Hacia lo Prohibido ©

By Nara_CC

200K 8.9K 15.2K

Collet Zane es una adolescente que, junto a su mudanza de Carolina del Norte a nueva York, viene a su vida lo... More

ANTES DE LEER
Prefacio
Introducción | Collet Zane
...
Capitulo 1 | El comienzo de todo
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 5 | Parte 2
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 8 | Parte 2
Capítulo 9 | Un faro y un cigarro
Capítulo 10 | Impotencia
Capítulo 11 | Al carajo
Capítulo 12 | La diferencia entre...
Capítulo 13 | Impulsos
Capítulo 14 | Karma
Capítulo 15 | Descubriendo la verdad
Alas de ángel
Capítulo 16 | Sentimientos
Capítulo 17 | Dudas sin responder y Encaros
Capitulo 17 | Parte 2
Capítulo 18 | Choque con la realidad
Capítulo 19 | Mal presentimiento.
Capítulo 20 | Demone
Capítulo 21 | Consecuencias
Capítulo 22 | Límites
Capítulo 23 | A la vista de alguien
Capítulo 24 | Espejos
Capítulo 25 | Desde las sombras
Capítulo 26 | Escarmiento cruel
Capítulo 27 | Eres como las otras
Capítulo 28 | La última gota
Capítulo 29 | Eso es de tramposos
Capitulo 29 | Parte 2
Capítulo 30 | Me arrebataron...
Capítulo 31 | Tu y Yo
Capítulo 32 | Tú y Yo, claro que sí.
Capítulo 33 | Navidad diferente
¿Esto es un...?
Capítulo 34 | Revolución de las ratas.
Capítulo 35 | Desgracia de media noche
Capítulo 36 | Afrontando el sufrimiento
Capítulo 37 | Encuentros sabor a tristeza
Capítulo 38 | La última copa
Extra | Bajo mi atención.
Capítulo 39 | Ni un beso, ni un perdón
Capítulo 40 | Nuestro destino
Capítulo 41 | Tiempo cumplido
Capítulo 42 | Asuntos ajenos
Capítulo 43 | El sabor de la verdad
Capítulo 44 | Llena eres de desgracia
Epílogo
Agradecimientos.
Hacia la Obsesión.
Un pequeño regalo
El sabor a muerte.
Extra -Halloween atrasado-
Escena fugaz

Capítulo 45 | Mi suerte, tu suerte, nuestra suerte.

2.7K 110 469
By Nara_CC

Canción 

Safe and Sound - Capital Cities 

Mi suerte, tu suerte, nuestra suerte. 

Hanniel. 

El ardor entumece mi hombro con la bala dentro, la sangre brota, pero no le pongo atención porque lo que se lleva toda mi atención haciendo que la sangre me hierva más que nunca se cierne al frente de mí.

—Vaya, vaya, creí que ya no ibas a venir. Cuatro meses eh, te creía mas cabrón —canturrea el hijo de mil putas que aún anda ardido por lo de Lia, por la mierda que ocurrió con ella y ahora viene y sigue con sus costumbre de agarrar gente que nada que ver con mis problemas. 

La mirada no se despega de Collet, de ella que yace amarrada de pies y manos como un borrego en crucifixión, desnuda, expuesta y la angustia arrasa viendo que sangra de diversas partes, tiene los ojos cerrados y el temor de sopesar lo que creo me calcina el interior.

Entre todo capto algo que me comprime el pecho y desvío la mirada siendo imposible seguir viendo. La mente se me bloquea, el odio y la ira me gobiernan y arremeto contra Garret disparando a lo largo del enorme sótano, él esquiva y se cubre con una columna en medio del lugar, dispara y hago lo mismo queriendo ir a donde ella y soltarla de una puta vez, el corazón se me desboca y lo siento con los pitidos de los oídos «Soy un maldito inútil» ¡Un puto inútil que no pudo llegar hasta acá en menos tiempo para evitar todo esto!

Siento que las balas no me sirven de nada, que necesito ir y tomarlo con mis propias manos para arrancarle la piel como se debe. Aún así sigo disparando colocándome al lado de una viga, no tengo control y los ojos captan movimiento al frente de mí, a un lado del sótano y el ver a Dánae asustada y alterada queriendo huir me oscurecen los ojos «Todos son unos asquerosos traicioneros» ¿Qué mierda hace la prima de Chloe? Le apunto y le disparo en los pies, evitando que salga corriendo y que se retuerza del dolor mientras agarro más fuerza contra Garret. 

Es astuto, sabe lo que hace y no por nada me costó llegar hasta acá, es un maldito que sabe defenderse y se aprovechó de la liberación escasa para hacer esto. Estoy consiente del tiempo y me vale todo cuando salgo de cubrirme importándome una mierda si me dispara o no, debo llegar a ella lo antes posible, no soporto verla como está y peor cuando no se mueve ni abre sus ojos en medio de los disparos que hay. 

Me defiendo con la ametralladora, los disparos de afuera se escuchan, la guerra de arriba es evidente y el segundo disparo impacta contra mi brazo, aún así sigo disparando y lo acorralo atinando a la pierna, no espero más y corro a él pero retrocedo en el intento cuando varios hombres salen de una puerta alterna y este sonríe sin dejar de disparar.

Me veo obligado a cubrirme, sintiendo la desesperación y la angustia a flor de piel, recargo los cartuchos y me incorporo siguiendo hasta que escucho mas disparos y...

—¡Lo cubrimos señor, a ella que queda poco tiempo! —Cristóbal se coloca al frente de mí con el grupo de hombres que lidera.

Me desvío viendo como Garret corre también, pero este va a la puerta por donde sus hombres ingresaron y ya lo veo desapareciendo por tercera vez, aun así eso es lo de menos «Que se largue a la mierda, de encontrarlo tengo» Agarro furia pero me quedo por uno segundos frente a ella sintiendo como el pecho se me comprime, las manos me arden y el sentimiento de impotencia me agobia. La cabeza me da vueltas, la decepción sobre mi es tanta, el sentimiento de culpa lo es peor y me acerco a ella maldiciendo en todo los sentidos. 

