Dos semanas después, no había día en que Harry y Louis no se juntaran a la tarde en la librería o en algún parque. Era cómo una rutina: ambos se despertaban, iban a sus escuelas, por la tarde se veían en algún lado hasta el atardecer, volvían a sus casas y esperaban que llegara el otro día.
Prácticamente ya sabían casi todo de la vida del otro. Habían entrado en confianza más rápido de lo que esperaban, pero tampoco se quejaban.
Casi siempre se veían para que Harry narrase un libro cualquiera, pero siempre terminaban en charlas profundas sobre el pasado a temas así. Temas de los que Harry o Louis no se hubieran atrevido a hablarlo con cualquiera, pero sin embargo la desconfianza desaparecía cuando Harry lo veía y Louis sentía su presencia.
Era frustrante para Tomlinson no poder ver el rostro de Harry. Se estresaba demasiado porque realmente quería conocerlo, saber su color de pelo, su color de ojos, que tan brillante debe ser su sonrisa o que diferencia de estatura tendría con él.
No tenía un rostro para él aún. Su voz no le decía nada, era como la silueta negra de una persona con un signo de pregunta en su rostro. Era estúpido, lo sabía, pero... no, no podía imaginarlo. ¿Blanco o negro de piel? ¿Pelo oscuro, claro o teñido de algún color extravagante? ¿Nariz redonda, chata o alargada? ¿Labios finos o gruesos?. Pasaba la mayor parte del tiempo pensando en ello.
Cierta vez tuvo la necesidad de preguntarle cómo era físicamente, pero no lo hizo. Le dió vergüenza, aunque no sabía realmente por qué.
Se ponía nervioso estando con él. Harry tenía una voz muy profunda y ciertas veces habían tenido roces de brazos o manos. Otras veces Harry rodeaba la nuca de Louis con su brazo y juntaba sus cabezas, algo que viniendo de otra persona lo incomodaba pero viniendo de Harry no. Quizá el chico empezaba a gustarle, no lo sabía. No quería profundizar en aquellos sentimientos apenas crecidos porque por primera vez en mucho tiempo tenía una linda y real amistad.
Por otra parte, Harry ya lo estaba aceptando. Comenzaba a darse cuenta de esa necesidad de estar junto a Louis todo el tiempo, ese anhelo de oír su risa y observar sus grandes ojos azules. Sus cejas curvadas y su linda naricita.
Odiaba pensar de esa forma, porque Louis era su amigo. Únicamente su amigo. Pero a veces los pensamientos y sentimientos eran inevitables. Sí, quizá le gustaba un poco, pero ese sentimiento podía tanto incrementar como desaparecer. Y se inclinaba, o al menos esperaba, que fuese la segunda opción.
—¿Entonces te gusta o no? —preguntó Niall, tirando en un canasto el papelito del chicle que metió a su boca. Masticó con la boca abierta (algo que desesperaba a Harry) e hizo un globo que explotó a los segundos.
—Ya te dije que no sé. Que es mejor olvidar el tema. ¿Por qué no me hablas de cómo te hiciste esos moretones que intentaste, inútilmente, tapar con maquillaje?.
Niall tenía un cortecito en el pómulo, y una gran mancha alrededor más oscura que la base. Se notaba demasiado que estaba golpeado, sin duda.
—Ese chico... ¿Jonas? Es un idiota. Rompió mi teléfono en los baños y lo golpeé —alzó los hombros despreocupadamente—. Gané, por si te lo preguntas.
—¿Por eso no contestabas? —preguntó. Le había mandado mensajes y ni siquiera le llegaban, así que optó por la opción de pasar a buscarlo a su casa y salir a caminar un rato.
—Exacto. Fue en la salida. También por eso no te acompañé a casa.
—Vaya. Jonas es un idiota —dijo—. Se lo merece por imbécil.
—Exacto —hizo otro globo, explotó y volvió a masticar con la boca abierta—. Cambiando de tema, creo que le gusto a Sidney.
—¿Qué te hace pensar eso? —preguntó, alzando las cejas.
—Me invitó a tomar un helado.
—¿No será porque son amigos...? —no, a Sidney realmente le gustaba Niall pero Harry había jurado no revelárselo a él, ya que su ego podría incrementar muchísimo.
—Sí, puede ser. Es una linda chica.
Sidney era pelirroja, mucho más baja que ellos y con unos lindos ojos verdes. Tenía pecas salpicando todo su rostro, una peculiaridad que simplemente la hacía hermosa y basta con decir que es la más inteligente del curso.
Harry, ella y Niall se habían hecho amigos a la semana. Y Sidney había quedado flechada desde el primer momento, aunque no tenía sus sentimientos del todo claros.
—Sí, lo admito. Es bonita.
—Tú no puedes decir eso. Se lo contaré a Luis.
