Hacia lo Prohibido ©

By Nara_CC

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Collet Zane es una adolescente que, junto a su mudanza de Carolina del Norte a nueva York, viene a su vida lo... More

ANTES DE LEER
Prefacio
Introducción | Collet Zane
...
Capitulo 1 | El comienzo de todo
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 5 | Parte 2
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 8 | Parte 2
Capítulo 9 | Un faro y un cigarro
Capítulo 10 | Impotencia
Capítulo 11 | Al carajo
Capítulo 12 | La diferencia entre...
Capítulo 13 | Impulsos
Capítulo 14 | Karma
Capítulo 15 | Descubriendo la verdad
Alas de ángel
Capítulo 16 | Sentimientos
Capítulo 17 | Dudas sin responder y Encaros
Capitulo 17 | Parte 2
Capítulo 18 | Choque con la realidad
Capítulo 19 | Mal presentimiento.
Capítulo 20 | Demone
Capítulo 21 | Consecuencias
Capítulo 22 | Límites
Capítulo 23 | A la vista de alguien
Capítulo 24 | Espejos
Capítulo 25 | Desde las sombras
Capítulo 26 | Escarmiento cruel
Capítulo 27 | Eres como las otras
Capítulo 28 | La última gota
Capítulo 29 | Eso es de tramposos
Capitulo 29 | Parte 2
Capítulo 30 | Me arrebataron...
Capítulo 31 | Tu y Yo
Capítulo 32 | Tú y Yo, claro que sí.
Capítulo 33 | Navidad diferente
¿Esto es un...?
Capítulo 34 | Revolución de las ratas.
Capítulo 35 | Desgracia de media noche
Capítulo 36 | Afrontando el sufrimiento
Capítulo 37 | Encuentros sabor a tristeza
Capítulo 38 | La última copa
Extra | Bajo mi atención.
Capítulo 39 | Ni un beso, ni un perdón
Capítulo 40 | Nuestro destino
Capítulo 41 | Tiempo cumplido
Capítulo 42 | Asuntos ajenos
Capítulo 43 | El sabor de la verdad
Capítulo 44 | Llena eres de desgracia
Capítulo 45 | Mi suerte, tu suerte, nuestra suerte.
Agradecimientos.
Hacia la Obsesión.
Un pequeño regalo
El sabor a muerte.
Extra -Halloween atrasado-
Escena fugaz

Epílogo

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By Nara_CC

Diciembre 15 de 2017.

Collet. 

Pueda que la vida te azote de diferentes maneras y por más masoquista que seas, llega a doler demasiado, sin embargo, siempre hay una luz al final del pasillo. Aunque eso solo sea para los que su destino no es morir, sino seguir viviendo en este mundo del asco.

«El destino es una mierda»

Yo solía caer y levantarme haciendo como si nada hubiera pasado, me rasgaban y lloraba en el segundo pero luego vendaban la herida y seguía sonriendo como si eso no hubiese existido. Mucha veces me cuestioné el porqué no dejaba que todo saliera, también el de porqué buscaba siempre a alguien que me ayudara a no ver atrás, para así no darme cuenta de mis cosas y no llorar y no mostrarme más vulnerable de lo que ya era, eso y muchas cosas más.

Todo era muy confuso, realmente, yo lloraba por todo. Pero el llorar no me ayudaba en nada porque no aceptaba mi realidad y eso me consumía a cuentas silenciosas.

Me negué siempre a creer que no volvería a ver a mamá; tenía siempre esa idea frustrada de que algún día ella regresaría y por eso Lionel no debía estar con más mujeres.

Me negué a creer que mi hermana estaba muy mal como para llegar al punto de suicidarse y lo supe hasta que fue muy tarde.

Me negué a creer que me habían tocado en contra de mi voluntad y solo guardaba esos recuerdos en un cajón que no volvía a abrir y que no quería admitir que allí estaba, sin saber que el cofre comenzaba a pudrirse con todo lo que estaba dentro y debía sacarlo, pero no quería pasar el sufrimiento que eso conllevaría, sin saber también que mi dolor ya estaba y no desaparecía.

Me negué a aceptar que estaba siendo acechada desde que pegué mis labios formalmente contra los de Hanniel, incluso; me negué a aceptar que él era malo.

Me negué a superar el hecho de haber perdido mi primer embarazo a causa de la crueldad de unos hombres.

