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CAPÍTULO VEINTE
CONSEJOS DE LILY EVANS.
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LOS RAYOS DEL SOL BRILLABAN EN las piernas desnudas de la chica de Hufflepuff. Era el último día del año escolar, el clima cálido y templado indicaba la llegada de una nueva temporada. Los pies de la joven bruja tocaron el agua fría mientras reflexionaba frente al lago sobre las innumerables situaciones que había pasado este año.
Si en algún momento de su vida, alguien le hubiera dicho que se iba a enamorar de uno de los mejores amigos de su hermano, Ellie se habría echado a reír.
Más aún si especificaran que esa persona sería James Potter.
Su corazón atravesaba una cruel indecisión.
Tenía miedo de lo que sucedería se le contaba lo que realmente sentía, y en el momento en que escuchó a James contarle sobre el encuentro que había tenido con Lily Evans, el miedo estaba arraigado y el mundo pareció colapsar a su alrededor.
Fue por sentimientos de rechazo que la chica insistía en que el amor no era algo bueno en su vida. Después de todo, nunca había provocado buenas experiencias.
La primera experiencia amorosa que tuvo fue con el que merece un puñetazo.
El trauma había sido lo suficientemente fatal para que incluso tuviera miedo de decir el nombre del chico. Un año de incertidumbre, sin saber si realmente la amaban, perdonando acciones que nunca debieron haber sido perdonadas y alimentando sus más grandes inseguridades. Fue su peor etapa.
Más chicos pasaron por su vida amorosa, pero no hasta el punto de dejar impactos y sensaciones inolvidables como recordatorio. No con la misma intensidad que cierto chico que seguía despeinándose para impresionar a la chicas o haciendo líos en el castillo.
Ellie podía decir que superar su enamoramiento por James Potter no era una tarea fácil, y no estaba del todo segura si realmente quería hacerlo.
—¡Hola!—una voz femenina interrumpió los ensueños de la chica.
Su cabello revoloteó cuando se dio la vuelta y vio una figura de cabello intensamente rojo frente a sus ojos. Lily sonrió amablemente y señaló con su dedo índice hacia el lugar junto a la chica Hufflepuff.
—¿Puedo sentarme contigo?—preguntó.
—Claro.—Elle le devolvió la sonrisa.—Realmente necesito compañía.
Un pequeño silencio se apoderó de las dos chicas. Incluso podían escuchar el sonido del agua en el lago y la falta de conversación molestaba a los oídos de la prefecta de Gryffindor.
—¿Puedo hacerte una pregunta?—Lily se aventuró a preguntar, mordiéndose el labio inferior.
La rubia vaciló un poco.—Si.
—¿Tú eres la que estaba ayudando a James a invitarme a salir?—preguntó y Ellie asintió.
—Pido disculpas si te molestó.—ella se sonrojó.—Quiero decir, le di algunos consejos, pero James actúa por impulso y termina siendo un idiota la mayoría del tiempo.
—No te preocupes, tienes razón.—Lily contuvo una risa débil.—Pero no es por eso te hice la pregunta.
—¿No?—Ellie se sorprendió.
—No.—reafirmó la pelirroja.—Es solo que no puedo evitar notar que siempre están juntos. Creo que te gusta.
Las mejillas de Ellie se tornaron rojas. Esa afirmación la ponía más nerviosa que los exámenes finales de la escuela.
—No te avergüences.—Lily le sonrió de forma genuina en forma de apoyo.—Puedes decirme la verdad.
—Eso creo.—tragó.—Soy una persona terrible para lidiar con estas cosas. Debes mirarme y pensar lo estúpida que soy al enamorarme de alguien que me pidió un consejo para invitarte a salir.
—Te conozco lo suficiente como para saber que no eres una idiota.—Lily rodó los ojos.—No podemos controlar nuestros sentimientos, Ellie, es normal.
—¿Y qué piensas sobre eso?—Ellie preguntó, tímidamente.
—Creo que también le gustas.