No abre los ojos y no se como hacer para controlar lo que estoy sintiendo. Saco la navaja y con cuidado rodeo con un brazo su espalda para que no caiga, aprieto los dientes con sentir la protuberancia de su vientre contra mi torso y «¡Es una mierda, todos son una mierda!» 

Cae su peso sobre mí, el cual es nulo porque está mucho más delgada que antes y no se sí la rabia y el enojo pueda crecer mas de lo que ya está dentro de mí. El colapso no lo permito, está muy lastimada y confirmo que usaron la tortura clásica de ellos en su cuerpo, hecho que me jode a niveles extremos, ¡La han tocado! ¡Me la han maltratado y eso no se va a quedar así!

Caigo de rodillas con ella en brazos y la recuesto en mi hombro acariciando su rostro.

—Collet, preciosa, mírame —la desesperación es tanta, la respiración se me corta y pongo los dedos sobre su cuello con esperanzas de sentir sus latidos. 

El mundo a mi alrededor desaparece, siento que todo se va por un abismo y la muevo queriendo que vuelva a la realidad, que ya estoy yo con ella y no va a volver a sufrir estas cosas. Me niego a creer que llegué muy tarde y ella haya sido una cobarde por rendirse, me saco el chaleco antibalas, se lo coloco cubriéndola un poco y la recuesto en el suelo pegando mi oído en su pecho desnudo y ensangrentado. «Vamos, joder vamos»

El desosiego me hace mover su cuerpo con brusquedad sin importarme la mierda que carga en el vientre y que ya sé es producto de todo lo que le han hecho. Busco su agitación y un atisbo de conciencia, no quiero hacer maniobra de reanimación porque la siento muy frágil y lastimada «Está viva, yo lo sé»

—¡Es hora de irnos! —me gritan sin dejar de disparar y no me levanto de donde estoy. 

A la mierda todo. Pongo mis manos sobre su pecho y hago compresiones, paro y busco su pulso «Nada» Vuelvo a hacer lo mismo, ansioso y con los Martinelli sobre el lomo.

—¡O nos vamos ahora o vamos a morir aquí!

—Collet ¡Abre los ojos maldita sea!

Inclino su cabeza y elevo el mentón abriendo las vías respiratorias que si bien aún está consciente hará que el oxigeno llegue a sus pulmones. 

—¡Hanniel, es ahora o nunca! —Rocca se coloca a mi lado— si ya murió déjala y larguémonos que vienen mas de docientos hombres, debes...

—¡Cállate la puta boca!

Me inclino a ella y pego mis labios a los suyos introduciendo oxígeno a la fuerza, me separo y vuelvo a hacer compresiones, el tiempo se acaba, vuelvo a pasarle oxigeno, pongo mis dedos en su cuello y...

—¡Han pisado el territorio!

Me levanto con ella en brazos cargando a mi hombro el arma. 

—¡Todos afuera! ¡¿Y el helicóptero?!

—¡En la cima!

Corro a toda velocidad lidiando con los balazos en mi hombro y en mi brazo, arde pero no más que el verla en este modo, sus latidos han vuelto pero débiles, no paro y las camionetas son atacadas por los hombres de Uriel, el hermano del Boss al que maté hace años. No paro y me cubren disparando a como pueden, me abren la puerta y me introduzco junto con ella. 

—¡Acelera! —exijo al que maneja y obedece mientras que los demás abordan las otras camionetas, la caravana sale de las tierras sin importar quien se imponga al frente, nos defendemos aún disparando adelante y atrás.

Yo solo puedo ver como ella respira con dificultad, sus ojos hinchados, su piel rasguñada, tanto sus piernas como sus muslos los tiene muy cortados, las heridas son grandes y acaricio su rostro sintiendo odio hacia mí mismo.

—Lo lamento tanto —quito el cabello de su rostro, observo y es como si a mi me golpearan también con cada hematoma en su piel. 

No quiero ver su vientre, siento repulsión y no puedo evitarlo, no por ella, sino por todo lo que hicieron con ella para preñarla en un santiamén. «Es mía y se atrevieron a tocarla»

Me han jodido, la han jodido y es insoportable. Salgo de la camioneta cuando se detienen donde está el helicóptero y subo al lado de ella pidiendo con ímpetu una doctora cuando llegue a tierra nuevamente. Los demás hombres se dispersan y se mezclan entre la gente para no ser encontrados por el enemigo, conmigo solo se vienen los cabecillas y los hombres necesarios. 

La recuesto entre mis piernas y los demás la observan, no paran de ver su estómago y me enoja. 

—¡Dejen de verla!

Se colocan rectos y veo como Cristóbal se remueve entre todos. Ignoro eso y yo no quiero verla mas, tengo tanto odio en mi ser y no quiero hacerlo por lo que cuando llego a tierra y abordo seguidamente el avión, con la doctora que pedí a la cual le obligo a que haga lo que se necesite para estabilizarla me alejo yéndome al inicio del avión. Me siento y coloco los codos sobre mis muslos, agarro con las manos mi rostro y suspiro con el dolor de cabeza que tengo. Sé lo que se viene luego de esto y debo enfrentarlo, sé lo que debo hacer y Rocca viene a recordármelo. 

—Deberías ir a que te traten las heridas —dice señalando el área. No respondo, solo me quedo con los ojos cerrados y vuelve a fastidiarme— Si sabes que no puedes llevártela ¿Cierto? La vas a dejar y nos vamos a largar porque no estamos preparados para enfrentar al clan de los Martinelli. 

—¡Ya sé que mierdas debo hacer! —exploto contra él y me incorporo haciendo una mueca de dolor y tambaleando. 

—Estás perdiendo mucha sangre...

Lo volteo a ver mal, me vale que esté perdiendo sangre, le quiero alegar pero me enderezo cuando Cristóbal se acerca con la doctora.