Me negué incluso a entrar en cuenta que estaba siendo violada y torturada por acciones pasadas de la persona que amé, y no fue hasta luego de varios día y meses en dónde dije "Carajo, estoy jodida"

En fin, me negué a todo lo que me pasó y eso me llevo a un punto muy crítico, el no aceptar mis desgracias, a pesar de estar consiente de ellas, era algo que me dejaba por los suelos y pisada por todos, por todo el mundo que me rodeaba y eso es algo que hasta ahora no perdono. Yo di todo de mí y a mí no me dieron más que solo miserias.

Pero ahora estoy de pie, un año y cinco meses han pasado y así como la tranquilidad que siento en el jardín del Psiquiátrico al ver cómo el sol aumenta entre las montañas, con el viento fresco del otoño que arrasa con mi rostro y mi cabello despeinándolo, así es como la tranquilidad que siento conmigo misma al no sentir más los delirios de antes y la angustia de siempre en cada segundo que pasaba sin parar.

Sabiendo que he sabido controlar lo que me ha pasado, teniendo aún secuelas, fuertes secuelas de lo vivido, puedo decir que me he levantado.

Aún cojeo demasiado, ya que el saber controlar y poder salir del psiquiátrico no quiere decir que ya danzan flores a mi alrededor «Por favor» el haber entrado al centro de rehabilitación fue para poder vivir con lo que me atormenta, las cucarachas siguen en mi interior así como los demonios que enterraron en mi alma. No me hizo olvidar, eso no se hace en estos lugares porque no es posible, nunca lo será a menos que descubran una manera de borrar la mente para olvidar los horrores obtenidos, los males y la mierda que te hicieron.

Estoy bañada de odio y de rencor que escondo con mi caparazón de protección, he aprendido a guardarlo y lo sacaré cuando sea necesario, porque lo será, yo lo sé.

Aún así, manchada y marcada por las sombras, el tiempo me dirá que los huesos han sanado y que puedo correr contra él haciendo lo que me plazca.

Porque ahora nadie me va a detener, ahora no estoy amarrada de alguien, dependiendo de lo que es y lo que provoca en mí. Ahora soy solo yo y...

—Señorita Collet, han venido por usted.

Me levanto de la silla en la que estoy y pido favor que lleven mis maletas, las manos me cosquillean y mi estómago se encoge. La emoción que hace mucho no sentía ahora es revivida. Saldré del psiquiátrico, he cumplido mis metas en el y soy apta para regresar a vivir fuera del establecimiento.

—Recuerde, debe venir todos los sábados a sus cesiones, aún no ha terminado del todo su recuperación y espero que el aire de afuera le ayude a sanar mejor.

Sonrío, asiento y me inclino a la señora que me habla.

—Lo tengo muy presente, Daria, muy presente —le beso la mejilla y la abrazo sintiendo el calor que ella me transmite— Gracias por todo, eres increíble.

—Te deseo lo mejor cariño, te lo mereces —me acaricia con su mano la mejilla y aprieto sus hombros para después caminar a la salida.

Daria fue la mujer encargada de mí, se ocupaba de todo lo que hacía y me guiaba en mi recuperación haciendo que los días en este lugar no me volvieran más loca de lo que ya estaba. Se volvió alguien especial, la aprecio y le agradezco todo lo que hizo por mí acá.

Me paro frente a las puertas por dónde ingresé aquella vez, con un sin fin de problemas mentales y físicos, odiándome a mí misma por tomar la decisión de encerrarme sola y no salir por mucho tiempo.

Suspiro y me arreglo el cabello, el que por más que quise nunca pude cortar. Entraba en crisis y sopesaba la idea de arrancarme el cabello, pero luego llegaba Daria y me decía que no hiciera algo que quitara mi esencia, le reprochaba por mucho pero luego analice, pensé, discutí pero al final comprendí que así era, mi cabello largo es parte de lo que soy y de lo que viví.

«Es hora» hecho una bocanada de aire. Claro que lo es.

Abro las puertas y salgo con los hombres detrás de mí que llevan mis maletas. Me muerdo el labio inferior y capto en mi radar a Clara que me espera en su auto, ha cambiado a uno más grande y sale de el tan emocionada, con su expresión tranquilizadora que siempre me dedica y abro los brazos recibiendo su apretado abrazo.

—Ay por fin se ha llegado el tiempo —su voz suena quebradiza y sonrío por lo sentimental que es.

—No llores tía que a mí también me harás llorar.

—Perdón, es que es inevitable —se separa y limpia sus ojos riendo apenada—, verte salir tan recuperada y feliz del lugar me pone muy feliz a mi también.

—Yo lo sé, yo también estoy...

—¡Mami! ¡Mami! ¡Mami!

