Crónicas de mi Amo, Hijo segu...

Oleh DemiKhalid

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Dafne es una joven franco-americana normal. Su vida transcurre entre un trabajo aburrido, algunas amistades y... Lebih Banyak

Hola otra vez, mis Pequeñas Inmortales!!!
Capítulo 1,Temporada 1
Capítulo 2, Temporada 1
Capítulo 3, Temporada 1
Capítulo 4, Temporada 1
Capítulo 5, Temporada 1
Capítulo 6, Temporada 1
Capítulo 7, Temporada 1
Capitulo 8, Temporada 1
Capítulo 9, Temporada 1
Capítulo 10, Temporada 1
Capítulo 11, Temporada 1
Capítulo 12, Temporada 1
Capítulo 13, Temporada 1
Capítulo 14, Temporada 1
Capítulo 15, Temporada 1
Capítulo 16, Temporada 1
Capítulo 1, Temporada 2
Capítulo 2, Temporada 2
Capítulo 3, Temporada 2
Capítulo 4, Temporada 2
Capítulo 5, Temporada 2
Capítulo 6, Temporada 2
Caítulo 7, Temporada 2
Capítulo 8, Temporada 2
Capítulo 9, Temporada 2
Capítulo 10, Temporada 2
Capítulo 11, Temporada 2
Capítulo 12, Temporada 2
Capitulo 13, Temporada 2
Capítulo 14, Temporada 2
Capítulo 15, Temporada 2
Capítulo 16, Temporada 2
Capítulo 17, Temporada 2
Capítulo 18, Temporada 2
Capitulo 19, Temporada 2
Capítulo 20, Temporada 2
Capítulo 21, Temporada 2
Capítulo 22, Temporada 2
Capítulo 23, Temporada 2
Capítulo 24, Temporada 2
Capítulo 1, Temporada 3
Capítulo 2, Temporada 3
Capítulo 3, Temporada 3
Capítulo 4, Temporada 3
Capítulo 5, Temporada 3
Capítulo 6, Temporada 3
Capítulo 7, Temporada 3
Capítulo 8, Temporada 3
Capítulo 9, Temporada 3
Capítulo 10, Temporada 3
Capítulo 11, Temporada 3
Capítulo 12, Temporada 3
Capítulo 13, Temporada 3
Capítulo 14, Temporada 3
Capítulo 15, Temporada 3
Capítulo 16, Temporada 3
Capítulo 17, Temporada 3
Capítulo 18, Temporada 3
Capítulo 19, Temporada 3
Capítulo 20, Temporada 3
Capítulo 21, Temporada 3
Capítulo 22. Temporada 3
Capítulo 23, Temporada 3
Capítulo 25. Temporada 3
Capítulo 26, Temporada 3
Capítulo 27, Temporada 3
Capítulo 28, Temporada 3
Capítulo 29, Temporada 3
Capítulo 30, Temporada 3
Capítulo 31, Temporada 3
Capitulo 32, Temporada 3
Capitulo 33, Temporada 3
Capitulo 34, Temporada 3
Capitulo 35, Temporada 3
Capitulo 36, Temporada 3
Capitulo 37, Temporada 3
Capitulo 38, Temporada 3
Capitulo 39, Temporada 3
Capitulo 1, Temporada 4.
Capítulo 2, Temporada 4.
Capitulo 3, Temporada 4
Capitulo 4, Temporada 4
Capitulo 5, Temporada 4
Capitulo 6, Temporada 4
Capítulo 7, Temporada 4

Capítulo 24, Temporada 3

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Oleh DemiKhalid

Hola, mis Pequeñas Inmortales!! Cuanto siento haberme desaparecido por tanto tiempo, no saben el deseo que tenia de volver a actualizar pero he estado lidiando con algunas situaciones(relaciones interpersonales y factores externos) que han ocupado mucho de mi tiempo y han drenado mi energia. Ahora por fin las cosas se calmaron y quiero venir a compartir este cap con ustedes. Espero poder actualizar muy pronto. 