—¿Ya despertó? —soy impaciente. 

—No. Probablemente no lo haga durante las siguientes veinticuatro horas. Está muy débil, demasiado golpeada y herida, he limpiado y vendado lo mas profundo pero ella debe ir urgentemente a un hospital, necesita más que un suero para recuperarse ella y el bebé, aunque este último ha sobrevivido a causa de ella, la ha consumido mucho por lo que las energías de ella son pocas y es un riesgo muy grande. 

La observo y noto su preocupación exagerada, las venas de la cabeza me palpita y termino preguntando lo que ya sé. 

—¿Abusaron de ella?

—Sí, no estoy segura si solo fue una persona pero ella tiene múltiples desgarros en su vagina, las paredes han sido rasgadas así como su vulva. 

Me doy la vuelta odiando a todo mundo, con ganas de poder ir y matarme a todos ¡A todos! y hasta a Lionel por él haber sido un mediocre estúpido. 

—¿Cuánto cree que tenga de embarazo?

—No soy obstetra, sin embargo puedo atreverme a decir que unos cuatro meses. 

«Y ella lleva cuatro meses y unas semanas secuestrada»

Pateo el banco frete a mí, propino puños a la pared del avión y mando al suelo todo lo que miro con la rabia tan fuerte, tan devastadora que lastima algo, veo algo que se lastima dentro de mí y me enfurezco más. 

—¡Largo todos! —les alego porque se quedan parados como si yo fuera lo mas interesante. Hacen caso, miro como mi mano gotea con la sangre y volteo los ojos— Tú no —le hablo a la doctora y se regresa con miedo.— Cúrame. 

Asiente y agarra sus cosas que le sirven para sacar la bala, cierro los ojos con el ardor y me levanto cuando a terminado, reparo en el vendaje en mi hombro y el brazo, la miro y la mando fuera de donde estoy. 

Pasan las horas y el copiloto anuncia que estamos por aterrizar en Nueva York. Suspiro y me levanto de donde estoy caminando a donde duerme Collet. Muevo de un lado a otro el cuello y me siento al borde de la cama, ella esta de medio lado, con sus manos debajo de su cabeza respirando despacio, tiene un vestido que exigí que le colocaran y recorro la punta de los dedos por la curva de su cuerpo, esta demasiado delgada, quisiera quedarme o llevarla conmigo para que se recupere conmigo y que salga de la mediocridad en la que su propia familia la hunde. Pero sé que no puedo, mis obligaciones son otras y como el líder que soy debo cumplir. 

Su rostro que siempre me pareció delicado ahora está morado y cortado, con cosas que sé que le van a dejar marca, parece que sueña y mueve su nariz respingada y pequeña. A mi mente vienen recuerdos que me invaden y que me joden «Hasta donde llegamos, Collet. Hasta donde»

Su persona de niña se proyecta tan claro como si hubiera sido hace poco. 

—¿Por qué estabas de sirvienta en la mansión aquel día?

Se puso roja, las mejillas se le tiñeron de ese rojo que ya se había vuelto costumbre y agradable ver. 

—Es que me porté mal ese día y mi papá dijo que fuera a trabajar como empleada de mamá —se calló, demostrando que la muerte de Tania le afectaba bastante— Mi mamá tenía una empresa de servicios de limpieza, justo me tocó ir a tu mansión. 

Los putos recuerdos son un peso en la espalda que no puedo quitar y desaparecen cuando estoy lejos de ella, pero toman fuerza cuando la veo y recuerdo el primer beso que le dí esa misma noche en donde conocí a Skender. 

—Eras muy tonta, dejaste caer las cosas de la charola.

—¡No! en mi defensa, jamás había sido mesera, en mi vida había tomado una charola —se cruzó de brazos e infló sus mejillas, indignada por haberle dicho torpe. 

—No debiste enamorarte de mí, preciosa —acaricio su cadera y no subo más, no puedo hacerlo con verla embarazada de otro, me enoja y me saca la cordura. 

Le abrocho el cinturón que están en la cama. No va a despertar, le han colocado un calmante fuerte y lo hará tal vez mañana, pero yo ya no voy a estar con ella por lo que beso sus labios, queriendo que ella corresponda y me levanto sin más hacia los sillones en donde me abrocho los cinturones. 

—Quiero que la lleven a un callejón, la dejen ahí y yo estaré vigilando hasta que la policía llegue por ella. 

—Como ordene —acepta Cristóbal, no está de acuerdo pero me vale, él sabe tanto como yo que no puedo llevarla conmigo. 

Tampoco quisiera ver como tiene a eso que carga en el vientre, porque conociéndola no va a tomar medidas de aborto, y eso me va a recordar día y noche al maldito de Garret, que la tomó a la fuerza y la lastimó mucho. 

El avión aterriza y bajo desviándome, actuando rápido porque estamos siendo perseguidos, la mafia de Uriel está por doquier y debo andar alerta o me joden. Cristóbal lleva a cabo lo que le dije y baja a Collet en brazos, la sube a una camioneta sin placas, bajan a la mujer que es doctora y Rocca y Joel se me acercan pidiendo instrucciones. 

—Mátenla —soy claro, no quiero problemas más adelante y que ella abra la boca lo es—. Nos vemos en el punto de encuentro para partir a islandia. 

Asienten los dos y la mujer comienza a gritar pero nadie le hace caso, yo tomo la moto que pedí, manejo siguiendo la camioneta donde va ella desde lejos sabiendo que esto es una porquería que no quiero llevar a cabo pero que estoy obligado a hacer, y es que yo no me quedo tranquilo. La voy a vengar, eso es seguro. 

Me estaciono unas cuadras antes y visualizo mi entorno, el arma en mi pantalón no falta y analizo un viejo edificio que me servirá para vigilarla desde lejos hasta que lleguen a traerla. Subo y desde arriba veo como Cristóbal la saca y la coloca en el suelo del callejón, mira a todos lados y se aleja corriendo, se va, yo me quedo. Saco el celular y marco el 911 colocando el alta voz. 

