Por ti. [2° temporada]

By pain_lu

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"Si hago esto también es... Por ti." --------------------------------------------- Portada: @elporquedegaby More

Ya nos conocemos.
Él.
No lo parece.
No sé.
Aquella vez.
Esto apenas comienza.
Nada más.
Tan yo.
Pero no malo.
Lo he perdido.
Algo grande.
Puedes seguir.
¿Estas bien?
Tu culpa.
Ahora.
Miedo.
Sufrias.
Una aventura más.
Lo siento.
No podría soportarlo.
¡No puedo permitirlo!
Lo que menos miedo me da.
Tal vez.
Y reí.
¿Por qué no?
Es irónico, ¿no?
Hoy no.
Lo tercero.
Afortunado
Ya habrá tiempo.
Vosotros.
hola!!
Maldita sea.
Deseo.
El momento
Estoy contigo.
Vínculo.
Será especial.
Nuestro.
La misión.
Estar triste.

Orígenes. 1.

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By pain_lu

Cuando mi pie cruzó la frontera y avanzamos hasta que mi resentida vista logró discernir lo que en algún momento fueron hogares, mi cuerpo comenzó a temblar y sentí como el aire pasaba de manera pesada por mis pulmones. Sin embargo, no dude en ningun momento.

Deidara me miró sonriendo con orgullo, y deceleró el paso unos instantes.

—Sé que estás preparada, pero podemos tomarnos un tiempo.—Me informó.

Yo paré unos instantes y puse mis ojos sobre los suyos. Él estaba nervioso.

—¿Acaso lo necesitas tú?—Enarqué una ceja.

—Tsk.—Giró la cabeza hacia un lado.—La última vez que soy considerado contigo, mocosa.—Se quejó.

Nos adentramos en los escombros en los que antes yo antes había vivido. Mi estómago se empezó a revolver, pero decidí mirar mis pies y seguir caminado.

—¿Tienes el libro que le robaste a mi hermano?—Pregunté con voz temblorosa.

—Si.—Respondió y oí como rebuscada algo.—Parece estar escrito en otro idioma.

Lo puso sobre mi mano. Yo terminé de caminar y puse mis ojos sobre él. El símbolo del pájaro sobre la cubierta me hizo estremecer.

—Creo... Creo que en el santuario podríamos descubrir algo.—Susurré.—Esta prácticamente al final de la ald... De lo que era la aldea.—Corregí.

—¿No quieres pasar por tu c...?

—Ahora no.—Respondí sin dejarte terminar.

Aquellos metros que quedaban hasta el santuario se hicieron para mí como el camino más largo que jamás había conocido. Apesar de la masacre el santuario no se encontraba en mal estado.

Era sencillo, hecho de piedras y pintado con pintura roja. Cuando te adentrabas no encontrabas más que gran círculo con el símbolo del pájaro pintado en el suelo, y frente a él, lo que parecía una piedra corriente de gran tamaño. La observé con detenimiento. Dirigí mi vista al libro.

En alguna ocasión había visto a gente de la aldea en pequeños rituales, pero yo era muy pequeña.

Intenté recordar algo, pero prácticamente a mi cabeza solo venían recuerdos del ataque que sufrimos la última noche que estuve aquí.

Miré a Deidara. Una pequeña capa de sudor caía sobre su frente. Estar aquí no era agradable para él.

En estos momentos desearía que Naruto estuviera aquí, y agarrara mi mano con fuerza.

Me senté sobre el círculo, con las pierdas cruzadas sobre si, yo le llamo a lo indio a esta postura. Cerré los ojos con la intención de recordar, y mi respiración se cortó al notar como algo parecía arder dentro de mi cabeza.

Abrí los ojos de golpe.

Miré la piedra frente a mi, y vino a mi cabeza un pequeño recuerdo de mi padre, con aquel libro en sus manos, poniéndolo sobre la piedra.

Unas pequeñas lágrimas asomaron por mis mejillas, pero decidí ignorarlas.

Aunque no observaba a Deidara, podía notar su preocupación desde aquí.

Me levanté con lentitud y deposité el libro sobre la roca, que parecía atraerlo como si de un imán se tratase. Me exalté un poco pero volví a sentarme como anteriormente.