Perdon, perdon, perdon. 

En un café aledaño al campus disfruto de la visión de un grisáceo día de lluvia, el minucioso murmullo de billones de moléculas de agua rompiéndose en el suelo me envuelve, como en estéreo.

Algo robusto, con cuerpo, tostado y delicioso inunda mis sentidos, tanto David como mi capuchino caramelo con mucha espuma y una pisca de canela, lucen calientes, cremosos y apetecibles.

Fuera de sus horarios de trabajo este espectacular espécimen hibrido muestra que no solo trabaja esmerado en su físico sino que también sabe vestirlo.

Unos jeans azul claro y una camiseta azul de cuello en v. Como si no fuera suficiente con esos ojazos, la aparecen en las mejillas se le ha puesto un bonito bigotito de espuma sobre el labio superior.

Por un instante me ocurrió sacar mi teléfono para tomarle una foto, e inmortalizar esta visión para luego mostrársela a Yamam. Pero un efímero lengüetazo se deshizo de la graciosa crema espumosa.

Jess se negó a venir conmigo, diciéndome que ella no quiere hacer tercio en la primera cita "Tontita Jessie, esto no es para nada una cita ¿Cómo se le ocurre? Es solo una pequeña reunión amistosa, con un chico amistoso y reír amistosamente" ¡Que ridiculeces estoy pensando! Si creyera que el guiño de ayer es una acción amistosa de su parte, les habría contado a Kenji o a Yamam sobre este amigable asunto. Mas todo ha transcurrido con la mayor informalidad, creo que me estoy preocupando por nada.

—Las amapolas y las azucenas están quedando hermosas, tu y tu abuelo hacen un trabajo estupendo, David—toda área verde de dentro del muro estaba tomando un aspecto glorioso, tan colorido y primaveral.

—Me alegra mucho que te guste el trabajo de mi abuelo—aparte de guapísimo, modesto.

—El diseño un jardín hermoso pero tu que hiciste todo el trabajo duro también tienes merito—todo el trabajo físico, fuerte, musculado, sudoroso y ardiente bajo el sol.

—Es lo menos que puedo hacer. Mi abuelo tendría que haberse retirado hace tiempo, también mi abuela—rodo los ojos alzando sus cejas. Lo comprenso, mis abuelos trabajaron toda sus vidas hasta morir. Nunca disfrutaron de la época dorada de la jubilación—Debo hacer todo lo que pueda para quitarle cargas de encima—oh, ternurita—Además, mientras más rápido me empape de todos los pormenores del negocio, más pronto podre hacerme cargo yo solo y mis abuelos podrán irse de crucero o lo que quieran—puede que tenga diecinueve, pero su manera de pensar es la de todo un hombre.

—David, eres de las personas más amables que he conocido—mi halago le arranco una encantadora sonrisa del rostro apenado que fijo los lindos ojos en la taza de café.

—Gra-gracias...—si no fuera mulato, juraría que hasta se ha sonrojado.

— ¿Por nada?—esto resulta un poquito extraño.

—Sabes, Dafne...—tamborileo con los dedos el costado de su taza—Desde el primer día que vi...— se rasco la nuca con ¿timidez?—pensé que eras una linda persona, tanto por fuera como por dentro. Mis abuelos están encantados con lo simpática que eres—¿a qué viene todo eso?—Siento mucha pena y vergüenza de algo que he de confesarte, resulta muy inadecuado de mi parte dada mi posición como empleado en tu casa—¿David pero que haces?—debes saber que esto es algo que yo no planeaba, simplemente paso—¡oh no, he salido con suficientes chicos para reconocer los signos de una declaración!—Pensé en quedarme callado, pero entendí que no era lo correcto. Tu mereces que ponga todas las cartas sobre la mesa, que sea sincero—aguanto la respiración—Es mejor que lo escuches de mi a que te enteres por otra persona— ¡no, no lo digas, yo no puedo corresponderte! Eres como un ángel sin alas y con aroma a tierra mojada pero mi corazón lo ha devorado mi intrincado amante japonés—Dafne...—mi cerebro se queda bloqueado. ¿Qué le voy a decir a este chico? ¡¿Qué le voy a decir a Yamam?! El corazón me palpita en las sienes— ¡Embarace a tu yegua!— mejor olvídame, nunca seré tu... ¡¡¿WTF?!!