—Lo-uis —lo corrigió, cruzándose de brazos—. Creo que él te caería bien. Raramente tienen el mismo nivel de sarcasmo irritante que me saca de quicio —sonrió, con los ojos bien abiertos y Niall no pudo evitar soltar una carcajada.
—Entonces invítalo el viernes.
El viernes todos irían a la casa de Harry. Supuestamente era una juntada para ponerse al día con los trabajos (Harry y Niall. Sidney los ayudaría), pero sabían de antemano que lo que menos harían sería hacer trabajos prácticos.
Invitar a Louis no sería mala idea, pero no sabía cómo este reaccionaría a estar con desconocidos. Harry sabía que Niall y Sidney no lo juzgarían, pero también sabía que Louis era muy inseguro y ansioso.
—Le preguntaré. No te garantizo que definitivamente vendrá —se detuvo frente a una puerta, alzó la cabeza y puso las manos alrededor de su boca—. ¡SIDNEY!
—¡Ya voy! —se oyó desde el cuarto de arriba. Esperaron unos cuantos minutos hasta que la chica salió, espléndida como siempre—. Hola chicos —le dió un beso en la mejilla a cada uno y caminaron directo al centro comercial—, ¿de qué hablaban?
—Del enamoramiento de Harry hacia Louis.
—¡Pero...! —quiso protestar, pero un movimiento de mano de Sidney lo calló.
—Déjalo hablar. Negar es innecesario porque la verdad ya se sabe.
—Dice que Louis podría caerme bien, así que quizá lo invite el viernes —dijo.
—A mí también me agradaría conocerlo. ¿Cómo nos lo presentarás? ¿Cómo "Louis Styles"?
—Váyanse a la mierda —dijo pausadamente y retrocedió unos pasos para ir detrás de ellos, pues la vereda no era muy espaciosa. Niall y Sidney cambiaron de tema casi al instante. Empezaron a hablar sobre la falta de moda de los chicos de la escuela, un tema totalmente normal entre ambos.
—Yo no critico —avisó Niall antes de, seguramente, lanzar un comentario crítico sobre algo—, pero la falda verde de Ashley no iba con su remera rosa. Simplemente... no.
—Las prendas eran lindas, pero el color... Parecía un... no sé.
Harry no siguió la conversación porque lo que menos hacía era fijarse en la ropa de los demás. Además de que su estilo era simple y aburridísimo, nada que atraiga a simple vista.
Por otro lado Louis si tenía lindo estilo. No iba más allá de colores muy oscuros, negro o colores asejemados a este, pero se vestía bastante bien. A vista ajena, seguramente, llamaba la atención.
No notó que ya habían llegado al centro comercial de siempre.
Acompañó a Niall y Sidney a locales de ropa, y a cambio ellos lo acompañaron a la librería de allí. Consiguió comprar una novelita de ciento y algo de páginas, algo seguramente bizarro que no entendería pero al fin y al cabo era un libro más.
Al regresar a casa, a eso de las siete, encontró a sus dos padres sentados sobre la mesa, hablando de dinero. Las dos maletas de Des estaban a sus costados, algo que por más que Harry lo veía venir, le generó cierto pánico. No quería que él se fuera, pero tampoco que siguiera aquí peleando con su madre.
Se convenció de que solo sería por un tiempo hasta que las cosas se calmasen, pero su subconsciente comenzaba a engañarlo y hacerlo dudar.
—Harry, has llegado —dijo Anne, con cierto tono extraño.
—Sí, y ya me voy. Dormiré en casa de Niall —avisó. A sus padres les tomó por sorpresa el cambio drástico de preguntar con antelación a avisar sobre la hora.
—¿No quieres quedarte? Yo en media hora debo irme y tu madre quedará sola —Des se paró y apoyó una mano sobre su hombro, con una mirada que le hacía saber que no tenía muchas elecciones.
—Yo estaré bien. Déjalo.
Harry subió rápidamente y agarró dos mochilas. En una estaban los útiles para la escuela y en otra pondría ropa de más, cepillo de dientes, algún libro, etcétera.
Venía pensando profundamente la idea de vivir solo. Pero era estúpido. No trabajaba, y aunque trabajara lo suficiente, un departamento estaría increíblemente caro. Empezaba a preguntarse a qué edad sería capaz de vivir solo.
—Nos vemos, mamá —le dió un beso en la mejilla y abrazó a su padre como si no fuera a verlo nunca jamás. Y es que a pesar de todo los quería, muy en el fondo realmente le dolía—. ¡Vuelvo mañana a la tarde!
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Buenasss. Primer capítulo de la semana.
Gracias a todos los que estén leyendo, los quiero mucho. Realmente me motivan a seguir publicando capítulos, por más que las inseguridades estén la mayor parte del tiempo.
Espero que les guste ♡