—911 ¿Dónde es su emergencia? —responde una mujer. Miro a Collet recostada en la calle, las ganas me toman y cierro los ojos apretando el celular— ¿Bueno? 911 ¿Dónde es su emergencia?

 —Tengo el paradero de Collet Zane —de pronto el tecleo de la computadora es rápido, el silencio es evidente y entiendo lo que hacen— Sí, rastreen el celular, ella está justo aquí. 

—¿Quién...?

Lanzo el celular que cae cerca de ella, las sirenas de las patrullas no se hacen esperar y me quedo quieto viendo como van llegando los policías, y no solo ellos, el FBI llega y un hombre en especifico se acerca a ella levantándola y dando órdenes que no escucho, pero entiendo. Las ambulancias rodean y me levanto de donde estoy, bajando el edificio y corriendo lejos de allí. Cristóbal me espera en otra camioneta y acelera en medio de los suburbios que se llenan de patrullas, el alboroto se siente y yo solo miro al frente sabiendo que de ella, ya me he despedido. 

Sin embargo, la promesa de los dos es tan cierta e imposible de deshacer, lo sabe ella, lo sé yo. 

—Siempre a tu lado, Hanniel —su sonrisa es autentica, grande y bonita.— promételo tú también.

—Nah, mejor; Siempre acechándote, Collet.

Arrugó sus cejas, puso sus brazos en jarra y ladeó su cabeza. 

—¿Eso quiere decir que no vas a estar agarrando mi mano, sino que solo vigilarás quien me la agarra?

Sonreí de lado, orgulloso de saber que ya no es tan tonta para captar las cosas. 

—Exacto, preciosa. —mi mano acariciando su hombro desnudo, me centro en sus ojos y la beso. 

—Siempre a tu lado; Siempre acechándote. 

• ─────────── ✾ ─────────── •

Collet.

Estás más rica así, embarazada.

Abre bien tus piernas, que así no puedo entrar eh.

¿Ah no vas a hacer caso? A ver si así sigues igual de maleducada.

—¡No! ¡Déjame! ¡No! ¡Auxilio!

Me está cortando, me está enterando la navaja en mi piel, me está agrediendo. Me muevo, me resisto y lucho por que no lo haga, debo evitar que me corte, por ende debo dejar que me...

—Señorita, tranquila —me agarran y lucho— ¡Señorita! ¡Despierte!

Me mueven mas fuerte y abro los ojos asustada, veo a una mujer vestida de blanco y me aferro a su mano. 

—Ayúdeme por favor señora ayúdeme, sáqueme de aquí —suplico y lloro empapando en menos de nada mi rostro— Él me está lastimando, él...

—Tranquila, tranquila —dice con voz suave. 

Ella ejerce fuerza y me recuesta de nuevo en la cama «¿Cama?» La veo y no está lastimada ni tampoco tiene una mascara. El miedo en mi ser me agita y me pone el corazón a latir muy fuerte y sudo en exceso, no la suelto y reparo en mi entorno. Ya no es el cuarto frío y obscuro, me falta la respiración y vuelvo la vista a mis manos, a mis pies y no están amarradas «Ya no estoy amarrada»

—¿Dónde estoy? —mis manos tiemblan, todo mi cuerpo lo hace y ella hace una mueca de lastima, no se que ocurre e intento levantarme pero el dolor de mis piernas me devuelve a mi sitio quejándome. 

—Le aconsejo que no se mueva, aún no puede hacerlo por su propia cuenta. 

—¡¿Dónde estoy?!

Me desespero y levando la manta que me cubre y comienzo a llorar mas fuerte y con amargura «El embarazo es real»

—En el hospital, señorita Collet, está en el hospital y debe calmarse. Alterarse no le hace bien. 

—No, es que él va a venir, sácame de aquí, debemos huir...

—Ya no cariño, está a salvo, ya está a salvo. Ya nadie le hará daño. 

Sudo frío y no paro de llorar, me siento muy desorientada y me duele mucho el cuerpo, la cabeza no me da más y siento que estoy en colapso, recuerdo lo último que ocurrió, la paz que sentí cuando cerré los ojos y, «¿No morí?»

Yo quería morir, quería descansar y quería seguir sintiendo esa tranquilidad, quería estar con mamá y con Dafne, ¡Yo no quería seguir en el sufrimiento!

¿Quién carajos fue a sacarme? ¿Quién fue a impedir mi muerte?

Vuelvo a ver a la mujer y ella ya me ha soltado, está haciendo no se que cosa con una bolsa colgando que dirige una manguera y termina con una aguja introducida en mi muñeca «¿Esto es real?» ¿Ya estoy a salvo? ¿Ya no seré lastimada ni abusada por ese asqueroso hombre?

—Descanse lo que pueda, sus familiares vienen en camino. 

Sale de la habitación en la que estoy y casi le pido que no se vaya, mi agonía es insoportable y muy decadente, me siento muy ansiosa y desesperada. No puedo sacar de mi mete lo que me hicieron y vuelvo a ver mi estómago grande, firme y duro, ¿Cómo pudo sobrevivir tanto? «No lo quiero» No lo quiero, no quiero tener a este bebé, no quiero estar viva, ¡No quiero nada de esto!

Llevo mis manos a mi rostro y lloro, no paro de hacerlo hasta que me duele el pecho por dentro, la enfermera entra de vez en vez pidiendo que deje de llorar que puede hacerle mal al bebé y a mí también. Pero lo que ella no sabe es que a mi no me importa en lo más mínimo lo que tengo allí. A mi mente viene el recuerdo de la vez que me enteré que estaba embarazada por primera vez y la felicidad que tenía por eso, a pesar de saber que a mi edad sería un obstáculo para seguir tranquila con mis estudios o la academia, pero aún así no lo sentía como eso, yo lo sentía como lo más bonito que me podía pasar pero ahora no puedo pensar en otra cosa que no sea sacarme lo que tengo dentro.