—¡¡ ¿Qué?!!—mi grito de estupefacción asusta y alerta a los demás comensales del local.

—Dije que...—iba a repetir.

— ¡Oí lo que dijiste! Pero eso no es biológicamente posible—¿Qué va a parir mi yegua? ¡¿Un centauro?! Ya no se puede confiar en nadie, el más inocente es un zoofilico viola yeguas.

—Oh—se dio una palmada en la frente, poniendo los ojos en blanco—Peo que tontería he dicho. A lo que me refiero es a que tu yegua esta en cinta por mi culpa. Quien la preño es el semental ... ese de nombre francés—las palabras se prestan a tales malentendidos.

—Ahhh—vuelvo a respirar normalmente y le doy un sorbo al café.

—Lo siento mucho—poso la manos derecha sobre mi muñeca—Fue una estupidez y sacar a los caballos de sus corrales sin pedir permiso y más irresponsable aun no fijarme que la hembra estaba en celo. Puedes reñirme, me lo merezco—si debería regañarlo, mi bal Saray apenas tiene diecinueve meses de edad, es muy chica para tener a su cría.

—Pero... ¿estás seguro de que esta en cinta?—sacudió la cabeza a afirmativamente.

—Cien por ciento. El veterinario la examino el lunes—curvo las cejas hacia adentro, genuinamente avergonzado—He sido algo fuera de lugar que me inmiscuyera en el establo cuando para lo que estoy allá es para cuidar la flora. No lo he hecho con malas intenciones, es que lucían inquietos y pensé que trotar dentro de los límites de la mansión les vendría bien. Pero me descuide, los perdí de vista y cuando me di cuenta ya estaban a mitad de aquello—habla con tanta pena que parecía que alguien se he muerto.

—David, está bien, sé que solo querías ayudar—cuidado con los hermosos corceles que yo prácticamente he dejado huérfanos—Además: ¡Esta en cinta! No está herida o enferma. No ha pasado nada malo—alivie su culpa.

— ¡Ojala el señor presidente reaccione tan bien como tú! La verdad me da un poco de aprehensión informárselo. No solo necesito el trabajo realmente nos gusta trabajar en la mansión— ¡y a todos en la mansión nos fascina tan grata presencia!

—No te preocupes, yo le explicare lo ocurrido—Kenji es mucho más comprensivo de lo que parece.

—Me salvas la vida. No sabes cómo te lo agradezco—su sonrisa de alivio me deslumbra.

—No me tienes que agradecer—le doy otro sorbo a mi café, aliviada de que se tratara de una falsa alarma.

—Por supuesto que he de agradecerte. Y quiero que sepas que cuentas conmigo—que mirada más intensa y profunda me lanza—Para lo que sea. Tan solo llámame y allí estaré—no sé qué fue más incómodo. Si sus palabras, su tono devoto más que condescendiente, o el acecho de esos ojos grises, o que la mano que había posado sobre mi muñeca había permanecido tanto tiempo allí que hasta sudaba.

¡Qué día más productivo! Dos reuniones, una con los empleados, otra con los proveedores. ¡Un nuevo cliente de mi negocio licito! Todo está en orden en mi mundo, todo discurre adecuadamente y a mi favor.

En especial con Dafne, quien entre sus clases, la remodelación de la casa y el desarrollo del jardín, resplandece de ilusión y ánimos. Odio admitirlo pero Walter tenía toda la razón en cuanto a las necesidades de mi joven amante. Un propósito en el mundo exterior le ha aportado mucha alegría y yo disfruto saboreando al fruto de esa cosecha.

