Mi adorable lector - [Larry]

By nicolesininspiracion

7.4K 1.1K 2.2K

Louis adoraba profundamente las palabras, se dió cuenta de ello a sus trece años mediante audiolibros. Sí, au... More

¡Hola!
Capítulo uno.
Capítulo tres.
Capítulo cuatro.
Capítulo cinco.
Capítulo seis.
Capítulo siete.
Capítulo ocho.
Capítulo nueve.
Capítulo diez.
Capítulo once.
Capítulo doce.
Capítulo trece.
Capítulo catorce.
Capítulo quince.
Capítulo dieciséis.
Capítulo diecisiete.
Capítulo dieciocho.
Capítulo diecinueve.
Capítulo veinte.
Capítulo veintiuno.
Capítulo veintidós.
Capítulo veintitrés.
Capítulo veinticuatro.
Capítulo veinticinco.
Capítulo veintiséis.
Capítulo veintisiete.
Capítulo veintiocho.
Capítulo veintinueve.
Capítulo treinta.
Capítulo treinta y uno.
Capítulo treinta y dos.
Capítulo treinta y trés.
Capítulo treinta y cuatro.
Capítulo treinta y cinco.
Capítulo treinta y séis.
Capítulo treinta y siete. (Capítulo final)
Epílogo.

Capítulo dos.

324 46 72
By nicolesininspiracion

Louis pidió helado de frutilla. Estuvo varios minutos en la nada, llevándose cucharadas a la boca y pensando en aquél desconocido de voz grave y amable.
Era extraño y lindo, porque nunca nadie en mucho tiempo, además de su familia, se había acercado a hablarle.

Sus amigos, en cierto punto, se cansaban de hacer siempre las mismas cosas por él. Pensaban que era una carga, y llegaron hasta decirle que era un inútil. Quedó devastado, y no confió en nadie más. Pero este chico... tenía algo, no sé... atrapante.

Cayó en cuenta de que ninguno había dicho su nombre y golpeó su frente con la palma de su mano levemente. Lottie no le prestó demasiada atención, pues estaba muy metida en los chismes que Natalie le contaba sobre Michael y su novia Alyson.
Louis las ignoraba por completo. ¿Si se hubiera quedado seguiría hablando con el extraño? Quizá...

—Louis, volvemos en unos segundos, ¿sí? —avisó Lottie—. Hubo un problema en la librería y...

—Soy una carga. Te espero.

Louis golpeó sus dedos con la mesa, mientras terminaba de comer su helado, totalmente aburrido. Sabía que estaba en un lugar que desconocía, y que desde ahí no sabría como volver a casa. Además si su hermana llegaba y no lo veía, le daría un infarto.

Fue cuándo unas voces se le hicieron  conocidas. Tardó un poco en reconocerlos y luego comenzó a dudar de si lo habían visto y de si disimulaba bien su incomodidad.
Supo que lo habían notado cuándo las voces disminuyeron hasta convertirse en murmullos, y no pudo evitar sentirse mal al respecto.

Habían sido un asco con él y lo habían convertido en alguien totalmente inseguro. No podía hablar con nadie, incluyendo familia, sin que pensara que aburría o que no lo soportaban. Por eso se matenía siempre alejado de todo mundo, porque no quería estar siempre dependiendo de alguien, no quería ser una carga, ni mucho menos molestar a alguien con sus temas de conversación tan aburridos.

No podía verlos, pero apostaba quiénes estaban ahí. Sarah, Marie, John, Zayn. Cuatro idiotas que no valían la pena, ahora lo veía, pero no dejaba de causarle inseguridad.

Rogaba internamente por que ellos no se acercaran a hablarle, sin embargo, oyó su nombre salir de la boca de la estúpida de Marie.

—Louis.

—Marie.

—Hace taaanto tiempo no te vemos —oyó como se sentaba a su lado, y él solo quería salir corriendo.

—Lo mismo digo. Hace mucho tiempo no los veo.

—Sigues siendo tú y tus chistes, eh —comentó Zayn.

—Sólo fue el año pasado cuándo decidieron dejarme, no cambié mucho a decir verdad.

—¡No te dejamos! —esta vez habló Sarah—. Te negaste a venir con nosotros de un momento a otro, y no sabíamos como reaccionar. Tú decidiste alejarte.

—Sí, quizá porque me cansaba de oír tu irritante y chillona voz, ridícula.

Sí, Sarah era una ridícula y una hipócrita. Se la imaginaba como esas niñas rubias y presumidas que vestían cosas ajustadas aunque se veían "gordas" y reían fuerte para llamar la atención. Esta última la confirmaba. Era una idiota, y había sido la que más lo había lastimado, porque por más de la visión que tuviera de ella ahora, en su momento había caído rendido a sus pies totalmente. Estaba enamorado, por primera vez en su vida, se había enamorado. O al menos eso creía. No sabía mucho del amor.

No pensaba en otra cosa más que en Sarah, en lo que debía ser besarla o tenerla lo suficientemente cerca para oler su perfume. Era un tonto. No veía las cosas con claridad.
El peor error que pudo haber tomado fue declararse. De una manera muy... cursi, de hecho. Había comprado flores y se había encontrado con ella en un parque.

La manera en que describió lo que sentía fue tan ridícula e impresionante que sintió vergüenza ajena en cuánto terminó de hablar.

Sarah se había reído. Se rio y dijo que era tierno, pero que nadie jamás lo amaría o se enamoraría de él por la discapacidad que tenía. Que realmente se sentía halagada, pero que si decía que sí, sería por lástima y no por amor.
Oh, no se imaginan lo roto que tenía el corazón en ese momento. Lloró como nunca.