Ahora mis pensamientos son muy diferentes e intrusivos, estoy pensando mucho en que debería hacer pero no hay opciones, mi cabeza solo me indica una sola cosa y por primera vez en mi vida estoy de acuerdo. Las horas pasan y no me levanto de la camilla, tampoco puedo dormir, ni mucho menos descansar, mi miedo es como si fuera el aire que respiro y entiendo que me han dejado tan jodida como nunca.

Ahora no solo fue una tocada de Dimitri, o una golpiza departe del desconocido, ahora fueron múltiples violaciones y torturas crueles sin descanso. Ahora no solo fueron gritos de papá, ni traiciones por parte de los que me rodean, ahora fue maltrato psicológico que me ha dejado la mente destrozada. Ahora no fue una decepción de verlo con alguien más, ahora fue saber lo que le hizo a Lia y en lo que él está metido y en lo que me sumergió sin ni siquiera decirme. 

Hanniel se fue de mi lado, me dejó y me demostró una vez más que las palabras que nos dijimos no valen nada, que no le importo ni siquiera por un segundo. Creo que lo que decía ese hombre sobre él es verdad, que nunca me quiso, que es un monstruo igual o peor que él y me duele todo, no paro de reavivar lo que me ocurrió y no puedo sentir más que odio por Hanniel ¡Lo odio por dejarme!, ¡Lo odio por no cumplir nuestra promesa! ¡Lo odio por él haber hecho lo que hizo!

Me siento dividida, mi corazón lo está. Algo dentro de mí me reprocha el sentir que si lo tengo a mi lado mi va a curar, me va a sacar las cucarachas que llevo dentro, pero después está ese lado que lo repudia, que emite una y otra vez las palabras de "La tomó en contra de su voluntad cuando tenía solo dieciséis años", "Por él pagas todo lo que te ocurre". 

—Sus familiares piden verla —llega la enfermera y agradezco que me pregunte, ella ve lo mal que estoy. 

—No quiero verlos. 

—Es necesario, están muy insistentes. Además creo que le iría bien verlos —se acerca y me hago un ovillo— Le dejo una bata nueva para que se la coloque, enseguida vienen. 

No digo nada y me quedo en la posición que me es incomoda por el bulto, lo pienso y repienso «Debo afrontar las cosas» ya no estoy en el cuarto frío y ahora puedo quitarme un trauma lo antes posible. Me levanto a como puedo de la camilla, jadeando con el dolor que todo me produce y me quito la bata, la dejo caer al suelo y con todo el dolor de mi alma bajo a verme el cuerpo. Llevo mis manos a mi boca para acallar mis sollozos al verme tan lastimada, puro hueso y con lo que no quiero, levanto la cara incapaz de seguir viéndome, me doy asco y hasta siento un olor que me dan nauseas. 

Me coloco la bata nueva con el afán de dejar de verme a mi misma. Me miro y miro a ese hombre asqueroso y como me tocó. 

—Pasen adelante —oigo que dice la enfermera y mis músculos completos se tensan y el pánico viene a mí. 

No hay bulla, no obstante, sé que allí están, que me están viendo de espaldas y el primer sollozo audible se hace presente y tomo las pocas fuerzas que me quedan para enfrentarlo y mostrar lo que ahora soy, lo asquerosa que soy. 

Lionel, Marlen, Helena, Zadkiel y Clara se quedan quietos viendome, pero no a mi cara, sino a mi estómago y los entiendo. Yo no iba embarazada cuando me secuestraron, y ahora volví con un ser viviendo en mi interior. 

—Oh mi Dios —dice Clara y es la primera en querer acercarse pero Lionel la detiene y es él, el que intenta abrazarme pero me alejo. 

Sacudo la cabeza y las lagrimas comienzan a salir. 

—No me toques. 

Siento repulsión por todo tipo de personas, estoy resentida y tengo un sentimiento feo por Lionel, no olvido lo que hizo con Allie y lo que me ocultó por meses, no lo perdono y creo que nunca lo haré. 

—Collet, hija —se le cristalizan los ojos e intenta tocarme de nuevo. 

—¡Que no me toques! —me alejo más de él y por primera vez en mucho tiempo lo veo a la cara—, no quiero que me toques Lionel, no por favor. 

Se aleja, levanta sus manos y se aleja, dolido y afectado por esto. Pero yo le aseguro que nadie sufre más que yo. Me quedo quieta y aunque me arda la piel como lo más cruel quiero saber una cosa, me servirá para lo que vengo queriendo hace mucho y pregunto dejando las palabras en el aire. 

—¿Cuánto tiempo estuve secuestrada?

Me muerdo el labio inferior y siento la tensión en lo demás. 

—¿Cuánto tiempo? —vuelvo a insistir y no responde, me vuelvo a Clara y...

—Cariño —dice y en ella veo el rostro de mamá, comienzo a llorar más y me aferro al borde de mi bata, temblando y ella con cuidado toma mis hombros cuando se acerca con cautela.

—¿Dímelo tía?

—Cuatro meses. —mi mundo se hunde más y el vacío interior es horrible «Ya entiendo mi agonía». Ella me agarra fuerte y me abraza soltando los sollozos que no hacen más que recordarme la miserable vida que llevo. 

—Me han lastimado —me quejo con ella, desbordando todo— me han lastimado. 

—Lo sé mi niña, lo sé. —coloca su mano sobre mi cabeza y me acaricia— Pero ya estás conmigo, ya nada te va a ocurrir, ya no. 

No me suelta y nadie se acerca, ella tampoco tiene intenciones de retirarse ni yo quiero que lo haga, es la única a la que ahora no le siento miedo ni repulsión. 

—No quiero a nadie, no quiero. 

—Está bien, nadie vendrá a tí. 

Nos quedamos por varios minutos así hasta que yo dejo de llorar y ella también, se aleja poco y repara en mi cuerpo, acaricia mi rostro y todo los golpes que tengo.