Además de que no ha manifestado signos de rencor o tristeza. Creo que podemos tachar el incidente de la venda como olvidado y pasar a asuntos más importantes, como probar al fin los juguetes nuevos que comprados antes del incidente ya han de estar enmohecidos.

Me encuentro sentado en la silla de mi despacho en la empresa, tomando un descanso de los informes para contemplar los camiones y a los descargadores. Tantos años de sangre, sudor armas y municiones para llegar a esto, solo pensando, maquinando la forma de tener más y mejores; clientes, proveedores, ventas, acuerdos, empleados, trabajos. Siempre fijando la vista en la próxima ambición, viendo siempre por números.

¿Qué quería hacer con tantas cosas? Ni siquiera se si no lo recuerdo o si es que nunca lo supe.

¡Qué más da! Quizás el único destino de la recolección de esta carrera de ratas fue poseer la suerte, dígase la combinación entre oportunidad y preparación, de hacerme con una ninfa.

Preciosa ninfula, que se acerca ingenuamente sigilosa, pensando que lograra sorprenderme. Dejo que piense que me tomara desprevenido hasta encontrarse a un paso de mi espalda:

— ¡¿Qué me cuentas?!—mi pregunta, tan sonora como repentina, le hace soltar un gritito.

— ¡Kenji!—mete sus manos por el gueco entre mis brazos y mi torso, rodeándome el abdomen con los brazos desnudos. Abrazándose a mi espalda— ¿Cómo has advertido mi presencia si he sido tan silenciosa como una gacela?—abrigo sus brazos con los míos.

—Lo que tengo en frente no es un espejo pero aun así puede reflejar—le hablo al reflejo de su cara ladeada asomándose por encima de mi hombro.

Cual si le hubiera contado un chiste aterriza en mi regazo eufórica, se abraza a mis hombros soplando con risitas entre mi cuello y mi oído antes de atacarme a besos la mejilla. A esta espontanea alegría me estaba refiriendo.

—¿Qué quieres almorzar?—últimamente me he dado cuenta de que suelo almorzar en la silla de mi escritorio, metido en alguno de mis despachos—¿A que restaurant te apetece ir?—y deseo cambiar eso.

—Al que fuera en tanto sea contigo—hum, muy bien dicho, respuesta correcta mi pequeña universitaria. Le succiono y mordisqueo los labios, hambriento, mas no de alimentos—Pero antes necesito que hablemos. Tengo una noticia que darte y dos favores por pedirte. ¿Cuál quieres primero?—hablo suavemente.

—La noticia... ¿Es buena o mala?

—Es una... buena noticia.

—Entonces dime primero que favores necesitas—si le hace falta algo es prioridad.

Empezó una larga, detallada y explicita exposición que mi cerebro práctico resumió en:

El padre del hijo de Miriam ha aparecido de casi siete años sin dar señales de vida, el desobligado está metido en la casa siendo mantenido por la remesa que envía ella como manutención, esto frustra y entristece a Miriam por una razón que no logre comprender del todo (si el padre del niño ya ha aparecido ya puede demandarlo por una pensión alimenticia , pero al parecer la mejor venganza que tiene una mujer para castigar a quien la dejo embarazada y no se hizo cargo de su responsabilidad es: no dejarlo que se ocupe del niño de ninguna forma, nunca. Aunque sea lo más conveniente, a lo que Dafne parece estar de acuerdo. ¡Jamás comprenderé a las mujeres!)

Debido a que él regreso, ella ya no ve el comprar una casa en ese lugar como un sueño a alcanzar, pues le vera la cara todos los días aunque no quiera. Por eso nuestra mucama quiere buscar una forma de traerse a su hijo al país.

— ¿Puedes hacer algo para ayudarla?—al fin algo puntual.

—Dafne, tan solo en lo que va de este año mi organización ha metido 1.3 toneladas en armas y municiones ilícitas al país, creo que puedo arreglar que un niñito venga a California— ¡hasta la duda ofende!

