy invitado.

—Supongo que podrías ser el padrino—sigue el juego.

Se ponen a webear y yo me quedo observándolos con una sonrisa. Me siento cómoda, es muy diferente a cuando estoy con los amigos del Vicho que me ignoran la mayor parte del tiempo.

Empieza a sonar un teléfono, están llamando a alguien, pero nadie mueve ni una mano.

—¿De quién es?—pregunto.—Sigue sonando.

—Mío no—responde la Tami.

—Tampoco—dice el Wilson.

El Cirus niega con la cabeza y el Oliver muestra su celular apagado y sin sonar.

—¿Será m...?—dejo la pregunta al aire y reviso.

Que vergüenza.

—¿Si?—contesto. Ni siquiera me fijé en quién era.

—¿Dónde estás?—es el Vicho.

Mierda.

—Eeem, aquí—no sé qué decir.

¿Dónde po, Sarai? Si no soy adivino—dice más enojado.

—En una sala antigua, estoy con unos amigos, después te cuento.

Miro a les demás y todes parecen distraídos, o fingen estarlo. Que bueno, no quiero que escuchen la escena de el Vicho.

—¿Qué amigos? ¿Me estay cagando en el liceo?—escucho que está medio gritando.—Erís una bas...

Y le corto antes de que me diga algo feo.

El Vicho vuelve a llamar y yo pongo el celular en silencio. Suspiro y me paso las manos por la cara, frustrada.

—Me tengo que ir—murmuro y logro captar su atención.

—Aún quedan ocho minutos para que termine el recreo—me recuerda el Cirus.

—Sisi, es que me surgió algo con el Vicho—suspiro.—Nos vemos en otra ocasión.

La Tami me despide de un beso en la mejilla y el Wilson también, me invitan a venir cuando quiera. Son tan bacanes. El Cirus se despide de mi también, y me una pequeña sonrisa, incluso por un momento pensé que me quería decir algo antes de que me vaya, pero después se queda callado.

—Supongo que tendré que reconfortarme con que en la tarde nos veremos—me dice el Oliver.—De todas formas, bienvenida al día tres conmigo—sonríe.

—Gracias, oliv—le doy una sonrisa para despedirme.—Nos vemos más tarde.

—Mmh, ¿Sarai?—me detiene antes de que me aleje.—¿Tenís algo que hacer después del castigo?

¿Me está invitando a hacer algo?

Mierda.

Mi mamá por lo menos trabaja hasta tarde hoy, y ya se suavizó con su enojo. Pero al Vicho no le gustará mucho la idea, igual supongo que puedo intentarlo.

—Creo que no—murmuro.

—Con los cabros a veces pasamos el rato en una plaza que nos gusta—se anima.—Y sí, te estoy invitando cordialmente a que nos acompañes hoy.

Le sonrío y hago como que lo pienso un poco.

—No suena tan mal—levanto una ceja.

—Tenís que llegar, quiero saber mas de ti.

—Por el coyac que llegaré—le aseguro.

—No tienes un coyac en tu mano—ríe.

—Pero imagina que sí, expande tu mente.

—Creo que ahora me gustan los castigos—murmura pensativo.

Si, creo que a mi también...

🏹

ola 🌊 quizás suba otro cap mas ratito o lo deje para mañana jeje les tqm, grax x leer 💘

ig: frawasky

Continue lendo

Você também vai gostar

7.1M 146K 34
Molly Johnson es una mesera y necesita juntar mucho dinero para salvar a su hermana. Axel Cavelli es un exitoso empresario y necesita una novia por t...
47K 2.6K 10
Para lenna el solo era el mejor amigo de su hermano aún si ella quería que fueran más. Para alessandro ella era más que que la hermana de su mejor a...
888K 46.4K 36
Melody Roberts es una chica muy sencilla, no es muy sociable y solo tiene una mejor amiga. Vive sola en un pequeño departamento, el cual debe de paga...
82.2K 18.3K 41
La mano del rubio se coló bajo la máscara del anbu acariciando su rostro suavemente, los azules lo veían con debilidad y un gran amor, Itachi se dejó...