—Collet, ay lo siento tanto,  tú no tenías porque sufrir nada de esto, yo no sabía que estabas siendo perseguida, no sabía nada, ¿Por qué no me dijiste?

Quiere llorar de nuevo y yo solo hago un puchero inconsciente, niego y respiro profundo. 

—Ya no tiene sentido nada de eso Tía, ya me han destruido y no queda de otra. 

—No, no digas eso —vuelve a abrazarme— vas a salir de esta, vamos a salir juntas las dos. 


[****]


Se han ido todos, me han dejado en la habitación sola porque se los he pedido, no he hablado con nadie más que no sea Clara y además ella no pregunta más cosas, creo que entiende que no estoy para dar detalles de que fue lo que me hicieron para que yo quedar de la manera en la que estoy. Aún así me levanto y le pido a la enfermera que me ayude a salir, debo ir a hacer una cosa que no puede esperar más. 

—Quiero hablar contigo —me dirijo a Lionel, voy en silla de ruedas y el se levanta de inmediato. 

Le cuesta verme, le cuesta ver lo que tengo y tampoco lo culpo, a mi también me cuesta verme.

Nos vamos a un lugar más privado y Clara nos sigue. No le dejo que hable, solo pido que guarde silencio en lo que agarro fuerzas para hablar. 

—Yo... —se me hace un nudo en la garganta.— Yo no quiero este embarazo. 

Me miro las manos y suspiro recordando como fue la primera vez que me forzó ese hombre a abrir las piernas. Él arruga sus cejas, alterna la vista de Clara a mí y yo suspiro levantando la vista. 

—Esto es producto de las violaciones y no quiero Lionel, no quiero tenerlo y no quiero seguir viéndome con mi vientre de esta manera sabiendo todo lo que me hicieron y que ese mismo hombre fue el culpable de que haya perdido mi otro embarazo, el que sí deseaba. 

Se queda callado y escucho como Clara comienza a llorar. 

—¿Tú entonces quieres...?

—Quiero abortar. 

No me importa nada, no me importa como me miren, he pensado tanto tiempo en los demás y ahora debo hacerlo por mi misma. Mi yo de antes no hubiera permitido un aborto, no hubiera permitido el asesinato de un bebé y aunque hubiera sido un error por no cuidarme y tener sexo con mis deseos no lo haría, pero este es un tema muy diferente que no estoy dispuesta a discutir ni a hacer que entiendan mis puntos. Supongo de todas maneras que ellos tienen razonamiento y saben el dolor que siento, aunque no lo entiendan saben la magnitud del tema. 

Lionel no sabe que decir, mira mi panza y luego mira a Clara que no puede inmutar palabra. 

—Por favor —sollozo— no puedo con esto...

Se queda por un momento pensando. Yo no le estoy pidiendo permiso, ya soy mayor de edad y tengo derecho de decidir sobre lo que quiero y lo que no quiero, sé que no tengo derecho sobre lo que crece dentro de mí pero en en este caso iré en contra. En contra por que yo ya estoy muerta en vida y no quiero vivir un infierno más con un ser que no quiero y que me recordará miles de veces las cosas que viví por todos esos meses. Se lo comento a ellos para que me lleven lo antes posible, para que los días no se alarguen más, porque si espero a que yo pueda caminar bien y vaya por mi cuenta los mese pasaran y eso ya no podrá llevarse a cabo. 

—Quiero que me lleves, que me hagas el favor de llevarme a una clínica especializada hoy mismo. 

—Pero... —interviene Clara y la interrumpo. 

—Lo hacen ustedes o pido favor a alguien más. Mi decisión ya está plasmada. 

—Está bien —acepta Lionel y Clara niega.— Te apoyaré en lo que decidas, quiero que mi hija se recupere, y si deshacerse del bebé es parte de eso está bien. 

Asiento y me limpio las lágrimas hasta que...

—¿Cómo que va a abortar? —la voz de Marlen se hace presente y aprieto mis puños.— Ese embarazo ya está muy avanzado, seguro tiene los cuatro meses, y aunque no tuviera esos meses ¿Como va a matar a un ser vivo?

—Marlen, esto es de ella, no te metas —Lionel me defiende y bufo «No necesito que me defienda» no me defendió antes, no quiero que lo haga ahora.

Doy vuelta con todo y la silla de ruedas, me levanto a puras penas y me coloco al frente de ella, quien no se inmuta y sigue en desacuerdo. 

—Espero y lo que a mí me pasó, no te pase a tí ni a tu asquerosa hija, porque ni a la peor escoria le deseo este sufrimiento. —la encaro con odio— pero voy a decirte una sola cosa y no espero a que lo entiendas, o que lo aceptes, tu opinión resbala pero seré buena. 

—No me habl...

—Yo no pienso vivir cinco meses más con este martirio —alzo la voz para que cierre la boca— no pienso torturarme con un embarazo que yo no pedí y ni con consentimiento concebí. No quiero un trauma más, ni cinco mese ni toda la vida. Así que voy a abortar y tú no puedes decirme nada ni mucho menos juzgarme, porque no tienes ni la menor idea de lo que estoy sintiendo. 

Me doy la vuelta sin esperar más y me siento en la silla nuevamente.

—Ese bebé no tiene la culpa. —habla de nuevo y niego.

—Ni yo la tengo de que esté en mi vientre, ni mucho menos que quien lo engendró haya sido un maldito asqueroso. 

—Lionel no puedes permitir esto...

—Ni Lionel tiene la potestad de prohibirme lo que quiero o no hacer. 

Resopla y se altera. 

—Por esa tu actitud fea es que te ocurrió lo que te ocurrió, por no obedecer y andar de callejera por las calles con hombres que..

—¡Cállate! —se mete Clara— cierra tu asquerosa boca y deja de opinar donde no te llamaron. 

Me limpio los ojos, las lágrimas que en silencio salen y dejo que Clara me guíe de nuevo a mi cuarto y me levanto buscando la ropa que me habían traído. 