— ¿Y la ayudaras?—efervescente de emoción me sostuvo la mirada, petrificada, expectante. ¿Estará consciente del poder hipnótico de sus ojos suplicantes?

—Depende...

— ¿De qué depende?

—De que obtendría yo a cambio—no me hice millonario dejando de buscar un beneficio en todo.

— ¿Con que podría tentarlo, señor presidente?—toda tu eres devastadoramente tentadora.

—Abre las piernas...—sugerí en un quedo susurro. Los tersos muslos se separaron el uno del otro. En tanto la mano del brazo que le rodeaba la cintura hurgo entre los pliegues de la falda blanca, la otra paseo las yemas desde la rodilla por la fina piel de la entrepierna.

— ¡Dame la noticia, si es tan buen!—la inste, con ambas manos bajo las falda cobijadas al calor que a través de las bragas notaba.

—Bal Saray está comiendo por dos—su voz me soplaba en el oído.

— ¿Me recuerdas que quiere decir ese nombre?—tan solo quería que la sensación cálida y cosquilleante en mi oído continuara.

—"Palais dei miel"—el exquisito francés en su voz resulta afrodisiaco—Mi verga despierta por sus palabras—Ósea, palacio de miel —hundió los dedos en mi cabello.

— ¡Tú eres mi Bal Saray!— ¡Qué cursilada me ha sido de los labios!

Cursilada que a ella ha fascinado, me estrangula el cuello en un abrazo, retozando en risitas:

— ¡Tú eres mi Belle Creatura!—en ella la cursilería queda bien. Deteniendo a un lado la ropa interior para quitarla de en medio, le frote los labios ya húmedos y arremetí con los dedos índice y medo a la calidez suave y resbalosa de su cueva. La siento contraerse, apretar mis dedos, y mi verga siente envidia.

— ¿Qué otro favor querías pedirme?—apoyando la yema de mi pulgar sobre un hinchado clítoris, mis dedos van y vienen despacio. Su pelvis hace un movimiento minúsculo, casi imperceptible en respuesta al mío.

—Necesito que me devuelvas mi nombre—jadeo sonrojada.

—Pero si lo traes puesto, Dafne—empecé a gritar la mano dentro de ella, quería oírla gemir.

— ¡No, Kenji, hablo en serio!—ceñuda aparto mi mano de entre sus piernas— ¿Dónde están mis documentos?—sabía que día llegaría— ¿Los tienes tú? ¿Te los dieron en cuanto pagaste por mí en la subasta?

—El dia de la subasta no me han dado ni un recibo. No es una práctica legal el subastar personas, por lo que no ha de quedar ni un rastro.

—No te lo había comentado, pero mande a Sergio a la dirección donde yo residía antes del secuestro. Mi casera le dijo que yo me había regresado a mi país, pues no había ni rastro de mis cosas a la mañana siguiente. Los desgraciados que me cogieron en esa fiesta también debieron robarse todas mis cosas.

—Haz una lista de las cosas que te robaron, te ayudare a reponerlas—negó enérgicamente con la cabeza.

—Esa cosas no me importan, yo traía los títulos de propiedad de la casa de mi abuela paterna en Connecticut y la casa de mis abuelos en Toulouse—hablaba muy consternada—No sé qué habrán hecho con ellas o con mi acta de nacimiento o mi pasaporte—las habrán vendido y tus documentos los habrán destruido, no solo en físico, sino también de las bases de datos—No sé qué hacer, ¿crees que las podamos recuperar?—sinceramente... no, creo que no. Pero como decirle esto a tan dulce, tierna, hermosa y sensual criatura.

— ¿No tienes ningún familiar?

—Vivo no, lejano tal vez, pero no los conozco—trate de disimular que pensaba que ya estaba todo perdido.

—Seguramente algo se puede hacer...—la esperanza se materializo como un destello en sus pupilas—pero tomara tiempo. Déjamelo a mí—cual flor en primavera, de su cara broto lentamente una gran sonrisa. Y por toda respuesta, devolvió mi mano bajo su falda.