Cerré los ojos de nuevo y mi cabeza comenzó a arder de nuevo. Creo que algo empezaba a encontrarle sentido a aquello.

De pronto, el ardor se convirtió en una presión, como si llevara una corona apretada sobre mi cabeza. Yo me seguía manteniendo con los ojos cerrados.

Yo, Akane Aoi, fundadora del clan Akane, nací como una persona corriente, en una época donde las familias aun eran nómadas pero empezaba vislumbrarse el principio de un cambio.—Aquella voz femenina retumbó en mi cabeza.

Fui la mayor de 5 hermanas y 4 hermanos, pero, por la época en la que vivimos, no todos sobrevivieron. Aun que estimaba a mi familia, a veces sentía que como hijos solo eramos una herramienta más para la caza, pero así eran las cosas, y conviví con ello hasta que le conocí.

A Hamura Otsutsuki.

Fue una noche de primavera, mi familia y yo, habíamos decidido establecernos un tiempo en un pequeño territorio cerca de la costa, pues parecía que en aquella época del año, era mucho más fácil conseguir pescados sabrosos.

Yo apenas tenia 11 años, pero no recuerdo haber conciliado el sueño bien nunca, así que solía dormirme hasta las tantas de la madrugada.

Tras caminar durante un rato, decidí acercarme a lo que era la orilla del mar. Remojarme los pies siempre me había parecido agradable. Sin embargo, al llegar hasta ahí me encontré con la figura de un chico, sobre el agua, de pie. Pude notar la sangre bajar hasta mis pies, por un momento pensé que me desmayaría.

Aunque una parte de mi gritaba que debía huir, la curiosidad me ganó, aun con la duda de poder estar jugando me la vida. Me senté de manera cuidadosa en la orilla. El aun no había notado mi presencia. Entrecerré los ojos para intentar ver con claridad en la noche cerrada.

Parecía ser un chico de aproximadamente mi edad. Su piel era pálida hasta el extremo, prácticamente gris. Sus ojos eran completamente blancos y sobre ellos no había cejas. De entre su pelo, igualmente blanco, parecían salir dos cuernos. Sus ropajes eran una especie de quimono de cuello alto blanco. Y parecía llevar la funda de una espada cargada a sus espaldas.

De pronto, su cabeza giró hacia mi, y nuestros ojos conectaron. Nos quedamos así durante un tiempo, y extrañamente en ningún momento sentí que fuera una amenaza.

-Me das un poco de repelús.- Las palabras se escurrieron por mi boca.

El abrió los ojos con sorpresa.

-¿Crees que es adecuado decirle eso a alguien?- Yo me encogí de hombros.

-Es que… tienes cuernos y los ojos blancos. - Susurré apenas, pero pareció escucharme.

Comenzó a caminar sobre el agua hasta mi.

-Y camino sobre el agua.- Dijo con seriedad pero un tono sarcástico. Al llegar hasta la orilla, se sentó junto a mi. Un escalofrió recorrió mi cuerpo.-¿Quieres que te expliqué el por qué?-Yo asentí levemente, y extrañamente noté algo nacer en mi. Tardé un tiempo en identificar que eso era algo llamado ilusión.-Aunque...¿no deberías ir con tu familia y dormir?-Preguntó poniendo una mano en su nuca.

-¡No!-Respondí mas exaltada de lo que me gustaría admitir  y extrañamente la sangre subió a mis mejillas.-Quiero decir...Suelo pasarme las noches en vela de todos modos. Esta bien por hoy tener compañía.

Su semblante seguía siendo algo serio.

Aquella noche, aquel chico y yo estuvimos hablando durante horas, me explico cosas extrañisimas para la época. Me habló de chacka, de sus ojos, los cuales poseían lo que él llamo Byuakuga, de su hermano que también era un ser inusual, y de muchas mas cosas de las qu tal vez en el mundo desde el que me leáis, parezcan habituales.

Pero, mas allá de todo aquello que sonaba a cuento, yo no podía parar de estar fascinaba con todo lo que parecía nacer en mi en ese momento, aunque no fuera consciente completamente. Algo en mi cambió aquella noche.

Yo le hablé de cómo era la vida para mí, aunque no pareciera nada interesante. Esa noche me hizo pensar mucho, porque nunca había compartido con nadie pensamiento como aquellos, así que me costó mucho identificarlos. Pero fue agradable ciertamente.