—No se preocupen —digo cuando sé que los dos están acá— Iré por mi propia cuenta, no tienen que ir en contra de sus principios por mí. 

—No, no digas eso —se acerca Clara— Yo te voy a apoyar en todo Collet, quiero que razones antes de hacerlo, pero si ya lo has hecho y quieres eso pues hazlo, ya has sufrido mucho. 

No dejo que me abrace y me voy al baño ignorando mi reflejo en el espejo, hace mucho dejé de querer verme en uno, desde que Dimitri se aprovechó de la confianza. Me coloco la ropa y salgo despacio aceptando la ayuda de Clara, ella me guía fuera del hospital y me sube al auto que Lionel maneja, emprendemos el camino y yo solo miro por la ventana recordando cada cosa, cada motivo y cada desgracia. 

Recuerdo el rostro de Dánae, ella que me agredía mucho peor que el hombre, esa que me reclamaba haberle quitado su oportunidad con Hanniel y yo sin saber que ella tenía algo más allá con él, ademas... ¿Se lo quité? por favor, si yo fuí una igual que ella. 

Recuerdo los cabellos rubios que se salían del gorro de aquella otra chica y su cuerpo delgado, su piel muy banca y el reflejo de Adikia en ella. Yo le atribuyo eso al delirio que estaba teniendo a causa de los golpes, pues Adikia, mi amada Adikia estaba muerta, su abuela me lo dijo y me niego a creer que eso haya sido una mentira. Me niego a creer que ella también me traicionó porque yo le entregué todo de mí, me hice vulnerable ante ella y la amé como a ninguna otra chica. «Ella ya estaba muerta antes de que me secuestraran» Sí, ya lo estaba. 

Llegamos a la clínica y bajo con ayuda. Hay mujeres en la entrada impidiendo el paso, rogando por que no comentamos lo que haré y ofrecen ayuda durante y después del embarazo. Pero yo lo único que quiero como ayuda es una intervención. 

Adentro ya no hacen tanta pregunta, solo toman los datos y Clara me pide por última vez que lo piense antes de que me ingresen «Tía, no hay nada que pensar»

Me dan una bata y me piden que me prepare antes de comenzar y lo hago dejando que todo ocurra. 


[****]

El tiempo pasa, me voy de la casa de papá y me voy con Clara. No estoy bien como para vivir bajo el mismo techo en donde papá olvidaba a mamá y olvidaba que tenía a dos hijas, y luego a solo una después de haber perdido a la menor. No lo perdono aún y no se si lo haré como antes lo dije, pero le agradezco haber sido un buen padre durante estuvimos en Carolina del Norte, solo ahí, porque luego de eso se comportó como alguien que no conocía. 

Con respecto a Allie... No estoy tampoco para hablar con ella a pesar de que me ha buscado tanto y la vi llorando al verme llegar a casa. No la acepté y tampoco la perdono, no perdono que me haya visto la cara de pendeja por tantos meses, ni que yo le contara sobre que Lionel tenía a otra mujer que lo hacía olvidar a mi madre, y ella bien gracias viendo mi sufrimiento y siguiendo en las andanzas con él. 

A Riley nunca más la pude ver, no sé que es de ella ni que es de su hermano y ni me apetece. Aún me duele, claro que sí «Me duele tanto» Pero no soy la misma, mi mente recuerda todas las torturas y tiemblo cada noche sufriendo lo que me han hecho, no puedo pasar mas de cinco minutos en la ducha porque me da asco ver mi propio cuerpo desnudo y me siento tan fea que no quiero torturarme a mi misma. 

A los demás no los quise ver, no quise mostrarme ante las personas a pesar de que estuve en las noticias, mi desaparecimiento al parecer fue noticia internacional y mi rescate también lo fue. No sabía quien había sido quien me rescató, pero luego de preguntar por mucho tiempo el hombre que lo hizo se presentó frente a mí, contando como trabajó día y noche con sus agentes para encontrarme y perseguir a quienes me tenían, que los acorraló y al final esos hombres se rindieron dejándome libre. 

Ese hombre se llama Gawen, un agente del FBI y de la DEA, que persigue por mucho a los narcotraficantes mas grandes del mundo y se involucró en mi caso, es ese mismo hombre que ví aquel día cuando fui a poner por primera vez mi denuncia de que me estaban persiguiendo y me rechazaron, ese que entro con armas y agentes detrás de él. Es alguien joven y que simpatiza conmigo sin demostrar ningún tipo de lastima. Le agradecí que lo haya hecho, escuché todo lo que me dijo aferrada a la mano de Clara porque no puedo estar ni un segundo con un hombre ni con otra persona a solas que no sea mi tía. 

Estoy jodida hasta los huesos y estoy muy consciente de eso, por lo que mi decisión ha sido muy fuerte y la estructura que se cierne frente a mí me da la prueba final de que mi sufrimiento a causa de mis decisiones con Hanniel han acabado, no han acabado los demonios que me atormentan, pero por lo menos ya no crearé más. 

Me advirtieron hasta por lo ojos quién era Hanniel, nunca me dijeron exactamente que hizo o que hacía, pero aún así yo seguí de ciega cayendo a sus pies por sus besos, por sus toques, por su sonrisa, por sus ojos y su forma única de ser conmigo. Pero ya no más, él ha desaparecido y viví lo peor de mi vida y él no se apareció, la promesa de "Siempre a tu lado; Siempre acechándote" se ha ido por el caño y yo no protesto por eso, de alguna manera eso me ha hecho bien, o no bien, pero me ha sacado de las mierdas en las que él me introdujo. 

Lloro aún por él, por los recuerdos de hace años y como fue él quien me sacó del hoyo en el que estaba cayendo cuando mamá murió, por lo que siento que si vuelve a mí él me sacará de esto, pero luego recuerdo que mis traumas están dominando más es que vuelvo a la realidad y lo mando al carajo. 

Ya no lo quiero a él, quiero a los recuerdos que tuve cuando aún no sabía nada y eso es mucho peor pero más llevadero a mi problema. 