Lottie llegó a buscarlo unos cinco minutos después de tremenda charla incómoda, y se fue, probablemente, echando humo por las orejas.

—¿Esos eran tus amigos?

—Ya te dije que dejaron de ser mis amigos.

—Por eso dije "eran".

Louis supiró. No podía tratarla mal, al fin y al cabo ella no había hecho nada para que la tratase mal también.

—Sí, eran esos.

—Vaya pedazos de idiotas. ¿Por qué salías con ellos? Uno tiene más cara de falso que el otro.

—Pues yo no lo veía a eso.

—Louis.

—Ya. Lo siento —sonrió levemente—. Nunca me dí cuenta de eso, realmente.

—Cambiando de tema, ¿quién era el de la librería? Era guapo.

—No sé su nombre, intercambiamos dos palabras y ya —respondió, hablando más rápido de lo normal.

—Muy bien. Si tú lo dices...

[. . .]

Harry regresó a casa con la secuela de La ciudad de los fantasmas, aunque se encontraba más interesado en aquél chico que en el libro. Sí, le había gustado, y sí, le interesaba. Pero hasta ahí nomás.
Él no tenía amigos y Harry tampoco, por lo cuál, no tenía absolutamente nada de malo que quisiese acercarse a él.

Volviendo a casa, recibió una llamada de su madre.

—Harry.

—Hola, mamá.

¿Cómo estás? ¿En dónde estás?

—Regresando a casa.

¿Te encuentras bien?

—Sí —contestó, alargando la i. Señal de que Anne estaba exagerando demasiado.

Regreso a casa como a las seis, ¿sabes?

—Sí, como siempre. Entonces te veo luego.

Tu padre dice si puedes ir a comprar las cosas para la cena. Hay un... un frasco en mi habitación, en el cajón de mis carpetas negras. Toma todo lo que hay y... compra lo que quieras comer.

—¿Lo que yo quiera?

—Chocolate no.

—Mierda. Está bien, adiós mamá.

Colgó antes de que ella pudiera responderle y caminó apresurado a su casa. El supermercado cerraría en media hora (tenía el horario memorizado) y si quería llegar a tiempo, debía apurarse.
Ni bien llegó, dejó el libro sobre la mesa y corrió hacia la habitación. El frasco tenía algunos billetes, así que los tomó y de nuevo salió, camino al supermercado.

El Sol se había puesto increíblemente pesado. Por su nuca caía una gota de sudor y sus pasos poco a poco iban disminuyendo su velocidad. Sin embargo, llegó a tiempo. Entre tantas cosas terminó eligiendo ravioles de espinaca, una salsa de tomate, algo de carne, cebolla y algún que otro condimento picante. Era su comida favorita, pero muy pocas veces se daba el lujo de comerlo, ya que sus padres no son precisamente fan de las pastas.

Agarró un chocolate como postre, pagó todo y caminó de nuevo a su casa. Las personas que pasaban por su lado les sonreían amablemente y no podía creerlo. No había un día en su anterior ciudad en dónde sus vecinos no lo mirasen mal o hiciesen un comentario negativo sobre él, realmente odiaba a esas personas.

Pero todo acá era... felíz. No sabía si era bueno o le perturbaba terriblemente.

Es decir... no estaba acostumbrado a tanto cariño.

Pasó la tarde con su libro nuevo. Oh no, Harry lo había hecho de nuevo y no le quedaban más de cien páginas para terminar el libro. Se encontraba totalmente absorto, que incluso se sorprendió cuándo su madre entró a su cuarto. ¿Cuántas horas había estado leyendo?.

No hizo nada más que estar con su celular hasta que fue la hora de la cena. Sus padres se encontraban más callados de lo normal, y eso se le hacía extraño. El silencio era tenso, irrompible, y Harry moría de ganas por contarles del chico que había conocido esa tarde. Pero temía que si abría la boca, algo malo iba a suceder.

—Hazz, ¿te sientes cómodo aquí en Doncaster?

—Me estoy acostumbrando rápido. Es un lindo lugar —respondió. Pasó por su mente lo extraño que sería si ahora mismo le dijeran que volverían a Redditch sólo porque sí. No lo vendría mal, tampoco. Pero quería hacer amigos allí.

—Harry, tu madre y yo... hemos estado teniendo algunos problemas.

—Ajá...

—Vamos a tomarnos un tiempo, pero no te preocupes ni te sientas mal... No es tu culpa ni nada de eso, es decisión nuestra.

Harry no sabía cómo reaccionar, porque realmente saber que sus padres se separarían no le provoca nada. Ni siquiera tristeza. O al menos por ahora no lo sentía.

—Está bien... Si es lo mejor, entonces... está bien.

Por alguna razón, decidió que al día siguiente volvería a la librería sin falta.

[. . .]

Gracias por leer, los amo ♡

Continue Reading

You'll Also Like

582K 78.6K 46
Una sola noche. Dos mujeres lesbianas. ¿Un embarazo? ¡Imposible!
86.5K 5.1K 24
Espero les guste no se permiten copias , idea original ,gracias
776K 116K 99
Toda su vida fue visto de menos y tratado mal por las personas que decían ser su familia, estaba cansado de que todas las noches llorara por aunque s...
7.3K 784 20
Hey vos! ¿te gusta las historias de terror?. Si es así... Lee pelotudo jaja. Si te gusta comenta y vota. No esperes actualizaciones rápidas bueno alg...