Le sonrió, contagiado de la inmensa ilusión que se desborda por cada poro de su cuerpo.

—La casa donde mi crie es pequeña y sin lujos, pero ansió llevarte algún día. Mi pasado y mi vida junto a ti parecen de mundos paralelos, quisiera reunirlos a ambos—oírla me lleno el pecho con una sensación que no sabría describir.

Si su infancia y adolescencia guardaban recuerdos felices en una coordenada rastreable de este planeta, merecía la pena intentar recuperarla, que no se pierdan en la inmensidad de una historia que a nadie le importa, que ni siquiera yo recuerdo del todo, como propio pasado.

—Pues entonces habrá que ir—rozando nuestros labios vuelvo a introducirle los dedos en una cavidad vibrante, palpitante, hizo que la presión sanguínea de la zona de mi bragueta aumentara.

Puedo olfatear el almizcle de su sexo, me invita a devorarlo. Mi mente me visualiza poniéndola sobre el escritorio y metiéndole la cabeza entre las piernas para dar rienda suelta a mi lengua, y mi cuerpo ya estaba por hacerlo realidad...

¡Bip! (El sonido del intercomunicador)

— ¿Señor presidente?—la voz de la señora Daisy nos hace saltar, como el haber recibido un toque de corriente eléctrica.

¡¿Sabrá mi asistente que en toda su larga vida no había sido tan inoportuna como ahora?!

—¿Si?—me giro hacia el escritorio con Dafne en el regazo.

—El señor cara de escro... digo el Bulgaro está en la línea. Solicita una conferencia holográfica.

¡Mierda! ¿Que quiere este ahora? Dafne se alborota con usted cual siervo en el prado.

—Sal a acompañar a la señora Daisy un momento—la empujo fuera de mi regazo y le indico la puerta.

—¡No!—se volvió a colocar sobre mis rodillas.

—¿Cómo que no? ¿Qué te estas creyendo?—a falta de condicionantes, su sumisión se va disolviendo.

—¿Qué quiere que le responda, Señor Presidente?—intento despachar a esta universitaria rebelde pero no se diga.

—¡Deme un momento, señora Daisy!—tomo con firmeza a Dafne de los hombros y ya caminamos hacia la puerta de mi despacho.

—¡Déjame quedarme, Kenji!—después de todo lo que ha pasado, ¿no le teme al Bulgaro? ¡Bueno, después de todo lo que le he hecho no me odia!

—Quiero preguntarle algunas cosas—se me escapo de las manos y se escabullo de vuelta hacia el otro lado del escritorio.

—¿Qué quieres preguntarle?—me estaba inquietando, el Bulgaro esta en la línea, impacientándose.

Dafne se disponía a hablar pero la interrumpi:

—¿Sabes qué? Tendrías que haberlo pensado antes. ¡Apuntalo y para la próxima!—se cruzó de brazos, ceñuda.

— ¡Kenji!—reclamo, caprichosa—Deja que me quede y me pondré en el punto ciego de la cámara para indicarte lo que quiero saber por señas.

— ¡Que es un holograma! No tiene punto ciego, es una grabación panorámica—la cogí de la mano, invitándola nuevamente a salir.

— ¿Y si me escondo debajo de tu escritorio?— ¡joder, que insistencia!

— ¡Largo de aquí!—sin enfado ni alegría le señalo la puerta con los ojos entrecerrados.

— ¡Por favor!—suplico, encantadora—Le daré mucho cariño a tu polla—sonrió hipnotizando con el verde de sus pupilas, aparentemente inocente, creo que es consciente de el poder que ostenta la forma de sus labios para curvarse y enmarcar esa hilera de dientes exquisitos en la boca apetecible.

Mi verga, que carece de fuerza de voluntad en casos como este, se infla deseoso de recibir atenciones. ¿Dónde se ha ido el hombre de posturas firmes que un día fui? ¿El amor de esta veinteañera lo ha asesinado?¡Qué más da, quiero su boquita en mi glande!