Esas palabras mostraban verdad por parte de la joven Gryffindor. Sin embargo, la chica de cabello rubio solo pensó que Lily decía eso para ser amable. Esto era como recibir un puñetazo en su estómago.
—No.—Ellie apartó la mirada de la chica. Con una mano, tomó una piedra y la lanzó hacia el lago.—Él no gusta de mí.
—No seas tonta.—resopló Lily.—Aún no sé cómo no te has dado cuenta de eso.
—No actúa como si estuviera enamorado de mí.—la chica arrojó otra piedra al lago.—Y sabes como es James.
—¿Aburrido?—bromeó Lily, haciendo que Ellie riera brevemente.—¿Un poco insoportable cuando quiere serlo? Sé cómo es, pero deberías agradecer que no sea así contigo.
—Definitivamente, lo lanzaría a este lago si fuera sí.
—Yo cambiaría al lago por la torre de Astronomía. De ahí lo habría lanzado.—la pelirroja rió.—¿Por qué no hablas con él?
Sus ojos encontraron la expresión amable en el rostro de la chica Gryffindor. Pensó en una respuesta, pero no se le ocurrió nada. La ansiedad por una respuesta concreta inundó sus pensamientos y dejó escapar un suspiro de derrota.
—No lo sé.
—Deberías hablar con él.—continuó.—Puede que ese chico sea idiota, pero nunca juzgaría tus sentimientos si dijeras la verdad.
Una sonrisa genuina cruzó sus labios.
—Gracias por el consejo.
—De nada.—Lily puso una mano en el hombro de la chica.—Solo ayudo a una amiga.
Un poco más lejos del Lago Negro, Peter, Remus, Sirius y James estaban sentados debajo de un árbol.
El chico con gafas observaba la interacción; muchos estudiantes disfrutaban del día de verano, pero los ojos de James se dirigían instantáneamente hacia las dos figuras femeninas que hablaban frente al lago.
—¿Cómo te sientes viendo esta escena?—preguntó Sirius, con una sonrisa traviesa en su rostro.
James miró al chico de cabello largo con falso desdén.
—No siento nada.
—Mentiroso.—Sirius rodó los ojos.—Deberías volver a los orígenes e invitarla a salir contigo.
—Extraño al James que corría tras lo que quería.—comentó Peter, jugando con su corbata.
—Tengo una pregunta.—Remus dijo, mirando a las chicas en el lago.
—¿Quieres que te cubra para escapar?—bromeó Sirius, colocando su mano sobre el hombro de James.
—Depende de la pregunta y la respuesta.—comentó James.
—Responde con cuidado.—susurró Sirius.
—Cállate.—Remus golpeó ligeramente a Sirius en el brazo.—¿Aún sientes algo por Lily?
James sonrió débilmente.—No creo que sienta nada. Quiero decir, hace tiempo que no la invito a salir.
—Hace dos semanas.—dijo Sirius.—Un récord nunca alcanzado.
—Si no te callas, te haré callar.—Remus amenazó al chico.
—Depende de cómo lo hagas significa si sentiré miedo o no.—bromeó Sirius y una sonrisa apareció en sus labios cuando vio a Remus sonrojarse.
—Qué mal coqueteo.—una voz femenina rió detrás de los chicos. James rápidamente reconoció la voz y sonrió débilmente, Sirius notó la reacción de su mejor amigo y comenzó a reír salvajemente hasta que se encontró con la mirada desaprobatoria de James.
—Es mejor ser malo coqueteando que fingir no coquetear.—Sirius se encogió de hombros.
—¿Quién finge coquetear?—preguntaron Ellie y James al mismo tiempo.
—No creo que deba responder después de que ustedes mismos respondieron.
Las pálidas mejillas de la chica se sonrojaron. Ella rodó los ojos y se unió a sus amigos, sentándose en el césped del jardín y disfrutando del último día en el castillo junto a ellos, en el mismo lugar donde escuchó la propuesta de James a mediados de ese año.
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