Desvío la mirada para atrás de Clara así como ella se hace a un lado sonriendo ampliamente y yo capto a la personita que corre como puede hacia mí, «aún está aprendiendo a caminar». El corazón se me hincha, así como el recuerdo doloroso que me causa el solo verlo, con ver el tan increíble parecimiento que tiene con esa persona y me coloco de cuclillas esperando a que él se estrelle contra mí en el abrazo que me da.

Lo estrecho entre mis brazos sintiendo que la felicidad no es más que ellos.

—Mami —el otro pequeño tira de la manga de mi vestido y suelto al primero sonriéndole al segundo que hace un puchero cuando me ve de frente y lo cargo poniéndome de pie abrazándolo.

—No llores mi bebé, ya estoy contigo —me da sentimentalismo también y termino soltando las lágrimas que limpio rápido porque ahora es Clara la que se burla de mí.

—Sí Daynner bebé, tu mami ya salió y vas a poder estar con ella —le dice Zadkiel al que dejé en el suelo y que mueve las manitas y que salta con ayuda de él queriendo que yo lo cargue también. 

—Ya Azriel, deja de llorar —le pido entre sonrisa al que tengo en brazos y lo muevo despacito para que se calme, pone en punta su boquita queriendo darme un beso y le acerco la mejilla dejando que lo haga. 

Le sonrío besándolo también y limpiado sus ojitos que se mojaron «Es el más frágil». Suspiro con este también al verlo con el pleno reflejo que tiene de él.

—Oiga, pero que agresivo —se queja Zadkiel cuando carga a Daynner y este le pega para que lo baje.

—Es que quiere abrazar a su mamá también —inquiere Clara y paso a un solo brazo a Azriel para así cargar a Daynner.

—Ven acá —le digo cuando hace berrinche echándose para atrás y soltando manotazos.

Zadkiel lucha con él pero no impide que le tome la nariz aruñándolo, clara ríe y el se queja, pide que se lo quite, yo le toco la espaldita llamándolo y de inmediato extiende sus bracitos y lo cargo besándolo también.

—Como pesan —digo sorprendida— la última vez que los cargué era menos.

—Como no van a pesar más Collet, si tú los viste cuando tenían diez meses y ahora tienen cuatro más encima —ironiza mi tío acariciando su nariz que ahora tiene dos rasguños y Clara le pega un puño.

—Cállate, no arruines el bonito momento.

Niego con media sonrisa por estos tíos que tengo. Camino con mis dos bebés al auto y hago acopio de todas mis fuerzas para no dejar caer a ninguno, y es que ninguno quiere separarse de mí. 

El más tranquilo se baja y se sienta en el sillón pero luego se pone de pie señalando atrás con pequeños soniditos de su garganta para que yo vea lo que él me enseña. 

—Un gatito —hablo con ternura al ver a la bolita de pelos camuflado y muy pequeño que está acostado en los sillones de atrás.

—¡Tito! ¡tito! —el que tengo aún en brazos comienza a moverse queriendo ir a donde está Azriel. 

—Ya, ya te bajo —lo pongo al lado de el otro pero lo empuja sin previo aviso y este se va por un lado, rebota en el sillón y se me va la respiración cuando veo la puerta abierta del auto e intento agarrarlo pero...

—¡Epa! bebé al suelo —Zadkiel lo agarra en el aire y mi pequeño comienza a llorar con el susto que se dio.  

—Ay que malo eres Daynner —le arrugo las cejas a quien intenta subirse al respaldo del sillón para agarrar al gato «Ni por si solo sabe pararse y ya quiere escalar» comienza a reírse y pido que me den al que llora.— Shh, ya pasó, ya pasó. 

—No los juntes, o eso será la tercera guerra mundial —se burla Zad y se introduce por completo cargando al otro nene. 

Clara se sube al asiento piloto y arranca pero no avanza. Siento en mi regazo a Azriel y me asomo para verla.

—¿Qué ocurre?

Mueve de un lado a otro sus labios, titubeante y al final suspira viéndome por el retrovisor central.

—Lionel quiere verte —suelta rápido. Al instante me pongo seria y me recuesto en el sillón acomodando el cabello negro de Azriel.— Pero sabes muy bien que es tu decisión, solo que lleva año y medio de no verte y pues...

—Que siga esperando entonces. —soy sincera y directa, no quiero verlo aún. No estoy preparada todavía  y volver a la casa sería tener recuerdos plenos que no quiero experimentar ahora que acabo de salir del Psiquiátrico.— Ahora solo quiero ir a descansar y ponerme al día con los gemelos. 

