Capítulo 15: "Venganza Doble y amigos muertos"
Apenas aguantó el viaje en las profundidades del océano hasta alejarse del Perla. De pequeña su madre le había enseñado a nadar y sabía aguantar la respiración por más de dos minutos, pero sus nervios la traicionaron y casi muere ahogada. El Holandés volvió a la superficie. Yemayá comenzó a toser mientras Davy Jones, Salazar y la tripulación reían. Barba Negra estaba completamente serio. No había dicho nada desde que Jack le dijo que la prisionera (de la que se reían) era su nieta. Un montón de ideas y teorías comenzaron a atormentar la cabeza de Edward Teach.
- ¿Qué tenemos aquí? ¿Otra sucia pirata? Creí haber sido claro al decirles que quería al pirata Jack Sparrow- preguntó una voz que Yemayá no reconoció.
- Lo que traemos es mucho mejor, señor Beckett, créame hahaha, hará de su venganza mucho más placentera.- dijo Davy Jones.
- A penas puede mantenerse de pie la niña inútil- dijo Salazar.
- ¡Traigan a esa mocosa aquí, quiero que se presente!- exclamó el señor Beckett. ¿Quién eres?
Yemayá apenas podía mantenerse de pie, estaba mareada por haber contenido tanto tiempo la respiración. Salazar la sostenía con fuerza y eso la ponía aún más nerviosa, pero no tenía miedo.
- Contesta, mocosa. No tenemos todo el día.- insistió Beckett.
- Yemayá. Yemayá Teach. – respondió débil.
- ¿Teach? ¿Acaso...? – iba a preguntar el señor Beckett pero Davy Jones se apresuró a contestar.
- Como lo imagina, señor. Es la nieta de Edward. –respondió.
- Oh, ya veo.- dijo Beckett- pues bien, bienvenida al Holandés Errante. Veo que ya tuviste el placer de conocer al auténtico Capitán y a sus otros... fantasmas. Pero temo que no me he presentado, mi nombre es Cutler Beckett segundo, seguramente has oído de mi padre Lord Cutler Beckett.
- Jamás he oído de él.- respondió Yemayá.
- Mi padre era el gobernador de la East India Trading Company, pero fue asesinado por unos sucios piratas, como tú. Entre ellos estaba ese asqueroso de Jack Sparrow que se hace llamar Capitán, y el propósito de mi venganza por cierto.- dijo Cutler segundo.- Ahora... Jones, ¿Me quiere explicar de qué nos servirá esta niña?
- Seguramente ha oído hablar de los Turner.- comenzó a explicar Jones, mientras a Yemayá se le erizaba la piel al oír ese apellido.
- Así es, desgraciadamente los recuerdo. Los Turner. William, ese otro pirata que participó en la derrota y muerte de mi padre, ¿Pero qué tiene que ver con la mocosa? –preguntó nuevamente Beckett.
- La mocosa pirata está enamorada del jovencito Samuel Turner, el nieto de William, señor.- explicó Jones.- Pensaba que, si el jovencito está tan enamorado, podríamos usar a la mocosa como carnada. La tripulación del Perla vendría a buscarla y no solo nos vengaremos de Sparrow, sino también de los Turner. Cobraremos su deuda con el mocoso.
- Excelente idea, Capitán Jones. Yo no lo habría pensado mejor. Ahora bien... Lleven a esta mocosa a las prisiones de abajo. La quiero fuera de mi vista. POR AHORA. – dijo Beckett.
Esa última frase, "Por ahora" había sido muy marcada por Cutler Beckett Segundo. A pesar de que Yemayá sea una sucia pirata como cualquier otro para él, no impidió que llamara su atención. Le gustaba que se viera tan fiera al intentar escapar de los brazos de Salazar, como el viento se paseaba por sus rizos marrones, su mirada enfadada... Recordaba el nombre Samuel Turner. –Ese mocoso...- pensaba Beckett. No le gustaba competir por una dama con nadie, y menos lo haría con un idiota como Samuel Turner, pero luego pensó de que podría tomar una ventaja de eso si Yemayá estaba enamorada de Samuel.
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Los tres estaban cansados pero finalmente llegaron al Puerto de Southampton. Días y noches se la pasaron navegando en una pequeña chalupa con muy poca agua y comida. Carina era la que estaba más débil. No había comido mucho, se la pasaba la mayor parte de los días tratando de dormir para evitar pensar en el hambre. Henry y Barbossa siempre intentaban calmarla, pero a veces era inútil. Lloraba, gritaba o no emitía una palabra.