—Es hora de que haga las declaraciones señorita Collet. 

Asiento al oficial que me entrevista. Trago saliva y las amenazas que me hacían en ese cuarto frío y obscuro son ecos que no se van de mi cabeza y eso me lleva a hacer lo que haré. 

—¿Contra quien presenta cargos?

Miro a la ventana y miro a Clara esperándome allí. Mi tiempo se agota y me enderezo. 

—Contra Hanniel Dixon. 

El hombre se sorprende pero apunta con afán, obteniendo lo que hace mucho han querido y que yo cubrí por mucho, pero ahora no quiero hacerlo más y digo todo lo que sé, todo lo que lo condena y me levanto de la silla cuando me lo piden y ha culminado la declaración. 

No lo hago por ese hombre que me torturó, no lo hago por los demás. Lo hago por mí y por Lia que sufrió a su pequeña edad. No soy cómplice de nadie, no actuó a mano de alguien. Yo hago lo que mi subconsciente enojado y herido me dice y yo quiero sanar, ya que el destino no me concedió el privilegio de morir.

—Has sido muy fuerte pequeña —Clara me acaricia el brazo y yo solo camino a su lado. 

Salimos de la estación de policía y subo al auto con ella, las maletas a mi lado me erizan la piel y mi silencio permite escuchar lo que la radio anuncia luego de varias horas de camino. 

"El empresario más grande y joven del mundo tiene orden de captura a causa de la presentación de cargos en su contra, es buscado por diversos delitos y las autoridades mueven a sus agentes para hacerlo pagar"

Suspiro y pido que cambie de emisora, mis delirios son muy feos y me dan a cada nada. Pido agua sintiendo mi cuerpo temblar y sudar sin parar, me calmo luego de varios minutos y bajo con Clara que me ayuda con mis maletas quedándonos viendo la fachada frente a nostras con el enorme letrero que me encoge por completo. 

"Centro de rehabilitación psiquiátrico de Montana"

Es hora, lo sé y me despido de mi tía entrando al lugar donde sé que gritaré por horas, que sufriré por días y me reprocharé por meses. Pero sé que esto es necesario tanto como recuperar las ganas y los deseos de vivir, porque por mí fuera, ya hubiera agarrado una navaja y me hubiera cortado las muñecas tal cual lo hizo mi hermanita. 

Empiezo a llorar cuando me agarran los hombres y mujeres de blanco, gritando que no me hagan daño y que no merezco lo que me ocurre. Me hago un ovillo en la habitación en la que me ponen y veo por la ventana como Clara aborda su auto retirándose, apoyando mi decisión y aguantando ver mi sufrimiento. 

Hanniel invade mi mente todo el día, y el hombre que me torturó por las noches. 

—¡No me toques! ¡Déjame, no quiero!

Grito luchando entre mi sueño, porque sé que es un sueño, que Garret me deje. Garret, sí, así se llama el hombre que me violó y me torturo, lo supe cuando aquella chica entre sus alegaderas lo llamó por su nombre. 

—¡Auxilio, sáquenme de aquí! ¡No, por favor, no me lastimes más!

Los hombres de blanco llegan y me inyectan, no sé que es pero me sumergen en un profundo sueño.

—¿Así que solo a mí me tratas así?

—¿Tengo cara de tratar a las demás así? ¿Tengo cara de andar haciendo estas ridiculeces con cualquiera que se me plante enfrente?

Sonrío y le mancho la nariz de helado y salgo corriendo colina abajo. 

—¡Corre, que van a ocupar la rampa y no me gusta aprender con gente en ella!

—¡Detente! ¡Te vas a...!

Me caí, caí en el césped haciendo que la bola de helado cayera en la tierra.

Me caí así como en el abismo en el que estoy ahora mismo y espero subir, salir y decir que por mí misma lo logré. 

Burlarme entre todos diciendo que el destino me tenía preparado algo muy cruel, pero que yo llegué a superar en medio de mi mala suerte, buscando la buena que nunca llega, pero espero que llegue algún día. 

Que llegue el día en que pueda decir que superé ese amor tan toxico e intenso a pesar de todo, que nuestro destino jamás fue quedarnos juntos, porque desde pequeños siempre llegaba el momento de despedirnos, y esa vez en la competencia de las Vegas, esa vez fue la definitiva entre el amor que le tuve, y la costumbre que él tenia para conmigo. Mi sangre no lo inmuto y esa era una señal muy clara. He pasado por mucho, eso está muy claro. 

Sin embargo, el espectáculo doloroso ha terminado acá, y esta vez no es una creencia de que me estoy muriendo, ahora es una certeza de que estoy muerta en vida, pero... ¿Crees en el revivir de las almas?





Publicado el 5/05/2021


Nota de la autora. 

Estoy muy sentimental ahora mismo. 


Acá sus opiniones.

Nos vemos en el epílogo, y ahí sí, tendrán mi nota enorme de todo lo que quiero decir.



"Tu podrías ser mi suerte

Incluso en un huracán de ceños fruncidos

Sé que estaremos sanos y salvos (sanos y salvos)"


Confieso que esta canción me viene recordando el final de HLP desde que comencé a estructurarla. 


Continue Reading

You'll Also Like

34.1M 2.6M 91
Alexandra Carlin, es una chica recién graduada de la universidad, sin éxito en el campo laboral, es contratada por fin como secretaria del presidente...
122K 9.2K 27
Hazel, una chica que es famosa en la escuela por agarrar a patadas a todos y ser muy extrovertida y Noah, la chica mas popular de toda la escuela, a...
124K 10.6K 51
Ella es estudiante de gastronomía, él es el dueño del restaurante más famoso de la ciudad y está ofreciendo pasantías en su escuela. Con un encuentro...
130K 9.5K 64
Vivían tan sumergidos en sus mundos que inevitablemente olvidaron que el que ellos pisaban daba vueltas constantemente y cuando quisieron darse cuent...