Asiente, no insiste y acelera el auto avanzando mientras Zadkiel no se mete jugando con Daynner. Aunque no hable yo sé que le hace feliz que yo no quiera tener contacto con Lionel, lo odia plenamente desde lo que me ocurrió, aunque de por sí ya le caía mal desde que se casó con mamá.

No sé habla más del tema durante el camino y yo juego con el pequeño hombrecito sentado en mis piernas, volteo a ver al otro y este como que en guerra de peso está porque se le tira una y otra vez a Zad empujándolo para apacharlo y mi tío hace lo mismo siendo cuidadoso.

Admito que me siento rara el estar ahora así, como estoy; con mis dos bebés, escuchándolos reír y llorar, viéndolos divertirse y apegarse a mí reiterándome una y otra vez que Clara y Zad hicieron un buen trabajo al hacerme el favor de cuidarlos luego de un mes de nacidos que se los entregué para que se los llevarán fuera del psiquiátrico.

Yo no estaba bien, a penas llevaba cuatro meses en el lugar y estaba destrozada aún. Mi mente me atormentaba demasiado y tener a dos recién nacidos conmigo no era algo que me ayudara ni tampoco algo recomendable dentro de la institución para mis tratamientos, así físicos como mentales.

Fue difícil darlos, fue difícil pasar lo que restaba del embarazo luchando por no dejar que ellos murieran y luchando conmigo misma para no dejar que yo muriera.

Mi cuerpo quedó en ruinas, mucho más de lo que me lo dejaron esos... Ese hombre. Quedé a punto de morir pero por eso fue que dí a mis gemelos para luchar y estar ahora, de esta manera con ellos; capaz de cuidarlos sin hacerles daño, ni siquiera a atentar contra mi misma.

Yo no los miré luego de cuatro meses, recuerdo cuando me anunciaron que iban a traérmelos, el momento en que ví a mis tíos con sábanas entre los brazo y el segundo en que cargué a los dos al mismo tiempo derramando un sin fin de lágrimas al notar sus pequeños rostros tan idénticos a...

No me gusta recordar.

Solo me gusta y me reconforta saber que los tengo a ellos y por ellos será nada más por quienes voy a luchar, ahora y siempre.

Llegamos a la casa de Clara y bajo al tiempo en que varias camionetas se estacionan al frente y reacomodo a Azriel entre mis brazos sabiendo y viendo de quién se trata.

—Hola Gawen —saludo al hombre que se me acerca pero no tanto, deja su distancia e introduce sus manos entre los balsillos de su pantalón.

—Es tan reconfortante verte salir —lo dice con una gran sonrisa y se centra en mi rostro.

Me esfuerzo por sonreírle pero desvío mis ojos así como él a Daynner que al solo verlo empieza a pelear con él.

—Shh. Ah. Shhhh —mueve su manita a los lados con su brazo extendido.

Sus pequeñitas cejas están arrugadas y no puedo evitar sonreír con lo enojado que es este bebé «Tan pequeño y tan enojado»

—Parece que a alguien no le agrado —bromea Gawen.

—Nah, así es con todos —responde Zadkiel abrazandolo fuerte, el pequeño protesta y le pega en la cara.

—Hey —llamo su atención—, no pelees, no es bueno.

Lo regaño, levemente porque como que se está pasando al pegarle a todo mundo.

—Me voy adentro, ¿Me lo llevo? —averigua por Azriel y niego sin entregarlo pidiéndole con los ojos que no se aleje, que se quede en la puerta de la casa, viéndome y dándome seguridad.

Aún no puedo estar a solas con alguien, es algo que no puedo controlar ni porque quiera. Por ende, me aferro a mi hijo.

—¿Cómo te sientes? —inquiere tomando la manita de él, quien solo lo ve, no quita su mano pero la seriedad le dice que no lo conoce y que no lo toque.

—Son un poco uraños —tranquilizo acomodando nuevamente su cabello— uno más agresivo que otro.

—Así son la mayoría, lo entiendo. —levanta la vista y vuelve a preguntar por mi, sus ojos avellana no se despegan de mí y trato de no inquietarme.

—Estoy normal, ni bien ni mal. Aunque puedo decir que estoy feliz de poder estar junto a mis bebés, pero lejos de eso siento que aún me falta mucho por mejorar.

—Lo entiendo, es normal. —mira alrededor y se centra de nuevo en mí— Eres protegida por la organización. El programa protección a testigos te asigna guardaespaldas las veinticuatro horas del día.