—Está bien—mi rendición la hizo celebrar con saltitos jubilosos— ¡Pero te quedaras muy callada!—sacudiendo la cabeza afirmativamente, mostrándome los dientes cual atolondrada se metió en el hueco de mi escritorio donde acomodo mis piernas.

Voy a posicionarme sobre mi silla y está frente a escritorio, también le hago el favor a ella de desabrocharme el cinturón.

— ¡Adelante, señora Daisy!—puedo sentir sus dedos pasearse por mi pantalón.

Un mini Bulgaro holográfico aparece sobre mi escritorio, tal y como lo recuerdo de la última vez, no se decir si es que las entradas en el pelo le han aumentado o si son sus cejas la que están más calvas.

— ¡Kenji!—exclamo con una amplia sonrisa— ¡A los años! Hace siglos que no te veo ¿Cómo has estado?—este hombre consigue que todo lo que pronuncia tenga un matiz de cordialidad de una forma que no logro comprender.

—He estado bien. ¿Cómo has estado tú? ¿El negocio va bien?—siento como las uñas deslizan una y otra vez por la tela de la entrepierna, ¿arañando? ¿escavando?

— ¡Oh, colega! El negocio va estupendamente. He incursionado en algunos proyectos algo vanguardistas y he de admitir que la respuesta de los demandantes ha sido mucho más favorable de lo que tenía previsto.

— ¡Ah, sí! ¿Y de que tratan esos proyectos vanguardistas? Si eres tan amable de exponérmelo—la verdad es que a mí también me apetece incursionar en nuevos proyectos.

—Desde luego...—tomo un sorbo de algún liquido transparente de una copa flauta y se enderezo un poco para empezar entusiasmado a exponer su idea—Veras... la idea llego a mi espontáneamente mientras hacía mis cosas. Ya sabes que Picasso decía que las musas existen más deben encontrarte trabajando; pues genios con genios nos entendemos. Pues estaba yo disciplinando a mis mascotas...—Dafne tiro de mi pantalón para llamar mi atención, en un rápido vistazo vi como graciosa jadeaba mostrándome la lengua y las manos encogidas en puños se posaban sobre mis rodillas... ¿Me estas prestando atención?—pretexto el Bulgaro.

—Si, por supuesto ¡Continua!— ¡qué manera más inusual de pedir polla, preciosa!

Pero aquí la tienes, toda tuya. Me saco el miembro por la bragueta y con la vista periférica noto que ella no la observa precisamente con anhelo.

—Pues estuve pensando en que muchos dueños, como tú mismo mi amigo y no es por ofender, adquieren a sus mascotas y no saben muy bien que hacer con ellas adquieren un producto de primera calidad(como todo lo que en mis subastas se oferta), y nunca llegan a tener una experiencia plenamente satisfactoria.

¡Y pobrecillos, no tienen la culpa de ello! No todos cuentan con el ingenio para sobrepasar las barreras impuestas por el prejuicio o bien no tienen tiempo. ¡Imaginate, con la cabeza llena de despreciables tabúes moralistas, sin el tiempo o la disposición antropológica para hacer las suficientes pruebas y ensayos como para llegar a profundizar en tan diversas artes—¿pero de que habla este hombre? ¿Por qué tiene que redundar tanto?—Es algo verdaderamente triste el estancarse, en cualquier proyecto o pasatiempo, lo que mantiene la chispa de la pasión es la continua evolución—con la seriedad con la que habla siento que pone, a los amos que ya no encuentran que mas hacerle a su esclava/esclavo, en el mismo peldaño de relevancia que el hambre o la guerra.

Dafne continua sin hacerle ningún caso a mi falo. Hecho una rápida ojeada bajo mi escritorio y veo como agarrado dos grandes mechones de su cabello en puñados a ambos lados de su cabeza, sus labios se mueven articulando algunas palabras en mute que no logro comprender e insiste con eso de jadear con la lengua afuera.