En algún momento, quede dormida sobre la orilla. Sin embargo, desperté junto a mi familia. Y durante unos días pensé que todo había sido un sueño. Además no me dijo su nombre. 

Me acerqué a la costa en varias ocasiones, pero él, no estaba allí. Y la nostalgia se apoderó de mi pecho aquel tiempo.

Una noche tras esos días, de igual forma no podía dormir. Me senté sobre mis piernas entrelazadas y me concentré en mi cuerpo. Chackra. Por lo que recordaba, era una especie de energía que emergía del cuerpo del alma. También me comento que ese poder del que el disponía, había surgido de el hecho de que su madre comiera algo raro. Suspiré con frustración. Si había soñado aquello, tenia una imaginación preocupante.

De pronto, sentí la presencia de alguien frente a mi, y cuando abrí los ojos me encontré aquellas orbes bancas tan extrañas muy cerca de mi rostro. De nuevo, sentí mi cara enrojecer. Y pude vislumbrar algo parecido en la suya.

-¿Que te ocurre?- Preguntó alejándose un poco.

-¿Eh? ¿A que te refieres?- Pregunté con confusión.

-No parecías contenta.-Respondió.

-Mmmh, esto… no sé.-Nunca antes alguien me había preguntado por aquello. Como comenté para las familias parecíamos herramientas mas que hijos a los que querer y cuidar.

-Esta bien.-Respondió.

Esa noche, volvimos a hablar hasta la madrugada, y antes de que yo volviera a caer dormida, logré pronunciar la pregunta.

-¿Como te llamas?- Pregunté notando mis parpados caer.

-Hamura.-Con su apaciguada voz. Noté como uno de sus brazos pasaba por detrás de mis rodillas y el otro por la espalda, cargándome.-¿Y tu?

-Esto es vergonzoso.-Pronuncié con lentitud debido al sueño.-Soy Aoi.

-Aoi, me gustaría pasar mas noches contigo.-Pronuncio dejándome sobre mi rudimentario futon. Yo gruñí como respuesta.

Y así fue los próximos cinco años, para mí sorpresa. Puesto que mi familia decidió, por fin, establecer una vida en aquel lugar.

Hamura y yo fuimos amigos, a pesar de ser personas completamente diferentes. Parecía que él venía de la luna y yo del sol.

Hamura era un chico tranquilo y algo serio. También era sarcástico y a veces le gustaba molestarme. Pero no era difícil discernir que en su corazon solo latía bondad.

Yo sin embargo desde que le conocí y comencé a despertar cosas que no sabía que existían en mi, descubrí que era una persona muy impulsiva, que me alteraba con facilidad. Era temperamental y sensible.

Él cada noche me preguntaba cómo estaba, y aunque pudiera no estar bien, saber que alguien me escucharía y cuidaría como el lo hacía, siempre me hacía estar un poco menos mal.

Él también termino compartiendo conmigo como se sentía, y yo intentaba ofrecerle lo mismo que él me ofrecía a mi, pero era algo que no sabía hacer tan bien como él. Fui aprendiendo poco a poco, y él siempre me lo agradecía.

Al cabo del tiempo, le pedí que me ayudara a aprender artes ninjas. Al principio fue algo reacio, pero terminó dandome palizas. Pero yo logré aprender bastante.

Cuando llegamos a los 13 años, Hamura y yo nos dimos un beso inocente una noche cualquiera. Sin embargo, se quedó como una anécdota.

Hasta que a los 15 años Hamura me confesó que algún día le gustaría que fuera su mujer, y yo, a aquella propuesta tan extraña, acepté.

Estaba completamente y perdidamente enamorada del ser más raro que he conocido.

Me encantaría hablar mucho más de él, pero no existen palabras ni hojas suficientes que soporten nuestro amor.

Solo un año después de aquello, nos vimos desprendidos el uno del otro.

Abrí los ojos de golpe. Mi cabeza no aguantaba más la presión. Miré al rubio de akatsuki. El me miraba con detenimiento pero no parecía haber escuchado nada de aquello.

—Necesito un descanso.—Dije.




¡Hola chicas! Espero que os guste, estoy esforzandome mucho en los capítulos que vienen.

Os leo.

Mucho amor 💜




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