Miro alrededor también y entiendo el porque lo hace. Los hombres y mujeres parados en puntos estratégicos se dan a conocer.

Azriel aferra su pequeña manita alrededor de mi dedo pulgar cuando una moto pasa y le beso la sien tranquilizándolo.

—Ya veo, gracias entonces —juego con las manitas del nene.

—¿Están bien hombres o te pongo solo mujeres?

Trago saliva viendo que él a comprendido mi problema. Pero lo pienso y lo pienso, mi subconsciente me dice que un hombre puede llegar a ser más fuerte que una mujer y yo necesito que me protejan bien junto a mis hijos así que es mejor que se quede todo como está.

—Así está bien.

—Perfecto entonces —saca una cada de celular y me lo entrega. Reparo en el aparato e inmediatamente niego— tómalo como un regalo de bienvenida al mundo de afuera nuevamente.

—No puedo aceptarlo, perdón pero no.

—Anda, Collet te va a servir y más con lo que platicamos.

Sigo negando.

—Porque está en pie lo que te propuse ¿Verdad?

—Sí —respondo luego de unos segundos— está en pie pero no puedo aceptar el celular, es muy costoso y no...

—Ah, es por el dinero. No Collet, por eso ni te preocupes, yo por tí podría gastar hasta millones.

Desvío la mirada a Zadkiel que me ha hecho caso de mantenerse en la puerta. Yo no sé cómo actuar con la coquetería que él tiene conmigo desde que me conoció, desde que me dijo que él había sido quien me rescató y nunca paró de buscarme hasta encontrarme, lo dijo con tonos despacios y cautelosos entendiéndome, sabiendo mi estado y yo se lo agradecí tanto Interiormente.

Ahora le sigo agradeciendo, estoy más estable pero él sigue de comprensible y está intentando ganarse algo conmigo porque iba todos los días de visita luego de mis tíos y platicaba conmigo, me hacía reír a veces y otras veces me hacía sentir alguien que no estaba jodida.

Nunca le importó el que estuviera embarazada, ni tampoco le importa ahora que tengo a dos bebés.

—Tómalo —me dice, agarra mi mano y coloca la caja en ella y la aprieta para que yo no la suelte— Nos vemos luego Collet, si quieres comenzar yá mi número está registrado en el celular. Me llamas y con gusto vengo.

Asiento y aprieto la caja que Azriel comienza a querer tomar.

Se aleja, sin tocarme más y lo reparo de pies a cabeza. Es guapo, lo es mucho y más con el chaleco que tiene puesto con las letras FBI plasmadas en el.

No sé que vaya a ocurrir más adelante, pero solo sé que él no se va a despegar de mí y a mí tampoco me molesta. Estoy jodida por dentro pero eso no quita el instinto femenino que capta en el radar a los hombres guapos e irresistibles «Como Hanniel»

Sacudo inmediatamente la cabeza con la voz intrusiva. No olvido a Hanniel, no lo supero aún pero estoy tan dispuesta a hacerlo a como sea posible. Tengo odio en mi interior, ya lo dije y no podré sacarlo si no hago algo al respecto.

Entro a la casa sin ponerle atención a nadie. Tomo a Daynner y me llevo a los dos al jardín de atrás, los siento en el césped y yo hago lo mismo, pensando en lo que haré, en lo que platiqué con Gawen y en las cartas que voy a tomar en el asunto para quedarme completamente tranquila.

—Nadie nos tocará de nuevo mis bebés —acaricio el rostro de los dos.— De eso me encargaré yo.

Y lo cumpliré porque ahora no soy la misma de antes, la vulnerabilidad me hizo destruirme. Pero los tiempos cambian, el mundo cambia, las personas cambian, así como las estrategias de protección. Yo tengo un solo objetivo y el dolor que pasé antes no será en vano.

La vida me hizo saber muchas cosas a las malas, desde comprender que él no era para mí, hasta entender que no debo confiar en nadie ni dar todo de mí porque me pueden dejar aplastada en los suelos.

Entendí que ir por el camino de lo prohibido no es algo bonito, entendí que dejarme llevar no es la mejor decisión, y entendí que el destino no es más que un juego al que le debes agarrar la onda para danzar a su lado sin caerte en la hoguera a la que te conduce esa persona, la misma que fue tu pecado, tu vicio, y tú dependencia.

Mi plan es uno solo.

Eso es y eso será.


Fin.


Publicado el 8/05/2021

Acá sus opiniones. El espacio es suyo y las leeré con toda el alma.

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