Al llegar, desembarcaron las pocas cosas que tenían y se registraron en el puerto.
Años antes se había corrido el hecho de que el Capitán Héctor Barbossa había muerto. La mayoría de las personas en Londres sabían de eso. Llegar a Southampton no ha sido fácil, llevaban a un fantasma consigo.
-Necesito sus nombres, por favor. – dijo un encargado del puerto.
- Mi nombre es Henry Turner, mi madre es Elizabeth Swan y mi padre es William Turner, seguramente haya oído de ellos, tengo una propiedad pequeña aquí a mi nombre. Ella es mi esposa Carina Smyth Turner, y él es...- no pudo terminar de hablar ya que el encargado lo interrumpió.
- ¿Carina Smyth? ¿La hija de Margaret Smyth?- preguntó.
- Así es, señor. Es lo único que ahora recuerdo de ella.- respondió Carina.
- Oh muchacha, lo lamento mucho. Ella era una gran mujer, pero dadas las circunstancias en las que se encontraba, tuvo que tomar esa difícil decisión de la que hasta el día de su muerte se arrepintió.- dijo el encargado.
- No sé de qué decisión es la que me habla, señor, pero mi madre me abandonó, y a propósito ¿Quién es usted que sabe tanto de ella?- preguntó Carina.
- Lamento no haberme presentado, mi nombre es Johnson, Charles Johnson. Era un buen amigo de tu madre, a ella le hubiera complacido que supieras que ella no te abandonó porque haya querido, señorita. –dijo Charles
- ¿Y cuál cree usted que haya sido la razón?- preguntó Carina.
- Por favor, señorita, aquí no. Déjenme escoltarlos hasta la propiedad que su esposo me ha dicho, si me permiten pasar allí le contaré.- dijo Charles.
- Está bien.- dijo Carina- pero solo si mi esposo está de acuerdo con eso.
- Puede ir, señor. Es más que bienvenido.- le dijo Henry.
- Muchas gracias, señor Turner.- agradeció el señor Johnson.- Pero antes, necesito el nombre del tercer tripulante que ha llegado con ustedes.
Carina, Henry y Barbossa estaban nerviosos, no sabían si el señor Johnson sabía de la muerte de Barbossa o si lo conocía. Héctor estaba cubierto con una capa negra con una capucha que cubría su rostro. Henry y Carina se negaban a darle un nombre al señor Johnson, pero éste seguía insistiendo, ya que era su trabajo.
Años atrás el señor Charles Johnson había sido un pirata condenado a la horca, pero fue perdonado por el Rey Jorge II gracias a Barbossa. Ambos eran grandes amigos, y cuando Barbossa trabajaba como oficial del rey, al oír la condena de Johnson, le propuso al rey "una tortura peor" la llamaba Barbossa, no morir a cambio de años de servicio sirviendo a los puertos de Londres. Barbossa conocía muy bien a Johnson, sabía que detestaba trabajar y esto se lo comunicó al rey, pero al fin y al cabo era mejor que la muerte.
Pero todo esto Henry y Carina no lo sabían.
-Señor, necesito el nombre. Comprenda que es mi trabajo y es mi obligación anotar a todas las personas que entran y salen del Puerto de Southampton. –volvió a insistir Johnson, pero se negaron a responder. Charles dejó la hoja y la pluma a un lado del pequeño escritorio que se encontraba delante de la entrada del puerto y se acercó al misterioso hombre. Con miedo y temblando, acercó sus arrugadas manos a la capucha que cubría el rostro del hombre.
- Tiempo sin verte, mi buen amigo.- le dijo Barbossa.
El señor Charles Johnson estaba petrificado, estaba viendo a un fantasma. Pero antes de que él pudiera decir una palabra, este se desmayó y cayó sobre su propio trasero.
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Holiiis. Llegué con un nuevo capítulo. Perdón por haber dejado pasar tanto tiempo pero tengo un montón de trabajo que hacer y a veces no tengo tiempo para escribir. También estoy probando en poner imágenes a la historia para que no sea solo texto, ¿Qué les parece?
Ya estamos por llegar a las 3k lecturas. ¡Muchas gracias por todo el apoyo que esta historia está recibiendo! Espero que les esté gustando.