Discretamente me agarro la verga y la sacudo, tomándola por la nuca para acercar esa lengua jadeante a mi polla anhelante. ¡Asi es, ya esta, toda tuya! Su lengua empieza a arremolinarse en mi glande:

—Pues se me ocurrió una idea brillante...—con ambas manos levantando el dedo índice acentuó el dramatismo de la frase—Por qué no conformar una escuela, la escuela de libertinaje, donde mañana, tarde y noche se pueden dedicar al desarrollo de estas prácticas—ella para, sin razón aparente, acariciando con las yemas su rostro y masajeando sus lóbulos la incentive a continuar—Luego de la determinación inicial me surgió el primer obstáculo. Tendría que sentarme a desarrollar el programa de estudio para las clases. Eso requeriría de un tiempo y considerable esfuerzo pero entonces recordé que un genio adelantado a su época ya había desarrollado un guion de una manera exquisita, estructurada y muy completa. ¿Habrás oído hablar del ilustre Duque Donatien Alphonse Francois de Sade?—no tengo ni idea de quien pueda ser el aristócrata.

—Sí, he oído hablar de su obra— ¿será que pinta? ¿esculpe acaso?

La lengua que enérgicamente la golpeaba la punta seso el movimiento, al menos tengo la cálida humedad.

—Entonces sabrás que es el filósofo, mas magnifico de la historia. Nada de Sócrates o Platón, él fue el genio que comprendió en verdad los secretos de la naturaleza humana—pues el tipo está mal publicitado porque de Sócrates y Platón si he oído.

Dafne, indignaba por algo deja mi glande sin cobijo. ¿Qué sucede? ¡Si solo está hablando de filosofía!

—Basándome en su obra cumbre "Los ciento veinte días de Sodoma" planeo hacer una recreación...—la veinteañera que tengo bajo del escritorio abre ojos y boca desmesuradamente.

— ¿Qué le ocurre?—Kenji ¿Estas revisando los mensajes de tu teléfono? Por qué me parecería una descortesía de tu parte que lo estuvieras haciendo mientras te hablo—ligero es su tono de reproche.

—No, para nada—menos mal que pensó que era el teléfono—Tienes toda mi atención ¡Continua! Lo que me dices es muy interesante—esto contento al Bulgaro.

¡Dafne, ayúdame un poco! Entre este hombre feo que ni se bien de que me habla y tu dulce y sensual persona, es obvio donde prefiere estar mi vista. Cuando acabe con él me dirás todo lo que quieras. Le peino el pelo con los dedos para tranquilizarla.

—Si—Pues... como iba diciendo—se sonrió sobándose la barbilla con los dedos—Es un evento único. Aun no he hecho el primer encuentro pero ya tengo los cupos de los cuatro papeles principales vendidos. Me preguntaba si estarías interesado, te prometo que sera una micro comunidad muy organizada. Con las cuatro busconas, las cuatro dueñas, los ocho jodedores, los ocho muchachos y las ocho muchachas, casi completo el elenco. Faltarían las cuatro esposas...por motivos lógicos—pues que no estoy casado—Pero a quienes lo deseen les encontrare una buena suplente de su respectiva hija— ¡¿Qué?! ¿Y eso que tiene que ver con las esposas?—En resumen, allá lo tendríamos todo. No tendrías que llevar de nada si no quieres— ¿no va a insistir para que lleve a Dafne?—me interesa cumplir con el compromiso de un encuentro contigo que no involucre a Dafne.

—Sí, me interesa—todo perfecto o eso creía yo.

Los dientes de una salvaje y agresiva Dafne se ciernen cual trampa para oso justo en la mitad de la punta, de manera vertical, el dolor es como un ácido que me recorre desde la cabeza pasando por la base y toda la zona pélvica, hasta los huevos lo sienten.

—¡¡AHHHHHH!!

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Kamu Akan Menyukai Ini

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